Filosofía en español 
Filosofía en español

Pedro Fedoséiev · Dialéctica de la época contemporánea · traducción de Augusto Vidal Roget

Parte tercera. Problemas filosóficos del conocimiento científico

Sobre la concepción materialista de la psicología


Nuevas condiciones, nuevas tareas

Es un problema de suma actualidad y que requiere discusión el de las relaciones entre la fisiología de la actividad nerviosa superior, la psicología y la cibernética. Este problema merece atención especial. A nuestro parecer, si no llegamos a comprendernos como es debido en las cuestiones que se encuentran en la zona de contacto de las diversas ciencias, nos amenazará un gran peligro. La cibernética no cancela la doctrina de Pávlov, corno tampoco sustituye la biología o la economía política. Por consiguiente es un craso error contraponer la cibernética a la economía política, a la fisiología pavloviana o a la psicología. Nosotros estimamos la cibernética, pero consideramos que no tienen razón quienes ven en ella una concepción general del mundo. Nuestra concepción del mundo es una: el materialismo dialéctico, y uno es el método científico acertado: la dialéctica materialista.

Cuando se habla de nuevos caminos y de nuevos métodos en fisiología, y, en particular, de la aplicación de la cibernética, hemos de comprender con toda claridad que la penetración de la cibernética en la psicología, en la fisiología y también en otras esferas del saber es un fenómeno perfectamente normal. Ahora bien, para aplicar la cibernética se requiere el correspondiente progreso dé las propias ciencias, de la fisiología y de la psicología. Por lo que a ellas respecta, la cibernética aparece como uno de los métodos concretos que existen para el estudio de los fenómenos fisiológicos y psíquicos, pero de ningún modo como un método universal, que lo abarca todo. Es necesario, por supuesto, dominar la nueva técnica, los nuevos métodos, que conducen a [430] nuevos descubrimientos, mas no hay que creer, con esto, en exclusivismos. El mejor remedio contra este mal radica en el trabajo conjunto de matemáticos, físicos, fisiólogos y psicólogos; la colaboración permite evitar errores que se cometen cuando se examinan unilateralmente los fenómenos objeto de estudio.

Al referirnos a las cuestiones filosóficas de la fisiología de la actividad nerviosa superior y de la psicología, no podemos pasar por alto el estado actual de dichas ciencias. Las características de la presente etapa de la historia de la fisiología son: un ulterior desarrollo y una mayor profundización de las representaciones fisiológicas generales de partida, la aparición de nuevos métodos experimentales, el uso, en las investigaciones fisiológicas, de computadores electrónicos, y la elaboración matemática de los datos obtenidos. Resultan de gran utilidad las investigaciones electro-fisiológicas (N. N. Livánov, V. S. Risunov, P. G. Kostiuk y otros).

La fisiología de la actividad nerviosa superior ha abierto grandes perspectivas a la ciencia y a su aplicación práctica, pero aún son pocas las que se han realizado. No puede satisfacernos el estado actual del trabajo en lo que atañe a la fisiología de la actividad nerviosa superior. Entre nosotros se investigan aún débilmente los problemas de la fisiología de la actividad nerviosa superior del hombre, y las investigaciones que se realizan se aplican insuficientemente en medicina, casi no se utilizan en absoluto para resolver los problemas de la formación, de la educación física y de la higiene de la actividad mental del hombre. Es indispensable poner a contribución todos los esfuerzos para que el progreso de la fisiología de la actividad nerviosa superior satisfaga las necesidades de la práctica, sea de gran provecho para el hombre, y muy útil a la sociedad y al pueblo.

En cuanto a la psicología, se están investigando activamente las cuestiones relativas a la naturaleza histórico-social de la conciencia y la psicología de los procesos cognoscitivos (B. G. Anániev, G. S. Kostiuk, A. A. Smirnov, E. N. Sokolov y otros). Posee un indudable valor práctico el estudio de la psicología de las diferencias individuales (y. S. Merlin, B. M. Tieplov y otros). Se abren grandes posibilidades ante ramas de la psicología nuevas para nosotros: la "Engineering Psychology" y la psicología social.

Mas tampoco podemos estar satisfechos del estado de la ciencia psicológica. Conocemos muchas causas de su anterior retraso, pero hemos de decir qué es lo que no nos satisface ahora de ella. En primer lugar, vemos que los psicólogos se ocupan poco de estudiar problemas relacionados con la enseñanza de niños y adultos, con la educación comunista, con la formación estética, con la educación según el espíritu del código moral del comunismo. Evidentemente dedican poca atención al problema de la organización científica del trabajo, a la investigación de los caminos que han de llevar a la conjunción del trabajo físico y el trabajo [431] intelectual. En este sentido, es poco lo que los psicólogos proporcionan todavía de valor práctico.

Por lo visto están en lo cierto quienes estiman que el estudio de los procesos psíquicos aislados, pese a su indudable importancia, no puede constituir el objeto único de la psicología. De ella se esperan representaciones íntegras y sintéticas acerca de la conciencia del hombre, acerca de las posibilidades mentales y físicas del ser humano, acerca del desarrollo de las facultades de los individuos, su voluntad, sus sentimientos y su pensar.

Mucho le falta para alcanzar el nivel debido a la elaboración actual de los problemas filosóficos de la fisiología de la actividad nerviosa superior y de la psicología. Verdad es que, durante los últimos años, han visto la luz trabajos de S. L. Rubinstein{5}, A. N. Leontiev{6} y E. V. Shórojova{7} en los que se plantean varios importantes problemas filosóficos de la psicología. Mas lo que se ha hecho es a todas luces insuficiente. Salta a la vista que en torno a cuestiones teóricas tan importantes como la relación entre lo psíquico y lo fisiológico, entre la psicología y la fisiología, se dan no ya puntos de vistas discutibles, sino, además, posiciones totalmente distintas. Este hecho no embellece, por no decir otra cosa, la elaboración de los problemas filosóficos de la fisiología de la actividad nerviosa superior y de la psicología. De ahí que una de las tareas que los filósofos han de cumplir en un plazo inmediato es la de analizar, junto acon fisiólogos y psicólogos, las divergencias que existen en torno a esos importantes problemas, enjuiciar científicamente los puntos de vista expuestos y señalar el camino a seguir para que tales problemas se resuelvan.

Aunque fisiólogos, psicólogos y filósofos ya han hecho mucho, es todavía más lo que han de realizar. Se nos plantean tareas de gran responsabilidad, e importa sobremanera que todos nos demos cuenta de su complejidad y no nos durmamos en los laureles. Para que no surja entre nosotros un sentimiento complacencia infundada que constituya un obstáculo en nuestra labor, es necesario utilizar ampliamente la poderosa arma de la crítica y de la autocrítica.

En nuestras discusiones no hay que poner sambenitos ni exacerbar sentimientos de recíprocas ofensas, sino que debemos trabajar conjuntamente y en armonía en torno a las tareas actuales de la ciencia partiendo de principios comunes. HUelga decir que nuestras palabras no se han de interpretar en el sentido de que exhortamos a establecer acuerdos y llegar a conciliaciones en detrimento de las posiciones de principio. Lo que subrayamos [432] es la necesidad de renunciar a ataques y a acusaciones innecesarias e infundadas. Ella constituye una condición esencial del trabajo científico constructivo.

En las discusiones, con frecuencia se plantea si el pensamiento es o no material. Unos responden a la pregunta afirmativamente, otros impugnan este criterio, pero no saben mostrar con suficiente claridad la unidad de la conciencia y de sus fundamentos materiales. Porque no puede darse pensamiento alguno sin un proceso material.

Entre nosotros, tanto en la esfera de las ciencias sociales como en la de las ciencias de la naturaleza cada vez se aplican con mayor amplitud, desde hace anos años, las indicaciones de Lenin acerca del aspecto gnoseológico y el aspecto científico-natural que se han de distinguir en la manera de orientar el análisis de los hechos relativos al ser y a la conciencia. Es indiscutible que la distinción de esos dos aspectos en la resolución de muchos problemas concretos proporciona excelentes resultados. Pero no todo el mundo entiende de la misma manera lo que es la orientación gnoseológica. Existen sobre este particular varias imprecisiones y una confusión terminológica que es preciso eliminar. En particular se dice a veces que es preciso establecer una distinción entre orientación gnoseológica y orientación ontológica. Semejante distingo es fruto de un equívoco. En la filosofía premarxista, hubo un tiempo en que la gnoseología y la ontología se separaban y se contraponían una a la otra como doctrina del conocimiento y doctrina del ser. Pero el marxismo-leninismo toma en una unidad esos momentos partiendo de la solución materialista dada al problema cardinal de la filosofía. Como es notorio, el materialismo afirma que la naturaleza, la materia, es lo primero respecto a la conciencia; sostiene que ésta es cognoscible y que el hombre entra en conocimiento de ella. De este modo se supera la orientación ontológica como orientación filosófica especial.

La conciencia está determinada por el ser. La naturaleza precede a la conciencia y se refleja en ella. Esta es la posición de la gnoseología materialista. Ahora bien, no es posible aplicar mecánicamente ese punto de vista gnoseológico al estudio de los fenómenos psíquicos. En gnoseología en cierto modo separamos y contraponemos lo material y lo ideal proclamando que lo material es lo primario, y lo ideal, la conciencia, lo secundario. Este planteamiento gnoseológico del problema es muy importante, constituye el fundamento del materialismo. Mas cuando pasamos al estudio de los fenómenos concretos, salta a la vista la relatividad de tal contraposición, pues en la vida auténtica resulta que lo material y lo ideal son inseparables, existen formando una unidad.

Explicaré lo que significa semejante interpretación aplicada a los fenómenos sociales. La familia, por ejemplo, ¿es un fenómeno [433] material o espiritual? O bien, digamos, la nación, ¿es algo material o espiritual. Y también: la clase, ¿es material o espiritual? A estas preguntas hay que responder de la manera siguiente: la familia tiene su base económica, pero al mismo tiempo implica lazos espirituales, con la particularidad de que el aspecto económico es el determinante. La nación se apoya en una base material, pero no puede existir sin una parte espiritual, sin cultura, sin idioma. La clase se basa en las relaciones económicas, ante todo en las relaciones con los medios de producción. Pero existe la conciencia de clase. Y la verdad es que nadie se pregunta si la conciencia de clase es de carácter material. Nosotros consideramos que la conciencia se halla determinada por el ser material.

El mismo criterio es aplicable al examen del trabajo del cerebro. Lo psíquica es inseparable de los procesos nerviosos que tienen lugar en el cerebro, de cuya actividad depende. En esta cuestión, mantenemos con absoluta firmeza las posiciones del materialismo, lo cual no es óbice para que reconozcamos el gran papel de lo psíquico en la actividad del hombre, así como el papel de la conciencia en la vida social.

A menudo se plantea asimismo la siguiente cuestión: ¿tendrán, gnoseología los animales? Por gnoseología entendemos la teoría del conocimiento, y todos sabemos, evidentemente, que no existe ninguna gnoseología hormiguesca o perruna. Al negar la gnoseología animal, no por ello negamos, desde luego, el hecho bien conocido de que los animales también adquieren, a su modo, un conocimiento del mundo que les rodea.

En relación con ese particular, se plantea el problema de si se incluye en la gnoseología el análisis de la psique. Por raro que parezca, la manera de entender tal problema no es unívoca, aunque no cabe la menor duda de que la gnoseología comprende el análisis de la psique, pues de otro modo el materialismo quedaría limitado en la esfera de su vigencia.

En ese plano conviene recurrir una vez más al examen de la correlación entre la fisiología y la psicología. La cuestión está en que la teoría de Pávlov surgió como doctrina compleja acerca de la actividad nerviosa superior, y abarcaba la fisiología y la psicología. Ello no excluye, sin embargo, la delimitación de las dos ciencias, pues un mismo objeto puede ser común a varias ciencias. La naturaleza orgánica es objeto de estudio de todo un complejo de ciencias. El hombre lo es, asimismo, de ciencias diversas: de la anatomía, de la fisiología y de la psicología. Pero cada ciencia tiene su propio tema, pues cada ciencia estudia tal o cual objeto en determinadas conexiones y relaciones, sujetas a ley.

No es posible estar de acuerdo con la idea de que la psicología carece de objeto propio de investigación y estudia el mismo objeto que la fisiología de la actividad nerviosa superior. No puede haber ciencia sin objeto de estudio. La psicología, al igual [434] que todas las ciencias, posee el suyo. Se comprende perfectamente que la formulación que se dé a la definición del objeto de la psicología sea algo esencial. Sin embargo, importa subrayar que para nosotros la definición no es un juego lógico. Para nosotros, el objeto está unido a las tareas, y cuando decimos que la psicología posee su objeto, con ello queremos poner de relieve sus grandes tareas y las grandes obligaciones de los psicólogos. Hemos de reconocer la legitimidad de la psicología como ciencia que posee su objeto y sus métodos propios. Actualmente, en el período de la edificación de la sociedad. comunista, la psicología está llamada a cumplir tareas de suma trascendencia en una esfera de excepcional importancia, en la educación. En este sentido, la psicología dista mucho aún de satisfacer las necesidades de nuestra vida. Para que pueda hacerlo, ha de impulsar la elaboración de la teoría psicológica marxista, y, partiendo de ella, ha de establecer las leyes a que obedecen la formación y el desarrollo armónico de la personalidad humana en consonancia con las exigencias de nuestro tiempo, ha de establecer las leyes de la educación intelectual y moral, las que conciernen al desarrollo de las aptitudes del individuo y a la elevación de la productividad del trabajo.

En relación con este particular, se ha de dedicar singular atención a los grandes problemas que se plantean cuando se analizan los lazos de la psicología con las ciencias sociales, en particular los problemas relativos a la conciencia individual y a la conciencia social, a las tareas y al contenido de la psicología social.

Al examinar el estado en que se halla hoy la doctrina relativa a la actividad nerviosa superior y los correspondientes problemas sujetos a discusión, es esencial que se siga ampliando el estudio objetivo de la actividad nerviosa superior de los animales así Como el de los complicados procesos neuropsíquicos del hombre.

El trabajo constructivo en torno a esa serie de problemas facilitará una mayor aproximación entre los filósofos, los filólogos y los psicólogos, y servirá, asimismo, para unificar la obra creadora de fisiólogos y psicólogos para la investigación conjunta del magno problema de la ciencia: el de la conciencia del hombre.

De este modo, los científicos, fisiólogos, psicólogos y filósofos contribuirán a resolver el problema más importante de la amplia edificación comunista: el de la formación del nuevo hombre –el hombre de la sociedad comunista– el de elevar su actividad para crear la base material y técnica del comunismo y las correspondientes relaciones sociales.

——

{5} S. L. Rubinstein, “El Ser y la Conciencia”, Moscú, 1957 (Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1960).

{6} A. N. Leontiev, "El desarrollo de la psique y sus problemas", Moscú, 1959.

{7} E. V. Shórojova, "El problema de la conciencia en la filosofía y en las ciencias naturales", Moscú, 1961.