Filosofía en español 
Filosofía en español

Pedro Fedoséiev · Dialéctica de la época contemporánea · traducción de Augusto Vidal Roget

Parte tercera. Problemas filosóficos del conocimiento científico

Historia y sociología


Historia y sociología{1}

Nuestros historiadores han obtenido importantes e indiscutibles éxitos. Muchos de sus trabajos constituyen una valiosa aportación a la ciencia universal. Valiéndose del análisis concreto de los fenómenos sociales, los historiadores soviéticos han demostrado la profunda verdad y la pujanza de la concepción marxista-leninista del proceso histórico. Mediante investigaciones consagradas a la historia universal, a los destinos de muchos pueblos de Europa, Asia, África y América Latina, han demostrado que el desarrollo progresivo de la sociedad es un fenómeno sujeto a ley, que la formación económico-social capitalista quedará inevitablemente sustituida por la socialista, y que actualmente a toda una serie de países que se han liberado del yugo colonial, se les abre la posibilidad de seguir una vía no capitalista de desarrollo. Y por más que los ideólogos burgueses hayan atacado esos trabajos, por más que los hayan combatido los revisionistas y los dogmáticos, nuestras conquistas en muchos campos de la ciencia histórica son indiscutibles, y en la elaboración de algunos de sus problemas más importantes, la prioridad de los científicos soviéticos es incontestable.

Nuestros historiadores han hecho objeto de sus trabajas el análisis profundo de los procesos que acompañan el paso de una formación económico-social a otra. La descomposición del régimen de comunidad primitiva y la formación de la sociedad clasista han sido investigadas, utilizando una cantidad inmensa de datos, por los especialistas soviéticos en historia de la Antigüedad (V. V. Struve, A. I. Tiúmenev, S. A. Zhebeliov y otras), por los arqueólogos y etnógrafos (A. I. Iakubovski, S. P. Tolstov, B. A. Ribakov, A. V. Artsikovski, S. V. Kiseliov y otros). A los historiadores de la U.R.S.S. les pertenecen indiscutibles méritos en el estudio de la génesis del feudalismo ruso, de las leyes internas concernientes a la formación y al desarrollo del modo feudal de producción (B. D. Grékov, S. V. Iushkov, M. J. Tijomírov, S. B. Vaselovski y otros). Son de gran importancia los trabajos que aclaran la formación del régimen capitalista en Rusia y la crisis de las relaciones feudales (N. M. Druzhinin, A. M. Pankrátova, P. I. Liaschenko, S. V. Bajrushin y otros). Problemas análogos se han investigado en trabajos dedicados a la historia de muchos otros pueblos del País Soviético, y gracias a ello se ha comprendido con mayor profundidad el proceso histórico habida en el territorio de nuestra patria (recordaremos los trabajos de I. A. Orbeli, L A. Dzhavajishvili, V. I. Picheta, P. P. Smirnov, I. A. Manadián y otros). Se ha estudiado con [436] éxito la historia de los movimientos revolucionarios en diferentes etapas de desarrollo y en distintos períodos (E. M. Iaroslavski, A. M. Pankrátova, M. V. Niechkina y otros).

Conocida es la aportación de los historiadores soviéticos al estudio del proceso histórico del mundo (N. M, Lukin, F. A. Rotshtein, E. V. Tarle, E. A. Kosminski, N. S. Derzhavin, I. M. Maiski y otros). Trabajos de científicos soviéticos analizan diversos aspectos de la grandiosa época histórica cuyo contenido es la transición del capitalismo al comunismo. Son trabajos dedicados a la historia del imperialismo, a la historia de la Gran Revolución Socialista de Octubre y al proceso revolucionario mundial, a la historia del movimiento de liberación nacional de nuestra época (E. M. Zhúkov, V. M. Jvostov, I. I. Mints y otros).

También han dedicado serios estudios, los historiadores soviéticos, a períodos más lejanos de la lucha revolucionaria de las masas trabajadoras –empezando con los movimientos campesinos de los tiempos de la Reforma–, a la Gran Revolución francesa, &c. (M. M. Smirin, B. F. Porshniov, N. M. Lukin, F. V. Potiomkin, V. M. Dalin, S. B. Kan y otros).

En la historiografía soviética ocupan un lugar especial los estudios, que se desarrollaron en los años que siguieron a la Revolución de Octubre, sobre la historia de las doctrinas socialistas enfocada desde un punto de vista marxista-leninista. Sirvieron de punto de partida de esa rama de los conocimientos históricos, los famosos trabajos de V. P. Volguin.

Nuestra tarea consiste, ahora, en ir más lejos y con más audacia por el camino que Marx, Engels y Lenin trazaron a la ciencia histórica. Para ello es necesario liquidar hasta el fin las consecuencias del culto a la personalidad en la esfera de las ciencias sociales, incluida la ciencia histórica. Una de las secuelas más penosas del culto a la personalidad fue la pérdida de prestigio de dichas ciencias. La verdad es que las personas dedicadas al estudio de las ciencias sociales se encontraron entonces en tal situación que resultaba extraordinariamente difícil llevar a cabo una labor creadora. De ahí que se difundiera no poco la idea de que los científicos soviéticos que cultivaban las disciplinas indicadas repetían unas citas o exponían el sentido de ellas y comentaban .sin cesar las indicaciones contenidas en las declaraciones de una sola persona, siempre la misma. En los trabajos de los sociólogos se dejaban sentir el espíritu dogmático, ajeno al marxismo-leninismo, y el método libresco. A la ciencia histórica le causaron mucho daño el subjetivismo y el oportunismo que de él emana.

Criticar el culto a la personalidad y el subjetivismo no significa, evidentemente, negar los logros de la historiografía soviética en aquellos años. Tales logros saltan a la vista en la labor de investigación, en la obra docente de las escuelas superiores y en la preparación de historiadores. Mas la cuestión no se ha [437] de reducir a repetir los lugares comunes sobre los éxitos de los historiadores soviéticos cerrando los ojos ante los obstáculos y las impropiedades a que daban origen el culto a la personalidad y el subjetivismo en nuestra historiografía.

Actualmente, luchar con las consecuencias del culto a la personalidad y el subjetivismo supone ante todo restablecer por completo la verdad objetiva, investigar los problemas capitales del proceso histórico con espíritu creador, leninista, y dedicar la atención principal a los problemas históricos que figuran en el centro de la lucha ideológica. Hay una tarea urgente, inaplazable: aproximar todo el trabajo de investigación a la vida, y elaborar profundamente los problemas metodológicos de la ciencia histórica. Ello exige coordinar los esfuerzos que se aplican en todas las ciencias sociales y celebrar discusiones científicas con espíritu creador.

Desarrollar la ciencia histórica no sólo significa descubrir nuevas fuentes y nuevos hechos, sino, además, perfeccionar las concepciones históricas, elaborar nuevas tesis teóricas en concordancia con la verdad objetiva. En lo que concierne al descubrimiento, reunión y sistematización de nuevos datos, el trabajo que se lleva a cabo es inmenso. Los hallazgos de nuestros historiadores han enriquecido en gran medida la ciencia universal. La propia vida, sobre todo desde el último decenio, proporciona tantos hechos nuevos que el historiador dispone de insólitas posibilidades de elección de materiales y fuentes. Ahora bien, cabe preguntarse: ¿no nos quedamos atrasados en lo que respecta al análisis y a la generalización de esa abundancia de fuentes, hechos, documentos y nuevos acontecimientos?

Podemos afirmar sin vacilación alguna que a las cuestiones metodológicas de la historia, al igual que a la metodología de las otras ciencias sociales, no se les ha dedicado, hasta hoy, suficiente atención. Verdad es que han salido a la luz importantes y serios trabajos de generalización, con un valor metodológico de principio. Citaremos, entre otros, la Historia Universal, la Historia de la Gran Guerra Patria de la Unión Soviética, la Historia de la Guerra Civil de la U.R.S.S., la Historia del P.C.U.S. y la Historia de la Filosofía. Pese a que algunas de dichas obras experimentaron, en mayor o menor medida, la influencia del subjetivismo, en conjunto constituyen un gran valor no sólo por los documentos y hechos históricos que en ella se utilizan, sino, además, por la aplicación de la metodología marxista-leninista, por la interpretación materialista de los fenómenos y de los acontecimientos históricos. Sin embargo, en el plano de la investigación, las cuestiones metodológicas de la historia todavía no se han trabajado bastante.

Desde hace algún tiempo se observa un sensible aumento de la atención que se dedica a estas cuestiones. Entre las investigaciones situadas en el primer plano figuran la dedicada a la [438] etapa leninista de la teoría social marxista, y otra consagrada a los problemas complejos de la marcha actual del mundo. El cumplimiento de semejantes tareas presupone ahondar y ampliar el trabajo en la esfera de los problemas metodológicos de la historia.

Lenin explicaba que los problemas actuales de la vida se han de examinar desde un punto de vista histórico. "En cuanto a las ciencias sociales, lo más seguro y necesario para adquirir realmente el hábito de examinar con acierto sus cuestiones y no perderse en la masa de detalles o en la enorme diversidad de opiniones en lucha, lo más importante para aproximarse a tales cuestiones con un criterio científico, es no olvidar la conexión histórica fundamental, examinarlas teniendo presente de qué modo surgió un determinado fenómeno de la historia, qué etapas esenciales ha recorrido ese fenómeno en su desarrollo, y ver, desde el punto de vista de tal desarrollo, en qué se ha convertido ahora la cosa dada"{2}.

La orientación histórica en la manera de comprender los fenómenos sociales constituye una exigencia necesaria del método marxista. Hay que intensificar la atención por los problemas metodológicos de la historia. Así lo requiere la crítica, que ha de alcanzar muchas mayores proporciones, de la ideología burguesa en relación con la lucha contra las tergiversaciones dogmáticas y revisionistas de la ciencia histórica.

Durante la discusión consagrada al estado de la metodología de la historia y a las tareas que se han de cumplir para la elaboración ulterior de sus problemas actuales, se plantearon muchas cuestiones importantes, a saber: el factor geográfico y el desarrollo de la historia; la interacción histórica; la dialéctica y la comprensión del proceso histórico; el espíritu de partido en la ciencia histórica; el método histórico, su concepción y tareas; qué se entiende por época, etapa, periodo, fase, &c.; modificación histórica de los conceptos, por ejemplo del concepto de "cultura"; crítica del subjetivismo aplicado a la historia; la verdad histórica y la objetividad; carácter de la crítica científica y procedimientos de lucha contra la ideología enemiga; papel de las ideas en la historia; el problema de lo típico; métodos para el estudio de la época actual; lo sociológico y lo histórico; aplicación de los métodos matemáticos en la investigación histórica; sistema y clasificación de las ciencias sociales; historia del comunismo científico; aplicación de la teoría materialista dialéctica del conocimiento a la ciencia histórica, en particular al problema de causalidad, de la casualidad y de la necesidad, de la posibilidad y de la realidad; cómo apreciar la correlación entre las fuerzas progresivas y las fuerzas reaccionarias de la historia; la historia contemporánea; particularidades de las leyes históricas; interconexión de la historia [439] de diversos países y pueblos en el proceso histórico universal; relación entre los procesos económicos y los ideológicos; formas típicas e individualización; la historiografía, en particular la del marxismo, y la lucha en este terreno; la obra de algunos historiadores eminentes y reconocimiento del legítimo lugar que les corresponde en la ciencia; éxitos e insuficiencias en la explicación de la historia de los pueblos de la U.R.S.S.; aplicación de todas las partes componentes del marxismo a la investigación histórica, es decir, aplicación de los principios de la economía política y del comunismo científico junto con la filosofía; leyes generales y leyes específicas de la historia; papel de la historia de las ideas sociales.

Esta enumeración de las cuestiones examinadas demuestra, asimismo, que muchos problemas cardinales de la metodología de la historia –como, por otra parte, de las otras ciencias sociales– aún no han sido elaborados entre nosotros o, dicho con benevolencia, se han elaborado débilmente.

Un hecho determina que se intensifique la atención dedicada a las cuestiones relativas a la metodología de las ciencias sociales, y es el de que ésas son cuestiones fundamentales del desarrollo de la ciencia y de la lucha ideológica. Ahora los problemas metodológicos e ideológicos de las ciencias sociales adquieren especial relieve no sólo en la lucha contra las concepciones abiertamente burguesas, sino, además, contra toda clase de tergiversaciones del marxismo, tanto de "derecha" como de "izquierda". Y ésa no es obra de un día. Las cuestiones metodológicas de la ciencia desempeñan un papel clave en el desenvolvimiento de la ciencia.

Como es obvio, el hecho de que se preste mayor atención a los problemas metodológicos no ha de debilitar la que se presta a las investigaciones concretas de cuanto la vida nos ofrece, No puede haber historia ni generalización científicas sin estudio de los acontecimientos históricos. La concepción materialista, como indicaron reiteradamente los fundadores del marxismo-leninismo, es una guía para el estudio y no un medio para construir concepciones históricas abstractas.

Es perfectamente normal que en el curso de la discusión se formule la siguiente pregunta: ¿qué es la metodología de la historia? ¿Es el materialismo histórico o bien es otra ciencia especial, que se distingue tanto. del materialismo histórico como de la ciencia histórica? El planteamiento de este problema ya revela, por sí mismo, que ro tedas las cuestiones metodológicas se han resuelto entre nosotros, y que debemos discutirlas y elaborarlas de manera más activa y concreta. A nuestro modo de ver, la metodología de la historia es la aplicación del materialismo histórico y el marxismo-leninismo en su conjunto, a la ciencia histórica, a las investigaciones históricas.

¿Existe una metodología de la historia aparte de la propia ciencia histórica? Nosotros consideramos que la metodología de [440] la historia es, precisamente, la ciencia histórica misma. ¡Qué ciencia histórica puede haber sin metodología!

¿Sustituye la metodología de la historia al materialismo histórico? De ningún modo. El materialismo histórico es la metodología general de todas las ciencias sociales, incluida la ciencia histórica soviética. Esto no significa, sin embargo, que en la propia ciencia histórica no haya metodología ni problemas, metodológicos. Si no los hubiera, nuestra ciencia histórica no sería marxista.

Establezcamos una comparación con las ciencias naturales. Los filósofos, junto con los naturalistas, elaboran los problemas filosóficos de la física, de la biología, de la química y de otras ciencias. ¿Pero acaso decimos que existe una ciencia especial que trate del materialismo dialéctico en física, en química y en biología? No, desde luego. La labor conjunta de filósofos y naturalistas significa que se aplica el materialismo dialéctico en la física, en la química y en la biología. Esto no sustituye el materialismo dialéctico ni aquella parte suya a la que Engels denominó –y se llama en general en las publicaciones clásicas del marxismo-leninismo– dialéctica de la naturaleza, dialéctica de la ciencia natural. También existe la dialéctica de la historia, que el materialismo histórico descubre. Mas esta dialéctica de la historia constituye un método científico, es la concepción que la ciencia histórica tiene del mundo. Por esto, la aplicación del materialismo histórico a la esfera de la historia, la aplicación de la dialéctica marxista, es, precisamente, la metodología de la ciencia histórica. Esta propia ciencia ha de elaborar los problemas metodológicos, y, de este modo, enriquecerse a sí misma.

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{1} En colaboración con el académico I. P. Frántsov. Para la edición presente, el trabajo se ha completado teniendo en cuenta la discusión celebrada en torno a las cuestiones metodológicas de la historia.

{2} V. I. Lenin, “Obras”, t. XXXIX, p. 67.