Zeferino González (1831-1894) |
Historia de la Filosofía Segundo periodo de la filosofía griega |
Dejando a un lado al fundador de la escuela peripatética, principal discípulo de Platón, los sucesores de éste en la Academia antigua, y antes que de ella nacieran la Academia media y la nueva, de las que hablaremos más adelante, fueron los siguientes:
a) Speusipo, sobrino y sucesor inmediato de Platón, que regentó la Academia desde el año 347 antes de Jesucristo, hasta el de 339, que fue el de su muerte.
Según Sexto Empírico, admitía como criterio de verdad, además de la razón para las cosas inteligibles, los sentidos para las cosas sensibles, en lo cual se apartaba algún tanto y moderaba la doctrina de su maestro. Empero el carácter principal de la doctrina de Speusipo es la dirección pitagórica que comunicó a la Filosofía de su maestro, introduciendo en ella, o al menos desarrollando la idea pitagórica de la emanación, y haciendo frecuentes aplicaciones de la teoría de los números a la Filosofía platónica. A juzgar por algunos pasajes de Aristóteles, Speusipo desfigura la doctrina de su maestro en otro punto de mayor importancia, opinando que la bondad y la perfección son atributos propios de las cosas producidas, más bien que [266] de Dios o del principio supremo del mundo {86}, afirmación que se halla en armonía con la teoría que le atribuyen el mismo Arsitóteles y otros autores, según la cual, el origen y producción de las cosas se verifica ab imperfecto ad perfectum, y no viceversa, como enseñaba su maestro Platón.
Es difícil , por otra parte, conocer a punto fijo las opiniones especiales de Speusipo, careciendo, como carecemos, de sus obras, a pesar de que fueron muy numerosas {87}, y no habiendo llegado hasta nosotros más que algunas anécdotas relativas a su vida.
b) Xenocrates fue el sucesor de Speusipo en la Academia, pues viéndose éste atacado de perlesía, envió a llamar a Xenocrates para encargarle la dirección de la escuela. Había sido éste condiscípulo de Speusipo y acompañó a Platón en sus viajes a Sicilia. Fue natural de Calcedonia, y hombre de austeras costumbres y de rostro grave, hasta el punto que los ociosos y alborotadores de Atenas callaban y le abrían paso cuando venía a la ciudad; pero era de ingenio algo tardo. Por esta causa Platón, refiriéndose a Xenocrates y a Aristóteles, solía decir: El uno necesita de aceite y el otro [267] de freno. Murió de edad avanzada, año 314 antes de Jesucristo {88}, habiendo enseñado en la Academia por espacio de veinticinco años.
Lo que principalmente caracteriza su doctrina, es la predilección por las fórmulas matemáticas, pudiendo decirse que su Filosofía representa un paso más en este camino iniciado por Speusipo. Xenocrates obliga a la Filosofía platónica a descender de su altura, para encerrarla y comprimirla en estrechas fórmulas matemáticas, sin exceptuar la misma divinidad. Así es que le vemos hablar de un dios macho y de un dios hembra, el primero de los cuales representa y es significado por la unidad, y el segundo por la dualidad. El dios masculino, que es el dios verdadero o superior, Júpiter, la razón, es el número impar: el dios femenino, dios inferior, es la madre de los demás dioses, y el alma que vivifica y anima todas las cosas. Descúbrese en estas ideas la influencia preponderante de la doctrina pitagórica, y descúbrense también los gérmenes de las emanaciones, pleromas, genios y eones de la gnosis y de la escuela de Alejandría, que aparecieron siglos después.
c) Después de Xenocrates, regentaron la Academia Polemón, natural de Atenas, y Crates, originario de Triasio. Según Diógenes Laercio, Polemón solía decir que conviene ejercitarse en las obras y no en especulaciones dialécticas. Estos dos filósofos vivieron [268] juntos en la misma casa y fueron colocados en el mismo sepulcro. Contemporáneo de estos dos académicos fue Crantor, natural de Soli, el cual falleció antes que ellos, pero tuvo por discípulo a Arcesilas, fundador de la Academia media, de que hablaremos después.
Aunque son muy pocos los historiadores de Filosofía que hacen mención de ellos, deben enumerarse entre los discípulos de Platón, Hermodoro y Heráclidas, natural éste de Heráclea, en el Ponto; así como también Eudoxo, natural de Gnido, y Filipo, de Opuncio, los cuales se distinguieron mucho en matemáticas y astronomía.
{86} «Dicimus itaque Deum, sempiternum optimunque vivens esse.... Quicumque vero, ut Pythagorici et Speussippus, putant, optimum et pulcherrimum non esse in principio, eo quod plantarum quoque ac animalium principia causae quidem sunt; bonum vero et perfectum in his esse quae ex his sunt, non recte putant.» Metaphys., lib. XII, cap. III.
{87} «Dejó muchos comentarios, escribe Diógenes Laercio, y muchos diálogos, entre los cuales se halla uno titulado Aristipo Cireneo; otro De las riquezas; otro Del deleite; otro De la Justicia; otro De la Filosofía; otro De la amistad; otro De los Dioses; otro El Filósofo; otro A Cefalio; otro Clinomaco o Lisias; otro El Político o Ciudadano; otro Del Alma.» De vitis, dogmat., et apot., &c., lib. IV.
{88} Diógenes Laercio refiere que Xenocrates fue vendido por los atenienses por no poder pagar un impuesto o tributo, y que fue rescatado por Demetrio Falereo. Añade después que «murió de noche, habiendo tropezado con un barreño, a los ochenta y ocho años de edad».
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Historia de la Filosofía (2ª ed.) 1886, tomo 1, páginas 265-268 |