Antes de bajar al sepulcro, Alberto Magno vio eclipsada su fama y su gloria por la fama y la gloria de uno de sus discípulos, cuyo saber y cuyo nombre fue el primero en reconocer, profetizar y defender. Lejos de envidiar ni amenguar la gloria de su discípulo, Alberto Magno se constituye en apologista y defensor de su nombre y de su doctrina, porque moraba en su corazón la caridad cristiana quae non aemulatur, como dice el Apóstol. Llamábase este discípulo
Tomás de Aquino, que nació en el castillo de Roca-Seca de Italia, por los años 1225-27, de la ilustre familia de los condes de Aquino, emparentada con las casas reinantes de Alemania, Francia, Aragón y Sicilia. Después de recibir su primera educación religiosa y literaria en el monasterio de Monte Casino y en la universidad de Nápoles, determinó abrazar la vida religiosa en la Orden de Santo Domingo, propósito que llevó a cabo después de vencer graves dificultades y peligrosas tentaciones.
Formado al lado y bajo la enseñanza de Alberto Magno, a quien acompañó en sus viajes y permanencia en Colonia y París, no tardó en adquirir tal reputación, que muy joven aún enseñó públicamente Filosofía y Teología en la entonces tan célebre y concurrida universidad de París, recibiendo a la vez el grado de doctor o maestro. Su reputación creció de día en día al compás de su saber, del cual nos dejó además evidente [226] testimonio en sus obras, tan admirables por su mérito como por su número, pues apenas se concibe que haya podido escribir tantos y tantos volúmenes, si se tiene en cuenta que Santo Tomás de Aquino sólo vivió cuarenta y ocho o cuarenta y nueve años. Sorprendióle la muerte en el monasterio de Fosa-Nova, en 1274, cuando se dirigía al Concilio general de Lyon,{1} convocado y presidido por Gregorio X.
Las obras filosóficas de Santo Tomás son muy numerosas y de índole muy diversa, no ya sólo porque algunas son exclusivamente filosóficas, mientras que otras son a la vez teológicas, sino porque algunas representan el pensamiento propio y como original de su autor, al paso que en otras representa el papel de comentador más bien que el de pensador original, habiendo también algunas que participan a la vez de todas estas condiciones.{2} De aquí procede la [227] dificultad de conocer a fondo y de una manera completa la Filosofía de Santo Tomás, y de aquí la inexactitud con que generalmente se la encuentra expuesta en las historias de la Filosofía.
Para el que haya estudiado con alguna detención las obras de Santo Tomás, la dificultad no está en exponer su Filosofía, sino en reducirla y compendiarla. He aquí el resumen de la misma, procediendo per summa capita, para no exceder los límites que nos hemos prefijado y que no es lícito traspasar en un compendio.
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{1} Un ilustre biógrafo y elocuente apologista de Santo Tomás, gloria a la vez del catolicismo y de la tribuna española, después de reseñar la muerte de Santo Tomas, añade: «Así murió el «íngel de las Escuelas,» el «gran Buey mudo de Sicilia,» el «Doctor Angélico,» el «íguila de la filosofía,» el «Sol de la Iglesia...»
«Ante la nueva de la muerte de Santo Tomás, divulgada a lo lejos por los hombres y por los ángeles, «el mundo se consternó de tal modo, dicen los historiadores, como si en pleno mediodía se perdiese de pronto el sol en los espacios.» El Papa, los Reyes, las í“rdenes religiosas, el pueblo, las universidades, todos rivalizaron en dar muestras de su dolor.» Santo Tomás de Aquino, por D. Alejandro Pidal y Mon, cap. I, paginas 66-67.
{2} Las principales, y nada más que las principales obras de Santo Tomas que contienen su Filosofía y se hallan más directamente relacionadas con esta ciencia, haciendo caso omiso de sus escritos puramente dogmáticos, exegéticos y místicos, son las siguientes: Summa Theologica. –Summa contra Gentiles. –Commentaria in quatuor libros sententiarum. –Quaestiones Disputatae. –Commentaria in librum Perihermenias. –De sensu et sensato. –Commentaria in libros De Anima. –De memoria et reminiscentia. –Commentaria in tredecim libros Metaphysicorum. –De Ente et Essentia. –Commentaria in librum De divinis nominibus. –Commentaria sea Expositio in librum Boetii De hebdomadibus. –Expositio et quaestiones in librum Sev. Boetii De Trinitate. –De differentia Verbi divini et humani. –De Natura verbi intellectus. –De unitate intellectus contra Averroistas. –Commentaria in decem libros Ethicorum. –De substantiis separatis sive de Angelorum natura. –De aeternitate mundi. –De Fato. –De principio individuationis.
Téngase en cuenta que se omiten aquí varios tratados relativos a la lógica, los que dicen relación a las ciencias físicas, como Commentario in octo libros Physicorum. –De Coelo et Mundo. –De Generatione et corruptione. –De mixtione elementorum, etc. etc., y los que tratan de ciencias político-sociales, entre las cuales merecen especial mención sus Comentarios sobre la política de Aristóteles y el tratado De Regimine Principum.