Filosofía en español 
Filosofía en español

cubierta del libro

Enrique Matorras
Ex Secretario del C. C. de la Juventud Comunista

El comunismo en España

Madrid 1935

contracubierta

Exclusiva de venta: Ediciones “FAX”
Plaza de Santo Domingo 14 · Apartado 8001 · Madrid
Precio: 3,50 pesetas

página 1

El comunismo en España
(Desde 1931 hasta 1934)

página 3 = portada

Enrique Matorras
(Ex Secretario del C. C. de la Juventud Comunista)

El comunismo en España
Sus orientaciones · Su organización · Sus procedimientos

Madrid 1935

página 4

Es propiedad · Printed in Spain · 1935
Imprenta Aldecoa · Burgos · 12825

página 5

A los obreros. A mis hermanos los trabajadores. A todos los desposeídos. A los que sufren las injusticias de la sociedad. A los que, queriendo redimir la Humanidad, militan en los equivocados campos del socialismo y comunismo. En especial, a los esforzados que luchan en la sindicación obrera católica, os dedica esta obra vuestro compañero y amigo,
Enrique Matorras

 

Índice del libro de Enrique Matorras, El comunismo en España (1935)

Capítulo I. Antecedentes necesarios: 1. Forma de la organización. 2. Comité Central, Comités regionales, Comité de radio, Células. 3. Células de barrio y células de empresa. 4. Control de la Internacional. 5. Táctica sindical, Comité Nacional de Reconstrucción, Grupos de oposición sindical revolucionaria, Fracciones comunistas. 6. Juventudes. 7. Organización antimilitarista. 8. Aparato ilegal, 7

Capítulo II. De enero a abril 1931: 1. Constitución del Bloque Obrero y Campesino. 2. Posición y fuerza del partido frente al movimiento republicano. 3. Actividad durante los días 14 a 18 de abril. 4. Mundo Obrero, semanario, 23

Capítulo III. Mayo a setiembre: 1. Jornada del primero de mayo. 2. Agitación entre los indígenas de Marruecos. 3. Días 10 y 11 de mayo: repercusión en provincias. 4. Sucesos de Pasajes. 5. Juventud Roja. 6. Campaña electoral para las Constituyentes y sus resultados. 7. Actividad comunista en el Ateneo. 8. Organización del Socorro Obrero español. 9. Reorganización del Socorro Rojo Internacional. 10. Huelga revolucionaria de Sevilla. Repercusión en Madrid. 11. Primero de agosto. 12. Sucesos de la calle de la Somera, en Bilbao. 13. Intentos de sedición en el Regimiento n.° 31 de Madrid, 31

Capítulo IV. De setiembre a fin de año: 1. Día internacional de la Juventud. 2. Elecciones parciales para diputados a Cortes. 3. Campaña antirreligiosa del Ateneo. 4. Pro Frente único. 5. Mundo Obrero, diario. 6. Agitación entre los ferroviarios. 7. Sobre la unificación con el Bloque Obrero y Campesino. 8. Éxito económico de Mundo Obrero. 9. Editorial Europa-América, 59

Capítulo V. Período de agitación: 1. Tragedias en el campo, 1932. 2. Campaña contra la Guardia civil. 3. Alcalá de Henares. Bilbao. 4. Movimiento de Figols y huelga del 25 y 26 de enero. 5. Deportaciones. 6. Carta de la Internacional Comunista al partido español. 7. Plenos de los Comités Centrales del partido y Juventudes. 8. La Correspondencia Internacional y Bolchevismo. 9. IV Congreso Nacional del partido. 10. Una detención. 11. Huelga de la alimentación en Madrid, 75

Capítulo VI. De mayo a la expulsión del grupo: 1. Días 1 y 2 de mayo. 2. Táctica anarquista. 3. Cosas internas. 4. Conferencia de unidad sindical. 5. Villa de Don Fadrique. 6. El Estatuto. 7. Primero de agosto de 1932. 8. Movimiento militar, 107

Capítulo VII. La expulsión del grupo: 1. Antecedentes. 2. Reunión del XII Congreso del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. 3. Tramitación y resoluciones. 4. La expulsión. 5. Retención forzosa. 6. Repercusión en las Juventudes. 7. Procedimientos de dictadura, 121

Capítulo VIII. Nuevas orientaciones: 1. La imprenta. 2. Frente Rojo y Mundo Obrero. 3. Delegación obrera de la U. R. S. S. 4. Campaña contra el paro. 5. Constitución de la Liga Atea. 6. Partido Comunista catalán, 145

Capítulo IX. Enero a junio 1933: 1. Movimiento de la C. N. T. 2. Unión de Escritores Proletarios Revolucionarios. 3. Teatro Proletario. 4. La Izquierda Revolucionaria y Antiimperialista y el Partido Social Revolucionario ingresan en bloque. 5. Frente Antifascista. 6. Primero de mayo. 7. Cuestiones interiores. 8. Periodo de agitación. Fiesta del Corazón de Jesús, &c. 9. Amigos de la Unión Soviética, 151

Capítulo X. Julio a fin de año: 1. Jornadas antifascistas. 2. Federación Cultural Deportivo Obrera. 3. Primero de agosto. 4. El Comunismo y Sevilla. 5. Muerte de Casanellas. 6. Elecciones para diputados. 7. Movimiento de la C. N. T. 8. La Navidad del preso, 161

Capítulo XI. Conclusión: 1. Fuerza actual. 2. Posibilidades. 3. El verdadero peligro. 4. Orientación a seguir, 173

Apéndice. Octubre de 1934, 179

[ Índice, 185-187. ]

Capítulo primero
Antecedentes necesarios

1. Forma de organización

He creído necesario antes de entrar en el fondo de la actuación del partido Comunista en estos últimos años, dar una descripción exacta de la organización del mismo y de sus métodos, pues es preciso desvanecer muchos equívocos y aclarar de una vez cuanto se refiere a esta cuestión.

Siempre que hablemos de la actuación del comunismo, hemos de tener presente que juega con dos barajas. Tiene una “doble organización”, se adapta a todos los medios, aprovecha todas las ocasiones. Una vez sentado esto, nos explicaremos muchas cosas que a simple vista parecen inexplicables. Al lado de cada Comité legal, existe otro clandestino, que es el que lleva la verdadera dirección, siendo aquél tan sólo una pantalla para la policía. Al lado de cada director legal de un periódico existe el “otro”, el verdadero, quedando reducido el papel del primero a ser encarcelado cuando los artículos publicados así lo exigen. Esta táctica tiene como fin reservar siempre a los elementos dirigentes de la organización, ya que, con estos métodos, aunque son ellos quienes verdaderamente dirigen, nunca les alcanza la responsabilidad, que cae de lleno sobre los testaferros.

Así se han dado casos tan pintorescos, como el de tener que responder de publicaciones o manifiestos, individuos que son analfabetos o poco menos, porque, naturalmente, utilizan para estos menesteres a los militantes que no sirven para otra cosa. Hasta hace poco ha estado en la cárcel de Madrid un tal Casiano Martínez, que figuraba como director de Mundo Obrero cuando éste era semanario, siendo así que todos los artículos denunciados fueron escritos y publicados por José Bullejos, el verdadero director.

Por lo demás, en el interior del partido el individuo no cuenta para nada; se reduce a un simple elemento más, que, por causa de la férrea disciplina, está obligado a realizar cuanto le ordenen, sin oponer el menor inconveniente, aunque para ello tenga que sacrificar sus más caros afectos. Cuando un nuevo militante ingresa en una célula, puede decirse que se ha convertido en un eslabón de la cadena, la cual le arrastrará incluso contra su voluntad, no quedándole otro camino, si quiere liberarse, que el de hacerla saltar en pedazos.

2. Comité Central, Comités Regionales, Comité de Radio, Células

El Comité Central es la dirección nacional del partido. No tiene número limitado de componentes. Su elección se realiza en los Congresos o Conferencias nacionales. Forman parte del Comité Central, a más de los delegados que la Internacional Comunista y la Internacional Sindical Roja tienen en España, que se encargan de su dirección política, todos los representantes de los Comités regionales, el secretario general de las Juventudes, los militantes del partido que formen parte de los Comités Nacionales del Socorro Rojo, Socorro Obrero, organización sindical, el jefe de la minoría comunista del Parlamento, el secretario político del Comité de radio de la localidad donde resida el Comité Comunista y aquellos afiliados que, por su capacidad, aunque no representen a ninguna organización auxiliar ni de base, sean elegidos para ello por el Congreso o Conferencia Nacional.

Del seno de este amplio Comité Central, se nombra un “Bureau Político” compuesto por once miembros, que son los encargados de llevar la dirección de todas las acciones del partido siempre que no esté reunido el pleno del Comité Central, y en nombre de éste, ante el cual tiene que rendir cuentas de su gestión. Este “Bureau Político” celebra reuniones cada mes aproximadamente y el pleno del C. C. se reúne cada seis meses.

A su vez, este “Bureau Político” nombra de su seno el Secretariado, o Comité Ejecutivo, compuesto de cinco cargos, que son: secretario político, de organización, sindical, agrario o campesino, y antimilitarista. Este Secretariado está en contacto permanente y siempre lo forman aquellos militantes más probados y con mayor conciencia de su responsabilidad. Su nombramiento tiene que ser refrendado por el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, el que en todo momento puede reemplazarlos por otros según su iniciativa, sin que quepa apelación alguna. Dicho Secretariado mantiene la correspondencia con Moscú, recibe las consignaciones, tiene a su cargo la organización del aparato ilegal, de que luego hablaremos, y constantemente recibe orientaciones de la delegación de la Internacional residente en el país, la cual avala y dirige todos sus actos.

Comités Regionales.– Dichos Comités están encargados, como su nombre lo dice, de dirigir el movimiento comunista en una región determinada. Lo forman todos los representantes de los Comités de radio enclavados en su región y elige también “Bureau Político” y su Secretariado en la misma forma que el Comité Central. Está representado en éste por su secretario político, por medio del cual recibe todas las órdenes y orientaciones del Comité superior. Por su parte, dirige la acción de los Comités de radio por medio del representante de los mismos en su seno.

Además de tener la obligación de secundar todas las campañas nacionales organizadas por el Comité Central, puede autónomamente tomar resoluciones y organizar acciones en todo aquello que afecte a los problemas de su región.

Para la mejor movilización y dirección de los militantes, el partido divide a España, a los efectos de organización, en 25 regiones: Madrid, capital; Castilla la Nueva; Castilla la Vieja; Aragón; Zaragoza, capital; Islas Baleares; Guipúzcoa; Navarra; Vizcaya; Bilbao, capital; Asturias; León; Galicia; Extremadura; Andalucía occidental; Sevilla, capital; Andalucía central; Andalucía oriental; Murcia y Albacete; Levante; Valencia, capital; Islas Canarias y Marruecos.

A simple vista puede apreciarse que su sistema de organización y la anterior división de España, permite una rápida movilización y los efectos de la actividad comunista llegan intensamente hasta los últimos rincones de nuestra patria.

Comités de radio.– Están encargados de la dirección de la actividad en una localidad determinada, como un pueblo, una ciudad pequeña, o en un sector más o menos grande de una gran ciudad. Forman este Comité, representantes de todas las células situadas en su demarcación, y es elegido por la asamblea total de militantes, o por la reunión de varios representantes de las distintas células, cuando aquélla no puede celebrarse. Elige también su “Bureau” y Secretariado. Se halla representado en el Comité regional correspondiente por su secretario político y dirige las células por medio de delegados que controlan sus reuniones. Todos los Comités levantan acta de los acuerdos recaídos en la reunión, y una copia de la misma es enviada al Comité superior, el cual se encarga de controlar la realización de los mismos.

Los Comités de radio editan un Boletín interior, en el cual dan órdenes concretas a las células sobre su cometido, y consignan los resultados obtenidos en las diferentes acciones, detallando las células que los han conseguido mayores, a fin de estimular la emulación entre ellas. Así, por ejemplo, cuando se trata de una campaña de reclutamiento de nuevos adherentes, en el Boletín del radio se lleva una estadística en la que se detallan los apartados por cada célula. En este Boletín también se dan normas para la actuación de las células de empresa.

Células.– La célula es la organización vital del partido. Compuesta por un grupo de militantes, que casi nunca excede de diez, es la escuela donde se forjan los afiliados, el instrumento de aplicación de la política del partido. Se reúne semanalmente, y en estas reuniones se reciben las órdenes de los Comités superiores y toman acuerdos para llevarlas a cabo. Dichas órdenes nunca pueden discutirse hasta que han sido ejecutadas. Para la dirección de la célula y su contacto con el Comité de radio correspondiente, ésta elige un Comité, compuesto de tres miembros. El secretario político de este Comité es el que acude a formar parte del de radio.

La célula controla toda la actividad de sus componentes en las demás organizaciones a que pertenezcan y les da instrucciones concretas para la propaganda en las mismas y la captación de nuevos militantes. Semanalmente también se reúnen para discutir los puntos del programa comunista y estudiar la teoría del materialismo histórico. Una de las actividades a que la célula dedica especial atención, es la de “destruir los prejuicios religiosos” que puedan conservar aún sus miembros, no permitiéndose en este punto la menor desviación ni preeminencia por una u otra religión, llevando la lucha en este extremo hasta los últimos reductos de la formación religiosa.

Otro aspecto que las células tratan siempre de mantener en los militantes es la educación sexual comunista. En esta materia se cometen las mayores enormidades, yendo derechamente y por todos los medios a la destrucción del pudor en la joven y fomentando en las reuniones de célula la actuación contra él.

Ocupaciones propias de la célula, a más de las expuestas, son, sobre todo, los medios de propaganda; pasquines, letreros pintados, hojas volantes, propaganda entre los soldados, etc. En resumen, la labor de la célula consiste en la aplicación en la calle, en el taller, en la casa y entre las amistades de los militantes, del principio de que todo comunista ha de saber hacer siempre propaganda de su idea en cualquier situación en que se halle.

3. Células de barrio y Células de empresa

En la organización de las células se siguen dos métodos: células de barrio y células de empresa. Las primeras están organizadas a base de los domicilios y se forman con los militantes que, viviendo cercanos, pueden reunirse fácilmente. Les está encomendada la propaganda y el reclutamiento en su respectiva barriada.

Las segundas, que son más importantes y por tanto más peligrosas, las forman todos los afiliados al partido o juventudes que trabajen en un mismo taller, comercio u obra. La táctica es provocar conflictos entre el patrono y los obreros, tratar de atraer a los demás a su seno y mantener en constante efervescencia el ambiente del trabajo. Para ello publican un Boletín, que es repartido profusamente entre todos los trabajadores de aquel lugar. Tratan por todos los medios de perjudicar al patrono, para lo que emplean los sabotajes y hasta las agresiones a los mismos compañeros que no se avienen a sus bajas maniobras.

Pero la finalidad esencial de las células de empresa es estar en todo momento preparadas para poder transformarse en el Comité de fábrica, que a su tiempo, cuando las circunstancias lo permitan, pueda proceder a la incautación de la fábrica, desplazando al patrono o empresa que la dirija, y ser a su vez, de acuerdo con los demás Comités de fábrica de la localidad, la base para la formación y constitución de los soviets.

Es la célula de empresa, que procuran introducir –y en algunas partes ya lo han conseguido–, incluso en los organismos del Estado, el microbio que va minando el régimen, que le va chupando su sangre hasta exterminarlo.

4. Control de la Internacional

Vamos a tocar un punto sobre el cual ha existido siempre, y existe aún, un gran confusionismo. He de procurar, por tanto, en este más que en otros, ajustarme a las reglas más severas de la imparcialidad y ser en todo momento ecuánime en mis aseveraciones.

El Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, residente en Moscú, está dividido en varias secciones. Una de ellas, la Ibero-Americana, tiene a su cargo el control de toda la actividad del partido en España. Su oficina está asesorada por un representante del partido español, que de un modo permanente reside en Moscú y que es relevado cada año. En esta sección se lleva un archivo general de la política española. Acuden a él todas las publicaciones diarias de nuestra nación, todas las revistas y periódicos sociales o que tengan este carácter, y en particular todos los periódicos, folletos, revistas, manifiestos, circulares, actas y material de la actuación del partido.

En ella se lleva un registro general de cuantos movimientos huelguísticos estallan, señalando con especial atención aquellos en que ha tomado parte el Partido. Se observa la actuación de los distintos Comités regionales, a través de dichos movimientos, y se controla, en fin, detalladamente, hasta la actuación de la última célula de la organización. Una subsección se encarga asimismo de registrar cuanto se refiere al trabajo del comunismo en el Ejército y los resultados obtenidos.

Para ello y para dirigir toda la actividad del partido en un plano nacional, la Internacional mantiene una delegación permanente en España. Esta delegación casi siempre está compuesta por tres miembros, dedicados respectivamente a las cuestiones: política, sindical y de las Juventudes. Estos delegados tienen la obligación de enviar informes periódicos a Moscú sobre la marcha de la rama de actuación que tienen encomendada, los cuales a su vez son comprobados por los datos que allí poseen. Para esta labor de fiscalización les presta una gran ayuda la V. O. K. S. (Sociedad para las relaciones culturales entre la U. R. S. S. y el extranjero), la cual, bajo pretexto de una labor cultural, recibe todas las publicaciones.

Los delegados de la Internacional en España son pagados en dólares y tienen una asignación que les permite disfrutar las mayores comodidades y vivir en sitios aristocráticos. De esta forma despistan a la policía.

La Internacional ayuda económicamente al movimiento comunista con consignaciones más o menos elevadas, pero por lo regular tiene establecida para cada país una cantidad fija, sin perjuicio de que en circunstancias anormales envíe sumas más elevadas. No sólo existe esta ayuda para la organización propiamente dicha del partido, sino que ésta se extiende a otros sectores del movimiento comunista en distintas formas.

Aproximadamente, lo que se recibe mensualmente en España, por todos los conceptos, es lo siguiente:

 pesetas
La Internacional Comunista, para el partido12.000
La Internacional Sindical Roja, para el movimiento sindical comunista10.000
La Internacional Juvenil Comunista, para las Juventudes5.000
El Socorro Rojo Internacional, para la Sección española5.000
El Socorro Obrero Internacional, para la Sección española2.000
La Internacional Deportiva Roja, para la Federación Cultural Deportiva Obrera1.000
La sección de prensa de la Internacional Comunista, para el periódico del partido10.000
Total general 45.000

Esta cantidad es aparte de las consignaciones para el sostenimiento de los delegados, y se envía tan sólo para fomentar la actividad del partido y sus distintas organizaciones. Es de advertir que todos los miembros del “Bureau Político” del partido y Juventudes, están pagados mensualmente con una asignación de cuatrocientas pesetas como sueldo; además gozan de diez pesetas diarias de dietas en los viajes que realizan fuera de la ciudad donde están domiciliados, y consiguientemente todos los gastos de viaje abonados también.

Para la entrada de dichas cantidades en España se emplean varios procedimientos. Unas veces lo transportan personalmente individuos o mujeres especializados en ello. Otras se recibe por mediación de Editoriales afines al partido. Así se ha dado el caso de que durante más de dos años ha estado recibiendo estas consignaciones la Editorial Cenit.

En suma, la Internacional procura por todos los medios tener en cada país un equipo de hombres pagados, a su completo servicio, que sean los encargados de mantener un estado de agitación según las necesidades y conveniencias de una potencia extranjera, a cuyo servicio se halla la Tercera Internacional, a las conveniencias y necesidades de la política exterior de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y su Gobierno.

5. Táctica sindical, Comité Nacional de Reconstrucción, grupos de Oposición Sindical Revolucionaria, fracciones comunistas

En la cuestión sindical es donde siempre el partido ha estado más débil. Teniendo que enfrentarse con las dos centrales sindicales, potentes y bien organizadas, su trabajo para conquistar sindicatos tenía que hacerse sumamente difícil. La única solución franca, era ir a la constitución de nuevos sindicatos con los pocos obreros que pudiera contar, y que después estos, por su táctica, consiguieran atraer a las masas de la U. G. T. y de la C. N. T. Pero esta actitud franca preconizada, en el fondo se aviene mal con las eternas frases de la unidad sindical y el frente único, y, naturalmente, toda la actuación en este sentido se ha caracterizado por su hipocresía, por su habilidad y por un tira y afloja permanente.

Comité Nacional de Reconstrucción de la Confederación Nacional del Trabajo.– Al comenzar el año 1930, recién caída la dictadura, la Confederación Nacional del Trabajo, que durante los años de aquella había vivido en la más rígida clandestinidad, trataba de reorganizarse. Esta ocasión la vio propicia la Internacional Sindical Roja, filial de la Internacional Comunista, para el movimiento sindical, y ordenó al partido español la creación de una escisión en el seno de la C. N. T., con el pretexto de reconstruir esta “sobre una plataforma revolucionaria”; más claro, alejada de la influencia anarquista y sometida a la táctica comunista. A este fin, el partido, fiel cumplidor de los mandatos de la Internacional, logró que en la región andaluza de la C. N. T. varios sindicatos, entre los que figuraba el de transportes de Sevilla, con Manuel Adame a la cabeza, constituyeran una Federación regional rebelde desde el primer momento al Comité Nacional de la C. N. T., a la que pertenecían. Así nació la influencia comunista en los sindicatos andaluces, que tantos sacrificios y tragedias había de costar más tarde a esa bella región.

Su primer cuidado fue, saltando por alto todas las reglas de la disciplina sindical, adherirse oficialmente a la Internacional Sindical Roja. En vista de ello, el C. N. de la C. N. T. los expulsó de su seno. Inmediatamente a esta expulsión procedieron a constituir la Unión Local de Sindicatos de Sevilla, ya abiertamente comunista, y en la que sus principales dirigentes, Manuel Adame, Antonio Mitje, José Díaz, Saturnino Barneto, Manuel Roldán y otros, pertenecían al partido Comunista. Pero a pesar de todos sus esfuerzos no consiguieron que el Comité Nacional de Reconstrucción fuera verdaderamente un Comité nacional, limitándose su acción únicamente a la región andaluza. Ante su fracaso, tomaron la resolución de hacerse dueños de Andalucía, y sobre todo de la capital, Sevilla. Empezaron una ofensiva a fondo, y por la debilidad de las autoridades, de una parte, y la falta de una fuerza consciente que les pudiera hacer frente en el campo obrero, de otra, en poco tiempo lo consiguieron. En sus manos contaron con los obreros de las ramas vitales de la ciudad, y así, con una simple orden, podían, y lo hicieron varias veces, paralizar la vida de Sevilla totalmente, incluso los servicios de agua y electricidad. Esta preponderancia del comunismo en Sevilla culminó en la huelga revolucionaria de junio de 1931 y en la jornada del primero de mayo de 1932, a las que más adelante dedicamos la atención que merecen.

Sin embargo, lo más peligroso del Comité Nacional de Reconstrucción ha sido que él ha servido incondicionalmente al partido, para cuanto ha necesitado, dinero, hombres, medios de propaganda, facilidades para eludir y burlar persecuciones; de forma que siempre que el partido se veía en un apuro, de la índole que fuese, recurría al C. N. de R. y podía tener la seguridad de que sería resuelto. La celebre frase de “Sevilla la roja” tuvo su origen en la potencia del Comité Nacional de Reconstrucción. Los delegados de la Internacional no se han recatado de decir que “Sevilla era la cabeza de España, porque era la cabeza de la revolución”.

Grupos de oposición sindical revolucionaria.– Pero, como antes queda consignado, la influencia sindical sólo pudieron conseguirla en la región andaluza, y por tanto tenían necesidad de adoptar otra táctica en el resto de España, para la penetración en los demás sindicatos.

Este vacío vinieron a llenarlo los grupos de oposición sindical revolucionaria. Se crearon en todos los sindicatos en que existía por lo menos un grupo de cinco obreros que no estuvieran conformes con la orientación de los mismos. Estos grupos, que siempre procura el partido estén dirigidos por la fracción comunista, la cual se vale de ellos para practicar su política dentro de las organizaciones, son, como si dijéramos, “un sindicato dentro de otro sindicato”; es decir, un organismo que funciona en la organización y el cual trata por todos los medios de dotar de determinada orientación a las sociedades a espaldas de la masa de sus adheridos. Esto lo consiguen plenamente cuando todos o algunos de los directivos son a la vez miembros del grupo de O. S. R.

Los citados grupos tienen su propia directiva, y celebran asambleas siempre que hay anunciada una Junta general del Sindicato correspondiente, en la que se estudia el orden del día de la misma y se toman actitudes frente a los distintos problemas, acuerdos que están obligados a sostener con sus votos en la Junta general todos sus componentes. Se nombran incluso los compañeros que han de intervenir en la discusión, y a veces, para asegurar un turno en contra de determinado asunto, se nombra también otro individuo que haga el turno del pro, con argumentos que le son indicados por el propio grupo, con el fin de que la intervención del segundo sea victoriosa.

Todos los grupos de O. S. R. están federados en Federación local en cada lugar, y estas Federaciones locales forman a su vez la Federación Nacional, la cual está adherida en bloque a la Internacional Sindical Roja. Es, por tanto, la táctica comunista la que informa y dirige todas las actuaciones de los citados grupos, los que tienen por objetivo principal apoderarse de las Directivas de los sindicatos, para desde ellos poder realizar la política comunista.

Fracciones comunistas.– Estas son la agrupación de todos los militantes del partido o juventudes que sean afiliados de un sindicato o sociedad cualquiera, y que se reúnen y toman posiciones para una labor de conjunto en el seno de la organización. A todas las reuniones de fracción, que son siempre clandestinas, acude un delegado del Comité de radio correspondiente, el cual es responsable de que en la citada fracción se siga la línea política del partido. Estas fracciones, que son las propulsoras de los grupos de O. S. R., tratan en todo momento de hacer prosperar los procedimientos más extremos en contra de los posibles criterios moderados.

Una de sus principales ocupaciones consiste en llevar directamente a cabo todo cuanto se refiera a actuaciones violentas, sabotajes, agresiones, &c., &c. Es, como si dijéramos, el grupo de acción del sindicato.

Las fracciones comunistas no sólo se constituyen en las organizaciones sindicales, sino que se forman en toda clase de sociedades o agrupaciones, sean culturales, políticas, deportivas, artísticas o de cualquier clase; basta para ello con que en la organización de que se trate haya tres militantes del partido afiliados a ella. La fracción ha de procurar que sus componentes sean elegidos para los cargos de dirección y que la propaganda comunista, de una u otra forma, no falte nunca en la asociación de que forma parte.

6. Juventudes

La organización de las Juventudes comunistas es similar a la del partido en todos sus aspectos, pero completamente autónoma en el terreno administrativo. Tiene su Comité Central propio, sus regionales, radios y células. Se relaciona directamente con Moscú por medio de la Internacional Juvenil Comunista, y su misión, a más de secundar todas las iniciativas del partido, se concreta a atraer a la juventud al campo comunista, y una vez captados, procurar forjarlos para su actuación en el partido.

Dedica especial atención a los marineros y soldados y a la juventud femenina, teniendo secciones especiales encargadas de la labor entre estos elementos.

Actúa en un todo conjuntamente con el partido, y en todos los organismos existe una representación mutua, incluso en las células. Forma también células juveniles en los lugares de trabajo, encargadas de estudiar las cuestiones que afecten directamente a los jóvenes obreros, y preconiza asimismo la formación de secciones juveniles en los sindicatos.

Por su parte, puede organizar campañas y acciones políticas, siempre que sus objetivos sean esencialmente juveniles. Tiene su prensa propia y su “petit” aparato ilegal, al igual que el partido; en todas las reuniones y Congresos de éste tiene voz y voto, con iguales derechos que las organizaciones del mismo. El límite de edad para ser joven comunista es de veintitrés años.

7. Organización antimilitarista

Esta es una de las actividades que con más secreto se lleva en el interior del partido. El secretario antimilitarista del C. C. organiza bajo su exclusiva dirección y responsabilidad una oficina central encargada de mantener el contacto con los secretarios antimilitaristas de las distintas regiones. Estos, a su vez, mantienen las relaciones con los comunistas en el servicio militar.

Todos los organismos del partido tienen la orden, cuando llegan los distintos reemplazos, de comunicar al Comité regional correspondiente los nombres, cuerpos y lugares a que han sido destinados, de los afiliados que ingresan en filas, bien sea en el Ejército o en la Marina. Inmediatamente el secretario antimilitarista regional lo hace llegar a la oficina central, la que se pone seguidamente en contacto con los nuevos reclutas, y si existe ya una célula en el cuartel donde están, les relaciona con ella, pero si no, les orienta y cursa instrucciones concretas para que la constituyan. Toda esta labor la realiza la oficina central por mediación de los regionales, que son los encargados de hacer cumplir los acuerdos de la oficina central y facilitar a las distintas células todo el material de propaganda que sea preciso a dichos fines.

La oficina central edita un periódico clandestino titulado La Voz del Cuartel, en el que colaboran las distintas células del Ejercito y por medio del cual se realiza la propaganda en los institutos armados. Además edita en multicopista un boletín interior para las células, por el que se les dan las ordenes oportunas y toda clase de directrices para la organización en el interior de los cuarteles; las principales consignas del partido para los soldados y marineros son: derechos políticos y civiles; elección de los jefes y oficiales por las asambleas de soldados; reconocimiento de los Comités de cuartel dirigidos por los soldados, y facultad de poder juzgar a los jefes y oficiales por los actos de servicio. A estas aspiraciones, sólo una advertencia: En la U. R. S. S., nación que tiene instaurada la dictadura del proletariado, ninguna de estas consignas es llevada a cabo.

La oficina central antimilitarista se ocupa también de todo lo referente a armamento. No solamente de procurarlo para el partido, sino de averiguar la situación y funcionamiento de los parques militares, para lo que procura tener planos de los mismos.

Asimismo está en contacto directo con las células comunistas de las fábricas de armas para darles orientaciones y adquirir informes sobre la fabricación.

Los componentes de la oficina central antimilitarista están relevados de toda otra actuación en el partido, y sólo tienen contacto con el secretario antimilitarista del Comité Central, el cual rinde cuenta de su gestión directamente a la delegación de la Internacional. Hasta su muerte, estaba encargado de esta sección Ramón Casanellas.

8. Aparato ilegal

Se llama aparato ilegal del partido a la sección encargada de toda la actuación mecánica del mismo. Se ocupa esta sección de las siguientes cuestiones: imprentas clandestinas, pasos clandestinos de fronteras, obtención de pasaportes falsos, administración de los fondos recibidos de la Internacional, relaciones por correspondencia con Moscú, tirada de manifiestos y boletines clandestinos en multicopista, correspondencia con los distintos Comités Regionales, contactos con la sección antimilitarista y delegación de la Internacional, organización de las reuniones clandestinas importantes para evitar sean sorprendidas claves del partido, alojamientos para militares perseguidos, documentaciones falsas, organización de viajes de los dirigentes, estadísticas, archivos, etcétera.

Su funcionamiento esta encomendado al secretario de organización del Comité Central. Este, al igual que el antimilitarista, tiene a su servicio una oficina en la que se llevan todas estas cosas. En ella se formulan también los estados de cuentas para la Internacional. Sus componentes están en posesión de todos los secretos del partido, hacen vida absolutamente clandestina y están retribuidos con una mensualidad fija. Esta sección tiene de tal modo organizado el mecanismo de la organización, que aun en las épocas de mayor persecución sigue funcionando normalmente.


Capítulo II
De enero a abril de 1931

1. Constitución del bloque obrero y campesino

A fines de 1930 regresó de Moscú, donde había estado una larga temporada representando al partido español, Joaquín Maurín. Entre éste y Búllejos existían de antiguo varias discrepancias, pues aquél sostenía la incapacidad de Bullejos para la secretaría política del partido. En vista de ello, la Internacional llamó a Moscú a ambos para ver que se pusieran de acuerdo y no ocasionaran sus discrepancias escisiones en el seno del partido. En estos trámites, se produjo el movimiento revolucionario dirigido por el Comité republicano en diciembre de 1930. Ante él se ahondaron más las discrepancias entre los dos, pues Maurín sostenía la necesidad de que el partido realizara sus actos de acuerdo con el Comité revolucionario, aunque siempre reclamando una libertad de acción determinada. Bullejos, por el contrario, en representación de la mayoría del Comité Central, afirmaba que el partido no tenía nada que ver con el Comité republicano, y por tanto podía hacer y deshacer aun en contra de los acuerdos del mismo. La Internacional se inclinó por la opinión sustentada por Bullejos, pero, temiendo expulsar a Maurín, que contaba con la fuerza comunista en Cataluña y con una gran influencia en el seno de la C. N. T., le propuso la estancia por una temporada en Rusia, a fin de que pudiera convencerse de que era más justa la posición adoptada por Bullejos.

Por fin, aceptó, pero cuando conoció la creación del Comité Nacional de Reconstrucción en el seno de la C. N. T., y que por causa del cual se escindió esta última, planteó rotundamente sus discrepancias y puso como condición para su permanencia en el partido la rectificación de la actuación sindical, y por tanto la disolución del Comité Nacional de Reconstrucción creado. La Internacional no aceptó estas condiciones y aprobó seguidamente una resolución por la que expulsaba de su seno a Joaquín Maurín y le declaraba traidor al movimiento comunista español y a la revolución española. Maurín seguidamente vino a España, y de acuerdo con los dirigentes de la Federación Cátalo-Balear, entre los que figuraban Jaime Miratvilles y Jorge Arquer, fundó, con las fuerzas comunistas de dicha Federación, el Bloque Obrero y Campesino, que aunque oficialmente estaba fuera de la Internacional, es un partido comunista fuerte y ha logrado desplazar en toda Cataluña la actividad del partido oficial.

Desde esta época, a pesar de todos sus esfuerzos por conseguirlo, la Internacional no ha logrado tener en Cataluña ninguna influencia, pues en Barcelona, por ejemplo, el número de militantes no pasará de 600 entre partido y juventudes. El B. O. y C. tiene un periódico semanal llamado La Batalla, y hoy cuenta con varios sindicatos en la región; pero donde su influencia es decisiva en el movimiento obrero, es en la provincia de Lérida. Hoy el B. O. y C. forma parte en la Alianza Obrera con los socialistas y con los sindicalistas que siguen las orientaciones de Pestaña. El partido oficial, como más tarde veremos, a pesar de todo, continúa desplazado en absoluto de aquella región.

2. Posición y fuerza del partido frente al movimiento republicano

No obstante la posición de Bullejos, aprobada por la Internacional, de obrar con absoluta independencia respecto al Comité republicano, es cierto que, si no de una manera oficial, al menos oficiosa, existía un contacto más o menos directo. Este contacto era más sólido, sobre todo, con el partido Republicano Radical Socialista, por medio de José Antonio Balbontín, que a la sazón era presidente de la agrupación madrileña de dicho partido.

Cuando estalló el movimiento revolucionario de diciembre del 30, el comunismo contaba con poca fuerza en España. Su influencia se reducía a las provincias de Sevilla y Málaga, algunas ramas de la de Alicante, las zonas industriales de Vizcaya y algo de las mineras de Asturias. Algunos días antes se tuvo conocimiento del proyectado movimiento, y el Comité Central se apresuró a enviar una circular a los regionales recomendándoles le secundaran, pero que trataran en todo momento de hacer que dicho movimiento sobrepasara los límites fijados por el Comité republicano. En Madrid organizó unos grupos armados de pistolas, que tomaron parte con Ramón Franco en la sedición de Cuatro Vientos. El teniente coronel Mangada, uno de cuyos hijos está afiliado al comunismo, se había comprometido a sublevar el regimiento número 31 y permitir la entrada en el cuartel a los obreros, para que éstos se armaran, pero el intento fracasó, porque a la hora de la acción fallaron las consignas. Únicamente se produjo a las siete de la mañana un tiroteo en la calle de Ferraz entre los guardias y los grupos que pretendían pasar al interior del cuartel.

Fracasado el movimiento revolucionario por la traición de los socialistas, especialmente en Madrid, y caído el gobierno Berenguer, al que le sucedió el presidido por el señor Aznar, se convocaron elecciones municipales. Con este motivo se abrió cauce amplio a la propaganda, y el partido celebró varios mítines en este sentido. Uno de ellos tuvo lugar el domingo 5 de abril, anterior a la contienda electoral, en el Cinema X. En él hicieron uso de la palabra Etelvino Vega, secretario político entonces del C. C. de las Juventudes; Adolfo Gil Chaves y Vicente Arroyo, este último secretario sindical del Comité Central del partido. En las elecciones municipales del día 12 logró el partido sacar algunos concejales, sobre todo en Andalucía. Es de destacar el pueblo de Villa de Don Fadrique, de la provincia de Toledo, el cual eligió la mayoría del Ayuntamiento comunista, siendo su alcalde el conocido militante Virgilio Carpintero. También en la zona minera asturiana se eligieron algunos concejales comunistas. Esta es la posición, un tanto indecisa, y la fuerza, escasa por cierto, del partido Comunista ante la proclamación de la República.

3. Actividad durante los días 14 a 18 de abril

Llegamos en esta forma al histórico 14 de abril de 1931. Empezaré por consignar que el primer sorprendido de la jornada electoral, a más de los propios republicanos, fue el partido. El día 13 por la tarde se celebró una reunión del Bureau Político existente entonces, para tomar posiciones ante los acontecimientos. Los acuerdos más importantes tomados fueron: tirar un manifiesto en Madrid abogando por la constitución de los Soviets y poniéndose en contra de la República burguesa que ya se preveía en el horizonte. Pero a pesar de esta posición, se ordenó a todas las células la participación activa en todas las manifestaciones callejeras, pero siempre procurando arrastrar a la masa a actos violentos, y sobre todo a evitar la marcha de la familia real al extranjero, haciendo todo lo posible porque fuera llevada a cabo la consigna de su entrega al pueblo para ser juzgada por un Tribunal revolucionario. Asimismo se tomó el acuerdo de que José Bullejos saliera tan pronto como fuera posible para Moscú, con objeto de cambiar impresiones con el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, sobre la posición y normas que deberían tomarse ante la nueva situación planteada.

Por fin, fue proclamada la República. En el acto de la proclamación del Palacio de Comunicaciones, que, como es sabido, fue el primer sitio de Madrid donde se llevó a cabo, tomó una parte muy activa la célula comunista dirigida por Luis Mangada, Juan Antonio Areste y Suitberto de la Hera, siendo ellos, con Cilleros, los que colocaron la bandera tricolor en el asta.

Cumpliendo los acuerdos tomados la tarde anterior por el “Bureau Político”, aproximadamente a las cuatro y media de la tarde apareció en Madrid una camioneta ocupada por comunistas, entre los que se encontraban Etelvino Vega y José Bullejos, en la que ondeaba una bandera roja con la hoz y el martillo y a un lado iba colocado un busto de Lenín. Lograron organizar una manifestación, dirigiéndola a la antigua plaza de Oriente con ánimo de asaltar el todavía Palacio Real. Antes de intentarlo, Vega, con la bandera en la mano y encaramándose en una de las garitas de guardia de la puerta del Príncipe, arengó a la multitud; pero el partido tenía poca influencia entre la muchedumbre madrileña y la manifestación pudo fácilmente ser rechazada por los guardias cívicos.

Al siguiente día, salió un número extraordinario de Mundo Obrero, el cual a grandes titulares daba vivas a los Soviets y mueras a la República burguesa. Fue acogido con gran hostilidad por el pueblo, produciéndose con este motivo varias colisiones entre vendedores y público. En Madrid y la mayoría del resto de España el partido fracasó por completo. Fue en Sevilla donde más grave resultó la situación. El día 13 fue declarada espontáneamente la huelga general en la capital, quedando totalmente paralizada. El día 14 se organizó en toda regla un asalto al Gobierno civil, que costó a la fuerza varios muertos y heridos. Se levantaron barricadas en las calles, algunos templos fueron incendiados, se asaltó el Círculo Mercantil y todas las manifestaciones tuvieron tal carácter violento, que obligaron al Gobierno provisional a declarar el estado de guerra para guardar el orden público. Como caso curioso señalaré que en el Arco de la Macarena fue colocada una bandera comunista, la cual permaneció en él más de quince días, obligando a todo el que pasaba por allí a saludarla, unos grupos que armados de pistolas la estaban custodiando.

En realidad, en esto consistió la actividad del partido en aquellos históricos días, y solamente hay que añadir el intento de prolongar la huelga general, pero sin ningún resultado.

4. “Mundo Obrero”, semanario

Al caer la dictadura de Primo de Rivera, la Internacional puso todo su empeño por que en España se publicara un periódico comunista que viniera a seguir la trayectoria de la desaparecida La Antorcha. Esto no se pudo conseguir hasta el mes de noviembre de 1930, en que apareció el primer número de Mundo Obrero. Pero el Gobierno Berenguer, cuando los sucesos de la plaza de Cánovas, lo suspendió, y desde entonces no volvió a reanudar su publicación hasta la campaña electoral para las elecciones municipales. Su tirada se hacía al principio en la imprenta de la calle de Hernani, número 68, pero duró poco tiempo, trasladándose a la imprenta “Argis”, hoy desaparecida, en la calle de Altamirano, 18. Para redacción y administración se alquilaron unos locales en la calle de Martín de los Heros, número 78, en los cuales verdaderamente, más que redactar y administrar el periódico, lo que se hacía era celebrar toda clase de reuniones clandestinas. El director era José Bullejos, y la redacción la formaban Vicente Arroyo, José Silva, Ángel Pumarega y Gabriel León Trilla. Como administrador se nombró al principio a Enrique Sánchez, aunque luego pasó a compaginador, sustituyéndole en su cometido Fernando Antón, hoy expulsado del partido.

Así empezó el órgano periodístico del partido, desde el que se habían de realizar tantas campañas demagógicas y desde donde tantas veces se iba a inducir a los trabajadores a la muerte.


Capítulo III
Mayo a setiembre

1. Jornada del primero de mayo

En los últimos años la jornada del primero de mayo se reducía al paro general y a la celebración de algún mitin, pero sin alcanzar proporciones sangrientas. Instaurada la República, se quiso hacer de esta jornada una demostración revolucionaria intensa, ocasionando con ello los consiguientes perjuicios a la masa de ciudadanos indiferentes. El primero de mayo de 1931 se caracterizó por el absoluto paro de todos los ramos, incluso de los más necesarios, y también por manifestaciones obreras, en algunas partes con caracteres violentos, que ocasionaron no pocas víctimas.

En Madrid la manifestación fue organizada por el Partido Socialista y la U. G. T., acudiendo a ella también el Partido Repúblicano Radical Socialista, y algunos otros que sostenían entonces al Gobierno provisional. Los comunistas, con ánimo de dar a la jornada carácter sangriento, lanzaron la consigna a sus afiliados, que entonces serían unos 60 o 70 en todo Madrid, de realizar una contramanifestación a las puertas del Ayuntamiento para pedir, entre otras cosas, el subsidio al paro forzoso. Como era natural por la poca influencia del partido, acudieron al llamamiento solo los militantes, y no todos, y en vista del fracaso decidieron trasladarse a la plaza de Colón, lugar destinado para el disgregamiento de la manifestación socialista, y hacer acto de presencia, lanzando por medio de oradores improvisados las consignas marcadas por la Internacional.

Al llegar a la citada plaza y desplegar la bandera dando mueras al Gobierno provisional y vivas a la España soviética, la masa se arrojó sobre el pequeño grupo de comunistas, produciéndose una colisión que terminó con la rápida fuga de los contramanifestantes. A esto se redujo toda la actividad del partido en Madrid.

En provincias logró el partido celebrar algunas manifestaciones, y mítines, en general con poca asistencia de obreros. Tenemos que hacer excepción de dos ciudades. En Bilbao el gobernador había prohibido de antemano la manifestación, autorizando solamente el mitin. Sin embargo, a la salida se organizó aquella, produciéndose una colisión con la fuerza pública y los manifestantes, de la cual resultaron varios heridos, algunos de gravedad. En Barcelona los hechos se sucedieron de distinta forma. Celebraron mítines la F. A. I., el Bloque Obrero y Campesino y los comunistas. Todas estas entidades, a la salida de sus respectivos actos, organizaron otras tantas manifestaciones, las cuales coincidieron en la plaza de la República. Ante la gran confusión que se produjo, los mozos de escuadra intentaron despejar, y en el choque, para el que se unieron todos los manifestantes, resultó un muerto y bastantes heridos.

Donde únicamente puede decirse que el partido dirigió la jornada, fue en Sevilla. En dicha capital la mayoría de los trabajadores respondieron al llamamiento y formaron en la manifestación, sin que se produjeran choques con la fuerza pública.

En general, puede afirmarse que en esta jornada todavía el partido no contó con la asistencia de los obreros, y que su acción, excepto en Sevilla, se redujo a la actuación de pequeños grupos, aislados de la masa trabajadora, que repelió sus procedimientos.

2. Agitación entre los indígenas de Marruecos

Uno de los puntos en que el partido ha puesto siempre mayor empeño es el de provocar conflictos entre las autoridades españolas y los indígenas del territorio de nuestro Protectorado en África. Varias veces la Internacional ha enviado allí delegados con la misión de procurar, en inteligencia con los elementos comunistas y los muchos indeseables de la Legión Extranjera, un levantamiento de moros. En el programa de reivindicaciones del partido Comunista figura la de “total liberación del pueblo marroquí”, “abandono de nuestro Protectorado” y “lucha directa de los naturales contra el imperialismo español”.

En la natural confusión que produjo el cambio de régimen se ocultaron los elementos comunistas residentes en nuestro Protectorado, para realizar una labor de agitación entre las tropas moras al servicio de España, agitación que empezaba a dar sus resultados. Viendo esto, también trató el partido de explotar en su favor el descontento existente entre el elemento civil de dicho Protectorado. Lanzó varios manifiestos en el sentido de aunar la acción de los elementos militares con los civiles, y el día 4 de mayo organizó una manifestación en Tetuán, con participación de fuerzas indígenas, bajo pretexto de pedir aumento de salarios y algunas mejoras profesionales, pero que la presencia en ella, como queda dicho, de elementos sujetos a las armas, y los gritos de ¡Abajo España y su imperialismo!, lanzados en el transcurso de la misma, pusieron bien a las claras los propósitos de los organizadores.

Por fortuna, y gracias al celo desplegado por las autoridades, las cosas no pasaron de un motín sin gran importancia; pero la persistencia en los procedimientos y la creación de un Comité regional del partido en aquella zona, que antes estaba adscrita al de Andalucía, aconsejan la constante atención y vigilancia del Poder público, pues la Internacional está muy interesada en unir los esfuerzos de comunistas franceses y españoles para producir conflictos por esa parte de África. La prudencia aconseja poner punto final a esta delicada cuestión.

3. Días 10 y 11 de mayo; repercusión en provincias

La pluma se resiste a trazar la tragedia en que durante estos dos días inolvidables estuvo sumida la capital de nuestra nación y los actos vandálicos que en los sucesivos se llevaron a cabo. Pero como la relación de hechos lo exige, vamos a exponer a grandes rasgos cuales fueron las causas, los procedimientos y los propósitos de los que animaron las hogueras en los templos.

El día 10 de mayo, domingo, tenían anunciada la asamblea de constitución de un círculo monárquico, autorizada por la Dirección General de Seguridad, varios ciudadanos afines a la caída Monarquía. La reunión transcurrió sin novedad; pero al final, con el mismo derecho que en las reuniones Repúblicanas, cuando la Monarquía, se entonaba la Marsellesa, conectaron un disco de gramófono con la antigua Marcha Real. Este fue el pretexto que tomaron los que de antemano estaban interesados en impedir la celebración de aquel acto y que se vieron defraudados por la autorización gubernativa concedida para su celebración. Coincidía esto con la salida del público que en el Retiro había asistido al concierto habitual de la Banda Municipal. Pronto un grupo de muchachos socialistas la emprendió a pedradas con las ventanas del local, haciendo añicos los cristales. Los reunidos, ante la inesperada agresión, salieron a la calle con la intención de marchar a sus domicilios, pero no pudieron realizarlo, porque la muchedumbre congregada ya, y a la que habían excitado varios oradores improvisados, los agredió a pedradas y bastonazos. Se dio aviso por teléfono a la Dirección de Seguridad, pero cuando las fuerzas llegaron, ya eran pasto de las llamas varios automóviles que tenían, los reunidos, en la calle. Los guardias tuvieron que dar repetidas cargas para evitar el linchamiento de los concurrentes, especialmente del señor Galo Ponte, y en la colisión resultaron algunos heridos. Para poderse dar una idea del enfurecimiento y excitación de la masa, diremos que se tumbaban delante de los caballos y de los coches celulares para que no pudieran avanzar y dar lugar a que otros grupos se apoderaran de los detenidos. Al fin, se les pudo librar de las iras de la gente, trasladándolos a la Dirección de Seguridad.

Desde este momento los sucesos se extendieron como reguero de pólvora. Uno de los asistentes a la reunión era el señor Luca de Tena, y cuando se dieron cuenta de ello los grupos de socialistas, anarquistas y comunistas que tomaron parte en la agresión al círculo de la calle de Alcalá, organizaron una manifestación que, con banderas rojas al frente, marchó a la calle de Serrano con el propósito de asaltar e incendiar el edificio de ABC. La pareja de la Guardia civil de servicio y algunas personas que se hallaban en el interior, repelieron la agresión, y en el tiroteo entablado resultaron dos muertos y algunos heridos. Este suceso vino a excitar más todavía a la masa.

Entre tanto, urgentemente se reunió el Comité de Madrid del partido Comunista con dos miembros del Secretariado residentes en esta ciudad y la delegación de la Internacional. En la reunión, que fue rápida, se acordó plantear la huelga general, y en vista del cariz que iban tomando los acontecimientos, aconsejar el asalto a las armerías y la fraternización de los soldados con los obreros. También se acordó que en todas las manifestaciones que se produjeran, los militantes del partido lanzaran las consignas de los soviets y preconizaran el alzamiento revolucionario contra el Gobierno provisional. Estos acuerdos fueron fielmente ejecutados por los militantes de Madrid. A la caída de la tarde la ciudad se llena de manifestaciones. Comienzan a retirarse los taxis a sus cocheras, se interrumpe la circulación de tranvías en las calles más céntricas. La Puerta del Sol es un hervidero de gente que grita enfurecida por el fusilamiento de los monárquicos, el desarme de la Guardia civil y la destitución del ministro de la Gobernación, Miguel Maura. Vuelve a oírse el célebre “¡Maura, no!” de hace años y Madrid entero hierve de excitación.

Los manifestantes, dirigidos e impulsados por varios militantes del partido, entre los que se destacaban José Benedicto, Manuel Pérez, Etelvino Vega, Pablo Yagüe y otros, queman el quiosco de El Debate de la calle de Alcalá y las carteleras anunciadoras del mismo en la obra del Banco de España, asaltan varias armerías, llevándose pistolas y escopetas, silban a la Guardia civil dondequiera que la encuentran y cometen toda clase de desmanes. Entre los grupos de la Puerta del Sol se distingue José Antonio Balbontín.

Alrededor de las once de la noche se produce un nuevo intento de asalto al ABC, repelido nuevamente por fuerzas de la Guardia civil que había destacadas al efecto. La efervescencia sube de punto cuando, a la una de la madrugada aproximadamente, desde uno de los balcones del Ministerio, intenta hablar el ministro de la Gobernación. Un individuo con un revólver hace varios disparos, pero no pudo terminar. En un instante cae envuelto por la masa, que le pisotea y maltrata hasta dejarle exánime. Con la violencia de la turba, salta hecha pedazos la verja de la entrada al “Metro”. Por último, Miguel Maura tiene que retirarse sin poder hablar.

Después de ese episodio se calman un tanto los ánimos, pero es que las energías se repliegan a tomar descanso para estallar con más fuerza a la mañana siguiente.

Amanece el día 11, lunes. La C. N. T. y los comunistas lanzan una hoja ordenando la huelga general. Desde las primeras horas de la mañana se producen colisiones, pero al cabo la huelga es impuesta. Una gran manifestación se encamina a la Presidencia del Consejo de ministros para pedir la disolución y desarme de la Guardia civil. En ella figura Pablo Rada.

Mientras tanto, las células comunistas, que han recibido instrucciones concretas, prenden fuego al convento de jesuitas de la Gran Vía, el cual arde totalmente, impidiendo el público la actuación de los bomberos. Hay que hacer notar que las autoridades, acobardadas, no hacen la menor cosa por impedirlo; al contrario, una sección de caballería que acude al lugar del hecho, se retira ante las ovaciones del populacho enardecido. Los grupos se corren y arde también el templo de Santa Teresa de la plaza de España, el de la calle de Martín de los Heros, el colegio de jesuitas de la calle de Alberto Aguilera, el de monjas de clausura de la calle de Bravo Murillo, el de Hermanos de las Escuelas Cristianas de Nuestra Señora de Maravillas y el de Chamartín de la Rosa. En ellos se cometen los mayores abusos y sacrilegios.

Las autoridades siguen brillando por su ausencia. El partido y la Juventud comunista lanzan la siguiente proclama, impresa en la imprenta “Argis”, donde se tiraba Mundo Obrero:

“¡Obreros madrileños!

El proceder indigno del Gobierno de la República, quien con su benevolencia y debilidad ha dado ocasión a que las bandas de pistoleros de Albiñana y de los elementos monárquicos reincidan en sus desmanes y crímenes contra el pueblo; el Gobierno de la República, una vez más, se ha servido de la odiosa Guardia civil para ametrallar al pueblo, que quería y quiere hacer justicia por su propia mano. Esta represión ha empujado al pueblo madrileño a una acción de masas para imponer justicia revolucionariamente. Los comunistas saludan con entusiasmo este proceder viril de los obreros madrileños, que demuestra empiezan a confiar en sí, y a comprender que la revolución descansa sobre ellos y que no se realizarán otras transformaciones que aquellas que ellos impongan revolucionariamente.

Toda la acción revolucionaria puesta hoy en práctica por el pueblo ha contado con nuestro concurso y participación activa; la aprobamos, la defendemos con entusiasmo. Pero este entusiasmo no nos ciega hasta el punto de disuadirnos de la necesidad de encauzar el movimiento y orientarlo con una dirección. Recogemos, pues, la de la huelga que por la voluntad de los trabajadores se declaró hoy.

La situación política es extremadamente crítica. Los actos del Gobierno provisional no nos inspiran la suficiente confianza para estar a salvo de una restauración monárquica, implantada por un grupo de fuerzas de los elementos reaccionarios.

El desarme de la Guardia civil, el armamento del pueblo, la expulsión de las Órdenes religiosas, la constitución de un Comité revolucionario popular para juzgar a Berenguer, Mola, &c., son reivindicaciones que están en el sentir de todos y tenemos que imponer.

Por todas estas razones, el partido Comunista invita a los trabajadores madrileños a una asamblea pública que tendrá lugar en la plaza Mayor, hoy lunes, a las ocho de la noche, con el fin de encauzar el movimiento y designar un Comité de huelga que cuente con la confianza de las masas, y en la que se manifieste la voluntad de los obreros madrileños.

¡Contra la reacción monárquica! ¡Viva, la revolución en marcha!

Partido Comunista de España
Unión de Juventudes comunistas.

Por ella se ve claramente los objetivos que se escondían en la sombra. La agitación y los incendios de conventos se han realizado bajo los auspicios del partido, como ellos mismos lo dicen, con animo de derribar al Gobierno, como en Rusia lanzo Lenín a las masas contra el Gobierno Kerenski en octubre de 1917.

Al fin, a las cuatro de la tarde, y ante la importancia que va adquiriendo el movimiento, el Gobierno se decide a declarar el estado de guerra. Madrid es tomado por fuerzas militares. Se evita aún el incendio de algunos conventos, como el de Padres Paules de la calle de García de Paredes, que intentaron destruir. Mundo Obrero es suspendido, los locales comunistas clausurados. A las ocho de la noche, hora fijada para la asamblea comunista en la plaza Mayor, ésta es sitiada, deteniéndose cerca de 100 asistentes, y después de una jornada trágica en todos conceptos, el movimiento es dominado. Para ello hay necesidad de sacar a la calle los tanques de guerra, que son colocados junto a la Capitanía general. El partido, por esta vez, ha sido vencido, pero no tardará en volver a intentar otro asalto al poder.

Aunque en Madrid los sucesos se dominaron y la vida reanudó su cauce normal, en provincias, al conocerse por la prensa lo acaecido aquí, se reprodujeron los hechos con más violencia aún que la que en esta ciudad habían tenido.

En Málaga, Sevilla, Cádiz, Alicante, Córdoba, Granada y Murcia sucumbieron ante las iras de la masa salvaje, templos de gran valor arquitectónico e histórico y esculturas, como la Dolorosa de Salzillo en Murcia, y lienzos que habían llenado por toda una época la historia del pueblo.

Triste jornada la de aquellos días. Al recordarla con el corazón acongojado, se presentan ante nuestra imaginación las dos grandes culpas que fueron su causa. El egoísmo de las clases capitalistas y las falsas predicaciones de unos llamados redentores del obrero, a cuyo amparo y en la explotación de cuya miseria ponen sus ambiciones y egoísmos personales. España recordará con dolor aquellas trágicas fechas y las grabará en su corazón como una espina de hierro, para evitar que en lo sucesivo puedan volver a producirse aquellas escenas dantescas por las causas que lo fueron.

4. Sucesos de Pasajes

Al poco de proclamarse la República, la mayoría de las sociedades obreras y sindicatos, aprovechando el momento de pánico surgido por toda la población conservadora del país, se lanzaron abiertamente al planteamiento de exigencias, algunas veces contraproducentes, pero que conseguían por los procedimientos puestos en práctica, con la parcialidad, en muchos casos, de las nuevas autoridades.

En el Puerto de Pasajes se produjo una huelga de los obreros pescadores para pedir grandes aumentos de salarios. El movimiento estaba dirigido por la Federación Local de Sociedades Obreras de San Sebastián, entidad controlada por los comunistas y que está bajo su influencia. Sabido es que la táctica de estos, en cuantos actos toman parte, es la de entrelazar las reivindicaciones profesionales con las exigencias políticas. Por procedimientos para la lucha, utilizaron los sabotajes, y varios días volcaron los carros y camiones que llevaban alimentos y se apoderaban de ellos. Como consecuencia a esta actitud, se realizaron algunas detenciones.

El día 26 de mayo, por la tarde, se celebró una reunión del Comité Ejecutivo de la Federación en Pasajes, para tomar acuerdos sobre la huelga. Se acordó emprender a la mañana siguiente una marcha sobre San Sebastián para exigir del gobernador su dimisión y la libertad de los detenidos días anteriores. Cumpliendo el acuerdo, se organizó, aproximadamente a las diez, la anunciada manifestación, colocando en cabeza a las mujeres y niños de los huelguistas. Marchó ésta por la carretera de Ategorrieta y a poco se encontró con fuerzas del Ejército que la cortaban el paso. Después de unos momentos de parlamento, el oficial que mandaba las fuerzas, previa la promesa de no alterar el orden público, les dejó pasar, para evitar una tragedia en la que forzosamente tenían que ser víctimas seres inocentes.

Envalentonados con ello, los manifestantes se entregaron desde aquel momento a toda clase de desmanes, y ya cerca de San Sebastián la Guardia civil, que había sido previamente avisada, les salió al encuentro.

Fue acometida a pedradas, y ante la gran superioridad del número de atacantes, se vio precisada a disparar, ocasionando seis muertos y veintiún heridos.

Con motivo de estos sucesos, José Bullejos, de vuelta de Moscú, publicó en la prensa de Madrid una carta tratando de desmentir su participación en los mismos, siendo así que aprovechó su paso por Irún para acudir a la reunión del Comité Ejecutivo de la Federación Local de Sociedades Obreras, en la que intervino.

La carta a que antes nos referimos es ésta:

“Señor Director de…

Estimado señor: En las noticias publicadas últimamente acerca de los sucesos ocurridos en San Sebastián por los diarios de Madrid del día 28 de los corrientes, leo, con la natural sorpresa, que se intenta complicarme en cuanto allí ha tenido lugar. Es más; algunos diarios, no conformes con decir que yo repartía dinero y armas entre los obreros, dan la noticia de mi detención.

Indudablemente estas noticias son de origen “oficial” y obedecen a una maniobra encaminada a inutilizarme para la campaña electoral. Independientemente de la ofensiva general del Gobierno provisional de la República, que se caracteriza por una ferocidad superior a la de las anteriores dictaduras monárquicas, la explicación de esta maniobra es que el señor Aldasoro, gobernador civil de San Sebastián, quiere prestar al ministro Prieto el servicio de evitarle en Bilbao una competencia electoral que pudiera dar resultados sorprendentes luego de vista por las masas obreras la conducta política de los republicanos y socialistas encaramados en el Poder.

Por lo visto, el ataque contra el comunismo se va a realizar por el Gobierno utilizando todos los procedimientos de Primo de Rivera y de su policía especializada en fomentar camelos para asustar a los pacíficos burgueses. Claro está que todos los melindres legalistas del Gobierno, que ha tenido el máximo de benevolencia con los conspiradores monárquicos, son arrinconados cuando se trata de imponerse a la clase obrera y a mi partido. Contra los obreros y el partido Comunista, la represión del Gobierno provisional esta siendo más arbitraria y sangrienta que las realizadas por todas las dictaduras monárquicas. En este caso concreto de “mi participación” en los sucesos de San Sebastián me interesa contestar a las acusaciones policiacas inspiradas por Prieto con miras políticas; haciendo constar: primero, que el día 26, a las cinco de la tarde, entre en España por Irún, como puede acreditarlo el visado del pasaporte; segundo, que el mismo día 26, en el tren que sale de Irún a las nueve de la noche continué el viaje a Madrid, lo que puede acreditarse porque dos policías revisaron durante el trayecto mi documentación, y tomaron nota de la misma, con lo cual la maniobra política gubernamental queda desenmascarada.

Yo necesito hacer constar esto, sobre todo, ante la clase trabajadora, a fin de que ella sepa lo que puede esperar de sus enemigos.

Firmado, José Bullejos
Madrid, 28 de mayo de 1931.”

Pero lo que se le olvidó decir en ella es que aquella tarde, en Irún, le estaba esperando Juan Astigarrabía, con el que en un automóvil se trasladó a Pasajes, para asistir a la reunión citada, en la que también tomaron parte Luis Zapiraín y Jesús Larrañaga, volviendo luego a Irún para coger el rápido de Madrid.

Como se ve, es un caso típico de cinismo, lo que no es de extrañar, pues él preside todos los actos del partido Comunista y sus militantes. Aunque lo intolerable es que, cobijados en una bandera política de esta clase, sean los responsables de los cientos de víctimas que, como en este caso concreto, han sucumbido en España durante los últimos años.

5. Juventud roja

En el mes de junio vio la luz publica el órgano oficial de las Juventudes comunistas, Juventud Roja. En él se recogió toda la actuación general del partido y se adaptó a las facultades de la juventud. Con este periódico demostraba una vez más el partido la táctica hábil para ganarse a los obreros. En sus columnas se dedicaba espacio especial para las actuaciones de las células juveniles comunistas en las fábricas y talleres. Se publicaron varias interviús con jóvenes obreros de las mismas, recordando las de la fábrica de muebles “Las Tres Águilas”, perfumería “Floralia”, fábrica de chocolates “La España” y alguna otra.

De la orientación política del periódico era responsable el Comité Central de las Juventudes. Su director, Etelvino Vega. La redacción la formaban Manuel Navarro Ballesteros, Luis Sendín, Santos Arévalo y el que esto escribe. La administración también estaba a mi cargo.

La tirada en el primer numero fue de 10.000 ejemplares, alcanzado en el tercero la de 18.000. Se imprimía en la calle de San Pedro, 29, y para evitar su recogida por la policía, antes de llevarlo a sellar se trasladaba a la encuadernación de la Travesía del Fúcar, núm. 6, donde se efectuaba el cierre, y desde allí, en un taxis, de alguno de los afiliados, a las estaciones; de forma que cuando la policía llegaba a la imprenta ya no había allí ni rastro.

En su contenido figuraba una sección permanente denominada “Vida del Cuartel”, la que se dedicaba a recibir la colaboración de los soldados y marineros afiliados al partido.

Cuando Mundo Obrero realizó el contrato, siendo aún semanario, con la imprenta de El Imparcial, también empezamos a tirar allí el periódico juvenil, pero por una suspensión gubernativa, de cuya causa ya trataremos, hubo de dejarse de publicar al segundo número del nuevo formato, que era más grande e iba impreso en bicolor.

6. Campaña electoral para las Constituyentes, y sus resultados.

Para el 28 de junio convocó el Gobierno provisional las elecciones para diputados a las Cortes Constituyentes. El partido, en una reunión celebrada a primeros de junio por el “Bureau Político”, acordó presentar candidaturas por las mayorías en toda España. Como el plantel de militantes con capacidad legal para poder ejercer este derecho eran pocos, hubo algunos, como Bullejos, “Pasionaria”, Arroyo, y otros, que se presentaron por infinidad de provincias. Desde luego, el partido no se proponía sacar ningún acta; sabía que no contaba con fuerza suficiente para ello; lo que sí buscaba acudiendo a la lucha electoral, era movilizar a sus fuerzas y hacer un recuento de ellas.

Aprovechó además la libertad de propaganda concedida para crear organizaciones legales en la mayoría de las ciudades donde no existían, entre ellas Madrid.

El día 7 de junio se celebró en el cine Variedades la asamblea de constitución del radio de Madrid, que aunque actuaba clandestinamente no estaba legalizado, con el siguiente orden del día:

1.° Situación política de España y tareas inmediatas del partido (informante, José Bullejos).

2.° El partido Comunista ante las elecciones (informante, Gabriel León Trilla).

3.° Lectura y aprobación de estatutos.

4.° Elección de cargos.

Desde luego, esta asamblea fue, como todas las legales, una máscara para la policía, pues el nombramiento de cargos se hizo sobre cinco compañeros, entre los que figuraban Yagüe, Cañameras y Luis Martínez, que eran verdaderas nulidades, y el verdadero Comité estaba nombrado de antemano clandestinamente y siguió funcionando.

Se realizó bastante propaganda, sobre todo en Madrid, Sevilla y Bilbao, interviniendo en algunos mítines los diputados comunistas franceses Doriot y André Marty.

Menudearon los incidentes por la aversión del público a las consignas del partido, siendo uno de los principales el ocurrido la tarde del día 26 en la glorieta de Cuatro Caminos, donde una de las camionetas de propaganda quiso ser incendiada por los mismos obreros, teniendo que defenderse a palos y bofetadas los que la ocupaban. También la noche del 27 al 28, en la Puerta del Sol, se produjeron incidentes entre los propagandistas y la fuerza pública, deteniendo ésta a varios, entre los que figuraba Joaquín Arderíus.

El resultado que obtuvo el partido de las elecciones fue el siguiente:

Albacete133
Almería135
Alicante1.032
Baleares577
Cádiz5.751
Córdoba484
Córdoba (provincia)43.119
Coruña2.513
Gerona2.320
Granada1.355
Granada (provincia)537
Jaén8.558
Madrid3.211
Málaga3.979
Málaga (provincia)6.329
Orense14
Oviedo43.694
Palencia188
Pontevedra533
Guipúzcoa1.301
Santander3.749
Sevilla17.851
Sevilla (provincia)14.425
Las Palmas619
Toledo6.199
Zaragoza3.845
Vizcaya13.104
Total190.605

Resultados obtenidos por el Bloque Obrero y Campesino en las cuatro provincias catalanas

Barcelona46.795
Barcelona (provincia)36.192
Lérida5.869
Tarragona3.680
Total  92.536

7. Actividad comunista en el Ateneo

El Ateneo de Madrid, que siempre se distinguió por sus campañas contra la Monarquía, fue cogido por la fracción comunista que en él había, como tribuna bien colocada para sus propagandas. Así, los Arderíus, Yusti, Jiménez Siles, González Pinillos, Galán, &c., trataron muchas veces de apoderarse de los cargos directivos. En la Sección de Ciencias morales y políticas lograron introducir como vocal a Gabriel León Trilla, miembro del Secretariado nacional del partido Comunista.

Esto sirvió para utilizar aquella casa para la propaganda comunista, no tardando en organizar un ciclo de conferencias en el que tomaron parte las tres fracciones del comunismo español, representadas por Joaquín Maurín, Andrés Nin y José Bullejos, cada uno de los cuales pronunció una conferencia en su tribuna, ocasión aprovechada por los militantes para producir incidentes e invadir el edificio cantando la Internacional, dando lugar a algunas colisiones con la fuerza pública en la calle.

El dibujante Helios Gómez celebró también una exposición de dibujos revolucionarios en el salón de exposiciones, dibujos que eran todos ellos un ataque directo al Gobierno provisional y una apología de la revolución comunista.

Pero las facetas más interesantes de la labor de la fracción comunista en el Ateneo, no era la propaganda directa, sino la utilización de hombres como Luis de Tapia, Antonio de Lezama, Victorio Macho, Mariano Benlliure y algunos otros, para que ayudaran al movimiento con sus cuotas a las organizaciones auxiliares, como el Socorro Rojo, Socorro Obrero, &c. Así se da el caso de que las mismas víctimas contribuyeran al sostenimiento de sus propios verdugos.

8. Organización del Socorro Obrero español

En el mes de junio de 1931 llegó a España un delegado del Socorro Obrero Internacional, cuyo presidente es Willi Müzemberg [Willi Münzenberg], con la misión de organizar aquí el Socorro Obrero, entidad auxiliar del partido, dedicada a hacer campañas de masas para ejercer la solidaridad con las familias y los hijos de los obreros huelguistas.

Al llegar a Madrid se puso en relación con el “Bureau Político” al que pidió le designara un militante que pudiera encargarse de la secretaría general, secretaría que, como en todos los países, estaría retribuída. El “Bureau Político” designo a Manuel Navarro Ballesteros. De acuerdo los dos, alquilaron un local en la calle de Augusto Figueroa, número 29, y en él instalaron las oficinas. La mayor parte de los enseres adquiridos para esto, no han sido abonados todavía.

Trataron de constituir un Comité amplio, compuesto por personalidades solventes en las artes, ciencias y en la política, y para ello lanzaron un manifiesto que, entre otras personas de menor importancia, fue firmado por Joaquín Arderíus, Ramón del Valle Inclán, Roberto Novoa Santos, Encarnación Fuyola, Fernando García Mercadal, Victorio Macho, Ricardo Baroja, José Díaz Fernández, Luis de Tapia, Alberto Ghiraldo, Antonio de Obregón y Felipe Fernández Armesto.

La presente es una de tantas organizaciones que con la mascarilla “humanista” fomentan la lucha de clases y son las nodrizas de la organización política de la Internacional Comunista y sus Secciones.

9. Reorganización del Socorro Rojo Internacional

Los fines del Socorro Rojo Internacional son: tener unida la lucha contra la represión y ayudar jurídica y económicamente a los obreros perseguidos por las luchas sociales, si bien ciertamente esto no se hace más que con los comunistas.

En España funcionaba ya desde antiguo esta organización, pero era completamente desconocida de los obreros. Ante esta actuación de aislamiento, el Comité Ejecutivo residente en Moscú impuso a la Sección española una profunda reorganización con el fin de crear grupos de base semejantes a las células del partido, que llevaran su influencia a los obreros en general. Se dio la consigna de que todos los militantes del partido habían de estar afiliados al Socorro Rojo, y se nombró, en un pleno celebrado ilegalmente en Madrid, con delegaciones de toda España y un instructor de Moscú, un nuevo Comité Central, que, entre otros, contaba con Miguel González, Encarnación Fuyola, Esteban Vega, Antonio Serrano, José Lafuente, Rafael Ochoa, Dolores Ibarruri (“Pasionaria”) y Benigno Fraga.

Empezaron a actuar seguidamente, nombrando abogado a Carlos Castillo y R. Zubillaga, que vinieron a sustituir a José Antonio Balbontín.

Esta organización se limita, en la realidad, a ser un corifeo del partido, firmando con él todos los manifiestos nacionales y estando controlado su Comité Ejecutivo por un delegado del “Bureau Político” del partido. Como ya tuvimos ocasión de consignar al principio de la obra, recibe cinco mil pesetas mensuales de Moscú en concepto de asignación para propaganda.

10. Huelga revolucionaria de Sevilla; repercusión en Madrid

Nos encontramos con una de las más grandes tragedias por que pasó España, y en particular Sevilla, durante el año de 1931. Al tratar de ella me limitaré a exponer imparcialmente cuanto ocurrió, dejando al juicio del lector la opinión que crea conveniente.

Existían de antiguo en Sevilla varios conflictos sociales envenenados por la dirección comunista de la Unión Local de Sindicatos. La situación, empero, tenía que sufrir un cambio, porque ni los patronos podían entregar sus industrias a los comunistas, ni estos podían mantener una serie de huelgas interminables, ya que con ello desmerecía su influencia entre los obreros.

La situación vino a agravarse con la muerte de un obrero cervecero huelguista ocurrida en una de las diarias colisiones que se sucedían sin cesar.

El día 19 de julio la Unión Local de Sindicatos convocó a una asamblea de frente único con el siguiente orden del día:

1.° Informe por el Comité Ejecutivo de la situación de los conflictos pendientes de los Sindicatos de la Unión y otros.

2.° Conveniencia de constituir el frente único de todos los trabajadores en la lucha.

3.° Actitud que deben seguir los obreros frente a la resistencia sistemática de la burguesía.

4.° Preguntas y proposiciones.

Intervinieron en la discusión Antonio Mitje, José Díaz y Carlos Núñez, todos militantes comunistas y dirigentes de la Unión Local. Se tomó el acuerdo de declarar la huelga general de cuarenta y ocho horas, por solidaridad con los conflictos pendientes, a partir de las doce de la noche del día 21, y constituir para ello el frente único. Como reivindicaciones para el movimiento se aprobaron las siguientes: Solución de los conflictos pendientes, previa admisión por los patronos de las bases que tienen presentadas los obreros. Imposibilidad de desahuciar a los obreros parados. Libertad de los presos políticos y sociales y sobreseimiento de los procesos por causas de huelga. Subsidio del 75 por ciento del salario de 10 pesetas para los obreros parados. Cinco pesetas diarias por el Ayuntamiento para los obreros en huelga. Disolución de los Cuerpos de la Guardia civil, Seguridad y Policía. Destitución del gobernador civil. Rebaja del 50 por ciento en el precio de los alquileres.

A simple vista puede observarse el carácter político de las mismas.

El día 20, domingo, se celebró el entierro del obrero cervecero Antonio González Prieto, muerto el sábado anterior. Al regreso de la inhumación se organizó con los asistentes una manifestación, que a su llegada a la Macarena entró en colisión con las fuerzas de asalto agrediendo a estos por sorpresa. De la batalla resultaron tres muertos, de ellos un guardia de Seguridad, y once heridos graves. Desde este momento todos los esfuerzos de la dirección del movimiento, compuesta por Manuel Adame, Antonio Mitje, José Díaz, Saturnino Barneto, Carlos Núñez y algún otro que no recuerdo, fueron encaminados a anticipar la huelga anunciada para el martes, consiguiendo la retirada de los taxis y el que la tarde transcurriera en constante agitación. El Comité de huelga, compuesto por los antes citados, quedó reunido en sesión permanente. Al día siguiente, 21, lograron que de hecho se declarara la huelga, teniendo el gobernador que utilizar a ciudadanos provistos de pistolas para los repartos imprescindibles de alimentos a los establecimientos benéficos.

Pero la intención de los comunistas no era realmente declarar la huelga general, sino realizar un movimiento revolucionario que atemorizara a las clases capitalistas de la ciudad y las obligara a someterse a sus exigencias. El martes se reproducen los sucesos, entablándose una verdadera batalla. La fuerza pública es atacada desde las azoteas, que, por el tipo de construcción de las casas sevillanas, ofrecen inmejorables trincheras a los atacantes. En ese día hubo dos muertos y más de treinta heridos.

Para darse idea de la importancia de los sucesos, copio más abajo un párrafo de la información de los diarios locales, dice así: “Habían sostenido encuentros la fuerza pública y los revoltosos en las proximidades de San Pedro, en las calles Trajano y Méndez Núñez, en el puente de Triana, en la Puerta de la Carne, en la Gran Plaza, Paseo de Colón, &c. En toda la ciudad, casi a la misma hora y en idéntica forma, esto es, utilizando los revoltosos las ventanas y tejados de casas deshabitadas o pasando de éstas a azoteas de casas donde viven vecinos pacíficos.”

Ante la extensión e intensidad de los sucesos, tienen que ser colocadas ametralladoras en los sitios estratégicos de la ciudad.

Por la tarde hay un gran tiroteo en el barrio de Triana, se organiza un asalto al Gobierno civil, atacando desde las azoteas vecinas, que cuesta varias bajas por ambos bandos. En la Plaza Nueva tienen que funcionar las ametralladoras, aunque disparan al aire. Al anochecer el tiroteo es general en toda Sevilla.

El Capitán General de la región ha dictado un bando declarando el estado de guerra, en el que, después de citar los artículos reglamentarios, dice: “Con objeto de que al ciudadano pacífico de Sevilla no le sorprendan posibles determinaciones de la fuerza pública, pongo en conocimiento de todos, que ésta tiene ordenes concretas para hacer fuego sin previo aviso contra los grupos de cuatro o más individuos, siempre que a su juicio infundan sospechas los que lo compongan. Igualmente hago saber que, tan pronto sea ofendida la fuerza pública, es peligroso asomarse a los balcones o azoteas, así como permanecer en la calle, ya que contra los que lo hagan puede disparar la fuerza sin aviso de ninguna clase. También se hace saber que contra las casas desde donde se hostilice a las fuerzas del Ejército o a los agentes de la autoridad, se emplearán los mayores medios de violencia que puedan utilizarse, llegando incluso a la destrucción del inmueble mediante el empleo de la artillería.”

El miércoles 23 continúa la huelga, estando la ciudad totalmente paralizada. Aviones militares con ametralladores vigilan las azoteas. Las muertes ocurridas en la lucha suman hasta ese día, ocho. En la pasada madrugada ocurrieron graves sucesos en el Parque de María Luisa, a consecuencia de los cuales murieron Domingo Oliver, José Parra, Jerónimo Navarro, y Luis Medina, todos militantes comunistas y significados dirigentes de los Sindicatos a que pertenecían. Sobre estas muertes se aseguró la aplicación de la ley de fugas, teniendo el hecho estado parlamentario.

A fuer de imparcial, me limito a transcribir el relato oficial hecho por el general de la División, señor Ruiz Trillo, que por cierto no deja de ser un poco rara; dice así: “Iban los detenidos en un coche, sufrió un pinchazo y los trasladaron a pie. Surgieron unos grupos que intentaron libertarlos, y entonces huyeron. Disparó la fuerza y cayeron tres, desapareciendo el cuarto con los libertadores. Después se le encontró muerto junto al pabellón de la Argentina.”

El mismo día, por la tarde, se destruyó con granadas rompedoras, disparadas con cañón, la conocida “Casa Cornelio”, donde las autoridades aseguraban que los comunistas celebraron reuniones y que se agredió a la fuerza pública. Se hicieron veintidós disparos, y uno de los proyectiles, después de traspasar la casa, fue a caer en la plaza del Pan, siendo milagroso que no ocasionara víctimas.

A la noche se realizó un asalto al cuartel de la Guardia civil de la plaza del Sacrificio, resultando el capitán y un sereno muertos y varios heridos. Después de lucha enconada, pudo hacerse dueña de la situación la fuerza que allí vivía.

A partir de estos sucesos la tranquilidad fue restableciéndose poco a poco, y los obreros, cansados de una lucha terrible pero estéril en sus resultados, se reintegraron al trabajo.

El partido, en Madrid, organizó con motivo de estos sucesos y por mediación del Socorro Rojo Internacional, un mitin el día 6 de agosto, en el teatro de Maravillas, en el que hablaron José Silva, César Falcón, Mariano Benlliure y Tuero, José Antonio Balbontín y José Bullejos, presidiendo Joaquín Arderíus. En este mitin se presentó espontáneamente Ramón Casanellas, acabado de llegar de Moscú, al que la Internacional enviaba para reforzar la dirección del Partido español y que dirigió también unas palabras a los concurrentes.

A la salida se organizó una manifestación, originándose una colisión en la que hubo algunos heridos, entre ellos Antonio Huertas, afiliado a las Juventudes Comunistas y que al cabo de algún tiempo murió como consecuencia de las heridas recibidas.

11. Primero de agosto

La jornada del primero de agosto de 1931 era la primera que el partido celebraba después de caída la Monarquía. Sin embargo, a pesar del mandato concreto de la delegación de la Internacional para que se hiciera de ella una jornada tumultuosa, el partido, por su poca influencia todavía, no consiguió sino hacer pequeñas manifestaciones en algunas ciudades.

Sevilla, que era donde el partido pensaba dar el tono comunista a la jornada, no respondió, lo que es natural, si se tiene en cuenta la lucha que sus obreros acababan de sostener.

Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia y alguna otra ciudad, estuvieron, a la caída de la tarde, sometidas a la agitación de los grupos de manifestantes, con las consiguientes cargas, carreras, sustos, &c.

A esto se redujo toda su labor. Una cuantas algaradas sin importancia, y así se justifica ante quien ordena, la Internacional y su representante el “Komintern” de Moscú, una actuación que casi siempre es ficticia.

12. Sucesos de la calle de la Somera, en Bilbao

Bilbao ha sido siempre la ciudad más dura, después de Barcelona, en la lucha social. De muy antiguo se disputan en ella la hegemonía del movimiento obrero, socialistas y comunistas. En esta disputa hubo momentos verdaderamente trágicos, en que la sangre de unos y otros regó sus calles.

A principios del mes de agosto de 1931, la tensión era tal, que se veía dibujar en el ambiente uno de esos hechos sangrientos. Los socialistas, escudados en los puestos de concejales del Ayuntamiento, querían a toda costa destrozar la organización comunista y hacer desaparecer su influencia, para lo que ponían en practica la táctica de sitiar por hambre a los que creían comunistas, no dándoles posibilidades de trabajar.

Al frente del Comité regional del partido Comunista se encontraba entonces Jesús Hernández como delegado instructor del Comité Central del Partido. Este individuo, educado en el ambiente violento de las luchas sociales, era propenso a actos de pistolerismo y vino a colmar lo poco que necesitaban los de allí para acabar de decidirse.

Organizaron bajo su dirección y control un atentado, conviniendo en que lo mejor era realizarlo contra los dirigentes socialistas que a la vez eran concejales. El día 9 del citado mes de agosto, un grupo, con Jesús Hernández a la cabeza, compuesto por José Luis Gallo, Agustín Ibáñez, Ambrosio Arrarás, el apodado “Galleguín”, famoso en Bilbao por los hechos en que ha tomado parte, y Leandro Carro, se dirigieron al “Restaurant Bilbaíno”, de la calle de la Somera, donde se reunían con frecuencia los concejales socialistas, e irrumpieron en él, atacando a tiros a cuantos allí había. En la agresión resultaron dos socialistas muertos y tres heridos graves. Al hacer la retirada disparando, cayó muerto también, por las mismas balas de sus compañeros, José Luis Gallo, que se había retrasado un poco.

La indignación producida por los hechos entre los obreros bilbaínos fue tal, que la organización del partido sufrió un rudo golpe. Por otra parte, la policía comenzó a actuar, deteniendo a Ibáñez, Arrarás y Dolores Ibarruri (“Pasionaria”), ésta última por haber ocultado en su casa al citado Arrarás para librarle de la detención.

Jesús Hernández, para eludir la persecución, se traslado rápidamente a Madrid, donde dio cuenta detallada de lo ocurrido al “Bureau Político” del partido, el cual, viendo que la principal responsabilidad era de Hernández, y teniendo presente que esta actuación suya puso en situación crítica al partido ante los obreros, al poner de manifiesto que, a pesar de las constantes declaraciones de éste contra el pistolerismo y por la acción de masas, el partido realizaba, por conducto de uno de sus militantes responsables, actos de esta índole, acordó condenar su actuación, y como sanción y para, al mismo tiempo, librarle de una detención segura, enviarle, por medio del “aparato ilegal”, a Moscú, donde debía pasar un año, o más si las circunstancias lo hacían preciso, en la Escuela Leninista, enviando a la vez un amplio informe al Comité Ejecutivo de la I. C. sobre ello.

Un dato curioso es, que, a su llegada y durante mucho tiempo de su permanencia en la capital moscovita, era conocido entre los mismos alumnos de la citada Escuela por el apodo de “pistolero”, afirmación que se puede comprobar por medio de su actual compañera Aurora Andrés, quien lo puso en mi conocimiento. Allí permaneció hasta fines del año 1932, en que, expulsado el grupo de Bullejos, le envió la Internacional para reforzar la nueva dirección.

Este hecho que acabo de relatar es uno de los grandes crímenes que el partido tiene en su haber.

13.–Intentos de sedición en el Regimiento n.° 31 de Madrid

En aquella época, agosto 1931, la organización antimilitarista estaba anexionada al Comité Central de las Juventudes, y era Etelvino Vega el responsable de ella. Entre otras, se había logrado constituir una célula en el Regimiento n.° 31, del Cuartel de la Montaña. A su frente figuraba un cabo, Antonio Trebón.

Hacía ya algún tiempo que, por mediación de dicha célula, se venían introduciendo en el cuartel folletos, periódicos y boletines comunistas. La influencia de la misma creció, y ya la formaban bastantes individuos de las distintas compañías. En vista de ello, se pensó en probar la fuerza con que se podía contar en el interior del cuartel, a manera de tanteo, y para ello convino el Secretariado del C. C. de las Juventudes y Antonio Trebón, jefe de la célula, que lo mejor era provocar un plante con pretexto de la mala calidad del rancho.

Para hacer ambiente se imprimieron clandestinamente en la imprenta de Enrique Sicilia, de la calle de Churruca, 17, unos pasquines en los que se planteaban diversas reivindicaciones para los soldados, entre ellas las de: “confeccionamiento del rancho por obreros cocineros y control de un Comité representativo de los soldados en las compras de alimentos”.

Los referidos pasquines fueron entregados a Trebón con la consigna de que los distribuyera entre los militantes de la célula, y estos a su vez por todas las dependencias del cuartel. Así se hizo, y en la mañana del día 26 aparecieron los dormitorios y comedores plagados de pasquines. Inmediatamente la oficialidad empezó a tomar precauciones y detuvo a dos de los componentes de la célula. Estas medidas y el temor inspirado por ellas al resto de la tropa, hicieron fracasar el intento de plante.

A la madrugada siguiente, el juez militar, acompañado de la policía, clausuró, después de incautarse de algunos documentos, la administración de Juventud Roja en la calle de Martín de los Heros, 78, y suspendió el periódico. Después procedió a detener a Máximo Palmero, Pedro Martínez Cartón, Emilio Casas, Miguel Nistal y otros, instruyendo sumario por el fuero militar y siendo procesados por intento de sedición y rebelión militar. La causa terminó sobreseída.


Capítulo IV
De setiembre a fin de año

1. Día internacional de la Juventud

La Internacional Juvenil Comunista organiza anualmente una jornada internacional de luchas de la juventud. Esta tiene lugar el primer domingo del mes de setiembre, que en el año 1931 fue el día 6.

El Secretariado se había dirigido con una orden a todos los regionales para que organizaran ese día manifestaciones y acciones de masas, dándolas un carácter de lucha por las reivindicaciones juveniles y de demostración contra la amenaza de guerra y contra el fascismo. Cumpliendo el acuerdo, se realizaron manifestaciones más o menos importantes en casi todas las capitales y algunos pueblos principales.

Pero donde fue más resonante la jornada es en Madrid. Toda la semana anterior se había hecho una labor de propaganda por medio de pasquines, manifiestos, octavillas, y mítines relámpago a la salida de los obreros de las fábricas y talleres. El día 6, a las once de la mañana, se organizó una manifestación en la glorieta de Atocha, a la que acudieron en número de 1.500 a 2.000 obreros. El propósito era dirigirse a la Puerta del Sol, pero las fuerzas de Asalto lo impidieron, cargando para dispersarla. El choque entre las fuerzas y los manifestantes fue muy violento, aunque no se emplearon armas de fuego, llegando las cargas hasta el interior del Hospital Provincial, en cuyas salas fueron algunos detenidos. Hubo bastantes heridos y contusos.

Coincidió también que los presos comunistas de la cárcel modelo estaban en huelga del hambre para exigir la mejora de rancho. Los Comités de Madrid del partido y Juventudes enlazaron ambas cuestiones, ordenando a los militantes que por la tarde se congregaran en la prisión para hacer en manifestación la visita a los presos.

Después de ésta, que duró una hora y media, en tandas de 50 en 50 personas cada cinco minutos (acudieron, por tanto, unos 900), se produjeron choques con la fuerza, al impedir ésta la formación de otra manifestación que se intentó formar. A causa de los incidentes del día efectuó la policía más de 100 detenciones, llegando a haber en la cárcel cerca de 200 presos comunistas.

Esta jornada, que en realidad no había tenido importancia, fue hinchada por el partido de tal manera, que parecía había sido un verdadero movimiento revolucionario, cuando no pasó de un motín corriente.

2. Elecciones parciales para diputados a Cortes

El día 4 de octubre se celebraron elecciones parciales en algunas circunscripciones para elegir los diputados que por muerte u otras causas había vacantes. Entre ellas estaba Madrid.

El partido, aunque presentó candidatura en todos los sitios, verdaderamente fue por pura fórmula, sin hacer casi propaganda y sin poner interventores ni apoderados.

Como dato para seguir el desarrollo de la influencia comunista en Madrid, damos a continuación estadísticas de votos obtenidos, clasificados por distritos. Comparando estos datos con los obtenidos el 28 de junio, veremos que alcanzan casi el doble, lo que en tan corto periodo de tiempo significa un aumento considerable. Hay que hacer notar que son datos oficiales.

Los votos resultados son:

Centro167
Hospicio241
Buenavista506
Congreso467
Chamberí890
Hospital985
Inclusa805
Latina736
Palacio328
Universidad858
Total5.983

En relación con el aumento de votos va también el aumento de afiliados, pues de unos 60 o 70 al proclamarse la República, en las elecciones del 4 de octubre llegarían al millar.

3. Campaña antirreligiosa del Ateneo

En las Cortes Constituyentes estaban discutiendo el articulado de la Constitución. Se llego al problema religioso y en torno de él se suscitaron grandes escándalos. El Partido, por mandato de la delegación de la Internacional, quiso aprovechar esta ocasión para hacer campaña política. A este efecto se reunió el “Bureau Político” y tras larga deliberación acordó convocar a la fracción comunista del Ateneo a una reunión común con el Secretariado, para tratar de organizar por medio de aquel centro una manifestación central, donde estuvieran representados todos los partidos y organizaciones obreras que lucharan contra la Iglesia. Esto, sin perjuicio de que el partido por su cuenta realizara cuanta propaganda creyera conveniente y procurara siempre figurar como el principal organizador de la misma, para lo cual movilizaría todos sus militantes.

Se celebró la citada reunión con Galán, Arderíus, Yusti y Jiménez Siles, y convinieron en presentar una proposición a la Junta General del Ateneo, que sería citada expresamente para el caso, en el sentido de que éste organizara la manifestación. En la Junta general, la Directiva, afín a Azaña, que había visto la maniobra, se opuso a la proposición. Como se produjera un gran escándalo, la Junta de gobierno, aprovechando la ocasión, levantó la sesión y se retiró del salón. Sin embargo, los asambleístas continuaron celebrando la reunión y la fracción comunista logró sacar adelante su proposición, nombrándose una Comisión integrada por Galán, Arderíus, Carmona, Paladini, Benlliure y Tuero, Yusti y Jiménez Siles, para que organizara la manifestación y resolviera cuantos asuntos se relacionaran con ella.

Llenaron Madrid de propaganda, y el partido envió oradores a todas las fábricas y talleres para dar mítines relámpago a la salida de los obreros. Lograron agitar Madrid en todos sus barrios.

El día 14 de octubre se celebró la manifestación, que, a pesar de la prohibición del Gobierno, llegó hasta la misma Puerta del Sol. Participaron en ella, a más del partido y Juventudes Comunistas, que, como queda demostrado, fueron sus verdaderos organizadores, el partido Republicano Radical Socialista, la Izquierda Radical Socialista, Juventudes Socialistas, Partido Republicano Federal, Asociación General de Dependientes de Comercio y Empleados de Oficinas, Consejo Obrero Autónomo del Norte y algún otro.

Pero el verdadero éxito de la jornada fue para los comunistas. Durante el transcurso del recorrido de la manifestación, a la que asistieron unos 10.000 obreros, varios militantes preparados de antemano dirigieron la palabra a los manifestantes lanzando las consignas del partido en lo tocante a la Iglesia. Hasta las diez de la noche no cesó la agitación en el centro de Madrid. Resultaron de la jornada 12 heridos y mas de 200 detenciones, que no fueron mantenidas.

Mundo Obrero puso a la venta un número extraordinario de dos páginas, que era un verdadero manifiesto revolucionario. La presión de la manifestación hizo que las Cortes aprobaran el artículo 26 de la Constitución y que se produjera con este motivo la dimisión del señor Alcalá Zamora, de la presidencia del Gobierno.

Al día siguiente del en que se celebró la manifestación, la Junta de gobierno del Ateneo publicó una nota condenando la actuación de la Comisión Organizadora de la manifestación, con objeto de salvar su responsabilidad ante el alcance que había tenido la misma. La Comisión le contestó con otra que publicamos a continuación:

“La Comisión de ateneístas organizadora de la manifestación celebrada el pasado día 14 para pedir a las Cortes Constituyentes la aprobación del primitivo dictamen sobre la cuestión religiosa, desea contestar la nota dada a la publicidad por la Junta de gobierno del Ateneo, también públicamente.

La asamblea de ateneístas, compuesta por mas de 200 socios, reunida con carácter de Junta general en la tarde del día 13, después de agotar, por Comisión destacada al efecto, todos los trámites reglamentarios sin ningún resultado positivo, de todo lo cual dará cuenta esta Comisión en la Junta general convocada oficialmente, y dándose cuenta de la gravedad del momento, designó a la Comisión que suscribe para que organizara, con la inminencia que el caso requería, una manifestación pública, procurando, además, de esta forma dar al acto la seriedad y solvencia que deben presidir los organizados por el Ateneo. Suspendida la reunión, se reanudó a las once de la noche, y en ella se dio cuenta de las gestiones que habían de celebrarse cerca de determinados partidos políticos y organizaciones obreras. También se dio cuenta del texto del manifiesto que se iba a dirigir al pueblo de Madrid, siendo dicho texto aprobado por unanimidad. Por mandato de los ateneístas reunidos, la Comisión organizadora empezó a actuar hasta las siete de la tarde siguiente, hora señalada para celebrar la solemne e imponente manifestación que presidió, y que, a pesar de su gran magnitud, dio ejemplo de sensatez y de orden.

La Junta de gobierno no puede alegar ni suplantación ni ignorancia. En la Casa estaba, y hora por hora, minuto por minuto, supo durante todo el tiempo que tardó en organizarse el acto, cuanto se hacía por parte de la Comisión designada por la asamblea de ateneístas, que realizó desde dentro del mismo edificio del Ateneo todas sus gestiones. Esta Comisión, respetuosa consigo misma, por haber sido constituida por mandato democrático de una asamblea ateneísta, no quiere comentar nada por ahora y menos públicamente, hasta tanto se celebre la Junta general anunciada.

Madrid, 15 de octubre de 1931.– Galán, Arderíus, Carmona, Paladini, Benlliure, Rodríguez, Yusti, Jiménez Siles.– Firmado y rubricado.”

Lo cierto es que queda al descubierto de manera evidente la complicidad de la Junta de gobierno, cosa que no es de extrañar, pues sus componentes eran todos personas afectas a los partidos izquierdistas y si condenaron la actuación de la Comisión, fue sólo para el efecto político.

4. Pro frente único

Después de las elecciones parciales para diputados, el partido, visto el crecimiento que iba obteniendo, quiso comenzar la realización de una campaña nacional por el frente único. A este efecto organizó mítines centrales en Madrid, Sevilla, Granada, Málaga, Córdoba, Bilbao, Barcelona y Valencia, en los que se procuró intervinieran también oradores de otros campos, aunque simpatizantes, como Balbontín, Falcón, Sediles, Salinas, &c.

Estos mítines constituyeron un éxito verdadero, pues, por ejemplo, en el que se celebró en Madrid, se llenó completamente el teatro Fuencarral, sin invitaciones, o sea, pasillos inclusive, teniendo que colocar altavoces en la fachada.

La mayor parte de ellos terminaban siempre con algaradas en las que tenía que intervenir la fuerza pública, pues siempre había la manía funesta de organizar manifestaciones, cuyos únicos resultados eran que los obreros recibieran unos cuantos palos de los guardias de asalto.

A pesar del éxito obtenido con estos actos, su ambiente se perdió en el vacío, pues nunca fueron seguidos de una labor de organización efectiva, y si algo se hacía, quedaba sobre el papel, sin ser llevado a la práctica. En esta época tuvo el partido varios momentos y ocasiones en que pudo llegar a influir decisivamente en el movimiento obrero, pero por el excesivo lastre burocrático y los propios intereses personales de los dirigentes, todos ellos fueron desaprovechados.

5. Mundo Obrero, diario

En una de las entrevistas que tuvieron en Moscú José Bullejos y Etelvino Vega, como representantes del partido español con el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista y especialmente con Manuilski, presidente del mismo, planteó éste el problema de la creación de un diario del partido en España, desde el cual se pudieran realizar las campañas políticas que fueran convenientes a la Internacional, para el cual estaría su director controlado por la delegación que aquella tenía en España.

Una vez ya con el mandato concreto de ello, el Secretariado del Comité Central organizó una suscripción pública en el semanario, a este fin, suscripción que recaudó unas 60.000 ptas. Este dinero no era bastante, y para lograr la salida del periódico, la Internacional, por medio de un correo directo, envió 10.000 dólares, que al cambio aproximado de 10 pesetas que entonces estaba, significaban unas cien mil pesetas.

Con estas sumas empezó a organizarse su salida. Celebraron un contrato con la imprenta de El Imparcial, sita en la calle del Duque de Alba, por el cual ella se comprometía a dar todas las facilidades que fueran necesarias para la publicación del periódico, incluso hurtándole a las recogidas de la policía.

Como confeccionador del mismo fue encargado Ángel Pumarega. Para redacción y administración se alquilaron unos locales en la calle de la Concepción Jerónima, número 8. Administrador fue nombrado Fernando Antón, que ya lo era del semanario, aunque daba la casualidad de que no conocía la contabilidad.

La redacción estaba formada en la siguiente forma: Director legal, Manuel Santano, el que no intervenía para nada en el periódico. Director político, José Bullejos, y director efectivo, José Silva, que más tarde fue sustituido por Manuel Navarro Ballesteros. Redactores: Miguel González, Vicente Arroyo, Helios Gómez, Dolores Ibarruri (“Pasionaria”), Ángel Pumarega y yo.

Como colaboradores fijos figuraban: Francisco Galán, que firmaba con el seudónimo K.A.S., primero, y el de Kas. Kas., después; Etelvino Vega, Daniel Ortega, Manuel Adame, José Díaz y algún otro.

Para conserje del local se designo a Jaime Cañameras, y como empleados administrativos, Miguel Nistal, Vicente Moreno, Gregorio Fernández y José Fernández Coto. De capataz general de venta se nombró a Francisco Mingorance.

El día 13 de noviembre salió a la calle el primer número; su tirada fue de 20.000 ejemplares, vendiéndose en Madrid, durante toda su primera época, un término medio de 6.000. Hubo unos días en que la tirada aumentó a cerca de 30.000 ejemplares, y entonces se vendían aquí unos 8.000 números diarios.

Uno de los motivos de su fracaso, aparte del político, ha sido la mala administración, ya que, como decimos anteriormente, ni el propio administrador conocía contabilidad. Además, el partido, siempre que necesitaba fondos iba a buscarlos a la caja del diario. Demostración de la mala administración, es que cuando fue suspendido indefinidamente, al rendir cuentas, se encontró una diferencia de 18.000 pesetas, que se aseguró había desfalcado el administrador, pero que, en honor de la verdad, he de decir que en mi opinión fueron causadas por la mala marcha de los libros de contabilidad y el poco cuidado que en las cuentas se ponía.

6. Agitación entre los ferroviarios

El pleito de los ferroviarios era anterior al advenimiento de la República. Los miembros del Comité revolucionario del año 30 les habían prometido en sus propagandas que, cuando fuera instaurada la República, les serían concedidas sin pérdida de tiempo las mejoras que tenían solicitadas. Pero la República llegó, y Prieto, ministro de Obras Públicas, se encontró con que la mayoría de las pretensiones de los ferroviarios no podían ser concedidas. Entonces quisieron poner en juego la influencia del Sindicato Nacional Ferroviario para evitar el planteamiento de un movimiento huelguístico en los ferrocarriles.

Sin embargo, en el Consejo Obrero del Norte la influencia de los socialistas era escasa y la fracción comunista allí constituida logró que el citado Consejo se alzara contra el Comité Nacional del Sindicato. Este, en una reunión celebrada en la Casa del Pueblo, expulsó del Sindicato Nacional al Consejo Obrero del Norte, el cual, desde aquel momento, pasó definitivamente a estar bajo la dirección del partido Comunista, representado por Pablo Lafuente, Lucio Santiago, Ángel González Moros, &c.

En el mes de diciembre se agudizó el problema y entonces el partido planteó abiertamente la declaración de una huelga ferroviaria nacional, consigna que recogió el Consejo Obrero, ya autónomo, del Norte y comenzó sobre ella a realizar una gran propaganda entre los obreros del carril.

Mundo Obrero dedicaba diariamente una gran extensión a cuanto se refería a este problema, pues el partido, y por tanto la Internacional, estaban muy interesados en provocar un movimiento para dar un golpe a la U. G. T. Levantaron la consigna de frente único, y empezaron a crear Comités de taller con el fin de ir estableciendo una red de organismos que anularan por completo la influencia que pudiera ejercer el Sindicato socialista.

El día 3 de enero de 1932 se celebró en el salón Olympia, de Madrid, una asamblea para tratar de la formación del frente único, en la que intervinieron anarquistas y comunistas. A pesar de lo mucho discutido y del caldeado ambiente que en ella reinó, sólo se pudo lograr el nombramiento de una Comisión para que estudiara la posibilidad de llegar a un acuerdo entre el Sindicato anarquista y comunista, y que mientras tanto realizara cuanta propaganda en favor de los ferroviarios le fuera posible llevar a cabo.

A pesar de ello, es muy posible que si no se hubieran interpuesto otras circunstancias que fueron causa de la suspensión de Mundo Obrero y de la clausura de los locales de los sindicatos obreros, tal vez pudiera haberse llegado a la huelga, dirigida y orientada por el partido. Después que pasaron aquellas circunstancias ya era tarde.

7. Sobre la unificación con el Bloque Obrero y Campesino

En el capítulo primero hemos explicado ya la constitución del Bloque Obrero y Campesino en Cataluña, y el daño que éste había hecho a la Internacional Comunista, al desbancarla de toda su influencia en aquella región.

Cuando, según iba avanzando el tiempo y la Internacional veía que no podía el partido reaccionar en Cataluña, y que nada significaba allí, comprendió el error que había cometido con la expulsión de Maurín y trató de rectificarlo. A este efecto curso instrucciones concretas a sus delegados en España, los cuales convocaron una reunión especial del “Bureau Político” para tratar de este asunto.

En ella se planteó el dar el ingreso en bloque a todos, pero Bullejos puso como condición la excepción de Maurín, con el que ya tuvimos ocasión de ver que le separaban apreciaciones personales. Trató la delegación de la Internacional de convencerle, y después de mucho discutir se pudo llegar a la fórmula de proponer a Maurín que se trasladara a Moscú para discutir nuevamente con el Comité Ejecutivo de la Internacional y Bullejos los problemas de España y ver de llegar a un acuerdo.

Los mismos delegados de la I. C. fueron personalmente a Barcelona para proponérselo a Maurín, pero éste, que veía claramente que el partido oficial no contaba con ninguna influencia en Cataluña, respondió con una negativa, fundándola en que mal podía volver a convivir con personas, como Bullejos, que le habían tachado de traidor.

En vista de ello, se volvió a reunir otra vez el “Bureau Político”, y en última instancia acordó publicar un llamamiento público en Mundo Obrero, dirigido a los afiliados al Bloque, concediéndoles el ingreso en conjunto “siempre sobre la base de la aceptación sin reservas del programa y de la línea política de la Internacional Comunista y de su sección española”, que era tanto como la rectificación de toda la conducta política del Bloque y la anulación de Maurín.

A continuación publicamos un extracto del citado llamamiento, en que, después de hablar de la génesis de la escisión, decía:

“En diferentes ocasiones la Internacional Comunista y el partido intentaron poner fin a esta situación, que tanto daño ocasionaba al desarrollo del movimiento comunista de España. Últimamente la Internacional pidió a los jefes del Bloque el envío de una delegación a Moscú para tratar de las condiciones de su reintegración al partido y, por lo tanto, de la unificación de todas las fuerzas comunistas. Maurín, que ya había emprendido resueltamente su política de alianza con la burguesía catalana, capitulando vergonzosamente ante Maciá, y que desde la tribuna del Ateneo de Madrid atacaba a la I. C., rechazó la invitación que se le hacía, poniendo así de manifiesto, tanto sus propósitos escisionistas, como la falsedad de todas sus declaraciones respecto a la unificación comunista en Cataluña.

El Comité Central del Partido Comunista (S. E. de la I. C.) os dirige un caluroso llamamiento para que reingreséis en nuestras filas y declara que está dispuesto a admitiros en bloque, sobre la base de la aceptación sin reservas del programa y de la línea política de la Internacional Comunista y de su Sección española.”

Como era natural, planteado el problema en estos términos, el llamamiento no dio el menor resultado, siendo inútiles cuantos esfuerzos hicieron unos cuantos militantes del partido que se habían introducido en las filas del Bloque con la misión de hacer prosperar la maniobra del “Bureau Político” oficial.

8. Éxito económico de Mundo Obrero

Como consecuencia de la mala administración del periódico, al mes de su salida se encontró el partido con que carecía de fondos para hacer frente a los pagos de fin de semana. Ante la extremada gravedad del momento, se reunieron urgentemente la redacción y administración con el Secretariado del Comité Central, para buscar una solución a problema tan difícil.

Todos coincidieron en apreciar que la situación era extremadamente difícil, y que era preciso, para sortearla, un esfuerzo más que lo corriente. Se pensó en que todo el personal empleado en la confección de Mundo Obrero, desde la dirección a los talleres, dejaran quince días de su haber en favor del mismo; pero esto no era suficiente. Adame, presente en la reunión como miembro del Secretariado, hizo la proposición de confiar la suerte que fuera a correr a los obreros españoles, publicando para ello un llamamiento, en que, después de exponer la crítica situación económica, se pidieran concretamente 14.000 pesetas en los días que quedaban de semana, y era miércoles. La mayoría de los asistentes se mostraron en contra al principio, porque creían que los trabajadores no responderían y sería poner de manifiesto el fracaso del partido.

Al fin, como no se veía otra solución, fue aceptada la proposición, y, el día siguiente, 16 de diciembre, el llamamiento salió en primera plana de Mundo Obrero.

A pesar de las opiniones pesimistas de la redacción y administración, la suscripción resultó un éxito resonante, alcanzando el lunes siguiente la cantidad de 20.000 pesetas, en lugar de 14.000 que se habían pedido. Se dio el caso de haber “cola” durante bastantes horas en la administración para entregar donativos. De provincias llegaban constantemente giros telegráficos en gran número, siendo verdaderamente una cosa excepcional.

En todo tiene que haber anécdotas, y en este caso las hubo. Carlos Castillo, abogado del Socorro Rojo Internacional, entre los donativos que recaudó, cobró cinco pesetas, respectivamente, a don Fernando de los Ríos y otras cinco a don Gabino Bugallal, pero al enterarse el Secretariado de ello, tomó el acuerdo de devolverlas, publicándolo en el periódico, en el cual se habían consignado igualmente las referidas cantidades.

Por mi parte, después de honradamente reconocer el formidable éxito obtenido, no puedo sustraerme a poner un pequeño comentario. El siguiente: De nada servirán que personas e instituciones se obstinen en negar la potencia del comunismo, en sus diferentes ramas y organizaciones, cuando hechos como el presente vienen a desmentirlos rotundamente. El camino no es negar, el camino es combatir, y combatir con procedimientos eficaces y sin ñoñerías contraproducentes.

9. Editorial Europa-América

El sistema seguido por el “Komintern” en todos los países donde puede introducirse, aparte de crear la organización política propiamente dicha, tiende a establecer una red de organizaciones más o menos disfrazadas, las cuales sirven admirablemente su causa, englobando en ellas a toda esa masa indefinida y vacilante, pero que por sus pinitos intelectuales se halla propicia a admitir todas las novedades, por absurdas y exóticas que sean, bastando para ello con que tengan la etiqueta de un mal llamado modernismo.

Pero en lo que la Internacional pone mayor interés, es en crear en cada país una editorial que divulgue en grandes cantidades toda la literatura comunista, creando así un ambiente de popularidad a sus sistemas y procedimientos.

En España no existía esta editorial, y el Comité Ejecutivo de la I. C. se propuso crearla. Uno de los delegados de Moscú, el conocido entre los militantes del partido por el seudónimo de “Eduardo”, fue encargado de realizar los trabajos precisos para ello. A este efecto, el “Komintern” envió doscientas mil pesetas para montar el negocio. Se busco un militante no significado y que por su profesión no fuera sospechoso a la policía, para hacerse cargo legalmente de la editorial, nombrándose para ello a Jose Marín. Pero éste solo servía para la organización técnica de la misma, designándose para director literario a un emigrado comunista italiano apellidado Bono, el cual es responsable de todo cuanto la editorial publique, estando controlado a su vez por la delegación de la I. C. Como jefe de oficina fue colocado Rito Esteban, antiguo militante de Madrid y que había prestado muchos servicios al partido.

Es de notar la forma en que fueron realizados estos nombramientos; a pesar de todas las repetidas frases de democracia interna, a capricho del delegado de la I. C. y sin tener para nada en cuenta las condiciones de los designados; Rito Esteban es sastre de oficio.

La instalación se hizo a todo lujo, montando las oficinas en Barcelona, paseo de Colón, núm. 4, entresuelo, junto a la Casa de Correos. La “Imprenta Myria”, cuya situación económica era difícil, fue ayudada por la editorial, comprometiéndose, por su parte, a dar preferencia a cuantos trabajos le encargara ella o el partido, logrando más adelante disponer de la misma para materiales clandestinos.

Esta editorial, denominada “Europa-América”, es un puntal extraordinario del partido en España, como el “Bureau d’Editions” francés lo es del de Francia, puesto que, a más de servirle para despistar a la policía en sus relaciones con Moscú, todas las utilidades que se obtienen pasan, después de cubrir el capital pasivo, a los fondos del partido.

Y sobre todo, es un medio poderosísimo de divulgación de toda la actividad comunista, que llega de esta manera hasta la última aldea del campo español.


Capítulo V
Periodo de agitación: 1932

1. Tragedias en el campo, 1932

Una ola de sangre inunda los campos españoles. El odio de las masas, exacerbado por las propagandas violentas, se lanzó con furia terrible a la lucha. La fuerza pública choca con él y se producen tremendos dramas que ocasionan decenas de víctimas.

Castilblanco. He aquí un nombre que recuerda una de esas trágicas jornadas, la más trágica quizás. Allí los obreros autores de la agresión son socialistas, es decir, están afiliados a las organizaciones socialistas, pero su espíritu inculto se halla impregnado por la demagogia comunista.

Hay huelga de campesinos, se celebra una manifestación violenta y la Guardia civil les sale al encuentro. Es desarmada, y los cuatro agentes que integran la fuerza, un cabo y tres números, caen envueltos por la masa enfurecida, que los asesina, ensañándose con sus cadáveres en forma tal, que infunde terror leer la información de los diarios, de la cual es el siguiente párrafo: “Con los propios machetes de los guardias civiles caídos se ensañó la muchedumbre horriblemente en los cuerpos, que están materialmente cosidos a puñaladas. Los ojos no existen. Los dientes habían desaparecido también casi por completo, como consecuencia de los inhumanos golpes recibidos. Los cráneos, destrozados, dejaban salir la masa encefálica, y eran, en fin, aquellos cuerpos humanos, despojos acribillados, y, finalmente, machacados con piedras.”

Después de estos sucesos, que tuvieron lugar el mismo día 1 de enero, le siguen en la lista infinidad de tragedias en las que las bajas son recíprocas. Zalamea de la Serena, dos muertos y varios heridos graves; Epila, dos muertos y trece heridos; Jeresa, dos muertos y catorce heridos; Arnedo, once muertos y treinta heridos, &c., hacen un total de varias decenas de víctimas inmoladas en holocausto de una utopía social, que, como tal, nunca podrá llevarse a cabo, pero que sirve admirablemente los intereses políticos de una minoría dedicada a explotar la desesperación que ellos mismos fomentan. Estos muertos, traerán consigo la secuela del hambre, de miseria en muchos hogares; pero no importa, han sido “mártires de la revolución”, y esto basta. Lo demás no importa.

2. Campaña contra la Guardia civil

Como consecuencia de los anteriores sucesos en los que intervino la Guardia civil, el partido, dispuesto a sacar beneficio de todo, sin reparar en medios, acordó en una reunión celebrada por el “Bureau Político” realizar una gran campaña de agitación en contra de la misma, planteando en primer plano la consigna de “desarme y disolución”.

Mundo Obrero censuraba diariamente con violencia demagógica la actuación de la Benemérita, y sus palabras favoritas eran las de canallas, criminales y asesinos. Su primera plana se convirtió en una bandera de rebelión, y a su salida por las noches se libraban verdaderas batallas para escamotearlo a las recogidas de la policía.

El ambiente por aquellos días estaba sumamente enrarecido y los ánimos se encontraban bastante excitados. Para hacer cristalizar esa actitud en alguna acción concreta, el Secretariado acordó convocar una manifestación en Madrid con las consignas señaladas de “desarme y disolución de la Guardia civil y destitución y procesamiento del general Sanjurjo”, director en aquellos días de la Benemérita.

Como preparación de dicha manifestación, convocó el partido a un mitin en el salón Atocha para la noche del 8 de enero, el cual fue suspendido a última hora por orden de la Dirección General de Seguridad, originándose con este motivo varios incidentes con la fuerza pública que dieron lugar a cerca de dos horas de agitación en el centro de la ciudad.

Al siguiente día, 9 de enero, a las siete de la tarde, se realizo la anunciada manifestación, en la plaza de la Cibeles, acudiendo unos tres mil obreros, pero que por la mala organización de la misma resultó ineficaz, siendo fácilmente desarticulada y disuelta por los guardias de asalto.

Con motivo de ella, surgió en los militantes de Madrid una corriente de oposición contra el Comité, del que entonces formaban parte Pedro Fernández Checa y Salvador Guillén, el cual la acalló imponiendo a las células la disciplina y no permitiendo, bajo pena de tildarles de “trotskystas”, que se discutiera su actuación por ningún militante.

3. Alcalá de Henares. Bilbao

La sección antimilitarista en esta época, enero 1932, ya había sido colocada bajo la dirección de Ramón Casanellas, el que había organizado la oficina central con Félix Lacundi y Santiago López.

En Alcalá de Henares, aprovechando la estancia allí de Manuel Eguidazu, organizaron una célula comunista en el regimiento de Caballería de guarnición en la villa. Como agente de enlace, a más del propio Eguidazu, tenían a Carmen Navarro. Celebraron con los soldados varias reuniones e introdujeron en el cuartel folletos y manifiestos clandestinos.

Pero la policía intervino y sorprendió a la célula reunida en pleno, con Eguidazu y otro afiliado de Alcalá, llamado Teixeira, al frente. Al registrar los domicilios, fueron halladas treinta pistolas que tenían almacenadas, y algunas de las cuales habían sido procuradas por los mismos soldados. Fueron todos detenidos, y después de instruirles proceso los juzgó un Consejo de guerra, condenándoles a varios años de prisión. Con la última amnistía han sido puestos en libertad.

Bilbao.– Para el día 17 de enero los tradicionalistas habían anunciado un mitin. Al conocerse lo anterior, el Secretariado cursó instrucciones al Comité de Radio de Bilbao para que tratara por todos los medios de impedir la celebración del acto, y, de no ser posible, que realizara una manifestación coincidiendo con la salida del público. Reunido el Comité de Bilbao, acordó llevar a cabo la manifestación, puesto que el impedir la celebración les pareció casi imposible.

A la salida del público, se encontró con que una manifestación, encabezada por los comunistas, pero en la que participaron socialistas y republicanos de izquierda, impedía el pasar las calles y trataba de agredirlos. No tardó en producirse la agresión, sonando después disparos de ambas partes, cuyo resultado fue el de tres muertos y numerosos heridos.

Lo que antes no habían podido conseguir, la declaración de la huelga general, por la oposición de los socialistas, lo lograron a raíz de los sucesos referidos, quedando Bilbao completamente paralizado. Las manifestaciones crecieron en cantidad y en violencia, cosa que aprovecharon bien las células comunistas, prevenidas y con instrucciones concretas de antemano, para arrastrar a la masa al incendio de algunos conventos, siendo parcialmente destruidos cuatro o cinco más, en holocausto de las torpes miras políticas.

El Comité de Radio de Bilbao fue felicitado calurosamente por la delegación de la Internacional, y en Mundo Obrero se presentó a estos sucesos como un acto de “justicia de los obreros bilbaínos” y un triunfo rotundo del partido. Así explotan los cadáveres.

4. Movimiento de Figols y huelga del 25 y 26 de enero

Con motivo de los sucesos en el campo y los relatados en el apartado anterior, la atmósfera, ya cargada de por sí, subió de punto y tomaba cada día un carácter más denso.

El “Bureau Político” del partido se reunió en aquellos días para estudiar la situación, y creyéndola favorable a sus fines revolucionarios, tomó el acuerdo de proponer a las organizaciones de la U. G. T. y C. N. T. la declaración de una huelga general en un plano nacional, por cuarenta y ocho horas, para los días 25 y 26 de enero, a fin de “contener la ofensiva de la contrarrevolución dirigida contra los trabajadores, representada en el Gobierno Azaña-Prieto-Caballero”.

Para ello, a más de dirigir cartas directas a los organismos nacionales de dichas centrales sindicales, había de hacer público en Mundo Obrero un manifiesto en forma de carta abierta llamando a la lucha a los obreros e incitándoles a que si sus jefes se oponían, ellos por su cuenta realizaran el movimiento.

Desde aquel momento comenzó una gran campaña de propaganda. Mundo Obrero hizo publica la carta abierta el 18 de enero, todas las regionales del partido recibieron órdenes en el sentido de que, al mismo tiempo que popularizaban entre las masas la declaración de la huelga, tomaran por su parte cuantas medidas de organización creyeran precisas para el mayor éxito de la misma. Sin embargo, a no haber coincidido con la fecha del movimiento de Figols, es muy posible que no hubiera tenido la resonancia que en efecto logró.

El 21 del mismo mes, los anarquistas declararon una insurrección en toda la cuenca del Llobregat, alcanzando con mayor intensidad a los pueblos de Manresa, Figols, Suria y Carfona, en la cual tomaron parte también los comunistas de los mismos.

El Gobierno envió fuerzas del Ejercito a sofocarlo, y, como era natural, hubo víctimas. Asimismo suspendió los periódicos revolucionarios indefinidamente.

El Secretariado del partido hizo público un comunicado condenando el citado movimiento, no porque en el fondo le desagradara, sino porque “desencadenaba sobre las masas obreras y campesinas del país una ola de represión que ponía en grave riesgo el movimiento obrero y hacia dificilísima las posibilidades de organización de la huelga general decretada por el partido”. O sea, que lo condenaba por haberse producido el día 21 en lugar del 25, fecha señalada en la célebre carta abierta.

El 23, la C. N. T. declaró en Barcelona la huelga general, que, siendo dirigida por la fracción anarquista, con Ascaso y Durruti a la cabeza, adquirió caracteres violentísimos, regando una vez más la sangre roja de los trabajadores, calles y plazas de la Ciudad Condal.

Y llegamos al 25 de enero. Como consecuencia de la huelga de Barcelona, la C. N. T. en algunas capitales declaró también el paro. En aquel día hubo huelgas generales en casi toda España, teniendo más intensidad en los sitios que siguen: Vizcaya, Lérida, Sevilla, Córdoba, Málaga, Valencia, Zaragoza, Teruel, Almería, Alicante y Pontevedra. De las que puede decirse que fueron dirigidas por el partido en Sevilla, Vizcaya, Málaga, Valencia, Almería y parte de Alicante; las demás, la C. N. T., y en algunas comarcas campesinas, organizaciones de la U. G. T.

Madrid, a pesar de los grandes esfuerzos realizados, siguió su vida normal y no hubo la menor alteración del orden público, quedando con ello el partido muy desmoralizado y siendo esto causa del relevo del entonces Comité de Madrid, pasando a integrarlo elementos nuevos.

Sin embargo del fracaso de Madrid, la extensión del movimiento, por la coincidencia de las huelgas de la C. N. T., le sirvió al partido para proclamar a los cuatro vientos su “gran influencia en el campo obrero”, no siendo esto cierto, porque si bien es verdad que teóricamente orienta a la masa en un sentido revolucionario, en la práctica no es menos verdad, igualmente, que fueron escasos los resultados obtenidos en su organización.

5. Deportaciones

El único resultado de la por todos conceptos estéril huelga general, y movimiento del Llobregat, fueron las deportaciones en el “Buenos Aires”.

El efecto, el Gobierno seleccionó a 108 individuos de los que habían figurado como dirigentes, entre los que se encontraban los comunistas Tomás Cano, Joaquín Masmano, Tiburcio Pascual y Manuel Prieto, y en el vapor de la Trasatlántica llamado “Buenos Aires” los envió a Bata deportados.

La C. N. T., que pudo declarar la huelga cuando la salida del barco, 10 de febrero, lo hizo el 15 en toda España, alcanzando este nuevo paro general más violencia aún que el anterior. Una vez más las ciudades españolas se vieron sometidas durante tres días a las bombas y pistolas de las minorías audaces enroladas en la F. A. I.

El partido, a decir verdad, excepto en Sevilla, donde declaró también la huelga general, no intervino casi en absoluto en este movimiento.

Su resultado fue, como en los anteriores, unos cuantos muertos, algunos inocentes, y más y más hombres abarrotando las cárceles y presidios del país, sumiendo con ello a sus hogares en la más espantosa miseria. Pero “la revolución camina adelante...”.

6. Carta de la Internacional Comunista al partido español

En el mes de febrero, el Comité Ejecutivo de la Internacional comunista, por medio del “Bureau para Europa Occidental”, envió a los militantes del partido español una importante carta, en la cual se censuraba a la dirección del partido, tildándola de sectaria. El hecho de que al mismo tiempo que la enviara directamente al Comité Central, la diera a conocer públicamente por medio de La Correspondance Internationale, de París, fue debido a que anteriormente había enviado otro documento solamente a la dirección del partido, y éste, dejando incumplido el mandato de la I. C., no lo había dado a conocer a la masa. Con esa medida, pues, quiso el “Komintern” evitar que el Secretariado del partido repitiera su ocultamiento.

Juzgo muy interesante dicho documento, y por ello, si no íntegramente, por su grandísima extensión, si al menos en sus párrafos principales, voy a copiarle a continuación.

Se traza en ella un detenido análisis de la situación mundial, y dice:

«El régimen capitalista realiza esfuerzos por sostenerse; se asiste a una frenética rivalidad de imperialismos; se trata de destruir la Unión Soviética, y no existe otra solución a la crisis económica que la revolucionaria, que derrumbó la dominación capitalista. En estas condiciones, en España se produce la crisis revolucionaria.” Alude a “los fenómenos sociales de supervivencia feudal” en nuestro país y a “las nacionalidades oprimidas”. Los conflictos de clases han alcanzado, pues, una gran importancia.

El proletariado español, tiene una gran capacidad revolucionaria. Pero, influidos doctrinalmente por socialistas y anarcosindicalistas, los proletarios no han sabido proseguir su obra a raíz del 14 de abril, en que ellos fueron quienes derribaron la Monarquía. No supieron arrastrar tras de sí a los campesinos, segunda fuerza de choque de la revolución, y así se les ha escamoteado la situación, venida a manos de la burguesía en forma de tímidos proyectos de ley que nada pueden resolver.

El carácter político de la lucha de clases, en el desarrollo de la crisis revolucionaria de España, producida ya dentro de la República, está determinado por los elementos siguientes:

1. La crisis económica y agraria. La depreciación de la peseta, que hace inútiles las mejoras arrancadas por el proletariado a fuerza de huelgas. El paro y la inexistencia de seguros del Estado contra él. El empobrecimiento acelerado de las masas campesinas. (“La República burguesa conserva y protege las supervivencias del feudalismo, los privilegios y la servidumbre al capital extranjero.”)

2. El Gobierno de republicanos y socialistas ha demostrado su naturaleza de clase burguesa y contrarrevolucionaria; están dirigidos por la gran burguesía y los terratenientes. Las ilusiones democráticas se disipan rápidamente.

3. Aprovechan los socialistas hábilmente para sus fines el fracaso de los obreros, ocurrido por su ingenua sumisión a la táctica aventurera de los anarcosindicalistas, “que han traicionado la lucha revolucionaria del proletariado”.

4. Se está produciendo en el campo de la revolución un agrupamiento de fuerzas. Al lado de los proletarios de las ciudades, los campesinos han comenzado la lucha revolucionaria.

* * *

Los objetivos de la revolución democráticoburguesa no están alcanzados. Pero el proletariado podrá alcanzarlos dentro de una situación en que él sea el guía de la revolución, arrastrando a los campesinos a una revolución democrática hasta su victoria completa, y creando las condiciones para la transformación rápida en revolución socialista. Para ello es necesario un partido Comunista consciente de los problemas fundamentales de la revolución, y que sepa conseguir en ella la hegemonía para el proletariado.

El proletariado, erigido en director de la revolución burguesa y dirigido por el partido Comunista, se asegurará la transformación en una revolución proletaria socialista. El papel del partido Comunista es dirigir la organización de las masas trabajadoras. Solamente bajo su dirección han alcanzado siempre la máxima audacia revolucionaria, que las ha conducido a la victoria.

Debe el partido desencadenar y dirigir la revolución agraria. La vía concreta son las huelgas, los movimientos de los “sin trabajo”, las demostraciones contra la ofensiva nacionalista. Hay que transformar los movimientos aislados de los campesinos contra los terratenientes en movimientos de masa. Y en esto el partido Comunista tiene el papel de director.

El partido Comunista no podrá realizar esta formidable obra sino a condición de que el IV Congreso sea un Congreso de organización del partido: el Congreso de su transformación en un verdadero partido bolchevique de masas.

El partido Comunista de España registra, indudablemente, algunos éxitos políticos y de organización. En un año, sus afiliados han pasado de 1.500 a cerca de 10.000. Por añadidura, centenares de miles de obreros revolucionarios, los más decididos, llaman ya a la puerta del partido en espera de ser admitidos en él. Hay que abrir completamente las puertas del partido a estos obreros revolucionarios.

Algunas organizaciones regionales del partido han dado pruebas de una gran actividad durante las luchas, y hacen grandes esfuerzos para reorganizar su trabajo y mejorar la composición de sus Comités. El partido ha logrado editar varios periódicos semanales regionales, y recientemente consiguió publicar su órgano central diario, Mundo Obrero. La prensa comunista, a pesar de todos sus defectos, llega a tirar a veces mas de 100.000 ejemplares (esto es una solemne mentira), lo que constituye un éxito en las condiciones actuales de España, Mundo Obrero es el mejor ejemplo de la influencia creciente de la prensa comunista. Su requerimiento a los obreros para que le prestaran apoyo material, encontró una amplia acogida en las filas del proletariado, que en pocos días logro reunir 18.000 pesetas. La Juventud Comunista de España, que trabaja bajo la dirección del partido, ha visto crecer sus listas de afiliados en un año, pasando de los 400 a los 4.000 adheridos. El partido, o más exactamente, sus afiliados, han tomado una parte muy activa en cierto número de huelgas, y han desempeñado un papel dirigente en algunas de carácter político. El partido ha dado una prueba de actividad relativamente grande en la organización de los parados y en la dirección de sus luchas. La mayoría de los comunistas, considerados individualmente, se han mostrado como revolucionarios decididos, sin manifestar la menor vacilación ante las represiones policiacas. La influencia del partido se ha acrecentado indiscutiblemente y continua creciendo.

Sin embargo, para juzgar con justeza el acrecentamiento de la influencia política del partido, así como su crecimiento interno, es necesario examinarla en estrecha unión con la marcha de los acontecimientos que se han desarrollado y se desarrollan en España. En un periodo sin precedentes por la efervescencia de las masas y por la importancia de la lucha, cuando más de un millón de proletarios han luchado y se han echado a la calle, cuando centenares de miles de proletarios se muestran dispuestos a batirse hasta el fin, el numero de 10.000 afiliados con que nuestro partido cuenta no pasa de ser una gota de agua en un mar enfurecido.

1930 y 1931 han sido años de crisis revolucionaria, de luchas de masas del proletariado sin precedentes en la Historia de España; años en que todas las clases y todas las capas sociales, todos los partidos y todas las agrupaciones han entrado activamente en la lucha política. Por consecuencia, fueron años en que se habían reunido todas las condiciones objetivas, y, de hecho, un estado de espíritu, favorables a las circunstancias que debían permitir al partido Comunista conquistar una influencia decisiva y posiciones de organización inquebrantables, no solamente entre los proletarios de las ciudades, sino entre el proletariado rural y los campesinos. El partido no ha conseguido eso. Los comunistas españoles deben, como conviene a verdaderos revolucionarios proletarios, hacer luz sobre las causas de este retraso del partido y sobre las faltas cometidas y tomar las medidas enérgicas necesarias para remediar esto lo más rápidamente y lo más completamente posible. Hay que asimilarse y utilizar cuidadosamente la rica experiencia de la lucha revolucionaria del proletariado ruso y de la lucha, indisolublemente ligada con ella, del partido Comunista y de sus organizaciones.

La causa principal de los defectos del partido, de la incomprensión del carácter de la revolución, de la incomprensión del papel y de las obligaciones del proletariado como dirigente supremo que es en el curso de la revolución democrática actual, de la incomprensión del papel del partido Comunista, de la incapacidad de lanzar oportunamente consignas de acción a las masas; la causa de que las órdenes acertadas no hayan llegado hasta las masas; el que haya existido una pasividad relativamente grande del partido; el origen de todas estas faltas está en el hecho de que el partido Comunista era, y desgraciadamente es todavía, prisionero del sectarismo y de las tradiciones anarquistas. El partido Comunista manifiesta tendencias sectarias y métodos de acción anarquista a cada paso, en cada dominio de su actividad. Estas tendencias, estos métodos estorban y han estorbado el trabajo de masas del partido Comunista y su contacto con las masas. Se comprueban al mismo tiempo en el seno del partido faltas oportunistas de derecha, así como un estado de espíritu que se manifiesta en un esfuerzo de adaptación a la legalidad burguesa republicana.

El partido entero, y en particular su dirección, no tenían ni tienen, desgraciadamente, suficientemente trazada una línea política justa, porque habían apreciado de una manera inexacta las particularidades de contradicción de clases, el carácter de la revolución en España. Las situaciones políticas concretas eran y son aún apreciadas de una manera inexacta.

La dirección del partido Comunista en España no ha comprendido el gran alcance político de las supervivencias económicas, políticas y sociales del feudalismo en España y “no ha visto venir la revolución democrática que de ello se desprendía”. No ha preparado al proletariado para esta revolución.

El partido no ha comprendido en el momento necesario (puesto que la burguesía desempeñaba y desempeña en la revolución democrático burguesa un papel contrarrevolucionario) que es precisamente el proletariado, como única clase revolucionaria hasta el fin, y de una manera consecuente, quien puede y debe dirigir esta revolución, quien puede y debe darle una envergadura que, asegurándole su victoria y no deteniéndose a mitad del camino, hará de ella un eslabón de transición que conduzca al triunfo de la revolución socialista, dada la circunstancia de que en el periodo imperialista la revolución democrática bajo la dirección del proletariado no está separada por una muralla de la revolución socialista.

* * *

Desestimando esta función del proletariado, el partido Comunista se ha encerrado en sí mismo, se ha desentendido de la clase obrera, ha desconocido los campesinos, se ha separado de las grandes masas, no ha sentido sus pulsaciones vitales, ha desdeñado sus aspiraciones, sus reivindicaciones y su voluntad de lucha. Y cuando los acontecimientos vinieron, cuando la República fue proclamada al empuje poderoso de las grandes masas que se echaron a la calle, el partido lanzó órdenes erróneas e incomprensibles para ellas.

Durante las jornadas de mayo y durante todo el periodo de campaña electoral de junio, ningún cambio de conducta se observó en la actividad del partido. Las órdenes de creación de soviets de obreros y de campesinos, de creación de Comités de fábricas, de desarme de la fuerza pública y de armamento del proletariado, de creación de un frente revolucionario único; las órdenes de conquista revolucionaria de la tierra tomada a los propietarios tradicionales por los campesinos, de solución de la cuestión agraria por el hecho consumado, fueron dadas de una manera demasiado general, bajo forma de propaganda y sin tentativas serias (allí donde la situación concreta estaba suficientemente madura) de abordar la realización práctica de aquellas órdenes. Las ocasiones favorables para ello no faltaron. En Sevilla, por ejemplo, el error concreto cometido en esta ciudad ha dado luz sobre la existencia de conceptos erróneos acerca del papel de los Soviets. Los camaradas pensaron equivocadamente que los Soviets no son más que organismos del Poder revolucionario, después de la conquista del Poder. En realidad, los Soviets no son solamente organismos del Poder revolucionario, sino, antes que esto, son organismos de la lucha por el Poder, organismos de movilización y de organización de masas para la conquista del Poder por el proletariado y los campesinos, para la instauración de la dictadura democrática del proletariado y de los campesinos. Los camaradas españoles no han comprendido tampoco, y aún no lo comprenden suficientemente en la hora actual, el papel y la importancia de los Comités de fábrica. A este respecto son igualmente demostrativos los hechos y los ejemplos de Sevilla. Los metalúrgicos de Sevilla, que por medio de la lucha arrancaron el reconocimiento de los Comités de fabrica a los patronos, no sacaron provecho de esta victoria y no han creado toda una red de Comités de fábrica, y allí donde los Comités de fábrica fueron creados, han permanecido inactivos. Nuestros camaradas no han sabido sacar provecho, en el momento en que la exacerbación de la lucha de clases alcanzaba un punto culminante, de este instrumento de lucha de primer plano que constituyen los Comités de fábrica.

Culpa al partido de lentitud y de pasividad, en cuanto a la organización de los campesinos. De esta pasividad se aprovechan las organizaciones católicas, socialistas y anarcosindicalistas. Igualmente le culpa de mirar con desdén las reivindicaciones nacionalistas y de olvidar por completo a los marroquíes. Censura la debilidad del partido Comunista durante las huelgas, permitiendo la derivación de los proletarios hacia la táctica anarcosindicalista. Es equivocada la concepción del partido que confunde la huelga general con la revolución proletaria; es equivocado el criterio de aislarse en una “elite” con una altiva actitud de pequeño círculo, que no les permite ver la importancia política de las huelgas.

* * *

El partido Comunista y su dirección han dado una prueba de espíritu sectario, y de pasividad inadmisible en el aspecto del trabajo sindical. En el periodo en que la C. N. T. no se había reconstruido, y en que los grupos anarcosindicalistas trataban de organizarse legalmente, solicitando autorización de Berenguer y aceptando sus condiciones, hubo ocasión para organizar el Comité de reconstrucción, con el fin de reconstruir por su base y sobre una plataforma revolucionaria justa, movilizando las masas y los sindicatos, la C. N. T. Pero el Comité, una vez creado, permaneció totalmente inactivo durante largos meses. Durante este tiempo, la C. N. T. fue reconstruida en cuanto a sus organizaciones esenciales. El partido no supo efectuar, en el momento oportuno, el viraje que correspondía a esta situación. El partido no trabaja suficientemente en reforzar y ampliar su contacto con los obreros y sindicatos afiliados a la C. N. T. Y, sin embargo, es necesario que cada uno vea, entienda y agote los hechos con la convicción de que el partido Comunista trabaja sin escrúpulos y sistemáticamente en la unificación de las fuerzas sindicales y de toda la clase obrera en una organización sindical única, que lucha y luchará contra los que se esfuerzan en llevar la escisión a la C. N. T. Y prosiguiendo tales objetivos, el partido debe, con mayor razón, desenmascarar, desde el punto de vista ideológico y político, a los directivos, a los jefes de la C. N. T., que hacen de esta un instrumento como cualquier otro partido político burgués, y luchan tanto como contra las conquistas finales y generales de la lucha de la clase obrera como contra sus reivindicaciones inmediatas.

Pero al desenmascarar a los jefes anarcosindicalistas que traicionan el movimiento obrero, que se han convertido en lacayos e instrumento de la burguesía, es necesario trabajar a la vez por la creación de un frente único con los obreros anarquistas y con aquellos jefes anarquistas que quieren realmente luchar contra los capitalistas y contra el régimen contrarrevolucionario agrario burgués de los monárquicos, los republicanos y los socialistas.

Que la táctica concreta consiste en la lucha por la realización de la unidad sindical, con la plataforma de la lucha de clases; en la lucha contra las tentativas de escindir la C. N. T., y, sobre todo, en el desencadenamiento de un movimiento de masas para la defensa de los sindicatos contra los golpes de los contrarrevolucionarios republicanos y fascistas que quieren aplastar los sindicatos, expoliar a los obreros de los derechos más elementales de organización sindical, de los derechos de huelga, del derecho de manifestarse, &c.

El partido Comunista español no ha seguido una línea justa en cuanto al grupo Maurín y su Bloque Obrero y Campesino. Reforzando la lucha por el desenmascaramiento de los conceptos burgueses de Maurín y de la práctica de colaboración de su grupo con la burguesía, y no haciéndole ninguna concesión de principio, por pequeña que fuera, y no ocultando las divergencias de puntos de vista, el partido Comunista debiera y debe a la hora actual ayudar a todos aquellos miembros de esta organización que están animados de una voluntad sincera, a alistarse bajo las banderas de la I. C., y a volver a las filas del partido Comunista.

El partido Comunista español tiene demasiadas supervivencias anarquistas; no es una organización netamente proletaria, y constituye más bien un grupo de propagandistas sectarios débilmente unidos a las masas, sin política clara, sin perspectivas precisas. El partido Comunista español es una pequeña tertulia de amigos cristalizada en el interior de una retorta. El Comité Central no ha funcionado durante un año, y se ha limitado la dirección del partido a repartir circulares con manifestaciones insuficientemente estudiadas, de sentido burocrático, sin prestar ayuda efectiva a las organizaciones locales, y sin preocupación ninguna porque éstas cayeran en el error.

El sistema de dirección personal continua aplicándose. No existen Comités de partido de amplia composición. Como consecuencia, las organizaciones regionales llevan una vida lánguida, sin preocupación por las masas, limitándose a esperar las circulares del centro. Esto alcanza ya proporciones inadmisibles. Se pueden citar numerosos casos en que obreros revolucionarios bien experimentados no han sido admitidos en el partido “para que no descienda el nivel cualitativo de la “elite” comunista”. Esto denota un espíritu revolucionario “pequeño-burgués”, que tiende a la creación del “héroe”, lo cual no pasa de ser un reflejo del caciquismo. Sobre tal base, y sin extirpar resueltamente tales conceptos, es imposible construir un partido bolchevique de masas.

* * *

El partido debe ir a las masas; sus organizaciones locales deben ser organizaciones de masa, en las cuales y por las cuales todos los miembros de partido deben tener un trabajo intenso, participar en la discusión de los diferentes problemas y en la fijación de los trabajos, tomar una parte activa en su realización concreta.

* * *

Este viraje que se impone al partido Comunista español no se ve apuntar todavía, porque ciertos camaradas dirigentes se resisten a él.

El IV Congreso del Partido Comunista español planteará de la manera más seria el problema de ese viraje y su aplicación práctica. Termina diciendo: “Expresemos la esperanza de que los miembros del partido Comunista español probarán que no son únicamente revolucionarios valientes, sino que son capaces, al crear un partido Comunista español, un verdadero y fuerte partido bolchevique de masas, de conducir efectivamente al proletariado hacia el triunfo final.

El “Bureau Occidental” de la I. C. para la Europa y América.»

De su lectura brotan a la pluma muy sabrosos comentarios. En primer lugar, se ve por ella bien claro el rígido control que ejercen desde Moscú sobre la organización española y la clara “intromisión de la Internacional, y de Rusia por tanto, en los asuntos de la política interior de nuestro país”. Igualmente podemos observar en su lectura, que formula órdenes terminantes y ordena métodos determinados para producir aquí conflictos sociales que deriven en movimientos revolucionarios.

Seguidamente se nos muestra bien a las claras la debilidad de organización del partido Comunista en España, siendo vanos todos los esfuerzos de la I. C., la cual, para disfrazar su fracaso, arroja la culpa sobre la dirección del partido, que como pacíficos y mansos corderos la aceptan íntegramente, cosa que está aún más demostrada si tenemos en cuenta que todos los actos de la dirección del partido son controlados, más aún, impuestos, por la delegación que el Comité Ejecutivo de la Internacional mantiene en España.

En esta carta se pone de manifiesto la doble política que se sigue en la I. C., la cual consiste en manejar a los hombres de la dirección de los partidos comunistas del mundo, como si fueran muñecos y chafarse con ellos de cuantas responsabilidades le puedan caber en el movimiento comunista internacional.

7. Plenos de los Comités Centrales del partido y Juventudes

Resultado inmediato de la carta fue la reunión rápida de los plenos de los Comités Centrales del partido y Juventudes.

Se celebraron clandestinamente y tuvieron lugar los días de la segunda quincena de febrero, en el domicilio de Cesar Aberriatúa, jefe de talleres de la imprenta donde se tiró Mundo Obrero, en la calle de Alcalá, 88.

En las reuniones, a las que asistieron delegados de todos los Comités regionales de España, los Secretariados respectivos hicieron un amplio informe sobre la situación política de España y las tareas que en ella correspondían al partido, ligándolas con las expuestas en la carta de la Internacional.

Los acuerdos más importantes fueron convocar el IV Congreso Nacional del partido y el II de las Juventudes, elaborando a este fin las resoluciones sobre las distintas materias que serían sometidas al Congreso, a fin de que fueran base para la discusión en el mismo. Estas eran las de política, organización, actuación sindical, problema agrario, &c.

Asimismo acordaron la celebración de asambleas locales y Congresos regionales en toda España, para discutir en ellos ampliamente y nombrar los delegados al Congreso Nacional.

Igualmente se convino en la necesidad de crear el órgano teórico del partido, revista mensual que llevaría el nombre de “Bolchevismo”, y de editar en español La Correspondencia Internacional.

Con motivo de las resoluciones que fueron adoptadas, y las cuales se publicaron en folletos, se abrió un cauce a la discusión en todas las células, pero para soslayar la cuestión, los Comités procuraron que esta se realizase en torno a las resoluciones del Comité Central, y no a base de la carta de la Internacional, la cual quedo hasta cierto punto relegada a segundo término.

Por acuerdo del “Bureau Político”, en el teatro de Maravillas, José Bullejos dio una conferencia a fin de explicar el alcance de la carta de la Internacional, aunque en realidad no fue él quien lo hizo, sino la delegación de la Internacional, la que le había marcado, punto por punto, cuanto tenía que decir. Sin embargo, esta exposición fue objeto de duras críticas más tarde, diciendo que la intención de Bullejos, en ella, era la de descargar la responsabilidad del Comité Central y arrojarla sobre la base del Partido.

En este ambiente de pasión y partidismo se desarrollaron los Congresos regionales, destacándose por su oposición a la dirección, el de Madrid, donde todos los delegados nombrados, a cuya cabeza figuraba Helios Gómez, llevaron el mandato concreto de votar contra el Comité Central, influyendo no poco en ello el hecho de que la defensa de la dirección del partido estuviera encomendada a Manuel Navarro Ballesteros, que era uno de los más caracterizados “ayudas de cámara” de la misma.

Sólo me queda hacer constar que a todas las reuniones de los C. C. y de los Congresos regionales, a estos últimos por medio de las Comisiones, asistieron los delegados de Moscú, los cuales en todo momento orientaron y controlaron la discusión.

8. La Correspondencia Internacional y Bolchevismo

Después de la reunión del pleno del Comité Central, se planteó la inmediata necesidad de organizar la salida del órgano teórico del partido Comunista, y también la conveniencia de editar en España la revista de información La Correspondencia Internacional, que hasta entonces solo llegaba a nuestro país impresa en francés.

Para ello la Internacional envió a dos delegados técnicos en esa materia y la cantidad de 50.000 pesetas para organizar su salida, prometiendo asimismo ayudarla mensualmente.

Se instalo la administración de La Correspondencia en la Avenida de Pi y Margall, 18, designando como administrador general a Eusebio Mejías, y como jefe de redacción y traductor, a Vicente Arroyo, que había sido separado del Comité Central. A cada uno de ellos se les asignó un sueldo de 600 pesetas mensuales.

Para la tirada, que era de 7.000 ejemplares, hicieron un contrato con la imprenta Bolaños y Aguilar, editándose allí, hasta su traslado a Barcelona.

El trabajo del redactor jefe, único redactor además, consiste en traducir del francés los originales que le envían de Moscú, y seleccionar los que han de constituir cada número, pues la Internacional comunica semanalmente el sumario que ha de tener. Igualmente su misión es redactar artículos, que envía, antes de ser publicados, a la aprobacion del “Komintern”, sobre la actividad del partido, pero solamente en sus campañas nacionales. Francamente, el puesto de redactor jefe de La Correspondencia Internacional es un cargo de jubilación política “con todo el sueldo y gratificaciones por inutilidad”.

Bolchevismo lo organizo directamente el Comité Central del partido. Él es responsable de la dirección política del mismo. Esta es una revista donde se exponen solamente “los fundamentos teóricos de la actuación práctica del partido” y donde luego se consignan “los resultados obtenidos en el trabajo práctico”.

José Bullejos, Manuel Adame, Manuel Hurtado, Adriano Romero, los delegados de la Internacional, bajo seudónimo, y “Pasionaria”, eran los colaboradores de Bolchevismo.

Vicente Moreno y su compañera, hoy separados del partido, los administradores, y su tirada 3.000 ejemplares aproximadamente.

Esta revista dejó de publicarse a raíz de la expulsión de Bullejos y compañía, por dificultades económicas, y más principalmente por falta de nombres españoles que pudieran firmar artículos teóricos, puesto que los capacitados para ello, por efecto de aquella, fueron relegados de la dirección efectiva, aunque continuaron en el Comité Central.

9. IV Congreso Nacional del partido

El 17 de marzo de 1932 inauguró sus tareas el IV Congreso Nacional del partido, en Sevilla, celebrando sus sesiones en el palacio de los Estados Unidos de la Exposición Ibero-Americana, con el siguiente orden del día:

1.° Situación política de España y tareas inmediatas del partido.

2.° Tareas de organización para la transformación del partido en un partido de masas.

3.° Las luchas económicas del proletariado, el paro forzoso y la política sindical del partido.

4.° La revolución agraria y las tareas del partido.

5.° El partido y las Juventudes.

6.° Elección del Comité Central.

Para su celebración, el “Komintern” envió la cantidad de setenta y cinco mil pesetas, a fin de que pudieran atender todos los gastos sin ninguna deficiencia.

A este Congreso, que era el primero que el partido celebraba legalmente desde su fundación, asistieron 257 delegados, representando a 11.756 afiliados de toda España. A más de los delegados del partido propiamente dichos, asistieron también 11 delegados de fábricas, sindicatos, etcétera, los cuales, a su vez, ostentaban la representación de 100.000 obreros aproximadamente. Estos últimos tenían voz pero no voto.

El Congreso revistió gran importancia para el movimiento comunista, porque, a más de reunirse al cabo de bastantes años de la celebración ilegal del último, y de cerca de dos años que el Comité Central no funcionaba, estuvo directamente controlado por la Internacional, cuyos delegados asistieron de incógnito a cuantas reuniones celebró, marcando a los dirigentes la posición que debían adoptar.

De todos los temas tratados en el Congreso, el más importante para esta obra, es el de organización. El Comité Central presentó una tesis para que sirviera de base de discusión. De ella son los datos que siguen:

“En abril de 1931, nuestro partido tenía tan solo 1.500 miembros, que se han convertido en 12.000, en marzo de 1932.”

“Casi la mitad de los miembros organizados corresponden a Andalucía.”

“El desenvolvimiento de la organización de Madrid constituye un ejemplo elocuente del completo abandono de las tareas de organización y de la falsa política realizada en este dominio por la dirección del partido. Durante las grandes luchas del año pasado, y sobre todo después de las elecciones, la organización de Madrid experimentó un gran incremento. En poco tiempo duplicó sus fuerzas, y después aumentó todavía considerablemente el número de sus miembros. Pero la dirección del partido, y particularmente su secretario de Organización, directamente responsable del movimiento de la organización madrileña, no le han dado consistencia ni le han prestado ningún auxilio eficaz. En lugar de utilizar a los obreros revolucionarios recién ingresados en el partido para intensificar, reanimar el trabajo de masas, para crear nuevos cuadros, &c.; la dirección del partido ha dado una serie de directivas falsas y ha abandonado la dirección política del Comité de Madrid, llevando la organización al estancamiento y dando lugar al descontento y a la baja de numerosos afiliados. El descontento ha aumentado después por la descomposición en que ha estado varias semanas la dirección de Madrid.”

“Las direcciones de Barcelona y Cataluña, que han estado bajo la influencia del grupo sectario de Navarro, han reducido la organización de nuestro partido a un pequeño grupo sin importancia. Incluso después de la reorganización de nuestros organismos en Barcelona, después de la constitución del Radio, en que nuestra organización ha aumentado más del doble en el transcurso de unas semanas, este grupo sectario ha podido destruir todo el trabajo de reorganización por culpa de las graves faltas cometidas por la dirección del partido, y ello ha traído consigo una pérdida de actividad y un retroceso en el número de afiliados.”

“El desarrollo de la organización del partido en el curso del año pasado no ha sido regular ni mucho menos. A un desenvolvimiento relativamente rápido hasta octubre, ha seguido una época de estancamiento, como hasta enero de este año. En algunas regiones ha habido incluso un retroceso en el número de afiliados, como en Barcelona y Madrid, y hasta muy recientemente también en Vizcaya y Asturias. Desde enero, el número de miembros vuelve de nuevo a aumentar.”

Después de amplia discusión, entre otros, tomó el Congreso los siguientes acuerdos:

“La reorganización del partido hasta convertirle en un partido bolchevique de masas, y la realización práctica de una política justa, exigen un enérgico esfuerzo a fin de transformar el partido sobre la base de las células de empresa. La consigna del partido debe ser: en cada empresa, una célula de empresa; en las fábricas grandes, una célula de empresa en cada sección. También y simultáneamente debe crear el partido en todo el país una red completa de células de obreros agrícolas y de campesinos pobres.”

“La vida interior de las células (condición previa para un verdadero trabajo de masas) debe reorganizarse de un modo bolchevista. Las reuniones de las células de empresa deben celebrarse regularmente, si es posible en un día determinado de cada semana. El “Bureau” de las células debe preparar bien estas reuniones, fijar el orden del día y proponer resoluciones sobre cada uno de sus puntos. En las reuniones deben tratarse de modo concreto y ordenado todos los problemas de la empresa, las reivindicaciones de los obreros, dentro del movimiento general de la clase, la preparación de las luchas, el trabajo entre los contrarios, &c. Los obreros responsables del trabajo del partido informarán regularmente, en días determinados, sobre la realización de sus tareas especiales. Para hacer un trabajo colectivo sobre la base de la especialización, y para la realización de las resoluciones, debe establecerse el control recíproco, despertando y desarrollando la autocrítica.”

“A la cabeza de las células de empresa esta el “Bureau” de la célula, para el que deben elegirse camaradas activos y experimentados, y que debe realizar de modo colectivo el trabajo de dirección de la célula. Cada miembro de la célula debe dirigir un determinado trabajo, de que será responsable. Junto al secretario político de la célula, deben trabajar camaradas responsables del trabajo sindical, de agitación y propaganda y de organización. La mision de los camaradas del “Bureau”, no consiste en realizar por sí mismos todo el trabajo de la célula. Una célula en que se trabaja de esta forma, habría comprendido de un modo falso su deber. La tarea del “Bureau” de la célula consiste más bien en organizar y dirigir el trabajo de todos los miembros y preparar nuevos cuadros con trabajadores simpatizantes, es decir, atraer al trabajo a todos los miembros de la célula, darles tareas concretas y acoplarles dentro del cuadro del trabajo general.”

“El Congreso decide también que se tomen las medidas necesarias para asegurar la publicación de un periódico diario en Barcelona y de un periódico semanal en Andalucía, Vizcaya, Asturias, Galicia, Mallorca, Aragón, Levante y Canarias.”

“Las cuestiones financieras es necesario ordenarlas ante todo en nuestra propia organización. Hasta ahora ha faltado todo control sobre el pago de las cuotas y sobre la contabilidad.”

“La condición previa para el trabajo sindical es la creación de fracciones en todos los sindicatos, ya se trate de sindicatos dirigidos por nosotros o en manos de nuestros enemigos. Solo estas fracciones darán a nuestro trabajo sindical la consistencia necesaria, constituyendo la condición precisa para que no decaiga ni se estanque en el más lamentable oportunismo.”

“El trabajo del partido entre las mujeres debe corregirse y reorganizarse por completo. Hay que romper definitivamente con los prejuicios pequeño-burgueses sobre la participación activa de las mujeres en el movimiento de la clase obrera y de los campesinos. Los órganos del partido deben esforzarse por ganar a la lucha a las trabajadoras, especialmente a las de la industria textil, a las mineras y campesinas. Hay que hacer también un trabajo sistemático entre las campesinas pobres. La Comisión femenina del Comité Central debe comenzar en seguida su trabajo. Es necesario crear también en los demás Comités directores del partido Comisiones femeninas. Para intensificar el trabajo entre las mujeres proletarias y estudiar los mejores métodos, conviene convocar conferencias regionales de mujeres comunistas, en las que se deben elaborar las reivindicaciones especiales de las mujeres trabajadoras. La preparación de estas Conferencias debe hacerse de modo que participen en ellas el mayor número posible de obreras sin partido. Además deben convocarse Conferencias de delegadas obreras de la industria y del campo y de campesinas. El Congreso exige medidas inmediatas para la celebración de Conferencias en Andalucía, Cataluña y Asturias.

La prensa del partido debe tomar parte activa en la campaña que se realice para la atracción de las mujeres trabajadoras. Conviene también que se elijan mujeres para todos los organismos directivos del partido y de las organizaciones de masa.”

“Es preciso dar constantemente instrucciones a los Comités regionales y a las organizaciones de base, convocando a los militantes locales, enviando instructores, convocando Conferencias de activo, asambleas generales de nuestros adherentes, Conferencias del partido. Es preciso llevar a las organizaciones de base una ayuda sistemática, pero en ningún caso sustituirlas. Al contrario, una de las tareas más importantes del C. C. debe ser desenvolver la iniciativa de las organizaciones locales.”

“Sin perjuicio de esta labor permanente y sistemática que debe hacerse siempre por medio de nuestra prensa y nuestra literatura, hay que realizar también campañas especiales de reclutamiento.

¿Cómo han de hacerse estas campanas?

1. Los Comités del partido elaboraran cuidadosamente un plan de trabajo, ya con relación a la preparación, ya a la realización y fines de la campaña.

2. A fin de asegurar la realización de la campaña, se convocan Conferencias especiales del partido, donde se discuta y desarrolle el correspondiente plan. Además debe hablarse en todas las células de la significación política de la campaña y de las tareas especiales de cada célula.

3. La prensa del partido debe iniciar la campaña por una serie de artículos y mantenerla después de modo permanente, con informaciones, sobre todo invitando a los corresponsales obreros y a los militantes a que describan sus experiencias en la campaña de reclutamiento.

La sección de agitación y propaganda debe preparar y publicar material especial (carteles, manifiestos, &c.).

4. Los Comités del partido tienen el deber de controlar la marcha de la campaña de reclutamiento, censurar las faltas, deficiencias o negligencias de la prensa, hacer resaltar los casos ejemplares de actividad, y sobre todo despertar la autocrítica. La meta de la campaña no debe fijarse mecánicamente ni debe consistir en cifra demasiado alta.”

“En estas campañas debe procurarse por todos los medios crear células de empresa en las grandes fábricas en que no haya todavía ninguna. La organización de este trabajo puede hacerse por medio de reuniones públicas a que sea convocado el personal de la empresa, por medio de material especial de reclutamiento, por la publicación en nuestra prensa de informaciones sobre la situación de los obreros en la empresa en cuestión, &c.

No menor importancia tiene la creación de células de aldea en las comarcas campesinas en que hayan tenido lugar movimientos revolucionarios sin existir organización de nuestro partido. Para este trabajo nuestras organizaciones de ciudad deben prestar una ayuda activa, organizar excursiones al campo, celebrar en él reuniones, preparar material de reclutamiento, &c.”

En todos estos temas pueden observarse los esfuerzos por lograr la influencia del partido, y la táctica habilísima que siguen para ello. Los delegados de la Internacional controlaron en todo instante estos acuerdos para que se ajustasen a la línea política de la Internacional Comunista.

Para la elección del Comité Central se siguió el procedimiento de nombrar por el Congreso una Comisión amplísima, con el encargo de proponer a la asamblea la candidatura. Esta Comisión se reunió aparte con los delegados de la I. C. y en su seno se nombró definitivamente el Comité Central efectivo, proponiendo luego otros nombres al Congreso, los cuales quedaron aprobados por unanimidad, pues ya está convenido de antemano, y de esta forma el nombramiento, aun siendo en una asamblea legal, se hizo clandestinamente. Esta táctica la siguen siempre en todos los casos parecidos.

10. Una detención

Cuando en un automóvil se dirigían el 18 de marzo a Sevilla, fueron detenidos en Carmona (Sevilla), Ramón Casanellas y su compañera María Luisa Michel.

Como se recordara, fue en el mitin del 6 de agosto del año 31, celebrado en el teatro de Maravillas, donde se presentó al partido Casanellas, que aquel mismo día había llegado de Moscú. Venía acompañado de María Luisa Michel, su compañera en Rusia, la que le hizo a él comunista y muy activa militante del partido en aquel país. Al emprender el viaje a España, el “Komintern” la comisionó delegada para que reforzara la dirección del partido español, igual que a su compañero.

Desde aquella fecha habían vivido en Barcelona clandestinamente, siendo imposible a la policía reconocerle porque las fotografías que poseía eran de muy joven, veinte años, y ahora tenía ya cuarenta y dos.

Pero la policía fue despistada una vez más y si bien es verdad que los detuvo, no logró averiguar quién era la referida María Luisa Michel, y rápidamente la hizo salir de España.

Casanellas fue conducido a la cárcel de Madrid, pero como la amnistía concedida el 14 de abril había borrado el delito por el que tuvo que huir a Rusia, sólo pudieron acogerse al hecho de que había servido en el Ejército Rojo, para expulsarle también, cosa que se realizó el día 22 del mismo mes de marzo. No pasó mucho tiempo, en el mes de abril, y ya otra vez estaba Casanellas en Barcelona, alojado en la calle de Londres, 94, donde más tarde fue nuevamente detenido.

11. Huelga de la alimentación en Madrid

La Asociación General de Dependientes de Comercio y Empleados de Oficina está desde hace mucho tiempo bajo el control del partido Comunista. Adherida a la U. G. T., en junio de 1931 fue expulsada de la Casa del Pueblo por las campañas de ultrajes y difamaciones que contra los jefes socialistas en el Poder realizaba desde todos los sitios y en especial desde el periódico La Vanguardia Mercantil.

Después de su expulsión de la U. G. T., el partido tenía gran interés en provocar por su mediación una huelga en Madrid, ocasión que vio propicia con el contrato de trabajo de la dependencia de alimentación. Trató por todos los medios de dar a este conflicto un carácter violento, y por medio de Vicente Carrasco, secretario sindical entonces del Comité de Madrid del partido, dio instrucciones concretas a la fracción comunista de dependientes, de la que formaban parte varios directivos, en el sentido de ir por encima de todo a la declaración del paro.

Emprendió entonces la Asociación una gran campaña de mítines y asambleas en Madrid, pero cuando ya se anunciaba la fecha de declaración de huelga, el Ministerio de Trabajo firmó unas bases, que si no eran las que los obreros pedían, si les concedían muchas mejoras. La Asociación, que, como ya hemos dicho, tenía la consigna, la orden, más claramente expresado, de ir a la huelga, siguió haciendo propaganda para ella con el pretexto de que los patronos no querían acatar las bases firmadas por Largo Caballero.

El día 24 de marzo se celebró una asamblea en el “Ideal Rosales”, donde se nombró un Comité de huelga, y se tomó el acuerdo de que ésta quedaba declarada, no teniendo los dependientes que volver a las tiendas para nada, pues la organización les facilitaría habitación y comida. Sabido es que trabajaban internos.

No obstante haber respondido los dependientes en las asambleas, cuando llegó el momento de declarar la huelga vieron claramente que, estando ya firmadas las bases y, por tanto, con fuerza legal, sólo se trataba de mantener el movimiento por un interés político, y no respondieron, naciendo la huelga muerta ya por el poco entusiasmo con que se fue a ella.

Durante tres días se realizaron algunos actos de sabotaje, pero el día 28 de marzo la Asociación, viendo el fracaso del movimiento y queriendo evitar un mayor descalabro, dio una nota ordenando a sus afiliados la vuelta al trabajo.

El fracaso tan rotundo del partido en esta huelga fue causa de viva discusión en el interior de las células, señalando la base, la responsabilidad del Comité de Madrid por no haber sido hábil, al haber planteado el movimiento en un momento poco propicio y además por haber sido floja la organización, a más de en los métodos de lucha, en la distribución de alimentos y habitaciones a los huelguistas.


Capítulo VI
De mayo a la expulsión del grupo

1. Días uno y dos de mayo

Después de la celebración del Congreso nacional del partido, el “Bureau Político” elegido en el mismo planteó la necesidad de hacer de la fecha del “primero de mayo” una jornada revolucionaria de gran extensión en toda España. El partido Socialista, entonces en el Poder, había dado marcha atrás y acordado no celebrar la manifestación, manteniendo solamente el paro. Esto favoreció los propósitos del partido Comunista, el cual quiso sacar buen provecho de las circunstancias.

Publicó un llamamiento a los obreros en idéntica forma que el mes de enero, proponiendo la declaración de la huelga general de cuarenta y ocho horas durante los días 1 y 2 de mayo. Esto no dejaba de ser una habilidad, pues el 1 de mayo todas las organizaciones obreras de lucha dan la orden de paro. Pero la huelga para el día 2 era absolutamente impopular, y por ello fracasó en toda España, excepto en Sevilla.

La jornada del primero de mayo, no obstante, resultó un éxito grande para el partido en casi todas las provincias.

Durante toda la segunda quincena de abril, el partido realizó una labor de preparación de la jornada, con manifiestos, pasquines, mítines relámpago, &c., en todas las barriadas obreras y fábricas importantes.

En Madrid, el 1, a las diez y media de la mañana, se celebró la manifestación –a pesar de las órdenes del Gobierno– en la plaza de la Cibeles, tomando parte en ella unos 5.000 obreros con varias banderas, y llegando hasta la calle de Sevilla, en lucha con la fuerza pública. Hubo varios heridos y más de 200 detenciones, entre ellas algunas muchachas. Por la tarde se realizaron manifestaciones en las barriadas de Cuatro Caminos, Vallecas, Carabanchel y Puente de Toledo, en las cuales, militantes del partido dirigieron la palabra a los obreros.

En Sevilla, que era donde la dirección del partido y la delegación de la Internacional tenían su mayor interés, se celebró un mitin en el Monumental Cinema, tomando parte en el mismo: José Canela, Reyes Santos, Manuel Roldán, Osuna, Antonio Mitje, y José Bullejos. A la salida se organizó una manifestación, que recibió a tiros a los guardias de asalto; he de hacer notar que el partido ya había allí organizado los grupos de autodefensa.

Por la tarde se originó otro tiroteo en el barrio de Triana, donde las fuerzas de asalto, forasteras y desconocedoras de la ciudad, fueron envueltas por los grupos, teniendo que acudir en su auxilio la Guardia civil. Durante las distintas colisiones resultaron varios heridos.

Al siguiente día, lunes 2, continuó la huelga general decretada por el partido, teniendo lugar algunas colisiones, sin que revistieran importancia. A la caída de la tarde el Comité Ejecutivo de la Unión Local de Sindicatos distribuyó entre los trabajadores una hoja, en que después de exaltar los procedimientos revolucionarios, decía: “Cumplido nuestro deber de obreros conscientes en las jornadas del 1 y 2 de mayo, contestando al requerimiento del partido Comunista, esta Unión Local de Sindicatos ordena a todas las organizaciones que le son afectas, que mañana, día 3, se reintegren al trabajo de una manera ordenada y sin admitir represalias de ningún género por parte de la Patronal.”

Fue allí donde más se demostró la potencia de la organización.

En Córdoba se celebró manifestación, originándose graves colisiones con la fuerza, ocasionando las mismas dos muertos y varios heridos.

En la provincia de Badajoz hubo también manifestaciones, cuyo resultado fue de tres muertos y dos heridos. En la de Albacete igualmente produjeron un muerto y varios heridos; en Barcelona, Bilbao, Oviedo y Almería, tuvieron lugar manifestaciones, sin resultados sangrientos.

En general, hay que confesar que en aquella jornada el partido realizó un gran esfuerzo y que obtuvo un resonante éxito en el mismo, aunque lo malogró la absurda consigna de huelga para el día 2, jornada que estaba muerta antes de nacer. Sin embargo, demostró el partido una gran vitalidad y que desde la clausura del Congreso Nacional había prosperado mucho.

2. Táctica anarquista

Con motivo de la Ley de Asociaciones Profesionales, promulgada el 8 de abril, por lo cual se quedó con el sobrenombre de Ley de 8 de abril, la C. N. T., central sindical a la que más profundamente perjudicaba, organizó una campaña nacional de protesta, que debía culminar el 29 de mayo con manifestaciones en toda España. Donde principalmente apoyaban el movimiento era en el campo, tratando de desencadenar una huelga de obreros agrícolas con este motivo.

La policía comenzó a tomar medidas, y el 17, 20 y 23 de mayo descubría sendos depósitos de bombas y explosivos en Madrid y Andalucía, con algunas ramificaciones en Cataluña. Debido a ello el movimiento quedó desarticulado, llegando incluso a decirse concretamente por el leader anarquista Pedro Vallina que en la organización se habían producido actos de provocación policíaca, de los cuales eran responsables los directivos de la Regional Andaluza y principalmente Mendiola y Zinmerman.

No obstante, el día 29 se declaró la huelga general en Sevilla, Cádiz y Ceuta, ocurriendo graves sucesos en Valencia, con muertos y heridos.

En Madrid tenían los anarquistas convocada una manifestación a las once de la mañana en Cibeles, pero por falta de organización falló, siendo esto aprovechado por el partido, que tomó el acuerdo de asistir, para lanzar entre los obreros la consigna de que se trasladaran a la plaza de Lavapiés, donde se realizó la manifestación bajo las banderas comunistas, hasta la plaza del Progreso, ocurriendo un violento choque con los guardias, del cual resultó un muerto ajeno a la misma, y varios heridos.

Con motivo de esta jornada fueron varios los anarquistas de base que dejaron a sus dirigentes, ingresando en el partido Comunista, el cual obtuvo otro éxito en este día.

3. Cosas internas

Después de las anteriores campañas, el “Bureau Político” ordenó al Secretariado del partido y Juventudes su traslado a Barcelona, por considerar que la organización de Madrid era sólida y podía ya marchar por sus propios medios, y en cambio, Barcelona, la ciudad más industrial de España, necesitaba una ayuda eficaz por parte del Comité Central.

Se trasladó, por tanto, la dirección del partido a Barcelona, donde residió hasta fines de agosto, en que viendo la delegación de la I. C. que nada o muy poco se podía hacer, y que en cambio sí se perjudicaba al resto de los regionales con este apartamiento, ordenó el retorno a Madrid.

En el traslado de documentaciones de Madrid a Barcelona, la policía sorprendió varios paquetes, apoderándose de todo el archivo del Comité de las Juventudes, imprimiendo esto un fuerte retraso a su desenvolvimiento.

Durante la estancia de las direcciones en Barcelona hubo varias detenciones, entre ellas las de parte del Secretariado del Comité Central del Partido, cuando iba a tener lugar la celebración de la Conferencia de Unidad Sindical, de la que más abajo hablamos.

Se aprovechó aquella época para reforzar la dirección del Comité regional de Cataluña y del Comité de Barcelona, creando algunas células en fábricas y talleres, como “Lámparas Z”, “Metro Transversal”, &c.

Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, la región catalana continuó fuera de la influencia del partido, siendo dueño de ella el Bloque Obrero y Campesino, dirigido por Maurín.

Las Juventudes dieron un paso adelante, logrando editar el periódico Joventut Proletaria, mitad escrito en castellano y mitad en catalán, pero del cual no pudieron salir más que dos números.

Por aquella fecha ya se puso de manifiesto la lucha que intensamente existía en el seno del Comité Central, entre el grupo Bullejos-Adame-Vega, y el Hurtado-Mitje- Casanellas, que habría de dar luego el resultado de la expulsión del primero.

4. Conferencia de unidad sindical

A la Internacional Comunista le interesaba crear en España una Central Sindical que respondiera al movimiento comunista. Pero, siguiendo su táctica habilidosa, en lugar de ir con franqueza a su creación, realizó una de las maniobras más típicas.

La Federación Local de Sociedades Obreras de San Sebastián lanzó un llamamiento a todos los Sindicatos, exhortándoles a constituir una sola Central sindical. Para llegar a ello convocaba una Conferencia Nacional de Unidad Sindical, a la que podrían asistir todos los sindicatos indistintamente de la U. G. T. o de la C. N. T. y autónomos.

El Comité Central del Partido dio orden a todas las fracciones sindicales comunistas de que procuraran la asistencia de las organizaciones a que pertenecían.

El día 30 de junio de 1932 tuvo lugar la apertura de la citada Conferencia. A ella asistieron cerca de 350 delegados, representando un total de 280.000 obreros de toda España, según los datos oficiales de sus credenciales.

La Internacional Sindical Roja, filial de la Comunista, envió para su celebración la cantidad de 25.000 pesetas, pero, con ellas, la orden de que del transcurso de la Conferencia había de salir la Confederación General del Trabajo Unitaria (C. G. T. U.), similar a la francesa.

Esta orden, tan terminante, causó una discrepancia en el seno del “Bureau Político”, hasta el punto de que a Juan Astigarrabía le prohibió la delegación de la I. C. que interviniera en las sesiones de la Conferencia, hasta tanto que aclarara la frase de “esta es la situación de España vista desde Moscú”, que había pronunciado al ser leída por el delegado de la I. C. la orden a que hacemos referencia.

Por fin, privadamente, contra la opinión de la delegación de la I. C., se convocó a una reunión de todos los sindicatos encuadrados en el llamado Comité Nacional de Reconstrucción de la C. N. T. y autónomos con simpatías por la tercera Internacional. En la misma, después de una amplia y movida discusión, se dio por constituida la C. G. T. U., nombrándose un Comité Nacional Provisional con la misión de que realizara los trabajos precisos para la preparación de un Congreso Nacional de constitución.

En la resolución que dieron a la publicidad decían que “estaban dispuestos a disolverse en cuanto se consiguiera la fusión de una sola de las distintas Centrales Sindicales existentes, pero mientras tanto nos es preciso agruparnos con una organización propia y una disciplina determinada”.

Lo cierto es que después de la Conferencia de Unidad el Comité Central de Unidad Sindical nombrado vivió una vida lánguida y al cabo de algún tiempo dirigió una carta circular a todos los sindicatos adheridos, en la que muy habilidosamente decía que, “puesto que vuestra asistencia a la Conferencia Nacional de Unidad Sindical, demuestra que os encontráis divorciados de vuestros jefes, y, visto que por ahora es imposible llegar a la formación de un bloque sindical único, os aconsejamos pidáis vuestro ingreso en la Confederación General del Trabajo Unitaria (Sección española de la Internacional Sindical Roja), que es la única Central Sindical verdaderamente revolucionaria”.

Así nació, en virtud de una maniobra indigna, aunque fiel expresión de los métodos comunistas, la Central Sindical que ansiaban y que venía a echar por tierra todas sus ardientes palabras de unidad sindical y frente único.

5. Villa de Don Fabrique

El pueblo de Villa de Don Fadrique, de la provincia de Toledo, ha sido desde hace bastante tiempo mansión de un grupo de militantes comunistas, a cuya cabeza figuraban Virgilio Carpintero y Luis Cicuéndez, los cuales envenenaban todos los conflictos sociales, y habían logrado apoderarse de la organización sindical, ejerciendo desde ella una verdadera tiranía en el pueblo.

La clase patronal, al mismo tiempo, era de las más cerriles que hay en Castilla la Nueva, y este sectarismo por ambas partes hacía que todos los conflictos tuvieran carácter violento. La mayoría del Ayuntamiento era comunista, siendo destituido en enero de 1932 por el ministro de la Gobernación. La situación se agravó en el verano con motivo de las bases para la siega, declarando la huelga los obreros, con la que trataban de imponer a los patronos sus pretensiones.

Transcurrieron en esta situación varios días y la huelga seguía estacionada, pues los patronos no cedían. Pero el Comité directivo del Sindicato quería poner fin a ella como fuera, ordenando que en la madrugada del 8 de julio salieran al campo los obreros y cometieran actos de sabotaje en las cosechas.

Así se hizo; pero la Guardia civil intervino y sostuvo un tiroteo con los huelguistas, los cuales, también armados de pistolas y escopetas, lograron reducirla y desarmarla. Entonces, envalentonados, cortaron la carretera para impedir el paso de nuevas fuerzas y las comunicaciones telefónicas y telegráficas, haciéndose dueños del pueblo. Fueron avisadas las autoridades de la provincia de lo que ocurría, y por la tarde llegaron de Toledo más fuerzas de la Benemérita.

Antes de ocupar el pueblo, tuvieron que sostener un serio combate con los obreros, que apostados en las afueras les estaban aguardando. De él resultaron tres muertos y muchos heridos graves.

La fuerza pública practicó infinidad de detenciones, pero, sin embargo, el principal responsable y dirigente de la organización, Luis Cicuéndez, logró huir, viniendo a Madrid. Etelvino Vega, miembro del “Bureau Político” del partido, que se encontraba aquí, le facilitó el viaje en un automóvil particular a Barcelona, donde entonces estaba la dirección del partido, acompañándole, para despistar, Consuelo Navarro. Una vez en Barcelona, por medio del “aparato ilegal”, pasó la frontera por la parte del Mediterráneo, dirigiéndose a Rusia, donde asistió a los cursos de la Escuela Leninista de Moscú. Así le libró el partido de la persecución policiaca y le facilitó además el estudio de temas marxistas, con miras a hacer de él un futuro dirigente.

Como se verá, esta táctica la emplean con todos los que están perseguidos por la policía y cuyo hecho delictivo es de gran responsabilidad. Así han hecho de Moscú una especie de asilo-refugio, donde en circunstancias difíciles hallan segura protección los revolucionarios, prestando para ello gran ayuda y toda serie de facilidades el Gobierno ruso, hasta el punto que, yendo un individuo enviado por el “aparato ilegal” de la Internacional, no necesita ni la más mínima documentación, teniendo asegurado en todo el viaje y durante todo el tiempo que dure su permanencia en territorio ruso, sustento completo con toda clase de comodidades.

6. El Estatuto

El Estatuto de Cataluña se estaba discutiendo en las Cortes Constituyentes.

Las entidades económicas madrileñas, con el señor Royo Vilanova al frente, organizaron una campaña nacional contra el mismo, que tuvo repercusión en toda España.

El partido Comunista tuvo que plantearse este problema.

En una reunión celebrada por el “Bureau Político”, se discutió ampliamente, y la resolución tomada decía que “si bien el partido Comunista tenía que ponerse en contra resueltamente del proyecto de Estatuto, porque estaba elaborado por la Generalidad Catalana, la cual es genuino representante de la burguesía y los terratenientes de Cataluña, tenía también que manifestarse en contra de la campaña reaccionaria contra el mismo, porque ella representa la teoría del sometimiento del pueblo catalán al Poder central, y el partido Comunista declara: que lucha y luchará resueltamente contra el imperialismo español, encarnado en el Gobierno central y por la total liberación, incluso hasta la separación completa del Estado español y constitución en Estado independiente, de las masas laboriosas de Cataluña, Vasconia, Galicia y Marruecos, e invita a los obreros y campesinos españoles a unir su lucha con la de los obreros y campesinos de las nacionalidades oprimidas, para ayudarles a conseguir su total liberación”.

Para el día 27 de julio se organizó el tan resonante mitin nacional antiestatutista, en la Plaza de Toros de Madrid. El Comité de Madrid del partido, como consecuencia de la resolución del “Bureau Político”, realizó por medio de pasquines y manifiestos una agitación intensa contra la celebración del mitin, y el mismo día 27, a la salida del público, realizó una contramanifestación en plena calle de Alcalá. A ella asistieron unos 2.000 obreros, originando un choque entre los dos bandos, al cual tuvo que poner fin la fuerza pública, resultando algunos heridos y varias detenciones.

Este acto del partido tuvo una gran resonancia en toda España, siendo comentadísimo en todos los campos políticos. El Comité de Madrid adquirió con él “una categoría superior” en la organización y los delegados del “Komintern" se encontraron muy satisfechos de su actuación.

7. Primero de agosto de 1932

En esta jornada existió una gran diferencia con la del mismo día del año anterior. El partido mostró en ella que había adquirido bastante potencialidad, y lo que es más importante, una más diligente movilización de sus militantes, que no se había logrado en acciones anteriores.

Se celebraron manifestaciones en Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Toledo, Málaga y Sevilla.

Todas ellas fueron de regular importancia y se caracterizaron por su elasticidad y buena organización, pues siendo citadas en un sitio determinado, al verse disueltas por la fuerza pública, acudían a otros lugares convenidos de antemano, en los cuales volvían a reorganizarse.

También realizaron algunas agresiones a embajadas y consulados extranjeros, principalmente los de Alemania, para protestar, decían, del régimen instaurado en aquel país.

El Comité Central del partido editó un número clandestino de Mundo Obrero, que seguía suspendido, impreso en la imprenta Myria, de Barcelona, y el cual fue enviado a todos los regionales por medio del “aparato ilegal”.

Igualmente coincidió con esta jornada la salida del tercer número de la revista Bolchevismo, que por diversas circunstancias fue el último de esta publicación.

8. Movimiento militar

El 10 de agosto de 1932 se produjo el movimiento militar dirigido por el general Sanjurjo. No es mi propósito entrar a examinar dicho movimiento, sino que quiero limitarme a relatar la actividad que, como consecuencia del mismo, desarrolló el partido en Madrid y Sevilla.

A la una de la tarde del día 10 se reunió rápidamente el Comité de Madrid, que había sido sorprendido por los acontecimientos. Después de examinar ligeramente la situación, acordaron tirar un número extraordinario del periódico con el título de La Palabra y repartir un manifiesto a la opinión, que aunque poniéndose en contra del Gobierno Azaña, se diese la consigna de “defensa revolucionaria de la República”. Se movilizó a todas las células, con la orden de que estuviesen preparadas para participar activamente en cuantas manifestaciones callejeras se produjeran, procurando arrastrarlas a acciones violentas.

Pero en Madrid el partido fracasó completamente en aquel día y el 14 en la manifestación que organizó en la glorieta de Bilbao para protestar del levantamiento.

En Sevilla, el día 10, la Unión Local de Sindicatos dio la orden de huelga general, recomendando a todos sus afiliados el levantamiento armado contra Sanjurjo y sus autoridades. El 11 se producen varias manifestaciones violentas, ocurriendo choques con la fuerza pública. Sanjurjo, ante el fracaso del movimiento en el resto de España, abandona Sevilla a las dos de la madrugada del día 12. Desde este momento, puede decirse que el partido fue dueño de la situación hasta la llegada de las fuerzas enviadas de Madrid. Se intenta quemar la cárcel. Las manifestaciones, encabezadas por el partido, destruyen e incendian el Nuevo Casino, el Círculo de la Unión Mercantil, el chalet “Casa Blanca”, que había sido el cuartel general de Sanjurjo y el hotel del señor Luca de Tena. Al acudir los bomberos, el público, apiñado, impidió que actuaran.

Por la tarde se celebró una asamblea de frente único en la Plaza de Toros, en la que tomaron parte: Emilio Calderón, por la C. N. T.: Carlos Núñez, por el partido Comunista: Saturnino Barneto, por la Unión Local de Sindicatos: Manuel Reina, por el Socorro Rojo Internacional, y Adolfo Moreno, por la U. G. T. En ella, a la que acudió una gran masa de obreros, se formularon las siguientes conclusiones:

1. Juicio por un Tribunal revolucionario de obreros y campesinos, del general Sanjurjo.

2. Libertad de los presos políticos y sociales.

3. Apertura de los Sindicatos.

4. Desarme y disolución de la Guardia civil.

5. Disolución de la Federación Económica de Andalucía.

6. Armamento de los obreros y campesinos.

7. Libertad de la prensa proletaria.

8. Abolición de la Ley de Jurisdicciones.

9. Formación del frente único.

10. Desarrollo de la revolución democrática.

En Granada, como derivación de los sucesos de Sevilla, las masas, alentadas por las células comunistas de aquella ciudad, realizaron varias manifestaciones violentas, declarando la huelga general, e incendiaron algunos conventos.

A causa de esta actividad del partido, fue censurada, por la delegación de la I. C., primero, y por el “Komintern”, después, la dirección, acusándola de haber sostenido una posición “oportunista de derecha” al haber lanzado la consigna de “defensa revolucionaria de la República” y no haber orientado al partido y a los obreros derechamente a la constitución de los Soviets.


Capítulo VII
La expulsión del grupo

1. Antecedentes

Desde principios de la proclamación de la República, existía en el seno del Comité Central una lucha interna. La sostenían, de una parte, Jose Bullejos, Manuel Adame, Etelvino Vega y Gabriel León Trilla, y de otra, Manuel Hurtado, Antonio Mitje, Manuel Roldán y José Díaz.

El verdadero fondo de la cuestión estribaba en que el grupo Bullejos estaba en la dirección del partido, en el Secretariado, y por tanto sostenía las relaciones con la Internacional, desde el año 1927, no dejando intervenir a los otros, los cuales, por disciplina, tenían la obligación de obedecer las órdenes de los primeros. Aquí estaba el fondo verdadero de la lucha interna, aun cuando la disfrazan con frases políticas, sosteniendo que eran desviaciones de la línea política de la Internacional.

Ante todo, quiero sentar una premisa, y es que no pretendo defender la posición de ninguno de los dos bandos, sino que solamente relataré los hechos como han sucedido.

En la reunión celebrada por el Comité Central, en febrero, ya fue planteado este asunto. Para solucionarlo sin que sufriera la integridad del partido, a propuesta de la delegación de la Internacional, allí presente, se acordó que el Secretariado quedara formado por Bullejos, como secretario político; Hurtado, como secretario de organización; Adame, en el cargo de secretario agrario o campesino; Mitje, secretario sindical, y Casanellas, llegado ya de Moscú, como antimilitarista. De esta forma quedaban las dos tendencias en iguales posiciones y había uno de non, Casanellas, al cual le asignaron el puesto de “juez de paz”.

Vega, que estaba enfermo, quedaría durante unos meses retirado de la dirección y sería enviado a Rusia a descansar en un sanatorio, y Trilla iría a formar parte de la sección española del “Komintern”.

En el Congreso nacional celebrado en Sevilla al poco tiempo, aunque el pleno del Comité Central sufrió importantes variaciones, el Secretariado quedo intacto.

Una observación es muy pertinente antes de seguir adelante; y es que al Comité Ejecutivo de la Internacional, por varias causas, le interesaba arrinconar la vieja dirección e imponer otra nueva, que sirviera mejor su política y que no estuviera tan enterada de sus “ratonerías”; pero al mismo tiempo temía hacerlo directamente y quería que fueran elementos del propio partido los que se alzaran contra ella.

Colocados en estas posiciones, trataron Hurtado y Mitje de ganar para su grupo a Casanellas, lo cual consiguieron sin muchos esfuerzos, y siendo ya mayoría y contando con el apoyo tácito de la delegación de la I. C., no hicieron más que esperar ocasión propicia para desbancar a Bullejos y a Adame, presentándose esa circunstancia con la celebración del XII pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. Pero esto merece apartado aparte.

2. Reunión del XII pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista

El día 18 de agosto se reunió el “Bureau Político” del partido, entre otras cosas, para nombrar los miembros del mismo que habían de asistir a la reunión del XII pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, que en el mes de setiembre tendría lugar en Madrid. La delegación del “Komintern” y Hurtado-Mitje estaban de acuerdo en que era preciso que al pleno no fueran como delegados los mismos que habían acudido a otras reuniones, o sea Bullejos, Vega y Adame. Consiguieron, contra la oposición de éstos, que el “Bureau” designara a Hurtado y Mitje como representantes del partido español en el referido pleno.

Inmediatamente, por un golpe de habilidad, la delegación de la I. C. planteó la necesidad de discutir los métodos “caciquiles y de grupo” puestos en práctica por Bullejos, Adame y Vega, a fin de tomar una resolución que fuera mantenida en el pleno de Moscú por los delegados que para asistir a él se acababan de nombrar. Ante esta actitud de la delegación, que ponía de manifiesto el acuerdo previo que había existido entre ella y Hurtado; Bullejos, secundado por Adame y Vega, se opusieron a que esto se llevara a efecto y alegaron que ellos estaban dispuestos a discutir ampliamente en el seno de la I. C., pero que no podían admitir lo que se intentaba, puesto que el querer enjuiciarlos en Moscú, a base de una resolución tomada por un “Bureau Político” que en el momento de su reunión estaba coaccionado, sin que los acusados estuvieran presentes, significaba una maniobra de la delegación de la I. C., la cual no podían acatar, y se ausentaron de la reunión.

La ocasión la pintan calva, y en vista de ello, Hurtado y compañía la aprovecharon para realizar del todo sus propósitos, proponiendo al “Bureau”, y lográndolo, la aprobación por éste de la siguiente resolución:

“Los miembros del “Bureau Político”, reunidos, declaran ante la I. C. que reiteran su más incondicional adhesión a su política y que están dispuestos a acatar sus disposiciones y continuar fieles a ella, ocurra lo que ocurra.

El “Bureau Político” condena enérgicamente la actitud de los camaradas Bullejos, Adame y Vega, al ausentarse de la reunión del B. P. en el momento que se discutían las relaciones internas de la dirección y de la delegación de la Internacional Comunista.

Se les requiere a que inmediatamente se incorporen a las tareas que este B. P. les señale.

En vista de que, contrariamente a la decisión del B. P., los tres se indisciplinaron e insistieron en su actitud hostil contra el partido y la I. C., amenazando con la realización de trabajo fraccionista, el B. P., en su reunión del día 19, resolvió:

"Separar de todos los cargos del partido a Adame, Bullejos y Vega y prohibir a Adame y Vega desplazarse a las regiones. El “Bureau Político” espera las decisiones de la Internacional Comunista, al objeto de tomar resoluciones definitivas.”

La delegación de la Internacional, por su parte, adoptó esta otra:

“1.° Todo el trabajo de la I. C. y de su delegación estaba dirigido en el sentido de ayudar al partido Comunista de España para transformarle en un partido verdaderamente comunista.

Ni la dirección de la I. C. ni su delegado en España han hecho maniobras ni con el partido ni con la dirección.

El trabajo de la delegación, después del Congreso de Sevilla, consistió en hacer todo lo posible para asegurar la línea política de la carta-abierta de la Internacional Comunista y para crear una dirección colectiva y unificada del partido.

2.° Inmediatamente después del Congreso, los camaradas Adame y Bullejos han comenzado su ataque contra la realización de las resoluciones y tareas de la carta abierta. Esto se ha demostrado en la reunión del B. P. en el mes de abril. En esta reunión, el camarada Adame hizo declaraciones de franca hostilidad contra la dirección de la Internacional Comunista, y contra su política.

Ayer, Adame ha repetido estas declaraciones y fueron apoyadas por Bullejos. Ahora está claro que durante todo el tiempo después del Congreso de Sevilla, Adame y Bullejos no han cesado de preparar la lucha abierta contra la dirección de la I. C. y su política.

3.° En la crisis actual, preparada sistemáticamente por Bullejos y Adame, apoyados por Vega, no se trata, como dicen estos camaradas, de una lucha contra los métodos de trabajo de la I. C. y contra las maniobras de la Internacional Comunista: se trata de una lucha consciente contra la política de la I. C., una lucha que ataca incluso los principios fundamentales de la Internacional Comunista.

Esta lucha se dirige, sobre todo, contra la parte decisiva de la carta abierta, que exige la destrucción del caciquismo y la transformación del partido en un partido verdaderamente comunista.

4.° Declaramos con toda sinceridad que esta lucha de Bullejos, Adame y Vega y la crisis en la dirección del partido, preparada y llevada a cabo por ellos, es un crimen contra el partido, la Internacional Comunista y la revolución.

Dirigimos este llamamiento a los camaradas para que rechacen la política efectuada por Bullejos, Adame y Vega y defiendan la línea justa y leninista de la Internacional Comunista.”

Las dos resoluciones que anteceden permanecieron secretas para la base del partido, conociéndolas solamente los componentes de los “Bureaux Políticos” del partido y Juventudes.

Inmediatamente salieron para Moscú, Hurtado y Mitje, donde informaron al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista de la situación del partido español y de todo lo concerniente al grupo. Se celebró el pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional, y de su resultado en lo tocante a España se publicó la conclusión que sigue:

“El partido Comunista de España debe orientarse hacia la dictadura del proletariado y los campesinos bajo la forma de Soviets, creando puntos de apoyo de la organización del movimiento de las masas trabajadoras en forma de Comités de fábrica, de parados, de campesinos, Comités de soldados, elegidos por la base, y terminar con el aislamiento sectario y las costumbres anarquistas de trabajo.”

Secretamente, y para complementar esta conclusión, se dio orden a Bullejos, Adame y Vega de acudir rápidamente a Moscú para justificar las acusaciones que contra ellos se hacían. Igualmente se dio orden a Hurtado y Mitje en el sentido de que cuando llegaran a España reunieran rápidamente al Secretariado, fracciones de los Comités Nacionales de la Confederación General del Trabajo Unitaria y Unidad Sindical, y al “Bureau Político”, a fin de tratar de apartar del Comité Central a Bullejos y compañía.

3. Tramitación y resoluciones

A poco de la marcha de Hurtado y Mitje a Rusia, el resto del Secretariado reunió a todos los representantes de las regiones, con el fin de informarles de la actitud adoptada por Bullejos, Adame y Vega, la que tuvo efecto el día 28 de agosto. La reunión fue sorprendida por la policía, y todos ellos, incluso la delegación de la Internacional, fueron detenidos.

Ante ello, Bullejos, Vega y Adame, de acuerdo con Zapirain y Mateo, únicos que habían escapado de la “razia” policiaca, formaron simultáneamente otra dirección, la cual empezó a trabajar para reorganizar los regionales.

A los pocos días de llegar Mitje y Hurtado, pusieron en libertad a los detenidos. Inmediatamente fue anulada toda la labor realizada por aquella dirección, y reunido el Secretariado adoptó la resolución que sigue:

“Después de una amplia discusión de autocrítica, durante la cual tuvieron oportunidad de precisar su posición los camaradas que después de la reunión del “Bureau Político” del 18 al 19 de agosto tuvieron una actividad vacilante en la aplicación de sus resoluciones o se prestaron inconscientemente a los manejos fraccionales del grupo Bullejos, Adame y Vega, y una vez que esos camaradas hubieron condenado sin reservas la actitud anterior, declarándose dispuestos a hacer en el momento oportuno una amplia autocrítica ante todo el partido, disponiéndose a aplicar incondicionalmente las decisiones de la Internacional Comunista y de la dirección del partido, el Secretariado del partido ha resuelto por unanimidad lo siguiente:

1.° El Secretariado condena enérgicamente la actitud fraccional del grupo Adame, Bullejos y Vega, el cual, después de haber resistido sistemáticamente la aplicación de la línea política de la I. C. en España, la cual se proponía liquidar el sectarismo y la política de caciquismo instaurada en el partido por ese grupo, lo que ha obstaculizado su desarrollo y su conversión en un verdadero partido bolchevique de masas; no habiendo reparado en medios para crear una crisis en el partido; tratando de enfrentar, a la dirección y al partido mismo contra la Internacional Comunista; llegando en su política de hostilidad hacia la I. C. hasta obrar fraccionalmente para proceder a la ruptura con su delegación.

2.° El Secretariado constata con satisfacción que la política fraccional y caciquil del grupo Adame, Bullejos y Vega no ha encontrado eco en el partido, el cual en su conjunto queda fiel a la línea política de la I. C. Eso ha sido demostrado por la reunión del B. P. de los días 18 y 19 de agosto, el cual condeno la actitud fraccional del grupo (Adame, Bullejos y Vega) al excluirles de sus cargos y de participar en la vida política del partido mientras tanto la Internacional Comunista decidiera sobre la crisis creada a la dirección del partido por este grupo y tomara las medidas políticas y de organización para asegurar la aplicación de la línea política y la dirección del partido Comunista de España. Y reafirmada en la reunión de representantes de las regiones y del Comité Central de Juventudes, celebrada el día 28 de agosto y siguientes, los cuales interpretaron en una justa resolución política las causas que originaron la crisis, condenando enérgicamente la política del grupo y considerándola hostil a la I. C. y al partido.

3.° Por consiguiente, el Secretariado declara su acuerdo absoluto con la línea política de la Internacional Comunista y su delegación, disponiéndose a tomar todas las medidas políticas y de organización para asegurar, tanto en la dirección central, como en los demás órganos inferiores, la aplicación justa de las directivas de la I. C. e impedir todo intento fraccional en el partido.

4.° El Secretariado declara de antemano, como ya lo hará el B. P., aceptar todas las decisiones que la I. C. dicte sobre el grupo Adame, Bullejos, Vega y Trilla, y al mismo tiempo declara que, comprobada la participación del camarada Trilla en el trabajo fraccional, acuerda proponer al “Bureau Político” comunique a la I. C. la sustitución del citado camarada como representante del partido.

5.° Considerando que el sistema de caciquismo instaurado en el partido por dicho grupo, sus métodos de mando e imposición han ahogado la crítica y la iniciativa en el partido, impidiendo la discusión amplia de la carta abierta de la I. C. por la base. Además, el grupo se ha resistido a la aplicación de las directivas contenidas en la carta sobre la aplicación de la democracia proletaria en el seno del partido. Por lo tanto, el Secretariado resuelve reimprimir la carta abierta con un breve comentario explicando que los problemas en ella planteados siguen sin resolver por todo lo anteriormente expuesto y enviarla a todas las organizaciones del Partido para que sea nuevamente discutida, y sobre la base de su línea política se haga la autocrítica necesaria para corregir todos los errores y poder así transformar el partido en un verdadero partido bolchevique de masas, apto para dirigirlas y llevarlas al triunfo de la revolución.

6.° Acuerda convocar inmediatamente al “Bureau Político” del partido para hacerle una amplia información de las medidas tomadas y proponerle la aprobación de la presente resolución y para que indique las medidas que crea indispensables para la aplicación de la línea política de la I. C.”

Salieron seguidamente para Moscú Bullejos, Adame y Vega, y mientras ellos allí discutían con el Comité Ejecutivo de la I. C., las fracciones de los Comités Nacionales de la Confederación General del Trabajo Unitaria y de Unidad Sindical, se reunían y tomaban esta otra resolución:

“Reunidas conjuntamente las fracciones comunistas, del Comité provisional de la Confederación General del Trabajo Unitaria y del Comité Central de Unidad Sindical, al objeto de tratar respecto de la crisis provocada en la dirección del partido por el grupo Adame, Bullejos y Vega, después de una amplia discusión, llegan a la conclusión siguiente:

1.° Que la dirección del partido, representada por el grupo Adame, Bullejos y Vega, ha seguido una política sectaria y de caciquismo que ha impedido la formación de nuevos cuadros de militantes, y, por consiguiente, el desarrollo y el fortalecimiento del partido. Esa política sectaria ha sido la causa principal de que, a pesar de la situación revolucionaria por la cual atraviesa España, no se haya logrado conquistar para la revolución a la mayoría de los obreros y campesinos.

2.° Que esa política sectaria del grupo ha tenido consecuencias funestas para el trabajo sindical del partido, ya que ha impedido al mismo plantear con todo vigor y en el momento oportuno el problema de la unidad sindical revolucionaria, lo que ha retardado el desarrollo y consolidación de las fuerzas sindicales que responden a la línea política y a la táctica de la Internacional Sindical Roja en España.

3.° Que la Internacional Comunista se ha preocupado sistemáticamente de la situación del partido Comunista de España y de los problemas planteados por la revolución, como lo demuestran sus resoluciones y las de la Internacional Sindical Roja, y ha tratado por todos los medios de influenciar la dirección Adame, Bullejos y Vega, para que rectificara su política sectaria y de caciquismo, al objeto de permitir el desarrollo del partido y la formación de nuevos cuadros, para que pudiese cumplir las tareas de dirección del movimiento revolucionario de masas; pero que esas llamadas fraternales de los organismos internacionales fueron desoídas por el grupo, el cual, abierta o disimuladamente, ha saboteado la aplicación de la línea política y de las decisiones de la Internacional Comunista. Es por eso por lo que la I. C., antes del Congreso de Sevilla, planteó abiertamente a todo el partido los problemas de la revolución y realizó una crítica severa de la política sectaria y de los métodos de caciquismo instaurados por el grupo en el partido. Pero esa carta abierta en la cual se planteaba también la necesidad de un viraje en el trabajo sindical ha sido ocultada en parte a la base del partido, y no se discutió en un gran número de regiones, o fue utilizada por el grupo para descargar sobre la base del partido la responsabilidad de los errores cometidos por la dirección, y de esa forma escamotear la amplia autocrítica que de su sectarismo y de sus métodos caciquiles debía hacer la dirección.

4.° Que la posición hostil del grupo a la línea política de la I. C. se ha manifestado abiertamente en el momento en que su delegación planteó ante el “Bureau Político” del 18 de agosto la necesidad de terminar con la política y los métodos de grupo y de aplicar sin reservas la línea política y las directivas de la I. C. Y es justamente en ese momento cuando Adame, Bullejos y Vega se alzaron contra las decisiones del B. P. y la delegación de la Internacional Comunista, asumiendo una posición fraccionista descarada, llegando a calificar a la delegación de la I. C. y a la política de esta última de una manera indigna de revolucionarios.

De todo lo que antecede resulta, pues, claro que el grupo Adame, Bullejos y Vega ha tratado de encubrir su política hostil a la I. C., bajo la máscara de las discrepancias con sus delegaciones, para ocultar el fondo político de la cuestión; y, por consiguiente, los camaradas que representan al partido en los organismos precitados declaran por unanimidad:

“Que condenan enérgicamente la política sectaria y obstruccionista del grupo Adame, Bullejos y Vega, que ha impedido la transformación del partido en un partido bolchevique de masas, y ratifican su adhesión sin reservas a la línea política de la I. C., con la decisión firme de aplicarla en el de las demás actividades del partido."

Pidió la Internacional que el partido enviara una delegación de la base, para que ante el “Komintern” opinara en el pleito que se estaba tramitando, y como tales delegados “de base”, marcharon a Moscú Manuel Mateo, Antonio Barbado y Vicente Olmos, miembros todos ellos del “Bureau Político”.

A su llegada se formó en el Comité Ejecutivo de la I. C. una comisión presidida por Manuilsky, con representantes de los diversos partidos comunistas del mundo, encargada de estudiar y discutir con Bullejos, Adame, Vega y Trilla su posición, y de llegar a la conclusión que fuera conveniente.

Después de una amplia y lenta discusión, en la que no faltaron, por cierto, las anécdotas, como la de haber llamado Antonio Barbado, en plena sesión, a propósito de un informe, “borracho” a Manuilsky, presidente de la Comisión y al mismo tiempo presidente de la Internacional Comunista, se llegó a un acuerdo. Bullejos, Adame, Vega y Trilla firmaron unas declaraciones en las que se manifestaban de acuerdo con el compromiso de aplicar la línea de la Internacional, “donde quiera que fuera y en el puesto que estuvieran”.

Ya estaban dispuestos a emprender el viaje de regreso a España, cuando un hecho nuevo vino a estropear toda la combinación.

4. La expulsión

Desembarazados ya en España de ellos, Hurtado y Mitje, con ordenes concretas de la delegación de la I. C., convocaron el “Bureau Político” para el día 5 de octubre.

En la reunión, que fue muy movida, a instancias de uno de los delegados de Moscú, se tomó una resolución, de la cual siguen los párrafos más importantes:

“El grupo sectario, para tratar de afianzar sus posiciones, cada día más debilitadas ha fingido algunas declaraciones autocríticas (que no fueron seguidas de hechos ni de actos) y ha proclamado repetidamente que ya estaba realizándose el viraje. Pero, en realidad, las concepciones no se modificaban, la conducta táctica permanecía siempre sectaria, los métodos de trabajo seguían la senda del caciquismo.

Frente al problema del carácter de la revolución, el grupo tuvo oportunidad de mostrar su opinión, después de la carta-abierta de la I. C. Así, por ejemplo, el camarada Bullejos, en su discurso de febrero, precisamente sobre la carta-abierta, hablando de la revolución proletaria en general y de la dictadura del proletariado en particular, sostiene que se trata de una palabra de orden contrarrevolucionario... Su incomprensión del "carácter y desarrollo de la revolución” les hizo abandonar, primero la revolución democrático-burguesa, por no “ser nuestra revolución”; luego les condujo a hacer de ella un fin en sí misma, separándola de la revolución socialista, al extremo de proclamar el carácter contrarrevolucionario de la consigna “dictadura del proletariado”; en ambos momentos el grupo muestra la misma ignorancia y deformación del contenido de la revolución y de su proceso de desarrollo.

Estos problemas (sobre todo, el carácter de la revolución, relaciones de clase en la etapa actual, cuestión del campesinado, cuestión de la hegemonía del proletariado, luchas económicas, consejos obreros y campesinos, concepción del papel del partido, &c.) han sido oportunamente planteados por la I. C. Ya en mayo de 1931 se plantearon con la claridad necesaria ante el partido. ¿Es que el grupo sectario modificó sus puntos de vista? No; pese a esa intervención de la I. C.; en resguardo de la línea marxista-leninista y de la información de un gran movimiento comunista de masas, el grupo siguió su camino sin operar los cambios que urgían para la vida del partido. En octubre del mismo año, la I. C. vuelve a intervenir porque la situación no se ha modificado. Ante los elementos sectarios, el compañero Manuilsky pudo decir con toda propiedad:

“He aquí, pues, el balance: Luchas económicas; no hemos participado. Movimiento agrario; se ha desarrollado fuera de nosotros. Los Consejos, los Soviets, no se han creado. Consejos de fábrica, sólo en Sevilla se han creado, pero no se los ha generalizado. Reorganización del partido no se ha hecho.”

Y añadía el compañero Manuilsky:

“El obstáculo principal para la bolchevización del partido, sois vosotros, los que representáis aún este estado de espíritu. Teméis las fuerzas nuevas. Habéis venido de la vieja anarquía a la revolución como un pequeño grupo, pero no veis que las masas obreras afluyen hacia vosotros.”

Tampoco entonces se obtuvo un cambio, de parte del grupo sectario. La carta abierta, que debió ser el motivo para provocar, efectivamente, el viraje, fue, en suma, objeto de sabotaje organizado por parte del grupo; no se discutió suficientemente, ni fue asimilada debidamente; no debido al patrimonio de la gran masa del partido. El mismo Congreso de Sevilla fue preparado de acuerdo con los viejos métodos sectarios, y hoy, después de varios meses de dicho Congreso, vemos que ni la carta abierta ni las decisiones de Sevilla son realizadas.

El retraso del partido en lo que respecta al movimiento de masas en general, al movimiento sindical y campesino más particularmente, es antes que nada el resultado de la política sectaria del grupo, que hizo cuanto le fue posible para obstruir la vinculación del partido con las grandes masas.

En el orden de la organización, el grupo sectario de Bullejos, Adame, Trilla y Vega, ha mantenido posiciones correspondientes. Las concepciones que conducían al aislamiento respecto de la revolución han llevado al más alto sectarismo en las relaciones del partido. Se ha implantado por el grupo un sistema de caciquismo sumamente pernicioso que ha sofocado la democracia interior, que ha impedido a la masa del partido la discusión de todos los problemas, que ha cerrado sistemáticamente el paso a la formación y desarrollo de los nuevos cuadros, que ha creado dificultades de toda suerte contra los nuevos elementos obreros, que ha impedido el reclutamiento. Estos métodos de organización, reñidos directamente con las normas más simples de la I. C., han permitido que un documento de la importancia de la carta abierta, que debía marcar una etapa en el desenvolvimiento del partido, no fuese discutido por la masa del partido.

Expresión de esas formas caciquiles de trabajo es la violación brutal de las decisiones del “Bureau Político” de 18 y 19 de agosto, por las que se prohibía al grupo toda actividad en el partido mientras no aceptase las resoluciones de la I. C. y del partido. Los miembros del grupo sectario Adame y Vega se desplazaron, pese a esa decisión, hacia Sevilla y Badajoz para intentar crear una base de lucha contra la I. C. y contra el “Bureau Político”. Además, este grupo sectario, aprovechando la detención de los miembros dirigentes, hizo un verdadero asalto a los puestos de dirección, convocó un llamado “Bureau Político” (con la presencia sólo de una minoría de sus miembros) para legalizar ese golpe y para romper las relaciones con la I. C. El “Bureau Político” del partido considera ilegales esas reuniones fraccionales del grupo sectario, y las decisiones emanadas de ellas carecen de todo valor.

Declarado su acuerdo con la posición del Secretariado en el sentido de aplicar la línea política de la I. C. y las resoluciones de partido y de impedir a todo precio cualquier trabajo fraccional del grupo Bullejos, Adame, Trilla y Vega, el “Bureau Político” ratifica las decisiones que tomó en su reunión del 18 y 19 de agosto. Considerando la posición ideológica y política hostil a la I. C. y el trabajo sectario, caciquil y de disgregación que los miembros del grupo han intentado, el “Bureau Político” acuerda proponer al Comité Central, que convocará en breve, la exclusión de los camaradas Bullejos, Adame, Trilla y Vega del “Bureau Político” y del Comité Central, y que en cuanto a su permanencia en las filas mismas del partido, depende del abandono total e incondicional que hagan de los hechos de sus viejas posiciones antileninistas y de sus viejos métodos sectarios y de la aplicación honesta de las resoluciones del “Bureau Político” y de la I. C. Asimismo, dado que el camarada Trilla no representa al partido; que, ideológica y políticamente, está, no sobre la plataforma del partido y de la I. C., sino sobre la del grupo sectario de que es miembro preeminente, el “Bureau Político” decide proponer al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, que dicho camarada cese inmediatamente como representante del partido ante el Comité Ejecutivo.

El partido, que cuenta con las simpatías crecientes del proletariado, que se esfuerza por tomar influencia dirigente en la masa del campesinado, que combate por la conquista de la hegemonía proletaria en la revolución (y a su cabeza el partido Comunista) para conducir hasta el fin la revolución democrático burguesa y transformarla en revolución socialista, no puede cumplir estas tareas históricas que le son impuestas por el desenvolvimiento mismo de la revolución, sin liquidar el grupo sectario, su ideología, su línea política, sus métodos; sin aplastar toda sobrevivencia sectaria.”

La resolución que antecede fue publicada, y con ella se inicio la discusión entre los afiliados al partido públicamente.

Al llegar a Moscú y ser leída por los miembros del grupo, estos se quejaron ante el “Komintern” de ella, alegando que así se les había quitado toda autoridad para volver a actuar en el partido español. El Comité Ejecutivo de la I. C. se solidarizó con la resolución del “Bureau Político”, y ante ello, el grupo se negó a discutir ni un solo momento más con ella, sancionándose esta actitud con la expulsión por el “Komintern” del seno del partido español y de la Internacional Comunista.

5. Retención forzosa

Después de su expulsión, Bullejos, Adame, Vega y Trilla quisieron regresar inmediatamente a España. La Internacional, temerosa de la influencia personal de los mismos en el campo comunista español, quiso que la nueva dirección consolidara sus posiciones, y para ello impidió la salida de la U. R. S. S. de los componentes del grupo.

Allí tuvieron que permanecer contra su voluntad hasta el mes de enero de 1933, en que, después de muchos ruegos, lograron obtener del Gobierno ruso permiso para salir de su territorio, aunque tuvieron que abonarse por su cuenta el viaje hasta España, pues el Comité Ejecutivo de la I. C. se negó rotundamente a darles facilidades para realizarle por medio del “aparato ilegal”, diciendo que si bien era cierto que habían acudido allí para discutir problemas del partido y llamados por él, ahora que habían sido expulsados, y por tanto, nada tenían que ver con la I. C., ellos eran los que, de querer retornar a su país, tenían que buscarse los medios para ello. Así paga el diablo a quien bien le sirve...

6. Repercusión en las Juventudes

A causa de todo cuanto antecede, en el Comité Central de la Unión de Juventudes Comunistas, la delegación de la Internacional Juvenil Comunista impuso también un cambio de dirección.

El Secretariado del C. C. tomó en días sucesivos las dos resoluciones que siguen:

«El Secretariado de la U. J. C. declara:

Que está completamente conforme con las resoluciones tomadas en el último pleno del “Bureau Político” del partido.

Que condena severamente las desviaciones manifestadas con más claridad en la referida reunión en determinados camaradas que demostraron su estrecha relación con la política del grupo hasta el último momento.

Que este Secretariado está en estos momentos reuniendo los materiales necesarios que han de servir para la elaboración de una amplia resolución política, en la cual se dará a conocer a todos los camaradas la repercusión que la política caciquil y sectaria ha tenido en la dirección de la Unión de Juventudes Comunistas y en la vida de toda la Federación, al efecto de que al llevarse a cabo la discusión sobre este importante asunto se puedan sacar en todo momento las consecuencias necesarias que permitan en lo sucesivo la firme aplicación de la línea política de la Internacional Comunista.

Madrid, 19 octubre de 1932.»

«El Secretariado de la C. J. C., en su reunión de hoy, adopta la siguiente resolución:

1.° Que este Secretariado ratifica todas sus anteriores resoluciones sobre la crisis en la dirección del partido y las decisiones de la I. C.

2.° Que este Secretariado no ha vacilado en ningún momento en la lucha contra los métodos y toda la política del grupo sectario y para la aplicación de la línea de la Internacional.

3.° Que en el Secretariado y en todos sus miembros, excepto en el camarada Olmos, por su dudosa y vacilante situación, no existe ninguna influencia política del grupo Bullejos, Adame, Vega y Trilla.

4.° Que este Secretariado, en relación a sus resoluciones adoptadas desde el principio, exige que los miembros del grupo sectario no puedan desempeñar ningún cargo en toda la organización de la Internacional Comunista.

Madrid, 20 de octubre de 1932.
El Secretariado

De momento, solamente fue separado del Secretariado Vicente Olmos, uno de los que marcharon a Moscú a discutir con la Internacional. Más adelante se renovó por completo el Secretariado de las Juventudes, compuesto por Olmos, Arévalo, Medrano, Lafora y yo. Para sustituirle se nombró por el “Bureau Político” de las Juventudes a Rozado, de Grado, Montalvo, &c. Esta nueva dirección era incondicional de Hurtado, Mitje y de los delegados de la I. C.

7. Procedimientos de dictadura

Una vez ya consolidada la nueva dirección y formado definitivamente el “Bureau Político”, por mandato concreto de los delegados de la Internacional, emprendió aquella una gran campaña pública de difamación contra los componentes del grupo expulsado. A todos los militantes antiguos y significados del partido, les obligaron a firmar un artículo controlado y enmendado por el “Bureau Político”, donde se dijera solamente lo que a éste convenía y en el que se condenara toda la actuación del grupo, e incluso la suya propia. Así rectificaron la mayoría: Arroyo, Tiburcio y Vicente; Luis Arrarás, José Silva, Luis Zapiraín, Miguel Caballero, Pedro Fernández Checa, “Pasionaria”, &c.

Dignos de destacar son algunos párrafos de estas rectificaciones. Miguel Caballero, en la suya, decía:

«Declaro que mi posición durante la reunión del "Bureau Político” del día 5 y 6 de octubre fue de hostilidad y resistencia a acatar la línea política de la Internacional. Que con mi actitud me coloqué en un todo en el terreno de la contrarrevolución; que en todas mis intervenciones sólo examinaba y exponía las cosas desde un punto de vista derrotista.

Declaro que con mi actitud solo pretendía buscar el camino para salir prácticamente del partido, con el cual, políticamente, me consideraba ya divorciado.

Declaro todo esto; y, después de haber reflexionado, examinando toda la discusión habida y haber repasado la historia de mi actuación política, consecuente siempre con esa línea política sectaria y caciquil, de la cual he sido tal vez el más característico gobernador de provincia; habiendo reflexionado bien el valor de la discusión habida por mi actitud, y visto que prácticamente estaba colocado en el terreno de la contrarrevolución, como consecuencia de la mentalidad que la larga actuación en esa línea política me ha formado, yo condeno de la manera más fuerte esa falsa línea política y me dispongo a trabajar por la revolución en el único sitio donde esto es posible: en el seno del partido Comunista y dentro de la línea política de la Internacional.

Una vez más condeno la política seguida por el grupo, como criminal, y declaro que esa política es la responsable de que individuos como yo, francamente revolucionarios de base, nos hayamos creado una mentalidad de cacique arribista contrarrevolucionario, y esto nos ha hecho ser los instrumentos más eficaces para impedir la formación de nuestro partido y que este pudiera ser el dirigente de las masas, único medio para que éstas triunfen en la revolución.

Declaro reconocer que, así como la línea política de la Internacional es justa, su delegación en España es su digna representación, que se esfuerza por transformar nuestro partido en un verdadero partido bolchevique de masas, razón por la cual se ve envuelta en las intrigas de los que a toda costa quieren impedir el desarrollo del partido.

Madrid, 7 de octubre de 1932.– Miguel Caballero

Zapiraín, que hasta el último momento favoreció la posición de Bullejos, afirmaba:

«Yo declaro que, por incomprensión del fondo político de la crisis producida, e influido por la política del grupo, he facilitado a éste el apoderarse de la dirección del partido, saltando el acuerdo del B. P. de desplazarles de toda actividad por su rebeldía y en la ocasión crítica de hallarse detenidos el resto de la dirección del partido y los representantes de las regiones.

Que con este grave error cometido, he dado ocasión a que el grupo haya continuado y reforzado desde la dirección del partido su lucha contra la I. C., significada por los siguientes hechos:

Convocando una reunión del B. P. en la que, no habiendo entre su asistencia más que dos miembros efectivos, se anulasen los acuerdos del B. P. del 18 de agosto y se diese apariencia legal al golpe de mano en la dirección producido.

Evitando toda relación con los miembros del B. P. detenidos y con la delegación, para desarrollar así su política fuera del control del B. P. y de la I. C.

Tratando de enfrentar a la dirección facciosa, y con ella al partido, con los miembros del B. P. detenidos y la delegación de la I. C. (Intento de conminación a los miembros de la dirección detenidos, por su gestión, exigiendo el cumplimiento de los acuerdos del B. P. del 18 de agosto. Nota del B. P. aparecida en Frente Rojo sobre renovación de la dirección.)

Haciendo en todo momento una labor de descrédito y difamación contra los miembros de la delegación y alardeando ante el B. P. de haber destrozado a delegaciones anteriores.

Saboteando el acuerdo del B. P. del 18 de enviar militantes de base al pleno de la I. C. y reforzando en su lugar la delegación del grupo.

Y llevando, finalmente, al B. P. a cortar radicalmente sus relaciones con la delegación, aislando al partido, por tanto, de la I. C., alegando razones conspirativas, pero teniendo, en realidad, como objeto asegurar en la dirección del partido la continuación de la política de grupo.

Reconozco no haber luchado con la suficiente energía, cuando, consciente de mi error, trataba de impedir el desarrollo de esta política.

Aceptando del B. P. todas las medidas que crea necesario tomar ante las faltas por mí cometidas por debilidad política, declaro estar dispuesto a luchar con toda energía en el trabajo que se me designe para la aplicación íntegra de la línea política del partido y de la Internacional Comunista.»

Tiburcio Pascual Arroyo, alumno durante más de un año de la Escuela Leninista de Moscú, y que por ello tenía obligación de enjuiciar los problemas con más conocimiento de causa, no obstante haber sido en todo momento colaborador personal de Bullejos, Vega y Trilla, principalmente, no puso ningún inconveniente en decir:

«Declaro que el grupo ha sido el principal obstáculo para la transformación de nuestro partido en un verdadero partido bolchevique de masas, y que en ningún momento éste se ha preocupado de dotar a los obreros y campesinos de una verdadera dirección, de acuerdo con las directivas que señala la I. C., en su carta abierta de marzo de 1931, y con el discurso del camarada Manuilsky (publicado en el número uno de la revista Bolchevismo). Asimismo declaro que este grupo ha realizado durante dos años una política de “chantaje” contra la I. C., oponiéndose a que ésta pudiera en ningún momento ponerse en contacto con los elementos de base del partido y llegando a declarar que la delegación de la I. C. en España era compuesta por agentes provocadores al servicio de la Liga de Lucha contra el comunismo.

Declaro que mi posición, desde la ruptura del grupo con el resto del B. P., ha sido netamente anticomunista, erigiéndome en abogado defensor de éste y facilitándole su trabajo fraccional en Sevilla, oponiéndome sistemáticamente a que el Comité Regional estuviera informado de la situación creada en la dirección del partido, posición que en un todo se confundía con la del grupo, como también mi consentimiento a que, violando las decisiones del B. P. del 18 y 19 de agosto, éstos, realizando una maniobra netamente anticomunista, lograron de nuevo encumbrarse en la dirección del partido, considerando que en aquellos momentos ese era el mal menor, como si de tal se pudiera tratar.

Declaro ante el B. P., el Comité regional de Andalucía y ante todo el partido, que la labor por mi realizada durante todo el periodo y antes del planteamiento de la crisis era un crimen contra la revolución española. Que, por lo tanto, me dispongo desde este mismo momento a combatir de la manera más resuelta contra el grupo Bullejos, Adame, Trilla y Vega, y cuantos grupos se organicen en el interior del partido; a aplicar en todos los terrenos la línea política trazada por la carta abierta de la I. C. Pido que el partido me someta a todas las pruebas que crea convenientes y que, según la actitud que observe en mi trabajo futuro, juzgue mi conducta. Le pido también que, a partir de este momento, me releve de todo puesto de responsabilidad en la dirección del partido y que me mande a trabajar a la base.»

Luis Arrarás, cuya historia política en el movimiento comunista esta íntimamente ligada a la de Bullejos, por ser oriundos los dos de Vizcaya y haber comenzado juntos, en un artículo publicado en Frente Rojo, se expresaba así:

«Como estos dos casos podría enumerar muchos más, pero creo que son suficientes para comprender que la resolución de la I. C. es totalmente justa y reconozco que son unos traidores, aunque haya participado un tanto con ellos en sus métodos nefastos y comprendo que no he sabido imponerme a la política criminal de estos, que impedía formar nuevos cuadros en el partido.»

Y finalmente Dolores Ibarruri, “Pasionaria”, aunque firmó una declaración llena de mentiras e inmundicia contra Bullejos, Adame, Vega y Trilla, de los que antes se vanagloriaba de ser una de sus mejores ayudas y cooperadoras, deslizó en él una afirmación, creo que sin darse cuenta, que es la acusación más clara, más terminante que se podía hacer contra la nueva dirección, puesto que todos los que la compusieron formaban parte del “Comité Central nombrado en la Conferencia de Pamplona”, a que alude. Dice así:

«Ahora bien: ¿son solamente los componentes del grupo, es decir, Bullejos, Adame, Trilla y Vega, los culpables de que el partido no haya tenido la dirección del movimiento revolucionario, retrasando así la descomposición del régimen y fortaleciendo, por lo tanto, aunque momentáneamente, las posiciones de la burguesía y de los terratenientes? Con franqueza bolchevique te digo que no, camarada Hurtado; aunque la responsabilidad más grande quepa al grupo, yo, y conmigo todos los que componíamos el Comité Central nombrado en la Conferencia de Pamplona, que tenía el valor de un Congreso del partido, tenemos una parte de responsabilidad, por haber sido débiles, por haber sido cobardes, por habernos prestado a haber sido comparsas del Comité Ejecutivo sectario y no haber impuesto a éste el cumplimiento de los acuerdos y resoluciones acordadas en la citada Conferencia

La hipocresía y el cinismo de las anteriores declaraciones, se ven aún más claras si tenemos en cuenta que fueron controladas y enmendadas por los mismos delegados de la I. C., máxime considerando que fueron lanzadas cuando ya el grupo había sido expulsado, y que ellos, que hasta el último instante se manifestaron de acuerdo con éste, al ser conminados para que firmaran una rectificación a gusto del nuevo “Bureau Político” y de la delegación de la Internacional, se dieron cuenta de que si no lo hacían serían también expulsados del partido, y perderían, por tanto, la asignación de las cuatrocientas pesetas mensuales, y ante ello toda su “rebeldía, toda su dignidad” (son frases suyas) quedaron por tierra, para poder seguir chupando de la teta de vaca.

Esa es la “sinceridad revolucionaria” de todos los dirigentes comunistas; de todos, de estos y de aquellos. A individuos de la categoría moral que se refleja en esta intriga está sometido el movimiento comunista internacional, ya que cuanto más elevados son los cuadros de la Internacional Comunista, más cieno se encuentra en ellos. A esta serie de vividores se confían obreros sinceros, que equivocadamente quieren lograr por esos medios una elevación de su clase, una mejora de la organización económica, reparadora de las grandes injusticias actuales.


Capítulo VIII
Nuevas orientaciones

1. La imprenta

Con la suspensión del Mundo Obrero por el Gobierno, de enero de 1932, el partido vio la necesidad de adquirir una imprenta en la cual pudiera a su gusto imprimir el material de propaganda preciso.

Los trámites de la discusión y la expulsión del grupo, retrasaron un tanto esta cuestión. Sin embargo, la Internacional no olvidó este problema, y una vez liquidado el asunto del grupo, planteó de hecho la necesidad de comenzar las gestiones para la compra de una imprenta y la reaparición del diario.

Por medio de sus delegados en España, envió ochenta mil pesetas destinadas a este fin. De realizar todas las gestiones precisas fue encargado Ángel Pumarega.

Este, de acuerdo con Jiménez Siles, gerente de la editorial Cénit, empezaron a tratar de ello y a los pocos días encontraron lo que querían. Con las 80.000 pesetas enviadas por la Internacional y cerca de 50.000 que se habían recaudado en España con pretexto de la reaparición del diario, compraron los enseres de imprenta que en la calle de Andrés Mellado estaban en venta y la antigua rotativa de El Socialista.

En la operación de compra, Jiménez Siles hizo de testaferro, poniendo los títulos a su nombre, y Ángel Pumarega, de mediador, participando de una comisión de más de 15.000 pesetas.

Jiménez Siles, como gratificación a este servicio, tuvo permiso para montar en el local de la imprenta la maquinaria de la editorial Cénit y editar allí sus obras, obligándose solamente a satisfacer la mitad del alquiler del local donde la imprenta estaba instalada.

Estos medios han dado infinitas facilidades al partido para la propaganda; un ejemplo de ello fueron las elecciones para diputados de 1933, en que todo el material de propaganda electoral, desde carteles murales a candidaturas, fueron hechos allí en condiciones económicas inmejorables, puesto que sólo tienen que abonar los jornales y las primeras materias: papel, tinta, &c.

Con esta imprenta, la Internacional tiene asegurada su propaganda en España, puesto que al estar a nombre de Jiménez Siles, esquiva cualquier sanción gubernativa que pudiera dar lugar a la incautación de la misma.

2. Frente Rojo y Mundo Obrero

El día 15 de octubre apareció Frente Rojo. Este era el mismo Mundo Obrero, solo que con otro título, porque el Gobierno no había aún levantado la suspensión.

La redacción y administración se estableció en la calle del Cardenal Cisneros, número 9. En su formación sufrió grandes variaciones. Administrador fue elegido Luis Arrarás, y auxiliares administrativos Vicente Moreno, Josefina Fernández, Manuel Bous y otros dos afiliados cuyos nombres no recuerdo.

La redacción fue formada por:

Vicente Uribe, como director efectivo; Miguel González, Luis Sendín, Manuel Navarro Ballesteros. Más adelante, cuando César Falcón ingresó en el partido, fue incorporado a la redacción. A Luis Arrarás le sustituyó luego en la administración Manuel Delicado.

El cambio de dirección del partido también repercutió en la vida económica del periódico, mostrándose en la sistemática campaña de ayuda material que convirtió al diario en una hucha sin fondo, y en las tres rifas que organizó a fin de buscar medios económicos.

El día 30 de noviembre, levantada al fin la suspensión, volvió a reaparecer otra vez Mundo Obrero con su verdadero título.

3. Delegación obrera de la U. R. S. S.

Para asistir a las fiestas del aniversario de la revolución rusa, el partido, de acuerdo con los Sindicatos Rojos, envió una delegación de obreros, en su mayoría comunistas, a visitar la U. R. S. S. y a presenciar dichas fiestas.

El día 11 de diciembre regresaron estos delegados, cuyos nombres eran: Andrés Acedo, Manuel Romero, José Castellanos, Manuel Gutiérrez, José Pérez Martín, Manuel Reina, Eleuterio Hernández, Elisardo Cid, Joaquín Gala, Jesús García, Juan Serrano, Antonio Pego, Ramón Laguna, Carlos Núñez, Horacio Martínez, Daniel Ortega, M. Calvento, Julián Jordán, M. Vioque, Manuel García, Antonio Albarrán, Cristóbal Ruiz, Manuel Jiménez, Francisco Reina y Amalia San Martín.

Con motivo de su llegada, el llamado Comité Central de Unidad Sindical organizó un mitin, celebrado en el Salón Variedades, donde algunos de los delegados hicieron uso de la palabra. Este acto, al que acudió una masa de obreros compuesta aproximadamente de 7.000, resultó un triunfo para el Comité Nacional de Unidad Sindical, no sólo por la concurrencia, sino también por la colecta realizada a la salida, que dio un resultado de cerca de 250 pesetas.

4. Campaña contra el paro

El 16 de diciembre se publicó en Mundo Obrero un llamamiento del Comité Provisional de la Confederación General del Trabajo Unitaria, en el que trataba de organizar una campaña de Navidad contra el paro forzoso. Para ello, invitaba a los obreros parados a que constituyeran sus Comités y que éstos fueran los que organizaran acciones violentas con el fin de lograr ejercer una presión sobre las autoridades para que definitivamente tomaran medidas para solucionar el problema.

Respondiendo a dicho llamamiento, en varias ciudades se organizaron por los Comités del partido otros Comités compuestos solamente por obreros parados, pero a la vez afiliados al partido, de forma que, en lugar de ser Comités de parados a base del frente único propiamente dichos, eran Comités comunistas para la agitación entre aquéllos.

Los medios que emplearon en esta campaña fueron los de asalto a las tiendas y comercios durante los días 21 a 24, precedentes a las fiestas de Navidad. En casi todas las capitales se llevaron a efecto, apropiándose de buena cantidad de comestibles.

Las autoridades, en efecto, comenzaron a tomar medidas, pero contrarias a los deseos de los comunistas, y tras unas cuantas detenciones, la famosa “campaña nacional contra el paro” quedó reducida a la nada.

Una de las medidas adoptadas, fue la de clausura de la Asociación General de Dependientes de Comercio y Empleados de Oficinas, la cual había organizado un grupo de asaltantes.

5. Constitución de la Liga Atea

En el mes de diciembre se constituyó con carácter nacional la “Liga Atea Revolucionaria”, organización que es otro de los apéndices de la Tercera Internacional, teniendo por fines la lucha despiadada contra la religión.

Para ello vino un instructor de la organización de Moscú, con 25.000 pesetas, y constituyeron un Comité Nacional exclusivamente de militantes del partido, con José Lafuente y José Tebar a la cabeza.

Editaron unos pasquines engomados en los que se representaba un convento ardiendo, los cuales dan perfecta idea de los objetivos que perseguía la naciente Asociación.

Sacaron a luz un periódico-revista mensual, titulado Sin Dios, desde el que se hacían los ataques más soeces, y al mismo tiempo ridículos, contra todo sentimiento religioso y sus ritos y manifestaciones externas.

Esta nueva asociación vino a ser un tentáculo más para infiltrar en las clases humildes la propaganda marxista, cumpliendo concretamente el fin primordial de arrasar todo vestigio religioso que pueda haber en el corazón del hombre, sin lo cual es muy difícil predisponerle a la teoría materialista.

6. Partido Comunista Catalán

Con el propósito de procurar una influencia más verdadera en la región catalana, que desde la constitución del Bloque Obrero y Campesino estaba absolutamente desligada de toda la actividad del comunismo oficial, la delegación de la Internacional planteó la necesidad de constituir en aquella región el partido, de forma autónoma.

El “Bureau Político”, reunido al efecto, acordó la creación del “Partit Comunista de Catalunya”, el cual sería completamente autónomo, pero que tendría la obligación de tener representantes en el “Bureau Político” del partido central, y éste en aquél.

Igualmente acordó el “Bureau Político”, que el naciente partido catalán editara un periódico titulado Catalunya Roja, el cual estaría escrito en catalán.

Como figura preeminente para dirigir la nueva organización, se designó a Ramón Casanellas, que, sabido es, tenía gran simpatía en los medios anarquistas catalanes, y barceloneses en particular.

Sin embargo, a pesar de este nuevo esfuerzo, la influencia del partido siguió brillando por su ausencia, como lo demuestra la elección para diputados al Parlamento Catalán, en que el partido obtuvo en Barcelona 1.216 votos, contra 3.215 del Bloque Obrero y Campesino.


Capítulo IX
Enero a junio 1933

1. Movimiento de la C. N. T.

Empieza el año 1933, y con él las luchas violentas. El día 8 de enero, la C. N. T. declara un movimiento nacional.

En Barcelona, Lérida, Tarragona, Cádiz, Oviedo, Zaragoza, Valencia, Málaga y Sevilla se declara la huelga general, la que adquiere intensa violencia. Hay numerosísimos muertos y heridos. En Madrid se intenta asaltar Campamento y caen varias víctimas.

Ante la mala organización y dirección del mismo, en los medios obreros se habla de provocación, y el partido Comunista publica un comunicado del Comité Central, en que prohíbe terminantemente a sus asociados participar en él.

Esto no tiene, ni mucho menos, la significación que a simple vista parece, de que el partido sólo vaya a movimientos con fines concretos y bien determinados, sino que es fácil recordar que por aquella fecha se estaba tramitando entre el Gobierno español y la U. R. S. S. el reconocimiento oficial, y como la actividad del partido, según hemos visto, está controlada por delegados de la I. C., del Gobierno de los Soviets, más propiamente dicho, y a éste en aquellos momentos no le interesaba crear conflictos en España, resalta claramente la causa de la condenación del citado movimiento de la C. N. T., ya que, por otra parte, el comunismo, nos lo demuestra diariamente, lanza a sus masas caprichosamente a movimientos esporádicos y condenados al fracaso de antemano, cuando los fines de la política exterior rusa lo aconsejan.

Durante varios días continuó el movimiento con gran amplitud y el 12 se produjo el, por todos conceptos trágico, suceso de Casas Viejas. Sabido es que allí sucumbieron diez y nueve hombres fusilados por la espalda sin formación de causa alguna, a la orden del capricho sanguinario de los gobernantes.

2. Unión de Escritores Proletarios Revolucionarios

La Internacional Comunista, siguiendo su táctica de crear junto a su organización política una red de tentáculos, constituyó en el Ateneo de Madrid la Sección española de la Unión Internacional de Escritores Proletarios Revolucionarios.

Esta organización, como su nombre lo indica, tiene como fin agrupar internacionalmente a todos los literatos y escritores que sean revolucionarios y estén dispuestos a ser los mentores del movimiento obrero marxista. Después, por la táctica de fracción, ya se encargarán de que en la realidad esté al servicio de la política comunista.

De ella forma parte: Joaquín Arderíus, Wenceslao Roces, Juan Luis Velázquez, Encarnación Fuyola, Rafael Alberti, &c., publicando una revista mensual llamada Octubre, la cual también está subvencionada de Moscú por el Comité Ejecutivo de la Unión Internacional de Escritores Proletarios Revolucionarios.

3. Teatro proletario

César Falcón, siguiendo órdenes de la Internacional del Teatro Proletario Revolucionario, constituyó en Madrid un grupo artístico con el título de “Nosotros”, el cual quería llevar a la práctica la formación de una compañía de teatro proletario. Como la mayoría de los elementos no entendían una palabra de actores y el mismo Falcón no conoce lo que es una escena, después de algunas actuaciones malísimas, el grupo fracasó por completo.

Luego, con actores profesionales parados, formó una compañía, en la que figura como director, pero en la que no interviene para nada, y emprendió una “tournée” por las provincias españolas, obteniendo un éxito bastante regular.

Excusado es decir que las obras que representa son todas revolucionarias, y en ellas se ataca abiertamente a los principios básicos de la sociedad, bajo la dirección y control de la Tercera Internacional. Es un medio más de propagar entre las masas la rebeldía y la desesperación.

4. La Izquierda Revolucionaria y Antiimperialista y el Partido Social Revolucionario, ingresan en bloque

El 12 de febrero, la Izquierda Revolucionaria y Antiimperialista, reunida en Conferencia nacional, acordó ingresar en bloque en el partido Comunista.

La noticia simple parece un hecho trascendente, pero este resultado se consiguió tras no pocas combinaciones y cabildeos. Para lograrlo, se buscó, ante todo, el efecto político, poniéndose los delegados de la Internacional en contacto con César Falcón para tratar de las condiciones en que sería hecho este ingreso, a fin de presentarlo ante la masa como un triunfo resonante del partido.

Después de mucho discutir y regatear como mercaderes, se llegó al acuerdo de que Falcón, como jefe de la I. R. Y. A., convocaría una Conferencia nacional, en la que procuraría que todos los delegados le fueran adictos, y de ella saldría el acuerdo sensacional.

A cambio, se concedía a Falcón un puesto en el Comité Central del partido y un sueldo de 400 pesetas mensuales en la redacción de Mundo Obrero, llevándole a ella como capacidad en la materia.

La cacareada Conferencia nacional no fue más que una reunión de amigos, muy poco numerosa además, en la que se aceptó el criterio de Falcón por su camarilla con la promesa de un viaje a la U. R. S. S. y ayuda de su “jefe”, que desde entonces iba a ser persona importante en el movimiento comunista.

Mundo Obrero dedicó su primera plana a exponer y comentar el “formidable éxito” del partido y su “gran transcendencia” en la marcha política del país.

Pero si falsedad y engaño hubo en el sensacional ingreso de la I. R. Y. A., mucho mayor fue el habido en el del partido Social Revolucionario.

La Internacional, desde la expulsión del grupo Bullejos, tenía especial interés en atraerse a Balbontín y los que le seguían, al seno del partido Comunista español.

Entraron también en negociaciones los delegados de Moscú y Balbontín, al que propusieron que sería miembro del “Bureau Político” del partido, haría un viaje a la U. R. S. S., se presentaría candidato en las próximas elecciones por el partido y sería figura relevante en la marcha del movimiento comunista.

Para obtener esto había de firmar una declaración pública anterior a la celebración del Congreso nacional del partido Social Revolucionario, conjuntamente con los miembros del Comité Nacional del mismo que quisieran seguirle. Había de procurar además que los delegados asistentes al mismo fueran amigos personales suyos y que trajeran la representación de varias agrupaciones para los efectos del voto.

El 19 de febrero se celebró el Congreso, y en el discurso que pronunció Balbontín, discurso que fue preparado por uno de los delegados de la I. C., decía: “Precisamos sumarnos a un movimiento proletario revolucionario de carácter mundial. Yo no veo más movimiento de esta naturaleza que en un plano mundial luche contra el capitalismo, que el que está encuadrado en la Tercera Internacional, en la Internacional Comunista.”

La proposición de ingreso en el partido comunista que encabezaba Balbontín, fue aprobada por 38 votos contra 24, viendo claramente que si no hubiera sido por la acumulación de representaciones, ésta no hubiera prosperado.

A continuación intervino Vicente Uribe como representante del Comité Central del partido Comunista, que estaba presente esperando el resultado y controlando la actuación de Balbontín, y a propuesta suya fue nombrada la siguiente delegación que debía asistir a las fiestas del 1.° de mayo en Moscú: Benito Sánchez, Carmen Prada, Justo Rodríguez, José Antonio Balbontín, Emilio Moreno y José Escrivá.

Mundo Obrero dio igualmente a este ingreso vuelos de acontecimiento nacional y aprovechó la ocasión para lanzar varias sandeces más contra el grupo Bullejos.

5. Frente antifascista

En una reunión celebrada en el mes de marzo por el “Bureau Político” del partido, la delegación de la I. C. planteó la necesidad de crear una organización antifascista de frente único que estuviera controlada por el partido y la cual se encargara de llevar a la realidad la creación y actuación de una organización de milicia. Así se acordó.

Inmediatamente se constituyó el Comité Nacional del Frente antifascista, compuesto por Francisco Galán, Antonio Hierro Muriel, Capitán Salinas, César Falcón y otros cuyos nombres no recuerdo.

Lanzaron para su constitución un manifiesto en el cual decían que esa organización no era ni estaba bajo la influencia de un determinado partido político y que podían integrarla todos los que estuvieran conformes con la lucha violenta contra el fascismo.

Inmediatamente comenzaron a organizar las milicias antifascistas obreras y campesinas, que, a pesar de su palabrería de “masas”, no son ni más ni menos que grupos de exaltados a la manera anarquista. Al frente de ellos, a los que se procuró armamento, se designó a Francisco Galán y Norberto Velázquez, los que, por su condición de militares retirados, poseían la estrategia y experiencia militar necesaria a esta clase de organizaciones.

Los individuos que componen estos grupos de acción son simplemente pistoleros degenerados a los que no les interesa absolutamente nada el comunismo ni el fascismo, sino que les ha sido infiltrada una mentalidad de asesinos y ella se refleja en su actuación.

Su misión consiste en defender las manifestaciones obreras, realizar agresiones contra los individuos y organizaciones fascistas, y en general llevar a la práctica todas las consignas de represalia contra personas o entidades contrarias a la actuación comunista. Su mayor peligro estriba en que se nutre casi en su totalidad de jóvenes, que allí son degradados hasta los linderos más podridos de la criminalidad.

6. Primero de mayo

La jornada del primero de mayo de 1933 distó mucho de lo que fue en 1932. A pesar de que el partido realizó mayores esfuerzos que otras veces para propagarla por medio de pasquines, manifiestos, letreros, mítines relámpago, &c., los obreros no respondieron en su mayor parte, teniendo que limitarse a celebrar pequeñas manifestaciones compuestas por los militantes del partido, y no todos, en Madrid, Sevilla, Barcelona, Bilbao, Oviedo, Valencia y Málaga.

En estas manifestaciones tuvieron su primera actuación los grupos de Milicias Antifascistas, Obreras y Campesinas, los cuales, armados de pistolas, hicieron frente a los guardias de asalto, ocasionando algunos heridos.

Pero, a pesar de ello, en general se mostró una mayor debilidad de los cuadros de militantes y una pérdida de influencia en buena proporción sobre los obreros que antes se encontraban bajo la misma.

7. Cuestiones interiores

Por aquellos días se celebró un pleno del Comité Central ampliado con el siguiente orden del día:

1. La lucha contra la reacción y el fascismo y las tareas del partido en las elecciones municipales.

2. Control de la realización de las decisiones del XII pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista.

3. Las tareas de Mundo Obrero frente al desarrollo del partido.

4. Tareas del partido en el movimiento sindical.

El presente orden del día era consecuencia de un artículo publicado por Stefanof, miembro del Comité Ejecutivo de la I. C., con el seudónimo de J. Chavaroche, en que hacía una crítica despiadada de la dirección del partido a través de la resolución política que el “Bureau Político” elaboró en su reunión plenaria.

Pero lo más importante no es esto. Lo más interesante de dicho pleno son los datos de organización tomados del mismo, y los cuales se publicaron en La Correspondencia Internacional en un artículo firmado por Vicente Arroyo. Son los siguientes:

«Efectivos representados en el Congreso de Sevilla –dice Arroyo–, 12.000; en el pleno del Comité Central, 20.000; incluidos en este total los partidos I. R. Y. A. y Social Revolucionario, de reciente ingreso en bloque.»

O sea, que en un año tan sólo ha ganado el partido 8.000 afiliados, y eso con el ingreso en bloque de los dos partidos antes citados, cuyo número de afiliados, según los datos de sus Congresos, era superior a los 8.000, aumentados en el partido Comunista, siendo, por tanto, en lugar de un avance, un retroceso de militantes lo que éste ha experimentado. Pero sigamos leyendo a Arroyo:

«Viejas organizaciones del partido, como Vizcaya, uno de los centros industriales más importantes de España, han dado un paso atrás. No solamente no han sido creadas nuevas células de empresa, sino que hemos perdido algunas de las que teníamos, como hemos perdido los Comités de fábrica existentes. Esto se ha traducido en un estancamiento del partido en esa región. A pesar de las enormes posibilidades existentes, la región vasconavarra no ha logrado en un año más que cien afiliados.

Sevilla cuenta con 1.600 militantes; de ellos 400 son mujeres. El noventa por ciento de nuestro partido está estructurado en las células de calle.»

8. Período de agitación. Reinosa, fiesta del Corazón de Jesús, &c.

En los últimos días de marzo se celebró en el hotel Universal de Reinosa una reunión amistosa de elementos de derecha. Enterados de ello los comunistas y socialistas de la localidad, a pretexto de que era una asamblea fascista, formaron el frente único y organizaron el ataque en toda regla al hotel.

Primero la emprendieron a pedradas con el edificio, y cuando no quedaba ya ni un cristal sano, pusieron gasolina en las puertas y le prendieron fuego. Los concurrentes trataron de huir, pero, al salir, los grupos, apostados convenientemente, los recibieron con descargas cerradas de pistola, resultando de la agresión varios heridos. Cuando llegó la fuerza pública, el hotel era ya un montón de escombros.

A esta acción criminal se le dio gran publicidad en las publicaciones comunistas, mostrándola como ejemplo y pauta de lo que debía ser la acción del proletariado contra el fascismo.

El día 9 de mayo volvió otra vez a estallar un nuevo movimiento organizado por la C. N. T., aunque con mucha menor intensidad que los anteriores. Fue sofocado en cuarenta y ocho horas, pero, sin embargo, sirvió para ocasionar más muertos y heridos en algunas capitales. La actitud del partido Comunista frente a él, como en enero, consistió en ordenar a sus militantes la no participación.

La fiesta del Corazón de Jesús se celebró el día 23 de junio. Siguiendo la costumbre, los católicos pusieron colgaduras en los balcones y ventanas.

Desde días antes, la Juventud comunista estaba en relación con la de la Izquierda Radical Socialista y partido Socialista, para tratar de organizar en ese día una manifestación conjunta, respondiendo a la demostración católica. En la tarde del citado día 23 se celebró esta manifestación, a pesar de haber sido prohibida por el Gobierno, no poniendo la fuerza pública gran energía en disolverla. Mientras tanto, los grupos, dirigidos en su mayor parte por militantes comunistas, se dedicaron a quemar colgaduras y apedrear los balcones en que no eran retiradas aquéllas a la primera intimidación.

El Gobierno, cediendo a la coacción de la calle, mandó retirar todas las colgaduras de los balcones, imponiendo multas a los que a ello se negaran.

9. Amigos de la Unión Soviética

En aquellos días quedó constituida en Madrid la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. El manifiesto de constitución lo firmaron personas tan destacadas como Valle Inclán, Salazar Alonso, Martínez Barrio, Sánchez Román, &c.

A pesar de ello, esta nueva asociación no deja de ser una rama más de la Internacional Comunista, persiguiendo como fin realizar una intensa propaganda por medio del cine, prensa, conferencias, delegaciones, &c., de los métodos de vida rusos y de la organización política de los Soviets.

Está adherida a la Asociación Internacional de Amigos de la Unión Soviética, la cual tiene su residencia en Moscú y cuyo Comité Ejecutivo está compuesto por destacados militantes de la Internacional Comunista.

Para su contacto con el público, publica una revista titulada Rusia de Hoy, en la que, a pretexto de dar a conocer “los progresos económicos, industriales y agrícolas” de la U. R. S. S., se hace una exaltación del sistema comunista, creando ambiente para el desarrollo de la sección de la Internacional Comunista en España. Alucina a los obreros con el espejuelo ruso, el cual ha realizado progresos, pero que está muy lejos de llegar a ser el paraíso que sus partidarios presentan, y los predispone a aceptar como única solución a la crisis económica indudable, la salida revolucionaria.

Es sintomático que a empresas de esta índole presten su ayuda personas y partidos que tan lejos dicen encontrarse del comunismo, y no comprenden, o si lo comprenden no les importa, que con esa posición favorecen los designios de la Tercera Internacional y ayudan poderosamente al desarrollo de una organización que, en caso de triunfar, sería a ellos mismos los primeros que esclavizara. 


Capítulo X
Julio a fin de año

1. Jornadas antifascistas

Por mandato de la Tercera Internacional, Henri Barbusse vino a España el 8 de julio, con el fin de organizar aquí, sobre base solida, el Frente Antifascista y todo el movimiento auxiliar.

El 10, en el Ateneo de Madrid, se celebró una reunión para constituir el Comité de Ayuda Antifascista, que debía encargarse de realizar una campaña nacional en favor de los comunistas y socialistas alemanes.

Este lo compusieron: presidente, Luis Jiménez de Asúa; vocales, Corpus Barga, Angel Ossorio y Gallardo, Américo Castro, José Antonio Balbontín, Mariano Ruiz Funes, Diego Martínez Barrio, Claudio Sánchez Albornoz, Domingo Barnés, Juan Botella Asensi, Felipe Sánchez Román y Francisco Villanueva; secretariado, José López Rey, Prudencio Sayagüés, Fernando G. Mantilla y señor Rubio.

El día 12, organizado oficialmente por el Frente Antifascista, tuvo lugar en el teatro Español un mitin en el que tomaron parte el capitán Salinas, Francisco Galán, María Teresa León y Henri Barbusse.

Durante el acto, Barbusse tuvo que salir al balcón a dirigir la palabra a los obreros que habían quedado fuera. Al final, con el público de la calle y del interior del salón, se organizó una manifestación, la cual llego hasta la misma Puerta del Sol, sin que la autoridad interviniera lo más mínimo, a pesar de que en ella se lanzaron constantemente gritos subversivos.

Como salta a la vista, todo el afán del movimiento comunista, desde este momento, es el de ligar a sus organizaciones, elementos incluso contrarios, disfrazándolo con las etiquetas “humanistas”; pero no deja de ser una nueva etapa de su actuación, pues desde la subida de Hitler al poder en Alemania, la U. R. S. S. está muy interesada en crear una atmosfera hostil a la misma en el terreno internacional, y como consecuencia de ello, la Tercera Internacional encamina todos sus pasos en este sentido.

2. Federación Cultural Deportiva Obrera

No podía olvidarse la Internacional Comunista de que el deporte es una de las cosas que actualmente más atraen a la juventud, y que, ordenándole en determinado sentido, puede influir mucho en la formación intelectual del joven. Para aprovechar este poderoso medio, creó anexa a la organización política juvenil, la Internacional Deportiva Roja.

En España se fue rápidamente a la formación de la Federación Cultural Deportiva Obrera, adhiriéndola a la citada Internacional. A esta Federación pueden pertenecer todos los clubs obreros, de sindicatos, barriadas, &c., todas las asociaciones artísticas o excursionistas y deportivo-culturales; y en sus estatutos marca concretamente que “procurara en todo momento dar al deporte un sentido de clase y fomentar el atletismo entre la juventud como medio de dotar a las amplias masas de obreros y campesinos jóvenes de la constitución física necesaria en sus luchas contra el capital y el Estado”, o sea, que hace del deporte un medio de instrucción militar de los jóvenes y los acostumbra a la disciplina de las marchas, &c.

Otro aspecto muy importante de su actividad consiste en ligar la cuestión deportiva con la sexual, “tendiendo a hacer desaparecer los prejuicios de pudor en las jóvenes, fomentando y practicando para ello la más absoluta promiscuidad de sexos y aconsejando las uniones libres”.

Con esta teoría se inculca en las jóvenes adolescentes una verdadera mentalidad de prostitutas, porque si bien  es cierto que no admiten como principio el intercambio sistemático de pareja, no es menos cierto que la teoría es deformada, y, en la práctica, se llega a las aberraciones más descaradas.

Así se da el caso de muchachas de dieciocho y veinte años, degeneradas hasta el punto de ser insensibles al coito normal. Esta afirmación, que puede parecer un tanto exagerada, estoy dispuesto a demostrarla con nombres y apellidos, los que aquí no consigno por razones de delicadeza.

3. Primero de agosto

La jornada del primero de agosto del año 33, a más de sus objetivos de demostración contra la guerra, la utilizaron también como demostración antifascista.

El Comité Nacional de Frente Antifascista, conjuntamente con la C. G. T. U., Comité central de Unidad Sindical y partido Comunista, publicó un llamamiento proponiendo a los obreros la celebración de manifestaciones y, allí donde fuera posible, la declaración de huelgas parciales o generales.

Igualmente fijaron gran cantidad de pasquines y manifiestos, siguiendo la táctica de organizar mítines relámpago en las fábricas y talleres.

El día señalado se celebraron manifestaciones en Madrid, Oviedo, Sevilla, Málaga, Bilbao y Córdoba. En Sevilla, además, se declaró la huelga general durante todo el día.

4. El comunismo y Sevilla

Como ya hemos tenido ocasión de observar en el transcurso de la obra, fue en Sevilla donde el partido Comunista logró una eficaz influencia, la que utilizó para amedrentar a la ciudad, pudiendo decirse sin temor a caer en fantasía, que en las cuestiones de trabajo se hacía en Sevilla lo que la Unión Local de Sindicatos quería.

Desde algún tiempo existía declarado un boicot en el ramo de la madera, y por esta causa en el muelle no eran retiradas las partidas de la misma que habían llegado. Las autoridades y la Patronal, cansadas al fin de aguantar la tiranía política de los Sindicatos, decidieron enviar obreros libres a retirar del muelle las mercancías. Al hacerlo, los que estaban trabajando en el puerto declararon la huelga de brazos caídos.

Como a ojos vistas se trataba de un movimiento ilegal, el gobernador clausuró el domicilio social de la Unión Local de Sindicatos, y ésta fue la consigna para plantear el movimiento en el puerto.

Manuel Adame, que ya había ingresado en el partido Socialista, venía organizando desde algún tiempo un sindicato de obreros del puerto en la U. G. T., y al declararse el paro, dio la orden a sus afiliados de presentarse a trabajar, como medio de destrozar el movimiento comunista, en que los socialistas estaban muy interesados.

Pasaron varios días en esta situación, siendo cada vez mayor el número de obreros que trabajaban en el puerto, aunque los comunistas apelaron a la violencia por medio de los piquetes de huelga y llegaron hasta robar los jornales a los que venían del trabajo. En vista de que el conflicto no se solucionaba y que la huelga se planteaba más dura que otras veces, la Unión Local declaró la huelga general del transporte el día 11, en solidaridad con los obreros del puerto.

El Comité Central del partido, por su parte, comprendiendo que se trataba de jugarse la última carta, y teniendo enfrente enemigos tan temibles como Adame, perfecto conocedor de sus métodos y con gran popularidad entre los obreros sevillanos, acordó prestar toda la ayuda posible al Comité regional de Andalucía y enviarles a Jose Antonio Balbontín, el cual, amparado en la inmunidad parlamentaria, podía hacer y deshacer sin ser molestado por nadie.

A su pesar, el conflicto cada día presentaba menos probabilidades de triunfo. El número de trabajadores en el puerto pasaba de 500 y una buena parte de los transportistas no secundaron el paro. La situación vino a agravarse para los comunistas con la detención, efectuada el 16, del pleno del Comité regional del partido cuando celebraba una reunión.

Por fin, el 18, la Unión Local de Sindicatos, jugándose el todo por el todo, planteó el paro general en la capital. Este no es secundado por los sindicatos socialistas ni de la C. N. T., siendo muchos los obreros que, sin estar afiliados a ninguna organización, que otras veces siguieron los consejos de la Unión Local, ahora, cansados ya de tantos movimientos estériles, tampoco acataron la orden de paro, naciendo la huelga absolutamente fracasada.

Tal fue la intensidad de dicho fracaso, que el mismo Comité Ejecutivo de la Unión Local, al día siguiente, 19 de agosto, repartió una hoja dando orden de reintegrarse al trabajo sin condiciones. Lo más indignante del caso es que Mundo Obrero, aquella misma noche, tenía la desfachatez de afirmar que el movimiento había constituido una grandiosa victoria.

Por nuestra parte, podemos sacar la consecuencia de que cuando las clases independientes al marxismo están decididas a no dejarse amedrentar por éste, fácilmente se le vence; pero si el miedo se apodera de las personas y confían la solución a la fuerza armada del Estado, al fin de cuentas sucumbirán.

Desde entonces, la acción del comunismo en Sevilla ha quedado muy debilitada, fallando varios intentos de reorganización, y aun hoy se resiente de la citada debilidad.

5. Muerte de Casanellas

El día 25 de octubre, Ramón Casanellas y José del Barrio se encaminaban a Reus para tomar parte en un mitin de propaganda. Viajaban en una moto del “aparato ilegal”. En una curva ascendente, la moto, que marchaba a gran velocidad, chocó violentamente contra un automóvil que iba en dirección contraria.

Del choque, que fue violentísimo, por la gran velocidad de la moto y lo grande del automóvil, salieron Casanellas y del Barrio lanzados al espacio, quedando a algunos metros de distancia, destrozados por completo.

Los cadáveres fueron trasladados a Barcelona, siendo instalados en el local del partido Comunista como capilla ardiente. A los féretros, envueltos en banderas rojas, les daban guardia militantes del partido. Su entierro constituyó una verdadera manifestación política, acudiendo a él muchos anarquistas, y, como era natural, todos los militantes del partido Comunista.

A propósito de su muerte, el Comité Central del partido, profanando su cadáver, hizo de él un banderín político, asegurando que había sido asesinado por orden del Gobierno. Mundo Obrero diariamente, a costa de su muerte, realizaba la campaña más canallesca que jamás se llevo a cabo, fomentando el que organizaciones obreras tomaran acuerdos de protestar del presunto asesinato. Para “poder demostrar” a la clase obrera que era verdad su afirmación, propuso la constitución de una comisión de obreros, la cual, después de intentar toda clase de maniobras, tuvo que sumirse en el más profundo silencio para no verse obligada a confesar que toda su actividad había consistido en una labor de difamación.

Por mi parte, he de rendir un homenaje de respeto a su cadáver, y, después de ofrecer al Todopoderoso una oración por su alma, no puedo menos de acordarme de aquella sentencia del Evangelio que dice: “En verdad os digo, que todo aquel que a hierro mata, a hierro igualmente morirá.”

6. Elecciones para diputados

El 19 de noviembre tuvieron lugar las elecciones para diputados a las Cortes ordinarias. El partido, siguiendo su táctica, presentó candidaturas por las mayorías en todas las circunscripciones.

La propaganda electoral fue muy intensa, facilitándola el hecho de poder disponer de una imprenta propia. Sobre todo en Madrid, se desbordaron, y francamente hay que consignar que a pesar de entrar en lucha dos grandes bloques, los cuales inundaron la ciudad de propaganda, el partido Comunista no fue absorbido y sus carteles se veían por todas partes.

El Comité Central del partido elaboró un programa electoral en el que planteaba la situación española desde el punto de vista materialista-revolucionario y especificaba las siguientes reivindicaciones:

«Las medidas revolucionarias más importantes que realizará inmediatamente el Gobierno Obrero y Campesino, una vez instaurado, serán las siguientes:

1. Todas las tierras de los grandes terratenientes, de la Iglesia, de los monárquicos, de las municipalidades y del Estado, serán confiscadas, sin indemnización, como así también los útiles de labranza y demás pertenencias, y serán entregadas gratuitamente y repartidas a todos los obreros agrícolas y campesinos trabajadores, para que las trabajen individual y colectivamente, según decidan por su propia voluntad.

2. Todas las deudas de los campesinos serán anuladas, todas las cargas feudales y semifeudales (foros, rabassa morta, condominio, &c.) serán abolidas y todos los impuestos del régimen burgués terrateniente, suprimidos.

3. El Gobierno Obrero y Campesino proveerá a los campesinos trabajadores de maquinaria, útiles de trabajo, simientes, créditos y los elementos técnicos para aumentar en el mayor grado posible la producción agrícola, al objeto de terminar con el hambre y la miseria espantosa que existen en el campo y elevar sistemáticamente el bienestar de las masas trabajadoras.

4. El Gobierno Obrero y Campesino tomará inmediatamente medidas de gran envergadura para mejorar rápidamente la situación de los obreros agrícolas, aboliendo todos los contratos explotadores y usurarios, aumentando los salarios lo suficiente para las necesidades de los obreros agrícolas y sus familias, reduciendo considerablemente la jornada de trabajo.

5. Confiscación y nacionalización de las empresas, de la gran industria trustificada, control de la producción y de la distribución por medio de los Soviets; nacionalización de los Bancos, de los ferrocarriles y de todos los medios de transporte y de comunicación en manos del gran capital (barcos, tranvías, autobuses, aviones, telégrafos, teléfonos, radio, &c., &c.).

6. Instauración general de la jornada de siete horas y de la de seis para los mineros e industrias insalubres, como también para los jóvenes. Aumento del nivel de vida de las masas trabajadoras. Aumento inmediato de todos los salarios. Subsidio inmediato a los parados, asegurándoles los medios necesarios de vida hasta que sean absorbidos en las diversas ramas de la producción, la cual será adaptada a las necesidades de las amplias masas trabajadoras y al fomento de la agricultura, asegurando de esta forma trabajo permanente para los obreros.

7. Seguro general para todos los trabajadores en caso de paro, enfermedad, accidente, vejez y maternidad, por cuenta del Estado y de la industria nacionalizada, como también de las empresas aún no expropiadas, sin ninguna aportación por parte de los obreros.

8. Liberación nacional de todos los pueblos oprimidos. El Gobierno Obrero y Campesino reconocerá a Cataluña, Vasconia y Galicia el pleno derecho a disponer de sí mismas hasta la separación de España y la formación de Estados independientes.

9. Liberación inmediata y completa, sin restricción ni limitación, de Marruecos y demás colonias.

10. Supresión de la Guardia civil y de asalto y de todas las fuerzas armadas de los capitalistas y terratenientes. Armamento general de los obreros y campesinos. Liquidación de la burocracia hostil al pueblo y elección de los funcionarios públicos por los Soviets.

11. Supresión del ejercito permanente, como instrumento que es en mano de los capitalistas y terratenientes. Liquidación de los generales y del cuerpo de oficiales. Elección democrática de los comandantes por los soldados. Elección por los soldados de sus diputados a los Soviets de los obreros, campesinos y soldados. Creación de un Ejercito Rojo, obrero y campesino, que defenderá los intereses de las masas populares y de la revolución.

12. Solidaridad proletaria con los oprimidos del mundo entero y alianza fraternal con la Unión Soviética, que construye victoriosamente el socialismo y constituye una potente fortaleza para el proletariado mundial y los pueblos oprimidos contra el fascismo internacional y las fuerzas de la reacción capitalista.»

No es este lugar adecuado para realizar una crítica detallada de cada una de ellas, pero con solo leerlas resalta a las claras su imposible realización, y sobre todo, hace reír ver la forma tan simplista como plantean la formación del nuevo Estado “post-revolucionario”, como si la organización agraria, industrial y económica pudiera modificarse a capricho, sin tener en cuenta los múltiples factores que concurren.

Los resultados, empero, pese a toda la fraseología espectacular de Mundo Obrero en aquellos días, constituyeron un indudable fracaso. En Madrid obtuvo el partido 16.311 votos. Sevilla, en que, según los datos de la C. G. T. U., contaba el partido con más de 50.000 afiliados a la Unión Local de Sindicatos, considerados como comunistas, solamente resultaron 14.000 votos para la candidatura.

Pero lo más interesante de toda la campaña electoral es el caso de Málaga. El bueno del Dr. Bolívar, por su temperamento, goza allí de grandes simpatías. En la primera vuelta, no obstante, fue derrotado, pero consultado el “Bureau Político” del partido, ordenó a Bolívar que formara parte de la candidatura de socialistas y radicales socialistas, logrando así el acta de diputado.

Es digno de meditarse este caso. A pesar de toda la espectacular actitud sectaria del partido en la cuestión del frente único, con hechos como el presente, viene a demostrarnos que es capaz de hacer completa dejación de sus principios cuando se trata de ganar posiciones.

7. Movimiento de la C. N. T.

Visto el resultado electoral, que daba una mayoría a la tendencia derechista, la C. N. T., que había aconsejado el boicot a las elecciones, declaró el día 8 de diciembre un importante y extenso movimiento insurreccional. Las provincias de Barcelona, Zaragoza, Logroño, Teruel, Vitoria y Granada puede afirmarse que estuvieron en poder de los revolucionarios. En Madrid se consiguió declarar el paro parcial, y en Zalamea de la Serena, de la provincia de Badajoz, la Caja de Recluta se rebeló, teniendo que ser batido el edificio y sus ocupantes con fuego de morteros.

Uno de los episodios más trágicos de dicho movimiento fue el criminal atentado cometido en la línea del ferrocarril de Barcelona a Sevilla, cerca de la estación de Puzol, donde al paso de un tren rápido fue volado un puente, resultando más de veinte muertos e innumerables heridos.

Pero lo que interesa destacar es la actitud que adoptó el partido Comunista, que ya hemos visto en los dos últimos intentos fue la de aconsejar la no participación. Pues bien, en el del mes de diciembre pasado, no solo aconsejó que fuera secundado, sino que el mismo Comité Central tomó una parte activa en él, con varios manifiestos y proclamas y ordenando a las células su colaboración activa, cosa que llevaron fielmente a la práctica, especialmente en Madrid.

La explicación de esta actitud la encontraremos si tenemos en cuenta que, con el cambio de Gobierno, las negociaciones con la U. R. S. S. quedaron paralizadas, y por ello a Rusia le interesaba volver a dar fe de vida en nuestro país. He ahí una demostración clara de mi aseveración ya expuesta de que la política de los partidos Comunistas del mundo se desenvuelve única y exclusivamente según las necesidades de la política exterior de los Soviets.

8. La Navidad del preso

Amparándose en la gran cantidad de detenciones llevadas a cabo con motivo del movimiento anarquista, el Socorro Rojo Internacional organizó en un plan nacional una campaña de recaudación para celebrar la “Navidad del preso”.

Dio buenos resultados, recaudándose varios miles de pesetas, de las cuales parte pasó a los presos y la otra parte, la mayor por cierto, quedó en la Caja del Socorro para “gastos de propaganda y entretenimiento”; más claro, para mantener espléndidamente a la burocracia.

Lamentable es que a costa de los presos se organice una verdadera estafa, y que gentes honradas, con buenos sentimientos, contribuyan con sus donativos, creyendo favorecer en algo a los perseguidos, yendo su dinero a manos de unos cuantos vividores que lo emplean en orgías de cabaret y crápula.

Hora es ya de arrancar la hipócrita careta tras que se esconden, y presentar su faz, repleta de podredumbre, a los ojos del pueblo, a los ojos de esa misma clase obrera, a costa de cuya miseria se encumbran, arrojándoles al rostro lo que en realidad son: hipócritas, cobardes y cínicos.


Capítulo XI
Conclusión

1. Fuerza actual

Como fuerza de organización, en términos generales, no podemos afirmar que el partido Comunista cuente actualmente con una influencia efectiva que pueda constituir un serio peligro para la sociedad. Sus cuadros de militantes son débiles y escasos.

A pesar de ello, que es un hecho incontrastable, no hemos de olvidar que cuenta con pequeños grupos, débiles, si se quiere, pero los cuales están introducidos en todas partes, desde los institutos armados hasta el último pueblo y aldea.

Es indudable que el noventa por ciento de los militantes del partido no son comunistas en lo que esta palabra signifique de asimilarse la teoría del materialismo histórico, pero sí podemos afirmar con toda certidumbre que son hombres fanáticos, formados en una mentalidad de máquina, y que por consecuencia de ella son capaces de realizar los mayores absurdos.

Aparte de lo que en sí misma puede significar la actuación pública del partido Comunista, como fuerza y como corriente avasalladora de propaganda que arrastra a las masas obreras, a la incredulidad primero, y a la lucha violenta después, es muy digno de tenerse en cuenta lo que esta organización significa en su vida secreta.

Hemos probado que toda su política gira alrededor de las conveniencias de los Soviets, que Rusia alimenta el movimiento con instrucciones, metálico, &c., pero lo más importante de todo ello estriba en que ejerce un verdadero y efectivo espionaje por medio de sus delegados en beneficio del Estado soviético. El lector habrá podido encontrar en el transcurso de la obra pruebas suficientes de ello. La organización antimilitarista especialmente, constituye la expresión más palpable de lo que antecede.

Por otra parte, el “aparato ilegal”, tan perfectamente organizado, con sus pasos clandestinos de fronteras, su departamento de documentaciones falsas, &c., pone en sus manos infinidad de medios para eludir toda acción policíaca y permite que individuos destacados de la Internacional Comunista y de la U. R. S. S. vengan a España de incógnito, permaneciendo en nuestro país sin ninguna dificultad, todo el tiempo preciso para sus designios.

No hace muchos meses se encontraba en Madrid uno de los máximos dirigentes de la Internacional Comunista, Stefanof, con una misión especial encomendada por el “Komintern”.

La U. R. S. S., por medio de la Internacional Comunista, tiene montado el mejor servicio de espionaje que se ha conocido a través de la Historia de la Humanidad.

2. Posibilidades

Las posibilidades que el comunismo encuentra en España, son, desgraciadamente, muy grandes. De un lado, tenemos la posición anticristiana y suicida de las clases capitalistas, que, enterradas en un criterio medieval en lo que se refiere a la propiedad, consideran al obrero como esclavo, le arrojan en la miseria y con su actitud son los mayores culpables de la rebeldía y desesperación de las clases humildes.

De otro, nos encontramos con una ola de propaganda demagógica, favorecida y mantenida por la banca judía, que lleva al alma simple, sin cultivar, de los trabajadores industriales y agrícolas, sentimientos de odio; que, explotando su miseria, su rebeldía justa, ante los atropellos de que son objeto, capta su inteligencia, su voluntad, y los conduce por derroteros falsos, por caminos perjudiciales a los mismos anhelos de su espíritu, pero infinitamente favorables a la creación de un “Estado Mayor” de dirigentes de la revolución social. La revolución social, que, por lo mismo que constituye una utopía, hacen de ella un semidiós, un fin en sí misma, con el cual sugestionan a los individuos sustituyendo en su espíritu la fe religiosa por el fanatismo revolucionario.

Esta propaganda tan perniciosa la vemos llegar a todas partes de mil maneras: en hojas, folletos, prensa, oradores, reuniones, libros, &c., pero frente a ella no vemos oponer otro muro, otra ola de propaganda contraria. A lo más, lo que se hace en este sentido son cosas sin resultado práctico alguno: folletos, revistas, &c., donde se plantean los problemas de una manera muy poco propia para los obreros, para la masa, en los que se habla de los contrarios con un desconocimiento casi absoluto de sus métodos y sistemas, y en los que se emplea un lenguaje académico que es incomprendido de la mayoría.

En una palabra, nos encerramos en nuestro propio círculo, no vamos a los obreros, no sabemos hablar a la masa, no tenemos valor, hay que confesarlo, para enfrentarnos cara a cara en los lugares de trabajo con nuestros contrarios, y aun persuadidos de que tenemos razón, por cobardía, los dejamos hacer.

Y sobre todo, si de verdad queremos aislar las posibilidades del comunismo, hemos de procurar que el Estado, las clases directivas de la sociedad, cumplan la misión social a que están obligadas.

3. El verdadero peligro

El verdadero, el único peligro, consiste en que pueda llegarse a una unión de todas las fuerzas obreras diseminadas hoy en diversos campos y organizaciones extremistas.

Si nos detenemos a examinar la situación de los distintos partidos, no sólo en España, sino internacionalmente, veremos, si no queremos encerrarnos en una ceguera voluntaria, que los factores todos concurren para producir esta unión, aunque sólo sea circunstancial.

Después de las experiencias de Alemania y Austria, las dos Internacionales se han percatado de que si no se unen serán destrozadas. Ante ello, poco les puede importar a sus jefes hacer un alto en sus ataques recíprocos, si con ello salvan los intereses comunes, si con ello conservan su situación privilegiada.

Creo sinceramente que están equivocados aquellos que sostienen la imposibilidad de un frente único entre los socialistas y comunistas. Muy reciente es el caso de Francia, donde, para llegar a él, el partido Comunista francés no ha tenido inconveniente en hacer dejación formal de la lucha sistemática. Lo único que les interesa es lograr el objetivo central de la unión. Una vez realizada ésta, por medio de su táctica de fracción les será muy fácil arrastrar a la masa a objetivos determinados, incluso por encima de la voluntad de sus jefes.

Nunca perdamos de vista que todo ello es dirigido desde Moscú y que mientras el sistema soviético exista en Rusia, será un foco peligroso, por lo hábil, capaz de conseguir cuantos resultados se proponga.

4. Orientación a seguir

Frente a todo esto no existe más que un camino. El único instrumento eficaz que podemos oponer al desarrollo del marxismo es un movimiento fuerte de sindicación obrera católica.

Pero vamos por partes. Un sindicalismo católico que rompa con todo misticismo, con todo espíritu de cofradía religiosa, que si, efectivamente, da a sus miembros una sólida formación espiritual, al mismo tiempo, simultáneamente, haga de sus afiliados verdaderos líderes sociales, valga la frase. Forje a sus militantes en una formación social capaz de rivalizar con la de los contrarios.

Un movimiento de sindicalismo católico con ímpetu renovador, arrojando por la borda todo el lastre perjudicial, e imprimiendo a su actuación un marcado carácter obrero, esencialmente obrero, limpio por completo de métodos sectarios, en contacto permanente con la masa de trabajadores. Un movimiento sindical católico que acabe con el espíritu de estrecho círculo, que vaya a la masa, que conquiste a la masa, que se ponga a la cabeza de sus justas reivindicaciones y sepa exigir, no hay que asustarse de la palabra, imponer, a las clases capitalistas los derechos de los humildes.

Un movimiento sindical católico que sea entusiasmo, escuela, fe, fuerza consciente de la clase trabajadora y que ponga definitivamente en práctica aquella frase feliz de nuestro Santo Padre, haciendo de la conquista para la Iglesia de los trabajadores, una obra de los trabajadores mismos, alejada de toda tutela innecesaria y perjudicial.


apéndice
Octubre 1934

Todo lo que antecede fue escrito en junio y julio de 1934. Ya se veía en el horizonte el negro presagio del estallido revolucionario. La misión especial que trajo a España Stefanof era la de dar instrucciones y dinero para el alzamiento.

Lo que iba a suceder se preveía, y sin embargo las autoridades seguían alegres y confiadas. No sólo las autoridades…, muchos de los que luego han puesto el grito en el cielo, hicieron posible con su actitud el que sucediera lo que sucedió.

¿Para qué vamos a recordar hechos? En la memoria de todos están presentes. Durante todo el verano los acontecimientos se sucedieron unos a otros y ampliándose en gravedad. 22 de abril, 8 de setiembre…: no sigamos.

Los sucesos, a partir de esta fecha, corren desencadenados. A pesar de la declaración de huelga revolucionaria, que por sí sola constituyó un acto de rebelión contra el Estado, poniendo en sus manos la ocasión de poder evitar el alzamiento antes de que se produjera, como si nada hubiera ocurrido, tres días después, el 11 de setiembre, se celebra la reunión del Comité Central del partido Comunista en que se toma la siguiente resolución:

“En vista de las dos fuerzas en lucha, revolución y contrarrevolución, que se aprestan a golpes decisivos, esta reunión decide el ingreso en las Alianzas Obreras, con la sola condición de tener derecho a la exposición y discusión fraternal de todos los problemas de la revolución.”

Así, ni más ni menos. Y este acuerdo, tomado legalmente, a la luz del día, con la asistencia del Delegado de la autoridad, tres días después de una huelga revolucionaria que costó ocho muertos y numerosos heridos, significa el concierto del frente único que en el capítulo anterior preveíamos. Significa el acuerdo público, anunciado prolijamente, de lanzarse en un plazo breve a la lucha armada contra el Estado.

Pero no es esto sólo. Dos días más tarde, el 14, este acuerdo es sellado solemnemente en el mitin del Stadium, en el que hace su presentación pública el ejército rojo, ya uniformado y preparado para la lucha.

Contemos las fechas. Veinte días son suficientes para los últimos preparativos. El 4 de octubre, por la noche, estalla la revolución…

Recordad la palabra. ¡Octubre! Al pronunciarla se crispan los nervios de ira pidiendo justicia. Pero justicia para todos. Para los ejecutores, para los dirigentes, para los encubridores, para los instigadores también. Y hoy, al cabo de seis meses, podemos preguntarnos: ¿se ha cumplido la justicia?; pero también, ¿se ha procurado poner remedio a las causas que motivaron la revolución? El lector puede responderse a sí mismo…

* * *

No es mi propósito hacer un relato de los acontecimientos que ocurrieron aquellos tristes días. Baste decir que España entera se vio envuelta en una ola de sangre, odios y lágrimas. Presentes están aún los hechos. Todavía humea la sangre inocente. Aún resuena en nuestros oídos el estampido del cañón, la detonación del fusil o el tableteo de las ametralladoras.

Para recordarlo es suficiente tomar aquí y allá unas notas de la prensa de aquellos días:

“…como mandato central esta consigna: ‘Ni un hombre uniformado vivo; ejecución sin vacilaciones de las sentencias políticas que emanen del Comité…’”

“El Comité de guerra dividíase en tres secciones o ramas: guerra, aprovisionamiento y política. Los tres resortes funcionaron a la perfección…: el de guerra puso en pie de combate, bien disciplinado y armado, un ejército de 30.000 hombres…”

“…la población civil, para abastecerse, necesitaba de un vale con la autorización y el sello del Radio comunista local…”

“…cualquier género de desobediencia se castigaba con la pena de muerte…”

“…tomada así por completo la ciudad, construyeron una cintura de trincheras. De allí, a punta de bayoneta, tuvo que sacarlos el Tercio…”

“…las mujeres de Sama tomaron en la lucha un papel activísimo. Ellas coparon una compañía de guardias de asalto y los pasaron a cuchillo. Han muerto numerosos sacerdotes. Después de asesinarlos los llevaban a las carnicerías y, con la cabeza para abajo y el vientre abierto, los exponían en los ganchos de las reses…”

“…en Campomanes, un puebluco de doscientas casas, se ve el coche que utilizó la Guardia civil. Está agujereado a balazos, lleno su interior de tricornios, cartucheras y manchas de sangre. En su carrocería se lee este letrero: ‘¡Viva el soviet! Así hace justicia el soviet…’”

“…hacían de grado o por fuerza una requisa de hombres, desde los quince a los cuarenta años, y a los que resistían, los ataban en vanguardia diciéndoles: ‘No te preocupes. Serás socialista, quieras que no. Ahora cumple con tu obligación revolucionaria y sírvenos de parapeto…’”

“…el ejército rojo vengó su ira en el teniente de la Guardia civil de León. Le metieron en la boca un cartucho de dinamita y le amputaron las piernas…”

“…las ametralladoras de unos y otros han llegado a estar emplazadas a cincuenta metros de distancia…”

¿Para qué más…?

En medio de esta vorágine, una figura, que representa una idea y un sacrificio, se acrecienta logrando destacar. Vicente Madera Peña, con sus veinte leones, clava la bandera triunfante del Cristianismo en un pueblecito de Asturias. ¡Moreda, has logrado con el valor de tus hijos ser digna de compararte a los grandes colosos de la Historia!

¡Madera!, habéis logrado hacer que resplandezca con brío la doctrina social de la Iglesia. Vosotros habéis bautizado en sangre las inmortales encíclicas Rerum novarum y Quadragesimo anno, para vergüenza de muchos y enseñanza de lo que llegará a ser la clase trabajadora española.

* * *

¿Y ahora? Por parte de los revolucionarios, la misma actitud.

El 29 de diciembre anuncia la Pravda el envío a la Sección Española del Socorro Rojo Internacional de 350.000 rublos oro, para ayuda de los presos y perseguidos por la revolución.

El control ruso continúa en España.

Por parte de los trabajadores, se ve un renacer pujante del movimiento sindical cristiano, depurado, fortalecido, arrollador.

Pero ¿y las clases patronales? También la actitud de siempre. Egoísmo, incomprensión, atropellos a los trabajadores. Mal camino. Pésimo camino para acallar odios, para aquietar pasiones.

¡Patronos españoles! Por justicia, por caridad, por ese amor de Dios con que os llenáis la boca, atended a los humildes. Despojaos de vuestra dureza. Sed verdaderos cristianos. Mirad que Aquel que todo lo puede lanzó aquella frase terrible:

“¡Ay de vosotros, escribas, y fariseos hipócritas!, porque sois semejantes a los sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos a los hombres, mas por dentro están llenos de huesos de muerto y de toda clase de podredumbre.”

Madrid, abril de 1935.

[ Edición digital íntegra del texto contenido en un libro de 187 páginas, formato 120×190mm, fechado en Madrid 1935, impreso por la Imprenta Aldecoa, de Burgos. ]