“Leyenda negra”
Bajo el rótulo de «leyenda negra» se conoce toda una red de relatos, de diversa procedencia, autoría y fecha, cuyo fin es menoscabar la imagen de España, de la España Imperial. En nuestros días, culminada desde el siglo XIX la transformación del Imperio español clásico en el conjunto de las naciones soberanas que hablan español, algunos buscan reformular la leyenda negra antiespañola desde algunas partes de la «periferia» secesionista de España, y así, desde las regiones donde opera el nacionalismo separatista, se proyecta, sobre lo que estos grupos consideran España, el mismo arsenal de descalificaciones que antes se lanzaban desde Francia, Países Bajos o Inglaterra, naciones que, dicho sea de paso, no excluían de sus invectivas a estos nuevos usuarios de tan manido rótulo.
Por lo que conocemos, puede afirmarse que quien primero empleó de forma literal la expresión «leyenda negra», aplicada a la historia de España, fue Emilia Pardo Bazán, si bien, históricamente, fueron muchos los autores españoles que ya venían respondiendo a la propaganda antiespañola a la que tanto alimento dieron españoles como Antonio Pérez o el clérigo católico Bartolomé de las Casas. De entre el conjunto de obras que trataron de contrarrestar esa ofensiva recordemos, por ejemplo, la España defendida y los tiempos de ahora, de las calumnias de los noveleros sediciosos, de Francisco de Quevedo, dispuesta ya a principios del siglo XVII.
Pero si Emilia Pardo Bazán acuñó el rótulo, es la obra homónima del políglota Julián Juderías Loyot, publicada en Madrid en 1914, la que contribuyó decisivamente a la consagración de tal fórmula, al punto de que es frecuente la confusión que atribuye a Julián Juderías tal autoría.
1839 Victor de La Prade [1812-1883], «Poésie. Ma Plaine», La France Littéraire, año VIII , tomo XXXIV (enero 1839), París 1839, pág. 247:
«Je connais bien l'histoire
Des sorciers d'autrefois
Toute légende noire,
Et tout ce qu'il faut croire
Du lutin dans les bois.»
1884 «—Los elefantes son enemigos de los rinocerontes, –dijo Leida,– por que los monos los han enemistado. —¡Ah! –exclamaron los cazadores. ¿Y cómo es eso?–. Leida contó la leyenda negra que explica cómo los monos, que son muy malos, enemistaron a las dos razas para tener el maligno placer de verlos batirse; y para conseguir sus fines los monos, pretendieron que los rinocerontes acusaban de tener malas costumbres a las hembras de los elefantes, que son muy castos. ¡De ahí nació esa guerra sin fin!» (Vizconde de San Javier, traducción de Luis Noir, El león del Sudán (segunda parte del Cortador de cabezas), «Capítulo XXXIII. Los elefantes», folletín en La Iberia. Diario liberal, Madrid, lunes 16 de junio de 1884.)
1897 «Con la muerte providencial del caudillo concluyó la leyenda negra.» (Manuel Ortiz de Pinedo, «La raza de color en Cuba», La Correspondencia de España, Madrid, domingo 8 de agosto de 1897, pág. 1.) [Se refiere a la muerte del general Antonio Maceo, quien por ser mestizo, y según los estudios antropológicos realizados en 1899 por el Comité de exhumación de sus restos, siendo de tipo negro, por su incorporación de rasgos blancos, «puede con perfecto derecho ser considerado como un hombre realmente superior»: esa leyenda seguía viva…]
1899 Emilia Pardo Bazán: leyenda negra y leyenda dorada
Emilia Pardo Bazán (1851-1921) fue invitada, en el otoño de 1898, por el abogado, político y periodista Mauricio Spronck (1861-1921), a ofrecer una conferencia en París:
«D.ª Emilia Pardo Bazán, nuestra ilustre amiga y colaboradora, cuyo nombre, ya popular en Francia desde la publicación de sus obras traducidas, se ha afirmado con su famosa conferencia de Burdeos y sus últimos artículos de la Revue des Revues, acaba de recibir una invitación que Mauricio Spronck, insigne crítico le trasmite por encargo de varios de los más eminentes literarios franceses, para dar en París una conferencia sobre un tema literario o artístico español, invitación que anualmente viene dirigiendo a un literato extranjero de fama universal.» (La Época, Madrid, miércoles 16 de noviembre de 1898, pág. 3.)
Decidió doña Emilia aprovechar esa ocasión para ofrecer, en plena resaca del desastre de 1898, una reflexión crítica sobre España. De manera que tal conferencia, organizada por la Société de Conférences, y que pronunció en francés el martes 18 de abril de 1899, en la Sala Charras (4 rue Charras, Boulevard Haussmann) de París, la tituló «L'Espagne d'hier et celle d'aujourd'hui». El jueves 20 de abril ya publica Joaquín Maldonado Macanaz (1833-1901), a partir de un extracto telegráfico, un avance en La Época de Madrid, «Dos leyendas». Y el sábado 22 de abril difunde el texto francés la parisina Revue Politique et Littéraire. Revue Bleue (tomo XI, nº 16, 22 abril 1899, págs. 492-499: «L'Espagne d'hier et celle d'aujourd'hui»), el mismo día en el que Blanco y Negro, en Madrid, dedica una página de ecos de sociedad a cotillear amablemente sobre el éxito de la Pardo Bazán en París, «Un viaje literario», sin dedicar ni una línea al contenido de la conferencia.
De cualquier modo, muy poco después, en mayo, ya había publicado doña Emilia, por sus medios, el texto en español junto a la versión francesa, en el librito La España de ayer y la de hoy (Conferencia de París) –Administración de Obras de Emilia Pardo Bazán, Madrid 1899, 107 págs.–, acompañado de una nota «Al lector español» (págs. 5-12), un texto de Arturo Campión («La regeneración y la verdad», págs. 13-30), una interesante «Bibliografía» (págs. 91-98), el texto de una carta de Ives Guyot y un extracto de las noticias aparecidas en la «prensa internacional» tras la conferencia «La España de ayer y la de hoy (La muerte de una leyenda)».
1899 «Sábense de sobra en el extranjero nuestras desdichas, y aun no falta quien con mengua de la equidad las exagere; sirva de ejemplo el libro reciente de M. Ives Guyot, que podemos considerar como tipo de leyenda negra, reverso de la dorada. La leyenda negra española es un espantajo para uso de los que especialmente cultivan nuestra entera decadencia, y de los que buscan ejemplos convincentes en apoyo de determinada tesis política.»
«Nos acusa nuestra leyenda negra de haber estrujado las colonias. Cualquiera que venga detrás las estrujará el doble, sólo que con arte y maña.»
«Y pues mi sinceridad me autoriza, tengo derecho a afirmar que la contraleyenda española, la leyenda negra, divulgada por esa asquerosa prensa amarilla, mancha e ignominia de la civilización en los Estados Unidos, es mil veces más embustera que la leyenda dorada. Esta, cuando menos, arraiga en la tradición y en la historia; la disculpan y fundamentan nuestras increíbles hazañas de otros tiempos; por el contrario, la leyenda negra falsea nuestro carácter, ignora nuestra psicología, y reemplaza nuestra historia contemporánea con una novela, género Ponson du Terrail, con minas y contraminas, que no merece ni los honores del análisis. El tal novelón nos ha perjudicado, pues por absurda que sea la calumnia, siempre habrá quien la crea y propale; pero nada hubiese podido la calumnia contra nosotros, si nuestros yerros no colaborasen con nuestros calumniadores para llevarnos al abismo.» (Emilia Pardo Bazán, «La España de ayer y la de hoy (La muerte de una leyenda)», Madrid 1899, páginas 62, 79 y 90.)
Emilia Pardo Bazán contrapone a la leyenda negra de los hispanólatras (Víctor Hugo a la cabeza) una leyenda dorada de la Historia de España igualmente dañina. Esta conferencia no pasó precisamente desapercibida, y al margen del debate y los análisis propios de la filosofía de la historia de España, sirvió para extender y popularizar, en España pero también en Francia, el rótulo leyenda negra (y en menor medida los rótulos leyenda dorada y leyenda áurea).
«La leyenda negra. De dos clases de leyendas relativas al pasado de nuestra patria y capaces de afectar a su presente y porvenir, se ocupó en la expresada conferencia, según los telegramas comunicados de París, la Sra. Pardo Bazán. Una es «la leyenda negra,» la que forjaron y tejieron con insistencia terrible desde el siglo XVI protestantes y enemigos de la hegemonía que entonces ejercía España; otra es «la leyenda áurea,» creada por la rica imaginación de este pueblo meridional, no contra la verdad o a costa de la misma, sino posponiendo lo real a lo ideal y exagerando las hazañas y glorias de nuestros ascendientes.» (Joaquín Maldonado Macanaz, «Dos leyendas», La Época, Madrid, jueves 20 de abril de 1899, pág. 1.)
«En cuanto a los literatos franceses, asistieron muchos, así como también alguno italiano. Me oyeron con la atención con que un hermano escucha al médico el diagnóstico de la enfermedad de otro hermano. Convinieron en que, para las naciones latinas, el ejemplo de España era saludable, opinaron que muchos de mis juicios eran aplicables a Francia, y lamentaron, no la pérdida de la leyenda áurea del pasado, y sí la sustitución de ésta por la leyenda negra del presente.» («Interview con la Sra. Pardo Bazán», La Época, Madrid, domingo 30 de abril de 1899, pág. 3.)
«Al final de su conferencia, la Sra. Pardo Bazán rechaza con indignación las imputaciones contra la lealtad española, las historias de voladuras, los novelones de la leyenda negra, forjados por «esa asquerosa prensa amarilla, que es una de las ignominias de los Estados Unidos.» La idea dominante de la conferencia es que no hemos sido ni más crueles ni siquiera tan ávidos como los anglo-sajones; que si hemos perjudicado a alguien, ha sido a nosotros mismos, y que, raza superior y pueblo en otro tiempo gloriosísimo, sólo necesitamos hacernos cargo y reflexionar para emprender el camino de la restauración de nuestra buena fama y de nuestras energías postradas hoy.» («La conferencia de Doña Emilia Pardo Bazán», La Época, Madrid, lunes 22 de mayo de 1899, págs. 2-3.)
1899 «No es menos evidente que esta página, agregada a nuestra leyenda negra, nos ha ocasionado ya graves perjuicios, quitándonos simpatías entre los extranjeros cuando más las necesitábamos, facilitando un nuevo argumento a nuestros enemigos y detractores y siendo acaso origen de crímenes y desdichas que han ejercido funesta influencia en nuestra suerte.» («Nuestro affaire», La Época, Madrid, miércoles 17 de mayo de 1899, año LI, número 17.579, pág. 1.)
«En la embajada de Inglaterra reinaba anoche la más agradable animación, al extremo de que a las doce de la noche, cuando hizo su entrada en los salones S. A. R. la infanta doña Isabel, apoyada en el brazo del embajador, apenas si se podía circular por aquellas amplias estancias. Y aquí comenzó lo bueno, por la cuenta de Monte-Cristo, que dice: «Preludiaron los violines los primeros compases del rigodón de honor; colocáronse las aristocráticas parejas, y se desvaneció la leyenda, la leyenda negra, como diría la señora Pardo Bazán. Bailaron el rigodón de honor S. A. la infanta doña Isabel con el embajador de Inglaterra…» (El Siglo Futuro. Diario católico, Madrid, martes 6 de junio de 1899, pág. 2.)
«En torno de esta ganadería se ha fabricado una leyenda negra, atribuyendo a sus toros una maldad de intenciones que no tienen, y una falta de nobleza que resulta pura fábula.» (Tomás Romero, «Heridos y muertos por los toros de Miura», El Liberal, Madrid, viernes 30 de junio de 1899, pág. 2.)
«Circulan dos leyendas respecto de los Maestros: una negra y otra dorada. La negra tiene su expresión en las hambres consabidas, en los tipos escuálidos, en los sueldos misérrimos, en las persecuciones atroces, en los vejámenes sin cuento. La dorada se sintetiza en las frases (¡ay! y que no son más que frases), que designan a los Maestros como el batallón sagrado de la cultura, los heraldos de la civilización, los redentores de la humanidad… Por desdicha, es cierta la leyenda negra, si se sabe descontar los naturales ribetes de exageración que la literatura suele pegar a la realidad. Por desdicha también, es falsa la dorada…» (Manuel Polo de la T. Toribio, «La España docente», La Escuela Moderna. Revista pedagógica hispano-americana, junio de 1899, pág. 12.)
1900 «Ni la apoteosis de la fuerza, cuyos cimientos son deleznables, ni la leyenda de oro, ni la leyenda negra, ambas de prestigios muy averiados, darán frutos viables. La lucha incruenta de las ideas exige un contraste continuo (tejer y destejer de la observación superficial) con la realidad que nos agobia, y en ella, y sólo en ella, es donde se ha de buscar el anhelado concierto de multitudes que duermen o violentamente despiertan con solitarios que viven en sonambulismo perpetuo.» (Urbano González Serrano, «Las multitudes y los solitarios», La Escuela Moderna. Revista pedagógica hispano-americana, mayo de 1900, pág. 325.)
«Los anglo-sajones son más crueles y más rapaces en sus conquistas que los latinos –ya se sabe.– Hace tiempo que los bien informados se ríen de nuestra leyenda negra. El Padre Las Casas, si viese a los hambrientos de la India y a los infelices sioux, tendría que llorar para toda su vida. Cabritillos de leche fueron nuestros conquistadores al lado de lord Clive. Pero no se trata de eso, no se trata de humanidad colectiva cuando se sostiene y propugna la superioridad actual de los anglo-sajones.» (Emilia Pardo Bazán, «Progreso. Cuestión de razas», La Ilustración Artística, Barcelona, 18 de junio de 1900.)
1901 «Aunque parezca mentira, el libro a la moda, en París, es una obra mística: la Vida de Santa Lydwina de Holanda, por Joris Karl Huysmans. […] Es como un «jardín de los suplicios» lento, apacible, sin caprichos ni sangre. Es la leyenda negra de un cuerpo femenino que sufre sin descanso, sin queja, sin cobardía.» (Enrique Gómez Carrillo, «París. El libro a la moda», El Liberal, Madrid, miércoles 26 de junio de 1901, pág. 1.)
«El Sr. Roig y Bergadá niega que Barcelona sea catalanista. […] Dice que el catalanismo es una nebulosa, y que no hay título alguno para conceder autonomía política a Cataluña. Confía en que con amplia descentralización administrativa terminará la leyenda negra con que se pretende rodear a Cataluña, y afirma que los diputados de Barcelona no son separatistas, aunque puedan parecer exclusivistas.» («Congreso. Sesión del día 9 de Julio de 1901», La Época, Madrid, martes 9 de julio de 1901, pág. 3.)
«Otra vez La Coruña. El Sr. Lombardero: El único culpable de la tragedia de la Coruña es el gobierno que envió un gobernador incompetente, sin preparación intelectual para apreciar la importancia del conflicto obrero y de las asociaciones obreras. […] Insiste también el Sr. Lombardero en que los obreros manifestantes no eran sediciosos ni atentaton contra la fuerza pública. Termina diciendo que no es con la fuerza, sino con el amor con lo que se resuelven estos problemas; que se está levantando en la Coruña como en Barcelona una leyenda negra, y lo peor que puede hacer un gobierno es dar a los obreros la aureola de los mártires. (El Sr. Lombardero es felicitado al final de su discurso).» («Congreso. Sesión del día 10 de Julio de 1901», El Imparcial, Madrid, jueves 11 de julio de 1901, pág. 2.)
«¡Por vida de los yanquis! Su voracidad raya en lo fantástico.– Después de habérsenos engullido la «leyenda dorada», que dijo Doña Emilia, amén de muchísimas cosas y personas que valían más que la leyenda, quieren ahora llevársenos también la otra, la leyenda negra, la de ignominia y barbarie.» (Mariano de Cavia, «Rábanos yanquis», El Imparcial, Madrid, jueves 3 de octubre de 1901, pág. 1.)
1902 «Ha entrado el verano con ese crimen de la calle de Fuencarral […]. Es un drama vivido y una lucha interesante entre la justicia y los criminales, que a veces aparecen ante el público con su aureola y todo, cual si fueran héroes de una leyenda negra.» (Pius, «Tristezas», La Lectura Dominical, Madrid, 13 de julio de 1902, nº 445, pág. 435.)
1903 «La leyenda negra. Habrá puesto hoy S. M. firma bien plausible y bien oportuna al pie de un decreto preparado en el ministerio de Gracia y Justicia. Por la augusta autoridad del rey y por la diligencia y buen consejo del señor Dato hallase a estas horas indultado uno de los reos condenados en el memorable proceso de La Mano Negra.» («La leyenda negra», El Imparcial, Madrid, lunes 26 de enero de 1903, pág. 1.)
1904 «… tiene el buen gusto de trabajar en París y el no tan plausible de proseguir la leyenda negra, dura, afectada y antipática, para que los franceses perduren en el error de que aquí todos somos majos y morenos y toscos, y vestimos invariablente de negro, con chambergo o mantilla, según el sexo. Y he aquí cómo se llaman y se tienen por cuadros del pais del sol las composiciones sombrías y tenebrosas de color que pinta el distinguido artista L. Zuloaga…» (A. Cánovas, «Exposición nacional de Bellas Artes», La Época, Madrid, 19 de mayo de 1904, pág. 1.)
«Perdida la leyenda dorada, ha surgido la leyenda negra, corre por el mundo ahora, junto al nombre de España, una ejecutoria infamante. Tras las fronteras, al lado allá de los mares, circula a cada instante el relato macabro de tormentos inhumanos, que acusan en nuestras costumbres públicas una barbarie medioeval.» («La leyenda negra», El Globo, Madrid, 6 de agosto de 1904, pág. 1.)
«Si antes se hubiese procedido de esta suerte –añadió el Sr. Rodríguez San Pedro– no se hubiera creado esa atmósfera contraria a España que existe en el extranjero, donde se sigue creyendo que los españoles somos unos bárbaros y generalizan a todos la desalmada conducta de algunos dependientes de la autoridad. Esta leyenda negra –dijo sin inmutarse el ministro– ha sido la causa principal de la pérdida de Cuba y Puerto Rico. Refiriéndose a Marruecos dijo que era inexacto hubiese presentado la dimisión el ministro Mahomed Torres.» («Habla Rodríguez San Pedro. Lo de Alcalá del Valle. La causa de la pérdida de las colonias», El País, 21 de agosto de 1904, pág. 3.)
«Tales son las hazañas del anarquismo, cuyos adeptos responden de ese modo a la campaña de equívoca justicia que en estos días precisamente se ha emprendido para poner en claro si hubo o no martirizados por los sucesos de Alcalá del Valle. Esa leyenda negra que se ha formado alrededor de los procedimientos que se emplean con los anarquistas a quienes se sorprende en plena transgresión de la ley, hinchada por oradores que de ello se aprovechan para hacer resaltar sus radicalismos, o por quienes andan ganosos de una popularidad poco envidiable, basada sólo en las manifestaciones, muchas veces no probadas, de los mismos interesados, que ha trascendido al extranjero y que los anarquistas explotan para presentar España como un país que vive en completa regresión, habría terminado ya, se hubiera desvanecido totalmente si aquí el interés común se sobrepusiera al mezquino empeño personal.» («Ecos políticos. La tarde de ayer», El Siglo Futuro, Madrid 7 de septiembre de 1904, pág. 3.)
«Se comprende, sin embargo, que tanto por su grandeza real y positiva como por sus grandezas aparentes, ejerza Rusia viva atracción sobre el viajero que por allí pasa o allí mora algún tiempo. Rusia, tiene, como nosotros, su leyenda negra, y como estas leyendas exageran siempre los rasgos del original, el extranjero que visita el imperio ruso es fácil que al principio, seducido por aquellas apariencias, se sorprenda al encontrar a Rusia más adelantada, más culta y hasta más liberal de lo que creía, si bien al cabo de algún tiempo echará de ver probablemente que la leyenda no carecía de fundamento.» (Andrenio [Eduardo Gómez de Baquero], «Dos libros acerca de Rusia», El Imparcial, Madrid 1 de octubre de 1904, pág. 3.)
«El auto de sobreseimiento, dictado por la Audiencia de Sevilla en la causa seguida en averiguación de las denuncias de los procesados de Alcalá del Valle, envuelve una lección para los que acogieron sin suficiente examen esas denuncias, que han añadido a nuestra leyenda negra un capítulo afrentoso e injusto.» («El sobreseimiento de la causa», La Época, Madrid 29 de noviembre de 1904, pág. 1.)
1905 «La leyenda negra que flota sobre España, sirve muy bien para achacar a determinados móviles el atentado. Si los anarquistas tuviesen patria, comprenderíase que los españoles tirasen contra D. Alfonso XIII. Pero no contra M. Loabet. Y pues contra M. Loubet tiraron, siendo milagroso que no le dieran, lógico es suponer que se trata de una agresión a Jefes de Estado, no a uno de ellos singularmente.» («Del Día», El Globo, Madrid 2 de junio 1905, pág. 1.)
«Los periódicos sefarditas que hoy se publican y los libros que se imprimieron en Holanda á principios del siglo XVIII son una página de la literatura española que está por estudiar; hora es ya de que España rompa la leyenda negra de sus fanatismos y crueldades. (Ángel Pulido Fernández, «Intereses nacionales: Españoles sin patria y la Raza Sefardí», Revista de archivos, bibliotecas y museos, Madrid 1 de septiembre de 1905, pág. 132.)
«Ahora volverá Montjuich a ser albergue de los sectarios de la anarquía: volverán a ocuparse los calabozos y quizá vuelvan a salpicarse con sangre los fosos del castillo. La leyenda negra tendrá una segunda parte que aumente los rencores y cargue nuevas bombas.» («La leyenda de Montjuich», La Correspondencia Militar, 4 de septiembre de 1905, pág. 1.)
1906 «Los orígenes de esta predisposición feroz de los espectadores serán quizás los que señala Zeda, y a ellos pudieran sumarse varios móviles de muy diversa índole, que aquí no he de analizar; pero el recurso de que echaron mano para indisponer al público con mi primer drama, quince o veinte días antes de que se estrenase, fue formarle una leyenda negra, dando por cierto que allí moría hasta el apuntador, y no sé si media docena de espectadores de orquesta.» (Emilia Pardo Bazán, «La vida contemporánea», Ilustración Artística, Madrid 26 de febrero de 1906, pág. 2.)
«Otra vez se está escribiendo un capítulo de la leyenda negra de España, presentándonos poco más o menos como a esos países de protectorado, donde los Tribunales indígenas no inspiran confianza alguna, y los extranjeros dependen de la jurisdicción exenta de los cónsules o de Tribunales especiales.» («Una campaña», La Época, Madrid 28 de diciembre de 1906, pág. 1.)
1907 «La anterior observación no tiene precio, y debería ser lección elocuente a los perseguidores de la Iglesia. Porque si, en efecto, la Iglesia ha renacido pujante y poderosa en tantas revoluciones, en tantas herejías, y en tan grandes y fieras tempestades suscitadas contra ella; si ha levantado su cabeza victoriosa en Inglaterra después de atravesar los horrores de un período tan largo de persecuciones, violencias y tormentos, ante los cuales no son nada los que la leyenda negra atribuye a la Inquisición española….» (Pius, «Consuelos anticlericales», La Lectura dominical, Madrid 12 de enero de 1907, pág. 4.)
«Estos son nuestros súbditos nuevos. Mientras siga así nuestra acción civilizadora y tranquila, sin exacciones ni abusos, de esos que arroja la leyenda negra para alemanes, franceses y belgas, la Guinea, lenta, muy lentamente, irá creciendo en su comercio y en su influencia española, pues hasta los elefantes huyen de la persecución alemana y francesa y vienen a refugiarse en nuestros bosques. Sólo nos faltan familias españolas para ir fundando pueblos, que serían riquísimos, y espíritu de continuidad constante para proseguir la obra.» (Alfredo F. Feyjóo, El Heraldo de Madrid, 29 de enero de 1907, pág. 1.)
«El D. Cándido Nocedal moderado, tradicionalista, parlamentario temible, político influyente, ha pasado a la historia como un personaje de leyenda negra, oscurantista, reaccionario e impopular.» (Juicios de la prensa, «Nocedal», El Siglo futuro, Madrid 11 de abril de 1907, pág. 2.)
«Y, naturalmente, para que esos millonarios resulten presentables en buena sociedad ha sido necesario hacerles simpáticos y despojarles de la leyenda negra. Mientras los escritores norteamericanos les dicen toda clase de herejías, los ingleses les cubren de gloria. (Ramiro de Maeztu, «Los “multis”», La Correspondencia de España, Madrid 4 de junio de 1907, pág. 1.)
«Entonces pasarán a la Historia los muchos miedos gratuitos que ha inspirado. Es la tal ruina beneficentísima; en verano da sombra, y en el invierno permite que a su abrigo se enciendan hogueras de cambrones y enebros, donde caminantes y pastores pueden desaterirse… ¡pero tiene una leyenda negra, y de noche no hay quien se ampare en su recinto!» (Tomás Carretero, «Los segadores», El Heraldo de Madrid, 15 de agosto de 1907, pág. 1.)
1908 «…los que gozan comunicando noticias sensacionales; los que se deleitan añadiendo capítulos a la leyenda negra de la inhabitabilidad de Barcelona, todos éstos y otros muchos más son en parte, naturalmente, responsables de tan triste estado de cosas.» («El viaje del Rey y la Prensa barcelonesa», La Época, Madrid 11 de marzo de 1908, pág. 2.)
«…la acción social trabaje en su persecución sin treguas, que busque a los malhechores que nos están descoyuntando del continente europeo y que no perdone ningún medio para la eficacia de la pesquisa; porque los criminales quieren hacer otra leyenda negra en esta España para que las plumas extranjeras escarnezcan el nombre español y los dementes de la anarquía sueñen en abandonar sus asilos para venir aquí en pos del rescate de una libertad que nos sobra.» («Por dignidad», El Heraldo de Madrid, Madrid 16 de marzo de 1908, pág. 1.)
«Lo que nos importa es el espectáculo vergonzoso que se dá ante Europa, poco propicia para nosotros a la benevolencia, y que, en este acontecimiento y en el fracaso de la policía, hallará motivo para que crezca la leyenda negra que nos ahoga y que nos priva de la estimación general más allá de las fronteras.» («Fracaso y sanción», El Imparcial, Madrid, 25 de octubre de 1908, pág. 1.)
«Otra razón de que me regocijó la pacífica victoria de anteayer es que con ella se ha desvanecido la leyenda negra en que se pretendía envolver a Lerroux.» («Cambó explica la derrota», El Imparcial, Madrid 16 de diciembre de 1908, pág. 2.)
«Estoy contentísimo –dice el Sr. Giner– de la conducta del cuerpo electoral, porque con la conducta de anteayer se ha destruido la leyenda negra en que se pretendía envolver a Lerroux.» («Declaraciones de los Sres. Soy y Ortega y Giner de los Ríos», El Liberal, Madrid 16 de diciembre de 1908, pág. 1.)
«Estoy contentísimo de la conducta del cuerpo electoral, porque con su acto de anteayer ha destruido la leyenda negra en que pretendía envolverse a Lerroux.» («Habla Giner de los Ríos», El Heraldo de Madrid, 16 de diciembre de 1908, pág. 2.)
1909 «Hemos acordado que todos los republicanos y sus familias celebren el triunfo de la manifestación del domingo 28 del pasado, con una merienda de promiscuación el día 9 viernes, y desearíamos que fuéramos imitados por los demás correligionarios de España, pues así tendría doble objeto, ya que todos cuantos militamos en el gran partido republicano debemos de procurar borrar para siempre esa leyenda negra que nos hace ser fieles servidores del papado.» (Evaristo Fuente, «Merienda anticlerical», El País, diario republicano, 8 de abril de 1909, pág. 5.)
«Por otra parte, nuestro interés está en borrar esa leyenda negra que en torno a España se ha hecho en el Extranjero a propósito de Montjuich antes y de Alcalá del Valle recientemente.» (Ángel Guerra, «Repercusión en el extranjero», La Correspondencia de España, Madrid 29 de abril de 1909, pág. 1.)
«Pero pasados los primeros años sin reconciliares empezaron los extranjeros a explotar las nuevas naciones y a extender por América la leyenda negra del fanatismo y la tiranía de la España invasora, durante la conquista y dominación…» (M. Baraja, «La reconquista espiritual de América», El Día de Madrid. Diario político neutral, 14 de junio de 1909, pág. 1.)
«En estos días tenemos aquí a Blasco Ibáñez, que en una serie de conferencias históricas ha roto, gallardamente, lanzas por el buen nombre de España. Al tratar de destruir la leyenda negra de España, esa leyenda de calumnias y de infamias grotescamente formada por historiadores extranjeros para desprestigiar a nuestro país, decía Blasco Ibáñez: “Nuestra nación no es una nación decadente, porque hoy camina al nivel de las grandes naciones europeas”…» (M. «España y la exposición», La Correspondencia de España, Madrid 27 de julio de 1909, pág. 6.)
«Y como si todo esto no fuera suficiente, la leyenda negra y vergonzosa que el desastre de 1898 esparció por el orbe destrozando nuestras tradiciones, habrá sido sustituida por el influjo positivo de la gloria que conquistaremos, de la admiración que producirán las proezas de nuestras tropas y del respeto que ganarán para España esas armas que empuñan frente a Melilla nuestros soldados.» («Lo que ocurre y lo que ocurrirá», La Correspondencia Militar, Madrid 31 de julio de 1909, pág. 1.)
«Y así, mientras esto sucede, y haya además plumas suficientemente ignorante o en exceso financieras que califiquen irrespetuosa e impunemente a los más encumbrados pensadores extranjeros, no es de extrañar que las represiones de Cataluña se rodeen de la leyenda negra que tantas tristezas arrojó sobre España en los tiempos siguientes a los procesos de Montjuich y Alcalá del Valle.» («Racha de demencias», Heraldo de Madrid, 13 de septiembre de 1909, pág. 1.)
«De esta suerte, en Europa se va condensando una atmósfera mortal para España. Nuestro crédito perece, nuestros prestigios se truncan, la leyenda negra se va extendiendo y el odio internacional nos amenaza impunemente.» («Una protesta», Heraldo de Madrid, 13 de septiembre de 1909, pág. 2.)
«Allá por los días del desastre, más olvidados que lejanos, se habló mucho de nuestra leyenda áurea y nuestra leyenda negra y aun hubo quien se metió a averiguar cuál podía habernos sido más dañosa, si la primera desvaneciéndonos y dándonos desmedida idea de nuestro poder y virtudes, o la segunda infamándonos y deprimiéndonos a los ojos del mundo» (Andrenio, «El teatro de la vida», Nuevo Mundo, Madrid 14 de octubre de 1909, pág. 1.)
«¿Así se pretende poner coto a la protesta casi universal? ¿Así se desvanecen prevenciones? ¿Así se destruye la leyenda negra que tanto perjudica a España?» («Tres carretadas», El País, Madrid 18 de octubre de 1909, pág. 1.)
1910 «La Inquisición, la verdadera espada del Catolicismo en los Países Bajos contra los gueux, en Alemania en la Guerra de los Treinta Años, en Francia como alma de la Liga, en Inglaterra frente a Isabel. De ahí procede nuestra leyenda negra.» (Andrenio, «El teatro de la vida», Nuevo Mundo, Madrid 23 de junio de 1910, pág. 3.)
«Virtuosa en un momento crítico, solemne, único tal vez; en la hora profética y fecunda en que aquende y allende el océano, la estirpe nuestra, inmortal inventora, civilizadora de mundos –¡ahora o nunca hemos de romper la leyenda negra que calumnia a nuestros conquistadores y colonizadores!– la estirpe nuestra, conquistadora de mundos y de ideales, se siente, se mide, se reconoce, se afirma y se busca para estrecharse en un inmenso abrazo.» (Blanca de los Ríos, «Cultura Hispano-americana», El Liberal, Madrid 3 de julio de 1910, pág. 4.)
1911 «Quizá haya mucha leyenda negra en la explicación histórica de este singularísimo y original personaje, y el malogrado historiador Garay se esfuerza por reivindicar la memoria de Francia, aconsejando calma, estudio, serena imparcialidad al considerarlo» (Adolfo Posada, «La República del Paraguay (impresiones y comentarios)», La Lectura, Madrid, enero 1911, pág. 192.)
«Costa, más que un político, ha sido siempre un patriota. Su política fué brote de su patriotismo, exaltado por el desastre de 1898. Aquella fecha luctuosa abrió en él, como en mí, surco hondo. Entonces Costa habló de echar llaves al sepulcro del Cid, y yo escribí las frases “leyenda dorada y leyenda negra” que tanto curso han obtenido.» (La Condesa de Pardo Bazán, «La vida contemporánea», La Ilustración Artística, Madrid 30 de enero de 1911, pág. 78.)
«El general Marina recibe en las páginas del expresado folleto el tributo de justicia que sus dotes le hacen acreedor. El valor indomable, la constancia, la serenidad, el talento del ilustre caudillo, son reconocidos por el Sr. Méndez Turner. La leyenda negra forjada en derredor de la triste fecha del 27 de Julio, queda deshecha, y el barranco del Lobo desfila en estas páginas como un defectuoso sistema de organización de tropas…» (Mariano Marfil, «El combate de Zoco El-Jemis», La Época, Madrid 24 de marzo de 1911, pág.3.)
«Sin que yo niegue las deficiencias que, con respecto al ideal del moderno confort, puede hallar en España el viajero, creo que mayores son las sorpresas favorables que ese mismo viajero encontrará, si es observador y viene preocupado con la leyenda negra española, con las opiniones que respecto a España puede haber escuchado o leído.» (La Condesa de Pardo Bazán, «La vida contemporánea», La Ilustración Artística, Madrid 10 de julio de 1911, pág. 2.)
«Así rueda la bola de nieve de nuestra leyenda negra. La historia es antigua y hasta que no surja una generación heroica que haga de España un pueblo de inventores, de sabios, de santos y de artistas, no podrá deshacerse la leyenda tenebrosa, ni tal vez convenga que se deshaga totalmente, porque esa leyenda sirve también de estímulo para la reforma.» (Ramiro de Maeztu, El Heraldo de Madrid, Madrid 26 de julio de 1911, pág. 1.)
«En las columnas de esos periódicos se estampan exageraciones y ficciones sin cuento. Desde informes que hablan de centenares de amotinados hasta telegramas que anuncian multitud de fusilamientos. En fin, la invariable leyenda negra que divulga la apachería internacional domiciliada en París en colaboración con unos cuantos pedantescos europeizantes y una turba de profesionales del barullo político que infesta a nuestra nación.» («Otra campaña de mentiras», La Correspondencia Militar, Madrid 11 de agosto de 1911, pág. 1.)
«Los manejos que determinados elementos vienen realizando tenazmente para que la campaña de acusaciones repercuta en el extranjero, la conoce el Gobierno hasta en sus menores detalles; pero supone que no prosperara, porque los propósitos de resucitar la leyenda negra de la España inquisitorial se han desvanecido en seguida, poniendo frente a ellos el testimonio irrecusable de la verdad» («Consejo de Ministros», El Liberal, Madrid 1 de noviembre de 1911, pág. 2.)
«La leyenda negra falta totalmente de fundamento, queda en superchería y calumnia, para la cual el Código no debe ser letra muerta. Sólo a la Guardia Civil se debe que a los principales autores y cómplices de estos espantosos crímenes fuesen detenidos y que el delito no quedase impune.» (Rodolfo Gil, «Superchería de los tormentos», La Correspondencia de España, Madrid 5 de noviembre de 1911, pág. 2.)
1912 «También entonces, como ahora, tuvo España en el extranjero su leyenda negra y se hizo aparecer a nuestro pueblo, ante los demás, como el prototipo de la miseria, de la holgazanería, de la vanidad, de la ignorancia y del fanatismo religioso.» (N. reseña «España en tiempos de Carlos II el Hechizado» por D. Julián Juderías, en Revista de archivos, bibliotecas y museos, 1 de marzo de 1912, pág. 162.)
«La revolución de Septiembre y la caída de los Borbones dieron lugar a que en España se escribiese y hablase contra la tradición, y se comentase nuestro pasado, casi siempre dentro de la leyenda negra, agravada por la ignorancia y la rutina habituales.» «Llevaban la mejor parte los de la leyenda negra cuando se presentó en la liza el justador hasta entonces desconocido, solicitando romper una lanza por España.» (La Condesa de Pardo Bazán, «La Vida Contemporánea», La Ilustración Artística, Madrid, 10 de junio de 1912, pág. 2.)
«Precisa, a toda costa, que se vaya disipando la leyenda negra que flota alrededor de España. Leyenda a la que han contribuido –¿por qué no decir la verdad?– nuestros políticos, incultos y egoístas, y esto puede conseguirse solamente de una manera: difundiendo nuestra cultura positiva fuera de España, dando a conocer nuestros hombres y nuestros métodos.» (Alfredo Brisac «La Ciencia española en América», La Correspondencia de España, Madrid 17 de septiembre de 1912, pág. 1.)
1913 «Peor que la fama de inquisidores, de retrógrados y de verdugos, todavía más perniciosa que la leyenda negra y que la leyenda roja, es la que de fáciles y baratos tenemos en el mundo judaico-papista-protestante de los negocios». («El capital extranjero y la influencia española», El País, Madrid 9 de febrero de 1913, pág. 1.)
«La policía enviada a París con motivo del viaje del rey ha hecho un importante descubrimiento y ha dado de paso un golpe mortal a la leyenda negra y terrorífica del “apachismo” parisiense.» («Nuestra policía en París. Apaches y descuideros», La Correspondencia militar, Madrid 7 de mayo de 1913, pág. 3.)
«En el número de La Ilustración correspondiente al 8 de Enero próximo comenzaremos a publicar el Estudio La leyenda negra y la verdad histórica, y la novela titulada Sobre todas las cosas. («Concurso abierto por la La Ilustración Española y Americana entre escritores españoles e hispano-americanos», La Ilustración Española y Americana, Madrid 30 de diciembre de 1913, pág. 14.)
1914 Julián Juderías, La leyenda negra y la verdad histórica. Contribución al estudio del concepto de España en Europa, de las causas de este concepto y de la tolerancia religiosa y política en los países civilizados, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid 1914, 227 págs. 2ª ed.: Araluce, Barcelona 1917?, 528 págs. 4ª ed.: Araluce, Barcelona sf, 528 págs. 8ª ed.: Araluce, Barcelona sf, 528 págs. 9ª ed.: Araluce, Barcelona 1943, 395 págs. 13ª ed.: Editora Nacional (Libros de actualidad intelectual, 5), Madrid 1954, 407 págs. 14ª ed.: Editora Nacional (Libros de actualidad intelectual, 5), Madrid 1960, 449 págs. 15ª ed.: Editora Nacional, Madrid 1967, 396 págs. 16ª ed.: Editora Nacional (España en 3 tiempos), Madrid 1976, 427 págs. Swan (Torre de la botica, 11), Madrid 1986, 421 págs. Consejería de Cultura y Turismo (Libros recuperados, 1), Valladolid 2003, 426 págs. Atlas, Madrid 2007, 427 págs.
1923 Augusto Conte y Lacave, La leyenda negra en la primera mitad del siglo XIX, Discurso leído ante la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias y Arte, en el acto de su recepción, y contestación por D. José María Pemán y Pemartín, Cádiz 1923, 94 págs.
1943 Francisco Camba, La leyenda negra, Reus (Episodios contemporáneos, 2), Madrid 1943, 304 págs.
Rómulo D. Carbia, Historia de la leyenda negra hispanoamericana, Orientación Española, Buenos Aires 1943, 240 págs. Consejo de la Hispanidad, Madrid 1944, 261 págs. Centro de Estudios Hispánicos e Iberoamericanos, Madrid 2004, 248 págs.
1945 Eduardo Isla Carande, La leyenda negra y el mal francés, Ares, Madrid 1945, 219 págs.
Ricardo Guisao García, Respuesta a la leyenda negra, Magisterio Español, Madrid 1945, 64 págs.
1960 Sverker Arnoldsson, La Leyenda negra, estudios sobre sus orígenes, Universitas, Göteborg 1960, 215 págs.
Sverker Arnoldsson, La conquista española de América, según el juicio de la posteriodad: vestigios de la leyenda negra, Instituto Ibero-Americano, Gotemburgo 1960, 75 págs.
1962 Ramón Menéndez Pidal, El Padre Las Casas y la leyenda negra, Conferencia inaugural del curso 1962-63 del Instituto de Estudios Africanos, Madrid 1962, 19 págs.
1964 Pierre Chaunu, «La Légende noire antihispanique», Revue de psychologie des peuples, XIX, págs. 88-233.
1971 William S. Maltby, The Black Legend in England, 1971. La leyenda negra en Inglaterra: desarrollo del sentimiento antihispánico, 1558-1660, traducción de Juan José Utrilla, Fondo de Cultura Económica, México 1982, 181 págs.
1972 Philip Wayne Powell, Arbol de odio: la Leyenda Negra y sus consecuencias en las relaciones entre Estados Unidos y el mundo hispánico, traducción de Carlos Saínz de Tejada, José Porrúa, Madrid 1972, 266 págs. La leyenda negra, un invento contra España, Áltera, Barcelona 2008, 315 págs.
Antonio de Miguel, Pleito y polémica de España, crónicas de leyenda negra, Prensa Española, Madrid 1972, 263 págs.
1974 Aníbal Abadie-Aicardi, «El cine como instrumento de la leyenda negra: notas profanas de un espectador», en Humanitas, nº 15, Universidad Autónoma de Nuevo León, Nuevo León 1974, págs. 621-629.
1976 Esteban Calle Iturrino, La leyenda negra no se ha extinguido, Conferencia pronunciada el día 15 de enero de 1976, Fundación Universitaria Española, Madrid 1976, 52 págs.
1984- «Leyenda negra» según la Academia de la Lengua
Como cabía esperar la Academia de la Lengua española tardó casi un siglo en incorporar leyenda negra a su diccionario, pero, para compensar, en quince años acicaló su definición tres veces:
1984 «Leyenda negra. Nombre con que se designa a determinada opinión antiespañola, que surgió en el siglo XVI por la política española en Italia, Alemania y Países Bajos, y en la colonización de América.» (Diccionario de la lengua española, vigésima edición, edición manual, Madrid 1984, pág. 1303.)
1992 «Leyenda negra. Opinión antiespañola difundida a partir del siglo XVI y basada en la política de España en Italia, Alemania y los Países Bajos, y en la conquista y colonización de América.» (Diccionario de la lengua española, vigésima primera edición, Madrid 1992, pág. 884.)
2001 «Leyenda negra. 1. f. Opinión contra lo español difundida a partir del siglo XVI. 2. f. Opinión desfavorable y generalizada sobre alguien o algo, generalmente infundada.» (Diccionario de la lengua española, vigésima segunda edición, Madrid 2001.)
Renunciamos ahora al análisis de estas variaciones, nada ingenuas, resultante colegiado de poco firmes y quizá hasta atormentados escrúpulos de los académicos que intervinieron en los debates y de los que no lo hicieron. Como cabe suponer que la institución conservará registro de tales discusiones, no cabe duda de que acabarán saliendo algún día a la luz, aunque en realidad sea asunto que sólo reviste cierta curiosidad psicosociológica, aunque sintomática.
Por cierto, en la edición de 2001 los académicos eliminaron otra acepción que habían mantenido, casi sin cambios, desde que la incorporaron en 1884, precisamente la de leyenda áurea:
1884 «Leyenda áurea. Compilación de vidas de santos hecha por Jacobo de Vorágine en el siglo XIII.» (Diccionario de la lengua castellana, duodécima edición, edición manual, Madrid 1884, pág. 642.)
1984 «Leyenda áurea. Compilación de vidas de santos hecha por Jacobo de Vorágine en el siglo XIII. Fue muy popular durante la Edad Media.» (Diccionario de la lengua española, vigésima edición, edición manual, Madrid 1984, pág. 1303.)
1992 «Leyenda áurea. Compilación de vidas de santos hecha por Jacobo de Vorágine en el siglo XIII.» (Diccionario de la lengua española, vigésima primera edición, Madrid 1992, pág. 884.)
1989 Luciano Pereña (coord.), Proceso a la leyenda negra, Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca 1989, 192 págs.
1991 Miguel Molina Martínez, La leyenda negra, Nerea, Madrid 1991, 317 págs.
1992 Ricardo García Cárcel, La leyenda negra. Historia y opinión, Alianza (AU 704), Madrid 1992, 298 págs.
1995 Enrique Díaz Araujo, Las Casas, visto de costado. Crítica bibliográfica sobre la leyenda negra, Fundación Francisco Elías de Tejada, Madrid 1995, 218 págs.
1997 Alfredo Alvar Ezquerra, La leyenda negra, Akal, Madrid 1997, 38 págs.
2001 Luciano Pereña (coord.), La Leyenda Negra a debate: filosofía de las fuentes en la formación de América. Proceso a la leyenda negra, guerra de propaganda antiespañola, Centro Universitario Francisco de Vitoria, Pozuelo de Alarcón 2001, 402 págs.
2002 Gustavo Bueno Sánchez, «De la leyenda negra a la leyenda indígena», El Catoblepas, agosto 2002, nº 6:16.
2003 Mercedes Junquera Gómez, La leyenda negra y las Leyes de Indias, Arboleda, Sevilla 2003, 48 págs.
2004 José Antonio Vaca de Osma, El Imperio y la leyenda negra, Rialp, Madrid 2004, 239 págs.
Luis Español Bouché, Leyendas negras, Madrid 2004, 218 págs. Leyendas negras, Vida y obra de Julián Juderías (1877-1918); la leyenda negra antiamericana, Junta de Castilla y León (Villalar, 98), Valladolid 2007, 413 págs.
Juan Sánchez Galera, Complejos históricos de los españoles. La realidad derriba el mito de nuestra Leyenda negra, LibrosLibres, Madrid 2004, 188 págs.
2005 Alain Barsacq & Bernardo J. García (eds.), Hazañas bélicas y leyenda negra: argumentos escénicos entre España y los Países Bajos (Coloquio Internacional, Béthune, 25-26 marzo 2004), Fundación Carlos de Amberes, Madrid 2005, 129 págs.
2006 Gerardo Moreno Espinosa, Don Carlos: el príncipe de la leyenda negra, Marcial Pons, Madrid 2006, 389 págs.
Adolfo Kuznitzky, La leyenda negra de España y los marranos. Toledo 1499-Nurember 1935: ¿hacia otra leyenda?, El Emporio Ediciones, Córdoba de Argentina 2006, 275 págs.
Antonio Sánchez Martínez, «El lastre de la Leyenda Negra para la conformación de una política con plataforma en el continente Iberoamericano», El Catoblepas, septiembre 2006, nº 55:13.
2008 Ingrid Schulze Schneider, La leyenda negra de España: propaganda en la guerra de Flandes (1566-1584), Editorial Complutense, Madrid 2008, 179 págs.
Bethany Aram, Leyenda negra y leyendas doradas en la conquista de América: Pedrarias y Balboa, traducción de Antonio J. Carrasco Álvarez, Fundación Jorge Juan, Madrid 2008, 451 págs.
José Manuel Rodríguez Pardo, «Henry Kamen corrige y aumenta la Leyenda Negra», El Catoblepas, febrero 2008, nº 72:19.
2009 Joseph Pérez, La légende noire de l'Espagne, Fayard, París 2009. La leyenda negra, traducción de Carlos Manzano, Gadir, Madrid 2009.
Miguel Ángel García Olmo, Las razones de la Inquisición española, una respuesta a la Leyenda Negra, Almuzara, Córdoba 2009, 346 págs.
Pedro Insua Rodríguez, «Genealogía de la leyenda negra», El Catoblepas, marzo 2009, nº 85:24.
José Manuel Rodríguez Pardo, «Revisionismo histórico de la Leyenda Negra antiespañola», El Catoblepas, agosto 2009, nº 90:1.
2010 Iván Vélez, «Emilia Pardo Bazán y la leyenda negra», El Catoblepas, agosto 2010, nº 102:11.
2011 «Leyenda negra», Programa Teatro Crítico, mesa redonda nº 11, del miércoles 9 de febrero de 2011, con Iván Vélez, Javier Delgado Palomar y José Manuel Rodríguez Pardo, presentado por Sharon Calderón Gordo.