Filosofía en español 
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Juana la Papisa

Figura legendaria que aparece por primera vez en la Crónica Universal, de Metz, del dominico Juan de Mailly (hacia 1250), pero que alcanzó gran difusión en la forma en que la describe Martín de Troppau (muerto en 1278), bastante distinta de como la presentan los cronistas anteriores. Fue generalmente creída durante los siglos del XIII al XVI. Según estas leyendas, una joven de Maguncia, que había estudiado en Atenas, se dirigió a Roma, donde fue tenida en gran consideración a causa de su sabiduría; después de la muerte de León IV (855) fue elegida Papa con el nombre de Juan Ánglico, y gobernó más de dos años; hasta que un día, yendo en una procesión al Laterano, se sintió acometida de los dolores del parto y allí mismo murió y fue enterrada. Al lado del nombre de Juana, que se lee por vez primera en el siglo XIV, se le dan otros nombres en otras relaciones, y se le atribuyen distintas patrias. Eneas Silvio, Platina, Aventino, e incluso los protestantes, especialmente David Blondel, impugnaron la veracidad de la leyenda en varios escritos, pero otros la han empleado para atacar al Pontificado y a la Iglesia. Desde mucho tiempo se ha demostrado que era históricamente insostenible: A León IV le sucedió Benedicto III de manera inmediata. Tampoco pudo haber vivido la papisa hacia 1100, como asegura la narración más antigua. No está claro el origen de esta leyenda. Probablemente excitó la fantasía popular una estatua provista de un niño en brazos, con una antigua inscripción mal interpretada, que se hallaba en una calle estrecha por donde pasaban las procesiones del Papa, junto con el recuerdo del mal gobierno que Teodora y sus hijas ejercieron en Roma durante el siglo X. Es difícil que diera origen a esta leyenda romana la noticia referida por la Crónica de Salerno, de que una mujer ocupó por espacio de año y medio la silla patriarcal de Constantinopla.