Filosofía en español 
Filosofía en español

Juan Locke

Locke · comentarios críticos

Juan Locke (1632-1704)

Filósofo inglés, continuador de la línea de Bacon y de Hobbes en filosofía. Locke sostuvo “un principio fundamental: que los conocimientos y las ideas proceden del mundo de los sentidos” (Marx). Locke es un materialista por cuanto reconoce la existencia objetiva de las cosas y considera que nuestras ideas y representaciones son el resultado de la acción de estas cosas sobre nuestros órganos sensoriales. Sometió a una crítica aguda la teoría de Descartes sobre las ideas innatas y la de Leibnitz sobre los principios innatos. Por oposición a estos filósofos, Locke defendía el carácter empírico, sensorial, del conocimiento humano. Sin embargo, no fue consecuente con el punto de vista materialista en cuanto al problema de que el conocimiento humano procede de la experiencia. Distinguía una experiencia doble: interna y externa. Por experiencia externa o sensación, Locke comprendía la acción de los objetos materiales sobre los órganos sensoriales del hombre. En ello radica el materialismo de Locke. Por experiencia interna o reflexión, entendía la denominada por él “autoactividad del alma”. En ello radica su idealismo. La sensación, o la experiencia externa, y la reflexión, o la experiencia interna, según Locke, son las dos fuentes independientes del conocimiento de donde obtenemos todas nuestras ideas, conceptos y representaciones. Aparte de ello, Locke señaló que mientras nuestras representaciones sobre la extensión, la forma, el movimiento, son el reflejo en la cabeza del hombre de la extensión real, de la forma real y del movimiento real, o sea, tienen un valor completamente objetivo, nuestras representaciones sobre la luz, el color y el gusto son representaciones subjetivas, o sea, no tienen fuera de nosotros modelos objetivos. A las primeras las llamaba Locke “cualidades primarias”; a las segundas, “cualidades secundarias”. En la teoría sobre las cualidades secundarias, Locke hizo también una gran concesión al idealismo. Sus errores fueron utilizados posteriormente por Berkeley y Hume, que crearon la teoría del idealismo subjetivo. Pero en Locke tienen su fuente no sólo Berkeley y Hume, sino también los materialistas franceses del siglo XVIII: Helvecio, Holbach, Diderot, que desarrollaron consecuentemente los elementos materialistas de la filosofía de Locke. El carácter contradictorio e inconsecuente de esta filosofía tenía sus raíces de clase. Según palabras de Engels, Locke era “el hijo del compromiso de clase de 1688”, es decir, del compromiso entre la burguesía y la nobleza inglesas, en la época de la llamada “gloriosa revolución en Inglaterra”. En sus obras políticas, Locke se manifiesta como defensor de la monarquía constitucional creada por dicha revolución. En los problemas de religión, era un deísta. (ver: Deísmo).

Diccionario filosófico marxista · 1946:178-179

John Locke (1632-1704)

Pensador inglés, continuador de la línea filosófica de F. Bacon (ver) y de Hobbes (ver). Locke desarrolló el principio fundamental de Bacon: los conocimientos y las ideas provienen del mundo sensible. Locke es materialista; reconoce la existencia objetiva de las cosas, y considera que las ideas y las representaciones son el resultado de la acción de esas cosas sobre nuestros órganos de los sentidos. En su obra principal, Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), criticó vivamente la doctrina de Descartes (ver) sobre las “ideas innatas” y la de Leibniz (ver) sobre los “principios prácticos innatos”. En oposición a esos filósofos, sostiene que la fuente de los conocimientos humanos está en la experiencia, las sensaciones. Las ideas, los principios no son innatos; se adquieren, demuestra Locke, quien compara el alma de un niño a una tabla rasa (ver tabula rasa).

Sin embargo, Locke no aplica en forma consecuente el principio materialista según el cual los conocimientos humanos provienen de la experiencia. Locke distingue dos formas de experiencia: una externa y la otra interna. Por experiencia externa entiende la acción de los objetos materiales sobre los sentidos. A esa experiencia la llama también la sensación (ver). En eso reside el materialismo de Locke. Por experiencia interna entiende la “actividad propia del alma”, que llama reflexión. En esto se halla un elemento de idealismo. Según Locke, la sensación, o experiencia externa, y la reflexión o experiencia interna, constituyen dos fuentes independientes de conocimiento. Así, en su teoría del conocimiento, Locke es dualista. Distingue las cualidades primarias y las cualidades secundarias de las cosas. Nuestras nociones de dimensión, de figura y de movimiento, reflejan la dimensión, la figura y el movimiento reales, es decir, que tienen un valor perfectamente objetivo. Tales son las cualidades primarias. Las nociones de color, de sonido, de olor, serían subjetivas. Son, según Locke, cualidades secundarias. Locke hace una concesión importante al idealismo.

Berkeley (ver) y Hume (ver) utilizaron los errores idealistas de Locke para erigir su idealismo subjetivo. En cuanto a los elementos materialistas de la filosofía de Locke, fueron los materialistas franceses del siglo XVIII, Helvecio (ver), Holbach (ver), Diderot (ver), quienes los desarrollaron. Locke era deísta. Por su pedagogía, se propone formar “gentlemen” de la sociedad burguesa “que estén en condiciones de manejar sus negocios con inteligencia y provecho”. Las contradicciones y las inconsecuencias de la filosofía de Locke tenían sus raíces de clase. Locke, según Engels, es “hijo del compromiso de clase de 1688”, es decir, del compromiso entre la burguesía y la nobleza en la época de la “gloriosa revolución”, como la llaman en Inglaterra. En sus obras políticas Locke defiende la monarquía constitucional creada por la revolución, defiende los intereses de clase de la burguesía inglesa. La tarea principal del Estado, según Locke, consiste en proteger la propiedad privada.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:295-296

John Locke (1632-1704)

Filósofo materialista inglés. Sus trabajos corresponden a la época de la Restauración en Inglaterra. Locke intervino en la lucha de clases y de partidos de su país como filósofo, como economista y como escritor político. En su obra fundamental, Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), desarrolló la teoría del conocimiento del empirismo materialista, complicado por la influencia del nominalismo de Hobbes y del racionalismo de Descartes. Rechaza la teoría cartesiana de las ideas innatas y declara que la única fuente de todas las ideas es la experiencia. Las ideas surgen o bien como consecuencia de la acción de las cosas exteriores sobre los órganos de los sentidos (ideas de la sensación) o bien como consecuencia de la atención dirigida al estado y a la actividad del alma (ideas de la reflexión). Esto último representaba una concesión al idealismo. Por medio de las ideas de la sensación, percibimos en las cosas cualidades primarias o secundarias (Cualidades primarias y cualidades secundarias). Las ideas adquiridas por la experiencia no son más que materiales para el saber, pero no constituyen aún el saber propiamente dicho. Para convertirse en saber, el material de las ideas se ha de elaborar mediante el entendimiento, distinto de la sensación, de la reflexión, y consistente en comparar, combinar y abstraer. Gracias a dicha actividad las ideas simples se convierten en complejas. Locke, siguiendo a Hobbes, entendía que el lenguaje constituía la condición de que el conocimiento general fuera posible. Habiendo definido el saber como percepción de la correspondencia (o no correspondencia) de dos ideas entre sí, Locke tiene por fidedigno todo conocimiento, especulativo, es decir, el establecimiento de la correspondencia de las ideas por medio del intelecto. El saber experimental, en cambio, sólo es probable; en él, la correspondencia de las ideas se establece haciendo referencia a los hechos de la experiencia. Nuestra convicción de que existen los objetos exteriores se basa en los sentidos. Locke sitúa esta especie de conocimiento (“sensitivo”) en un plano superior al de la simple probabilidad, pero inferior al de la certeza del conocimiento especulativo. Pese a que Locke está convencido de nuestra facultad de conocer las substancias materiales y, con mayor motivo, espirituales, tiene cierta limitación, no se le puede considerar como un agnóstico: según Locke, nuestro objetivo no consiste en saberlo todo, sino en saber únicamente lo que es importante para nuestra conducta y para nuestra vida práctica; nuestras facultades nos facilitan por completo semejante conocimiento. En la teoría relativa al poder del Estado y al derecho, Locke desarrolla la idea de pasar del estado natural al estado civil y a las formas de dirección estatal. El fin del Estado, según Locke, estriba en proteger la libertad y la propiedad adquirida por el trabajo. Por este motivo el poder estatal no puede ser arbitrario. Dicho poder, según Locke, se divide en: 1) legislativo, 2) ejecutivo y 3) de unión o federativo. La doctrina del Estado formulada por Locke constituía un intento de adaptar la teoría a la forma política de gobierno establecida en Inglaterra como resultado de la revolución burguesa de 1688 y del compromiso entre la burguesía y la parte aburguesada de la nobleza. La influencia histórica de la filosofía de Locke es grande. La idea de que las personas mismas deben cambiar el orden social existente si con él el individuo no puede recibir la educación ni alcanzar el desarrollo necesarios fue de extraordinaria importancia para justificar la revolución burguesa. De Locke arranca una de las direcciones del materialismo francés. El idealista Berkeley y el agnóstico Hume, utilizaron la distinción entre cualidades primarias y secundarias establecidas por Locke.

Diccionario filosófico · 1965:276-277

John Locke (1632-1704)

Filósofo materialista inglés. Sus obras datan de la época de la Restauración en Inglaterra. Tomó parte en la lucha entre los partidos de Inglaterra como filósofo, economista y escritor político. En su trabajo principal –Ensayo sobre el entendimiento humano (1690)– desarrolló la teoría del conocimiento del empirismo materialista. Locke rechazó la doctrina cartesiana de las ideas innatas y proclamó la experiencia como fuente única de todas las ideas. Estas últimas surgen o bien en virtud de la acción de los objetos externos sobre los órganos de los sentidos (ideas de la sensación), o bien a consecuencia de que la atención se orienta hacia el estado y la actividad del alma (ideas de la reflexión). Lo último fue una concesión al idealismo. Mediante las ideas de la sensación percibimos en las cosas las calidades primarias o secundarias (Calidades primarias y secundarias). Las ideas adquiridas de la experiencia son sólo material para el saber, pero no el saber mismo. Para convertirse en saber, el material de las ideas debe ser transformado por la actividad de la razón, que se diferencia tanto de la sensación como de la reflexión. Esta actividad convierte las ideas simples en ideas complejas. Siguiendo a Hobbes, Locke sostiene que el lenguaje es condición de la posibilidad del saber general. A pesar de la convicción de que nuestra capacidad de conocer las substancias materiales y, tanto más espirituales, es, en cierto grado, limitada, no puede decirse que Locke era agnóstico. Según él, la tarea no consiste en conocerlo todo, sino únicamente lo que es importante para nuestra conducta y vida práctica, y este saber está por completo al alcance de nuestras capacidades. En la doctrina del poder estatal y el Derecho, Locke desarrolla la idea del paso del estado natural al cívico y a las formas de administración estatal. A juicio de Locke, el Estado debe perseguir el objetivo de preservar la libertad y la propiedad procedente del trabajo. Por eso, el poder estatal no puede ser arbitrario. Locke lo divide en: 1) legislativo, 2) ejecutivo y 3) federativo. La doctrina del Estado formulada por Locke fue experiencia de la adaptación de la teoría a la forma política de administración, que se estableció en Inglaterra como resultado de la revolución burguesa de 1688 y del compromiso entre la burguesía y la parte aburguesada de la nobleza. Es grande la influencia histórica de la filosofía de Locke. Para la justificación de la revolución burguesa tuvo gran importancia la idea de que los hombres mismos deben cambiar el régimen social existente, si en sus condiciones el individuo no puede recibir la debida educación y desarrollo. Con Locke comienza una de las orientaciones del materialismo francés. La diferenciación por Locke de las calidades primarias y secundarias fue utilizada por el idealista Berkeley y el agnóstico Hume.

Diccionario de filosofía · 1984:256-257