Los últimos engañados discípulos de la Institución Hamiltoniana…

Los últimos engañados discípulos de la Institución Hamiltoniana creen de su deber desmentir solemnemente el anuncio que el director de este establecimiento ha estampado en este periódico el día 9 del corriente.

Es falso que el curso que empezó en 16 de enero de este año haya pasado a clase superior, y por lo mismo pueda ya comenzarse otro de nuevo, pues la mayor parte de los alumnos del último curso adonde han pasado es a sus casas cansados de oír pamplinas, de gastar dinero y de perder tiempo.

Es falso que en la Institución Hamiltoniana se aprenda francés e inglés con suma facilidad, y mucho más que se rectifique el idioma nativo, que según afirma el Sr. Director es ignorado aún de nuestros literatos. Y así los que han adelantado algo en este estudio podrán deponer si lo deben a la Institución Hamiltoniana o a su estudio privado u a otro maestro; descansamos en la honradez de los interesados.

Es falso que a la segunda semana de escuela se entienda ya casi todo lo escrito en ambos idiomas, y más falso que al segundo mes rompan a habar sus alumnos, y una patraña el que a los pocos días, sin trabajo, y como por encanto, se sepan de 14 a 16.000 palabras francesas e inglesas, a no ser que se cuelgue este milagro a las portentosas reglas de homogeneidad que existen en todas las gramáticas del mundo, sin embargo de que él las revela como cosa de nueva invención.

Es falso que con semejante método y la simultaneidad de idiomas se facilite su enseñanza, y este es otro ardid inventado para hacer pagar a los discípulos siete duros mensuales en vez de la mitad, que en otro caso habrían de perder cada uno de los incautos que caen en el lazo.

Es falso que no se necesitan libros algunos hasta estar muy adelantados, pues en el acto de inscribirse se les obliga a comprar las tipos (14 rs. y 20 si son finos), poco después una gramática o dos, aunque despreciándolas todas; más adelante historia de la reforma protestante (traducción propia del director) 22 rs.; últimamente diccionarios y cuanto se exige por cualquiera para aprender francés e inglés.

En fin, es falso falsísimo que en semejante Institución se aproveche el tiempo, se den principios luminosos y explicaciones fundamentales y variadas de ideología, porque no hay método ni sistema regular, y así quizá sólo haya de verdad las muchas onzas que desembolsan los incautos que por el deseo de saber caen en la trampa.

Lo que denunciamos al público para su conocimiento y al gobierno para su remedio, llamando su atención sobre la solicitud que se ha entablado para elevar este establecimiento a colegio universitario.