Medicina práctica
Comunicado sobre la medicina homœopática, por don Luis Bertrán
Señores redactores: Muy señores míos y venerados comprofesores: ustedes que me conocen a fondo y saben mi delicadeza, me harán la justicia de creer bajo mi palabra, que no he tenido parte en el aviso a los enfermos y a los profesores del arte de curar &c., estampado en el Diario de Avisos de esta Capital el 27 del que expira, anuncio que tanto degrada la filantrópica y noble facultad que profesamos por el modo tan grosero con que se ha redactado.{1}
No puedo negar en honor de la verdad ser cierto el hecho de doña Paula García Prieto que allí se refiere, y los que elevo al conocimiento de ustedes para que les den publicidad si lo tienen a bien, ya que indirectamente se me ha obligado a ello; pero no es exacto que curó aquella señora en cuarenta y ocho horas, sino que fue resolviéndose la pulmonía y con mejoría visible desde el 28 de junio, día de la invasión, hasta el 10 de julio que me despedí. Tampoco hay exactitud en decir que solo pongo en juego el aconitum y brionia, porque, como verán ustedes, hago distintas aplicaciones, según la naturaleza del sujeto, índole del mal, indicaciones que presenta el cuadro de la enfermedad, y otras mil modificaciones que solo los casos aislados y particulares pueden suministrar a un práctico juicioso.
Veinte y cinco años y medio de práctica médica me han hecho muy circunspecto para dar crédito a las ingeniosas y sutiles teorías y a los diferentes sistemas que he visto sucederse con tanta rapidez como con desenlaces diversos en esta espinosa y dilatada ciencia; razón porque presento con timidez los adjuntos hechos tal como se me han presentado los casos y remedios con que han sido combatidos &c., y son como siguen:
Caso 1.º José Navarro, hijo, edad diez años, calle de la Abada, número 16 antiguo, cuarto bajo, atacado el 10 de julio de una pleuritis catarral: bueno el 18. Tomó el aconitum dos tomas; para desvanecer el dolor que quedó, brionia 30.00 La hidrogala a pasto y agua de regaliz.
2.º D. N…, coronel, padecía una uretritis crónica con dos ulceritas en el balano: agua de cebada con jarabe simple a pasto, tomando unas gotitas del zumo de perejil, preparado homœopáticamente, por tres días; canabis sativa seis días; curación radical.
3.º Ángela García Galinsoga, calle de la Encomienda, número 13, cuarto interior, padecía de la dentición, y fue acometida de una neumonitis el 10 de julio; con tres glóbulos del aconitum, y una de brionia; buena el 18 de ídem: se le aplicaron dos golpes de sanguijuelas al pecho.
4.º Juliana Vicente, de doce años, calle junto al Rastro, amigdalitis intensa el 15 de julio; dos dosis de belladona 30.000 y pediluvios: buena el 19.
5.º Doña N…, calle de Silva, número 3, cuarto bajo, galoneros, padecía de un catarro pulmonal crónico, el aconitum 30.0 y la panis quadrifoliata 9.0 dos tomas y el carbo-vegetalis: la curación en siete días.
Nota. Tomó después la leche de burra.
6.º Doña Gregoria de la Cruz, calle del Carmen, número 19, cuarto segundo, reumatismo agudo articular con disnea intensa el 20 de julio: dulcamara 24.00 , dos tomas árnica 6.000 : desapareció la enfermedad.
7.º Un hijo de Gregoria Merino, calle de la Comadre, número 22, cuarto segundo, acometido de una gastro-entero-hepatitis intermitente el 23 de julio: método, agua azucarada a pasto, el aconitum 30.00 le dejó apirético por tres días; recidiva ignatia 12.0 , apirexia por unos días: recaída; no pudiendo costear las medicinas se fue al hospital.
8.º Doña Joaquina Gallo, calle de Jacometrezo, número 80, cuarto entresuelo, metrorragia crítica con leucorrea fétida; método, belladona 30.0 , el hyosciamus 9.0 , sabina 9.000 : curación en cuatro días.
9.º Doña María Herrero, de diez y ocho años y medio, calle de la Cabeza, número 12, cuarto entresuelo, padecía una neumonitis crónica y hemiplejia, me llamaron el 25 de julio. Les desengañé atendido el vicio orgánico del pulmón; con todo a fuerza de ruegos la dí la belladona 30.0 y el panis quadrifoliata; pereció el 29 por la mañana.
10. Doña N… padecía de leucorrea venérea crónica muy inveterada; tomó el selinum hortense por espacio de quince días, y terminó felizmente sin que se haya resentido de nuevo.
11. Un hijo de don Juan Heredia, encuadernador, calle de Cañizares, fue atacado de una faringitis catarral; la belladona 30.000 y a pulsatilla 12.00 : la resolvió enteramente en cinco días.
12. Doña Carmen, hija de don Antonio Heredia, preceptor de latinidad en la plazuela de Santa Cruz, padeció una catarral con recargo más sensible cada tercer día; el aconitum en tres dosis en diez y ocho tomas, la dejó libre a las veinte y cuatro horas. Posteriormente fue acometida de una terciana simple que desapareció a beneficio de dos tomas de cina; estos dos casos los presencié, siendo dirigidos por el doctor López Pinciano, los que me decidieron a practicar algunos ensayos.
Otros muchos casos pudiera añadir a los expuestos, que omito por la brevedad, y porque eran de sí tan benignos, que estoy seguro hubieran terminado felizmente sin necesidad del método homœopático.
Tengo el honor de repetirme de ustedes afectísimo y seguro servidor Q. S. M. B. Madrid 31 de diciembre de 1835,
Luis Bertrán.
Por la comunicación que antecede, y que publicamos con mucho gusto, se ve que el señor don Luis Bertrán reprueba altamente el modo injurioso a la profesión con que empiezan a anunciarse las curaciones homœopáticas, y nada menos esperábamos nosotros de la delicadeza y pundonor de tan benemérito profesor.
Haremos varias observaciones con respecto a los casos homœopáticos que cita este señor. La 1.ª es que en los más graves se usaron de algunos remedios que no son homœopáticos; la 2.ª que en los menos graves, con razón pudiera atribuirse la curación a los esfuerzos de la naturaleza, auxiliados por la dieta, la cama y demás medios higiénicos puestos en acción; y la 3.ª que sería de desear que estuviesen bien detallados los síntomas, curso, &c. de las enfermedades citadas en estos casos para que de este modo pudiera juzgarse con mayor conocimiento; puesto que el simple relato que el articulista nos hace no basta para formar prueba completa en favor de la medicina homœopática. Verdad es que al remitirnos su artículo el señor Bertrán asegura no haber detallado los casos por hallarse enfermo, y esto nos hace esperar que en otra ocasión será más explícito y nos pondrá en posición de juzgar con mayores datos; si es que continúa favoreciéndonos con sus comunicaciones, como se lo suplicamos.
Por lo demás, no podemos menos de elogiar su tono y manera de dirigirse a sus comprofesores, propios del hombre bien educado que busca la verdad de buena fe, y que intenta convencer, no insultar ni ofender. LL. RR.
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{1} Aunque dicho aviso publicado en nuestro número 83 llevaba las iniciales L. P., entiéndase que no es perteneciente al señor López Pinciano. LL. RR.
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El encargado de la redacción, Mariano Delgrás
Madrid. Imprenta que fue de Fuentenebro.
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«Aviso a los enfermos y a los profesores del arte de curar: las pulmonías, las catarrales y otras enfermedades agudas, se cortan en 24 horas, administrando el Acónitum Napellus, preparado homeopáticamente en dosis de uno o dos glóbulos reiterada de 6 en 6 horas; pasados estos plazos se ve al enfermo quedarse sin calentura y libre del mal; tres dosis suelen bastar; hay ya repetidos casos en esta corte: doña Paula García Prieto de la Torre, que vive calle de la Merced, número 1 antiguo, cuarto principal de la derecha: ha sido curada en este año de una pulmonía; dos dosis de Acónitum disiparon la calentura en el primer día, y una de Brionia en el segundo hizo desaparecer un residuo de ronquera, quedando la curación completa en 48 horas, sin otras resultas, bajo la dirección del profesor D. Luis Beltrán, que vive en la misma casa, cuarto segundo, de quien hay noticia está haciendo colección de varios casos, y de haber hecho desaparecer una angina con una dosis de dicho medicamento en dos horas. Si los enfermos recompensaran a los médicos los ahorros que les pudieran proporcionar con curaciones tan breves, ellos se dedicarían a estudiar el modo de hacerlas.» (“Anuncios”, Diario de Avisos de Madrid, domingo, 27 de diciembre de 1835, pág. 2.)