Filosofía en español 
Filosofía en español


Semanario de Medicina. Periódico de la Academia de emulación de ciencias médicas

Madrid, 18 de diciembre de 1840

Prospecto

Nacen las ciencias de la necesidad y de la agitación; viven y prosperan con la tranquilidad y la abundancia; pero no son estas las únicas condiciones de su existencia. Parecidas a las plantas que para alzar una frente vigorosa necesitan el benéfico influjo de un sol vivificador, vegetan pálidas y enfermas en la atmósfera sombría del despotismo, y adórnanse de toda su magnificencia cuando respiran el aire de la libertad.

Tal es la constante observación de todas las edades. A una época de disturbios y miseria, sucede otra de animación y de vida. Entonces la razón humana, cual impetuosa corriente aumentada de pronto por un aluvión, rompe y traspasa el cance que la sujetaba, y riega y fertiliza hasta los más estériles terrenos. Aprovechar esta sazón separando con esmero todo linaje de obstáculos y dificultades, he aquí la tarea reservada en tales casos a los hombres entusiastas por la felicidad de su país.

El despotismo permitió un estrecho lugar a las ciencias en España, mientras tuvieron el apoyo de los demás elementos que a fomentarlas concurren: pero el despotismo amenazaba reducirlas a la nada cuando la abundancia y la tranquilidad desaparecieron del suelo español. Siguióse una época de agitación y de luto; las ciencias han debido renacer. Se espera otra época de abundancia, de tranquilidad, de libertad; las ciencias deben ostentar muy pronto un desarrollo tan completo cual jamás en nuestro suelo lograron adquirir.

Y así es en efecto. En tiempos no muy remotos vivían los sabios españoles aislados, reducidos al pequeño espacio que entre sí dejaban las paredes de un gabinete, verdadera sepultura del ingenio, y las más veces quedaban sus tareas y conocimientos ignorados de todos; mas en la actualidad por el contrario domina el afán de difundir los conocimientos, de cambiarlos recíprocamente, de reunirse en asociaciones científicas y literarias, de publicar los pensamientos por medio de la imprenta, de perfeccionar la enseñanza, y en una palabra, de buscar todos los recursos imaginables para favorecer y dar extensión a un mutuo comercio de los productos de nuestro entendimiento.

La medicina es una de las ciencias que más esperan de este movimiento de animación y de vida. Convencidos los profesores españoles de la necesidad de contribuir con esfuerzos simultáneos y sostenidos para salir del estado de abatimiento en que se hallan, han empezado por reunirse en diferentes corporaciones. La Sociedad médica general de socorros mutuos, la Academia de emulación de ciencias médicas, el Instituto médico español, y tantas otras creadas en las provincias no pueden menos de producir ventajosos resultados, así para la ciencia, como para mejorar la condición de cuantos a cultivarla se dedican; porque nada hay que resista a las voluntades de muchos reunidas y empeñadas en un solo fin.

Por su parte la Academia de Emulación no perdona medio ni sacrificio alguno para devolver a la medicina patria aquel grado de esplendor que en sus mejores tiempos tuvo, para darla impulso, y para difundir los conocimientos médicos.

A este fin le ha parecido de mucha importancia la publicación de un periódico, y ha resuelto llevarla a cabo. Los periódicos son en la época presente de una necesidad imprescindible: nadie puede dispensarse de su lectura a no renunciar de todo punto a los muchos conocimientos, que ellos solos proporcionan. Por su medio adquiere el médico una cabal noticia del estado de la ciencia, y no solo enriquece su práctica con una suma crecida de hechos observados por los más famosos profesores de todas las regiones del mundo, sino que además se halla al corriente de las disposiciones del gobierno, de los planes de mejora que se meditan en la legislación médica, de las teorías que se forjan, de las doctrinas que se sostienen, de las hipótesis que se desmienten, de los remedios que se descubren, de las obras que ven la luz pública, de las operaciones de mérito que se practican, de los trabajos literarios que ocupan a las academias, y de otras mil cosas que interesan sobremanera a su bienestar. Los periódicos enseñan y deleitan al mismo tiempo: por su medio se logra a poca costa y ahorrándose muchas vigilias, aprender lo que de otro modo absorbiera largo espacio de tiempo, y ocasionára crecidos desembolsos. La colección de un periódico de medicina puede reputarse como una biblioteca compendiada, como un archivo en que se hallan reunidos todos los adelantos científicos de la época.

Además, si se atiende al estado actual de la medicina en Europa, se advertirá que los periódicos son de mucho precio en la presente ocasión, y no pueden reemplazarse por ningún otro género de publicaciones. Ahora no prevalece ningún sistema y todo el afán de los médicos se reduce a observar, a acopiar hechos, a comunicarse recíprocamente sus experiencias y pensamientos, a reunir, en una palabra, materiales para levantar algún día sobre bases indestructibles el edificio de la medicina. Ya se conoce que la publicación de hechos aislados no puede hacerse sino por medio de los periódicos, y que seguramente, a no ser por ellos, quedarían casi todos sepultados eternamente en el olvido, con notable daño de la humanidad y de la ciencia.

Aun prescindiendo de los expresados objetos tiene en la actualidad un periódico de medicina, otra inmediata utilidad. Cuando se proclama la unión madre de la fuerza, cuando en efecto se necesita la concurrencia de todos o la mayor parte de los médicos españoles, para consolidar la prosperidad común, ningún lazo mejor que un periódico, ningún medio de comunicación más rápido, más seguro, más admirable en sus fecundos resultados. Los suscriptores de un periódico se relacionan a pesar de las distancias, formando una masa compacta y respetable, siguen una opinión, proclaman una bandera, reciben casi a un mismo tiempo iguales inspiraciones; forman otras tantas palancas movidas simultáneamente en procomunal y cuya fuerza se multiplica en progresión geométrica según aumenta el número de los asociados. Estamos persuadidos de que nada hay que pueda dar tanta importancia a la clase médica como su compacta unión alrededor de un periódico científico. Si en esta unión tomasen parte todos sus individuos, el sacrificio de cada uno sería muy corto, y el resultado común incalculable.

Basta lo expuesto para dar a conocer cuán interesante es un buen periódico de Medicina y ciencias auxiliares, y de cuánta importancia el servicio que la Academia de emulación se propone prestar a la ciencia.

Movida exclusivamente esta corporación por su buen celo, y ajena de todo cálculo mezquino, procurará dar a la parte científica del periódico todo el interés posible, invirtiendo siempre en la material el producto de sus suscripciones, de modo que los lectores obtengan a poca costa el mayor número de ventajas que se puedan facilitar.

Para contribuir a tan laudable fin los que hemos sido honrados con el encargo especial de redactar el Semanario, esperamos una eficaz cooperación por parte de nuestros comprofesores. Sin duda se apresurarán a auxiliarnos con sus conocimientos, con el fruto de su experiencia, con sus acertadas observaciones. Nuestra causa es la suya propia, los suyos, nuestros intereses y deseos. Unidos haremos un esfuerzo para sacar a la Medicina patria del estado en que se encuentra, y enseñar a los extranjeros que no es nuestra la culpa de su lamentable atraso.

En este lugar debiéramos detenernos a enumerar prolijamente los medios con que cuenta la Academia para llevará cabo su propósito; pero enemigos de promesas que siempre dejan dudas y desconfianzas, preferimos remitirnos a los hechos, reduciéndonos por lo tanto a dar una idea del

Objeto de este periódico y materias que en él han de tratarse

Persuadidos de que nada se opone tanto en nuestra patria a los progresos de la Medicina como la división fatal que por desgracia existe entre sus profesores, procuraremos con todas nuestras fuerzas llevar a cabo la reconciliación intentada ya con éxito satisfactorio por varios individuos y sociedades, afianzándola en la conformidad de intereses y en la precisión que tenemos de adoptarla como único medio de conseguir ventajas positivas.

El arreglo de la enseñanza al que va íntimamente unido el de los hospitales, llamará también nuestra atención; porque sin reformas importantes en materia de tamaño interés jamás podremos llegar a la altura en que se ostenta la Medicina en otras naciones.

Nos ha parecido conveniente para que el Semanario no adolezca del desorden y desaliño tan comunes en periódicos de esta naturaleza, dividirle en las secciones siguientes:

1.° Todos los números contendrán uno o más artículos de entrada originales, suscritos con el nombre o iniciales del autor. En estos artículos se tratarán esmeradamente cuantas materias son del dominio de la Medicina y ciencias auxiliares, así como todo aquello que pueda tener relación con los que las cultivan principalmente en España.

2.° A los artículos de entrada seguirán bajo el epígrafe de medicina práctica aquellas observaciones clínicas que nos parezcan dignas de ser publicadas, ya sea en extracto, ya con alguna mayor extensión, según su interés y novedad lo exigieren.

3.° Bajo el epígrafe de sociedades científicas daremos los extractos de las sesiones de las academias y demás sociedades médicas de esta corte, extendiéndonos igualmente más o menos según el grado de interés que tales sesiones ofrezcan.

4.° Con el objeto de que el Semanario abrace cuanto pueda desear la curiosidad de nuestros lectores, haremos en cada número una reseña de lo que contengan los otros periódicos de Medicina y ciencias auxiliares, así nacionales como extranjeros.

5.° En la sección de literatura médica se hará un análisis razonado e imparcial de las obras facultativas que se publiquen en España y que lleguen a nuestras manos de las publicadas en el extranjero. También nos ocuparemos alguna vez de la crítica literaria de obras publicadas anteriormente, con especialidad de las producidas por nuestros compatriotas, muchas de las cuales, aunque entregadas al olvido, abundan en bellezas que los extranjeros nos envidian, y acostumbran apropiarse con sobrada frecuencia.

6.° Asimismo daremos lugar a las disposiciones del gobierno concernientes al estudio y práctica de la Medicina, haciendo acerca de ellas las reflexiones que creamos oportunas.

7.° Procuraremos publicar con la premura posible todas las noticias y avisos de la Sociedad médica general de Socorros Mutuos, de manera que los individuos de tan benéfica asociación adquieran el conocimiento preciso de cuanto pueda interesarles.

8.° Insertaremos también con la debida extensión las observaciones meteorológicas y las efemérides epidémicas.

9.° Con el epígrafe boletín bibliográfico daremos noticia de las obras de Medicina y ciencias auxiliares que se publiquen en el extranjero, expresando su coste e indicando el medio mejor de adquirirlas.

10.° Algunas veces contendrá el Semanario un folletín, y casi siempre en la sección de variedades, noticias sueltas, pensamientos aislados, acontecimientos curiosos, párrafos ligeros, y alguna vez festivos; en una palabra cuanto creamos que puede interesar o ser agradable a nuestros lectores.

11.° Finalmente, insertaremos los anuncios que se nos remitan de obras de Medicina y ciencias auxiliares; y asimismo los de partidos vacantes de médicos, cirujanos y farmacéuticos. Esta última parte de nuestro periódico será tan completa como conviene a los intereses de muchos, sin que disguste por su extensión. Hemos adoptado las más oportunas medidas para poder dar noticia de todos los partidos vacantes, y desde ahora rogamos a los ayuntamientos nos dirijan los anuncios que insertaremos gratis, viniendo francos de porte.

Concluiremos haciendo a los autores de obras de Medicina un ofrecimiento que podrá serles ventajoso. Hasta ahora todos han encontrado grandes dificultades para publicar sus producciones, y dichoso el que además de perder su tiempo y sus desvelos, no ha tenido que lamentar también la falta de reintegro de las cantidades invertidas en la impresión. Nosotros procuraremos facilitar la publicación de obras facultativas, y no tendremos inconveniente, cuando sean de un mérito reconocido, en indicar a los autores los mejores medios para conseguirlo, con ventaja suya y de nuestros suscriptores.

Forma y modo de publicación.

El Semanario de Medicina empezará a publicarse el día 7 del próximo mes de enero, y continuará todos los jueves.

Cada número constará de ocho páginas del tamaño y forma del presente prospecto, y reunidos al cabo del año formarán un tomo, cuya portada, índice y cubierta se repartirán gratis a los señores suscriptores.

No se omitirá diligencia alguna a fin de que la impresión del Semanario sea esmerada y correcta.

Redacción.

Han sido encargados especialmente de redactar el Semanario los señores D. Gabriel Usera, director-editor; D. Francisco Méndez Álvaro; D. Juan Fourquet y Muñoz; D. Matías Nieto Serrano; D. Francisco Alonso, redactores.

Se cuenta además como colaboradores con todos los socios de la Academia; así honorarios como de número, agregados y corresponsales.

Precio.

En Madrid 5 rs. al mes, y 12 por trimestre llevado a las casas de los señores suscriptores,

En las provincias 16 rs. por trimestre, enviado por el correo franco de porte.

Puntos de suscripción.

Madrid. En la Redacción calle de la Montera, n. C3, cuarto principal.

Fuera de Madrid:

Albacete, D. Nicolás Herrero Padrón, librero.

Alcoy, D. Francisco Cabrera, librero.

Algeciras, D. Ambrosio Grimaldi, del comercio.

Alicante, D. Juan José Carratalá, librero.

Almería, D. Ramón González, impresor.

Astorga, D. José Alonso Sobejano, propietario.

Ávila, D. Fausto Aguado, librero.

Badajoz, Sra. Viuda de Carrillo, librería.

Barbastro, D. Felipe Lafita, librero.

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Bayona, D. Juan Bellus.

Betanzos, D. Manuel García Bendoiro.

Bilbao, D. Martín García, librero.

Cádiz, Sres. Hortal y compañía, librero.

Ciudad Real, D. Domingo González, librero.

Coruña, D. José María Pérez, librero.

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Ferrol, D. Nicasio Tajonera, impresor

Gibraltar, D. R. L. Heppert, del comercio.

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Gran Canaria. D. Benito Canales Sigler, farmacéutico,

Guadalajara, D. Pedro María Ruiz, impresor.

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Jaén, D. Juan Jauret, del comercio.

Jerez, D. José Bueno, librero.

León, D. Judas Tadeo Paramcio, librero,

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Murcia, D. Felipe Benedicto Martin, librero.

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Osuna, D. José Gavito Pardo, librero.

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Palencia, D. Avelino Pastor, librero,

Palma, D. Juan Guasps, librero.

Pamplona, D. Manuel Ripa.

Pontevedra, D. Nicolás Francisco Andrade, en loterías.

Reus, D. Alejandro García, profesor de educación.

Ronda, D. Ramon Justo Fernández, comerciante.

San Sebastián, Psico Javier Echague, librero.

Santander, D. Clemente María Riesgo, librero.

Santiago, D. Juan Rey Romero, librero.

Sevilla, D. José Hidalgo y compañía, librero.

Toledo, D. Blas Hernández, librero.

Tortosa, D. Manuel Porcar.

Tudela, Sra. Viuda de Pérez, librería.

Valencia, D. Juan Bautista Jimeno, librero.

Valladolid, D. Mariano Rodríguez, librero.

Vergara, D. Luis Sánchez Toca, profesor de Farmacia.

Vitoria, D. Rufino Serrano, librero,

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Y además en las administraciones de correos de Alcalá, Alfaro, Almadén, Almagro, Andújar, Antequera, Aranda, Arévalo, Benavente, Bribiesca, Burgos, Cáceres, Carmona, Cartagena, Castellón, Ciudad Rodrigo, Córdoba, Denia, Écija, Gerona, Haro, Huesca, Irún, Jaca, La Bañeza, La Calzada, Manzanares, Medina del Campo, Mérida, Miranda de Ebro, Mondragón, Plasencia, Ponferrada, Salamanca, Segovia, Soria, Tarragona, Teruel, Toro, Tuy, Úbeda, Vigo y Villafranca.

Madrid: Imprenta de D. L. Amarita.

{Transcripción íntegra del texto contenido en un pliego de papel impreso de 4 páginas.}