Filosofía en español 
Filosofía en español


Editorial

La marcha inexorable


Todas las formas de disidencia y de extravío en la vida pública de estos años se han nutrido de una vaga creencia de que al Estado Nacional llegaría a faltarle el aliento y de que un buen día, sin recursos dialécticos y de voluntad creadora, abandonaría el puesto y se vendría abajo como una torre vencida. Ese ha sido el íntimo pensamiento de los madrugadores y de los reaccionarios, quienes, tomando posiciones para el futuro o agarrándose tenazmente a lo que ya pasó, regatearon en alguna manera su contribución en esta política española de Franco, que si por una parte ha padecido la gravitación sobre el presente de cien años de abandono nacional y de corrupción de los resortes de gobierno, por otra parte ha sostenido y sostiene el ataque exterior más fuerte de los que se montaron alguna vez contra nuestra Patria en el terreno económico y psicológico.

Y si ello es así indudablemente, el discurso de Girón en Mieres a los trabajadores asturianos es de hecho el ataque de mayor vigor y de más éxito a esa niebla que parecía abonar las confabulaciones y las reticencias de quienes juzgaron que su interés estaba en no solidarizarse con la hora de España. Nuestros lectores han podido comprobar el torrente de energía, la anchura de horizontes y la grandeza que animan a la política española. Como esta política, además, se hace y se quiere desde el Poder con decisión militar y ejecutiva, las obras surgen por todas partes como una lluvia incontenible, creando hechos y situaciones, ante las cuales cada vez se aleja más la realidad, tanto la imagen senil de los que quisieron detener el tiempo, como la base de campo de los especuladores sobre el porvenir. Esas residencias del trabajador de que con legítimo orgullo habló el Ministro a los trabajadores, como obra y patrimonio de ellos; las fábricas del I. N. I., con las que se rompe la horma de la vieja España, encogida e incapaz de sobreponerse a sus limitaciones, y de las que habló también Girón a los trabajadores como cosa de su interés inmediato y fundamental; el Seguro de Enfermedad, la Magistratura del Trabajo, los Jurados de Empresa; esos Montepíos, que de pronto se revelan como un formidable instrumento de capitalización y dotación financiera colectiva al mundo de trabajo; tantas y tantas cosas como el Régimen ha puesto en pie, y de las que apenas si tiene idea de conjunto la gran masa de españoles, pero que obedecen, sin embargo, a un plan sistemático de acción revolucionaria y creadora; todo eso, imposible de enumerar sin mucho espacio y tiempo, nos ha devuelto al terreno de la política clásica, donde nada tienen que hacer ni los convencionalismos, ni los prodigios de cortesanía, ni los mitos y las deformaciones del espíritu. Estamos ante la política de verdad, la política que soñó la Falange, la que se mantiene hasta la muerte y avanza y obra sin ruido inútil, pero con una eficacia y una seguridad inexorables.

Cómo ha conseguido Girón traducir en el tono y en el texto esa pleamar de España bajo el mando firme de nuestro Caudillo, es algo que debe relacionarse con su vocación profunda y nativa a la Revolución Nacional; debe ser algo que se relacione con lo que le llevó desde su primera juventud a la vanguardia de choque con Onésimo Redondo en Valladolid y a la guerra y al Ministerio de Trabajo, más tarde. Lo cierto es que en las palabras de Girón nos sentimos llamados, interpretados y aludidos los millones de españoles que servimos a Franco como artífice del destino histórico de España, y que tenemos la sensación de ser, a su conjuro, un ejército innumerable y poseído de mística arrolladora.

Así, pues, que nadie espere lo que no ha de llegar nunca. En España hay tajo, quehacer y misión para todos, porque el resurgimiento de España significa nada menos que una revancha contra el mundo en lo ideológico, puesto que se nos dio por vencidos, y una hazaña ciclópea en lo material. Este quehacer necesita de todos y tiene grandeza suficiente para engrandecer la vida de todos los españoles. Será preciso, por tanto, transmitir a los demás la conciencia de la empresa a la que servimos, como lo ha hecho Girón, desatando la vida interior que anima este trajín multiforme y apasionado de España y haciendo luchar ya por nosotros a la prefiguración de la Patria, que se anuncia en los gérmenes como enriquecida, reeducada, poderosa y dueña segura de sí.

fetjons

Girón preside la gran concentración de mineros en Mieres

Mieres
El Ministro de Trabajo, camarada Girón, ha presidido en Mieres la gran concentración de mineros asturianos, a los que dirigió un importante discurso que hemos publicado íntegro en nuestro número de ayer. En nuestra información gráfica actual recogemos un aspecto de la plaza del Ayuntamiento de Mieres, abarrotada de productores mineros, y el momento de la llegada del Ministro al edificio municipal, desde el que dirigió su palabra a los mineros.