Citius Altius Fortius
Madrid, 1959
 
tomo I, fascículo 2
páginas 207-208

Bibliografía

[ Manuel Fernández-Galiano ]
 

Salvador Blanco Piñán, Pbro.: Los que en el estadio corren... Pío XII y la Educación Física. Madrid, Ediciones Fax, 1957. 16,5 x 10 cm., 164 págs., 48 ptas.

Juan Cantó Rubio: Cristianismo y Deporte. Colección «Cristianismo y Mundo». núm. 1, Madrid, Euramérica, 1957, 18 x 11, 126 págs., 25 pesetas.

Como con frecuencia sucede, casi simultáneamente han visto la luz dos libritos de tema muy similar: uno y otro se proponen, en primer término, recoger los textos más importantes en que el inolvidable Papa Pío XII sentó las bases de una recta interpretación cristiana del deporte.

La obra del Sr. Blanco Piñán, menos extensa, se abre por un breve, pero jugoso prólogo, inspirado en un bello editorial de Ecclesia, y pasa acto seguido a presentar ordenadamente los trozos de alocuciones pontificias que hacen al caso, clasificados por materias: El cuerpo en la concepción cristiana, Finalidad cristiana del deporte, Los excesos del deporte, Los dirigentes y preparadores, El público que presencia los deportes, El alpinismo y El cronista deportivo. Todo ello presentado con gran pulcritud.

La introducción del Sr. Cantó es algo más ambiciosa: en ella se recogen ya las líneas generales de la posición del Papa ante los grandes problemas del deporte moderno (dignificación de los públicos deportivos, el deporte como factor formativo, legitimidad de los deportes peligroso o aun suicidas, obligaciones del periodista deportivo, &c.) Siguen los textos mismos perfectamente ordenados: destacaremos, entre tantos como podríamos citar, los relativos a las Olimpíadas; los bellos párrafos dedicados al alpinismo, con la inevitable referencia a Pío XI, tan amigo de este deporte: las frases sobre el «scoutismo» y, como hermoso colofón, las alusiones de Pío XII a aquel famoso párrafo de la I Epístola paulina a los corintios (IX 24-25), que debería ser el lema inmarcesible del deportista cristiano. «¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos, sin duda, corren, mas uno sólo recibe el premio? De tal modo corred, que lo alcancéis. [208] Y todo el que toma parte en el certamen, de todo se abstiene; y ellos, al fin, lo hacen por obtener una corona que se marchita; mas vosotros, una que no se marchita». Toda la recta doctrina está en estas breves palabras: todo es oro puro. Conformidad con la derrota ante el mejor; entusiasmo; deleitación en la obra bien hecha de la preparación cuidadosa; espíritu de sacrificio; proporción debida entre los perecederos ideales terrenos y los espirituales: las mejores virtudes, en fin, del mejor deportista.

M. F. Galiano

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Deporte
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