El Clamor Público
Periódico político, literario e industrial
 
Madrid, viernes 14 de noviembre de 1845
número 482, página 3

Sección literaria

Frenología y magnetismo

Lección III del señor Cubí

Miércoles 12 de noviembre

Después de un resumen de las anteriores lecciones, el señor Cubí anunció a la reunión, que, a pesar del mal tiempo, era mucho más numerosa que las otras noches, que trataría del Magnetismo Animal exclusivamenle, expresándose en estos términos:

«El Magnetismo, como la Frenología, existen desde tiempo inmemorial. Los egipcios, los griegos, los romanos, los celtas lo conocieron, pero lo conocieron sólo en sus efectos, y como agente, no sometido a la voluntad del hombre. Los sacerdotes egipcios decían que su diosa Isis, durante sus sueños, inspiraba a los fieles el modo de curarse las enfermedades. Los primeros médicos griegos, empleaban en la curación de sus enfermos ciertos procedimientos mágicos muy semejantes a las fórmulas de nuestros magnetizadores. ¿Qué eran las célebres Sibilas de los romanos, sino sonámbulas naturales; y sus oráculos respuestas de alguno que espontáneamente se magnetizaba? ¿No nos dice San Justiniano: «Las Sibilas decían con justicia y verdad muchas cosas extraordinarias, y cuando el instinto que las animaba desaparecía, perdían la memoria de lo que ellas habían anunciado?» Entre los celtas, las Druidas o Sacerdotisas, en un estado de somnolencia, sanaban o pretendían sanar a los enfermos que se consideraban incurables, tenían o pretendían tener conocimiento del porvenir, y lo anunciaban a los mortales.»

«La historia del Magnetismo ha probado que muchas curaciones milagrosas, y otros inexplicables prodigios de la edad media, en que no es mi ánimo engolfarme, se debían todos a la operación de aquel agente. Pero Ias personas que entre aquellas gentes producían estos sorprendentes fenómenos, se consideraban como criaturas sobrenaturales a quien Dios había dotado de facultades portentosas. Había en ellas un poder que espontáneamente se desarrollaba, y que se conocía sólo por sus efectos; y en los que, entre los medas, persas y otras naciones, curaban o pretendían curar como nuestros ignorantes saludadores por medio de ciertas prácticas y fórmulas, al parecer, extravagantes, un instinto de sanar. Este poder no era más que el sonambulismo espontáneamente desarrollado; y este instinto un talento natural de sanar, origen de toda medicina.

«El magnetismo en este estado era como el vapor antes de Fulton, o como la electricidad antes de Franklin; existía, sí, pero el hombre no la dominaba. Para poder sacar provecho de este agente era preciso que el señor de la creación pudiese dirigirlo: y he aquí lo que hizo Mesmer, el cual, como todos los grandes ingenios, pasó al principio por un charlatán, y se venera ahora, con justo título, como un bienhechor de la humanidad.»

«Mesmer nació en la Alta Suebia el 23 de mayo de 1733, y murió en la Suiza el 5 de marzo de 1815.»

«Prescindiendo de si antes que Mesmer, ya Maxwell y otros habían dicho que existía un fluido magnético, es incontestable que Mesmer fué el primero que, apoderándose del magnetismo, magnetizó. También Séneca, hace mas de 2000 años, dijo, que existía un nuevo mundo; también los irlandeses se supone que hace 1000 años desembarcaron en él: pero Colón, y sólo Colón fué el que, surcando mares y atropellando dificultades se apoderó de él, y lo hizo propiedad de todos los mortales.»

«El modo de magnetizar de Mesmer, y por consiguiente el principio de toda magnetización, fué colocar una cubeta en el centro de una sala. De esta cubeta salían unos trozos de hierro encorvados y movibles. A estos hierros colocaba los pacientes o personas que habían de magnetizarse, provistos de una varita de hierro. Mesmer después los miraba fijamente, y hacía aquellos gestos, y se valía de aquellas fórmulas con que hoy se magnetiza. Sus pacientes eran por lo común enfermos, y la acción combinada de esos agentes producía en ellos, al cabo de algún tiempo, accesos de tos, pasmos, vómitos, sudores, convulsiones etc., todo lo cual distinguía él por la famosa crisis.»

«No hay clase de injurias, ni denuestos con que no le saludasen sus contrarios; pero él produjo, por esos medios, admirables curas, y ganó inmensas riquezas, que no parece sino que se las codician todavía algunos de sus émulos. Mesmer tuvo luego secuaces, pero el más formidable fué d’Eslon, que así seguía las prácticas de su maestro como se defendía tenaz y victoriosamente de sus émulos.»

«Así continuó el magnetismo hasta 1784, cuando Puysegur, discípulo de Mesmer, notó al magnetizar un enfermo, que este sentía y obraba como el mismo magnetizador. He aquí el origen de lo que se llama sonambulismo; porque después del descubrimiento de Puysegur, ya no se buscaba en la magnetización más que sus efectos o fenómenos, que pueden reducirse a insensibilidad completa, menos para el magnetizador, trasposición de sentidos, trasmisión de la voluntad sin comunicarla más que por el pensamiento, intuición o visión del interior del cuerpo, previsión o vistas de objetos a largas distancias y al través de cuerpos opacos, talento curativo y profetización de sucesos futuros.»

«De algunos de estos fenómenos y otros igualmente maravillosos, que no se pueden creer sin verse, y acaso sin producirse, yo no puedo decir que sean verdaderos para mí, porque no los he comprobado, pero para mí es de todo punto indisputable, que casi todos los que se magnetizan pierden la sensibilidad física para que se les pueda hacer amputaciones sin que lo sientan; que varios de ellos ven claramente objetos con los ojos cerrados y al través de cuerpos opacos; que algunos ven por las manos, los pies, las espaldas; y que muchos predicen, con toda exactitud, el día y la hora en que ha de acometerles algún acceso o alguna enfermedad.»

«En 1777, en 1784 y en 1825 la Academia francesa nombró comisiones para averiguar la existencia y los efectos del magnetismo. Los informes de todas estas comisiones deben considerarse como favorables; pero la Academia continuó rechazando el magnetismo como una charlatanería, hasta que, por fin, cada uno de sus miembros se ha ido convenciendo de que es una realidad. Otra prueba, a las muchas que podrían citarse, de que los cuerpos científicos se han olvidado por lo común de su misión, y sólo se han consagrado a contrarestar la marcha progresiva de los adelantos humanos.»

«Los innumerables secuaces que el magnetismo ha ido adquiriendo en toda Europa y América, y el abuso que en algunos casos de él puede hacerse, han dado margen a la cuestión de si no sería conveniente que sólo los médicos lo ejerciesen y practicaran.»

Aquí probó el señor Cubí que era esto imposible; pero que él creía que nadie, sin ser médico o estar ante la presencia de médicos, debía magnetizar a los que sufriesen afecciones nerviosas, pues siempre que la magnetización se aplique, como agente terapéutico o curativo, pertenece exclusivamente al médico; pero aplicándose por diversión u otros objetos, pertenece a todos los individuos de todo el género humano.

Hizo después el señor Cubí la descripción de un sinnúmero de casos raros que él había observado, para probar que el magnetismo es un fluido que se genera o forma en nuestro sistema nervioso, el cual, puesto en cierto movimiento o acción espontáneamente o por algún agente externo, produce los efectos que se conocen con los nombres de magnetismo y sonambulismo.

«Este movimiento o acción especial, añadió, del fluido nervioso, llamado magnetización, depende en su mayor o menor facilidad para producirse: 1.º del estado particular, natural o accidental del individuo; 2.º del agente externo que ejecuta la magnetización; y 3.º de las circunstancias particulares en que se halla el paciente y el agente.»

«La gran cuestión para mí no es Ia existencia del magnetismo y de la mayor parte de los fenómenos que se le atribuyen, que todo esto es incontestable, sino el conocer a priori, o antes de hacerse el experimento, las personas que son fáciles o difíciles de magnetizar. Esto es lo que yo ignoro después de haber magnetizado y visto magnetizar a más de 3000 individuos de ambos sexos, y después de haber leído todas las teorías sobre el particular. Los musculosos y robustos casi no pueden magnetizarse, dicen algunos, y en Tarragona me sucedió, que a un joven de 25 años, de formas atléticas y extraordinaria robustez que vino a insultarme delante de más de cien personas, que con sólo mirarle fijamente unos segundos y decirle: duerme, cayó al suelo sin sentidos para todo el universo menos para mí, y con un temblor que le duró todo el tiempo que yo quise, o que no procuré desvanecer.»

«En el estado en que se halla hoy este descubrimiento, señores, no hay más que probar, y no desmayar. El que no se magnetiza en una sesión, podrá magnetizarse en dos, o en tres o en seis; y después de magnetizado, algunas veces la operación llegará a ser, en la mayor parte de los casos, tan fácil, que bastará sólo mandarla o significarla con alguna señal.»

El señor Cubí procedió en seguida a enseñar el modo de magnetizar y desmagnetizar, que es sumamente sencillo; pues sólo consiste, para lo primero, en mirar fijo, colocar las manos ya en la cabeza, ya en el corazón, ya en las espaldas, y dar o hacer pasas, esto es, recorrer las palmas de las manos desde la cara hasta el estómago; y para lo segundo soplar la frente y la cabeza, y hacer pases al revés, todo lo cual basta verse una sola vez para poderlo luego ejecutar.

Pasó después a operar, esto es, a enseñar prácticamente lo que había explicado; y suplicó luego que algunos alumnos lo imitasen. Hiciéronlo en efecto; pero el bullicio, la gran concurrencia y otras desfavorables circunstancias hicieron que no hubiese más que resultados parciales.

El señor Cubí concluyó diciendo, que se practicara lo que había ensayado, se leyera el texto,{1} y que pasado mañana ya habrían magnetizado algunos de Ios discípulos con el mayor acierto y buen éxito.

La concurrencia se mostró satisfecha de las explicaciones del profesor, que son cada día más interesantes, y los alumnos, cuyo número se aumenta extraordinariamente, salieron resueltos a poner en práctica los ensayos que habían visto practicar.

* * *

En el artículo sobre Frenología y Magnetismo de ayer se cometieron las erratas siguientes: plana 4, col. 2, Iínea 48, dice les, léase se les; lín. 62, dice descubrimiento, léase desenvolvimiento: lín. 65, dice a Sob, léase de Job; lín. 102, dice con, léase son; col. 3. lin. 9, dice azar, léase exceso; lín. 15, dice actuarlos, léase activarlos.

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{1} Cubí y Pers, Manual práctico de Magnetismo animal. Véndese en las librerías de Monier, Cuesta, Rodríguez y Calleja.

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Mariano Cubí Soler
1840-1849
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