Filosofía en español 
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Poesía y Verdad

José María Laso, doce años más…


Doce años más, así
de golpe,
sentenciado a vivir
doce años más, ahí
es nada,
hasta dentro
de doce años,
adiós, amigo
Laso.


Adiós, si Dios
no lo remedia,
si entre todos
entretanto
no lo remediamos,
si este país
tiene remedio
acaso.


Laso
vendedor
que fuiste de
telas y trapos.
De paso por aquí
y hasta la próxima,
la ocasión
la pintan calva y
se llama Laso.


Viajante
con muestrarios
y retales
por pueblos
que no vienen
en el mapa,
con tu camioneta
y tu tinglado,
la peseta a
pulso,
el pan
con dialéctica
y sudores.


Hoy por aquellos
pueblos,
se preguntan por ti,
y esperan verte
llegar,
vendedor
de sueños,
rey mago del percal.


Hoy tu vieja,
ha vuelto a las
andadas fatigas, a los
periódicos, la
esquina,
el kiosko,
hasta que vuelvas
tú, hasta que
vuelvas otra vez,
mañana de aquí
a doce años,
todos los sábados
con la camioneta
y los géneros vendidos
y el puño
apretado de pesetas
otra vez, como antes.


Laso,
mientras tanto
ahí te pudras,
Laso, doce años,
mientras aquí
nosotros,
los de las discusiones
aquellas de los sábados,
que no llevaron tampoco
o todavía,
la sangre al río,
nosotros, sí,
te echamos de menos,
algo nos falta, sí,
aquí,
tú entre nosotros,
tú presente
con todo el peso
de tus gafas o vidrios
o anteojeras,
con tu pesadísima
dialéctica,
enemigo, sí,
y amigo también
de tus amigos.
Te seguimos
recordando,
pensamos en ti
entre tus cuatro
paredes,
por doce años, a contar
de tus treinta
y tantos años ya,
también perdidos
sin juventud
ni mujer ni alegría,
treinta y tantos años
que sumados
a los años de Carlos Marx,
y a esos doce
que ahora te cuelgan,
son demasiados años,
sobre tus débiles hombros
de intelectual
autodidacta
 revolucionario
sobre el papel,
los textos, los trabajos
y los días, y las noches
de los sábados
arreglando el mundo
hasta las tantas horas.


Adiós, amigo Laso,
si Dios no lo remedia, si entre
nosotros todos no lo remediamos, si
este país acaso tiene remedio,
adiós, hasta dentro de doce años
que serán mañana,
hasta mañana, decíamos
ayer, adiós,
seguiremos hablando.

José María Basaldúa