Filosofía en español 
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Noticia de libros

Ramón Insúa Rodríguez: Historia de la Filosofía en Hispanoamérica
Segunda edición. Universidad de Guayaquil, 1949.


Comienza el autor defendiéndose contra una posible objeción que quizá se formulase: la falta de consistencia y aun, para algunos, de existencia de pensadores propiamente filosóficos en Hispanoamérica, que puedan plenamente justificar el título. Su gran argumento es transformar en filósofo cualquier figura de relieve político o literario, para dar así cabida a nombres que ni por un momento hubiesen podido ser incluidos en dicha categoría, como son Cristóbal Colón o nuestro Tirso.

Aunque no muy convincente, en cuanto a la justificación, el prólogo nos mantiene en esperanzada tensión –por cierto en un castellano excelente, limpio y lleno–. Después, los capítulos van discurriendo, haciendo palpable la identificación a la que nos referimos. Aparecen en ellos figuras dispares, aun en cuanto a su significación como «pensadores», y épocas acotadas por ideas importadas, que señalan los grados o capas de influencias. Por un lado, la Inquisición en América, junto al Protestantismo, dando relieve a una figura pintoresca: Juan Aventrot; al lado de otro capítulo que titula «Nuevas doctrinas filosóficas en Hispanoamérica», donde se mezclan, sin otro orden aparente que el cronológico, toda clase de nombres, tanto españoles como americanos, hasta la Independencia.

Para tener a mano una rápida síntesis del libro nos ceñiremos de momento al orden de capítulos y épocas fijadas por el autor. En el primero de ellos, dedicado en gran parte a la figura del descubridor, se estudian juntamente los problemas de la «esclavitud» y del Derecho internacional: P. Vitoria, Fr. Bartolomé de las Casas, Ginés de Sepúlveda, etcétera... Estos problemas no son, desde luego, propiamente filosóficos, aunque puedan tener mucho que ver con la Filosofía.

El segundo capítulo trata de la introducción de la Escolástica por los Padres Misioneros, así como de las corrientes humanísticas europeas: Erasmo, Tomás Moro, Luis Vives. Es capítulo informativo muy interesante. La Inquisición, la influencia de la Reforma, la entrada de las ideas regalistas (importancia de una figura portuguesa: Pereira), polémicas en torno a los «jesuitas», con un pensador insigne: el P. Millas, van apareciendo sucesivamente. De este capítulo hasta el final del libro va gradual y progresivamente desapareciendo la influencia española, para dar cabida a otra de más amplio radio, que se acentúa a partir de la Independencia: la europea. La tendencia a la acumulación de nombres, con sólo una conexión temporal, en los que la vinculación doctrinal tiene una débil presencia, se acrecienta. No obstante, cada una de las figuras están llevadas con gran vitalidad, tanto en un esbozo biográfico como en la exposición de la doctrina. El autor se ufana de que «todas las escuelas filosóficas del Viejo Mundo tuvieron en el Nuevo expositores y adherentes»: podría ser el resumen de este final. Descripción de las influencias españolas entonces, descripción de las influencias europeas ahora: la Enciclopedia (J. J. Olmedo, Rocafuerte, el P. Henríquez, &c.); la escuela escocesa, con figuras como Bello y Sarmiento. Por último se señala el viraje cada vez más acentuado hacia lo francés. Imponen su magisterio entonces las obras eclecticistas (Laromiguiére, V. Cousin, &c.). Es presumible lo demás: darwinismo, materialismo (el mejicano I. Ramírez), que invade «hasta la lírica» protesta el autor, y algunos brotes aislados, más o menos exóticos: hegelianismo, en C. Encina; idealismo berkeleyano, en Gonçalves de Magalhaes; además de una reacción católica a través de los tradicionalistas franceses y los españoles Balmes y Donoso Cortés. Positivismo, krausismo (importado de España), &c.

Es, desde luego, empeño digno de admiración el del doctor Insúa, por recoger en un solo libro todas las figuras, tanto filosóficas, políticas o literarias, que han ilustrado la vida americana desde el descubrimiento. Los grandes sistemas europeos han tenido un eco más o menos apagado en América; esto queda demostrado al cerrar la última página del libro; pero aún así, injustificado el título de Historia de la Filosofía. Sin embargo, dada la escasez bibliográfica y la cantidad de sugestivas figuras que menciona, es obra provechosa para el conocimiento de la realidad de la vida americana a lo largo de su historia.

M. Riaza.