Ramón Insúa Rodríguez 1902-
Ramón Insúa Rodríguez, doctor en derecho y catedrático de la Universidad de Guayaquil, vio publicada en enero de 1947 una obra suya, pionera en su género, que la imprenta de esa universidad había comenzado a componer en diciembre de 1945: Historia de la Filosofía en Hispanoamérica (Universidad de Guayaquil, Ecuador 1947, 204 páginas; segunda edición en septiembre de 1949, 340 páginas).
No deja de sorprender la ausencia de entradas biográficas dedicadas a Ramón Insúa Rodríguez en lugares en los que debería figurar, y tampoco hemos podido saber, por ahora, el año en que se murió (su nacimiento en 1902 se le atribuye en los registros de la neoyorquina isla Ellis, pues al recalar en tránsito por allí en 1934 tenía 32 años). Nacido en Corcubión, parroquia coruñesa en el Finisterre español, el que suponemos fue su padre, quizá tío, Ramón Insúa Martínez (fallecido en Guayaquil en 1926 a los 72 años), ya estaba asentado en Ecuador a finales del siglo XIX.
1892 «Ecuador. Según nos participan de Guayaquil la Junta Directiva de la Sociedad de Beneficencia, para el año actual, ha quedado constituida de este modo: Presidente: D. Ricardo Saludes. Vicepresidente: D. José Guillamet. Tesorero: D. Inocencio Franco. Secretario; D. Eduardo Marín. Subsecretario: D. José Pérez. Vocales: D. Ramón Mariño. Id. D. Ramón Insúa. Id. D. Andrés Corrous. Id. D. Miguel Alburquerque. Id. D. Jaime Juliá y Puig. La colonia española de Guayaquil, constantemente ha demostrado su tendencia a la protección de la desgracia y al amparo de las personas que por los varios accidentes de la vida llegan a atravesar tristes situaciones, y por ello merece nuestro respeto y simpatías.» (Unión Ibero-Americana, Madrid, 1.º de marzo de 1892, pág. 7.)
Por si acaso…
Seguramente los sucedidos que en 1907 y 1912 implicaron a un “Ramón Insúa Rodríguez” no digan del titular de esta página, al ser nombre y apellidos frecuentes en Galicia, pero la versión que llegó a Cuba en agosto siembra una oscuridad que aconseja, al menos, dejar constancia.
1907 «Tribunales. Sumarios ingresados en la Secretaría de Gobierno de esta Audiencia el día 11 de febrero de 1907.– Coruña: contra Ramón Insua Rodríguez, por lesiones.» (El Noroeste, La Coruña, martes 12 de febrero de 1907, pág. 2.)
«Tribunales. Ramón Insua Rodríguez, procesado en causa del Juzgado de la Coruña por lesiones, ha sido absuelto con declaración de las costas de oficio.» (El Noroeste, La Coruña, miércoles 12 de junio de 1907, pág. 2.)
1912 «Ayer, a las nueve de la mañana, fue curado en la Casa de Socorro el joven de 19 años Ramón Insua Rodríguez, vecino de Sada, de una herida que presentaba en el lado izquierdo de la cara. Refirió que venía hacia la Coruña, guiando un carro cargado de patatas, y que al pasar por Osedo le salió al encuentro un sujeto, al que solamente conoce de vista, y le exigió que le diese un saco de aquel tubérculo, y como Insua se negó a ello recibió la puñalada que sufre. Después de curado pasó a su domicilio.» (El Noroeste, La Coruña, jueves 29 febrero 1912, pág. 2.)
«Crónica regional. Coruña. […] El vecino de San Vicente de Vigo, en Cambre, Ramón Insúa Rodríguez, fue objeto de una salvaje agresión. Cuando se dirigía a esta capital guiando un carro cargado de patatas para la venta, le salió al camino un sujeto a quien sólo conoce de vista y que vive en el lugar de Osedo. Empuñando una navaja barbera se colocó en el centro de la carretera, diciéndole a Insúa: –¡Ou me das un saco de esas patacas, ou non pasas!… Se resistio Insua a tan insólita pretensión, y entonces el criminal se fue sobre él, asestándole un extenso navajazo en la mejilla izquierda. Después de cometido el crimen se dio a la fuga. Atendió allí mismo Insúa a curarse como pudo y siguió hacia esta capital. Ya aquí se presentó a los de Seguridad, a quienes relató lo que le había ocurrido. Lo condujeron a la Casa de Socorro.» (El Correo de Galicia, Santiago, viernes 1 de marzo 1912, pág. 2.)
«El vecino de San Vicente de Vigo, en Cambre, Ramón Insúa Rodríguez, fue objeto ayer mañana de una salvaje agresión. Cuando se dirigía a esta capital guiando un carro cargado de patatas para la venta, le salió al camino un sujeto. Empuñando una navaja barbera se colocó en el centro de la carretera, diciéndole a Insúa: –¡Ou me das un saco de esas patacas, ou non pasas! Se resistio Insúa a tal pretensión, y entonces el criminal se fue sobre él, asestándole un navajazo en la mejilla izquierda. Después de cometido el crimen se dio a la fuga. Atendió allí mismo Insúa a curarse como pudo y siguió hacia esta capital.» (El Progreso, Pontevedra, viernes, 1.º marzo 1912, pág. 2.)
«En Sada [La Coruña] sostuvieron un acalorado incidente, Ramón López Candamio y Ramón Insua Rodríguez, con Pedro y José López. Se agredieron a palos, y los dos primeros resultaron de la contienda heridos gravemente en la cabeza.» (Suevia, Revista Gallega Ilustrada, La Habana, 4 agosto 1912, pág. 20.)
1922 «Exposiciones históricas por los universitarios de la República. [Quito, Teatro Sucre, 25 de mayo de 1922.] Las exposiciones sobre la época de la Independencia tenían particular interés e importancia; pues que ellas iban a ser desarrolladas por los mejores estudiantes de las Universidades de la República. Las exposiciones tenían que referirse al momento histórico de la Independencia de esta parte de América y los trabajos de los estudiantes debían formar los capítulos de una obra de conjunto, sumar el pensamiento total que quería ponerse de manifiesto por medio de estas disertaciones. Los estudiantes nombrados para este efecto fueron los señores José Miguel Ocampo y Rodrigo Jácome M. por la Universidad Central, A. Aguilar V. y Carlos Aguilar, por la de Cuenca; Colón Serrano y Ramón Insúa, por la de Guayaquil, y R. Arias y J. C. Ojeda por la Escuela de Derecho de Loja; y los temas desarrollados fueron los siguientes: La iniciación de la Independencia de Quito, Ocampo; Los sucesos de Agosto, Jácome; La campaña de la segunda Junta de Quito, especialmente la dirigida por Calderón, A. Aguilar; La Revolución del 9 de Octubre, Serrano; El Primer movimiento de Independencia en Cuenca, C. Aguilar; La iniciación de la Independencia en Loja, Arias; La iniciación de la Independencia en Riobamba, Ojeda; La entrevista de Guayaquil entre Bolívar y San Martín, Insúa. Las exposiciones se leyeron en el Teatro Sucre, ante una gran concurrencia deseosa de oír el comentario histórico y de aplaudir a los inteligentes jóvenes. En el escenario, presidían este certamen el Rector de la Universidad Central, el Director de la Academia Nacional de Historia, los Profesores, decanos de las Facultades y los Académicos. Las exposiciones comenzaron a hacerse por el orden lógico establecido de antemano, y los disertantes recibieron todos el aplauso de los concurrentes; principalmente fueron aplaudidos los señores Ocampo por su clara visión sintética de los antecedentes de la revolución de agosto, Jácome por el nervio y fogosidad con que trató el punto que le correspondía e Insúa quien supo hacer una magnífica y documentada relación de la entrevista en Guayaquil del Libertador con San Martín, los dos más grandes Capitanes de la guerra de la Independencia. La Federación de Estudiantes entregó a los expositores, en recuerdo de esta hermosa fiesta de cultura, una medalla de oro.» (Isaac J. Barrera, Relación de las fiestas del Primer Centenario de la batalla de Pichincha 1822-1922, Talleres Tipográficos Nacionales, Quito, Ecuador [1922], pág. 73.)
1923 «A la iniciativa de la colonia de Quito [inauguración del monumento conmemorativo de la fraternidad hispano-ecuatoriana] respondió con todo entusiasmo la que reside en Guayaquil, erogando sus más considerables, don Lorenzo Tous Janer y Cía, la Tenería La Iberia, don José Solá, don José Pons, don Enrique Rivas, don Ramón Insúa, don Víctor Aycarí, don Alejo Mandiyá, la Casa Fortich y, en mayor o menor cantidad, casi todos los españoles residentes en el Ecuador.» (Unión Ibero-Americana, Madrid, julio-agosto 1923, pág. 63.)
1925 Ramón Insúa Rodríguez, Anotaciones al título preliminar del código de comercio ecuatoriano, Imprenta Mercantil, Guayaquil 1925, 109 páginas.
1926 «De la provincia. Finisterre. En la bonita capilla del lugar de Mallas, perteneciente a la parroquia de Duyo, se han celebrado el día 16 de los corrientes, solemnes exequias por el alma de don Ramón Insua Martínez, filántropo hijo de aquel lugar, que a la edad de setenta y dos años falleció en la ciudad de Guayaquil (República del Ecuador). Era el finado muy estimado de sus convecinos, pues su caridad era inagotable. A él se debe muy principalmente la reedificación de la capilla citada, hecha en el año 1887 para lo que donó también hermosas imágenes.» (El Ideal Gallego, La Coruña, 20 de abril de 1926, pág. 3.)
1934 «De sociedad. Ayer marchó para Madrid, el abogado peruano don Ramón Insua Rodríguez.» (El Ideal Gallego, La Coruña, miércoles, 28 de febrero de 1934, pág. 2.)
«Ecos de sociedad. Ayer a las doce de la mañana se celebró en la iglesia parroquial de Santa Lucía, que ofrecía un radiante aspecto adornado con damascos, multitud de luces y flores blancas, la boda de la encantadora señorita Josefina Rivadulla Rial con el distinguido capitán de ingenieros D. Alejandro Pardo Gayoso. Bendijo la unión el digno párroco de aquella iglesia D. Felipe Rivera y después de las ceremonias litúrgicas dijo la misa de velaciones el coadjutor D. Avelino Platas. Apadrinaron a los contrayentes doña Josefa Rial Monzo viuda de Rivadulla, madre de la bella desposada y el tío del novio D. José Gayoso Cussi, culto teniente coronel de Artillería. Como testigos firmaron el acta matrimonial el abogado y exdiputado don Alfonso Rial Mouzo y don Manuel Rivadulla Rial, médico municipal, tío y hermano respectivamente de la novia, don Rafael del Río, apoderado del Banco del Río de la Plata, don Enrique Cánovas Lacruz, coronel de Ingenieros, el doctor en Derecho y director del Banco del Ecuador don Ramón Insua Rodríguez, el hermano del novio don José Pardo Gayoso, inspector provincial de Sanidad en Teruel y don Manuel Gradaille Chao, notable oculista.» (El Ideal Gallego, La Coruña, viernes, 8 de junio de 1934, pág. 2.)
En el viaje de vuelta de España a Guayaquil hace escala en Nueva York, viajando en el Magallanes, vapor de la Compañía Trasatlántica Española (botado en el astillero gaditano de Puerto Real en mayo de 1926). En el manifiesto de pasajeros controlado en la isla Ellis por las autoridades yanquis de inmigración, figura Ramón Insua como pasajero en tránsito (lista 25, número 9), llegado al puerto de Nueva York el primero de agosto de 1934 (el barco había salido de Barcelona el 16 de julio de 1934, aunque lo más probable es que Insua lo abordara en la escala de Vigo). El manifiesto recoge que “INSUA, Ramon”, de 32 años, “lawyer, Spanish”, nacido en “Corcubion” [a diez kilómetros de Finisterre], con residencia permanente en “Ecuador, Guayaquil”, en tránsito hacia “Cristóbal, Panamá” [la entrada al Canal desde el Atlántico] y destino final “Ec. Guayaquil”, se ha pagado él mismo el pasaje y le ha costado 400 dólares; que sí ha estado con anterioridad en los Estados Unidos de Washington, en Nueva York, durante 15 días (y ahí el funcionario useño de inmigración completa los datos mecanografíados en el manifiesto, a mano con lapicero: “may 1926” –recuérdese que su padre había muerto en la primavera de 1926–). Dice también el manifiesto que Ramón Insua mide 5 pies y 7 hinchas de alto [170 cms.], pelo y ojos marrones, aparenta buena salud y su cuerpo carece de marcas identificativas. En esa singladura el “rápido vapor correo Magallanes”, de la “línea del Mediterráneo a Nueva York-Cuba-Centro América”, tenía previsto, “salvo variación”, salir de Barcelona y Tarragona el 16 de julio, de Palma de Mallorca el 17, de Valencia y Alicante el 18, de Málaga el 19, de Cádiz el 20, de Lisboa el 21, de Vigo el 22, y llegar a Nueva York el primero de agosto; para luego proseguir a La Habana, Puerto Barrios [Guatemala], Puerto Limón [Costa Rica] y Colón / Cristóbal [Panamá]. “El Habana salió el pasado sábado directo de la Coruña para la Habana y el Magallanes, que viene por la vía de New York, esperándose ambos buques del 6 al 7, pues hacen la combinación en nuestro puerto” (Diario de la Marina, La Habana, martes 31 de julio de 1934).
1935 «Notas sociales. El señor don Daniel Muñoz Whilley y su esposa la señora doña Carmen Insua Rodríguez han tenido la gentileza de enviarnos una elegante esquela participando su matrimonio.» (Semana Gráfica, Guayaquil, sábado 4 de mayo de 1935, nº 205, pág. 21.)
1937 Ramón Insúa Rodríguez, Proyecto de ley de sociedades cooperativas (Ponencia presentada al Primer Congreso de Agricultores del Ecuador), Tipografía Chimborazo, Quito 1937, 32 páginas.
1938 Informe del presidente del Centro Agrícola del Cantón Guayaquil Señor doctor Ramón Insúa Rodríguez (sobre las labores realizadas durante el año 1937), Litografía e Imprenta La Reforma, Guayaquil 1938, 22 páginas.
Ramón Insúa Rodríguez, “A Gabriela Mistral”, El Universo, Guayaquil, 28 agosto 1938, pág. 8.
1939 Ramón Insúa Rodríguez, Dos semblanzas contemporaneas: Doctor Don Remigio Crespo Toral y Don José Antonio Campos, Editorial Jouvin, Litografía e Imprenta La Reforma, Guayaquil 1939, 28 páginas.
Ramón Insúa Rodríguez, Economía libre y economía dirigida, Editorial Jouvin, Litografía e Imprenta La Reforma, Guayaquil 1939, 22 páginas.
Ramón Insúa Rodríguez, La crisis económica ecuatoriana y sus remedios, Imprenta La Reforma, Guayaquil 1939, 33 páginas.
1940 Informe que de las labores realizadas durante el año de 1939 presenta al Directorio el presidente del Centro Agrícola del Canton Guayaquil, Ramón Insua Rodríguez, imprenta La Reforma, Guayaquil 1940, 26 páginas.
Ramón Insúa Rodríguez, Exposición y crítica del concepto del derecho en la doctrina de Spengler, Imprenta de la Universidad, Guayaquil 1940, 17 páginas.
1941 Ramón Insúa Rodríguez, La capacidad de la mujer casada en el derecho civil ecuatoriano, Imprenta de la Universidad, Guayaquil 1941, 47 páginas.
1942 Ramón Insúa Rodríguez, Estudios de economía ecuatoriana, tomo 1, Imprenta de la Universidad, Guayaquil 1942, 281 páginas. Revista de la Universidad de Guayaquil, tomo XII, nº 1, págs. 44-121, y nº 3, págs. 288-489.
Ramón Insúa Rodríguez, Bases para la reforma del código de comercio ecuatoriano, Litografía e Imprenta La Reforma, Guayaquil 1942, 54 páginas.
1943 «Nombres: Dr. Ramón Insúa Rodríguez… Cátedra que desempeñan: Prof. Economía Política-Ciencias de Hacienda…» (Ministerio de Educación Pública, Estadística y Escalafón, Talleres Gráficos de Educación, Quito, Ecuador 1943, pág. 239.)
 
Suele datarse erróneamente en 1945 la publicación de su interesante Historia de la Filosofía en Hispanoamérica (también se empeñan algunos en titular ese libro Historia de la Filosofía en Hispano-América, siendo así que autor y editor dicen siempre Hispanoamérica), pero el colofón de esa primera edición (Universidad de Guayaquil, Ecuador 1947, 204 páginas) no deja lugar a dudas:
«Acabose de imprimir este volumen en la imprenta de la Universidad de Guayaquil, siendo regente el Sr. Rafael E. García; jefe de linotipos, el Sr. F. Ripalda L.; prensista, Sr. Fausto Gómez y ayudantes, Srs. Jacinto Coronel, Nicanor Vargas y Miguel Maridueña. (Se inició el 18 de Diciembre de 1945.) xx de enero de mcmlvii.» (página [204])
León April [Catedrático en el Departamento de Inglés y Humanidades de la Facultad de Artes y Ciencias, CAAM –Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas–, de la Universidad de Puerto Rico], Reseña de “Historia de la Filosofía en Hispanoamerica por Ramón Insúa Rodríguez”, Revista Hispánica Moderna, Columbia University, Año 14, 1/2 (enero-abril 1948), p. 108.
Kurt F. Reinhardt [1896-1983, Universidad de Stanford], Reseña de “Historia de la Filosofía en Hispanoamerica by Ramón Insúa Rodríguez”, Books Abroad, University of Oklahoma, vol. 22, nº 2 (primavera 1948), pp. 153-154.
O. A. Kubitz [University of Illinois], Reseña de “Historia de la Filosofía en Hispanoamerica by Ramón Insúa Rodríguez”, The Philosophical Review, Cornell University, vol. 57, nº 2 (marzo 1948), pp. 199-200.
José Ferrater Mora [1912-1991, becario Guggenheim Memorial Foundation], Reseña de “Historia de la Filosofía en Hispanoamerica by Ramón Insúa Rodríguez”, The Journal of Philosophy, Columbia University, vol. 45, nº 18 (26 agosto 1948), pp. 500-501.
Treinta y tres meses después de su aparición en enero de 1947, y con un colofón que repite los mismos nombres de los empleados de la imprenta de la Universidad de Guayaquil que realizaron la primera, se publica la segunda edición de Historia de la Filosofía en Hispanoamérica (Universidad de Guayaquil 1949, 340 páginas), cuyo texto íntegro dejó Filosofía en español aquí publicado el Día de la Hispanidad del año 2025:
I. Escuelas Filosóficas en Hispanoamérica durante la época colonial ❦ II. La Filosofía escolástica en el Nuevo Mundo ❦ III. La Inquisición en América ❦ IV. Las doctrinas regalistas en España y su influjo en América ❦ V. Polígrafos hispanoamericanos ❦ VI. Influencia del enciclopedismo francés en el pensamiento hispanoamericano ❦ VII. Nuevas doctrinas filosóficas en Hispanoamérica ❦ VIII. Estado social de Hispanoamérica en los primeros años de vida independiente ❦ IX. El eclecticismo en Hispanoamérica.
1947 Ramón Insúa Rodríguez, Miguel de Cervantes, el hombre y su obra (Discurso pronunciado en la Sesión Solemne del Comité Cervantino, celebrada en la Universidad de Guayaquil en conmemoración del IV Centenario del nacimiento de don Miguel de Cervantes Saavedra, 12 de Octubre de 1947), Departamento de Publicaciones, Colección de Literatura e Idiomas, Universidad de Guayaquil, 1947, 21 páginas.
1950 M. Riaza, “Ramón Insúa Rodríguez, Historia de la Filosofía en Hispanoamérica, Guayaquil 1949” (Revista de Estudios Políticos, 54:248.)
Presidente del Colegio de Abogados de Guayaquil en 1951-52.
1952 Informe que sobre las labores realizadas durante el año de 1951 que presenta a la Junta General, el Presidente del Colegio de Abogados de Guayaquil Señor Doctor Don Ramón Insúa Rodríguez, Litografía e imprenta La Reforma, Guayaquil 1952, 12 páginas.
Presidente del Instituto de Cultura Hispánica de Guayaquil, 1960-63.
Fue captado para colaborar en el volumen Homenaje a Francisco Romero que, con ocasión de cumplir setenta años [el 18 de junio de 1961] “el capitán filósofo” nacido en Sevilla y nacionalizado argentino, habían decidido publicar “un grupo de colegas y discípulos”. “Diversas dificultades materiales postergaron la realización de la idea. Desgraciadamente, el 7 de octubre [de 1962, ya había cumplido 71 años y casi cuatro meses] del año pasado falleció Romero al regresar de un viaje por Europa y en pleno vigor intelectual”, escribe Risieri Frondizi en el prólogo de ese volumen (publicado sin fecha por la Universidad de Buenos Aires, no al año siguiente del “año pasado” del prólogo, sino el 30 de abril de 1964, según dice su colofón).
En el volumen Homenaje a Francisco Romero publican su artículo, además de Ramón Insúa, otros doce autores (todos varones), varios de ellos cercanos al Francisco Romero vinculado al atlantismo ideológico impulsado desde Washington por la Fundación Rockefeller, la OEA, el Congreso por la Libertad de la Cultura, &c. Sólo el mexicano José Gaos, también nacido en España (como el costarricense Teodoro Olarte, otro de los colaboradores), era de más edad que Insúa. Estos son los otros doce colaboradores de ese volumen Homenaje a Francisco Romero en el que colaboró el ecuatoriano Ramón Insúa, ordenados por año de nacimiento: José Gaos [1900-1969 México], João Cruz Costa [1904-1978 Brasil], Teodoro Olarte Sáenz del Castillo [1908-1980 Costa Rica], Risieri Frondizi [1910-1983 Argentina], Humberto Piñera Llera [1911-1986 Cuba], Jacobo Kogan [1911-1992 Argentina], Hugo Rodríguez Alcalá [1917-2007 Paraguay], Francisco Miró Quesada [1918-2019 Perú], Manfredo Kempff Mercado [1922-1974 Bolivia], Augusto Salazar Bondy [1925-1974 Perú], Juan Carlos Torchia Estrada [1927-2016 Argentina] y Abelardo Villegas [1934-2001 México].
Francisco Romero
Ramón Insúa Rodríguez
Universidad de Guayaquil
Francisco Romero es un espíritu sereno, rico en poderosa energía interior, desdeñoso de lo efímero y falaz. No gusta de los deslumbramientos efectistas, de los oropeles y del resplandor de la falsa pedrería. No conoció jamás la embriaguez de la popularidad, ni subordinó la límpida sinceridad de su pensamiento al pensamiento general. Desde muy joven supo que el relajamiento más ruin del hombre de ciencia, el pecado contra el espíritu que nunca le será perdonado es el de convertirse en muchedumbre, sujetando, por temor a enfrentarse a la marea de la ignorancia jactanciosa, su libertad intelectual al criterio de los vulgares voceadores de los suburbios intelectuales.
No es mi intención escribir un elogio de Francisco Romero, hacer su semblanza, exponer con rigor sus ideas filosóficas, ensayar un juicio de su pensamiento, sino rendirle el homenaje de un aplauso con motivo de cumplir setenta años de vida bien vivida y bien lograda.
En el campo de las ideas suelen haber sus modas que ayer nos venían de París, Oxford y Heidelberg, y hoy principian a llegarnos, aunque mucho menos ricas en vigor metafísico, de Harvard y de Yale. Corrientes variables y peligrosas que hacen pagar a muchos escritores los éxitos fugaces, los elogios desmesurados y el auge de un día con el desgarramiento del espíritu nacional, la ruptura con la tradición de nuestra raza, el raquitismo filosófico y el olvido definitivo. Tras el éxito momentáneo del rastrero y nimio discípulo divulgador del último sistema filosófico europeo, una vez desaparecido el breve prestigio de que gozara, el desdeñarle se vuelve hábito y es, como ayer el aplaudirle, de buen tono intelectual. No faltaron, por fortuna, quienes supieron distinguir siempre entre el serio y auténtico filosofar y los sistemas efectistas y superficiales cuyo auge se debe no a su valor real sino al estruendo de una falaz publicidad o a lo vistoso de las piruetas intelectuales con que se pretende atraer la atención de las gentes con viles artes circenses.
Francisco Romero consagró su vida entera, todo su talento, amor y voluntad al estudio y enseñanza de la filosofía. De su vigoroso entendimiento, espíritu meditativo e inquieto es fruto una extensa literatura filosófica que los especialistas tienen en muy alto aprecio y colocan su nombre en destacado lugar en la Historia de la Filosofía en Hispanoamérica. Fue uno de esos pocos, pero brillantes pensadores, que desde el recinto austero de las Bibliotecas y de las Cátedras, donde se han refugiado huyendo del exhibicionismo vulgar y enervante, de la retórica estéril, de la fácil erudición inexacta y confusa, preparan, en medio del silencio, cuando no de la hostilidad del ambiente, el porvenir intelectual de Hispanoamérica.
En la extensa labor de Francisco Romero se destacan su Lógica, escrita para la enseñanza, en colaboración con Eugenio Pucciarelli, rica en doctrina y de notables condiciones didácticas; Filosofía de la persona y otros ensayos de la filosofía; el estudio que consagró a la obra de su maestro Alejandro Korn, escrito con amor, con piedad filial; Filósofos y problemas; Ideas y figuras; Estudios de Historia de las Ideas, y Teoría del hombre, uno de sus libros de más ambicioso propósito, aunque acaso no sea de los mejor logrados. Muchos de los ensayos de Romero, publicados en diarios, revistas y folletos y aún algunos de sus libros que vieron la luz en ediciones de corto tiraje, son de difícil acceso fuera de la Argentina, lo cual dificulta a comentadores y críticos el estudio y aún el cabal conocimiento de aspectos importantes, acaso esenciales, de su actividad intelectual. La Universidad de Buenos Aires debe a su ilustre catedrático y se debe a sí misma, la publicación de su Obras Completas.
En la formación filosófica de Romero influyeron principalmente durante sus primeros años: Alejandro Korn, el vigoroso pensador argentino, cuya talla, así como la influencia en el pensamiento de su patria, y en general de Hispanoamérica, se van apreciando mejor a medida que pasan los años y se adquiere la necesaria perspectiva, y Ortega y Gasset, de quien las ideas fueron durante mucho tiempo dominantes en la filosofía española e hispanoamericana, en las cuales ejerció una dictadura un tanto despótica, aunque útil y fecunda y en cuyas huestes militaron y aún militan muchos de los espíritus más vigorosos y brillantes de que pueden enorgullecerse España y el continente americano. Más tarde, la curiosidad siempre despierta de Romero le mantiene informado de todas las corrientes filosóficas y contemporáneas dignas de estima y en varias de ellas encontró materiales para su obra; pero en su pensamiento influyen principalmente la filosofía del espíritu de Wilhelm Dilthey y Nicolai Hartmann y la fenomenología de Martín Heidegger.
A través de su larga vida intelectual Francisco Romero sintió intensamente los problemas ideológicos de nuestro tiempo y tuvo conciencia permanente de sus arduas cuestiones morales. Le apasionaron las especulaciones relativas al espíritu y los valores. Su alta calidad ética se revela en la nobleza con que planteó los problemas de la libertad y la dignidad del hombre en la vida contemporánea. La fenomenología y en los últimos tiempos la noción de la trascendencia, expuesta en forma muy personal, aspirando a una metafísica trascendentista, han preocupado su espíritu meditativo e inquieto.
Vibrante de entusiasmo, energía y fe en su obra, Romero en su última carta me habla de los escritos que tiene en preparación. A los setenta años se muestra en plena actividad intelectual, consagrado a la ininterrumpida labor de incesante estudio y fructuosa producción, y es que él aprendió en Platón, leyendo la Apología de Sócrates, que “Una vida sin investigación no es vividera para el hombre”. En su ancianidad vigorosa, con el mismo entusiasmo de los años mozos, continúa difundiendo sus conocimientos el ilustre maestro argentino. Maestro sí por su amor a la cultura, el afán inextinguible de saber, el ansia de enseñar, el esfuerzo siempre tenso para elevar el nivel de la cultura filosófica en la República Argentina. Y no es que siempre compartamos, ni mucho menos, las ideas del ilustre pensador; pero sus páginas incitan de continuo al lector cuidadoso a la meditación y son ricas en ideas y sugestiones. Nada tan grato como el dialogar con un noble espíritu, amplio, tolerante con todas las ideas, animado de un sincero anhelo de universalidad.
Francisco Romero se ha esforzado por mantener en la ilustre Universidad de Buenos Aires, de tan noble y brillante historia, su Cátedra de Filosofía, sin diques ni barreras, abierto a todos los vientos del espíritu. Nuestras Universidades hispanoamericanas deben conservar inmaculada su tradición de generosidad intelectual, de tolerancia, de amplio liberalismo ideológico. Todos los hombres del siglo veinte han tenido que enfrentarse con el problema básico que les planteara el Destino. Los fuertes se alinearon en las filas de quienes luchaban por el progreso, la democracia y la libertad del mundo. Con el martillo en la diestra y la espada en la siniestra mano, se aprestaron, con ánimo decidido, sin pausas en la voluntad, a construir y combatir, y con mente clara y serena y ánimo fuerte, no dudaron nunca, ni en aquellas horas terribles en que con pasmo y espanto veíamos como se rompían los ánimos que creíamos mejor templados, como se doblegaban las inteligencias que sabíamos más altas y más fuertes, y quemaban incienso ante ídolos, no de oro sino de barro, mientras multitudes enloquecidas levantaban sobre el pavés a tiranuelos minúsculos, que ebrios de orgullo soñaban con dictar, desde el Sinaí de su soberbia la ley a la humanidad aherrojada. Mas, así como el sol no pueden ocultarla sino pasajeramente los negros nubarrones de la tempestad, la libertad, tras sus eclipses, brilla siempre cada vez más esplendorosa y bella, ante los ojos esperanzados de los hombres.
Actuando con valor y firmeza es preciso laborar constructivamente siempre, sobreponiéndose en el campo de las ideas y en el de la vida a obstáculos y desdichas. Laborar, sin esperar tiempos más bonancibles y mejores que podrían presentarse tarde o nunca. Cuando el tímido viajero vislumbre por primera vez un volcán, al contemplar el monte escarpado y enhiesto, amenazadoramente empenechado de humo, imagina imposible se deslice en tan temerosa y terrible vecindad, apacible y normal la vida. Grande es su asombro al ver que al pie mismo del volcán, el hombre valeroso no sólo cultiva campos ricos en óptimas y granadas cosechas sino audaz ha levantado ciudades orgullosas en las que la vida se desliza dulce, sonriente y alegre, habitadas por una población optimista y vigorosa... Y en Hispanoamérica por fortuna, los hombres supieron y saben sembrar y construir sobre volcanes.
Hoy, que nuestra civilización, hija de Grecia y Roma, amenaza derrumbarse entre las convulsiones de terribles catástrofes y las embriagueces del hierro, la sangre y el polvo de los campos de batalla, precisa que nuestras Universidades se esfuercen por salvar las conquistas de la ciencia, las bellezas del arte, los progresos de la industria. Los soldados de Alejandro, Escipión, Aníbal, César, Napoleón y Hitler son polvo que arrastra el viento del olvido; pero la humanidad no olvidará nunca aquellos diálogos platónicos divinos que un grupo de hombres obscuros e inermes mantuvieron a orillas del Ilisso, en tardes de verano, mientras cantaban las cigarras, a la sombra de los plátanos del Ática. Aspiramos a que llegue un día, en un futuro no remoto, en que diálogos semejantes se mantengan en las tardes de estío, a orilla de nuestros ríos inmensos, a la sombra de nuestras palmeras, de nuestros verdinegros cacaos, de los tamarindos sombríos, de los naranjos y limoneros en flor.
(Homenaje a Francisco Romero, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires [colofón: 30 de abril de 1964], páginas 95-99.)
1982 «Insúa Rodríguez, Ramón. 123, 15883, 18788.» «123. Insúa Rodríguez, Ramón: Inventario de la “Biblioteca de los Jesuitas”. Cuzco. 1938, 200 p.» «15883. Insúa Rodríguez, Ramón: Historia de la Filosofía en Hispanoamérica. Guayaquil. Edit. Imprenta de la Universidad, 1945, 204 p.; 2.ª ed. 1949, 339 p.» «18788. Insúa Rodríguez, Ramón: Miguel de Cervantes. El hombre y su obra. Guayaquil. Edit. Universidad, Departamento de Publicaciones, 1947, 22 p.» (Gonzalo Díaz & Ceferino Santos, Bibliografía Filosófica Hispánica, CSIC, Madrid 1982. págs. 1315, 7, 660 y 664.)
★ Textos de Ramón Insúa Rodríguez en Filosofía en español
1947 “Miguel de Cervantes, el hombre y su obra” (Universidad de Guayaquil 1947, 21 páginas).
1949 Historia de la Filosofía en Hispanoamérica: I. Escuelas Filosóficas en Hispanoamérica durante la época colonial, II. La Filosofía escolástica en el Nuevo Mundo, III. La Inquisición en América, IV. Las doctrinas regalistas en España y su influjo en América, V. Polígrafos hispanoamericanos, VI. Influencia del enciclopedismo francés en el pensamiento hispanoamericano, VII. Nuevas doctrinas filosóficas en Hispanoamérica, VIII. Estado social de Hispanoamérica en los primeros años de vida independiente, IX. El eclecticismo en Hispanoamérica.
≈ 1961 “Francisco Romero” (en Homenaje a Francisco Romero, Buenos Aires [1964], págs. 95-99.)
