Filosofía en español 
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Tres cantos sobre Lenin · Три песни о Ленине

Dziga Vertov · 1934

Rafael Alberti, Tres canciones sobre Lenin

Dziga Vertov es uno de los jóvenes maestros, ya maduros, de la cinematografía soviética. Al principio de su vida, antes de la Revolución, rodó por todas las Facultades de Ciencias y de Letras; se matriculó en el Conservatorio; intentó poemas, que los editores le rechazaban, creyéndose entonces obligado a pintarlos por las vallas y las paredes, a falta de papel donde imprimirlos. Sólo un año después de la gran victoria de octubre encontró, por fin, su verdadero camino: el cine. En medio de los fríos, el hambre, las epidemias y la guerra civil, hizo sus primeros ensayos. Eran los años terribles, los años desnudos, cuando Lenin, sobre un camión, salía a tranquilizar con su palabra, a consolar con su presencia al inmenso pueblo que le había seguido. Era la época en que Maiakovski recitaba a plena voz sus poemas de ira y entusiasmo, mientras que por la noche, a cuarenta grados bajo cero, iba quemando de uno en uno los volúmenes de su biblioteca para que la sangre no se le helara en las manos y seguir escribiendo. Así, cuando Rusia era atacada en todos sus frentes por los ejércitos blancos, ayudados por la intervención de catorce países extranjeros, y de las guardias rojas victoriosas iba surgiendo el ejército de la Revolución, Dziga Vertov realizaba sus experiencias técnicas, sus largos ensayos anónimos, todo ese duro camino que le llevó a desembocar en sus tres grandes films: La pupila del cine, premiado en un concurso internacional de París (1925); El hombre y la cámara (1928), y, ahora, estas Tres canciones sobre Lenin, que nos invita a ver privadamente, antes de su estreno en Moscú.

1. “Mi rostro estaba envuelto en tela negra”... Así canta una voz cubierta por un velo, o una sombra de larga sábana movida, tapada con un cubo la cabeza. Hay muchos cantos sobre Lenin. Todo el proletariado internacional lo celebra en himnos y marchas, que son repetidos por las calles, en las manifestaciones, a la salida de los mitines. Pero los cantos más hermosos suenan en el Oriente. “Mi rostro estaba envuelto en tela negra”... “En negra cárcel estaba prisionero mi rostro”... Pero la voz de Lenin llegó un día, en medio de banderas, por los desiertos y caminos de Asia. Los velos cayeron de los rostros, mientras que las viviendas miserables, los campos pobremente cultivados, iban convirtiéndose, ante los ojos atónitos de los brujos y viejos sacerdotes, en magníficas fábricas, escuelas, granjas agrícolas rodadas de tractores. Cuando el marido vio que la mujer traía dinero a casa, comenzó a respetarla, hablando bien de ella. “En negra cárcel estaba prisionero mi rostro”... Pero Lenin descorrió el velo de todos estos pueblos orientales, olvidados por el zar, emancipando a la mujer, librándola de la esclavitud de los hombres, que hoy comparten con ella los trabajos del campo y de la fabrica.

—Yo no comprendía –nos cuenta Dziga Vertov–, cuando estaba entra los turcomanos haciendo esta primera parte de mi film, por qué siempre, al encontramos alguna madre con su niño, se abría la túnica en seguida, ofreciéndole el pecho. Una vez bajaba yo hacia el rio, seguido de mi operador. En la orilla, a la sombra de un árbol, había sentado un coro de muchachas de quince a veinte años, todas con sus pequeños en los brazos. En cuanto nos vieron aparecer, como si alguien tocara un resorte invisible, saltaron de las telas de colores los pechos, que los niños cubrieron ávidamente. Al fin, pude enterarme por mi intérprete:

—Los niños chicos lloran cuando ven extranjeros. Si maman, no los ven.

2. “Dio su sueño, su sangre, su cerebro, todo lo que tenía”... Lenin, ya enfermo, vive hace algunos meses en Gorki, cerca de Moscú. Allí, bajo los grandes árboles de una finca, existe un banco de madera. “Cuando estés triste, puedes ir a sentarte donde él descansaba”... Porque Lenin ha muerto. “Le quisimos como a nuestras estepas, como a nuestros ríos hermosos”... Todos le seguimos –era octubre– a través del fuego, del frío, del hambre, de la muerte. Y vemos cruzar la caballería de Budiony por las largas llanuras heladas; a las guardias rojas batiéndose en las calles de Petrogrado, de Moscú, del este, del oeste; a los obreros defendiendo las fábricas. “Le hemos amado igual que a un padre”... Su banco ya está solo, cubierto por la nieve. La vida se para en todas partes. Los caminantes del desierto, callados, hacen alto en los mares de arena. Enmudecen las chimeneas, los motores. Ha muerto Lenin. Los cañones de los acorazados hacen salvas de luto en los hielos polares, en los golfos y las bahías, a la orilla del Neva, en los puertos lejanos del mar Negro. “Dio su sueño, su sangre, su cerebro, todo lo que tenía”... A Moscú llega un tren con su cadáver. En la radio de las aldeas, las familias libertadas de Oriente buscan la onda de Moscú, y “La Internacion” lleva hasta el corazón del Asia el eco doloroso de la Plaza Roja.

—Cuando Lenin murió, yo fui quien hice el reportaje de aquellos terribles días de frío. Algunos de los trozos incluidos en este film no han sido mostrados hasta ahora –dice Dziga Vertov–. Si me estuviera permitido, le daría para España las fotos que más le interesasen.

—Que son aquellas de los miembros del Comité central haciendo la guardia, de dos en dos, ante el cuerpo de Lenin. Allí están Lunacharski, qua hubiera sido primer embajador de los Soviets en España, y Dzerjinski, jefe de la Tcheca, hoy ya muertos; Stalin, muy joven todavía, con Kalinin, Bujarin, Bubnov y demás grandes hombres de octubre, velando a su maestro, mirado por millares de ojos llorosos o espantados, venidos de toda Rusia para decirle adiós al camarada y “padrecito”.

—El film se estrenará en los primeros días de otoño. No olvidaré enviarle las fotos que me pide. Entonces podré hacerlo.

3. “En una gran ciudad hay una casita. Cuando tengas el corazón triste, vete a visitarla.” Alude esta canción al mausoleo de Lenin en la Plaza Roja. El Lenin hombre ha muerto, pero mirad surgir su obra por todas partes. Ved los enormes campos colectivizados, los ejércitos de tractores saliendo de las nuevas fábricas, la electricidad iluminando las más oscurecidas aldeas. Escuchad hacia el norte las ondas del canal Stalin, uniendo al mar Blanco con el Báltico, y, sobre todo, oíd el estruendo de las aguas del Dniéper, cayendo de la presa más gigante del mundo. “En una gran ciudad hay una casita”... Allí está muerto Lenin. Pero lo que él quería para sus obreros es ya una realidad.

—Han opinado y a sobre mi film Wells, Ehrenburg, Anderson Nexöe, André Malraux, Louis Aragón y otros escritores extranjeros, huéspedes de nosotros.

—¿Y...?

—Todos auguran un gran triunfo para la cinematografía soviética.

—Así pensamos nosotros. Aunque España, siguiendo su costumbre hacia los mejores films venidos de la U. R. S. S., le cierre sus fronteras.

Moscú, agosto 1934.

(Rafael Alberti, “Segundo noticiario de un poeta en la U. R. S. S. Tres canciones sobre Lenin”, Luz, Madrid 5 septiembre de 1934, pág. 1.)

Dziga Vertov, Fragmentos de su diario referidos a Tres cantos sobre Lenin

16 abril 1934

Mi actitud hacia los films que he rodado hace tiempo es la del inventor hacia sus inventos. Muchas cosas han envejecido y hoy parecen ridículas, como el tren de Buster Keaton. Pero, en su momento, esas experiencias que hoy parecen ridículas, no suscitaban la risa sino una tempestad de discusiones, de ideas, de proyectos, de perspectivas.

Estos films no eran tanto films de “gran consumo” como “films que producen otros films”. Y no solamente films. Entre la primera serie de nuestro cine-ojo y el cine-ojo de Dos Passos (El paralelo 42) han pasado muchos años. Y, no obstante, el esquema de construcción e incluso la terminología son iguales en ambas obras.

Fue evidentemente bajo la impresión de la primera serie del cine-ojo que Ilya Ehrenburg escribió un día:

“Los trabajos de Vertov... son un análisis de laboratorio del mundo, un análisis complejo y desgarrador...”

“Los kinoks toman la realidad y la transforman en ciertos principios elementales, o si se prefieren en el alfabeto del cine...” (Materialización de lo fantástico).

Ahora está claro para todos que el equipo del Kinopravda y del cine-ojo no ha creado un alfabeto del cine por el alfabeto del cine, sino para mostrar la verdad.

No nos limitábamos a hacer visibles las imágenes invisibles, a desvelar las imágenes ocultas, a convertir imágenes interpretadas en imágenes no interpretadas. No nos bastaba mostrar trozos de verdad aislados, unas imágenes-verdad. Nos asignábamos una tarea mucho más vasta: cómo montar, organizar, combinar fragmentos-imágenes de verdad aislados para que no hubiera nada falso en ninguna parte, para que cada frase del montaje y todas las obras en su conjunto mostraran la verdad.

Se me acusa de haber corrompido a Dos Passos contaminándose con el cine-ojo, cuando se dice que habría podido ser un buen escritor. Otros contestan que sin el cine-ojo ni siquiera sabríamos quien es Dos Passos.

En Dos Passos hay la traducción de la cine-visión al lenguaje literario. Hay una terminología y una construcción a lo cine-ojo.

17 mayo 1934

Hace más o menos cuatro meses que está terminado el film Tres cantos sobre Lenin.

Horrores de la espera. Mi organismo es como un arco tenso. Estoy en vilo día y noche. No hay que relajar los resortes tensos. Preferiría las torturas habituales, que me hundieran agujas bajo las uñas, que me asaran sobre una hoguera. Yo imaginaba que siempre sería infatigable. No es así. Me aplastan. Tengo el cerebro tan cansado que mi cuerpo vacila a la menor brisa. Tengo el mismo paso que la mujer oriental que cojea en el primer canto sobre Lenin.

18 mayo 1934

He ido a dar un paseo en bicicleta por las calles. En los cruces no pienso en los semáforos rojos, sino en mi film. Pienso en él hasta el embrutecimiento. Con indiferencia y desesperación. ¿Qué es un examen escolar sino unas cuantas horas de angustia comparado con mi última prueba? Ni descanso ni trabajo. Se borran las horas, los días, las semanas, los meses de mi vida. ¿Para qué sirve? ¿Qué hago? Espero. Estoy colgado encima del precipicio, agarrado por una mano a la rama de la vida. “Vivir es morir”. Me robáis mis horas anteriores a la muerte, no me permitís que actúe activamente, me ordenáis que espere con paciencia. Y, sin embargo, sé perfectamente que “la victoria jamás llega por sí misma”, que hay que organizarla. ¿La política? Pero yo sé perfectamente que la más justa es la que se basa en unos principios. Es lo que dijo Lenin. Y nuestro film es un film sobre Lenin. Razón de más para ser especialmente fiel a los principios.

19 mayo 1934

Ya no sé si soy un ser vivo o un esquema imaginado por los críticos. He olvidado discutir, he olvidado hablar en público. He olvidado escribir desde que he notado que las palabras no expresan en absoluto mi pensamiento. Hablo y me escucho, controlo. Las palabras no traducen mis pensamientos. Entonces tengo que dejar de escribir porque no escribo en absoluto lo que pienso.

Me paro. Las ideas son lo más fácil de traducir en el montaje cinematográfico, pero no me exigen un film de ideas, me exigen un film-incidente, un film-acontecimiento, un film-aventura, &c.

Y, no obstante, yo podría pensar sobre película si un día se me presentara dicha posibilidad...

26 mayo 1934

Llevo diez años sin ir a una clínica. Mi viaje al extranjero (23 informes en lengua extranjera) aumentó mi fatiga. Luego vinieron los Tres cantos sobre Lenin sin una interrupción. En condiciones muy duras. Sin un día de vacaciones. Y, pese a todo, podría seguir trabajando si el film no estuviera retenido durante tanto tiempo. Si alguien me dijera con una sonrisa: gracias. Si alguien me insultara. Si alguien me cubriera de elogios. Si me animaran o me dieran palos.

Pero he pasado los tres últimos meses en los pasillos de la fábrica. En una eterna espera (hoy, mañana). En una eterna tensión. Es la tortura de una situación indecisa. Imposibilidad de contestar a las preguntas. Llamadas telefónicas anónimas. Y chismes. Una opresora montaña de chismes. Tonterías como el hecho de que no me hayan invitado a la inauguración de la Casa del Cine o que el Mejrabpomfilm se haya negado a dar mi foto para exponerla en la Casa del Cine, dan pie a las lucubraciones más extravagantes y repugnantes de oír.

No es extraño que quiera separarme de ese medio. La tortura de la espera me ha puesto los nervios tan de punta que casi he perdido la facultad de hablar. Debo alejarme de mi “vacación de creación” en el pasillo. Tienen que enviarme a hacer una cura al aire libre, al sol, al borde del agua.

He tenido que hacer el film Tres cantos sobre Lenin “a partir de nada” y “sin nada en las manos”. “A partir de nada”: ningún sitio para guardar nuestro material filmado previamente sobre película (material de montaje) debido que antes nunca había trabajado en el Mejrabpomfilm. “Sin nada en las manos”, porque no había ningún operador experto y especialmente entrenado capaz de comenzar inmediatamente el trabajo, sin tener que volverlo a aprender todo.

Algunos camaradas consideran el material que no ha sido empleado en Tres cantos como desechos o como tomas dobles que hay que entregar a la cinemateca central.

Es una equivocación. No son ni desechos ni tomas dobles.

Son mis reservas para los próximos films.

Es la garantía de que mis próximos films serán de mejor calidad, que mis trabajos posteriores costarán menos dinero.

Sólo se puede realizar una buena obra poética en los plazos fijados si se posee una reserva importante de documentos poéticos.

Con el sistema de trabajo cine-ojo es imprescindible.

La realización del film Tres cantos sobre Lenin ha ocupado casi todo el año 1933. Durante este período, nuestro grupo ha operado de la manera siguiente:

1) Un miembro del grupo (mi ayudante), la camarada Svilova, buscando y estudiando incansablemente los documentos de archivos y de cinemateca de Moscú, Tiflis, Kiev, Baku y de otras partes, ha obtenido en un año lo que no habíamos conseguido obtener en los nueve años que Lenin llevaba muerto. A lo largo de estos nueve años, sólo se había podido descubrir (en América) un solo cine-documento nuevo sobre Lenin. Y, en cambio, para el décimo aniversario de la muerte de Lenin, pudimos mostrar diez nuevos documentos cinematográficos encontrados por la camarada Svilova en 1933:

Inclinado sobre un cuaderno, Lenin, con el lápiz en la mano, piensa (negativo original de 2,5 m.);

Lenin escribiendo (negativo original de 2,2 m.);

Lenin discutiendo, con un papel en la mano (negativo original de 3,25 m.);

Lenin en plano medio, inclinado sobre un cuaderno, toma notas (negativo original de 9 m.);

Lenin apoyado en los codos, con lápiz en la mano, mira de lado y piensa (negativo original de 9 m.);

Lenin frente al ataúd de Elisarov (negativo original de 2 m.);

Lenin sigue el ataúd de Elisarov (negativo original de 2 m.);

Lenin pasa junto a una ventana, se dirige a una sesión del congreso de la Komintern, tiene prisa (negativo original de 3 m.);

Lenin en la Plaza Roja, al fondo la Torre Spasskaïa, habla con vehemencia (negativo original, 61 imágenes);

Una nueva imagen de Lenin en el patio del Kremlin, camina aprisa discute, ríe (positivo de 5,2 m.).

Estos cine-documentos fueron entregados por la camarada Svilova al Instituto Lenin. Parte de ellos figuran en Tres cantos sobre Lenin y, además, serán montados en un número aparte.

2) Desde 1931, en Leningrado, intentamos trascribir la voz de Lenin sobre película. Los resultados fueron poco satisfactorios. Nuestros trabajos mejoraron perceptiblemente en 1933, año en que el ingeniero de sonido Chtro consiguió no sólo no alterar la grabación en relación al disco sino obtener, incluso, un resultado mejor. Gracias a ello tenemos la posibilidad de oír, en el film, la voz de Lenin dirigiéndose a los soldados del Ejército Rojo.

La voz de Lenin, así como los demás cine-documentos sobre Lenin vivo, existe en edición separada.

3) Se grabaron en película cantos populares sobre Lenin en Azerbaidan, en Turkomania y en Uzbekistán. En todos los rincones del mundo, en los países de Europa y de América, en los países de África y más allá del Círculo Polar, se cantan canciones sobre Lenin, sobre “el amigo y el liberador de cada hombre dominado”. Sus autores son desconocidos pero se transmiten de boca en boca, de yurta en yurta, de kichlak en kichlak, de aul en aul, de aldea en aldea. Hemos hecho aparecer en el film unas canciones del Oriente soviético. Algunas de estas canciones están sonorizadas, otras traducidas en imágenes, las terceras transcritas en rótulos.

9 noviembre 1934

La radio ha hablado hoy de los telegramas recibidos de América sobre el éxito extraordinario de los Tres cantos sobre Lenin en los Estados Unidos. Los diarios más importantes le dedican unas críticas entusiastas.

Pero hace dos horas, el director del cine Mejrapbom me ha dicho que estaba indignado por el comportamiento de los distribuidores de films en Moscú. No basta con que nos hayan negado un cine “artístico” en el Arbat; no basta con que se nos haya rechazado el film en el cine Udarnik (que acoge la gran masa de espectadores de la otra orilla del Moskova). El único gran cine que se nos concede, precisamente el Central, no ha programado hasta ahora los Tres cantos.

Estaba ahí cuando llegaron al Mejrapbom unos extranjeros acompañados de un intérprete para quejarse de que habían pasado el día recorriendo la ciudad en busca del film Tres cantos sobre Lenin, y que al final lo habían encontrado y suplicaban que se les diera la oportunidad de reservar unas butacas. Pero está completo, todos las entradas están vendidas. El director no puede hacer nada por ellos.

Luego se dirige de nuevo a mí: “Debería protestar. Es una situación sin precedentes. No sólo el Central no presenta el film, sino que el público imagina que el film ha sido retirado de la circulación. Eso le perjudica.”

He comprado Moscú-Noche. Un anuncio invita a ver en el Central, plaza Pushkin, el “gran film de los últimos años”, según la opinión de Jean-Richard Bloch. El diario publica también la opinión de André Malraux que habla de los Tres cantos sobre Lenin como de un éxito inmenso del cine soviético. [Jean Richard Bloch y André Malraux estaban entonces en Moscú donde asistían al Primer Congreso de la Unión de Escritores soviéticos.]

El público acude al Central para ver el “gran film” y no lo encuentra. Parece que ha sido retirado de la pantalla.

¿Por qué? ¿Será que los espectadores abandonan la sala a media proyección o siguen mal el film? Nada de eso. Los Tres cantos se siguen con una atención constante, se oyen suspiros, exclamaciones, risas. Los espectadores aplauden casi a cada imagen.

¿Será que la sala está vacía y sufre unas perdidas importantes?

Nada de eso. El film ha salvado la prueba más temible. Ha sido programado en la semana anterior a las fiestas que ocasiona cada año un bajón colosal de la afluencia. Ha salvado honrosamente esta prueba. Aunque los obreros y los empleados estén muy ocupados antes de las fiestas, pese a las reuniones, veladas, conciertos, &c., el film ha sido proyectado en el Central durante este período con una tasa de frecuentación muy superior a la de años anteriores.

He vuelto a pensar en la División proletaria que recorría las calles de Moscú con banderas desplegadas y bandas de música, enarbolando unas pancartas “¡Vamos a ver Tres cantos sobre Lenin!”.

Y me he dicho que era terrible que un vulgar y minúsculo déspota burocrático pudiera, por gusto personal o por otros motivos, sacarnos un film de la pantalla y escupir así impunemente a la cara de toda la opinión pública soviética.

¡Qué le importan la Pravda, la Komintern, el Congreso de escritores! ¡Qué le importa la opinión de los científicos, de los artistas y de los políticos! El tiene sus “pequeños gustos”, sus pequeños “motivos”, sus pequeñas ideas hipócritas...

(Dziga Vertov, Memorias de un cineasta bolchevique, Editorial Labor, Las ediciones liberales, Colección Maldoror 19, Barcelona 1974, págs. 26-32.)

1934 «Hem vist fotografies d'un film soviètic extraordinari: Tres cants a la vida de Lenin. Es un film de Dziga Vertoff. Amb aquest film inaugura la cinematografia russa el film èpic. El film ens ha fet pensar en l'antítesi que és la cinematografia nordamericana de la cinematografia russa. L'eix de l'una és la dona: vestida, enjoiada, maquillada, el més artificial possible. L'eix de l'altra és Rússia i la naturalesa. En Tres cants a la vida de Lenin, la presencia de l'heroi de la pel.lícula ens ha fet veure la seva absència corpòria, ens l'ha feta veure, ens l'ha feta sentir, àdhuc davant d'un epectacle de muntanya. I això per mitjà de fotografia no poguda contemplar en moviment.» (L'Esquella de la Torratxa, Barcelona, 31 agosto 1934, pág. 608.)

«He aquí los “films” más interesantes que se han estrenado en las salas neoyorquinas en el curso del mes de noviembre: […] Cameo: Three songs about Lenin, realizado por Dziga Vertov. Galety: Man of courage, según un “escenario” de Mussolini. Westminster Cinema: Man of Aran, dirigida por Robert Flaherty.» (“Pantallas y estudios”, El Sol, Madrid, miércoles 12 diciembre 1934, pág. 2.)

1935 «El magnífico documental de Dziga Vertow Tres canciones sobre Lenin se proyecta, con gran éxito, en Nueva York.» (Nuestro Cinema, segunda época, enero de 1935, número 1, pág. 8.)

«A veinticinco pasos, en la Plaza Roja, reposa Lenin. ¿Duerme? ¿Vela en su gran hornacina de cristal? ¿Quién está más pálido? ¿El dictador o los inmóviles centinelas que le guardan? Las mujeres sollozan dulcemente. Sobre la rampa de mármol se deslizan manos crispadas y arriba, la muchedumbre echa fuera a aquellas que ya han visto a aquel cuya alma flota sobre el territorio de siete repúblicas y cuya efigie se presenta en todas las manifestaciones de la vida pública o privada. Este hombre pequeño debía tener un dinamismo extraordinario. Su retrato con gorra de visera, la exposición de su vida en la película de Dziga Vertoff Las tres canciones de Lenin dan fe de ello. Lenin pertenece a la leyenda de las mujeres del Este, en lentas melopeas, cantan lo que fue, lo que hizo y lo que es la obra que le ha sobrevivido.» (A. P. Richar, “¡Alló París! ¡Aquí Moscou!”, Diario de Burgos, 15 octubre 1935, pág. 1.)