
Alejandro G. Alonso
¿Hay un estilo barroco cubano?
Pensamiento Crítico, La Habana, enero de 1970, número 36, páginas 199-209.
El barroco ha sido utilizado entre nosotros como una especie de solución multivalente destinada a justificar las distintas manifestaciones expresivas, sin detenerse a considerar que eran necesarias condiciones específicas que no se dieron nunca en este país en el cual el subdesarrollo no fue una mera palabra, sino una realidad largamente confrontada: subdesarrollo y abandono con sólo relativas mejoras en íntima relación con la política colonial española. Vinculado a esa atención variable por parte de la Metrópoli se encuentra el cierto florecimiento de nuestra arquitectura del siglo XVIII. Un desarrollo que, en nuestra opinión, no iba a alcanzar una cabal plasmación y una definición, en cuanto a propio carácter se refiere, hasta el siglo XIX.