Filosofía en español 
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Pensamiento Crítico

 
Casiana Ahumada

Entrevista

Pensamiento Crítico, La Habana, mayo 1971, número 52, páginas 140-149.

Entrevista a Casiana Ahumada, directora de la revista Cristianismo y Revolución

PC: Compañera Casiana Ahumada, querríamos comenzar preguntándole por Cristianismo y revolución: ¿para qué fue fundada, con qué objetivos?, ¿qué es hoy?, ¿cuál es su perspectiva?

El origen de la revista Cristianismo y revolución está determinado por el testimonio de Camilo Torres y las perspectivas que abre en el proceso revolucionario latinoamericano. Recorriendo todas las etapas de la maduración de su fe cristiana, Camilo es el primero en ver la coincidencia existente entre las exigencias del evangelio y las de la historia y, con su muerte, abre la posibilidad de una convergencia entre la práctica cristiano y la acción revolucionaria. Su sacrificio, que conmueve proféticamente a toda América, revierte en lo más auténtico de la masa cristiana que lo incorpora a su problemática, a su proyecto de vida.

Uno de los primeros jóvenes que en Buenos Aires vio en su testimonio la posibilidad de asumir plenamente su fe cristiana y reconoció en él el impacto que haría brotar una nueva y rica vertiente que se sumaría al proceso revolucionario fue el compañero Juan García Elorrio. Juan no conoció personalmente a Camilo pero siguió muy de cerca su evolución: sus estudios como sociólogo, su búsqueda de una acción política y su aceptación de la vía armada como el único camino eficaz por el que pasa la revolución. A escasos meses de su muerte, Juan se propone difundir su mensaje para lo que forja un instrumento que hoy resume su pensamiento y su acción política: la revista Cristianismo y revolución. En setiembre de 1966 aparece por primera vez en el contexto de la dictadura militar de Onganía que busca justificar su presencia y sustentar su política de entrega y opresión en el cumplimiento de los objetivos que se traza: reimplantar el “orden” (atacar al comunismo y la “subversión”) y defender los valores de la cultura “occidental y cristiana”. La iglesia, junto con el ejército, estaría llamada a ser uno de los pilares sobre el cual se afirmaría la ideología de la “revolución argentina”.

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