Filosofía en español 
Filosofía en español

Dos traducciones de una soviética Historia de la Filosofía

Trayectoria histórica de la filosofía. Qué nos enseña la historia de la filosofía

Compendio de Historia de la Filosofía, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1969, tomo II
Iovchuk, Oizerman, Shchipanov
Compendio de Historia de la Filosofía
Traducción directa por José Laín Entralgo
Ediciones Pueblos Unidos
Montevideo 1969 · tomo II · páginas 783-795

Historia de la Filosofía, Editorial Progreso, Moscú 1978, tomo II
Iovchuk, Oizerman, Schipanov
Historia de la Filosofía
Traducido del ruso por Arnaldo Azzati
Editorial Progreso
Moscú 1978 · tomo II · páginas 436-452

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Sección segunda
Historia de la filosofía marxista-leninista y de su lucha con la filosofía burguesa

Tomo II
Historia de la filosofía marxista-leninista y su lucha contra la filosofía burguesa

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Conclusión

Conclusión

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Trayectoria histórica de la filosofía

El camino histórico de la filosofía

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Los jalones más importantes de la historia del pensamiento filosófico de la humanidad que más arriba hemos examinado, desde la Antigüedad hasta nuestros días, nos prueban que a partir de su nacimiento la filosofía ha recorrido un camino largo y complejo. En el proceso de formación, propagación y sucesión de las distintas corrientes filosóficas, de la lucha del materialismo y el idealismo, de la dialéctica y la metafísica, se resolvió el problema fundamental de la filosofía –el de la relación entre el pensar y el ser–, surgieron y fueron resueltos otros problemas filosóficos, se ampliaron y desarrollaron los conocimientos en cuanto a las leyes generales del ser y el conocimiento y se superaron errores, equivocaciones y deformaciones de la verdad. Se produjo, pues, un avance del conocimiento filosófico del mundo de lo inferior a lo superior, del no saber al saber. En la base de este proceso histórico de desarrollo del pensamiento filosófico estaba la actividad práctica del hombre, en última instancia el desarrollo de la producción material y en las sociedades de clases antagónicas, la lucha de clases; una de las fuerzas motrices más importantes de este proceso fue el progreso de la ciencia, en particular de las ciencias naturales.

Los jalones principales que dejamos atrás de la historia del pensamiento filosófico de la humanidad desde los tiempos antiguos hasta nuestros días nos dicen que la filosofía ha recorrido un largo y complicado camino. En el proceso de formación, difusión y reemplazamiento de las corrientes filosóficas, en la contienda entre el materialismo y el idealismo, entre la dialéctica y la metafísica, se fue resolviendo el problema cardinal de la filosofía –la relación del pensamiento con el ser–, aparecieron y fueron resueltos otros problemas filosóficos, se acrecentaron y desarrollaron los conocimientos sobre las leyes generales del ser y de la cognición, se eliminaron errores, extravíos y deformaciones de la verdad. El conocimiento filosófico del mundo se ha desarrollado como un movimiento ascensional de lo inferior a lo superior, de la ignorancia al saber. Este discurrir histórico del pensamiento filosófico tuvo por base la actividad práctica del hombre, en última instancia el desenvolvimiento de la producción material, y, en las sociedades constituidas por clases antagónicas, la lucha entre éstas. Una de las más importantes fuerzas propulsoras de la filosofía fue el progreso de la ciencia, especialmente de la ciencia natural.

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La lucha del materialismo con el idealismo, que expresaba en última instancia las contradicciones de intereses de las distintas clases y grupos sociales, fue siempre y sigue siendo en las sociedades clasistas el centro alrededor del cual se desarrolla el pensamiento filosófico; estaba relacionada y en muchos sentidos dependía de ella la lucha entre los métodos dialéctico y metafísico de pensar.

La pugna entre materialismo e idealismo que, a la postre, expresa la oposición de intereses de las clases y grupos sociales, siempre ha sido, y sigue siendo en las sociedades clasistas, el eje del avance del pensamiento filosófico. Vinculada con ella y en [437] fuerte dependencia se dirimió la batalla entre los métodos de pensar dialéctico y metafísico.

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El desarrollo de la filosofía en el proceso de lucha del materialismo con el idealismo y de la dialéctica con la metafísica fue la premisa teórica de la aparición, en los años 40 del siglo XIX, del materialismo dialéctico, auténtica filosofía científica de nuestra época.

El desarrollo de la filosofía en el transcurso de la lucha del materialismo contra el idealismo, de la dialéctica contra la metafísica, fue la premisa teórica que dio vida en la década de los 40 del siglo XIX a la filosofía auténticamente científica de nuestros días, el materialismo dialéctico.

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Ya en las variadas formas de la filosofía griega existían en embrión todos los tipos posteriores de concepción del mundo. En el ulterior proceso histórico del pensamiento filosófico, las representaciones materialistas iniciales, ingenuas aún en muchos aspectos, de los pensadores orientales y griegos sobre el mundo como un todo único y coherente, integrado por «primera materia», fueron sustituidos por los conceptos científicos de la materialidad del mundo [784] y de las distintas formas de su ser y movimiento, conceptos basados en los logros de las ciencias naturales. En este terreno creció la forma superior de la filosofía materialista científica, el materialismo dialéctico, que reveló las leyes generales de desarrollo del mundo objetivo y del conocimiento y proporcionó un cuadro dialéctico científico del variado, contradictorio y complejo proceso de desarrollo del mundo material y del pensamiento humano.

En la filosofía griega antigua ya estaban presentes, aunque embrionariamente, todos los tipos posteriores de cosmovisión. Las representaciones materialistas iniciales, en muchos aspectos todavía ingenuas, sustentadas por los antiguos pensadores orientales y griegos acerca del mundo como un todo único y concatenado constituido de «materia prima» se vieron sustituidas con el paso del tiempo por unos conceptos científicos de la materialidad del mundo y las diversas formas de su ser y movimiento basados en las conquistas de la ciencia natural. De las concepciones materialistas científicas nació la forma superior de la filosofía materialista científica, el materialismo dialéctico, que puso al descubierto las leyes generales del desarrollo del mundo objetivo y del conocimiento y que brindó el panorama dialéctico científico del multiforme, contradictorio y complejo proceso de evolución del mundo material y del pensamiento humano.

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En el transcurso de la historia de la filosofía las iniciales representaciones materialistas ingenuas de que las ideas y los conceptos son engendrados directamente por fenómenos materiales fueron sustituidas por los conceptos científicos de los materialistas de la Edad Moderna en cuanto al carácter primario de la materia como realidad objetiva que actúa sobre nuestros sentidos y al carácter secundario de la conciencia; a mediados del siglo XIX surgió y fue desarrollada la teoría materialista dialéctica acerca de la unidad del objeto y el sujeto, del ser social y la conciencia social, en el proceso de la práctica y sobre la base de ésta.

En el quehacer filosófico desplegado a lo largo de la historia, las primigenias representaciones materialistas ingenuas de que las ideas y los conceptos eran derivación inmediata de los fenómenos materiales se vieron reemplazadas por los conceptos científicos de los materialistas modernos relativos, según los cuales la materia ostenta el carácter primario como realidad objetiva que obra sobre nuestros sentidos y la conciencia ocupa una posición secundaria. Mediado el siglo XIX surgió y se desarrolló la doctrina materialista dialéctica sobre la unidad de objeto y sujeto, de ser y conciencia, en el transcurso de la práctica y sobre la base de la misma.

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El proceso de avance del pensamiento filosófico se desenvolvió de tal modo que las representaciones precientíficas de los filósofos antiguos sobre la capacidad del hombre para conocer el mundo se transformaron, como resultado del desarrollo de la práctica social y del progreso de la ciencia, en la teoría materialista del conocimiento, la cual demostraba que los conceptos de los hombres, reflejo fiel de la realidad, son verdades objetivas. La fase superior de desarrollo de las nociones materialistas sobre el mundo y su conocimiento pasó a ser el materialismo dialéctico, que se manifestaba como teoría científica del conocimiento del marxismo y consideraba el conocimiento del mundo como un proceso dialéctico condicionado por el desarrollo de la práctica social, dentro del cual las verdades relativas van formando las verdades absolutas, y la verdad del conocimiento se comprueba por la práctica.

El pensamiento filosófico fue avanzando de tal forma que las representaciones precientíficas de los filósofos antiguos sobre la aptitud humana para conocer el mundo dieron de sí, merced al despliegue de la práctica social y al progreso de la ciencia, la teoría materialista del conocimiento, la cual demostró [438] que los conceptos que reflejan fielmente la realidad son verdades objetivas. El grado superior del desarrollo de las concepciones materialistas sobre el mundo y el conocimiento de la realidad pasó a asumirlo el materialismo dialéctico, que comparece como gnoseología científica del marxismo y que considera el conocimiento del mundo como un proceso dialéctico condicionado por la práctica social en el que las verdades relativas van formando las verdades absolutas y la veracidad del conocimiento se comprueba a través de la práctica.

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Si entre los pensadores antiguos existía la noción dialéctica, espontánea en muchos aspectos, de que el mundo es un todo único, cuyas partes se encuentran en concatenación e interacción, en movimiento y desarrollo, el proceso ulterior del pensamiento filosófico llevó a que en la mayoría de las doctrinas filosóficas –particularmente en los siglos XVI y XVII– arraigase como algo inevitable en aquel tiempo el método metafísico de pensar, que se reducía, principalmente, al análisis y sistematización de los diferentes fenómenos de la realidad. Los elementos de dialéctica contenidos en las doctrinas filosóficas de los siglos XVII y XVIII y el método dialéctico, desarrollado en la filosofía clásica alemana sobre una base idealista, a pesar de los abundantes frutos que había dado la aplicación de la dialéctica a la esfera del pensamiento humano, no pudieron llegar a ser un método auténticamente científico de conocimiento de la realidad. Sólo al llegar a una nueva fase de desarrollo del pensamiento filosófico (a mediados del siglo XIX) –en la filosofía del marxismo– la dialéctica, convertida en materialista, fue aplicada al conocimiento de todos los fenómenos de la naturaleza, [785] la sociedad y el pensamiento, se convirtió en método universal del conocimiento científico y la transformación revolucionaria del mundo.

Si en los pensadores antiguos existía la representación dialéctica fundamentalmente espontánea de que el mundo era un todo único cuyas partes se interrelacionaban y cooperaban, se movían y desarrollaban, el posterior progreso del pensamiento filosófico dio lugar a que en la mayoría de las doctrinas filosóficas, especialmente en las elaboradas durante los siglos XVI, XVII y XVIII, tomara arraigo el método metafísico –inevitable en aquellos tiempos–, que se limita básicamente a analizar y ordenar los diversos fenómenos de la realidad. Los elementos de dialéctica presentes en las doctrinas filosóficas de los siglos XVII y XVIII y el método dialéctico desarrollado sobre base idealista en la filosofía clásica alemana no podían convertirse en un método auténticamente científico de conocimiento de la realidad, pese a la fecundidad que mostraba la aplicación de la dialéctica a la esfera del pensamiento humano. Sólo en una nueva etapa filosófica (a partir de mediados del siglo XIX, dentro de la filosofía del marxismo) se aplicó la dialéctica, convertida en materialista, al estudio de todos los fenómenos de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento, tornándose en método universal del conocimiento científico y de la transformación revolucionaria del mundo.

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El pensamiento filosófico, a todo lo largo de su historia se ocupó por regla general de los problemas sociológicos, de las leyes de desarrollo de la sociedad, del lugar del hombre en ésta, del sentido de su vida, &c. Desde las representaciones primarias y precientíficas acerca de la organización social, características de los pensadores de la Antigüedad (Platón, Aristóteles, &c.) y desde las teorías utópicas del Renacimiento (Campanella, Tomás Moro), el pensamiento filosófico y sociológico llegó a los ideales revolucionarios de la reorganización social (la Ilustración del siglo XVIII, los demócratas revolucionarios del XIX), que se desarrollaron en lucha contra las concepciones reaccionarias y conservadoras sobre la vida social. Pero ni siquiera los ideales sociales más progresivos tenían una base científica, y no pudieron abrir el camino para las transformaciones radicales de la vida social hasta la aparición del movimiento revolucionario de la clase obrera y el nacimiento del marxismo, cuya doctrina materialista dialéctica integral extendía su teoría y método al conocimiento de la sociedad. El materialismo histórico –obra de Marx y Engels– reveló las leyes generales de desarrollo de la sociedad, se convirtió en la base teórica de la lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista en comunista.

Durante toda su historia el pensamiento filosófico ha solido investigar los problemas sociológicos, las cuestiones relativas a las leyes del desarrollo de la sociedad, al lugar del hombre en ésta, al sentido de la vida humana, &c. El pensamiento filosófico pasó de las primitivas concepciones precientíficas sobre la estructura social, características de los pensadores de la antigüedad (Platón, Aristóteles y otros autores), y de las teorías utópicas del Renacimiento (Campanella, Tomás More), a los ideales revolucionarios de reorganización social (los ilustrados [439] del siglo XVIII, los demócratas revolucionarios del siglo XIX), desarrollados en lucha contra las concepciones reaccionarias y conservadoras sobre la vida social. Pero ni aun los ideales sociales más progresistas contaban con una fundamentación científica ni pudieron alumbrar transformaciones radicales de la vida social antes de aparecer el movimiento revolucionario de la clase obrera y de nacer el marxismo, que elaboró una doctrina materialista dialéctica íntegra extendiendo su teoría y su método al conocimiento de la sociedad. El materialismo histórico creado por Marx y Engels puso al descubierto las leyes generales del desarrollo de la sociedad y pasó a ser el soporte teórico de la lucha por la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista en sociedad comunista.

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El materialismo histórico y dialéctico sirvió también de base teórica a la ética y la estética científicas, así como al ateísmo científico.

El materialismo dialéctico y el materialismo histórico también permitieron la fundamentación teórica de la ética científica y de la estética realista, así como del ateísmo científico.

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El avance de la filosofía se produjo en diferentes lugares del mundo, corrió a cargo de pensadores de muchos países en un proceso de constante intercambio ideológico y de crecientes relaciones entre los pueblos, de sus culturas y su pensamiento científico y social. Con la aparición del marxismo la humanidad adquirió una auténtica filosofía científica universal, que se convirtió en bandera del proletariado internacional y de las masas trabajadoras del mundo entero.

El desarrollo ascensional de la filosofía se llevó a cabo en los diversos países del mundo, fue obra de los pensadores de muchas naciones a través de una permanente comunicación de ideas y de acrecidas relaciones entre los pueblos, sus culturas y su pensamiento científico y social. Con la aparición del marxismo, la humanidad dispuso de una filosofía universal auténticamente científica, que alzaron como bandera ideológica el proletariado internacional y las masas  trabajadoras de todo el mundo.

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Mientras que las doctrinas filosóficas que precedieron al marxismo –incluidas las progresivas, vinculadas a los movimientos de liberación de su época– explicaban el mundo de una u otra manera, pero no podían enseñar el modo de modificarlo, el materialismo dialéctico e histórico se convirtió en la primera filosofía de la acción revolucionaria de las masas populares. «El socialismo, que en el siglo XIX se convirtió de sueño en ciencia, en el siglo XX, con el triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre, se ha hecho práctica político-social de masas de millones de trabajadores.»{1}

Mientras las doctrinas filosóficas anteriores al marxismo, inclusive las progresistas, las vinculadas con los movimientos emancipadores de su época, explicaban de algún modo el mundo pero no podían enseñar la forma de cambiarlo, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico constituyen la primera filosofía de la acción revolucionaria de las masas populares en la historia. «El socialismo, que en el siglo XIX había dejado de ser un sueño para transformarse en ciencia, en el siglo XX, al triunfar la Gran Revolución Socialista de Octubre, se convirtió en obra práctica político-social de millones de trabajadores»{1}.

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La breve exposición de la historia de la filosofía que antecede desmiente las injustas concepciones de los ideólogos burgueses de [786] nuestros días en cuanto al pensamiento filosófico de la humanidad. Muchos filósofos reaccionarios contemporáneos rebajan el papel de la historia de la filosofía y la denigran como si se tratase de un «vulgar optimismo del progreso»; otros, en cambio, presentan las doctrinas filosóficas del pasado, tiempo ha caducadas, como la «edad de oro» de la humanidad, afirman que todas las doctrinas filosóficas de tiempos anteriores son «imperecederas» y conservan su vigor. La historia de la filosofía prueba la inconsistencia de las afirmaciones de los actuales filósofos reaccionarios, que niegan la independencia de la ciencia filosófica y sus tradiciones históricas y transforman la filosofía, ya en un apéndice de la teología, ya en un recurso para interpretar el «lenguaje de la ciencia».

El compendio de historia de la filosofía anteriormente expuesto refuta la visión de los ideólogos burgueses modernos acerca del pensamiento filosófico de la humanidad. En la actualidad, muchos filósofos reaccionarios minimizan y tratan despectivamente la historia de la filosofía conceptuándola de «optimismo progresista vulgar». Otros presentan como constitutivas del «siglo de oro» de la humanidad doctrinas filosóficas que caducaron en tiempos remotos, y sostienen que son «imperecederas» y conservan todo su valor hoy día. Los hechos de la historia de la filosofía denuncian la insolvencia de las afirmaciones de los filósofos reaccionarios contemporáneos que niegan la autonomía de la ciencia filosófica y sus tradiciones históricas y la convierten bien en apéndice de la teología, bien en medio interpretativo del «lenguaje de la ciencia».

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El brillante proceso de la historia del conocimiento filosófico del mundo nos prueba que los problemas filosóficos que iban surgiendo y la solución de los mismos ejercieron fecunda influencia sobre la ciencia, echa por tierra el punto de vista de los filósofos burgueses (neopositivistas, pragmatistas, &c.) cuando afirman que la filosofía no tuvo nunca sus propios problemas y que toda su función se reduce a dar una u otra interpretación a las tesis de las ciencias particulares. La verdadera historia del pensamiento filosófico refuta la concepción nihilista de los ideólogos de la reacción contemporánea sobre la historia de la filosofía como «lucha estéril de opiniones contradictorias», lucha muy lejana de la verdad y que, según ellos, no tiene valor positivo para la ciencia moderna. Los filósofos burgueses reaccionarios, que únicamente admiten la doctrina burguesa a la que ellos se atienen (platonismo, tomismo, positivismo, &c.), contrariamente a la verdad histórica afirman que el proceso del pensamiento filosófico –en particular desde Bacon y Descartes hasta nuestros días– viene a demostrar su regresión y decadencia. La historia de la filosofía nos muestra que, pese a todas las desviaciones de la verdad científica hacia el idealismo y la metafísica, con todo su carácter unilateral y los errores en que a menudo incurrió el pensamiento filosófico, en su conjunto ha seguido adelante por la vía del desarrollo progresivo, ampliando y perfeccionando el conocimiento filosófico del mundo, enriqueciendo la cultura de la humanidad y contribuyendo al cumplimiento de las tareas que se planteaban ante la sociedad y la ciencia.

El convincente y enjundioso proceso de la historia del conocimiento filosófico del mundo atestigua que los problemas filosóficos y su solución han ejercido fecunda influencia sobre la ciencia. Este hecho refuta por completo el punto de vista de los filósofos burgueses (neopositivistas, pragmatistas, &c.), quienes afirman que la filosofía no tuvo ni tiene problemas propios y que todo su cometido se reduce a dar tal o cual interpretación a las proposiciones de las ciencias concretas. La verdadera historia del pensamiento filosófico rebate la visión nihilista de los ideólogos de la reacción contemporánea, para quienes la historia de la filosofía es una «estéril contienda de contradictorias opiniones» muy alejada de la verdad y sin alcance positivo para la ciencia moderna. Los filósofos burgueses reaccionarios proclaman como única verdadera la filosofía del pasado que ellos profesan (el platonismo, el tomismo, el positivismo y otras doctrinas), y afirman a contrapelo de la verdad histórica que la historia del pensamiento filosófico, especialmente desde Bacon y Descartes hasta nuestros días, está probando su regresión y decadencia. A pesar de las desviaciones de la verdad científica hacia el idealismo y la metafísica y de la unilateralidad y los descarríos en que incurrió a menudo el pensamiento filosófico, la historia de la filosofía muestra que, en conjunto, ha avanzado por el camino del desarrollo progresista, ampliando y perfeccionando [441] el conocimiento filosófico del mundo, enriqueciendo la cultura de la humanidad y concurriendo a la solución de los problemas que la sociedad y la ciencia tenían planteados.

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Tipos de materialismo en la historia de la filosofía

Tipos de materialismo en la historia de la filosofía

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Las doctrinas filosóficas materialistas aparecidas desde la Antigüedad hasta nuestros días, con toda su diversidad y riqueza, en las distintas etapas del desarrollo social se caracterizaron por rasgos esenciales comunes, que permiten referirlas a uno u otro tipo histórico del materialismo.

Pese a toda la diversidad y profusión de doctrinas filosóficas materialistas que han existido desde la antigüedad hasta nuestros días, en determinadas fases del desarrollo social todas ellas se caracterizaron por substanciales notas comunes que permiten alinearlas en uno u otro tipo histórico de materialismo.

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Los principales rasgos distintivos de las doctrinas filosóficas que determinan su filiación a uno u otro tipo del materialismo en la historia de la filosofía, son: a) el carácter de la concepción del [787] mundo, de la solución que dan al problema fundamental de la filosofía; b) el modo general de abordar el conocimiento de los fenómenos de mundo (dialéctico espontáneo, metafísico, dialéctico) y el correspondiente método de pensar; c) la forma del vínculo con las ciencias naturales, cuyo carácter y nivel de desarrollo ejercen gran influencia sobre el contenido de la filosofía y, en cierto sentido, lo determinan; d) la actitud de cada doctrina filosófica hacia el régimen social de la época histórica correspondiente, que expresa la concepción del mundo de una clase o un grupo social determinados.

Los principales rasgos distintivos que fijan la pertenencia de las doctrinas filosóficas a un tipo u otro del materialismo son: a) el carácter de su interpretación del mundo, es decir, la solución dada al problema cardinal de la filosofía; b) el modo general de enfocar el conocimiento de los fenómenos del mundo (dialéctico espontáneo, metafísico, dialéctico) y en consonancia, determinado método de pensamiento; c) su forma de vincularse con la ciencia natural, cuyo carácter y nivel ejercen notable influencia sobre el contenido de la filosofía y, en cierta medida, lo determinan; d) la relación de la doctrina filosófica dada con el régimen social de la época histórica correspondiente, exponente de la visión del mundo de una clase o grupo social determinados.

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El materialismo anterior a Marx comprende los siguientes tipos, históricamente estructurados: 1) el materialismo primitivo de los pensadores antiguos, que incluía el enfoque dialéctico espontáneo de los fenómenos del mundo. Este materialismo era parte integrante del saber, que en un principio no se hallaba dividido; de ordinario expresaba la concepción del mundo de las fuerzas avanzadas de la sociedad antigua; 2) el materialismo metafísico de los pensadores de los siglos XVI a XVIII y de la primera mitad del XIX, que incluía el método metafísico de pensar. Este materialismo se apoyaba, fundamentalmente, en las ciencias naturales mecánicas; expresaba la concepción del mundo de la burguesía en ascenso y de otras fuerzas de la sociedad que propugnaban la vía capitalista de desarrollo; 3) el materialismo de los ideólogos de la democracia revolucionaria del siglo XIX de Rusia y otros países que habían pasado del feudalismo al capitalismo; en la mayoría de los casos se hallaba vinculado al enfoque dialéctico de los fenómenos del mundo, que sus seguidores consideraban como fundamento teórico de los cambios revolucionarios, pero que no llegó a convertirse en método dialéctico integral. Este tipo de materialismo se apoyaba en las ciencias naturales, de un carácter dialéctico espontáneo, y, en una serie de casos, en los grandes descubrimientos del siglo XIX. Por lo común, este tipo de materialismo expresaba la concepción del mundo de los campesinos y de otras fuerzas revolucionarias que se manifestaban contra el régimen feudal y sus vestigios.

Además de estos tipos fundamentales del materialismo, la historia de la filosofía conoce algunas otras variedades del mismo, por ejemplo, el materialismo panteísta de Giordano Bruno en el siglo XVI, el materialismo de los ilustradores chinos de los siglos XV a XVIII, el científico-histórico, el antropológico, &c.

Pertenecen al materialismo premarxista los siguientes tipos históricamente formados: 1) el materialismo primitivo de los pensadores antiguos, que incluía un enfoque espontáneamente dialéctico de los fenómenos del mundo; este materialismo era parte integrante de un saber inicialmente no subdividido y correspondía, en medida considerable, a los intereses de las fuerzas avanzadas de la sociedad esclavista; 2) el materialismo metafísico de los pensadores de los siglos XVI, XVII, XVIII y la primera mitad del siglo XIX, que incluía el método metafísico de pensamiento; este materialismo se apoyaba esencialmente en una ciencia natural mecanicista, y expresaba la interpretación del mundo de la burguesía en ascenso y otras fuerzas de la [442] sociedad que preconizaban el desarrollo capitalista; 3) el materialismo de los ideólogos de la democracia revolucionaria del siglo XIX en Rusia y otros países que pasaban del feudalismo al capitalismo, que a menudo concomitó con el modo dialéctico de enfoque de los fenómenos del mundo, modo en el que sus seguidores veían la fundamentación teórica de los cambios revolucionarios, pero que no llegaron a plasmar en un método íntegramente dialéctico. Este último tipo de materialismo se apoyaba en una ciencia natural espontáneamente dialéctica y, en algunos casos, en los grandes descubrimientos logrados por aquélla durante el siglo XIX. Este tipo de materialismo expresaba de ordinario la visión del mundo de los campesinos y otras fuerzas revolucionarias que impugnaban el feudalismo y sus vestigios. Además de estos tipos de materialismo históricamente formados, hubo en la historia de la filosofía otras modalidades de materialismo, como, por ejemplo, el materialismo panteísta de Giordano Bruno, en el siglo XVI, el materialismo de los ilustrados chinos en los siglos XV al XVIII, el materialismo natural-histórico y el materialismo antropológico, entre otros.

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El materialismo dialéctico constituye el tipo superior y, al mismo tiempo, una forma del materialismo nueva por principio, que se diferencia cualitativamente de todos los tipos que le precedieron.

El tipo histórico superior de materialismo y, a la vez, su forma nueva cualitativamente diferente por principio de todos los anteriores, es el materialismo dialéctico.

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En la historia del materialismo dialéctico se diferencian distintas etapas y fases, íntimamente unidas a los cambios producidos en la vida de la sociedad y al desarrollo del movimiento revolucionario, comunista. La primera etapa en la historia de la filosofía marxista fue la estructuración, desarrollo y propagación del materialismo dialéctico e histórico por Marx, Engels y sus continuadores en la época del capitalismo premonopolista (aproximadamente, [788] hasta 1895). Otra etapa, nueva y superior, la constituye el ulterior desarrollo de la filosofía marxista por Lenin, sus compañeros y discípulos en la época del imperialismo y en la época, iniciada después de la Revolución de Octubre de 1917, de paso al socialismo, de lucha de los dos sistemas sociales y de la construcción del comunismo. La etapa leninista en la filosofía del marxismo, que comenzó hacia 1895, prosigue en nuestros días.

La historia del materialismo dialéctico se divide en etapas y grados estrechamente relacionados con los cambios en la vida de la sociedad y el desarrollo del movimiento revolucionario comunista. La primera etapa en la historia de la filosofía marxista fue la correspondiente a la formación, desarrollo y propagación del materialismo dialéctico y del materialismo histórico por Marx, Engels y sus seguidores en la época del capitalismo premonopolista (aproximadamente hasta mediados de la década de los 90 del siglo XIX). Una etapa nueva, superior, en la historia de la filosofía marxista, la constituyen las aportaciones de Lenin, sus colaboradores y discípulos en la época del imperialismo y, a raíz de la Revolución de Octubre de 1917, del paso al socialismo, de la lucha entre los dos sistemas sociales y la construcción del comunismo. La etapa leninista en la filosofía del marxismo, inaugurada a mediados de los años 90 del siglo XIX, prosigue en nuestros días. [443]

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Formas de la dialéctica en la historia de la filosofía

Formas de la dialéctica en la historia de la filosofía

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La dialéctica, que surgió primeramente en la filosofía de los pensadores del Antiguo Oriente y adquirió brillante expresión en las doctrinas de Heráclito y otros filósofos griegos, ha recorrido un largo camino de desarrollo. Las formas históricas principales de la dialéctica han sido la dialéctica espontánea de los pensadores antiguos, la dialéctica de la filosofía clásica alemana de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX y la dialéctica materialista del marxismo-leninismo.

La dialéctica, que apareció inicialmente en la filosofía de los pensadores del Antiguo Oriente y tiene una expresión rotunda en las doctrinas de Heráclito y otros filósofos de la antigüedad griega, ha recorrido un dilatado camino. Las principales formas históricas asumidas por la dialéctica son la dialéctica espontánea de los pensadores antiguos, la dialéctica de la filosofía clásica alemana (finales del siglo XVIII y comienzos del XIX) y la dialéctica materialista del marxismo-leninismo.

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La dialéctica espontánea de los pensadores antiguos, que en una serie de tendencias filosóficas de aquel tiempo fue materialista, partía del hecho de que el mundo no ha sido creado «ni por los dioses ni por los hombres» (Heráclito) y de que todas sus partes se encuentran en desarrollo e intervinculación. Ahora bien, estas partes del mundo no eran aún conocidas por la ciencia, no habían sido investigadas en sus detalles. La dialéctica de la filosofía clásica alemana de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX (particularmente de Hegel) –idealista en su base– fue un método sistemáticamente elaborado que contemplaba el mundo de los conceptos como un proceso intervinculado y en desarrollo, cuyo origen era la lucha de las contradicciones internas; en la dialéctica de los conceptos los representantes de la filosofía clásica alemana, Hegel sobre todo, intuyeron la dialéctica de las cosas, del mundo material. Un papel importante en la historia de la filosofía desempeñó una forma de la dialéctica de transición, como era la dialéctica de los demócratas revolucionarios materialistas del siglo XIX, ante todo de los materialistas rusos –Herzen, Belinski, Chernishevski y Dobroliúbov–, quienes la entendían como «álgebra de la revolución», es decir, como fundamento teórico de las transformaciones revolucionarias; esta forma de la dialéctica contenía el «elemento vital de la dialéctica materialista» (Plejánov).

La dialéctica espontánea de los pensadores antiguos, que en una serie de corrientes filosóficas de aquellos tiempos fue materialista, partía de que el mundo «no fue hecho por dioses o por hombres» (Heráclito), que todas sus partes se hallan en desarrollo y recíprocamente vinculadas. Pero la ciencia no tenía aún un conocimiento cabal de estas partes del mundo, no las había investigado con detalle. La dialéctica de la filosofía clásica alemana (particularmente Hegel) –fundamentalmente idealista– fue un método sistematizado que consideraba el mundo de los conceptos como un proceso interrelacionado y en desarrollo que tenía por origen la pugna de las contradicciones internas. Los exponentes de la filosofía clásica alemana, especialmente Hegel, vislumbraron en la dialéctica de los conceptos la dialéctica de las cosas, del mundo material. En la historia de la filosofía jugó un importante papel una particular forma de transición de la dialéctica idealista a la materialista, a saber, la dialéctica elaborada por los demócratas materialistas revolucionarios del siglo XIX, ante todo por los materialistas rusos Herzen, Belinski, Chernishevski y Dobroliúbov, quienes la comprendían como el «álgebra de la revolución», esto es, como fundamentación teórica de las transformaciones revolucionarias. Esta forma de la dialéctica envolvía «un elemento viable de la dialéctica materialista» (Plejánov).

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Hubo también otras formas del pensamiento dialéctico, que fueron o formas de la dialéctica que no llegaron a desarrollarse, o fases intermedias en el paso de una de sus formas a otra. Vigorosas tendencias dialécticas contenían las doctrinas de algunos pensadores orientales (de la India, China, los países árabes y algún otro), lo mismo en la Antigüedad que en la época del feudalismo. En las doctrinas materialistas de los siglos XVII y XVIII, que por su método de pensar eran de preferencia metafísicas [789] –particularmente en los sistemas de Bacon, Spinosa, Toland, Diderot, Lomonosov, Radishchev y otros grandes filósofos– había valiosos elementos de dialéctica.

Además de las formas de dialéctica consignadas, la historia de la filosofía nos muestra otros tipos de pensamiento dialéctico que constituyeron, bien formas embrionarias de la dialéctica, bien fases intermedias de transición de una a otra forma de la dialéctica. En las doctrinas de algunos pensadores [444] orientales (en la India, China, países árabes) se detectan fuertes tendencias dialécticas, tanto en la antigüedad como en la Edad Media. Las doctrinas materialistas de los siglos XVII y XVIII, que por su método de pensamiento fueron prevalentemente metafísicas, en especial los sistemas de Bacon, Spinoza, Toland, Diderot, Lomonósov, Radíschev y otros ilustres filósofos, envuelven valiosos elementos de dialéctica.

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La forma histórica superior de la dialéctica –la dialéctica materialista, el «alma viva» del marxismo– es la ciencia de las leyes más generales de desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. La dialéctica de Marx se desarrolla y enriquece, dando forma más concreta a sus leyes y categorías mediante la generalización de los nuevos procesos del desarrollo social y de los logros de la ciencia. La elaboración de la dialéctica marxista y su aplicación creadora en las obras de Lenin, de sus compañeros y discípulos, en los documentos de los partidos marxistas-leninistas y en los trabajos de los investigadores marxistas de nuestros días, constituye un nuevo grado en el desarrollo del conocimiento dialéctico científico del mundo.

La forma histórica superior de la dialéctica es la dialéctica materialista, que constituye el «alma viva» del marxismo, la ciencia de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. La dialéctica marxiana se desarrolla y enriquece concretando sus leyes y categorías mediante la generalización de los nuevos procesos del desarrollo social y las conquistas de la ciencia. La elaboración de la dialéctica materialista y su aplicación creadora en las obras de Lenin, de sus compañeros y discípulos, en los documentos de los partidos marxistas-leninistas y en los escritos de los científicos marxistas contemporáneos forma una nueva fase en el progreso del conocimiento científico dialéctico del mundo.

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La historia de las etapas fundamentales del pensamiento filosófico, de los distintos tipos del materialismo y formas de la dialéctica nos prueba el avance del conocimiento filosófico del mundo, que no se detiene nunca en el nivel alcanzado y cambia sus formas.

La historia de las etapas fundamentales de la trayectoria del pensamiento filosófico, de los tipos del materialismo y de las formas de la dialéctica atestigua el movimiento ascensional del conocimiento filosófico del mundo, que nunca se detiene en el nivel alcanzado y va cambiando sus formas.

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Qué nos enseña la historia de la filosofía

Enseñanzas de la historia de la filosofía

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El desenvolvimiento histórico de las más importantes corrientes del pensamiento filosófico muestra que la historia de la filosofía no es un simple agregado de diversos sistemas y escuelas que se van sucediendo unos a otros, sino un proceso histórico sujeto a leyes, cada uno de cuyos grados se halla vinculado recíprocamente con los restantes. El proceso de desarrollo del pensamiento filosófico no es una filiación de ideas, no se reduce a la asimilación de los conceptos y concepciones de épocas precedentes por los pensadores que les siguieron, ni se trata de la generación por las ideas viejas de nuevas ideas filosóficas al margen de las condiciones histórico-sociales. En realidad, la historia de la filosofía es un proceso complejo y contradictorio de reflejo del ser de la naturaleza y la sociedad en la conciencia de los ideólogos de las distintas clases y grupos sociales. El proceso lógico de continuidad en la evolución de las ideas filosóficas, la conservación y utilización del material pensante de épocas anteriores en los períodos subsiguientes de la historia depende, en medida considerable, de la orientación que el desarrollo de la sociedad adquiere en las nuevas condiciones históricas, de los intereses de las distintas clases. Los ideólogos de las clases nuevas toman y elaboran con espíritu crítico el legado filosófico del pasado, luchan contra las ideas que son ajenas y hostiles a la concepción del mundo de estas clases. De este modo, la historia de la filosofía se muestra como generalización filosófica de la historia del progreso espiritual de la humanidad, como expresión de la historia de la lucha de clases, de la historia de la cultura de la humanidad. En el contenido del pensamiento filosófico se reflejaron los grandes acontecimientos de la historia, las batallas sociales, [790] las revoluciones y los pasos de unas formaciones sociales a otras y los descubrimientos que hicieron época en la ciencia. En las doctrinas filosóficas avanzadas se hallan encarnados la rica experiencia vital de los pueblos, sus ideales sociales y sus empresas creadoras en la ciencia y el arte. No es posible, pues, comprender la historia de la humanidad, su pasado, presente y futuro, sin comprender y estudiar la historia de la filosofía.

La evolución histórica de las más importantes corrientes filosóficas que hemos examinado nos hace ver que la historia de la filosofía no es la simple suma de sistemas y escuelas sucediéndose unos a otros, sino un proceso histórico sujeto a leyes, y cuyas fases se hallan en interconexión. El transcurrir del pensamiento filosófico no es una filiación de ideas que se reduzca a la asunción de las nociones y concepciones de los filósofos de una época por los de las siguientes ni al alumbramiento de nuevas ideas filosóficas a partir de las viejas, independientemente de las condiciones histórico-sociales. En realidad, la historia de la filosofía es un proceso complejo y [445] contradictorio del reflejo de la existencia natural y social en la conciencia de los ideólogos de las diversas clases y grupos sociales. El proceso de sucesión sujeto a leyes en el desarrollo de las ideas filosóficas y la pervivencia y utilización de las pertenecientes a épocas anteriores en períodos posteriores de la historia dependen en buen grado de la dirección que asuma la sociedad en las nuevas circunstancias históricas, de los intereses de las diversas clases. Los ideólogos de las nuevas clases reciben y reelaboran con visión crítica una herencia filosófica, y combaten las ideas ajenas y hostiles a la cosmovisión de estas clases. A tono con esto, la historia de la filosofía se nos aparece como generalización filosófica de la historia del desarrollo intelectual de la humanidad, como expresión de la historia de la lucha de clases, de la historia de la cultura de la humanidad. En el contenido del pensamiento filosófico tienen su expresión los grandes acontecimientos de la historia, las batallas sociales, las revoluciones y la transición de unas formaciones sociales a otras, los descubrimientos científicos que hacen época. En las doctrinas filosóficas avanzadas se plasman la copiosa experiencia vital de los pueblos, sus ideales sociales, el obrar intrépido y creador en la ciencia y el arte. Por ello, sin conocer la historia de la filosofía, sin estudiarla, no se puede comprender la historia de la humanidad, su pasado, presente y futuro.

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Según nos enseña ésta, la evolución del pensamiento filosófico no fue nunca algo suave y tranquilo, sin contradicciones y sin lucha; en realidad, la filosofía fue siempre una ciencia de partido que expresaba los intereses de las clases en lucha de la sociedad. La historia de la filosofía refuta las invenciones de los reaccionarios burgueses en el sentido de que la división de sus doctrinas en materialistas e idealistas «ha envejecido», que en aras de la «objetividad» hay que colocarse «por encima» de la lucha de los partidos en el campo filosófico. La filosofía marxista-leninista, que exige el riguroso conocimiento científico objetivo y que aplica consecuentemente el principio del espíritu de partido, se manifiesta contra el objetivismo burgués, que predica el cese de la lucha del materialismo contra el idealismo; el marxismo enseña a mantenerse inflexiblemente en las posiciones del materialismo dentro de la filosofía, la ciencia y la vida social, a sostener una lucha irreductible contra la filosofía idealista, las concepciones religiosas y todos los tipos de ideología reaccionaria, contra el revisionismo y el dogmatismo.

La historia de la filosofía nos muestra que la andadura del pensamiento filosófico nunca fue acompasada y «apacible», libre de contradicciones y luchas. En realidad, la filosofía siempre fue partidista, siempre expresó los intereses de las clases contendientes. Los hechos de la historia de la filosofía rebaten las supercherías de los reaccionarios según los cuales ha «caducado» la división de las doctrinas filosóficas en materialistas e idealistas y hay que situarse, en aras de la «objetividad», por «encima» de las luchas de partido en filosofía. La filosofía marxista-leninista, que reclama un conocimiento científico rigurosamente objetivo y, consecuentemente, sigue el principio del partidismo en filosofía, combate el objetivismo burgués que predica la suspensión de la lucha del materialismo contra el idealismo. El marxismo enseña a mantener con firmeza las posiciones del materialismo en [446] filosofía, la ciencia y la vida social, a combatir inconciliablemente la filosofía idealista, las concepciones religiosas y todas las demás especies de la ideología reaccionaria, del revisionismo y del dogmatismo.

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Al mismo tiempo, la historia marxista de la filosofía nos enseña a guardar, valorar y elaborar el gran legado del pensamiento filosófico de la humanidad, a proseguir sus mejores tradiciones. Si la filosofía es en cada época la superestructura ideológica que se erige sobre la base económica, esto no significa que desaparezca por completo junto con la base económica de la que era reflejo. Los valiosos resultados del conocimiento filosófico conseguidos en cada fase del desarrollo histórico, el «aparato conceptual» de la filosofía, sus categorías lógicas, se conservan, y su profundo estudio es la mejor escuela de pensamiento teórico.

Al mismo tiempo, la historia marxista de la filosofía enseña a preservar y elaborar el gran legado del pensamiento filosófico, a proseguir sus mejores tradiciones. Si bien en cada época la filosofía es un elemento de la superestructura ideológica construida sobre la base económica, no por ello al desaparecer ésta, de la que es reflejo, desaparece plenamente aquélla. Los resultados valiosos del conocimiento filosófico logrados en cada fase de la trayectoria histórica, el «aparato conceptual» de la filosofía y sus categorías lógicas subsisten, y el estudio profundo de todo ello es la mejor escuela del pensamiento teórico.

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La historia del pensamiento filosófico muestra que muchos pueblos aportaron su contribución específica al acervo común de la cultura mundial, incluida la filosofía. Refuta las concepciones «europocentristas» de algunos investigadores burgueses, quienes afirman que en la historia hubo «pueblos filosóficos» y «pueblos no filosóficos», que sólo el «mundo occidental» fue el foco de la filosofía y que el pensamiento filosófico de otros muchos pueblos no tiene importancia para la filosofía mundial. También refuta las concepciones «asiacentristas» puestas ahora en juego por elementos nacionalistas burgueses y sectarios de los países de Oriente, según las cuales sólo esos países fueron y son la «cuna» del pensamiento verdaderamente filosófico, mientras que el Occidente mantuvo siempre y mantiene una actitud de indiferencia hacia el mundo espiritual y moral de los hombres, se halla hundido en el racionalismo, [791] el practicismo, &c. Los hechos de la historia de la filosofía de Occidente y Oriente nos dicen que condiciones semejantes de la vida social engendraron en los distintos países doctrinas e ideas filosóficas de carácter afín, que ejercieron influencia en el desarrollo de la ciencia, la cultura y el pensamiento social de los pueblos del país en que nacieron y de otros países del mundo.

La historia del pensamiento filosófico muestra que tanto los pueblos «grandes» como los «pequeños» hicieron su aportación específica al acervo común de la cultura mundial, incluida la filosofía. Por tanto, refuta las concepciones «eurocentristas» de algunos historiadores de la filosofía burgueses para los cuales hubo «pueblos filosóficos» y otros que no lo fueron, y sólo el «mundo occidental» se constituyó como foco del pensamiento filosófico, pues lo hecho en este terreno por otras muchas naciones no tiene valor alguno para la filosofía mundial. La historia de la filosofía universal también rebate las concepciones «asiocentristas» que hoy resucitan los nacionalistas burgueses y los elementos sectarios de los países de Oriente, en virtud de las cuales sólo Oriente fue y sigue siendo la «cuna» del verdadero pensamiento filosófico, en tanto que Occidente manifestó siempre y manifiesta plena indiferencia por el mundo espiritual y moral del hombre y se encenagó en el racionalismo, el practicismo, &c. La historia de la filosofía de Occidente y Oriente evidencia que condiciones históricas coincidentes de la vida social dieron lugar en los distintos países a doctrinas e ideas filosóficas similares por su carácter, ideas que incidieron en el desarrollo de la ciencia, la cultura y el pensamiento social de los pueblos que las alumbraron y en las de otros países.

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Si algunas doctrinas filosóficas, por ejemplo, de una serie de países de Oriente, no ejercieron influencia directa sobre la filosofía y la cultura de la Europa Occidental de la Edad Moderna, eso no significa que se mantuviesen al margen de la cultura del mundo y no tengan valor filosófico independiente. La significación filosófica de la aportación de cada pueblo no se determina por su influencia directa sobre el pensamiento filosófico de Occidente, sino por la medida en que las ideas filosóficas enunciadas y desarrolladas por los pensadores de este pueblo fueron profundas, científicas y eficaces, por la medida en que fecundaron el desarrollo de la ciencia, el arte, la cultura y el movimiento de liberación en el país dado y en otros países. A pesar de las desfavorables condiciones históricas, que dificultaban los contactos ideológicos entre los distintos pueblos, la comunidad de ideas y concepciones filosóficas en las doctrinas de los pensadores de distintos países y sus influencias recíprocas crecieron sin cesar; así nos lo dice, por ejemplo, la influencia de la filosofía árabe en los países occidentales o la de las ideas filosóficas de la Revolución Francesa y de otras doctrinas progresivas del siglo XVIII del Occidente europeo en muchos países del mundo, incluidos los del Oriente, la influencia de la concepción del mundo de los demócratas revolucionarios rusos del siglo XIX en los pensadores avanzados de los pueblos de Europa Oriental, &c.

Si bien ciertas doctrinas filosóficas de algunos países de [447] Oriente no ejercieron influencia directa sobre la filosofía y la cultura de la Europa Occidental moderna, no es lícito admitir que se hallen al margen de la cultura mundial y carezcan de un significado filosófico propio. El valor filosófico de la aportación de cada pueblo no depende de que influyera directamente sobre el pensamiento filosófico de Occidente, sino de la medida en que las ideas filosóficas remarcadas y elaboradas por los pensadores de ese pueblo fueron profundas, científicas y válidas, de la medida en que fecundaran la ciencia, el arte, la cultura y el desarrollo del movimiento emancipador en su país y en otros países. A pesar de las condiciones históricas desfavorables para el intercambio cultural entre los pueblos, la comunidad de ideas y concepciones en las doctrinas de los pensadores de las distintas naciones y su influencia recíproca siempre fueron en aumento, como bien lo demuestra, por ejemplo, la influencia de la filosofía árabe sobre los países occidentales o la de las ideas filosóficas de la Revolución Francesa y de otras doctrinas progresistas eurooccidentales del siglo XVIII sobre muchos países, entre ellos los de Oriente, o la de la filosofía de los demócratas revolucionarios rusos del siglo XIX sobre los pensadores avanzados de Europa Oriental, &tc.

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Mientras que antes del marxismo las doctrinas filosóficas –lo mismo las que fueron conocidas sólo dentro de su propio país que las que ejercieron influencia sobre los vecinos– en la mayoría de los casos, a pesar de todo, no cumplieron un papel decisivo, histórico-universal, en el desarrollo del pensamiento filosófico de la humanidad, no llegaron a ser filosofías mundiales, el materialismo histórico y dialéctico, creado en Occidente por Marx y Engels y elevado a su fase superior en Rusia por Lenin, es una auténtica doctrina internacional, que se refiere en igual medida a los países de Occidente y de Oriente. El triunfo de las ideas marxistas-leninistas en los países socialistas de Europa y Asia, así como su amplia propagación en todos los países del mundo, refuta las invenciones de los falsificadores del marxismo-leninismo de que el marxismo se halla vinculado únicamente al pensamiento «occidental», mientras que el leninismo se refiere al pensamiento «oriental», de que el marxismo-leninismo en su conjunto no es una doctrina internacional. «El marxismo-leninismo ha penetrado en las mentes de cientos de millones de hombres en la Tierra.»{2} [792]

Si las doctrinas filosóficas anteriores al marxismo, tanto las que sólo fueron conocidas en sus países de origen como las que influyeron en otros, no desempeñaron un papel decisivo, de alcance histórico universal, en el desarrollo del pensamiento filosófico de la humanidad en la mayoría de los casos, no se convirtieron en una filosofía universal, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico creados en Occidente por Marx y Engels y elevados a un grado superior en Rusia por Lenin constituyen una doctrina auténticamente internacional que concierne por igual a los países de Occidente y de Oriente. La victoria de las ideas marxistas-leninistas en los países socialistas de Europa y Asia, su amplia difusión en muchos países, refutan las supercherías de los falseadores del marxismo-leninismo, según los cuales el marxismo está relacionado sólo con el pensamiento «occidental», el leninismo con el «oriental» y el marxismo-leninismo en conjunto no es una doctrina internacional. En realidad, el marxismo-leninismo se ha adueñado de la mente de centenares de millones de personas. [448]

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La historia de las doctrinas filosóficas más arriba expuesta nos convence de que la filosofía se desarrolla en vinculación íntima con el progreso de las ciencias naturales, confirma las palabras de Engels de que a cada descubrimiento científico que hace época el materialismo debe cambiar inevitablemente de forma.

La historia de las doctrinas filosóficas expuesta en esta obra persuade de que la filosofía se desarrolla en estrecho vínculo con el progreso de la ciencia natural, confirma la proposición de Engels acerca de que el materialismo debe cambiar de forma con cada nuevo descubrimiento científico que hace época.

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La historia de la filosofía, particularmente de los siglos XVIII a XX, demuestra que casi todas las tendencias que se refieren a corrientes filosóficas opuestas recurren a las ciencias naturales y tratan de ofrecerles su explicación filosófica; los descubrimientos científicos son objeto de enconada lucha filosófica.

La historia de la filosofía, especialmente en los siglos XVIII al XX, prueba que casi todas las tendencias pertenecientes a escuelas filosóficas opuestas acuden a las ciencias naturales y se esfuerzan por darles su explicación filosófica; los descubrimientos de las ciencias naturales son objeto de enconada lucha filosófica.

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La historia del pensamiento filosófico enseña que sin una sólida alianza con las ciencias naturales, sin una seria base científico-natural, la filosofía científica es imposible. A su vez, las ciencias naturales, no pueden, sin una sólida fundamentación filosófica, alcanzar la victoria en la lucha contra la religión y la reacción. De la historia de la filosofía se desprende la necesidad de un trabajo constante y profundo para dominar las conquistas de las ciencias naturales y de su interpretación filosófica desde el punto de vista del materialismo dialéctico; sin ello en nuestra época es imposible elaborar una concepción del mundo auténticamente científica.

La historia del pensamiento filosófico nos enseña que, sin una sólida alianza con las ciencias naturales, sin unos firmes cimientos científico-naturales, es imposible elaborar una filosofía científica. A su vez, las ciencias naturales no pueden vencer en la lucha contra la religión y la reacción sin unos sólidos cimientos filosóficos. De la historia de la filosofía se desprende la necesidad de un estudio profundo y constante de las conquistas de las ciencias naturales y de su interpretación filosófica desde el punto de vista del materialismo dialéctico. Sin ello no es posible elaborar en nuestra época una concepción del mundo auténticamente científica.

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El estudio de la historia de la filosofía muestra también que ésta, además de sus vínculos con la ciencia, se relaciona con los otros aspectos de la vida espiritual de los hombres, con las diferentes formas de la conciencia social (religión, ideología política, derecho, moral, arte). Dentro de determinadas épocas históricas, entre los diversos vínculos de la filosofía y las otras formas de la conciencia social salió a primer plano una cierta forma de esta última, que predominó en las condiciones propias de la época y ejerció vigorosa influencia sobre toda la vida espiritual de la sociedad. En la Grecia antigua la forma predominante de la conciencia social fue la filosofía, mejor dicho, aquella concepción indivisa del mundo en la que el papel principal correspondía a las ideas filosóficas y de la que no se habían desprendido las ciencias concretas, muy poco desarrolladas entonces. En la sociedad feudal esta forma predominante fue la religión que impuso su sello en la filosofía, la moral, el arte y otras formas de la conciencia social de aquel tiempo.

El estudio de la historia de la filosofía nos muestra que la filosofía no sólo estuvo relacionada con la ciencia, sino también con otras vertientes de la vida intelectual, con diversas formas de la conciencia social (la religión, la ideología política, el derecho, la moral, el arte). En determinadas épocas históricas ocupó el primer plano una forma de conciencia social, multiformemente vinculada con otras formas y con la filosofía, predominando y ejerciendo una influencia particularmente fuerte sobre toda la vida espiritual de la sociedad. En la Grecia antigua, la forma predominante de la conciencia social fue la filosofía, mejor dicho, una cosmovisión global protagonizada por las ideas filosóficas y de la que aún no se habían escindido las ciencias concretas, poco desarrolladas por entonces. En la sociedad feudal, la forma de la conciencia social preponderante fue la religión, que imprimió su huella sobre la filosofía, la moral, el arte y otras formas de la conciencia social. [449]

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En el período comprendido entre los siglos XVI y XVIII, cuando el régimen feudal fue sustituido por la sociedad capitalista, basada en el desarrollo de la industria, adquirió creciente importancia en la conciencia de los hombres, y por tanto mayor influencia sobre sus concepciones filosóficas, la ciencia, de manera particular las ciencias naturales. Desde fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, en un ambiente de violentas batallas sociales y transformaciones revolucionarias, empezó a cumplir un papel particularmente grande en el desarrollo de la conciencia social la ideología política que expresaba de la manera más completa y definida los intereses radicales de las clases en pugna. Ella, a la par con la ciencia, ejerce también hoy día una gran influencia directa sobre la filosofía. [793]

En el período que abarca los siglos XVI al XVIII, cuando el régimen feudal iba siendo reemplazado por la sociedad capitalista –basada en el desarrollo de la industria–, la ciencia, especialmente la ciencia natural, fue adquiriendo más y más peso específico en la conciencia de la gente y, por lo tanto, influencia sobre sus concepciones filosóficas. Desde finales del siglo XVIII hasta comienzos del XIX, entre ásperas batallas sociales y transformaciones revolucionarias, la ideología política, que expresaba de modo más cabal y definido los intereses básicos de las clases beligerantes, cumplió un papel excepcional en el desarrollo de la conciencia social. Junto con la ciencia, la ideología política sigue ejerciendo hoy una grande y directa influencia sobre la filosofía.

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En nuestros tiempos, el materialismo dialéctico e histórico, unido íntimamente al comunismo científico y que encuentra su encarnación concreta en la política y la labor práctica del Partido Comunista de la Unión Soviética y otros partidos comunistas y obreros, se apoya en medida cada vez mayor en la ciencia, que se convierte en fuerza productiva directa. La doctrina marxista-leninista reposa sobre todo el conjunto de las ciencias naturales y sociales y generaliza filosóficamente sus conquistas. Al mismo tiempo, la ideología política reaccionaria de la burguesía imperialista, y también la ideología religiosa y otras formas de la conciencia burguesa, ejercen una influencia corruptora sobre la filosofía idealista contemporánea, empujando a muchos de sus representantes a la falsificaron consciente de la historia y de los datos de nuestra época.

En el período histórico contemporáneo, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, en estrecha conexión con el comunismo científico y plasmados de forma concreta en la política y la práctica del Partido Comunista de la Unión Soviética y de otros partidos comunistas y obreros, se apoyan más y mas en la ciencia, convertida hoy en fuerza productiva directa. La doctrina marxista-leninista se respalda en el conjunto todo de las ciencias naturales y sociales, generaliza filosóficamente sus adelantos. Por su parte, la ideología política reaccionaria de la burguesía imperialista, así como la ideología religiosa y otras formas de la conciencia burguesa, ejercen una influencia deletérea sobre la filosofía idealista contemporánea, empujando a muchos de sus exponentes a un falseamiento consciente de la historia y del tiempo presente.

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Antes de la aparición de la filosofía del marxismo existía una contradicción entre el desarrollo de la filosofía materialista y el método metafísico de pensar, que ya en los siglos XVIII y XIX frenaba hasta cierto punto el desarrollo de la ciencia y de la filosofía. El método dialéctico, elaborado por los clásicos de la filosofía alemana de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX sobre una base idealista, se encontraba en profunda contradicción con sus conservadores sistemas idealistas, que proporcionaban una interpretación equivocada y a veces falsa del proceso de desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Un intento fecundo de superar las contradicciones entre la teoría materialista y el método metafísico de pensar fue el de los demócratas revolucionarios rusos del siglo XIX, que aspiraron a reemplazar el método metafísico por el dialéctico, aunque no consiguiesen reelaborar con un criterio materialista la dialéctica hegeliana y transformar la dialéctica en una ciencia auténtica.

Antes de aparecer la filosofía del marxismo existía la contradicción entre el desarrollo de la filosofía materialista y el método metafísico de pensar, que ya en los siglos XVIII y XIX restringía en cierta medida el progreso de la ciencia y la filosofía. El método dialéctico elaborado por los clásicos de la filosofía alemana a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX sobre una base idealista se hallaba en profunda contradicción con sus sistemas idealistas conservadores, que daban una interpretación adulterada, cuando no falsa, del proceso de desarrollo en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Los demócratas revolucionarios rusos del siglo XIX llevaron a cabo un fecundo intento de superar las contradicciones entre la [450] teoría materialista y el método metafísico de pensar al tratar de sustituir este último por la dialéctica, aunque no lograron elaborar en clave materialista la dialéctica hegeliana y convertir la dialéctica en auténtica ciencia.

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Solamente el marxismo-leninismo logró solucionar la contradicción entre la teoría y el método, convirtiéndose en la primera doctrina filosófica de la historia en la que la teoría y el método se encuentran en unidad indisoluble. El movimiento comunista internacional parte de esta unidad irrompible de la teoría y el método del marxismo, rechazando decididamente los intentos de los críticos de «depurar» la teoría del marxismo de la dialéctica, de despojarle de su «alma viva», por una parte, y, por otra, de «despojar» a la dialéctica de sus bases materialistas, de reducirla a la dialéctica de los conceptos, con lo que se convertiría en escolástica de nuestra época. De la historia de la filosofía se desprende la conclusión de que es necesario dominar profundamente el método de la dialéctica materialista, aprender a aplicarla al conocimiento científico y a la actividad práctica, orientarse constantemente hacia el estudio de los fenómenos y procesos de la naturaleza y la sociedad y participar de modo activo en la transformación revolucionaria del mundo.

Esa contradicción entre la teoría y el método no se logró superar sino con el marxismo-leninismo, la primera doctrina filosófica de la historia en la que teoría y método se hallan en unidad indisoluble. El movimiento comunista internacional parte de esa unidad de la teoría y el método del marxismo, rechaza resueltamente las pretensiones de los críticos del marxismo de «expurgar» la dialéctica de la teoría marxista, de arrancar a ésta su «alma viva» y de «liberar» a la dialéctica de sus bases materialistas reduciéndola a una dialéctica conceptual, con lo que no sería sino la escolástica de nuestros días. De la historia de la filosofía se desprende que es preciso dominar a fondo el método de la dialéctica materialista, aprender a aplicarlo al conocimiento científico y a la actividad práctica, estudiar continuamente los fenómenos y procesos de la naturaleza y la sociedad, participar en la transformación revolucionaria del mundo.

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La historia de la filosofía nos muestra que las doctrinas anteriores al marxismo, que se ocupaban de los distintos aspectos del conocimiento filosófico, trataron de resolver los denominados [794] problemas ontológicos, que se refieren a los fundamentos y leyes del ser, los problemas de la gnoseología, relativos a las relaciones entre el pensamiento y el ser y a la cognoscibilidad del mundo, que estudian las formas y leyes del pensamiento. En la historia de la filosofía anterior al marxismo no hubo sistemas que proporcionasen una solución integral de los problemas de la ontología, la gnoseología y la lógica en su unidad. Esto no se podía alcanzar en el terreno del materialismo metafísico, incapaz de comprender que la historia de la naturaleza y la sociedad, y también su conocimiento, constituyen procesos que se desarrollan dialécticamente. Un grandioso intento de fundir en un sistema filosófico único la ontología, la gnoseología y la lógica fue el de Hegel, realizado sobre una base idealista. Pero el idealismo no podía proporcionar una solución verdaderamente científica de este problema, por cuanto partía de una representación deformada de la realidad como autodesarrollo de la idea absoluta.

La historia de la filosofía muestra que antes del marxismo las doctrinas filosóficas, al ocuparse de los diferentes aspectos del saber filosófico, intentaban resolver los llamados problemas ontológicos relativos a las bases y las leyes del ser, los problemas de la gnoseología acerca de la relación del pensamiento con el ser y de la cognoscibilidad del mundo, y los problemas de la lógica estudiando las formas y las leyes del pensamiento. Antes del marxismo no hubo en la historia un sistema filosófico que diera una solución científica íntegra a las cuestiones de la ontología, la gnoseología y la lógica en su unidad. Era una solución que no podía surgir sobre la base del materialismo metafísico, incapaz de comprender que la historia de la naturaleza y la sociedad y su conocimiento son procesos que se desarrollan de modo dialéctico. Hegel realizó un ciclópeo intento de fundir en un solo sistema la ontología, la gnoseología y la lógica dentro de la concepción idealista. Pero el idealismo no podía ofrecer una solución auténticamente científica de este problema, ya que partía de una representación falseada de la realidad, entendiéndola como autodesarrollo [451] de la idea absoluta.

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Sólo el materialismo dialéctico e histórico de Marx, Engels y Lenin llevó a cabo la tarea de combinar en un todo único la ontología, la gnoseología y la lógica, al demostrar que la dialéctica materialista es a la vez la ciencia de las leyes más generales del mundo objetivo, lógica y teoría del conocimiento. Las leyes y categorías del materialismo dialéctico, en las que quedan expresados los vínculos dialécticos del mundo objetivo, son, al mismo tiempo, las leyes del conocimiento, del pensamiento científico-lógico de nuestros días.

Sólo el materialismo dialéctico y el materialismo histórico de Marx, Engels y Lenin resolvieron el problema que tenía planteado la filosofía de unir en una doctrina global la ontología, la gnoseología y la lógica, demostrando que la dialéctica materialista es, a la vez, la ciencia de las leyes generales del mundo objetivo y del pensamiento que lo refleja, la lógica y la teoría del conocimiento. Las leyes y categorías del materialismo dialéctico, que expresan las concatenaciones dialécticas generales del mundo objetivo, son a la par las leyes del conocimiento, del pensamiento lógico-científico contemporáneo.

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La historia del pensamiento filosófico demuestra que las doctrinas progresivas emanaban de los intereses de las fuerzas en ascenso de la sociedad y enunciaban ideales sociales avanzados, a veces revolucionarios: referentes a la reorganización de la sociedad sobre principios justos, a la supresión de la desigualdad social, de la oposición entre el trabajo intelectual y manual y entre la ciudad y el campo, al logro de la paz y de la colaboración entre los pueblos, &c. Pero hasta la aparición del proletariado en la palestra histórica, en la sociedad no había una fuerza capaz de llevar adelante de manera consecuente y consciente las grandes transformaciones sociales, de dar vida a los ideales sociales avanzados de la humanidad trabajadora.

La historia del pensamiento filosófico evidencia que las doctrinas filosóficas progresistas partieron de los intereses de las fuerzas ascendentes de la sociedad y promovieron ideales sociales avanzados, en ocasiones revolucionarios, como la reconstrucción de la sociedad con arreglo a los principios de la justicia; la abolición de la desigualdad social, del contraste entre el trabajo manual y el intelectual, entre la ciudad y el campo; la paz y la colaboración entre las naciones, &c. Pero antes de aparecer en el ámbito histórico el proletariado revolucionario no había en la sociedad una fuerza capaz de llevar adelante de modo coherente y consciente las grandes transformaciones sociales, de hacer realidad los ideales sociales progresistas de la humanidad trabajadora.

47

La historia de la filosofía señala que sólo el materialismo dialéctico e histórico, que fundamentó, en el plano filosófico el papel histórico-universal del proletariado en la supresión del capitalismo y la creación del comunismo, pudo, por primera vez, plantear los ideales sociales avanzados sobre el terreno de la ciencia exacta de las leyes de desarrollo de la sociedad, unir la práctica revolucionaria a la previsión científica del triunfo del socialismo y el comunismo, como lo confirma todo el desarrollo de la vida contemporánea.

La historia de la filosofía muestra que sólo el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, que fundamentan filosóficamente el papel histórico-universal del proletariado en la abolición del capitalismo y la edificación del comunismo, fueron capaces de instaurar los ideales sociales avanzados en el terreno de la ciencia exacta de las leyes del desarrollo de la sociedad, unir la práctica revolucionaria con la previsión científica de la victoria del socialismo y el comunismo, previsión confirmada por todo el desarrollo de la vida contemporánea.

48

Base científico-teórica, fundamento filosófico del comunismo es el materialismo dialéctico e histórico, doctrina que se desarrolla creadoramente y que por su riqueza ideológica y teórica y vigor  [795] supera la influencia de todas las concepciones filosóficas y los ideales político-sociales del pasado y del presente.

El soporte teórico-científico, el basamento filosófico del comunismo, es el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, doctrina que se desarrolla de modo creador, que por su riqueza teórica y la fuerza de su influencia supera todas las [452] concepciones filosóficas e ideales político-sociales del pasado y del presente.

49

La historia de la filosofía no termina en el nivel de desarrollo ahora alcanzado, pues la filosofía marxista-leninista no se detendrá nunca en su avance. El marxismo-leninismo –la filosofía científica de nuestros tiempos–, es profundamente ajeno tanto al revisionismo, que prescinde de los principios filosóficos del marxismo, comprobados por la vida, por la práctica, como al dogmatismo, que no quiere ver los cambios producidos en el desarrollo de la sociedad y la ciencia, no comprende la necesidad de infundir un impulso creador a la teoría del marxismo, a su filosofía. El materialismo dialéctico e histórico se desarrolla y desarrollará siempre con un espíritu creador, enriqueciendo el tesoro del pensamiento filosófico mundial con nuevas conclusiones y tesis, descubrirá nuevas leyes en el desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, generalizará en el plano filosófico la experiencia del desarrollo social, las conquistas de la ciencia y la cultura humanas.

La historia de la filosofía no termina en el nivel alcanzado hoy en día, pues la filosofía marxista-leninista nunca se detendrá en su movimiento ascensional. Por tanto, son profundamente ajenos a la filosofía científica de nuestra época –el marxismo-leninismo– el revisionismo, que se desentiende de los principios filosóficos del marxismo comprobados por la vida, por la práctica, y el dogmatismo, que hace caso omiso de los cambios acaecidos en el desarrollo de la sociedad y de la ciencia y no comprende la necesidad de llevar adelante de forma creadora la teoría del marxismo, su filosofía. El materialismo dialéctico y el materialismo histórico siempre se desarrollarán creadoramente acrecentando el acervo del pensamiento filosófico mundial con nuevas deducciones y proposiciones, pondrán al descubierto nuevas leyes en el desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, generalizarán filosóficamente la experiencia del desarrollo social, las conquistas de la ciencia y de la cultura de la humanidad.

50

El profundo estudio de la historia de la filosofía proporciona a los trabajadores la seguridad inquebrantable en el triunfo de la doctrina del marxismo-leninismo, en la victoria inevitable del comunismo. «Las fuerzas del comunismo son incalculables, a su lado está la verdad de la vida… –se dice en las Tesis del C.C. del P.C.U.S. con motivo del 50 aniversario de la Revolución de Octubre–. Las ideas de Octubre, las ideas del comunismo son las ideas rectoras de nuestro tiempo, la gran fuerza creadora de la historia contemporánea.»

 

51

«Los años venideros traerán nuevas victorias a la doctrina de Marx, Engels y Lenin, a la causa del comunismo.»{3}

 


{1} «50 años de la Gran Revolución Socialista de Octubre». Tesis del C.C. del P.C.U.S., pág. 64.

{2} «50 años de la Gran Revolución Socialista de Octubre». Tesis del C.C. del P.C.U.S., pág. 4.

{3} «50 años de la Gran Revolución Socialista de Octubre». Tesis del C.C. del P.C.U.S., pág. 64.

{1} Cincuenta años de la Gran Revolución Socialista de Octubre. Tesis del CC del PCUS, pág. 64.

 

Dos traducciones de una soviética Historia de la Filosofía
XII. La aparición del materialismo dialéctico e histórico, una revolución en la filosofía
Conclusión. Trayectoria histórica de la filosofía

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