Filosofía en español 
Filosofía en español

Democracia y Corrupción

[ 768 ]

Sistemas envolventes de la sociedad política clasificados según diferentes criterios nematológicos

Los sistemas envolventes y heterogéneos de la sociedad política, que hacen imposible la interpretación realista de cualquier principio de autonomía democrática [765], son percibidos y clasificados según criterios muy diversos que corresponden a sistemas nematológicos (ideológicos, teológicos, míticos, filosóficos) más o menos definidos. Por ejemplo, el sistema tradicional de la ontoteología clasifica todo aquello que envuelve a una sociedad política en tres grandes regiones:

(1) La región de los espíritus, angélicos o satánicos, con Dios en el vértice de la jerarquía. […] Dios es la fuente de la autoridad política, los dioses ayudan a los hombres, los guían, presiden los fundamentos de la ciudad-Estado. Muchas veces, Satán interfiere entre los hombres (como interfirió Napoleón, según lo veía la derecha más integrista de su tiempo) y lleva a la ruina a una nación o a un imperio.

(2) La región de los cuerpos, sometidos a sus propias leyes naturales. La sociedad política también se supone involucrada, desde luego, en el sistema ontoteológico, en la región de los cuerpos. Pues ella depende de los astros, del Sol, del fuego y de la lluvia. Es muy conocido el pasaje de la Narratio prima (publicada en 1540) de Rheticus, el gran divulgador de Copérnico, en el que nos cuenta una visión astrológica de la historia universal: “… vemos que todos los reinos han tenido sus principios cuando el centro de la excéntrica estaba en algún punto especial del círculo pequeño. Así, cuando la excéntrica del Sol estaba en su máximo, el gobierno de Roma se transformó en monarquía; mientras la excentricidad decrecía, Roma también declinó, como si envejeciera, y después declinó…”

Y, al margen de la astronomía o de la astrología, damos por evidente que una sociedad política solo puede subsistir en una franja térmica de -50° a 50°. Una “democracia avanzada” puede calentar o refrigerar el edificio de la Asamblea, pero siempre que su economía no se resienta con ello. Y aun manteniéndonos en una franja de límites menos extremos, sabemos que una gran nevada puede cambiar el sentido de unas elecciones parlamentarias.

(3) La región de los hombres, sometidos a las normas institucionales. Por último, cada sociedad política está envuelta, como decían los revolucionarios de 1789, por el Género Humano, cuyos derechos [734-736] será preciso, ante todo, manifestar y hacer cumplir. Y sin embargo este Género Humano no aparece como realidad envolvente en ningún lugar del universo. No hay Género Humano, sino, visto desde España, lo que hay son franceses, portugueses, ingleses, italianos o alemanes. Es decir, para una sociedad política dada, el “hombre” [488], lo humano, es solo una idea borrosa y abstracta de lo que puedan tener en común las naciones políticas que la rodean, o incluso los bárbaros. Y estas naciones o pueblos bárbaros, que se infiltran en la propia Nación política [731], o en cada parte de ella, actúan sobre la sociedad política de un modo enteramente distinto a como podría esperarse que actúa el Género Humano [720-722] como esfera envolvente pacífica y universal en cuanto sede de unos derechos eternos. Las demás naciones actúan sobre cada una de ellas como los lobos ante el cordero: buscan morderla, despedazarla o devorarla en cuanto nación. En la medida en que alguna de esas naciones puedan ser amigas, frente a enemigas, se les verá borrosamente como humanas. Pero en rigor los derechos humanos [481-488] ejercen en cada nación antes un efecto disolvente que unificador con las demás naciones.

Consideraciones análogas haríamos si en lugar de clasificar el envolvente ontoteológico de la sociedad política nos refiriésemos a la clasificación derivada del esquema binario Naturaleza / Cultura [414]; y otro tanto si las clasificaciones atendieran a las coordenadas o ejes del espacio antropológico [892] [Vid., Gustavo Bueno, “Corrupción & Crisis”, El Catoblepas, núm. 132, 2013, donde se esboza una clasificación de las “reflexiones” filosóficas sobre la crisis y la corrupción utilizando como criterio de clasificación a los ejes del espacio antropológico].

{FD 171-173 /
FD 139-177}

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