Filosofía en español 
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En pleito sobre reivindicación de propiedades del Ayuntamiento de Val de Santo Domingo (Toledo)


18 de junio de 1929
La Nación (Madrid), 18 de junio de 1929

 
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La administración de Justicia

Un pleito ordinario sobre reivindicación de propiedades del Ayuntamiento de Val de Santo Domingo

Los abogados Sres. Huerta y Primo de Rivera han actuado en la Sala primera del Tribunal Supremo en la mañana de hoy.

El debate ha sido interesantísimo, un debate de altura jurídica, cual corresponde a la competencia de ambos letrados.

La figura venerable del Sr. Huerta, abogado ducho, cincelado en la experiencia de una larga vida profesional, sostenía el recurso, por infracción de ley, y que abarcó los extremos del dominio y posesión de dos propiedades, que un particular discute a aquel Ayuntamiento.

En ninguna de las dos instancias favoreció el fallo al recurrente.

La demanda se planteó alegando un vecino, zapatero de oficio, D. Domingo Rodríguez, haberlas comprado en subasta en el año 1913; pero no por sí, sino mediante un apoderado, el secretario del mismo Ayuntamiento, don Antonio Pérez, de cuyo expediente de subasta nada se sabía, ni se tenía conocimiento en la oficina municipal. Únicamente fue unida a la demanda una certificación de la Tesorería de Hacienda de Toledo, en la que se acreditaba haber pagado el impuesto correspondiente, y en la que se ordenaba se formalizase la oportuna escritura notarial. De las citadas propiedades resultó arrendador, apoderado, disfrutándolas, como tal concepto de dueño, el referido secretario.

Y en el pleito se nos ofrece otra circunstancia algo extraña. Y es que resultando ser depositario del expediente de subasta aludido el encargado de la Tesorería, firmante del documento de autos, éste desaparezca de España, y no devolviera tal expediente a la oficina municipal.

Como demandado y como recurrido ha comparecido a impugnar el recurso, y por tanto a solicitar la confirmación de las sentencias, el Ayuntamiento de Val de Santo Domingo, abogando por él el joven e ilustrado letrado D. José Antonio Primo de Rivera.

El informe del Sr. Primo de Rivera comprende dos características de la oratoria forense, que vamos a señalar: la nota discreta, seria, en toda la trayectoria del discurso, uniformada en su mímica, vocalización que responde a otra movilidad uniforme en los pensamientos, que se enlazana en un riguroso y único trazo doctrinal.

La otra característica del Sr. Primo de Rivera es que es un orador preparado: por su cultura y por el estudio de los asuntos, no es improvisado, se funde en el crisol de su trabajo y en el encariñamiento con los asuntos.

Hoy ha comenzado su discurso retratando las tres figuras del burdo negocio; pero sin estridencias, seriamente, con norma lógica.

Luego ha hecho un estudio descriptivo de la prescripción, y muy especialmente del título eficaz para lograr el dominio por este medio.

Diserta luego acerca de la posesión legal, y allí sí que nos ha solazado el espíritu gratamente, sobre el propósito y la aprehensión, y todas aquellas manifestaciones propias de la faceta legal de este fin jurídico.

Sobriamente, respondiendo a esa conducta oratoria que hemos señalado, y sin ribetes de vehemencia, que tan inoportunos resultan siempre cuando un abogado se dirige a tan venerables señores como lo son los magistrados de nuestro alto Tribunal, ha terminado solicitando que el Tribunal declare no haber lugar al recurso y confirme la sentencia de la Audiencia, invocando aquel precepto de la ley adjetiva: que el que demanda tiene que probar los hechos de su demanda.

Ante todo, un hermoso trabajo, digno de la laboriosidad a que habitualmente se entrega D. José Antonio Primo de Rivera.

Benedet


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a  La fuente presenta una ligera discordancia verbal: «enlacen».