Filosofía en español 
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Intervención parlamentaria sobre la crisis gubernamental de diciembre de 1933


19 de diciembre de 1933a
Diario de las Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados
6, 19 de diciembre de 1933, p. 79-80

 
[ 185a ]
 

El Sr. Gil Robles: […]

Con esta Constitución no se puede gobernar, porque las Cortes Constituyentes, llevadas de un afán ultraparlamentario y ultrademocrático, han hecho un instrumento de Gobierno que está plagado de dificultades, y en estos instantes en los cuales en el mundo entero va conquistando adeptos la corriente antidemocrática y antiparlamentaria, empeñarse en mantener una Constitución de este tipo no llevará más que a una solución: una dictadura de izquierda o una dictadura de derecha, que no apetezco para mi patria, porque es la peor de las soluciones en que pudiéramos pensar. (El señor Primo de Rivera: De izquierdas o de derechas, es mala solución. Una integral, autoritaria, es una buena solución.) No creo preciso discutir con nadie en estos momentos, y menos con persona a quien estimo tanto como el señor Primo de Rivera, la conveniencia de una dictadura de izquierdas o de derechas, ni tampoco las soluciones venturosas de una dictadura de tipo nacional. Yo sé por dónde S. S. va y he de decir, para que a todos nos sirva de advertencia, que por ese camino marchan muchos españoles y esa idea va conquistando a las generaciones jóvenes; pero yo, con todos los respetos debidos a la idea y a quien la sostiene, tengo que decir con toda sinceridad que no puedo compartir ese ideario, porque para mí un régimen que se basa en un concepto panteísta de divinización del Estado y en la anulación de la personalidad individual, que es contrario incluso a principios religiosos en que se apoya mi política, nunca podrá estar en mi programa, y contra ella levantaré mi voz, aunque sean afines y amigos míos los que lleven en alto esa bandera. […]

El Sr. Primo de Rivera: Permitidme, señores Diputados –y sirvan estas primeras palabras de excusa y saludo–, que tercie en una discusión en la que hoy no esperaba hacerme oír, para poner en claro, con la misma publicidad que ha rodeado a las palabras, siempre tan acertadas y tan hábiles, del señor Gil Robles, algo que pudiera parecer una imputación ideológica para una juventud a la que ha aludido y de la que acaso tenga yo algún título para considerarme parte.

El Sr. Gil Robles ha dicho que es mala solución una dictadura de derechas y que es mala solución una dictadura de izquierdas. Pues bien, los miembros de esa juventud de la que formo parte consideramos que no es sólo mala una dictadura de derechas y una dictadura de izquierdas, sino que ya es malo que haya una posición política de derechas y una posición política de izquierdas. El Sr. Gil Robles entiende que el aspirar a un Estado integral, totalitario y autoritario es divinizar al Estado, y yo le diré al Sr. Gil Robles que la divinización del Estado es cabalmente lo contrario de lo que nosotros apetecemos.

Nosotros consideramos que el Estado no justifica en cada momento su conducta, como no la justifica un individuo, ni la justifica una clase, sino en tanto se amolda en cada instante a una norma permanente. Mientras que diviniza al Estado la idea «rousseauniana» de que el Estado, o los portadores de la voluntad que es obligatoria para el Estado, tiene siempre razón; lo que diviniza al Estado es la creencia en que la voluntad del Estado, que una vez manifestaron los reyes absolutos y que ahora manifiestan los sufragios populares, tiene siempre razón. Los reyes absolutos podían equivocarse; el sufragio popular puede equivocarse; porque nunca es la verdad ni es el bien una cosa que se manifieste ni se profese por la voluntad. El bien y la verdad son categorías permanentes de razón, y para saber si se tiene razón no basta preguntar al rey –cuya voluntad, para los partidarios de la soberanía absoluta era siempre justa–, ni basta preguntar al pueblo –cuya voluntad para los «rousseaunianos» es siempre acertada–, sino que hay que ver en cada instante si nuestros actos y nuestros pensamientos están de acuerdo con una aspiración permanente. (Muy bien.)

Por eso es divinizar al Estado lo contrario de lo que nosotros queremos. Nosotros queremos que el Estado sea siempre instrumento al servicio de un destino histórico, al servicio de una misión histórica de unidad; encontramos que el Estado se porta bien si cree en ese total destino histórico, si considera al pueblo como una integridad de aspiraciones, y por eso nosotros no somos partidarios ni de la dictadura de izquierdas ni de la de derechas, ni siquiera de las derechas y las izquierdas, porque entendemos que un pueblo es eso: una integridad de destino, de esfuerzo, de sacrificio y de lucha, que ha de mirarse entera y que entera avanza en la Historia y entera ha de servirse. (Muy bien.)

[…]

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El Sol (Madrid), 20 de diciembre de 1933b

 
[ 185b ]
 

El Parlamento en funciones

Después de la declaración ministerial se plantea el debate político

Intervinieron los señores Gil Robles, Prieto, Gordón Ordás y otros oradores

[…]

 
Quieren que se agoten todas las soluciones hasta que la opinión indique que deben gobernar

[El Sr. Gil Robles:] Facilitaremos todas las combinaciones que sean presisas para que se constituyan Gobiernos de centro. Queremos demostrar al pueblo que no tenempos apetencias de Poder ni de mando. Queremos que se agoten todas las soluciones posibles, hasta que la opinión, llegado el momento, indique que hemos de gobernar. Pero nosotros no podemos gobernar con esto que hemos enunciado, que es nuestro programa mínimo. Tendríamos que ir a la revisión de la Constitución, porque en el momento en que están en descrédito las normas de las antiguas democracias, que se fundan principalmente en el sistema parlamentario, creemos necesaria esta reforma. Queremos reformarla en su parte dogmática y en su parte orgánica para hacer imposible una dictadura de izquierdas o de derechas.

El Sr. Primo de Rivera le interrumpe: pero su voz no llega a la tribuna.

El Sr. Gil Robles: Yo reconozco que una gran parte de la juventud se está dejando ganar por la idea de la dictadura por el Estado totalitario, que llega a la divinización del Estado; pero yo nunca estaré con ellos, porque llega a la anulación del individuo. (Aplausos.) […]

 
El Sr. Primo de Rivera expone su concepción del Estado

El Sr. Primo de Rivera interviene, y después de saludar a la Cámara replica a las palabras del Sr. Gil Robles que no comprende eso de dictaduras de izquierdas ni de derechas, que ya es bastante absurdo que haya derechas e izquierdas. Nosotros no queremos divinizar el Estado, sino todo lo contrario. Se extiende en consideraciones acerca de las nuevas concepciones del Estadoc.

[…]

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La Unión (Sevilla), 20 de diciembre de 1933

 
[ 185c ]
 

El discurso político de Gil Robles

«Pedimos respeto para nuestras creencias, y que se reconozca la personalidad de la Santa Sede para negociar el Concordato»

[…]

Aspiramos a la abolición del paro obrero mediante obras públicas llevadas intensivamente, y queremos, por último, que se agoten otras soluciones de Gobierno que ir nosotros al Poder.

Primo de Rivera le interrumpe y hace manifestaciones francamente fascistas.

Gil Robles le contesta, diciendo que él es enemigo de toda dictadura venga de la derecha como de la izquierda, porque la dictadura anula o trata de anular la personalidad individual.

Primo de Rivera: Aquí no se trata de derechas ni de izquierdas, que son términos borrosos. No queremos divinizar el Estado; queremos crear un Estado corporativo.

[…]


⎯⎯⎯

a  Se trata de la primera intervención parlamentaria de José Antonio, cuando aún no se ha procedido a la constitución definitiva del Congreso, que tuvo lugar el 28 de diciembre, sesión en la que José Antonio fue definitivamente proclamado diputado. Ha sido publicada bajo los epígrafes “Sobre el Estado totalitario” y “Sobre el concepto de Estado”.

b  El anterior recopilador, bajo el título “Debut parlamentario de José Antonio”, mezcló esta intervención con otra ocurrida al día siguiente.

c  Amén de otros pequeños cambios a lo largo de este texto, el anterior recopilador modificó así esta última frase: «Agregando que ya es bastante absurdo que haya izquierdas y derechas: es mejor un Estado igualitario en que todos se rindan a una unidad de destino, de sacrificio y de lucha.»