Filosofía en español 
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Invitación a los obispos del mundo


De acuerdo al reglamento de los Congresos Eucarísticos Internacionales, un año antes de la fecha indicada para las magnas asambleas, se invita oficialmente a todos los Cardenales, Arzobispos y Obispos del mundo entero. Se remiten en un mismo sobre dos invitaciones, una del Presidente del Comité Permanente Internacional, y la otra del Ordinario del lugar. Cumpliendo con esta disposición reglamentaria, el Comité Ejecutivo dirigió en octubre de 1933 a todos los Prelados del mundo las siguientes cartas.


Carta de S. E. Mons. T. L. Heylen

Ad omnes Sanctae Romanae Ecclesiae Episcopos


Namurci, die 12º Octobris 1933. 

Excellentissime ac Reverendissime Domine,

Orbis catholicus, novum Hostiae salutari triumphum decernere gestiens, Conventum Eucharisticum quem dicunt Internationalem parat tricesimum secundum.

Hujusmodi pompa quid sibi velit, quid Dei gloriae et animarum saluti conferat, experientia nos plus quam medii saeculi docet. Docet, inter alios, conventus duobus fere abhinc annis in urbe Dublino celebratus, quomodo Christus Dominus Noster, sub Sacramenti etiam velamine latitans, omnia trahat ad seipsum. Licet enim in domesticis simul et publicis rebus aetas nostra duris nimis et fere inauditis prematur undique angustiis, decies tamen hominum centena millia vidimus convenisse, ut fidei suae firmitatem atque unitatem sollemni concentu profiterentur.

Nobis ergo spes arridet, fore ut proximus Conventus Eucharisticus Internationalis, qui a die 10a. ad 14am. Octobris 1934 in urbe Bonaërensi Republicae Argentinae celebrandus est, nulli e prioribus secundus appareat.

Americae latinae populi, catholico semine ab Hispania et Lusitania oriundi, nomen sibi a saeculis pietate fecerunt, qua Sanctissimum Eucharistiae Sacramentum, simulque Virginem Deiparam, assidui colebant. Magna insuper civitas illa Bonaërensis veluti campus quidam est et palaestra vitae christianae, ubi eximia florent, inter incolarum centena plus quam vicies millia, caritatis et apostolici zeli opera.

Quorum hominum probatam fidem celebratamque erga Deum et proximum munificentiam dum recordamur, certiores evadimus, fore ut laudibus et triumphis Sacramento Venerabili usque modo comparatis, compar futura sit apud illos laudatio. Immo dubitare non possumus, quin Argentini catholici, avitae sententiae memores, quicquid hactenus excogitatum et peractum sit in honorem Sanctissimi Sacramenti aemulantes, “plus ultra” progredi studeant.

Precibus itaque Venerabilis Fratris Nostri Archiepiscopi Bonaërensis preces nostras jungimus, Excellentiam Tuam enixe rogantes, ut Conventui Eucharistico proxime futuro Ipsa praesens adsistere dignetur; ut insuper e clero et populo suo plures, si fieri possit, itineris socios secum adducat.

Quia tamen Christifidelibus plerisque, tanto itineri instituendo, nec tempus sufficit nec pecunia par est, placuit Summi Pontificis Benignitati decernere, ut spiritualibus fructibus, proemiis et indulgentiis, quas Conventui Eucharistico praesentes corpore Christiani lucrantur, illi quoque frui possint, qui mente tantum et spiritu, eidem interfuerint.

Velit igitur, rogamus, Excellentia Tua fidelibus suis hanc futuram Conventus Eucharistici Bonaërensis celebrationem praenuntiare; illosque exhortari, ut devoto animo triumphalia Christi omnes participent; non privatis tantum precibus, sed publicis etiam et sollemnioribus indictis liturgiis, eo ipso die, ea hora celebrandis, qua totius mundi continuatum agmen, per Bonaërensis civitatis compita, sollemniter processurum speratur.

Qua spe fretus, Excellentiae Tuae sanctis sacrificiis et orationibus me commendo,

fratrem et servum in Christo addictum.

Thomas-Ludovicus   
Episcopus Namurcensis.   
Praeses Conventuum Eucharist. Internat.


Traducción


A los Obispos de la Santa Romana Iglesia.

Namur, octubre 12 de 1933. 

Excmo. y Rmo. señor:

El orbe Católico, deseando tributar un nuevo y triunfal homenaje a la Hostia Sacrosanta, prepara el Trigésimo Segundo Congreso Eucarístico Internacional.

La experiencia de más de medio siglo nos instruye sobre el significado de estas solemnidades y cuánta sea la gloria para Dios y el provecho de las almas que de ellas se deriven. Especialmente nos enseña cómo Cristo Nuestro Señor, oculto bajo los velos del Sacramento, atrae hacia Sí todas las cosas, entre otros, el Congreso celebrado hace dos años en la ciudad de Dublín. Y aun cuando nuestra época sea evidentemente dura y llena de angustiosas alternativas para la vida familiar y pública, hemos visto allí un millón de personas reunidas en solemne asamblea para proclamar la unidad y la firmeza de su fe.

Nos alienta, así, una firme esperanza de que el próximo Congreso Eucarístico Internacional, que se celebrará en la ciudad de Buenos Aires (República Argentina) del 10 al 14 de octubre de 1934, no habrá de ser inferior en solemnidad a ninguno de los hasta ahora realizados.

Los pueblos de la América Latina, oriundos del católico origen de España y Portugal, siempre han tenido bien ganado renombre de piedad, por su devoción constante al Santísimo Sacramento de la Eucaristía y a la beatísima Madre de Dios. Es, además, la ciudad de Buenos Aires, como un vasto campo y estadio de vida cristiana, donde florecen, con una población de más de dos millones de habitantes, obras admirables de caridad y de celoso apostolado.

Al recordar la probada y reconocida fe de sus habitantes y su liberalidad para con el prójimo, nos reafirmamos en la seguridad de que el triunfo que preparan al Augusto Sacramento habrá de igualar al que se le tributara en los Congresos precedentes. Es más, no dudamos de que los católicos argentinos, fieles observantes de la tradición de sus mayores, emulando todo aquello que hasta el presente se haya hecho en honor del Santísimo Sacramento, tratarán de superarlo.

Unimos nuestro ruego al de nuestro venerable Hermano el Arzobispo de Buenos Aires, invitando a V. E. a que quiera dignarse asistir personalmente al próximo Congreso Eucarístico y que, si ello fuera posible, lo haga acompañado de algunos de los miembros de su clero y de sus fieles.

Como, por otra parte, para un viaje tan largo, les falta a muchos fieles recursos y tiempo, el Santo Padre ha dispuesto extender los frutos espirituales e indulgencias que lucran quienes asisten corporalmente al Congreso Eucarístico, a aquéllos que lo hagan en espíritu.

Rogamos a Su Excelencia se digne anunciar a sus feligreses la celebración del futuro Congreso, exhortándolos a que participen devotamente en el triunfo de Cristo, no sólo con sus oraciones privadas, sino también tomando parte en las solemnidades públicas que habrán de tener lugar el mismo día y a la misma hora, en que las muchedumbres acompañen triunfalmente a su Dios por las calles de Buenos Aires.

Alentado por esta esperanza, me encomiendo a las oraciones y santos sacrificios de V. E.

Hermano y siervo afectísimo en Cristo.

Tomás Luis    
Obispo de Namur. Presidente de los
CC. Eucarísticos Internacionales 


Carta del Excmo. y Revmo. Mons. Santiago Luis Copello


Jacobus Aloysius Copello, Archiepiscopus Bonaerensis cuncta a Deo prospera Tibi adprecans, Amplitudinem Tuam reverenter salutat, et, quod pergratum Tibi futurum esse non ambigit, de singulari honore nostrae Sedi a Pontifice Maximo benigne delato certiorem ex officio reddit.

In urbe scilicet nostra, Ínter Meridionalis Americae praecipuas, et in colendo Sanctissimo Sacramento bene nota, a die X ad XIV usque mensis Octobris anni MCMXXXIV Conventus Eucharisticus Internationalis XXXII habebitur, primaque Christo Regi apud meridionales Americae populos celebranda solemnia, fautore Deo, rite persolventur.

Quare, Excellentissime ac Reverendissime Domine, ingenti gaudio et Me et omnes Argentinae Reipublicae episcopos afficies, si Amplitudinis Tuae praesentia solemnissimos coetus nostros honestare, immortalique saeculorum Regi gloriam apud nos tribuendam opera Tua cumulare poteris.

Quod si opportune Nos de Tuo adventu monueris, idonea Te hospitalitate excipiemus atque fraternum erga Te gratissimum animum exhibebimus.

Et Deus Amplitudinem Tuam diu sospitem servet.

Bonis Auris, Idibus Octobris MCMXXXIII. 


Traducción


Santiago Luis Copello, Arzobispo de Buenos Aires, saluda con todo respeto a V. Excia. y tiene el agrado de poner en su conocimiento el honor insigne hecho por el Sumo Pontífice a nuestra Sede, en la seguridad de que esta noticia habrá de complacerle.

En nuestra ciudad, una de las mayores de la América Meridional y distinguida por su devoción eucarística, tendrá lugar del 10 al 14 de octubre de 1934 el XXXII Congreso Eucarístico Internacional; siendo ésta la primera vez que tales solemnidades se celebran en honor de Cristo Rey entre los pueblos de la América del Sur.

V. Excia. Rma. nos colmará de alegría a mí y a todos los Obispos de la República, si pudiera honrar con su presencia tales actos y unirse a nosotros en la glorificación del Rey inmortal de los siglos.

Rogaría a V. Excia. Rma. nos avisara en tiempo oportuno de su llegada para brindarle una hospitalidad conveniente, demostrándole nuestra fraternal disposición.

Dios guarde a S. Excia. muchos años.

Buenos Aires, octubre de 1933. 


A estas invitaciones contestaron numerosos Prelados, prometiendo asistir los unos, excusándose los otros por razón de la distancia o de la difícil situación económica que no les permitía realizar tan largo viaje. Todos enviaban su adhesión al Congreso, anunciando al mismo tiempo su deseo de organizar funciones eucarísticas en unión con los congresistas de Buenos Aires, y dirigir al Señor plegarias fervorosas para el éxito del Congreso.