Comisiones
Comisiones
Ya, en la primera parte de esta obra, al tratar de la preparación del Congreso, hemos hecho mención de algunas comisiones del Congreso. Vamos a dar a continuación la lista completa de las Comisiones, cuyos miembros, con un celo y una abnegación admirables, cooperaron tan eficazmente al brillo de las solemnidades eucarísticas de Octubre.
En las frecuentes reuniones realizadas en la Sede Oficial, estudiaron hasta en sus más mínimos detalles los problemas originados por las magnas concentraciones de Palermo. Este trabajo de coordinación hizo que en la hora señalada, el mecanismo complejo de la organización funcionó de una manera sorprendente, causando la admiración de todos.
Comisión Teológica
Presidente: Mons. Antonio Bocea.
Secretario: Pbro. Juan Sepich.
Vocales: Pbro. Dr. Ernesto Vallazza; Rvdo. P. Federico Rademacher, S. V. D.; Rvdo. P. Germán Rinsche, S. J.; R. P. Jacobo Wágner, C. SS. R.; R. P. Juan Teixidor, S. J.; R. P. J. Livellara; R. P. Goycochea, S. S. S.; R. P. Andrés Azcárate, O. S. B.; R. P. Julio Bauden, C. M.
Comisión de Música
Presidente: Pbro. Tomás J. Solari.
Vocales: Pbros. Juan J. Guevara; Julio Isoldi; R. P. Nicolás Rubin, O. S. B.; R. P. José Aristi, S. S. S.; R. P. Juan Cassaniga, O. S.; Sres. Escolástico Vicuña, Julio Perceval, Luis V. Ochoa, Juan Espinosa Wich, Raimundo Moreau.
Comision litúrgica
Presidente: Pbro. Dr. Antonio S. das Neves.
Vicepresidente: Pbro. Sebastián Monteverde.
Secretario: Pbro. Domingo Martínez, S. S.
Prosecretario: Rev. P. Lorenzo Molinero, O. S. B.
Tesorero: Pbro. Vicente Garone.
Vocales: Rev. P. Fray Ángel Baldassarre, O. P.; Rev. P. Francisco Pruñanosa; Rev. P. Alfonso de San Lorenzo (Trinitario); Rev. P. Humberto Ranieri (Lateranense); Rev. P. José Häck (Redentorista); Rev. P. Francisco Corral (Corazón de María); Rev. P. Justiniano Henquinet (Asuncionista); Rev. P. Oscar Radice (Mercedario); Rev. P. José Seyssens S. S. S.; Pbro. Pascual Lacroze; Pbro. Luis Labenne; Pbro. Arturo Bassi; Pbro. Juan Pedro Viacava; Rev. P. Esteban Matías (Lazarista); Rev. P. Amiel.
Comisión de Hacienda
Presidenta: Magdalena Bosch de Harilaos.
Vicepresidenta 1ª: Delia Malbrán de Vedoya.
Vicepresidenta 2ª: María A. Ayarragaray de Pereda.
Secretarias: Fernanda Lastra de Terrero; Guillermina Bunge de Moreno.
Tesoreras: Magdalena Cantilo de Bullrich; Gerónima C. de Santa Coloma.
Comisión de Prensa y Publicidad
Presidente: Dr. Gustavo Martínez Zuviría.
Vicepresidentas: Sara Montes de Oca de Cárdenas; Delfina Bunge de Gálvez y Graciela Valdez López de Miró.
Secretario: José María Samperio.
Prosecretarios: Juan Carlos Moreno, Santiago A. Galli y José María Mirau.
Tesorero: Tomás J. Mac Keon.
Vocales: Mons. Gustavo J. Franceschi; R. P. José María Blanco S. J.; Pbro. Félix Dutari Rodríguez; Pbro. Carlos Cuchetti; Pbro. Miguel Quin; Sra. Rosa B. de Cámara; Jacinta Billón Segovia; María Elena Mitre; Josefa Tordesillas; Barón Hubert Beyens; Dr. Juan B. Terán; Dr. Manuel Gálvez; Luis Bravo Tabeada; Luis Barrantes Molina; José Mª Caffaro Rossi; José Luis Cantilo (h.); Aníbal Cichero Pitre; Ing. Lorenzo Dagnino Pastore; N. Dupuy; Dr. Luis M. Echavarría; Dr. Arturo F. González; Dr. Esteban Gras; Dr. Ángel Grecco; Miguel Hiriart; Hermán Imsand; Dr. Ricardo de Labougle; José Luis Lanza; Luis Luchia Puig; Ing. Enrique Martini; Enrique P. Osés; Isaac R. Pearson; Dr. Agustín Pestalardo; Emilio Rodríguez Melgarejo; José A. Sanguinetti; Juan S. Soler; Enrique Sprovesi; Alberto Pidemunt; Juan S. Valmaggia; Capitán de fragata Domingo Casamayor; Ramón Cortés Conde y Dr. Guillermo Zalazar Altamira.
Comisión del Secretariado General
Presidenta: Sra. Clemencia Salvadores de Pérez.
Vicepresidenta: Heduviges von Yfflinger.
Secretaria: Celina Nicolini.
Tesorera: María E. Murphy.
Protesoreras y Prosecretarias: Aixa Benítez, Haydée Figueroa, Enriqueta Néhin y María Josefina Oliden.
Vocales: Arminda Reybaud, Martha Ramos Mejía, María Eugenia Núñez, Adela Daneri, Rosa Oliden, María Esther Arias, Lucy Mansilla, Nelly Cordeyro Echagüe, María Esther Lawson.
Colaboraron con el Secretariado General, las Srtas. Martha Egusquiza, Josefina Cantilo Achával, Luisa Cantilo, Sara García Fernández, Julia Pradini y María Luisa Aussedat.
Comisión de Transportes
Presidente: Dr. Norberto M. Fresco.
Vocales: Ing. Juan Terruggia, contralmirante Tiburcio Aldao, Rodolfo J. Scapino, Leonardo Garibaldi, José Eguiguren, Faustino Allende, Ulises Astarloa, Dr. Gerónimo Cortés Funes, Guillermo Zalazar Altamira, Carlos Rodolfo Ferrario, Mayor Oscar Cazalas.
Comisión de Alojamiento
Presidente: Pbro. Dr. Juan B. Fourcade.
Vicepresidente 1º: Pbro. Dr. Francisco Suárez; 2º: Sr. Félix E. Aragone.
Secretarios: Juan Carlos Pérez Salvadores y Néstor Zambrano.
Prosecretarios: Juan Barbé y Celestino González Cabral.
Tesorero: Santiago Capriata.
Protesorero: Desiderio Fabián Hornos.
Vocales: Mario Amadeo, Enrique H. Bassi, Carlos R. Ferrario, Julio Floriani, Samuel Madrid Páez, Eugenio P. Quadri, Rodolfo Cardini, José María Bourdieu, Ángel F. Pedretti, Carlos E. Casinelli, Wilfrido Pintos, Alfredo F. Fariña, Dr. José Antonio Amuchástegui Keen e ingeniero Gazzarri.
Comisión de la Cruzada infantil
Presidenta: Srta. Graciela Rojas.
Vicepresidenta: Margarita Wilmart.
Secretaria: Marta Egusquiza.
Tesorera: Adelaida Morgan.
Ecónoma: Elena Grondona.
Vocales: Srtas. Laura Esteves, Matilde Caimi Garmendia, Lilia López Cabanillas, Susana Bernardo Massini, Sara Navarro Viola, Emma Galmarini, Delfina Miguens y Ana María Flores Pirán.
Comisión de la Concentración infantil
Presidente: Rvdo. P. José Borgatti, S. S.
Vicepresidentes: Rvdo. P. Matías Codina, S. J. y Rvdo. Hno. Sixto, Marista.
Secretario: Rvdo. Fray Gonzalo Costa, O. P.
Tesorero: Pbro. Dr. José P. Fariña.
Vocales: Pbro. Ernesto Vallazza, Pbro. Dr. Bernardo Etchegoinberry, Pbro. Dr. Salvador Etchegaray, Pbro. Vicente Rigoni, Rvdo. P. Guillermo A. Cabrini, S. S., Rvdo. P. Justo Blanco Ochoa, S. P., Rvdo. Hno. Ambrosio, H. E. C., Rvdo. P. Basilio Sarthou, Rvdo. P. Luis Couloumat, Lourdista; Rvdo. Fray Fidel Schelibon, O. F. M.; Rvdo. P. Roberto Tavella, S. S.; Pbro. Dr. Julio A. Prego.
Comisión de técnicos
Presidente: Ing. Jorge Mayol.
Vocales: Ingenieros Rómulo Ayerza, Ángel León Gallardo, Juan Ochoa, Rafael Ayerza, Agustín P. Carbone, Francisco Arquimbau, Máximo D. Millán, Enrique L. Repetto y Antonio C. Devoto.
Comisión de la Sanidad y Primeros auxilios
Presidente: Dr. Miguel M. Petty.
Secretario: Dr. Enrique A. Linzoain.
Vocales: Dr. Luis Ayerza, Dr. Alberto Caride, Dr. Eduardo Cevini, Dr. José Luis Molinari, Dr. Juan J. Murtagh y Dr. Francisco E. Radrizzani.
Comisión de recepción
Presidente: Doctor Ernesto Bosch.
Vicepresidentes: Dr. Atilio Dell’Oro Maini, Eduardo Bullrich, Almte. Manuel Domecq García, Vicente G. Gallo, Marcelino Herrera Vegas, Narciso M. Ocampo, Ing. Octavio S. Pico, Dr. Ernesto Padilla, Dr. Ernesto Restelli, don Enrique Santamarina, Dr. Juan B. Terán, José E. Uriburu, Tomás Estrada, Jorge Lavalle Cobo, D. Manuel B. de Anchorena.
Secretario General: Horacio Cadelago Pereyra.
Secretarios: Carlos M. Alvear, Juan Antonio Bourdieu, José Alfredo Martínez de Hoz, Enrique Udaondo, Alfredo Zemborain, César M. Vela.
Vocales: Sres.: Isaac Ayerza, Alfonso Ayerza, Héctor Ayerza, Félix Alzaga Unzué, Rodolfo Alzaga Unzué, Carlos Alberto Alcorta, Jorge Artayeta, Enrique Anchorena, Emilio N. Anchorena, Joaquín de Anchorena, Enrique Amaya, Jorge Atucha, Francisco Arrillaga, Emilio de Alzaga, Ricardo Aldao (hijo), Enrique Amadeo Artayeta, Beccar Varela Horacio, Samuel Bosch, Luis M. Blaquier, José María Bastillo, Benito Bosch, Adolfo Blaquier, Juan F. Cafferata, Adolfo N. Casal, Ricardo Cernadas, Miguel A. Cullen Crisol, Emilio Cárdenas, Rafael Cullen Crisol, Carlos del Campillo, Alejandro Christophersen, Vicente Casares, Mariano U. Cortese, Mario J. del Carril, Antonio Dellepiane, Alberto Duhau, Jorge Drago Mitre, Ernesto Dowling, Federico Elortondo, Esteban de Estrada, Alberto Figueroa, Enrique L. Green, Ing. Ángel León Gallardo, Carlos Indalecio Gómez, Marcelino Herrera Vegas, Rafael Herrera Vegas, Felipe M. Harilaos, Federico D. Harilaos, Carlos Ibarguren, Martín J. Jacobé, Luis J. Jacobé, Jarbas Barreta, Carlos Kier, Pedro L. Ledesma, Enrique Larreta, Víctor José Lazcano, Emilio Lamarca, Antonio M. Lynch, Francisco Llobet, Carlos M. Madero, José H. Martínez, Gustavo Martínez Zuviría, José Marcó del Pont, Juan Marín, Carlos Madariaga, José Alfredo Martínez de Hoz, Horacio Marcó, Miguel O’Farrel, Roberto Ortiz, Narciso Ocampo (hijo), Fermín Ortiz Basualdo, Manuel V. Ordóñez, Rafael Pereyra Iraola, Carlos Pereyra Iraola, Alberto Peralta Ramos, Celedonio Pereda (hijo), Juan B. Peña, Leocadio Paz, Carlos J. Rodríguez, Esteban Riglos, Eliseo Segura, Felipe Q. Senillosa, Luis Silveyra, Ángel Sánchez Elía, Jorge Santamarina, Matías G. Sánchez Sorondo, Sánchez Terrero, Pablo Torello, César Tezanos Pinto, Juan Manuel Terrero, Saturnino J. Unzué, Carlos Unzué, Enrique Uriburu, Francisco Uriburu, Alberto Vivot, Rufino Varela, Villegas Oromí, Guillermo White, Adolfo Zuberbühler, Severo Pizarro Almagro, Carlos Alberto Pueyrredón, Miguel Esteves, Santiago Estrada, Agustín N. Matienzo, Federico Zorraquín, Eduardo Rodríguez Lubary y Luis Augusto Tamini.
Comisión de Organización
Presidente: Almte. Tiburcio Aldao.
Vocales: Sr. Ángel Rivas, Sr. Alejandro González Chaves, Ing. Máximo D. Millán, Sr. Manuel Morteo, Sr. Luis de Bellis, Sr. Roberto Galletti, Tte. Cnel. Honorio Gardi y Tte. Cnel. Matías Rodríguez Conde.
Inspectoras de la Comisión de Música
Matilde Mezquita de Meyer Pellegrini, María Eugenia Quintana de Uriburu, Julia Benedit de Suárez, Matilde Santángelo, Angélica M. C. de Achával, María Elena Cabrera, Dorotea H. de Crámer, María M. A. de Bauza, Clotilde T. E. de Coni Molinas, María Carlota Arias y Cornelia Groussac.
Comisión de Ornamentos
Presidenta: Sra. Dolores Anchorena de Elortondo.
Vicepresidenta: Sra. Josefina Vedoya de Ocampo.
Vocales: Sra. Josefina Achával de Cantilo, Srta. Carmen Lynch Gorostiaga, Srta. Julia Lacroze, Sra. María Elena Lódola de Marcenaro, Sra. Sara Paz de Harilaos, Srta. María Nouguier, Srta. Mercedes Arana, Srta. Juana P. Schang y Srta. Raquel Araujo Vivot.
Comisión de la Exposición de arte
Presidente: Sr. Enrique Udaondo.
Vicepresidente: Dr. Ricardo de Lafuente Machain.
Secretario: Sr. Pedro Núñez Acuña.
Vocales: Sr. Alejo B. González Garaño, Sr. José Marcó del Pont, Ing. Ángel León Gallardo.
Comisión Teológica
La Comisión se reunió por vez primera el 19 de Mayo de 1933 y continuó haciéndolo periódicamente hasta el Congreso.
Ante todo se ocupó de la preparación de los temas que debían tratarse en las asambleas particulares, de acuerdo con el tema general del Congreso, propuesto por el Comité Permanente, a saber: “La realeza social de N. S. Jesucristo, especialmente en la Eucaristía”.
Aconsejó la subdivisión de las sesiones de laicos en cuatro sectores, calcados sobre las cuatro ramas de la Acción Católica, con algún tema propio para las damas, señoritas, caballeros y jóvenes. Propuso también que hubiera asambleas especiales para religiosas, seminaristas, y universitarios, con temas particulares dentro del plan general.
Y para proceder más eficaz y rápidamente nombró dentro de su seno las siguientes subcomisiones: Asambleas sacerdotales: R. P. Hermán Rinsche S. J.; Pbro. Dr. Juan Sepich; R. P. Julio Bauden C. Miss.; Secciones argentinas: Pbro. Dr. Ernesto Vallazza; R. P. Andrés Azcárate O. S. B.; RR. PP. Jacobo Wagner C. SS. R.; y Antonio Livellara; Colectividades extranjeras: R. P. Basilio Sarthou; R. P. Luis Teixidor S. J.; RR. PP. Federico Rademacher S. V. D.; y Pedro Goicoechea S. S. S.; Religiosas y universitarios: R. P. Andrés Azcárate, Pbro. Dr. Juan Sepich.
Después de varias y laboriosas reuniones, fijados los temas de estudio fueron sometidos al Comité Ejecutivo del Congreso y aprobados definitivamente.
La Comisión otorgó su aprobación, previas algunas modificaciones a los temas presentados por el R. P. Ángel R. González, Prefecto General del Seminario Arquidiocesano, para las asambleas de seminaristas.
Tuvo a su cargo esta comisión la censura de los trabajos que se leyeron en las diversas asambleas y de las conclusiones de cada uno, agregándolas donde no las había: así como el estudio de las mociones que de varias partes recibió el Comité Ejecutivo, a las cuales añadió una propia que proponía como resultado práctico del Congreso Eucarístico en esta ciudad de Buenos Aires.
En cuanto a la designación de oradores, actividad que también incumbía a esta Comisión, aconsejó que los de las Asambleas generales fueran elegidos directamente por el Excmo. señor Arzobispo de esta ciudad.
Para las Asambleas sacerdotales indicó cuatro profesores de Teología, uno europeo, uno sudamericano, de preferencia chileno y dos argentinos, uno del interior y a ser posible el del Seminario de Córdoba y el otro el R. P. Rinsche, miembro de esta Comisión.
La selección de oradores para las asambleas de las secciones nacionales, de los universitarios y de las colectividades extranjeras, se confió a las autoridades de la Acción Católica y a las Comisiones de aquéllas, respectivamente.
Para las religiosas se encargó a los RR. PP. Luis Teixidor, Román Heitman y Federico Rademacher.
Finalmente esta Comisión hubo de organizar la Hora Santa para el clero y las asambleas sacerdotales que se realizaron en la Basílica del Santísimo Sacramento.
Para la Hora Santa, que resultó solemnísima, contó, con la decidida cooperación del Excmo. señor Obispo de Temnos, Mons. Dr. Miguel de Andrea, quien pronunció un sermón muy admirado por su forma y por su fondo: con la del Pbro. Dr. Tomás Solari, quien dirigió con mucha habilidad la masa coral de seminaristas que interpretó hermosos motetes; y con la de los RR. PP. del Santísimo Sacramento, quienes pusieron a disposición del clero la espléndida Basílica iluminada profusamente y adornada con buen gusto.
Las Asambleas sacerdotales tuvieron especial lucimiento: la 1ª, por la presencia del Emmo. señor Cardenal Legado, de los Emos. Cardenales, de casi todos los Arzobispos, Obispos y Prelados y de innumerables sacerdotes de ambos cleros que tuvieron la dicha de escuchar la magnífica disertación en latín del Cardenal Pacelli. La 2ª, por las brillantes conferencias del R. P. Rinsche, Rector y Profesor de nuestro Seminario, del Pbro. Dr. Eduardo Escudero, profesor de Teología del Seminario de Santiago de Chile y de S. E. Mons. Tomás Heylen, Presidente del Comité Permanente de los Congresos Eucarísticos Internacionales. Muchos Arzobispos, Obispos y Prelados y casi todos los sacerdotes asistieron también a esta segunda asamblea.
Moción de la Comisión Teológica
La Comisión Teológica del XXXII Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires, considerando:
1º Que el presente Congreso ha sido totalmente dedicado a la Realeza de Jesucristo por la Eucaristía;
2º Que existe litúrgicamente establecida en la Iglesia Universal la Festividad de Cristo Rey, promulgada por la santidad del Papa Pío XI, gloriosamente reinante;
3º Que en la preparación de este Congreso, ha dado excelentes resultados prácticos, la celebración de Concentraciones Eucarísticas interparroquiales, como medio de promover la realidad del reinado de Jesucristo, por la comunión sacramental, principalmente de los hombres;
4º Que este Congreso Eucarístico Internacional debe dejar entre nosotros un fundamento para dar un nuevo impulso a la vida Eucarística de nuestro pueblo – propone:
1º Pedir a todos los Excmos. señores Obispos Diocesanos se dignen aceptar la moción que signe, a saber:
2º Como eco del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, establecer en cada parroquia, el primer domingo de cada mes (u otro más apto), el día Eucarístico Parroquial, promoviendo la Comunión general, principalmente de los hombres; completándola con la Hora Santa parroquial y la procesión con el Venerable Sacramento, por el interior del templo o a su alrededor.
3º Que en ese día, todas las instituciones parroquiales, formen el cortejo de honor ante el Santísimo, expuesto todo el día, donde las circunstancias y demás condiciones y requisitos lo permitan y puedan cumplirse.
4º Una vez al año, en las proximidades de la festividad de Cristo Rey o en el propio día de la misma fiesta, en todas las Diócesis se organice el día Eucarístico interparroquial, organizado de acuerdo a las instrucciones que los Excmos. señores Obispos Diocesanos se dignen impartir, en forma semejante al día Eucarístico parroquial o a las concentraciones interparroquiales habidas, precedida la fiesta por un novenario de preparación.
5º Que se establezca entre los párrocos de las zonas limítrofes, un acuerdo mediante el cual todos los sacerdotes que desempeñan en cualquier forma su ministerio en ella, colaboren activamente en la realización de dichos días Eucarísticos parroquiales e interparroquiales.
6º Que el venerable colegio de párrocos, haciendo suya esta moción, a fin de dar eficacia segura a su acción directiva, promueva ante los Excmos. señores Obispos la división de las diócesis en decanatos o zonas, que tengan igual ambiente, necesidad o dificultades en el ministerio sacerdotal, las cuales expondrán por un delegado ad-hoc, las necesidades, dificultades o iniciativas que puedan responder a las condiciones reales de los distintos núcleos diocesanos.
7º Que delegue a uno o varios sacerdotes la tarea de dirigir o colaborar en la realización de estos deseos, según las directivas de los Excmos. señores Obispos, como secretariado general del apostolado Eucarístico en las parroquias y en las diócesis.
8º De acuerdo a otra moción presentada, que coordina con la presente, pedir a todos los sacerdotes de ambos cleros su más ferviente oración y acción, a fin de que esta ponencia se defina en modo práctico como el punto peculiar que nos deja el XXXII Congreso Eucarístico Internacional para nuestra patria.
Comisión de Ornamentos
Existen en la ciudad de Buenos Aires numerosas instituciones piadosas que se dedican de un modo especial a confeccionar ornamentos religiosos, como ser, casullas, albas, manteles, estolas, &c., los que luego son distribuidos en los templos para la mayor majestad y decoro del culto.
Sabedor el Comité de la buena disposición de estas instituciones, las que por otra parte ya se habían adelantado ofreciendo su valioso concurso, formó una comisión compuesta por las presidentas con el objeto de que en sus talleres prepararan un crecido número, cuanto fuera necesario, para que durante los días del Congreso, los templos y capillas del Arzobispado tuvieran a la mano los elementos indispensables para las ceremonias del culto.
Respondiendo a la misión que se les confiara, esta Comisión puso en juego todos sus entusiasmos. La Obra de los Tabernáculos, presidida por la señora Dolores Anchorena de Elortondo, preparó y distribuyó trescientas ricas casullas blancas, haciendo también entrega al Comité de los cuatro hermosos ornamentos que utilizaron los Eminentísimos Cardenales en Palermo, el día de la Comunión de los Niños. El Taller de las Hijas de María del Sagrado Corazón, presidido por la señora Dña. Josefina Vedoya de Ocampo realizó en los salones del citado colegio una magnífica exposición de dos mil roquetes y estolas, confeccionados por las mismas Hijas de María, cuyo celo por los esplendores del culto, las movió a desprenderse de lo suyo y procurar entre sus relaciones riquísimos encajes y telas delicadas para luego, con sus propias manos y con sus largos sacrificios ofrecer a la Iglesia el fruto de sus trabajos.
Y estos roquetes y estolas fueron los que utilizaron los señores sacerdotes durante las ceremonias del Congreso y muy especialmente en la solemne procesión final.
El taller de las Hijas de María del Colegio de la Santa Unión contribuyó espléndidamente con la confección de manteles, albas, amitos, casullas, purificadores, que también fueron distribuidos en las diversas iglesias y capillas. Además otros talleres piadosos aportaron al Comité toda clase de ornamentos y ropa blanca, demostrando de esta manera su amor y su devoción al buen Dios Sacramentado, que sobre nuestros altares se inmola por la salvación del mundo.
Las niñas del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, las del colegio de las Madres Esclavas del Sagrado Corazón, las Hermanas Adoratrices, las de la Merced del Divino Maestro, ofrecieron el incienso, los corporales, las palias ricamente pintadas, los purificadores, &c...., de suerte que, provistos abundantemente de todo los señores sacerdotes y el mismo Comité Ejecutivo, pudieron presentar en todas las ceremonias religiosas un conjunto de esplendor y magnificencia digno del Dios a quien se glorificaba y digno de la patria que se las ofrecía.
La República Oriental del Uruguay, ligada a nuestra patria con lazos de verdadera fraternidad, por medio de su celoso Arzobispo Mons. Juan Francisco Aragone, presentó en un acto solemne al Comité Ejecutivo, una hermosísima caja conteniendo en el interior más de quinientos purificadores y corporales confeccionados por manos de piadosas damas uruguayas. Delicado gesto de fervor eucarístico que el Comité Ejecutivo ofreció en su justo valor y retribuyó al dignísimo Prelado más que con palabras de sus labios, con los emocionantes sentimientos de su corazón.
La República de Chile, hermanada también a la nuestra con vínculos de indisoluble amistad, ofreció de las viñas cultivadas en sus tierras el vino que en los días del Congreso levantarían en sus cálices los ministros del altar, a fin de que, así lo decían en su nota, “la República Argentina, de sus pampas el trigo y la República de Chile, de sus huertas el vino, transustanciados en el Santo Sacrificio ofrecieran a Dios, unidos en caridad, el cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo.” Sobre la mesa del altar donde se inmola el Dios del Amor, confundieron sus rayos, se abrazaron y se besaron la fulgente estrella de la bandera chilena, con el esplendoroso sol de Mavo de la Argentina.
Cruzada Infantil
El 12 de mayo de 1933, se reunieron, invitadas por Mons. Daniel Figueroa, presidente del Comité Ejecutivo del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, las Srtas. Laura Esteves, Margarita Wilmart, Elena Grondona, Adelaida Morgan y Marta Egusquiza, para constituir el Comité de la Cruzada Infantil, cuya finalidad era ocuparse de cuanto se refiere a la participación de los niños en el Congreso Eucarístico Internacional que se celebraría en octubre de 1934.
Concurso infantil eucarístico
A iniciativa de la Srta. Laura Esteves, se organizó un “Concurso Infantil Eucarístico”, entre los niños de todos los colegios, catecismos y asilos de la República. Los niños y niñas de los colegios católicos respondieron con entusiasmo. Los trabajos fueron examinados por las Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, y clasificados por el Sr. Canónigo Dr. Francisco Suárez. La distribución de los premios se realizó en acto público, el 26 de agosto de 1934 en el Salón de actos del Colegio San José.
Publicamos a continuación la circular remitida a todos los colegios, con el plan de temas eucarísticos propuestos:
“La Comisión de la Cruzada Infantil en el deseo de propender a que los niños tuvieran una participación más consciente y fervorosa, en el próximo Congreso Eucarístico Internacional, resolvió efectuar un Concurso Infantil, de estudio y composición, en derredor del tema único: “La Santísima Eucaristía” entre los niños católicos residentes en la República Argentina.
Este concurso se ajustará a las siguientes bases, que la Comisión indicó en una circular remitida a todos los párrocos y a los centros catequísticos.
1º Podrán participar en este concurso, todos los niños residentes en la República Argentina, alumnos de escuelas o catequesis, que no hayan cumplido aún 15 años de edad.
2º El Concurso deberá ajustarse al plan de temas que la Comisión organizadora establezca, los cuales serán propuestos y previamente explanados ante los pequeños participantes, por personas autorizadas y competentes, designadas por los señores directores de escuelas o catequesis.
3º Los niños serán llamados, en día, hora y lugar determinados de antemano por los directores, para efectuar los trabajos escritos, sobre los temas que hayan elegido libremente, dentro de los propuestos para el Concurso.
4º Los trabajos serán escritos de puño y letra de los pequeños concursantes, y firmados con nombre y apellido, indicando la edad y el grado escolar o sección catequística que cursan (primaria o de perseverancia, según hayan hecho o no la Primera Comunión). Se utilizará para ello hojas de papel de 20 por 24 ctms. y no deberán pasar de 3 hojas.
5º En cada uno de los colegios o catequesis, la dirección establecerá un Jurado, al cual corresponderá seleccionar los trabajos y remitir los que considere mejores –no más de tres– a la Comisión organizadora del Concurso Infantil, Avda. Alvear 1660. Buenos Aires.
6º Estos trabajos deberán ser remitidos entre el 15 y el 31 de mayo próximo, para que el Jurado Oficial del Concurso tenga tiempo de examinarlos y pronunciar su fallo dentro del mes de junio.
7º El Concurso estará dividido en dos secciones:
a) Colegios y Asilos;
b) Catequesis.
Se deberá indicar, por lo tanto, al enviar los trabajos, a cuál de las dos Secciones pertenecen.
8º La Comisión organizadora establecerá Primeros y Segundos premios, que serán adjudicados a los niños autores de los mejores trabajos, sin limitación de número.
9º Estos premios serán entregados, en acto público, a los pequeños ganadores, en fecha próxima a los días del Congreso. A los niños que no pudieran trasladarse a Buenos Aires, les será remitido el premio al lugar de su residencia.
La Comisión organizadora espera que el celo inteligente de los señores Directores de los Colegios católicos y Catequesis parroquiales, tome gran interés por el mejor éxito de una iniciativa, que puede tener tan decisivo efecto para ilustrar la devoción de los pequeñuelos, con respecto al Misterio Eucarístico.
En la Sede Social, Avda. Alvear 1660, sigue atendiéndose el despacho de planillas y estampillas para la sección “Cruzada Infantil”, todos los días hábiles de las 15 a las 18 horas”.
Plan de temas para el Concurso Infantil
I.– Narración Evangélica
a) La multiplicación de los panes; (milagro figurativo).
b) La promesa formal.
c) La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio. El discurso en la última cena. (Evangelio de San Juan, Caps. VI y XIV al XVII).
II.– Doctrina Catequística
a) Definición catequística, completa, de la Eucaristía.
b) Materia; (la alteración grave impide la transubstanciación).
c) Forma;
d) Ministro.
III.– Rito de la Eucaristía
a) La Santa Misa, (Definición del Catecismo).
Es el verdadero y único sacrificio de la nueva Ley. (Convendrá dar a los niños una ligera noción del Sacrificio y de lo que eran los sacrificios de la Antigua Ley).
b) La Santa Misa representa y renueva, sin derramamiento de sangre, el sacrificio de la Cruz (explíquese de qué manera se realiza esto), de cuyo valor nos hace partícipes, aplicándonos los méritos de Cristo.
c) Tiempo en que puede celebrarse la Santa Misa y solemnidad que requiere: el altar, la piedra consagrada, los lienzos blanquísimos de hilo, los vasos sagrados, &c.
d) A quiénes aprovecha especialmente la Santa Misa:
1. Al sacerdote que la celebra;
2. A la persona que la manda celebrar.
3. A los que asisten de presencia a ella;
4. A todos los fieles, vivos y difuntos.
IV.– La Comunión Sacramental
a) Qué diferencia esencial existe entre la Comunión y los demás Sacramentos.
b) Quiénes pueden comulgar y desde qué edad obliga la Comunión.
c) Qué disposiciones se requieren para comulgar.
d) El precepto eclesiástico de la Comunión: en tiempo de Pascua florida y cuando hubiere peligro de muerte.
e) Cuáles son los deseos de Cristo y de la Iglesia, respecto a la frecuencia de la Comunión. (Noción acerca de los decretos de Pío X, sobre la Comunión).
f) Qué efectos produce la Comunión en el alma bien dispuesta:
1. Por la unión del alma con Cristo, conserva y aumenta la vida de la gracia;
2. Borra las culpas veniales y preserva de las mortales;
3. Produce consuelo espiritual;
4. Fomenta la inclinación a las virtudes cristianas, la fuerza de obrar bien y acrecienta los méritos para la vida eterna.
V.– La Vida de Jesús en la Eucaristía
a) De qué manera está presente Jesús en la Eucaristía:
Jesús vive en la Eucaristía; practica todas las virtudes de su vida mortal, de manera invisible, pero real; es accesible a todos, a todos llama: “Venite ad me omnes”, para instruirnos, consolarnos, ayudarnos en todas nuestras necesidades. Tiene predilección por los más pobres, por los que más sufren, por los que le aman más: “Ego diligentes me diligo”.
b) Qué hace Jesús en la Eucaristía:
Cumple los cuatro fines del Santo Sacrificio:
1. Adora; 2. Da gracias; 3. Repara; 4. Suplica.
VI.– Deberes del Cristiano para con la Santísima Eucaristía
a) Debe tributarle todo honor y el culto de latría, o sea de adoración, como que es el Dios verdadero: “Deus absconditus”.
b) Debe visitarla en los templos.
c) Debe recibirla en la Comunión, según los deseos de Cristo y de la Santa Iglesia: con la mayor frecuencia posible y las más perfectas disposiciones.
d) Debe hacerse apóstol de la Eucaristía, especialmente cerca de los niños, los enfermos y los moribundos.
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La Comisión visitó todos los colegios, asilos y catecismos de la Capital, solicitando de sus directores el número aproximado de niños que contaban llevar a Palermo, pasando estos datos a la Comisión encargada de la organización, que presidía el Rvdo. Padre José Borgatti y también los medios de transporte con que contaban, facilitando así a la Comisión de Transportes la organización del traslado hasta Palermo.
Se pidió a los directores de los colegios, asilos y catequesis, para que los niños fuesen a la Concentración de Palermo, vestidos de blanco, las niñas con tul blanco en la cabeza, y llevando como distintivo la banda con los colores Pontificios y Patrios.
El tesoro Espiritual se llevó con toda regularidad, habiendo superado en mucho en sus cifras a los Congresos anteriores, ya que se registraron más de 900 millones de obras buenas.
La contribución de los niños por medio de las estampillas también se realizó con mucho entusiasmo, habiéndose recolectado, solamente en la Capital, la suma de $ 14.787 con 60 ctvs.
En todos estos trabajos, la Cruzada encontró una poderosa ayuda en las Religiosas Esclavas del S. C. de Jesús, quienes hicieron el cómputo del Tesoro Espiritual y llevaron el registro, lo mismo de la contribución de las estampillas.
Los señores Benegas Hnos. proporcionaron gentilmente las uvas para la Ofrenda de los niños, lo mismo los Sres. Francisco y Mario Janin los panecillos. Las espigas de trigo fueron donadas por la Sra. Lola Acosta de Santamarina y las Srtas. de Morgan.
El desayuno caliente para 107.000 niños fue ofrecido y servido por los Sres. Saint Hnos. y los bizcochos por la casa Canale, habiéndose hecho la distribución en perfecto orden.
Comisión de Concentración infantil
Grandes debieron parecer las dificultades que a simple vista ofrecía el acto de una comunión general de niños en Palermo cuando se empezó por descartar ese bello propósito, admitiendo, cuando más, la posibilidad de comuniones interparroquiales o intercolegiales para luego concentrar la gran masa infantil para un acto de culto, una misa, por ejemplo, oficiada en lugar y hora convenientes.
Una comunión general en Palermo implicaba, en efecto, serios problemas: la movilidad, de ingentes masas de niños a una hora temprana, salvando en muchos casos distancias considerables, en ayunas, expuestos a posibles contingencias del tiempo y a imprevistas dificultades de transporte. Pero estaba de Dios que en el Congreso Eucarístico de Buenos Aires se verían cosas maravillosas, nunca sonadas por los más optimistas. La idea de la comunión de los niños en Palermo se fue abriendo paso y conquistando el voto favorable aún de los menos entusiastas. El reclamo del buen Maestro: “Dejad que los niños se acerquen a Mí”, parecía en este caso un mandato. La autoridad competente sancionó el anhelo que flotaba en el ambiente. El homenaje de la niñez de Buenos Aires al amante Prisionero del Sagrario sería uno de los números sobresalientes del programa de los actos eucarísticos. El Congreso tendría su jomada de gloria, su mañana blanca de sol y de Eucaristía.
Se trataba ahora de planear la realización del acto, y de prever todos los detalles. Por feliz acuerdo se encargó de esta delicada misión a los RR. PP. Salesianos, avezados en la tarea de concentraciones infantiles y verdaderos estrategas de la organización escolar. La autoridad salesiana a su vez, delegó su representación en el Rvdo. P. José Borgatti, a la sazón en Corrientes, en cuya casa salesiana terminaba su mandato de Superior. Si la designación de los hijos de San Juan Bosco, para organizar la jornada de los niños fue un acierto de la autoridad eclesiástica, el nombramiento del Rvdo. P. Borgatti fue una feliz inspiración de los Superiores salesianos. Dotado de exquisita cultura y gran don de gentes, de una actividad a toda prueba y de un golpe de vista certero, en todo lo que a organización se refiere, previsor en el detalle, entusiasta, animador, y de fácil y amena palabra, era el hombre para la obra.
La primera preocupación del P. Borgatti, fue de buscar colaboradores y a ese efecto, de acuerdo con el Comité Ejecutivo convocó a los representantes de los institutos docentes, a determinados miembros del clero y a otras entidades representativas de la actividad educativa católica. Convenía que todas las fuerzas vivas que consagran su esfuerzo a la cristiana educación de la niñez, de quienes iba a ser la gloria y la responsabilidad de la gran jornada, estuvieran representadas en el organismo directivo que se debía crear, en relación estrecha con el Comité Ejecutivo pero con su autonomía propia.
Por espacio de varios meses la Comisión celebró reuniones periódicas en la sede oficial del Congreso, con la presencia, a veces, de Monseñor Figueroa y del Rvdo. P. Boubée, quienes en todo momento demostraron el mayor interés por los trabajos que desarrollaba la Comisión Organizadora. Empezó por hacer una estadística de parroquias, colegios, asilos, centros catequísticos y sociedades de beneficencia, que se consagran a la formación cristiana de la niñez. Simultáneamente se iniciaron las tareas laboriosas del censo para establecer el número de alumnos entre los 8 y 15 años que cada establecimiento podía conducir a Palermo. De acuerdo con la Comisión de Transportes se fue planeando el sistema de movilidad más práctico y adecuado a cada uno de los grupos escolares, informando de todo a los interesados, sea por correspondencia, sea también en visitas personales que los miembros de la C. O. se impusieron el deber de hacer, distribuyéndose al efecto determinados sectores de la Capital.
La Junta Directiva de la Cruzada Infantil secundó empeñosamente las gestiones de la C. O., tanto en el censo como en la propaganda y otros trabajos de organización.
El franco éxito de la Comunión general de niños en Palermo fue el digno coronamiento de los esfuerzos realizados por los miembros de la Comisión encargada de preparar un acto tan solemne.
El lector encontrará en otra parte de esta memoria la crónica detallada del acto imponente que fue la Comunión de 107 mil niños en Palermo, el 11 de octubre.
Comisión de Sanidad y Primeros auxilios
El Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires que preside el doctor Miguel M. Petty, siendo secretario el doctor Enrique A. Linzoain y vocales los doctores Luis Ayerza, Alberto Caride, Eduardo Cevini, José Luis Molinari, Juan J. Murtagh y Francisco E. Radrizzani, tuvo a su cargo el estudio y la organización sanitaria y de primeros auxilios para las concentraciones de Palermo, con motivo de los actos del XXXII Congreso Eucarístico Internacional.
La organización se dividió en tres renglones que son: 1º, sanitarios; 2º. primeros auxilios, y 3º, provisión de agua potable.
1º Sanitarios.
Se construyeron 16 grupos de w. c. en grupos de dos, para hombres y mujeres. De construcción precaria, conectados a la red cloacal los que no permitían pozo negro y con él los demás.
2º Primeros auxilios.
Personal.– Médicos: Prestaron sus servicios en los distintos días y lugares que se les indicó en oportunidad los doctores: Gabriel O’Farrel, Erik G. Fogelström, Adolfo A. Spiller, Elías R. Gaviña Alvarado, Juan Naim, César B. Agustoni, Ernesto A. Dillon, Héctor A. Lacarra, Ernesto Escudero, Aldo B. Solari, Salvador M. Viale, José D. Aráoz, Pedro Esperne, Gregorio Beyrne, Andrés Copello, Carlos Alberto Castaño, Florencio Etcheverry Boneo, Eduardo A. Cevini, Enrique J. Molina, Julio Schilken, Ismael W. Gramajo, Enrique Castaño, Raúl A. Martínez Pita, profesor Luis A. Tamini, Rómulo A. Tamini, Francisco E. Radrizzani, Jorge Olivera, Juan J. Murtagh, académico doctor Marcelino Herrera Vegas, Arturo Salas Moyano, Orlando B. Natiello, profesor Guillermo Zorraquín, Aníbal R. Valle, Daniel de Oliveira Cézar, Miguel A. Carcardo, Raúl Ubaldo Fernández, Arturo A. Carpinacci, Genaro Perrupato, Agustín Morchi, Ángel F. Ortiz, Santiago González, Lino Piñeiro Sorondo, Fermín T. Orfila, Alberto J. Caride, Antonio Fernando Elizalde, David E. Nölting, César Escudero, profesor Teodoro A. Tonina, Francisco Marcovecchio, Hermán Taubenschlag, Juan Mainero, Jorge B. Ferradás, Américo Pey, Humberto L. Dondo, Víctor M. París, Alfredo G. Ferrer Zanchi, Manuel Castillo, Pedro Cazenave, David N. Rojo, Mario Gorostarzu, Daniel J. Greenway (h.), José Stratico, Miguel Mordeglia, Julio M. Borda, Miguel A. Chavarri, Arturo Gaibrois, profesor Nicolás Capizzano, Francisco A. Viacava, Carlos Alonso Múgica, Carlos Baux, José A. Urquijo, Luis Pereyra Iraola, Julio C. Blaksley, Arnaldo Castagna, Raúl Merchante, José M. Garcés Eguaras, Jorge Galarce, Julio V. Uriburu, Miguel Gambín, Horacio Zorraquín, Raúl Martínez de Hoz, M. Daniel Delfino, Ernesto Perazzo, Horacio Montanaro, Alfredo Sciuti, de la Capital Federal, y los doctores Antonio Casiello, Juan Genisans, Antonio Denegri, Elias R. Luque y Santiago M. Costa, del Consorcio de Médicos Católicos de Rosario.
En total 91 facultativos de los cuales el 90 o 95 por ciento son socios del Consorcio de Buenos Aires y 5 del Consorcio de Rosario.
Practicantes: El señor Amadeo Cicchitti, estudiante de medicina y presidente de la Asociación Católica de Estudiantes de Medicina con el doctor E. García Bes, delegado de la Acción Católica, reclutaron un conjunto de 108 practicantes que en grupos de dos o más atendieron a los accidentados en las casillas de Palermo.
Enfermeras: La señora doña Inés Ayerza de Magnanini ha reclutado enfermeras en todas las instituciones que las poseen, reuniendo un total de 500 enfermeras que distribuyó por puestos y guardias de manera que cada uno de ellos tenía por lo menos 3 de ellas por guardia de 5 horas.
Las entidades que proporcionaron enfermeras son: la Cruz Roja Argentina, la Asistencia Pública de la Capital, por intermedio de su Escuela de enfermeras y nurses del Hospital Ramos Mejía (Cruz Verde), la Sociedad de Beneficencia de la Capital (enfermeras y nurses de los hospitales: Rivadavia, Niños, Instituto de Maternidad, Casa de Expósitos, Hospicio de Alienadas, &c., enfermeras de la Cruz Argentina), Sindicato Católico de Enfermeras (enfermeras y nurses de la Casa de la Empleada) y muchas voluntarias.
Policía Auxiliar: Formada para guardar el orden y coadyuvar en toda la organización general del Congreso Eucarístico prestó abnegados servicios como ayudantes, camilleros, estafetas, &c., del personal sanitario.
Serenos: Para cuidar de los teléfonos, casillas y demás material que se detalla aparte se utilizaron serenos que prestaron tales servicios mediante el pago de un jornal diario.
Material.– Ambulancias: Se utilizaron 9 ambulancias y 2 sidecars con camilla de la Asistencia Pública, 5 ambulancias de la Policía de la Capital, 3 ambulancias de la Cruz Roja Argentina y 1 del Jockey Club.
Casillas: 5 grandes para estación y 20 menores para puesto.
Teléfono: Uno por cada puesto y estación y 3 en el comando, intercomunicables entre sí.
Botiquines: En cada puesto donde no había médico, un botiquín con vendas, gasa, algodón, Poción Todd, láudano, &c. En las estaciones que estaban atendidas por médicos había además de esto un botiquín de inyectables: cafeína, morfina, aceite alcanforado, &c.
Distribución general del personal y material.– De acuerdo al plano adjunto la organización comprendía, en su parte de primeros auxilios, la instalación de casillas a los lados de la concentración, dotados de los elementos necesarios para una asistencia de urgencia a cargo del personal idóneo. Esto para los casos sencillos que fueron la mayoría. Para los casos más graves que pudieran necesitar la intervención de un médico se habían instalado casillas más grandes llamadas estaciones a cargo de médicos, practicantes y enfermeras con más elementos. Toda esta organización se regía mediante las órdenes y pedidos por teléfono, de modo que si ocurría algún accidente serio en las proximidades de un puesto la enfermera podía pedir rápidamente la presencia del médico que dada la distribución de las estaciones, se hallaría siempre a corta distancia. Con esto se ha conseguido tener todos los puestos a cargo de enfermeras bajo una vigilancia de facultativo más o menos inmediata con muchos menos médicos que si se hubiera puesto uno por cada casilla.
En principio se distribuyó el personal a razón de tres enfermeras en cada puesto o estación, dos practicantes por puesto y este mismo personal y dos médicos por estación. La duración de las guardias fue de 5 horas aproximadamente. El personal fue muy suficiente si bien en algunos días de intenso calor y presión barométrica alta la tarea fue ardua y penosa por la cantidad de público que impedía atender a los accidentados con holgura.
Comando: Situado en lugar tal vez no muy apropiado, pues el Comando según la experiencia de este Congreso debe estar en un lugar alto, cercano al altar y con fácil salida para cualquier lugar, tuvo a su cargo el control de asistencia del personal, control de medicamentos y provisión de sus faltas, envío de ambulancias a los distintos hospitales, modificaciones de puestos y estaciones de acuerdo a las necesidades del servicio y en general solución de todos los innumerables pequeños detalles que ocurren en el transcurso de ceremonias que reúnen tanta gente como en el XXXII Congreso Eucarístico, conducción de niños perdidos a la casilla de Comando de Tráfico, &c., y todo aquello que los médicos a cargo del mismo creyeron que podían prestar un apoyo útil a la organización general del Congreso.
Estuvo a cargo de los miembros de la Comisión Directiva del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires con la labor distribuida en la siguiente forma: doctores Luis Ayerza y José Luis Molinari, medicamentos, hielo, &c.; doctores Juan J. Murtagh y Eduardo A. Cevini, ambulancias, control de asistencia y de hospitalizados; señora doña Inés Ayerza de Magnanini, control de asistencia de enfermeras y detalles concernientes a las mismas; señor Amadeo Cicchitti y doctor E. García Bes: practicantes; y los doctores Miguel M. Petty y Enrique A. Linzoain, como presidente y secretario del Consorcio y de la Comisión de Sanidad, que habían tenido a su cargo el proyecto, organización, ejecución y control de todo lo concerniente a esta Comisión, actuaron con funciones de superintendencia procurando resolver, con amplio conocimiento de causa, todos los muchos detalles que se presentaron en la realización de este plan para el cual apenas si existía alguna pequeña experiencia anterior.
Estadística: Con estos elementos se han atendido en total 1.763 casos, siendo hospitalizados 52.
El cómputo por día es el siguiente:
Miércoles 10: 51 casos con 4 hospitalizados.
Jueves 11, a la mañana: 243 casos con 5 hospitalizados; a la tarde: 18 casos con un hospitalizado.
Viernes 12, a la mañana: 364 casos con 11 hospitalizados; a la tarde: 103 casos con 5 hospitalizados.
Sábado 13, a la mañana y a la tarde: 63 casos con 4 hospitalizados.
Domingo 14, a la mañana y a la tarde: 931 casos con 22 hospitalizados.
El domingo por la tarde, para la procesión final, se organizó un servicio especial de ambulancias de la Asistencia Pública que se ubicaron en las bocacalles de Canning hasta Pueyrredón a razón de dos ambulancias por esquina para disponer una de ellas como puesto y la otra para la conducción de los posibles heridos. En Avenida Alvear y Pueyrredón los médicos de las Obras Sanitarias de la Nación dirigidos por su jefe el doctor Alberto Peralta Ramos (hijo), establecieron un puesto que atendieron los mismos así como la zona que va desde ese lugar hacia la Recoleta.
Hospitales: Aunque fuera de la organización en sí, se utilizaron los servicios de los Hospitales Fernández y Las Heras, dependientes de la Asistencia Pública, la que equipó también una pequeña sala de primeros auxilios en un aula de la Escuela y Jardín de Infantes, cedida gentilmente por el Jockey Club para ese fin y los Hospitales Rivadavia y de Niños de la Sociedad de Beneficencia de la Capital.
3º Provisión de agua potable.
Todas las casillas, tanto de puesto como de estación, tenían dos o más damajuanas con agua con lo que se atendió con suficiencia la demanda del público facilitándole el líquido elemento en vasos de papel.
Policía auxiliar del XXXII Congreso Eucarístico Internacional
La Comisión Organizadora del XXXII Congreso Eucarístico Internacional encomendó al señor Eugenio Roza la organización de un cuerpo de jóvenes, que voluntaria y desinteresadamente prestara su colaboración a la Policía de la Capital.
Con la premura que las circunstancias lo requerían, pues se estaba sólo a 20 días de la iniciación de los actos, el señor Roza con la cooperación muy valiosa y oportuna del señor capitán don Ricardo Harriague Castex, ambos ex -alumnos del Colegio del Salvador, y congregantes marianos, procedió a la organización del cuerpo denominado Guardia del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, abreviadamente llamado Policía Auxiliar el cual debía estar compuesto de 1.500 hombres; recurriendo a tal efecto a las congregaciones marianas, sociedades de ex-alumnos de colegios católicos, Acción Católica, miembros de asociaciones nacionalistas, círculos de obreros católicos y en general a la juventud católica, respondiendo a este llamado un número muy superior al solicitado, debiendo en consecuencia hacerse una selección sobre todo en cuanto a capacidad física, que debía estar de acuerdo con la fatigosa tarea a desarrollar.
Contando con la gentil cooperación de las autoridades del Colegio del Salvador, se procedió a reunir en los patios del mismo a los voluntarios y darles una somera instrucción militar para su más fácil gobierno y se dejó organizado el Cuerpo, en siete agrupaciones y con las siguientes autoridades: jefe de organización, contraalmirante R. D. Tiburcio Aldao; jefe superior, don Eugenio Roza; jefe de estado mayor, capitán (S. R.) don Ricardo Harriague Castex; siete jefes de agrupación; ocho oficiales de órdenes; siete oficiales de enlace; una sección de reserva y quince compañías de cien hombres cada una, las que con posterioridad y dadas las necesidades del servicio se ampliaron a diecisiete compañías; cada componente del cuerpo fue debidamente fichado y se le entregó su distintivo consistente en un brazal numerado e intransferible, como asimismo las directivas en las cuales se les instruyó con respecto a la misión de cooperación del cuerpo con las autoridades policiales, como asimismo se les tomó el compromiso bajo su palabra de católicos de mantener una disciplina férrea en el desempeño de sus funciones.
Organizado el cuerpo de policía auxiliar, empezó a actuar el día de la recepción del Eminentísimo Cardenal Legado, manteniendo el orden en parte del recorrido de la comitiva oficial, haciéndolo con mucho acierto y eficacia.
En todas las ceremonias realizadas en Palermo, prestó una valiosa cooperación para el mantenimiento del orden, distribución del público en los lugares que tenían indicados, la sección especial de intérpretes en el asesoramiento de los extranjeros, orientando a los forasteros y niños y sobre todo cooperando en una forma incansable con la ardua tarea desarrollada por el cuerpo de sanidad, siendo elogiosamente comentada y aplaudida por el público en general, la cooperación prestada por cada miembro de la policía auxiliar, que en todo momento se caracterizó por la cultura y amabilidad para con todo el mundo, haciendo cumplir y respetar con benevolencia las órdenes impartidas por la comisión organizadora.
En la concentración nocturna de hombres, fue tan eficaz la acción desarrollada por la policía auxiliar, que probablemente, sin ella se hubiera tropezado con serias dificultades para su organización, dado el número de hombres que asistió a la inolvidable y emocionante ceremonia; y así siguió con verdadero entusiasmo y espíritu de sacrificio, que sólo lo sublime de la causa, hizo de la policía auxiliar una valiosa cooperadora, que le valió del señor jefe de Policía de la Capital, coronel don Jorge Luis García una conceptuosa nota de agradecimiento y felicitación.
Aunque la misión de la policía auxiliar, terminó con las ceremonias del Congreso, en el espíritu de sus jefes y de cada uno de sus miembros, está el de mantener dicho cuerpo organizado y hacerse presente en cada rememoración del XXXII Congreso Eucarístico Internacional aportando, con su presencia y cooperación, el entusiasmo y devoción que acabamos de ver en nuestras calles y en su ínterin tratar de que esa devoción no se enfríe y podamos ver, si es posible, cada año una reunión de hombres que en algo se asemeje a la que hemos visto el 11 de octubre por la noche.
Felicitación del Jefe de Policía a la Policía auxiliar
A los señores Eugenio Roza y Ricardo Harriague Castex
El feliz desarrollo del magnífico espectáculo que tuvo por escenario a Palermo, con motivo del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, permitió demostrar, aparte de la faz religiosa, la cultura tradicional de nuestro pueblo congregado allí con tan nobles propósitos, como así también la organización meticulosa hasta en sus mínimos detalles de todo cuanto podía preverse para la mejor realización de tan fausto acontecimiento.
Si bien la institución que dirijo mereció unánimes elogios, yo como jefe de ella no puedo menos que felicitar a ustedes y por su intermedio a todos los componentes de la “Policía Auxiliar”, agrupación que en todo momento supo responder a la misión pesada y abrumadora que se le encomendara para cooperar en el mantenimiento del orden en el magno acto que pasará a la posteridad con caracteres indelebles y al cual todos ustedes contribuyeron tan desinteresada como eficazmente.
Cuando propusieron utilizar los servicios de jóvenes católicos para coadyuvar a la tarea que se presentía debía ser agobiadora para esta repartición, acepté con simpatía el ofrecimiento, cifrando esperanzas que quedaron ampliamente confirmadas en los hechos y al llevarlas a conocimiento, mediante ustedes y de toda la “Policía Auxiliar” reitero mis plácemes efusivos por tan entusiasta cooperación que facilitó grandemente la acción de la institución a mis órdenes.
Los saluda con la consideración más distinguida
Comisión de Transportes
Constituida esta Comisión, efectuó su primera reunión en el mes de Agosto de 1933. Como primer trabajo se dedicó a todo lo concerniente a los Congresales y Peregrinos que vinieran del extranjero.
Se gestionó y obtuvo de las autoridades, las franquicias en los derechos e impuestos a todas las personas que se trasladasen a Buenos Aires con el objeto de concurrir a los actos a celebrarse con motivo del Congreso.
Se ocupó también de la exención de derechos portuarios a los buques fletados para los congresistas y peregrinos así como de la liberación de derechos de estadía para los barcos que alojasen pasajeros durante su permanencia en el Puerto de Buenos Aires.
Solucionado en principio todo lo relativo a los peregrinos del extranjero, la Comisión se abocó a los problemas relacionados a los peregrinos del interior del país. Se obtuvieron en primer lugar grandes rebajas en los pasajes de las diversas Empresas de Ferrocarriles. Luego la Comisión se encargó de hacer conocer estas rebajas en toda la República.
La Comisión tuvo también a su cargo las gestiones ante la Municipalidad para conseguir franquicias a los automóviles que tanto del interior como del exterior llegasen a nuestra ciudad.
De todas las tareas realizadas por la Comisión, la más importante y que exigió mayor cuidado fue la de organizar el transporte de los niños que concurrieron a Palermo, el día de la Concentración Infantil.
Con la eficaz cooperación del Mayor Oscar Cazalas, se puso la Comisión a trabajar de lleno en la preparación de tal acto.
Se creyó en un principio que los niños a transportar serían alrededor de 50.000, pero, a medida que los días pasaban, esa cifra iba en aumento, llegando a pocos días del Congreso a 85.000.
Como primera medida, la Comisión se puso en contacto con el R. P. Borgatti, Presidente de la Comisión de Concentración Infantil, para trabajar de común acuerdo, dando así mayor eficacia a todo lo que se hiciere.
Viendo que los tranvías con que se contaba no alcanzaban sino para transportar una mínima parte de los niños, se organizó el transporte en ómnibus, autos de excursión, &c., teniendo también que recurrir a camiones, que fueron ofrecidos por las autoridades, casas de comercio y compañías más importantes de la ciudad. A último momento se debieron aun alquilar más camiones, puesto que la cantidad de niños que quería concurrir a Palermo era cada vez mayor.
Una vez que la comisión contó con estos medios de transporte, se abocó a la tarea de organizarlos en forma que no tuvieran tropiezo alguno en el desempeño de su misión. Como primera medida distribuyó entre los colegios, parroquias y demás instituciones que concurrirían a Palermo con sus niños, los vehículos necesarios, dando a cada uno un número de orden, número que sería estampado en el vehículo correspondiente. Luego se preparó el recorrido y estacionamiento que debían tener cada vehículo, esto de acuerdo con el lugar que la Comisión de la Concentración Infantil había designado a cada institución.
La Comisión encontró en el señor Jefe de Trafico, Comisario D. Luis De Bellis, un eficacísimo colaborador en la preparación del recorrido y estacionamiento que más arriba indicamos.
Organizado así, se pudo realizar sin tropiezo de ninguna clase el traslado de los 107.000 niños que, en aquella inolvidable mañana, se reunieron en Palermo para rendir a Jesús Hostia el homenaje que más desea su Divino Corazón: el de los niños.
Esta Comisión se mantuvo en contacto directo con la Comisión de la Cruzada Infantil, encargada de organizar Concentraciones Eucarísticas Infantiles en Iglesias de distintos barrios de la Ciudad, donde el señor Cura o el Padre encargado del Catecismo, les daba una explicación sobre el significado e importancia de los Congresos Eucarísticos, terminando con una Procesión y la Bendición con el Santísimo Sacramento.
El Coro polifónico
La gran masa coral que tuvo a su cargo los cantos de las diversas ceremonias, estaba formada por quinientas sesenta voces divididas así: ciento veinticinco sopranos, ciento quince contraltos, ciento sesenta tenores primeros y segundos y ciento sesenta barítonos y bajos.
Para obtener este hermoso conjunto de voces intervinieron los coros de los seminarios de: Villa Devoto, preparado por el Pbro. Dr. Tomás J. Solari, que tuvo asimismo la dirección general del conjunto; La Plata, con su director Pbro. Dr. Enrique Rau; Córdoba, con su director Pbro. Dr. Domingo Bonaparte; Paraná, con su director Canónigo José Zaninetti; Catamarca, con su director R. P. Santiago Lichius, S. V. D.; los estudiantes: de los RR. PP. Salesianos de Bernal, con su director R. P. Francisco Lambruschini; del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús (S. Miguel, F. C. P.), con su director P. Lustosa; un grupo del Instituto Salesiano de Córdoba, que, unido al coro del Colegio Salesiano S. José, de Rosario, formaba un sólo conjunto bajo la dirección del R. P. Fernando Conti, SS.; Colegio de S. Carlos, con su director R. P. Juan Cazzaniga, y niños de la Basílica del Ssmo. Sacramento de esta capital, con su director, el R. P. José Ramón Aristi, S. S. S.
Con este conjunto colaboró el coro del Seminario de Santiago de Chile, cuya representación compuesta por treinta cantores, estaba dirigida por el Pbro. Fernando Larrain.
Tomó parte, también, la Banda de Policía de la Capital bajo la dirección del señor Alberico Spátola y estuvo a cargo del órgano el renombrado organista Sr. Julio Perceval, quien además instrumentó para banda, desinteresadamente, la “Misa de Angelis”, y los diversos cantos gregorianos que se entonaron, hecho de por sí destacado, ya que, –según lo que se conoce,– por vez primera en la historia de los Congresos Eucarísticos se ha empleado la banda con tanta perfección para acompañar la interpretación del canto gregoriano.
Repertorio.– El repertorio del conjunto coral puede considerarse bajo dos aspectos: el de los cantos populares y el de los motetes polifónicos.
En los cantos populares, interpretados siempre con banda y órgano, el coro servía de base a la inmensa multitud de fieles que durante casi dos años habían preparado u oído al menos en las parroquias, colegios, instituciones, &c., los cantos publicados por el Comité Ejecutivo en su folleto de cincuenta y seis páginas. Eran éstos: en gregoriano: Adoro te devote, Pange lingua, Laudate Dominum omnes gentes, Missa de Angelis, Veni Creator Spiritus, y Te Deum; en música figurada: Lauda Jerusalem Dominum, Christus vincit, Salva al pueblo argentino, Cantemos al amor de los amores, el canto de los niños, “Ofrenda”, letra del Pbro. Dr. Manuel J. Samperio, con música del Canónigo de la Catedral de Paraná, José Zaninetti; Himno oficial del Congreso Eucarístico, letra de la Sra. Sara Montes de Oca de Cárdenas con música del Sr. José Gil y, finalmente, el Himno Nacional Argentino.
La polifonía clásica y moderna estaba representada por los siguientes autores: Sacerdote Lorenzo Perosi, actual director de la Capilla Sixtina: Tu es Petras, a 5 voces mixtas; Oremus pro Pontífice, a 4 y 8 v. m.; Ecce Sacerdos Magnus, a 6 v. m.; Ora pro nobis, O Salutaris Hostia, y Veni Creator, a 4 v. m.; R. P. Juan Pagella, Salesiano, actual director en el Santuario de María Auxiliadora de Turín: Ecce Sacerdos Magnus, a 4 y 5 v. m. con órgano; Orestes Ravanello: Sacerdotes Domini, a 6 v. m.; Tomás de Vitoria: Ave María, a 4 v. m.; Domine non sum dignus y Miserere mei, a 4 voces iguales; Ludovico da Viadana: Ave verum, a 4 voces iguales; León Hassler: Cantate Domino, a 4 v. i.; Juan Pierluigi da Palestrina: O Bone Jesu, a 4 v. m., Bonum est y Laudate Dominum, cada uno a 5 v. m.
Integraban por último el repertorio las partes variables de la Misa de Corpus Christi incluso el “Lauda Sion Salvatorem” que fue cantado durante la comunión de los niños y el “Alleluia triumphale Eucharisticum”, célebre melodía pascual del siglo XII.
Para la debida preparación uniforme de la masa coral, heterogénea en su composición por las diversas maneras de interpretación que naturalmente caracteriza a cada director, se imprimieron cuadernillos con todos los motetes para cada uno de los cantores, comenzándose seriamente los ensayos en el mes de abril. A fines de agosto y principios de septiembre el Director General recorrió todos los Seminarios y estudiantados, si se exceptúa el de Santiago de Chile, para verificar la uniformidad de los ensayos, encontrando que con la capacidad y dedicación de los directores, se había obtenido el éxito apetecido.
A mediados de septiembre verificóse en Villa Devoto un ensayo con 250 voces, que dio la pauta sobre la preparación de los coros.
El domingo 7 de octubre tuvo lugar, con resultado ampliamente satisfactorio el primer ensayo general y el lunes 8 se repitió éste en Palermo adjuntándose la Banda de Policía para coordinar la interpretación de la “Misa de Angelis”.
Así, pues, con sólo dos ensayos generales el coro desempeñó su cometido exitosamente, mereciendo unánimes elogios del periodismo y de las personas entendidas por la selección exquisita del repertorio y su justa ejecución.
Cartas y telegramas de toda la República, de Europa, Haití, Canadá, Méjico, Chile, Brasil, Colombia, &c., junto a las felicitaciones personales recibidas, dan a entender que la interpretación de los cantos no sólo ha sido seguida con el mayor interés, sino que ha causado sincera emoción en todas las almas.
Es necesario destacar que es ésta la primera vez en la historia musical de varios siglos a esta parte, que un coro tan numeroso interpreta la polifonía clásica de los grandes maestros del siglo XVI, ya que ésta ofrece serias dificultades para conjuntos de tanta magnitud.
El Comité Ejecutivo, comprendiendo la importancia de la intervención coral, no reparó en las erogaciones considerables (alrededor de treinta mil pesos) de transportes, alojamiento, &c., que demandó la constitución y presentación del conjunto coral cuya actuación, por otra parte, contribuyó grandemente al brillo y esplendor de las memorables jornadas del Congreso Eucarístico Internacional.
Himno oficial del Congreso
Coro: | ¡Dios de los corazones, Sublime Redentor, Domina a las naciones Y enséñales tu amor! |
I
Señor Jesucristo,
Que en la última Pascua
Tu sangre divina
Diste antes de darla:
Tu cuerpo y tu sangre
Deseamos con ansia.
“¡En donde está el Cuerpo,
Se juntan las águilas!”
II
Conocen tu nombre
La urbe y el Río,
La línea que es Pampa
Y el germen que es trigo...
Y cálidas notas
De timbre argentino
Saludan tu hechura
De Dios escondido.
III
Pasearon el Corpus
Por nuestros solares
Los hombres que luego
Fundaban ciudades
Y abrían los surcos
Para los trigales...
(Espigas dan hostias
Y leños altares).
IV
Antes que el arado
Rompiera la costra.
De la tierra virgen
Se elevó tu forma...
¡Bandera tu cuerpo
Fue en la azul atmósfera!
¡Y el cáliz dorado
Fue el sol de la gloria!
V
Manso Rey que sellas
La tierra argentina
Con el sello blanco
De la Eucaristía:
La Patria se aroma
De incienso de Misa
Tú rozas los labios
Y alientas las vidas.
VI
En torno a tu mesa,
Cien pueblos y razas
Nutrió de infinitos
Tu oculta substancia...
Pequeñez inmensa
Que, multiplicada,
Es pan para el hambre
De todas las almas.
Ofrenda de los niños
Coro:
Llene el aire nuestro acento
Aclamando al Redentor
En el Santo Sacramento
De la gracia y del amor!
I
Nuestros dones no son palmas
Ni es escudo blasonado,
Son espigas y racimos
De la santa Comunión;
Es la sangre redentora
En el cáliz consagrado
Y es el Cuerpo donde late
Tu Divino Corazón.
II
Tú nos diste tierra inmensa,
Cielo azul, suelo fecundo;
En el santo Sacramento
Todo ahora Tú nos das.
A mirarnos ha venido.
Y asombrado clama el mundo:
¡Esta es tierra de las hostias.
Y del pan y de la paz!
III
¡Digno cuadro el que ofrecemos
Bajo el cielo, ante la historia!
Si la pampa se te entrega
De sus trigos en la flor,
En los santos ofertorios
De este día que es de gloria,
Nuestras madres dan sus hijos
Para darte lo mejor...!
Exposición de Arte Religioso
Entre las múltiples iniciativas del Comité Ejecutivo tendientes a realzar el esplendor del futuro Congreso se destaca con propio colorido la Exposición de Arte Religioso que durante todo el mes de Octubre fuera abierta a la admiración de los habitantes del país y de los peregrinos del exterior.
Preparada y organizada por una comisión de caballeros de profundo sentimiento artístico reunió en su seno la más variada e interesante colección de obras maestras por su antigüedad, por su riqueza y por sus méritos. Y fueron las familias de apellidos ilustres, los templos de data antigua, los museos y hogares de tradición, que abrieron y ofrecieron sus tesoros de arte y de belleza, cuyas filigranas de plata, ostensorios de oro, trípticos de marfil, custodias, relicarios, gobelinos, bandejas cinceladas y pinturas de célebres firmas formaron un conjunto de maravillas que al ser presentadas en el palacio de aquella exposición atrajo la admiración de propios y extraños que vieron en dicha exposición un exponente real de cultura y de belleza artística como digna expresión del sentimiento de la raza americana.
El éxito que coronó la exposición de arte del Congreso fue debido a la incansable actividad e inteligente celo de los distinguidos caballeros que integraban la Comisión.
El apoyo que todos los poseedores de objetos artísticos han prestado a esta idea, permitió presentar por primera vez entre nosotros, un conjunto de objetos que fue una revelación para muchos, pues probó que las instituciones religiosas que acompañaron a los conquistadores en su vasta empresa de civilización, no solamente se preocuparon de propagar la Fe, sino también de implantar todos los elementos de la cultura española, que en aquel momento rayaba tan alto.
Las congregaciones religiosas, en esto, no hicieron sino continuar en las Indias, y ya en pleno renacimiento, la obra civilizadora de los monjes de la Edad Media, que fueron los salvadores del acervo artístico e intelectual del mundo antiguo.
Entre ellas, bajo el punto de vista americano, merecen especial mención, la Compañía de Jesús y la Orden de San Francisco cuyas misiones fueron centro de toda clase de industrias y plantel de artistas que difundieron sus obras, religiosas y civiles, algunas de las cuales aún se conservan y son el orgullo de los museos y coleccionistas.
La influencia del clero es inmensa en la obra cultural de América. Inmensa, y anónima casi siempre, pues el nombre de los maestros que formaron a los artífices productores de las obras que hoy nos encantan, se ha perdido para siempre y sólo conocemos el de la Orden, jesuita o franciscana, a la cual pertenecieron.
La Comisión de la Exposición de Arte Religioso Retrospectivo resolvió que ésta tuviera dos secciones: una europea y otra americana, o para ser más exactos, con obras realizadas, en su mayor parte, dentro de los límites del antiguo Virreinato del Río de la Plata.
Así, los visitantes de la Exposición, junto a las evocadoras y artísticas muestras de arte colonial, pudieron admirar obras del más variado arte producidas en los países europeos de milenaria civilización y debidas, muchas de ellas, a los artistas que brillaron a mayor altura, en los pasados siglos, siendo en gran parte, dignas de figurar en cualquier gran galería europea.
Desfilaron ante sus ojos, los Van Dyck, los Greco, los Tintoretto, los Zurbarán, Goya, Divino Morales, Delacroix, &c., tablas de los primitivos flamencos, italianos y españoles, tallas de Alonso Cano y Pedro de Mena, marfiles, custodias y obras de platería, esmaltes del siglo XV, ornamentos y bordados góticos, tapicerías, &c., que revelan que en este inmenso crisol de trabajo, que es Buenos Aires, se rinde también homenaje a la belleza y se cultivan los espíritus en el amor al arte.
La Comisión Organizadora hubiera deseado que la presente muestra tuviese una amplitud mayor, pero causas materiales, tales como la capacidad limitada del local, la escasez de tiempo y el reparo de no privar en este año eucarístico, a los templos, coleccionistas e instituciones del interior del país, de los objetos de alto valor artístico que poseen, han impedido la realización integral de sus propósitos. En virtud de las mismas razones aducidas, se ha tenido que restringir la exhibición de muchas obras que en esta capital le han sido ofrecidas generosamente por sus poseedores.
Las autoridades eclesiásticas y civiles, comunidades religiosas, directores de museos, coleccionistas y particulares, prestaron el más entusiasta apoyo a esta iniciativa.
Esta exposición mostró la inmensa labor de cultura artística que España llevó a cabo en sus Indias, por medio de sus instituciones religiosas, punto de vista, sumamente importante en su magna obra civilizadora y que ha sido casi descuidado hasta el presente por los estudiosos que se han limitado a analizar su aspecto guerrero, la implantación de sus leyes o su régimen comercial.
Misión radiotelefónica hispanoamericana
El Comité Ejecutivo del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, en su deseo de que los beneficios espirituales del citado Congreso se extendieran a todas las naciones americanas de habla española, sin quedar excluidos de ellos, ni los enfermos, ni los que carecen de iglesia o no pueden frecuentarla, tuvo la idea de realizar una Misión Radiotelefónica Hispanoamericana, que sería emitida simultáneamente en onda larga y en onda corta, a fin de que transformando y retransmitiendo esta última en cada nación o región, pudiera ser recibida con claridad en toda la América, la voz de los oradores sagrados e hiciera vibrar a un tiempo los espíritus de millones de radioescuchas en los pueblos de nuestra raza.
Dispuso, pues, dicho Comité, que esta misión se llevase a cabo durante los días comprendidos entre el sábado 15 y el sábado 22 del mes de setiembre y designó como oradores de la misma a Mons. Dr. Gustavo J. Franceschi, Prelado de Su Santidad, Canónigo de Buenos Aires, Miembro de la Academia Argentina de Letras, &c. y al Pbro. Dr. Antonio Caggiano, Vicario General del Ejército y Asesor General de la Acción Católica Argentina. Designó por último al Pbro. Dr. Zacarías de Vizcarra, Pro-Secretario del Comité, encargado de la organización de la Misión.
De inmediato se inició la propaganda tendiente al mejor éxito de la misma, nombrándose en todas las diócesis numerosas comisiones que se hicieron cargo de la tarea de conseguir que se instalasen receptores, durante las horas de misión, en todas las iglesias, capillas, hospitales, colegios, salones, cuarteles, buques, talleres católicos, granjas, haciendas, casas particulares, y sobre todo, en la cabecera de los enfermos aislados.
En medio de los mejores auspicios se inició esta primera Misión Radiotelefónica Hispanoamericana. Desde el primer día, a las 19.15 horas, la gran mayoría de los radioescuchas argentinos y de toda la América española, sintonizaban las estaciones por las que se transmitían las pláticas misionales.
Como se había recomendado con anterioridad, en los lugares en que se escuchaba la misión, se colocaban crucifijos, y otras imágenes piadosas con luces y flores, formándose así un ambiente digno del acto, rezando los radioescuchas en común, hasta el momento de la iniciación de la transmisión en Buenos Aires.
Siguieron así todos los días de la misión, hasta el domingo 23, en que se clausuró solemnemente con una gran Comunión General Hispanoamericana, que aunó ante Jesús Sacramentado, el espíritu de todos los pueblos hermanos. Entonces se pudieron constatar los grandes frutos que había producido esta primera Radio-Misión Hispanoamericana, tan providencialmente ideada por el Comité Ejecutivo del XXXII Congreso Eucarístico Internacional y que sin duda alguna contribuyó grandemente a preparar el espíritu de todos para el homenaje que, en los próximos días del mes de Octubre, se había de rendir a Jesús Sacramentado.
Por último y como lo habían recomendado los organizadores de la misión, el lunes 24 se realizó la Comunión General de Enfermos, que fue repartida a los mismos en sus propios lechos de dolor, siendo digno de verse cómo de todas las parroquias partían los sacerdotes portadores del Sagrado Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, acompañados de grandes grupos de fieles que así testimoniaban ante todos su grande amor al Pan de Vida que, en manos de los ministros de Dios, era paseado por las calles de todas las ciudades.
La iluminación y ornamentación extraordinarias
La iluminación como el embanderamiento y la ornamentación de las plazas principales de algunas arterias del centro, de la Avenida Alvear y de muchos edificios públicos, han constituido en su conjunto, una nota de vistosidad y buen gusto notables.
Faltaban ya pocos meses y la ciudad de Buenos Aires se aprestaba para el magno acontecimiento. Tenía que mostrarse ante el mundo como capital de una gran nación y ante el Dios de su fe, como un pueblo que por su tradición, costumbres, hidalguía y nobleza, era digno heredero de la gran España católica.
Debía por lo tanto exteriorizar sus entusiasmos y, ya dispuesta espiritualmente, prepararse a engalanar sus calles, sus plazas y sus amplias avenidas por las que triunfalmente recibirían, a los piadosos peregrinos, sacerdotes, obispos, arzobispos, patriarcas y cardenales y muy especialmente al Legado de Su Santidad que, como representante del inmortal Pío XI, traería en su corazón las bondades del Padre y en sus manos las más copiosas bendiciones del cielo.
Y la ciudad de Buenos Aires se vistió de gloria. El escudo simbólico del Congreso, con su custodia de oro y el águila que la sostiene, mostrando al mundo la fe del pueblo argentino en la Divina Eucaristía, fue colocado en todos los balcones; flamearon por todas partes las banderas, la azul y blanca, la de oro y plata de la Iglesia, las de todas las naciones del mundo como hermanas fraternalmente unidas agitaron sus colores triunfales formando un pabellón universal que, orgulloso, rendía tributos de amor y homenaje universal al Rey de los Reyes y al Señor de los Señores. Se alzaron arcos de triunfo y guirnaldas de flores. Centenares de millares de lamparillas eléctricas, combinando sus luces multicolores que dibujaban en el espacio los racimos de uva, las espigas de trigo y la cruz de la redención, tendiéronse como un toldo sobre las amplias avenidas de la ciudad, en la Plaza de Mayo y en la ruta magnífica del camino que llevaba desde la morada del Legado del Papa, hasta la gran cruz erigida en el corazón de Palermo. La Casa de Gobierno, la Catedral, la Intendencia Municipal, los Bancos, la Pirámide histórica, los templos, las señoriales mansiones, los grandes establecimientos de la Industria, del Comercio, cuajaron sus frentes de luces y trofeos y en las noches del Congreso la ciudad de Buenos Aires se presentó como una visión fantástica derrochando grandezas, sembrando, flores, desparramando luces... Los que presenciamos esta visión jamás la olvidaremos.
La Comisión de Ornamentación, presidida por el Ing. Máximo D. Millán, eficazmente secundada por los jefes de la Dirección de Alumbrado de la Municipalidad y por la desinteresada cooperación de la Compañía Hispano Argentina de Electricidad, contribuyó con sus estudios, con sus sacrificios, con sus talentos, al éxito maravilloso de esa visión de luz y de magnificencia que, al decir de todos los peregrinos, convirtió a la ciudad de Buenos Aires en un cuadro de encantos y de bellezas jamás visto en el mundo.
De esta manera, Buenos Aires se vistió de gloria para glorificar al Dios de su Fe. Y tanta fue esta glorificación que sólo la palabra milagro de Dios puede expresar su realidad.
En la plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, había un escudo nacional de grandes proporciones formado por tres mil lámparas y en el otro extremo, mirando hacia la avenida de Mayo, un gran arco, ostentando los colores patrios y a sus costados dos cruces con los colores de la bandera pontificia. A lo largo de la avenida de Mayo se advertía variedad en los motivos lumínicos, finas líneas de luces laterales, arcos con motivos centrales que ostentaban pequeñas cruces y otros símbolos adecuados. Como decoración destacábanse escarapelas con los colores nacionales de distintos países, banderas y gallardetes, argentinos y pontificios en su mayoría.
En la plaza del Congreso se habían colocado cuatro pantallas de tamaño monumental, ocho arcos de diversos colores y dibujos, con motivos de carácter religioso. Frente al Congreso se destacaba por su profusión de juegos luminosos una gran portada, unida a las pantallas de los costados por extensas guirnaldas blancas, amarillas y verdes.
Llamaban la atención las portadas luminosas colocadas en las estaciones ferroviarias de Retiro, Constitución y Once, con letreros de gran tamaño, dando la bienvenida a los peregrinos.
La iluminación de la avenida Alvear se iniciaba en la plazoleta Pellegrini, con un arco de luces de diversos colores, a corta distancia del cual, frente a la residencia del Cardenal Pacelli, se había instalado un escudo papal de gran tamaño, formado por lamparillas blancas, amarillas y verdes. Desde Callao las luces se distribuían en forma profusa, transformando las columnas del alumbrado en pantallas luminosas, de características y colores vistosos. Algunas representaban cruces, y otras candelabros gigantescos, de aspecto muy original. A ambos lados de la gran cruz se habían colocado cuatro globos con interesantes temas y otros tantos candelabros de luces blancas, amarillas, rojas y verdes. Ha proyectado y dirigido la iluminación el Arq. David H. Vidal, bajo la dirección general del Ing. Luis A. Huergo, Director de Alumbrado.
La afluencia de público en toda clase de vehículos y a pie, para admirar la iluminación en las noches del Congreso ha sido enorme.
Una nota simpática la ofreció la C.H.A.D.E. (Compañía Hispano-Americana de Electricidad), que contribuyó con el hermoso escudo luminoso de propaganda y suministró gratuitamente toda la corriente para la iluminación extraordinaria.
La Italo-Argentina hizo por su parte una rebaja notable.
Organización en la zona de las grandes ceremonias
Sitio destinado para el público
El gran espacio en el cual se realizaron las ceremonias del Congreso Eucarístico estaba comprendido dentro de la zona circundada por Plaza Italia y calles Sarmiento, Cervino, Darragueira, Francisco Seguí, avenida Bullrich, avenida Infanta Isabel, avenida Centenario, Salguero, Cavia y Francisco Seguí hasta Acevedo.
A efecto de una mejor organización se había dividido el espacio a ocupar por el público en siete zonas, a saber: zona 1ª, sobre la avenida Alvear desde avenida Sarmiento hasta Ugarteche y avenida Casares; zona 2ª, avenida Alvear desde avenida Sarmiento hasta Oro; zona 3ª, desde el monumento hasta Cervino, sobre la avenida Sarmiento; zona 4ª, desde el monumento hasta las avenidas Vieytes e Iraola; zona 5ª, alrededor del monumento e inmediata a éste; zona 6ª, sobre la plaza Seeber, y zona 7ª avenida Iraola desde el monumento hasta la avenida Presidente Montt.
Además se habían establecido seis subzonas suplementarias, cuya ubicación era la siguiente: subzona A, a continuación de la zona primera, en la avenida Alvear, desde Ugarteche hasta Salguero; subzona B, a continuación de la zona segunda, sobre la avenida Alvear, desde Oro hasta Sinclair; subzona C, sobre avenida Sarmiento desde Cervino hasta frente a los portones de la Sociedad Rural; subzona D, a continuación de la zona cuarta, sobre la avenida Sarmiento, desde las avenidas Iraola y Vieytes hasta la casilla de tráfico municipal; subzona E, sobre el costado norte de la plaza Seeber y la avenida Alvear, extendiéndose desde el monumento hasta Darragueira, y subzona F, en el costado oeste de la plaza Seeber y a continuación de la zona sexta, destinada a las colectividades extranjeras.
Cada zona había sido fraccionada en divisiones, y éstas a su vez en secciones, con objeto de una mejor determinación de la ubicación de cada localidad.
Tendiendo siempre a una mejor organización, el acceso al recinto se hacía mediante tarjetas de entrada, las cuales llevaban impresos al frente los colores de la zona y división correspondiente, además de la inscripción de los mismos datos mencionados, los de la sección a que correspondía, como así también la indicación de las únicas entradas y salidas respectivas. Al dorso llevaban un plano general de ubicación de la zona, con todos los detalles de divisiones y secciones que ella comprendía, y además un plano de ubicación de la división con el detalle de las secciones a que corresponde cada localidad.
Con el propósito de que el público pudiera determinar con toda facilidad la zona y división que buscaba, además de los colores que iban impresos en las tarjetas, se habían colocado carteles en las entradas con los mismos datos y colores consignados en las referidas tarjetas, y además en las secciones discos indicadores.
Por otra parte, los empleados que atendían las puertas de entrada llevaban en sus distintivos los colores correspondientes a la zona y división respectivas.
A fin de efectuar una mejor fiscalización se había organizado en cada puerta de entrada al recinto un servicio de inspectores de puerta, encargados de exigir la presentación de las tarjetas respectivas de entrada y de orientar al público hacia la ubicación que le correspondía.
El Altar
La Cruz, asentada en la amplia plataforma que ocuparon durante la ceremonia los altos dignatarios concurrentes al Congreso, presidía no solamente el vasto paisaje que ofrecía la asamblea, sino también la tocante ceremonia religiosa que transcurría a sus pies. Sobre el ángulo nordeste de esa plataforma estaba levantado el templete de vidriera en que permanecieron el Cardenal Legado y su corto séquito, el Arzobispo de Buenos Aires y los otros Cardenales, y en el que tuvieron lugar la Misa rezada, la lectura de las Bulas y los discursos.
En el templete, el Cardenal Legado ocupaba un trono, a la derecha de un altar que iluminaban seis candelabros con largos cirios rodeando un crucifijo de oro.
Todo el monumento estaba guardado en sus cuatro costados, por oficiales de la policía metropolitana y por guardias especiales de bomberos, circunstancia que, juntamente con la decoración floral, los candelabros eléctricos que rodeaban el recinto, despejado de público, y altos cirios depositados en los flancos del gran símbolo cristiano, prestaba matices de vistosidad y brillo al acto que se realizaba a la vista de la inmensa muchedumbre.
Esta inolvidable Cruz que ha quedado grabada profundamente en la retina de los fieles, sólo podía ser proyectada y levantada por un alma sinceramente piadosa como la del ingeniero arquitecto Jorge Mayol. Su modestia impidió destacar su nombre. Pero le cabe ahora la inmensa satisfacción de haber contribuido con su obra magistral no sólo a la brillantez de los actos, sino a la resurrección de un alma, eminente abogado, que se preparó a recibir el bautismo, tocado, como él mismo lo afirmaba, por la contemplación de tan hermoso monumento.
Otras instalaciones
Sobre la esquina comprendida entre las avenidas Alvear y Sarmiento, lado nordeste, en las proximidades del lugar donde está emplazado el monumento a Sarmiento, estaban situados en diversos sectores escalonados los palcos oficiales destinados a las autoridades de los poderes nacionales, provinciales y municipales. La totalidad de los mismos, separados por una amplia escalinata, convergían en su parte céntrica en el gran palco central destinado al Presidente de la República y sus ministros. Distribuidos a su alrededor se encontraban repartidos por orden los otros palcos destinados al Poder Judicial, Municipalidad, Senado, Cámara de Diputados, Concejo Deliberante, Gobernadores, Ejército y Marina, Comité Permanente, cuerpo diplomático extranjero y comisiones directivas de las diversas reparticiones del Congreso Eucarístico.
Allí mismo estaba el lugar reservado a la prensa, y a continuación estaban ubicadas las congregaciones de Hijas de María, en dos largas y nutridas filas que, con principio frente al gran altar, se prolongaban por la avenida Sarmiento hacia el río.
Por la avenida Alvear, hacia el norte, ocupaban la cabecera de la zona las Religiosas. El clero estaba ubicado alrededor de la gran cruz monumental y en las aceras del Jardín Zoológico se hallaban los palcos destinados a las dependencias municipales.
Sobre la entrada a este paseo que enfrenta al monumento de los Españoles, se había levantado el gran anfiteatro del coro polifónico, y por la avenida Alvear, en dirección al sur, estaban los recintos reservados de fieles; un espacio para tránsito, que ocupaban en varias filas seminaristas y estudiantes de Congregaciones Religiosas, y por último, contiguo a los palcos oficiales que describimos al principio –sobre los parterres del parque Tres de Febrero y cerca del monumento a Sarmiento- la “torre de comando”. De allí, dominando el inmenso público, el speaker oficial del Congreso se mantenía en contacto continuo con las muchedumbres y transmitía por radio a todo el mundo el desarrollo de las ceremonias de Palermo. En esa misma torre se hallaban instalados dos teléfonos para la concentración y desconcentración de la zona.
Detrás de esta última dependencia se había levantado un edificio destinado a la recepción de los Prelados, y contiguo a ese lugar un vestuario para los mismos, dependencia que completaba el total de las instalaciones que fueron escenario de los actos solemnes y en donde había cabida para 400.000 personas cómodamente instaladas.
La Radio en el Congreso
Al designar la empresa que había de hacer las instalaciones para la radiodifusión de las ceremonias, el Comité de Técnicos del Congreso indicó: 1º que los servicios debían propagarse a las muchedumbres concurrentes a los actos; 2º a los radioescuchas de la Capital Federal y suburbios; 3º a los del interior del país y 4º a los del exterior de la República. Por lo tanto fue necesario que el equipo a instalarse se agrupase como sigue:
a) Una instalación de micrófonos y altoparlantes en las cercanías del Monumento para las ceremonias a realizarse en los altares y para la procesión del Santísimo Sacramento entre la Recoleta y Palermo.
b) Una instalación de micrófonos y altoparlantes en la Plaza de Mayo y Catedral para las ceremonias a realizarse en los altares.
c) Una instalación de altoparlantes en la Avenida de Mayo y Plaza del Congreso para el desfile nocturno entre la Plaza Congreso y Plaza de Mayo.
d) Una instalación de micrófonos y altoparlantes en el puerto de la Capital para la recepción y despedida del Cardenal Legado.
e) Una instalación en el Teatro Colón para la transmisión de la función de gala realizada en dicho teatro.
Estos equipos estuvieron dispuestos en forma tal que cada uno de ellos podía funcionar independientemente del otro, pudiendo conectarse entre sí por medio de un sistema de distribución instalado en la oficina Cuyo de larga distancia de la Compañía, donde fue necesario instalar un equipo especial para amplificar y distribuir el programa a los altoparlantes del centro de la ciudad, a las compañías locales de broadcastings, a la red telefónica que alimentó las estaciones de broadcasting del interior del país y a la red internacional que propaló las ceremonias por radio a las naciones de Europa, Sud América y Norte América.
El equipo amplificador de Palermo se instaló en un pabellón especialmente construido para ese objeto, dentro del Jardín Zoológico en el ángulo más cercano a la Cruz. Este equipo alimentó quince micrófonos y una batería de ochenta altoparlantes distribuidos en las avenidas Alvear y Sarmiento.
Un equipo amplificador especial con su correspondiente micrófono se instaló para captar y amplificar la música del coro originada por un pequeño armonio a motor. Este equipo multiplicó el volumen de la música a la capacidad de un órgano de Catedral. Dos altoparlantes con bocina de un desarrollo de 4,30 metros de largo sirvieron para reproducir la música amplificada del armonio y dirigirla a los 560 componentes del coro, que estuvieron bajo la dirección del presbítero doctor Tomás J. Solari.
Con el objeto de que los ingenieros que atendían el equipo dentro del pabellón del Zoológico pudieran conectar y desconectar los micrófonos que se usaban en un momento dado de acuerdo a las ceremonias en los altares y coro, fue necesario preparar un sistema especial de señales entre el Monumento y el equipo. Este sistema consistió en una serie de circuitos con lámparas indicadoras para cada uno de los quince micrófonos, las cuales se encendían en un tablero indicador del pabellón accionadas por el movimiento de otras tantas llaves manejadas por el maestro de ceremonias ubicado en una casilla especial a poca distancia del Altar Mayor. En esta forma el ingeniero encargado del equipo podía seguir los oficios religiosos conectando en el momento preciso el micrófono que se necesitaba en el altar, trono o púlpito, o los micrófonos que requerían las voces del coro y operar los mezcladores para que el oficio religioso se propalara con la precisión que exigían las ceremonias. Debido a este sistema de señales fue posible operar con éxito el equipo como si los técnicos estuvieran en el altar y como si fueran entendidos en las partes del ceremonial.
Además de este sistema de señales, en la casilla del maestro de ceremonias se instalaron tres teléfonos con líneas directas terminadas en otros tantos teléfonos para comunicarse con el locutor oficial, con el director del coro y con el ingeniero que controlaba el equipo del Zoológico. También había una línea telefónica directa entre los ingenieros y el comisario general de tráfico. Gracias a esta pequeña red telefónica entre los técnicos y los directores del ceremonial fue posible introducir modificaciones rápidas en algunas partes del programa musical y conectar los micrófonos que correspondían sin demora alguna y todo a su debido tiempo.
El micrófono del locutor oficial podía entrar en circuito en cualquier momento, accionando monseñor Napal una llave de pie colocada en el piso de la casilla y a este micrófono se le asignó una vía permanente en el mezclador del equipo para que su palabra pudiera mezclarse y propalarse aun en medio de las de la ceremonia, lo que su talento de orador supo aprovechar en forma eficaz para dar brillo y magnitud al desarrollo de los actos.
El comisario de tráfico tuvo a su disposición el micrófono antes y después de las ceremonias para ayudar con sus instrucciones a la ubicación de la enorme multitud, muchas de ellas agrupadas en congregaciones, y para dirigir la desconcentración del lugar, todo lo cual se hizo en el más perfecto orden sin tener que lamentar el más mínimo incidente. Cabe destacar en este lugar la gran utilidad prestada al comisario general de tráfico contralmirante Aldao por el sistema de altoparlantes y por la red telefónica a su disposición, lo que le permitió en forma cómoda y rápida manejar una multitud de cientos de miles de personas, sin ninguna clase de entorpecimientos. Fueron también de suma utilidad para el servicio de primeros auxilios presidido por el doctor Miguel J. Petty los veintisiete teléfonos instalados en las casillas médicas especialmente en el tercer día del Congreso cuando, debido a la temperatura reinante, se produjeron 500 casos de insolación que mantuvieron en continuo movimiento al cuerpo médico y a las enfermeras.
Instalaciones en Plaza de Mayo y avenidas diagonales
Estas instalaciones consistieron en un sistema completo de micrófonos, amplificadores y altoparlantes para captar y reproducir las ceremonias religiosas que tuvieron lugar en la Catedral durante la recepción al Cardenal Legado y en los altares de la Plaza de Mayo durante la concentración nocturna de los hombres.
El equipo amplificador se instaló en una casilla ubicada en la plaza cerca de la Pirámide de Mayo. El equipo alimentó seis micrófonos y una batería de doce altoparlantes distribuidos en forma conveniente en la plaza y en las avenidas diagonales Norte y Sud.
En la Catedral se colocaron tres micrófonos, uno en el altar mayor, otro en el púlpito y el tercero en el coro.
Toda una brigada de técnicos y personal de línea fue distribuida en las distintas estaciones del equipo de la capital y del interior para atender su funcionamiento y para vigilar las rutas. Si vamos a considerar que además del equipo y personal de la Compañía Telefónica, fue necesario también en los 16 países extranjeros tener a su disposición equipo disponible para las transmisiones, atendido por técnicos competentes, se tendrá una idea de la magnitud de las instalaciones que fueron reservadas y que demandaron las exigencias del programa.
Las intenciones del Comité Ejecutivo del Congreso de que el servicio se propalara en forma universal, se cumplieron ampliamente sin que se registrara ningún inconveniente ni en la técnica ni en el funcionamiento del sistema.
No hay duda, pues, que para esta memorable jornada eucarística, cada parte de la vasta red trabajó en todas las ocasiones con éxito completo no habiéndose tenido que lamentar la más mínima interferencia e interrupción. Aun el mensaje del Sumo Pontífice se recibió directamente desde Roma por radio en forma que acusaba una modulación perfecta y un nivel constante muy poco frecuente en transmisiones etéreas. Como el mensaje Papal era tal vez el número más importante del programa de las ceremonias no se escatimaron esfuerzos para hacer que este mensaje fuera recibido en Buenos Aires con una claridad tal que pudiera ser reproducido en todo el sistema de altoparlantes y en todas las compañías de broadcasting que alimentaba la oficina de Cuyo. Este mensaje se recibió en Buenos Aires simultáneamente por tres vías distintas: primero, Roma-Londres-Buenos Aires, Roma-Madrid-Buenos Aires y Roma-Berlín-Buenos Aires.
Los técnicos, en la oficina de larga distancia de Cuyo, escuchaban las condiciones de cada uno de estos circuitos y el que estuvo en mejores condiciones inmediatamente antes de recibir el mensaje Papal fue elegido y conectado al sistema de altoparlantes y estaciones de broadcasting.
Desde el día de la llegada del Legado Papal se pudo apreciar la eficacia e importancia de los servicios de transmisión por radio y por altoparlantes.
Gracias a ellos la enorme multitud congregada y muchos millones de radioescuchas desde sus respectivos hogares en la capital, en todo el país, en América hasta el Canadá, en las principales naciones de Europa y en muchas otras partes del mundo han podido seguir los actos del Congreso, a través de las interesantes descripciones y comentarios hechos por el relator radiotelefónico oficial, y oír instantáneamente con claridad y fielmente reproducidos los discursos, oraciones y cánticos de la magna asamblea.
Como director general de las transmisiones actuó el técnico argentino ingeniero Ricardo T. Mulleady, quien desde su sitial “ad hoc” sobre el monumento, fue impartiendo momento por momento las órdenes correspondientes a la estación amplificadora central ubicada a pocos metros de aquél, desde donde las audiciones captadas por los micrófonos pasaban a todos los altoparlantes y demás circuitos telefónicos y radiotelefónicos encargados de hacerlas llegar al interior y exterior del país. La Radio Splendid sirvió de eslabón principal en una “cadena” formada por las radiodifusoras argentinas siguientes:
Buenos Aires: L. S. 2, - L. S. 3, - L. S. 4, -L. S. 5, - L. S. 8, - L. R. 2, - L. R. 3, - L. R. 4, - L. R. 5, - L. R. 6, - L. R. 8, - L. R. 9 y L. R. 10. Bahía Blanca: L. U. 2. Córdoba: L. V. 3. Mendoza: L. V. 10. Rosario: L. T. 1. San Juan: L. V. 1. Santa Fe: L. T. 9. También se conectaron por los circuitos de la Unión Telefónica las broadcastings sudamericanas que se mencionan a continuación. Brasil: Río de Janeiro, PRA3 y PRA9; San Pablo, PRB9. Chile: Santiago, CE94 y CE82; Valparaíso, CE81. Perú: Lima, OA4K. Paraguay: Asunción, ZP9. Uruguay: Montevideo, CX14 y CX16.
Además, los circuitos transoceánicos de la Compañía Internacional de Radio (Argentina), distribuyeron el programa del Congreso Eucarístico Internacional a mucho más de 100 estaciones de Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, España, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Irlanda y Luxemburgo, el cual fue irradiado por ondas cortas que facilitaron también su retransmisión por numerosas otras estaciones de onda corta de distintas partes del mundo.
Las transmisiones fueron excelentes desde todo punto de vista, y el funcionamiento de los altoparlantes fue perfecto. Después de la ceremonia de la inauguración del Congreso, la Unión Telefónica comenzó a recibir mensajes en los cuales se anunciaba que esa transmisión había sido de calidad muy satisfactoria, y escuchada en todos los países donde se efectuaron arreglos para su difusión.
Entre los numerosos telegramas de congratulación recibidos, figura el despacho transmitido por Mons. Soccorsi, director de la estación de radio de la ciudad del Vaticano, al coronel William Repp, presidente del directorio local y director-regente de la Unión Telefónica.
“El Santo Padre –dice– ha seguido con gran complacencia la ceremonia, la música sagrada y la apoteosis de la consagración, expresando varias veces su satisfacción por la perfecta audibilidad y máxima nitidez de la voz del Cardenal Legado, y por el modo piadoso y coordinado con que la multitud seguía la misa, apreciados a través de las indicaciones y comentarios del locutor.
El Santo Padre sonrió con complacencia por las aclamaciones que le dirigió la inmensa muchedumbre al terminar ese acto, cuya importancia pudo apreciar por medio de la radio.
Mientras hablaba el Santo Padre, su voz se escuchaba a su retorno de Buenos Aires por el personal de la estación de radio, pudiéndose así asegurar inmediatamente al Santo Padre el perfecto resultado de la transmisión e irradiación.”
Desde el micrófono un solo hombre ha gobernado fácilmente a centenares de miles de personas reunidas. Mons. Napal señalaba la necesidad del momento, daba las instrucciones generales para la disciplina de las reuniones y la explicación de las ceremonias. La voz del Vicario General de la Armada ha resonado incesante en las reuniones del Congreso, y merced a la excelencia del equipo radiotelefónico en las calles de Buenos Aires, dentro y fuera del país, en todos los hogares se han seguido los actos con ansiedad e interés. Infatigable, esa voz recia y musical ha quedado en el oído de toda la ciudad con acento inconfundible. Ha suscitado el recogimiento inmenso para el culto, la unción solemne para la plegaria, el entusiasmo vibrante para los vítores.
El Gobierno argentino y el Congreso Eucarístico
El Gobierno de la República supo traducir el anhelo del pueblo argentino y los votos que este hacía por el mayor éxito del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, dando numerosas pruebas de su adhesión calurosa.
Ella se ha manifestado por actos públicos del Gobierno como por actos personales de sus miembros, entre los que debe destacarse los realizados por el Exmo. Señor Presidente, General Agustín P. Justo.
Damos a continuación una relación sucinta de las medidas del Gobierno que han coadyuvado a la realización del Congreso y que tienen el carácter de una solidaridad verdadera con la fe católica, cuya glorificación se proponía la magna reunión.
Ministerio del Interior
El Ministro del Interior autorizó a la Dirección General de Correos y Telégrafos para efectuar una emisión extraordinaria de un millón de estampillas postales de 0.10 y 0.15 en homenaje al Congreso Eucarístico. Unos llevaban la efigie del Redentor erigido en la Cordillera de los Andes, y los otros el frontispicio de la Catedral de Buenos Aires.
Por este Ministerio apareció un decreto declarando día de fiesta el miércoles diez de Octubre, día de la apertura del Congreso Eucarístico.
Por decreto del 10 de Octubre ha quedado autorizado el servicio telefónico entre la R. Argentina y Ciudad del Vaticano en la forma en que actualmente se establecen las comunicaciones internacionales de la Unión Telefónica. El circuito radiotelefónico que pertenece a la Compañía Internacional de Radio (Argentina), vía Madrid, es el que se utilizó para la transmisión del mensaje pontifical.
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La Intendencia Municipal ha cooperado eficazmente al éxito del Congreso Eucarístico.
Ha facilitado los paseos de Palermo, el monumento de los españoles y todo lo referente a la instalación de la gran Cruz y el templete y estrado para las grandes ceremonias. Ha dictado disposiciones especiales para facilitar el alojamiento cómodo y adecuado de los peregrinos, tratando de prevenir exigencias desorbitadas. Ha dado asueto al personal de las oficinas y dependencias municipales desde las quince horas del martes nueve hasta el lunes quince. Ha redoblado la eficiencia y actividad de todos los servicios municipales de alumbrado e iluminación extraordinaria, barrido, limpieza, tráfico y asistencia pública. El Intendente Municipal no pudo menos de felicitar al Director de la Asistencia Pública Dr. Juan M. Obarrio, al director de Tráfico D. Juan A. González Chaves, al director de Alumbrado Ing. Luis H. Huergo y al de Limpieza Dr. Demetrio J. Pérez, al imponerse de la complejidad y extraordinaria tarea que ha realizado cada una de esas reparticiones con motivo del Congreso Eucarístico, y del éxito que todas ellas han tenido.
“Cúmpleme con tal motivo, agrega, dejar especial constancia de que la acción desplegada por esa dependencia, que ha sido, a no dudarlo, concordante con los propósitos que animan a la Intendencia en cuanto se refiere a reajuste de todos los servicios que tiene a su cargo en forma tal que asegura la mayor eficiencia y comodidad para el público que los utiliza, se ha desarrollado en esta oportunidad con el más amplio espíritu de colaboración y sin omitir esfuerzos, circunstancia por la cual considero como deber ineludible hacer llegar al Sr. Director mi aprobación y el alto concepto a que se ha hecho acreedora la dependencia a su cargo, y en consecuencia, me es sumamente grato presentarle mis felicitaciones, encareciéndole quiera hacerlas extensivas al personal que en forma tan elogiosa le ha secundado en su acción.”
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto
El Ministro Dr. Carlos Saavedra Lamas aceptó complacido la designación de Vice-Presidente Honorario del Congreso y Presidente Honorario de la Comisión de Recepción.
Habló también por radiotelefonía en una de las conferencias de propaganda organizada por la Comisión de Prensa y Publicidad. Hizo lo mismo el Dr. Carlos A. Alcorta, Subsecretario de Relaciones Exteriores.
Facilitó la exención de derechos arancelarios consulares a los peregrinos.
El 13 de Mayo este Ministerio declaró eximidos de la presentación del certificado judicial requerido a los peregrinos del Congreso, siempre que la Curia Eclesiástica del país de procedencia acredite esa condición, y autorizó la visación de pasaportes en forma colectiva para los que viajen en los buques fletados para los peregrinos.
El Ministerio proporcionó franqueo oficial a toda la correspondencia del Comité Ejecutivo del Congreso.
Ministerio de Hacienda
El 14 de Mayo se envió al Congreso un mensaje solicitando exención del pago de derecho de visita de sociedad, faros y balizas, entrada, permanencia y muelle a los buques que tengan peregrinos. Este mensaje fue aprobado por la Cámara de Diputados y luego por la de Senadores.
Por este Ministerio se decretó feriado el sábado trece para las operaciones bancarias en toda la República, accediendo a las peticiones que en ese sentido han llegado al referido ministerio con motivo de los festejos eucarísticos.
Por medio de la dirección de Aduanas se tomaron las medidas más convenientes para el desembarco de los peregrinos, a fin de evitarles molestias.
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública
El Ministro D. Manuel M. Iriondo habló por radiotelefonía.
Este Ministerio autorizó a las direcciones de los establecimientos de enseñanza del interior para justificar las inasistencias de los profesores y alumnos que se trasladen a esta capital con motivo del Congreso Eucarístico y concedió asueto del 9 al 13 inclusive en todos los establecimientos de su dependencia.
El Rector de la Universidad de Buenos Aires y el Presidente de la Universidad de La Plata, de acuerdo con un decreto de este Ministerio dispusieron que en las dependencias de las mismas hubiera asueto desde el nueve al trece de Octubre inclusive.
El Consejo Nacional de Educación por su parte resolvió declarar de asueto a todas las escuelas dependientes de la repartición los días comprendidos entre el 9 y el 13 de Octubre inclusive.
Ministerio de Guerra
Por este ministerio se dispuso que las tropas de las dos primeras divisiones del ejército rindieran honras al Cardenal Legado en el acto de su recepción y despedida: y que esas mismas tropas concurrieran a la misa que el sábado 13 fue oficiada por la patria en Palermo. Las unidades de las restantes divisiones del ejército debían asistir a actos análogos que se realizaron en los asientos de su guarnición. A esas ceremonias la tropa concurrió sin armas y voluntariamente, aunque a las órdenes de la respectiva oficialidad.
Por el mismo ministerio se nombró a un jefe como ayudante para cada uno de los Cardenales asistentes al Congreso.
El general Camilo Idoate, jefe de la 2ª división donó la bandera argentina que se izó en Palermo.
Ministerio de Marina
Por este Ministerio se dispuso que los cruceros 25 de Mayo y Almirante Brown y los exploradores Garay, La Rioja, Mendoza y Tucumán dieran escolta al Conte Grande en que viajaba el Cardenal Legado.
Desde el Almirante Brown se hizo una salva de 21 cañonazos, todos los buques izaron su engalanado y las tripulaciones formadas en los puestos de honor rindieron las honras proscriptas en el ceremonial de marina.
Los cruceros se colocaron el uno a proa y el otro a popa del Conte Grande, y los exploradores en grupos de a dos se situaron a los costados de aquél, hasta entrar al puerto.
Esta misma división escoltó también al Conte Grande, cuando emprendió el viaje de regreso.
Por este mismo Ministerio fueron designados los oficiales superiores que habían de desempeñar las funciones de ayudante, uno por cada Cardenal.
Los poderosos reflectores de las naves de guerra concentradas en el puerto de la capital iluminaron todas las noches, con sus brillantes luces el cielo de la ciudad. Los múltiples conos de luz lanzados por los proyectores de las unidades de la armada producían al entrecruzarse sobre Buenos Aires hermosos efectos ornamentales que fueron observados desde los sitios más apartados de la capital.
Ministerio de Agricultura
En Noviembre de 1933, eximió de derechos arancelarios consulares a los peregrinos del Congreso Eucarístico, con intervención favorable del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Cedió además parte del Hotel de Inmigrantes para alojar peregrinos del exterior.
Los Yacimientos Petrolíferos Fiscales facilitaron el mástil en que fue izada la bandera argentina en Palermo el sábado, día de homenaje a la Patria. Dicho mástil de unos 26 metros de altura fue emplazado por aquella repartición con su pedestal y accesorios.
Ministerio de Obras Públicas
El Ministro D. Manuel M. Alvarado habló por radiotelefonía en una de las audiciones de propaganda.
Este ministerio contribuyó al esplendor del Congreso Encáustico mediante la pintura de todo el frente de la Catedral, y del interior del Palacio Arzobispal.
Se modificó la iluminación de la Catedral con luz difusa de muy buen gusto.
Durante el Congreso fueron iluminados los edificios públicos principales como la Casa de Gobierno, el Banco de la Nación, el Palacio Arzobispal, Catedral, &c.
La Policía de la Capital en el Congreso Eucarístico
Capítulo aparte merece la actuación de la Policía de la Capital en el Congreso Eucarístico.
Los asistentes a las magnas asambleas de Palermo pudieron admirar dos cosas: la disposición perfecta del tráfico por las diversas arterias y el orden admirable que presidió el movimiento de los peatones hasta su instalación en las amplias bancadas de las grandes avenidas.
Ambas cosas fueron la resultante de serios, ponderados y largos estudios por parte de la Policía cuyo auxilio solicitó desde el primer momento el Comité Ejecutivo, persuadido como estaba de la competencia y capacidad técnica de la repartición para estos movimientos de vehículos y personas.
El Inspector General de Policía, don Ángel Rivas y el Director General de Tráfico de la misma repartición, señor Luis de Bellis, asumieron toda la responsabilidad del orden que debía reinar en las memorables asambleas del Congreso.
Dichos funcionarios, por orden del señor Jefe de Policía, Coronel don Luis Jorge García, estudiaron de acuerdo con la Comisión de Tráfico presidida por el doctor don Norberto Fresco, el amplio campo donde debían realizarse los actos mencionados y con una prolijidad meticulosa en que no se omitió el más mínimo detalle, confeccionaron los planos del movimiento, señalaron las portadas de acceso y proveyeron a la descongestión más rápida de las grandes aglomeraciones de público.
Colaboraron con ellos muy eficazmente el Comandante Oscar Cazalas y el Comandante Honorio Gardi, quienes al par de los mencionados pusieron en juego toda su competencia y una actividad incansable.
Con las providencias tomadas por los nombrados no era difícil conservar el orden, siempre que se contara con el número suficiente de agentes que pusieran en práctica las indicaciones emanadas de la Jefatura.
Cerca de tres mil actuaron en el perímetro destinado al Congreso Eucarístico.
A fin de que no cesara la vigilancia y se guardara el orden tal como había sido concebido, los agentes tuvieron un recargo de servicio que duraba desde las seis hasta cerca de las veinte. El Comité Ejecutivo proveyó a esos abnegados guardianes del orden de sendas cajas conteniendo alimentos.
Tuvimos oportunidad de conversar con algunos de ellos y al mostrarles sentimientos de conmiseración por su recargo de servicio, nos contestaban invariablemente que si bien era verdad que tenían que estar más horas en la calle, en cambio se sentían aliviados por el hecho de tener que actuar entre un público dócil y disciplinado, que acataba sumiso las órdenes que se le daban.
Efectivamente, no ha habido dos calificaciones para ese público tan grande como correcto que ocupaba las amplias avenidas de Palermo y que con una paciencia admirable soportaba estoicamente las incomodidades de los largos actos, a veces molestado por el sol, pero siempre sonriente, tomando parte activa en las ceremonias que se desarrollaban ante sus ojos.
No cerraremos esta breve reseña del orden y compostura que caracterizó las entusiastas tenidas del Congreso Eucarístico, merced en buena parte a los esfuerzos de la Policía, sin dejar constancia de la gratitud a que se ha hecho acreedora de parte de los organizadores y de nuestro público y de los congresistas extranjeros que si admiraron la cultura de nuestro pueblo, tuvieron elogiosos comentarios para la cortesanía de nuestros agentes siempre dispuestos a atender complacientes a los que solicitaban sus buenos oficios.
Asimismo plácenos dejar constancia de la gratitud a que se hizo acreedor el Automóvil Club Argentino, quien por medio del Ingeniero señor Daniel Iribarne colaboró eficientemente en el mejor desarrollo del tráfico, facilitando los elementos de que dispone y que le fueron requeridos por los organizadores.
La Propaganda y la Prensa al servicio del Congreso
El Comité Ejecutivo del Congreso Eucarístico Internacional contó, desde los primeros momentos, con la más decidida colaboración de la prensa en general.
La Comisión de Prensa y Publicidad, encargada de la propaganda, redactaba diariamente una gacetilla noticiosa, que, impresa a mimeógrafo se remitía a doscientos diarios y periódicos argentinos y de las naciones próximas.
Además, cada mes se resumían las informaciones en un boletín que se distribuía por medio de la Agencia Periodística Internacional a mil diarios del mundo entero.
Todos los periódicos nacionales, con excepción de los órganos sectarios, crearon para el Congreso secciones especiales. Y aun hicieron más, pues trataron el asunto en artículos de fondo y publicaron colaboraciones que estudiaban las consecuencias religiosas, sociales, económicas y diplomáticas del grandioso acontecimiento.
Finalmente, durante aquella milagrosa semana de octubre, crónicas, comentarios y fotografías del Congreso llenaron las mejores páginas de nuestros principales diarios.
Debemos destacar especialmente, la intensa labor del diario católico “El Pueblo”, que, aparte de la copiosa información que mantuvo durante los dos años de los preparatorios, en el último mes publicó ediciones especiales en cinco idiomas: español, francés, italiano, inglés y portugués.
Así mismo fue de enorme importancia la ayuda que prestaron al Congreso Eucarístico particularmente los grandes diarios porteños, “La Nación”, “La Razón”, que en la semana de las ceremonias lanzaron magníficas ediciones ilustradas.
Sería imposible nombrar a todos los periódicos que cooperaron al esplendor de las fiestas, con su publicidad, porque fueron centenares.
La propaganda se realizó además por todos los recursos modernos: carteles murales, volantes arrojados desde aviones, y, principalmente, audiciones radiotelefónicas.
La Comisión de Prensa y Publicidad tuvo, durante casi un año, la ayuda de la poderosa estación L. R. 4, Radio Splendid, que le permitió realizar cada jueves a las 9 de la noche, una transmisión de media hora. Se comenzaba con el Himno del Congreso; el secretario comunicaba las últimas noticias, y, un orador, que era siempre una personalidad católica, a menudo de alta jerarquía oficial, pronunciaba un breve discurso sobre el tema que iba ganando más y más la atención de América.
Del éxito de esas trasmisiones son prueba elocuente las innumerables cartas que de los más remotos países llegaron a la Comisión de Prensa y Publicidad, aplaudiéndolas. Aquella media hora de los jueves llegó a ser una institución. Luego, no más, otras dos estaciones de radio ofrecieron transmisiones semanales: la Radio Argentina, los lunes, y la Radio París, los viernes.
Y como a medida que se aproximaban los acontecimientos se sintiera la necesidad de difundir más noticias, en los últimos cuatro meses, desde un micrófono instalado por L. R. 4 en la sede misma del Comité Ejecutivo, cada tarde, al finalizar la jornada, durante un cuarto de hora, el activo secretario de la Comisión de Prensa, señor José María Samperio, daba a conocer la marcha de los preparativos, en que ya el país tomaba parte.
Hacia fines de septiembre casi todas las estaciones radiodifusoras intercalaban en sus programas breves referencias al Congreso Eucarístico, que acabó por ser la gran nota de palpitante actualidad.
Esta inmensa propaganda, sostenida más de un año, habría costado millones sin el desinterés y patriotismo de los diarios y de las empresas de radio, y de las personas que se entregaron a ella por completo, abandonando negocios temporales, para mejor servir el supremo negocio espiritual de la nación.