
Andre Gorz
Sartre y Marx
Pensamiento Crítico, La Habana, junio de 1967, número 5, páginas 77-109.
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Uno de los principales problemas para cualquier movimiento socialista, es el de sus relaciones con la sociedad en que tiene que subsistir y a la que, aun así, tiene que oponerse de manera absoluta. Es imposible lograr el aislamiento del capitalismo desde dentro del capitalismo, pero muchos partidos socialistas han tratado de hacer precisamente esto –notablemente el maximalista PSI en Italia y el SPD en Alemania en el periodo que condujo a la Revolución de Octubre. La intervención política normal en la sociedad, comprende la oposición pura y simple a ella, en tanto que la revolución activa amenaza la organización en que está basado el aislamiento; el único curso medio es el de la inacción. Esto puede decirse tanto de la teoría política como de la práctica política. Existe una poderosa inclinación a desarrollar la crítica de la sociedad, basada en una posición teórica establecida de antiguo, con incursiones destructivas ocasionales contra los ideólogos de la sociedad y sus tentativas por forcejear con la situación contraria. De ahí las denuncias abundantes y reiteradas que los marxistas hacen del idealismo que anima todo nuevo pensamiento burgués. El resultado es el mismo, tanto en la práctica como en la teoría; la posición de aislamiento no puede combatir las ventajas materiales inmediatas de la participación oportunista en la sociedad (reformismo), o de la aceptación sin crítica de las ideas imperantes de la sociedad (revisionismo). Al mismo tiempo, no puede combatir las ventajas espirituales inmediatas del romanticismo revolucionario y el utopismo. Marx halló una solución al dilema teórico en el concepto de la crítica: toda conciencia y teoría falsas tienen su momento de verdad, que puede ser superado para crear una teoría más rica –de ese modo, la respuesta de Marx a Hegel o a Ricardo no conllevaba una mera repulsa, sino la desmistifieación. La deducción en este caso, para el marxismo contemporáneo, es la de que no podemos utilizar a Marx para destruir simplemente la ideología burguesa –el marxismo tiene que ser recreado continuamente y hacerse actual para cada generación, por la reintegración de los elementos desmistificados de la teoría burguesa contemporánea. El marxismo moderno es marxista mientras sea un desarrollo del trabajo de Marx, no una exégesis de él.