K. S. Karol
China: el otro comunismo
Pensamiento Crítico, La Habana, mayo de 1968, número 16, páginas 144-180.
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Desde hace dos años China padece de una fiebre política sin precedentes. Millones de jóvenes, de obreros, de campesinos, hasta en las regiones más remotas, se manifiestan con pasión y se enfrentan duramente. Sin embargo, los grupos rivales de quienes se nos había dicho que se desgarraban mutuamente, siguen jurando fidelidad a un mismo hombre, Mao Tse-tung, y a un mismo partido, el Partido comunista de China.
La gran prensa no nos ayudó en nada a descifrar el enigma de esta batalla. Su gusto por lo sensacional y su aversión por el comunismo chino, sobre todo en los Estados Unidos, la han llevado a destacar informaciones «ruidosas», aun cuando éstas eran inverosímiles o manifiestamente erróneas y a llegar a la conclusión de la inminencia de una guerra civil en China. Los móviles de los dirigentes chinos eran evidentes: celos, rencor, ambición; en cuanto a las masas de manifestantes, no eran más que dóciles instrumentos en las manos de los nuevos «señores de la guerra», resurgidos del propio seno del Partido comunista chino.