Raúl Roa
Cuba, el tercer mundo y el tratado de no proliferación de armas nucleares
Pensamiento Crítico, La Habana, mayo de 1968, número 16, páginas 181-201.
❦
El pueblo cubano comparte las aspiraciones de la humanidad a una paz completa y perdurable y, por ello, ha contribuido y contribuye, en la medida de sus posibilidades, a denunciar y destruir los seculares diques que obstaculizan su advenimiento. La voz de Cuba es la de un pueblo pequeño, que lucha desde un siglo por afirmar su independencia y soberanía, y hoy está consagrado, con impar denuedo, en condiciones singularmente difíciles, a vencer el atraso legado por un largo vasallaje económico y político y a edificar una sociedad superior capaz de satisfacer todas sus necesidades materiales y espirituales a compás del ritmo de los tiempos.
Este año el pueblo cubano conmemora precisamente el centenario del inicio de sus guerras por la independencia nacional. En el arduo, extenso y accidentado trecho que media entre las luces inciertas del 10 de octubre de 1868 y los días que corren, el pueblo cubano pagó con ríos de sangre el precio de su absoluta y definitiva liberación. Esa dura y rica experiencia enseñó también a los cubanos que sólo la adhesión indoblegable a los principios de independencia y soberanía y la disposición a defenderlos a cualquier costo garantizan la libertad y seguridad de las naciones.