Filosofía en español 
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Vicisitudes y Anhelos del Pueblo Español

Introducción ❦ Sociografía Analítica

§ II
La sociografía en la historia: su evolución

Los comienzos.– La Sociología yanqui.– Romanticismo y realismo.– El incremento de la Sociografía.– Sociología biológica.– La tradición contra los antropólogos.– La nosografía como base del concepto sociológico.– Aspectos de la literatura sociológica contemporánea.– La hostilidad contra el experimentalismo.– Los pseudoimitadores.– La introspección polimorfa.
 

LOS COMIENZOS.– La analítica experimental tiene sus orígenes en la época en que la Ciencia se emancipó de la Teología y paulatinamente ha ido conquistando terreno en el campo de la investigación a medida que la Ciencia, desde el siglo IV (a. d. C.) al XVIII, iba diferenciándose de la Filosofía, hasta aparecer hoy con caracteres propios y definidos.

Infinidad de principios de sabiduría lo proclaman y demuestran también, de un modo irrebatible, que el naturismo antiguo se aplicó al conocimiento exacto de la realidad cósmica y social. La Analítica biosociológica de nuestros días posee caracteres de conjunto que no podían exponerse con libertad entera, porque las estratificaciones de la legislación impedían la eflorescencia espiritual, constituían barrera infranqueable en la mayoría de los Estados europeos, antes de la proclamación de los derechos del hombre, de la libertad de conciencia, de enseñanza, de asociación, &c.

 
LA SOCIOLOGÍA YANQUI.– En una centuria, América del Norte ha dado prueba plena, decisiva y concluyente, del alcance en resultados prácticos que el libre análisis cosmo y sociográfico proporciona a cualquier investigador, dueño absoluto de su criterio y árbitro del empleo de sus facultades productoras de riqueza cotizable. Aun cuando no sea por completo exacto que actualmente el ciudadano pueda ser the self made man (el hombre obra de sí mismo), no debe dudarse de que cada cual puede ser analista, sin diploma ni exequátur, con perfecta autarquía para analizar la vida social y descubrir las morbosidades que la hacen detestable en fuerza de artificios desnaturalizadores, pero con títulos campanudos y aun sacrosantos, tan intangibles, aun después del Renacimiento, como quisieron que lo fueran las potestades coronadas, los concilios, los parlamentos y las muchedumbres de la Europa pseudoculta{1}.

 
ROMANTICISMO Y REALISMO.– La Historiografía de la sátira verbal e impresa, firmada o anónima, de la caricatura pública o clandestina, moralizadora, pornográfica, política, &c.; los anales de la Universidad, de las Asociaciones libres de cultura y de las Escuelas de Altos Estudios, podrán poner de manifiesto la génesis y evolución del criterio sociológico, impersonal, transformado y devenido en conciencia colectiva, a fin de desvanecer el cúmulo de artificios engendrados por los convencionalismos y por las impropiamente denominadas fórmulas de los sistemas pedagógicos que, a más de contrariar al individuo desde la infancia, prosiguen su funesta tarea negativa y atrofiante en la adolescencia y la juventud, mediante su aciaga tendencia de cuadricular el pensamiento del educando dentro del criterio de los histriones vulgares encargados de la enseñanza primaria, con daño notorio y evidente de la espontaneidad, ingénita en todo ser. El analismo crítico fue en gran parte sentimental, romántico e hinchado en su primera etapa, que pudiera llamarse de protesta revolucionaria y desoladora, para liberar el estudio de los fenómenos sociales del autoritarismo arbitrario, despótico, acoplado al predominio de la tendencia apriorista, debido al intento de los biólogos de plantear el objetivismo, antes e independientemente del subjetivismo para conocer lo real y distinguirlo de las ficciones que, de ordinario, suelen entorpecer la investigación y dificultar la evolución normal de las ideas generales, al desnaturalizar, ab initio, los fines inherentes a la existencia humana, en los múltiples estadios de la civilización, como lo han patentizado Tylor, Sumner Maine, Koenigswarter, Giraud-Teulon, Bachofen, MacLeman, Fustel de Coulanges, Lubbock, Sales y Ferré, Morgan y Ratzenhofer.

 
EL INCREMENTO DE LA SOCIOGRAFÍA.– La Sociografía histórica ha adquirido singular valor con el actual incremento de la educación cívica, que halla su expresión más adecuada en las grandes mentalidades, que encarnan el espíritu científico de esta época y realizan el apostolado de la cultura en los países progresivos, que tienen la mayor de las fortunas codiciables: están regidos por Gobiernos, constituidos por personalidades que forman en las avanzadas del intelectualismo, son amantes del libre examen y profesan cordial simpatía hacia el proletariado.

 
SOCIOLOGÍA BIOLÓGICA.– Hace treinta años, los filósofos de la Biología fueron tildados de exaltados e inquietos, y sus doctrinas consideradas como peligrosas y disolventes, a medida que la labor analítica puso al descubierto las flaquezas, ruindades, vicios y crímenes de la organización social capitalista, en la cual las mismas clases directoras, que pretendían vivir rodeadas de comodidades y lujo, esforzábanse en multiplicar las ventajas que ofrecen los adelantos de la arquitectura, las novedades de la moda veleidosa y aun extravagante, los refinamientos de una voluptuosidad que busca el placer en las perversiones sexuales, hasta rayar en los lindes de la erotomanía furiosa, y en pos de la elegancia y la originalidad, baten un récord que podría calificarse de infernal, incurriendo en todo género de aberraciones vegetativas y frénicas.

 
LA TRADICIÓN CONTRA LOS ANTROPÓLOGOS.– Por esto, con más motivo que nunca, los antropólogos contemporáneos parecen a primera vista obsesionados y analistas de la mala vida social, actuando, a fuer de pantiatras e higienistas, y describiendo las morbosidades que el individuo practica contra sí mismo y contra sus semejantes, en plena enajenación mental, inapreciable para los indoctos. Tan vasto y complejo es el cuadro de las anomalías psíquico-orgánicas, que tan sólo su enumeración exigiría las páginas de un in folio, siendo aún más ardua la búsqueda de tantos y tan diversos antecedentes como suponen la averiguación del modo de proceder del individuo como persona social, la conducta observada por un sujeto cuyo sistema nervioso se halla degradado, teniendo en cuenta su hogar, el medio circundante, &c.

 
LA NOSOGRAFÍA COMO BASE DEL CONCEPTO SOCIOLÓGICO.– La analítica sociográfica recorre hoy la segunda etapa de un modo excepcionalmente patognósico, es decir, con marcada tendencia a describir las lacras sociales, circunscribiendo gran parte de la actividad a un examen microspectivo, materializador y vulgarizado por la Demoestadística. A tal extremo ha llegado el alud de publicaciones nosográficas encaminadas a formar colecciones de historias clínicas, carcelarias o pornográficas, individualizadas, y la fiebre de un positivo colectivismo antisanitario que, indudablemente, quien procure no convertirse en nuevo Pangloss, tiene que asombrarse ante la realidad del estrago –manifiesta cual nunca– al menos para conocer su existencia y medir la gravedad perenne de la desmoralización y la delincuencia. Y no es que en nuestro tiempo los antropólogos surjan d'emblée, como los hongos, en el bosque de la vida social conturbada, ni tampoco sería justo atribuir al afán de crear un nuevo profesionalismo, la descriptiva de las locuras colectivas y de la criminalidad brutal, sanguinaria, impúdica, hipócrita, &c.

Siempre ha sido norma del investigador la observación de los órganos y funciones humanas, procurando naturalizar la causalidad o al menos no artificializarla a capricho; porque siendo su misión la de curar, aliviar, prever y prevenir, se halla el biólogo más cerca de la realidad que los poetas, pintores, músicos o escultores, y más distante de la especulativa apriorista que los teólogos, filósofos, moralistas y juristas.

 
ASPECTOS DE LA LITERATURA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA.– En nuestros días, a pesar del especialismo dominante, no son frecuentes las improvisaciones en ningún género de disciplinas científicas, hasta el punto de repetirse el caso de algunos hombres eximios que dominaban la Biología y que, no obstante, carecían de competencia dentro de la analítica antropográfica que suministra los elementos básicos, los datos comprobados a la Sociología. Por esto, al confrontar los catálogos de las casas editoriales alemanas e inglesas, publicados en los tres últimos quinquenios, se sufre a modo de vértigo de las alturas, reflexionando cuál ha de ser la entidad del daño que motiva una producción tan copiosa de análisis, concretados a la Etiología –causas–, a la Patogenia –evolución–, y a la Semiótica –diagnóstico y pronóstico– de los males colectivos, anejos a la convivencia, tal como ha venido considerándose hasta el presente. Ordenando con solicitud los libros, los folletos, los artículos de revista, las comunicaciones a las Academias y las ponencias de los Congresos, teniendo en cuenta sus títulos, la nacionalidad de los autores, su orientación y otros detalles secundarios, adviértese al punto que los analistas procuran acopiar datos estatodinámicos del individuo dentro de su medio y no aislados de su ambiente cívico, puesto que la inutilidad del método antiguo apriorístico, deductivo, sentimental, lo demuestran palpablemente los conocimientos sociales, cada vez menos ignorados en su causalidad, evolución, efectos, remediabilidad y evitabilidad. Por virtud del nuevo método –bionecroscópico–, en Medicina legal se estudia la morbosidad de cada enfermo, el delito en cada criminal, porque existen enfermedades curables que dejan de serlo, según que el momento de la intervención técnica haga posible o no el empleo de medios suficientes para destruir la causa y retrotraer las partes alteradas a un estado de normalidad completa. De ahí que la analítica sociográfica no constituya –ni aun para el biólogo menos sagaz– un fárrago abrumador, una epidemia de detallimanía, por cuanto los grados de la cultura social han de averiguarse estrictamente en cada ciudadano y en el ambiente urbano o rural que constituye su medio concreto, constituido por el lugar, data y demás condiciones exteriores.

 
LA HOSTILIDAD CONTRA EL EXPERIMENTALISMO.– Por espacio de tantos siglos se abusó de la síntesis dogmática y autoritaria dentro de la Biología humana, imponiendo ex cathedra una pseudografía analítica, para uso de teósofos y oligarcas, que se tacha de locura sectaria la novísima analítica experimental, opuesta contra el apriorismo indiscutido e infalible de los guerreros y conquistadores de épocas pasadas, en las cuales se legislaba en nombre de mitos y de símbolos, usufructuándose los bienes del mundo, menospreciados como transitorios, pero calculables sub specie eterni, aun para el asceta que vivía apartado de sus hermanos.

 
LOS PSEUDOIMITADORES.– Si artificializando la convivencia ha sufrido el hombre una deformación cerebro-medular, que significa una morbosidad transmisible por herencia, no es extraño que, además de los psiquiatras, alienistas y neurólogos, surjan los filiatras –aficionados a la Medicina– y también los curanderos, en el ámbito infinito de la analítica sociológica; de suerte, que al magister aulicus se subrogue cualquier experimentador, desconocido antes de presentar sus investigaciones técnicas al gran público docto y competente.

 
LA INTROSPECCIÓN POLIMORFA.– En este respecto nada tiene de abstruso y de laberíntico, ni es vesánico el novum organum, destinado al aumento del contingente de los técnicos capacitados para describir micrográficamente la virtualidad mental del ciudadano en la sociedad, a fin de fijar los grados de cultura individualizada y evitar que el número de los enajenados supere al de los cuerdos. Sin duda por esto nadie niega que, en lo material, la introspección o análisis de lo más íntimo de los cuerpos sea de absoluta necesidad para afirmar el progreso del conocimiento tecnológico –Matemáticas, Física, Química, Biología–; pero se ofrece una resistencia tenacísima, individual y colectiva, que impide equiparar la analítica del psiquismo humano al propio de los seres antecedentes del hombre ciudadano, ya sometido al régimen de la cultura intelectual que simplifica la civilización de Occidente.

En esta división habilidosa de la analítica sociológica radica la Metafísica, aun dominante, más o menos transformada en Psicología de transición, histórica, mixta, sincrética, híbrida, &c.

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{1} Véanse las obras de Fiske, Baldwin, Lester F. Ward, Patten, Giddings y Sherwood.