Filosofía en español 
Filosofía en español

“Izquierda española”

Algunos usos del rótulo “izquierda española” en sentidos no directamente políticos

1814 «A mitad de distancia de la derecha enemiga e izquierda española había una lomita que presentaba ventajas, y cada uno se avanzó al mismo tiempo a posesionarse de ella, consiguiendo este primer triunfo los tiradores españoles que volaron por el llano contra la caballería enemiga que cubría el movimiento de la infantería, la ahuyentaron, y se hicieron dueños de la lomita.» (P. Maestro Salmón, Resumen histórico de la Revolución de España año de 1808, Madrid 1814, tomo IV, cap. V: “Se apodera Suchet de la ciudad de Valencia después de haber rendido a Sagunto”, pág. 221.)

1823 «En este estado la infantería de Aguas Calientes, dio un gran rodeo para tomar el flanco derecho a los americanos, al mismo tiempo que para sostenerla avanzó la caballería y cañones de la izquierda española; este movimiento hizo que los americanos comenzasen a perder terreno: entonces se arrojó sobre ellos a gran galope la caballería, los desalojó de su posición ventajosa, y tomó su artillería y les hizo retroceder hasta la medianía de la loma.» (Carlos María de Bustamante, Cuadro histórico de la revolución de la América Mexicana, México 1823, carta diez y ocho, pág. 6.)

1833 «Dispersa el ala izquierda española, aun continuaba el ataque la derecha y centro con la mayor valentía e intrepidez; mas el enemigo destacando un cuerpo de caballería bastante fuerte para la persecución de los fugitivos, cargó con el resto de sus tropas a los españoles, que con su ataque imponente y vigoroso habían logrado ya arrojar contra Medellín las columnas de su frente de la infantería enemiga; y de este modo, flanqueado su costado izquierdo, consiguieron los franceses batir progresivamente el centro y la derecha del ejército español, las cuales por lo muy avanzadas que se hallaban hacia Medellín, no pudieron corregir su posición demasiado expuesta y peligrosa, por el inesperado acontecimiento del ataque por su flanco izquierdo.» (José Muñoz Maldonado, Historia política y militar de la guerra de la independencia de España contra Napoleón Bonaparte desde 1808 a 1814, Madrid 1833, tomo II, pág. 160.)

1834 «Reemplazado en el mando por Perignon, reforzó este su derecha y destruyó la izquierda española, con la cual ocupó las avenidas de Figueras.» (Diccionario histórico, o Biografía universal compendiada, Barcelona 1834, tomo 12, pág. 315, s. v. “Unión, conde de la”.)

1835 «De un lado hizo que la división Souham contuviese la brigada puesta en desorden, al mismo tiempo que de otro amenazaba la izquierda española, que era la parte más flaca y desguarnecida, disponiendo igualmente que el general Pino con la 2.ª brigada prosiguiese el ataque en columna, y rompiese nuestra línea.» (El Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, Madrid 1835, tomo II, pág. 260.)

1838 «Augereau acometió a Courten que mandaba la izquierda española, le arrojó de las vertientes del monte de la Magdalena, y tomó los reductos que defendían la derecha del Muga.» (Alberto Lista, Historia de España, Madrid 1838, tomo XXX, pág. 156.)

1866 «He aquí ahora la verdad de los hechos. Reille dirigió sus últimos esfuerzos contra la posición de Portó y la izquierda española; pero a pesar de que por un momento logró apoderarse de una de las posiciones, penetrando hasta en las barracas del campamento establecido en ella, reforzada la 2.ª brigada de la 5.ª división española, que mandaba D. José María Ezpeleta, por la 4.ª de la 1.ª con el segundo batallón de marina a las órdenes de D. Gabriel de Mendizábal, arrolló a los franceses, rechazando todos sus ataques y obligándoles a repasar el Bidasoa por el puente de la Nasas, a la vez que lo efectuaban las fuerzas de la izquierda por el vado de Saraburo, abandonando el monte Irachaval.» (Gregorio Palacios, “Segunda campaña de Soult en España”, en La Asamblea del Ejército y Armada, periódico de ciencia, arte e historia militar, Madrid 1866, tomo trece, pág. 159.)

1868 «Parece, aunque Vincart nada dice de esto, que en el bosque en que se apoyaban así la derecha francesa como la izquierda española, había aun emboscadas algunas mangas de mosqueteros de nuestro ejército que fueron fácilmente desalojados; y que el bosque no era tan espeso o cerrado que no permitiese atravesarlo a la caballería francesa para atacar a las tropas de Alburquerque por el flanco.» (Antonio Cánovas del Castillo, “Del principio y fin que tuvo la supremacía militar de los españoles en Europa, con algunas particularidades de la batalla de Rocroy”, Revista de España, Madrid, 31 de marzo de 1868, primer año, nº 2, pág. 187.)

1871 «También del caudaloso Duero en Fermoselle, último pueblo de la provincia de Zamora situado sobre aquel, se podría derivar una acequia que regara los ricos barrancos que hay en su margen izquierda española, pues la otra está en Portugal, en los pueblos de Vilarino, Perena, Mazuecos, Aldeadávila, Mieza, Vilvestre, Sancelle, Hinojosa y La Fregeneda, situados en la provincia de Salamanca, en los que se producen olivos, almendros de superior calidad y naranjos, cuyos frutos se multiplicarían muchísimo si, con lo apacible de su clima, comparable al de la provincia de Málaga, pudieran disponer de riego, y además se fomentaría la navegación del Duero para exportarlos a Portugal.» (M. de P., “Utilidad de las divisiones hidrológicas”, La Iberia, diario liberal, Madrid, sábado 25 de febrero de 1871, pág. 3.)

Se registra en 1877 en España una marca de fábrica para distinguir una cerveza escocesa con pretensiones globales

El rótulo “izquierda española”, con sentido posicional y en principio no político, figura en la descripción de una marca de fábrica para distinguir cervezas registrada en el Boletín oficial de la propiedad intelectual e industrial (Madrid, 1 de abril de 1887). El escocés Guillermo McEwan (1827-1913), miembro del parlamento de Edimburgo por las listas del Partido Liberal desde las elecciones de 1886, puesto que mantuvo hasta 1900, fue también desde 1856 pujante empresario cervecero, con voluntad de expandir globalmente sus líquidos fermentados. Y así en 1887 mandó registrar en España una marca de fábrica para su cerveza, que denominó, como es natural, “El Globo”. Y para simbolizar gráficamente sus pretensiones diseñó un globo terráqueo sostenido por “una mano derecha de hombre” (no se dice, pero se suponía obviamente que habría de ser de hombre blanco), entre dos banderas de los imperios globalizadores realmente existentes: “La bandera de la derecha es inglesa y la de la izquierda española, al parecer” (“al parecer” suponemos lo añadió el redactor del registro en español). No hemos encontrado dibujos correspondientes a ese registro de 1877, pero treinta, y más años después, las cervezas McEwan's utilizaban aún versiones de aquel diseño, como puede verse en los ejemplos que se ofrecen abajo.

«1.874. D. Alberto Clarke, en nombre de Mr. Willian Mc Ewan, de Fountain Brewery (Edimburgo). Una marca de fábrica para distinguir cervezas.

Descripción.– La marca se compone de dos figuras ovales, en tintas de colores variados, simétricamente una debajo de otra a una distancia cualquiera; la figura superior está en pie o sea con su eje mayor vertical y el ulterior tendido o en sentido contrario. La figura superior consiste en dos líneas concéntricas cerradas, de forma oval, a un milímetro de distancia una de otra, y en otras dos interiores a las anteriores y de la misma forma y de igual distancia una de otra. Entre las dos líneas primeras hay una faja oval de fondo oscuro y cuatro milímetros de ancho. Sobre esta faja hay 45 figuras rectangulares en zig-zag o en forma de Z, formadas por una línea blanca de un milímetro de ancho. En la parte superior de la figura que se describe y entre la línea interior de las citadas y otra línea también interior a ella y oval, hay una faja blanca de 10½ milímetros de ancho limitada por dos líneas curvas en el centro y rectas a ambos lados, y sobre cuya faja se lee: «Mc Ewan’s» en letras titulares de siete milímetros de alto y de uno y medio de grueso. En la parte interior hay otra faja sin inscripción, de la misma forma e igual ancho que la anterior. Desde las rectas qua limitan ambas fajas o favetones, hay una línea de fantasía, que forma a manera de cenefa cuatro pequeñas rosetas interpoladas por pequeños ojetes en número de cinco. Por debajo del tarjetón o concéntricamente con él, hay la siguiente inscripción: «Trade mark», por encima del tarjetón interior y en la misma forma que la anterior se lee «Edimburgh».

En el espacio comprendido entre una y otra inscripción, las cenefas y las líneas que limitan las fajas o tarjetones, hay una mano derecha de hombre, y parte del antebrazo en posición vertical. La mano está abierta, vuelta la palma hacia arriba, y soporta un globo terráqueo. A ambos lados del globo y de la mano hay dos banderas cuyas astas, que figuran ser de bambú o roten, se cruzan por debajo de la mano formando un ángulo. La bandera de la derecha es inglesa y la de la izquierda española, al parecer. El asta de la de la derecha remata en una galleta, y en una lanza la de la izquierda. Ambas banderas tienen junto al remate un lazo de cuatro cintas o cordones con borlas; se repliegan junto al cruce de sus astas, de cuyo ángulo inferior cae una punta del paño.

La figura inferior consiste en un óvalo tendido, formado por una línea exterior y otra interior, concéntrica con la primera, y separada un milímetro de ella.

En el centro del globo, en una línea horizontal y en letras iguales en tipo y tamaño a las de la inscripción «Mc Ewan's», de la figura superior, se lee «El Globo», sobre fondo blanco o amarillo o de otro color cualquiera.

Los colores de la primera figura pueden variar, como se ha dicho, empleándose en vez del violeta el rojo y negro alternado.» (Boletín oficial de la propiedad intelectual e industrial, Madrid, 1 de abril de 1887, año II, nº 15, págs. 15-16.)

McEwan McEwan McEwan

 

Usos del rótulo “izquierda española” en sentido político

En El Correo Nacional, diario madrileño liberal conservador monárquico constitucionalista fundado en 1838 por Andrés Borrego, encontramos el primer uso del rótulo “iquierda española” en sentido político, en un análisis de la situación política española publicado el 30 de agosto de 1840, mes y medio después del “motín de Barcelona” (18 julio), que trajo consigo la dimisión del gobierno de Evaristo Pérez de Castro, la sucesión de los efímeros Antonio González González (20 julio), Valentín Ferraz (12 agosto), Modesto Cortázar (20 agosto) y Vicente Sancho (11 septiembre), antes de que la regente nombrase presidente del gobierno al izquierdista agente británico Baldomero Espartero (16 septiembre), quien, tras renunciar María Cristina y marcharse a Francia, se convierte en Regente del Reino el 17 de octubre:

1840 «No aguardamos, no, y véase si somos imparciales, y si les hacemos justicia; no aguardamos de la izquierda española un gobierno tiránico, opresor, rodeado de terrores y de sombras. Lo que aguardamos es un gobierno débil y meticuloso, dominado por influencias secretas, que no dirija ni encamine a la sociedad, y que la deje ser agitada por los mismos que a él le hubiesen encumbrado, y que se adelantarían a él desde el primer momento. Lo que aguardamos es desgobierno en el centro, y anarquía y opresiones locales por toda la nación. Los revolucionarios de España manifiestan su espíritu con enviar lacayos en mangas de camisa para el servicio de SS. MM. ¡¡Esto da una idea completa de lo que son!!!» (“No aguardamos de la izquierda española un gobierno tiránico, opresor, rodeado de terrores y de sombras”, El Correo Nacional, Madrid, domingo 30 de agosto de 1840, pág. 3.)

Los sucedido en Barcelona en julio de 1840 no fue ajeno a los intereses británicos por desarbolar la industria textil española, liberalizando la penetración de manufacturas inglesas, eliminando aranceles ya que no se pagaba la deuda… «Fue en las cámaras inglesas donde se pronunció aquel terrible anatema de que en España aun quedan restos de fanatismo industrial, que está en sus intereses destruir. El mismo Lord Palmerston mostrándose ofendido del gabinete español, por haber dado lugar a que el parlamento le echase en cara la insolvencia de los intereses de la deuda y el abandono en que se tenía a la legión inglesa…» (Barcelona en Julio de 1840, Barcelona 1844, pág. 21.) El liberal progresista agente británico Espartero, bien engrasado por la masonería, se mantuvo en el poder tras neutralizar en 1841 el pronunciamiento liberal moderado organizado desde París por María Cristina, y hasta bombardeó Barcelona a finales de 1842… pero tras la batalla de Torrejón de Ardoz tuvo que huir a Inglaterra, en buque británico, por supuesto, el 30 de julio de 1843, donde se mantuvo como exilado hasta que fue nombrado en 1847 senador y embajador plenipotenciario en Gran Bretaña, para volver a España en 1848… Así veía por entonces estas cosas de la “izquierda española” el escritor francés Gustavo d'Alaux (1816-1885), traducido y bien difundido:

1849 «Solo el interés francés pudo haber contrabalanceado las exigencias británicas; pero la Francia no se prometía un gran lucro de hacer cesar el statu quo; porque por la naturaleza de nuestros productos, por las precisas relaciones que establece entre los dos países una frontera de cerca de 100 leguas, por la facilidad que ofrece al contrabando una línea tan inmensa de contacto, teníamos, a pesar de las tarifas españolas, una exportación considerable para la península; y puesto que la alianza comercial de las dos naciones no podrá aumentarlas sensiblemente, el gobierno de Luis Felipe no quiso arrostrar por resultados insignificantes una lucha en que se hubiera empeñado la diplomacia inglesa y los proteccionistas franceses. El mismo gabinete de Madrid, ante las susceptibilidades antifrancesas de los progresistas, no se atrevía a reclamar ciertamente nuestro apoyo. Dos veces solamente en 1836 y 1840 el gobierno español quiso romper la doble traba que las preocupaciones del partido exaltado y las exigencias de Inglaterra oponían al vuelo comercial de España; pero dos insurrecciones vinieron a castigar su osadía. Hoy, empero, puede hacer este ensayo impunemente. Gracias a lord Palmerston, el encanto malévolo que sojuzgaba los destinos peninsulares ha desaparecido; el estrecho círculo en que España parecía condenada a consumir en lenta agonía, se ha roto; el gobierno y el parlamento británico se retractan de las exigencias que paralizaban la reforma aduanera para que vuelvan a reproducirse jamás; aunque en el caso contrario no encontramos ya en la península su antiguo punto de apoyo; la izquierda española no tiene el derecho de ver la bandera progresista en la bandera de una influencia que ha osado tender a la vez su mano al absolutismo y a la demagogia. Y por otra parte, colocándonos bajo el punto de vista político de los progresistas, ¿qué tendrían que oponer a una reconciliación íntima entre la España y la Francia? ¿El peligro que les hizo rechazar en otra ocasión la reducción general de las tarifas? ¿La extensión del pacto de familia? ¿La invasión de las doctrinas de nuestro justo medio? Gracias al cielo, nosotros hemos adelantado algo, y podemos tratar a los progresistas de retrógrados.» (Gustavo d’Alaux, “La España desde la revolución de febrero. Primera parte. Situación exterior”, traducida de la Revista de Ambos Mundos (conclusión); en El País, Madrid, 12 de junio de 1849, primer año, nº 87, pág. 3.)

«Gracias a lord Palmerston, el encanto malévolo que sojuzgaba los destinos peninsulares ha desaparecido; el estrecho círculo en que España parecía condenada a consumir en lenta agonía se ha roto: el gobierno y el parlamento británicos se retractan de las exigencias que paralizaban la reforma aduanera para que vuelva a reproducirse jamás; aunque en el caso contrario no encontrarían ya en la península su antiguo punto de apoyo; la izquierda española no tiene ya derecho de ver la bandera progresista en la bandera de una influencia que ha osado tender a la vez su mano al absolutismo y a la demagogia.» (El Balear, Palma, martes 26 junio 1849, páginas 3 y 4: páginas 23 y 24 del folletín ≈ artículo publicado por El País.)

El busto de mármol que representa al gran Víctor Balaguer (1824-1901), cincelado por el artista Carlo Nicoli, acababa de ser enviado desde Barcelona a la naciente Biblioteca-Museo-Balaguer de Villanueva y Geltrú, y el Círculo de la Izquierda liberal de Barcelona ofrecía un grandioso banquete de despedida al “trovador de Montserrat”, a partir de las diez de la noche del miércoles 19 de setiembre de 1883. Víctor Balaguer, que partía para la corte, conmovido, profundamente conmovido ante el espectáculo imponente que esa noche ofrecía la “Izquierda catalana”, ofreció un notable discurso a “esa Izquierda catalana que es parte importantísima y vital de la Izquierda española, el gran partido que, como Minerva, ha nacido armada de la cabeza de Júpiter”. Ante el sangriento activismo creciente de la izquierda de tercera generación por todo Europa, de la izquierda libertaria, la “izquierda española” liberal de segunda generación seguía siendo la solución para dejar “a los partidos revolucionarios sin pretexto y sin programa”:

1883 «Señores: Conmovido, profundamente conmovido me levanto para dirigiros la palabra desde este sitio, y esta conmoción que debilita mi aliento, no solo es debida a dolencias pertinaces que me han quebrantado, sino también a este espectáculo que estoy presenciando, este espectáculo imponente que hoy ofrece la Izquierda catalana, a la cual saludo con ferviente entusiasmo, esa Izquierda catalana que es parte importantísima y vital de la Izquierda española, el gran partido que, como Minerva, ha nacido armada de la cabeza de Júpiter. (Aplausos.) […] Yo pienso que no hay más que un dilema; o el partido conservador, con sus medidas restrictivas, o el partido liberal, con sus amplias doctrinas, que venga a dejar a los partidos revolucionarios sin pretexto y sin programa. (Prolongados y extraordinarios aplausos.) Y concluyo brindando por Cataluña, que es mi madre; por la nación española, que es mi patria: por la prensa de todos los partidos, hasta por aquella que nos hostiliza y nos niega representación y prestigio; por el duque de la Torre, caudillo de las libertades patrias, a quien si vosotros me autorizáis, dirigiré ahora mismo un telegrama dándole cuenta de la solemnidad de esta noche. Brindo también por los individuos del Directorio; y brindo, señores, por nuestro joven monarca, don Alfonso XII, de quien espera el país la consecución y el goce de su libertad entera, de esa libertad cuyo nombre despierta en todas nuestras almas aspiraciones de honradez política, afán de orden y esfuerzo vivo para trabajar por el bien de nuestra madre España, por la gloria y el progreso de nuestra querida España. (Grandes y extraordinarios aplausos; el orador es felicitado y abrazado por los concurrentes con caluroso entusiasmo. Danse vivas al rey, al duque de la torre, al Directorio y al Sr. Balaguer.)» (“Banquete en obsequio del excelentísimo señor don Víctor Balaguer, celebrado en los salones del Círculo de la Izquierda liberal de Barcelona”, El Constitucional, órgano del Partido de la Izquierda Liberal Dinástica de la Provincia de Gerona, Gerona, miércoles 26 de setiembre de 1883, págs. 1-2.)

Los siguientes cuatro ejemplos de utilización del rótulo “izquierda española”, todos también del año 1883, se deben a la pluma de un mismo autor, Diego Coello de Portugal y Quesada (Jaén 1820-Roma 1897) –Alfonso XII ya le había concedido, por Real Decreto de 17 de mayo y Real Despacho de 27 de diciembre de 1875, el título de Conde de Coello de Portugal, como reconocimiento a su labor como ministro plenipotenciario–, fundador del periódico La Época (que dirigió desde 1840 a 1864), embajador de España en Turín (1858-1860), &c. El conde de Coello, radicado en Roma, fue un atento observador, desde la derecha liberal, de las evoluciones políticas del momento (faltaban entonces aún seis años hasta que, para celebrar el centenario de la toma de la Bastilla y a la sombra de la Torre Eiffel, celebrasen “los marxistas” el Congreso Internacional Obrero Socialista, 14-21 de julio de 1889, que sería luego considerado primero de la Segunda Internacional, cristalización simbólica de la cuarta generación de la izquierda, la socialdemócrata).

«Trabajos de las oposiciones. Al fin vamos a entrar en un período de animación política, que preste a estas cartas el interés que no pueden presentar en el verano y el otoño, cuando es un desierto Roma. El 11 del corriente se reunirán en Nápoles los jefes de la nueva oposición de la izquierda, que parecen unidos en el propósito de hacer cruda guerra al Gabinete Depretis, habiendo logrado Zanardelli unir, en coalición, para derribar a Cairoli y Baccarini, a Nicotera y Crespe, a Seismit-Doda y Bertani, salvo dividirse al siguiente día del triunfo. Veremos las resoluciones que saldrán del comicio napolitano y que nos comunicara el nuevo órgano de la izquierda, La Tribuna. Con esta reunión coincidirá el comicio socialista republicano de Ravenna, el cual debe pedir al Parlamento el sufragio universal en las elecciones municipales y provinciales, cuya ley pende de la discusión de la Cámara. Pero en Italia, los poderes públicos y la mayoría del país no están tan convencidos como la izquierda española y el Congreso internacional socialista de París, de que el voto universal sea cosa tan buena, creyéndola por el contrario la negación de la libertad y de la verdadera representación de las fuerzas morales de una nación. El buen sentido que distingue a la mayoría de estos hombres públicos y el apoyo que la Corona y el Parlamento dan al Ministerio Depretis, ofrecen la seguridad de que Cámara y Senado, en vez de perder en estériles reformas de la Constitución y en peligrosos ensayos políticos las sesiones de la legislatura, que empiezan el 26, consagrarán sus primeras semanas al examen atento de los presupuestos y a la gran cuestión de los ferrocarriles de Italia.» (De nuestro corresponsal, “Cartas de Italia”, Roma 9 noviembre 1883, La Época, Madrid, jueves 15 de noviembre de 1883, pág. 2.)

«La situación en Italia. A las largas vacaciones políticas del verano y del otoño ha seguido el movimiento natural de los sucesos en Italia. En esta misma semana se abre de nuevo en Roma su Parlamento, y aun cuando en un principio se creía que hasta Pascuas la Cámara sólo se preocuparía de presupuestos, nuestros corresponsales nos señalan próximas batallas políticas. Han debido servirles de preludio un gran comicio que Crispí presidirá el 18 en Palermo y la reunión que para el 25 se anuncia en Nápoles, de unos cien diputados, de la que se apellida genuina izquierda, que con asistencia del mismo Crispi, de Cairoli, Zanardelli, Baccarini y Nicotera, habrá de fijar el programa de la futura oposición avanzada. Este programa, que ha delineado La Riforma, órgano de Crispi, es menos concreto que el de la izquierda española, aunque habla también de democratizar la monarquía itálica y de crear un Gobierno popular, al mismo tiempo que de proseguir los armamentos por mar y tierra, cosa, en la cual, aparte los republicanos y socialistas de la Escuela de Andrea Costa y Canzio, están conformes todos los partidos en Italia. Sin duda no se ha concretado más el programa para evitar divisiones entre los jefes de la coalición. Sábese, en efecto, que mientras Baccarini es partidario de la alianza con la república francesa, Crispi se ha mostrado entusiasta siempre de la unión entre Italia y la Alemania. Defensor éste del sufragio universal y del Senado electivo, como Zanardelli lo fue de las libertades absolutas, si proclamasen principios tan radicales, tendrían en frente a Nicotera, el más autoritario de los Sagastas italianos.» (La Época, Madrid, martes 20 de noviembre de 1883, pág. 1.)

«Pero la nueva actitud de los partidos en Italia y las futuras luchas de su Parlamento se sobreponen a toda otra clase de hechos, teniendo además éstos no escasa analogía y hasta algún enlace con los acontecimientos de nuestra patria. Los días de la casi unanimidad de votos y de concurso, dentro de las falanges constitucionales, para el Gabinete Depretis, cuyas gracias se disputaban derecha e izquierda en Italia, han pasado. El partido radical se ha cansado de esperar su participación en el gobierno, y al ver que la retirada de Zanardelli y Baccarini señalaba un paso hacia los campos conservadores, se apresta a reclamar con imperio la total herencia. Como los pequeños soberanos de Grecia, que unieron sus fuerzas para abatir a Troya, lo cual les ha hecho dar el nombre de Pentarkas, los cinco jefes de grupo en la antigua izquierda, Crispi, que hará de Ulises; Zanardelli, Nicotera, Baccarini y Cairoli, el Agamenón italiano, empiezan en estos momentos, con comicios en Palermo y grandes banquetes políticos en Nápoles, una verdadera campaña contra el Ministerio Depretis. Sin ser tan marcado como el programa de la izquierda española, pues que en Italia se detienen ante el sufragio universal en las elecciones políticas, y la mayoría, si no todos los Pentarkas, vacila antes de tocar a ese Estatuto constitucional que hace siete lustros dio Carlos Alberto al Piamonte, siendo desde entonces el único pacto fundamental del Reino Unido, la izquierda italiana tiende a los mismos fines : en el interior, democratizar, dice, la monarquía; en el exterior, sin romper, dados los compromisos de Crispi y de Nicotera, la alianza con la Alemania, aflojar los nuevos vínculos con el Austria, estrecharlos con la Inglaterra, y mostrar mayor benevolencia a la Francia republicana.» (Conde de Coello, “Italia y Europa” –Roma, 24 de noviembre de 1883–, La Ilustración española y americana, nº XLV, págs. 334-335.)

«Además, si abrigase la jactancia de creer que una voz lejana, aunque con algún título por su lealtad inquebrantable en la desgracia para hacerse oír del Trono y de las opiniones sensatas del país, podía haber influido un tanto en el giro que tomó la crisis del último otoño, esto acrecería mis deberes y responsabilidad. No porque no tenga ninguna en el desenvolvimiento de la izquierda española, que considero más injustificada que la de Italia, y desde luego más peligrosa, no sólo para los intereses permanentes de la monarquía, sino para la práctica sincera del régimen constitucional en España.» (Conde de Coello, “La situación”, La Época, Madrid, martes 11 de diciembre de 1883, primera página.)

1884 «No me parece haya escogido para ello la ocasión más propicia, cuando las ideas conservadoras triunfan en todas partes. El telégrafo les habrá adelantado la victoria de los conservadores que apoyan la política de Fontes en las elecciones de Portugal, donde sólo han salido elegidos unos treinta diputados entre progresistas y republicanos, entre quienes se ha desenvuelto una guerra tan viva y ardiente como la que ha llevado a la disolución a la izquierda española. De igual manera las elecciones senatoriales de la Bélgica han completado el triunfo alcanzado también allí por los conservadores. Mientras que Bruselas ha elegido una lista independiente, pero que en las grandes cuestiones de gobierno apoyará la política del gabinete Malon. Amberes y otras ciudades importantes han elegido senadores decididamente conservadores y católicos.» (Un antiguo diplomático, “Cartas de Europa. París, 14 de Julio”, Diario de la Marina. Periódico oficial del Apostadero de La Habana, sábado 9 de agosto de 1884, pág. 3.)

«Tocó en turno al diputado provincial Sr. Jiménez Caballero, y en su brindis, que pretendió ser intencionado, se ocupó sólo del caciquismo de Motril, aludiendo al que allí ejerce el Sr. Moreu, su mortal enemigo. Con recordar que este señor es pariente del duque de la Torre y que el Sr. López Domínguez después, como de pasada, se ocupó de este asunto, se verá que allí a todos les guiaba la ambición, aunque para satisfacerla tuviesen que sacrificar hasta la misma familia del patriarca de la izquierda española. ¡Buena prueba de la unión de miras del partido y de su solidaridad!» (“La expedición izquierdista”, La Iberia, diario liberal, Madrid, domingo 2 de noviembre de 1884, págs. 1-2.)

«Ya no se deben achacar disidencias a la izquierda. Comiendo, que es un momento de franca manifestación de ideas y afectos, es decir, en el banquete celebrado ayer en el Circo del Príncipe Alfonso, la izquierda, toda la izquierda española allí reunida, juró que no empaña la unidad del partido la más ligera nube de diversidad de opiniones.» (“Todos conformes”, El Liberal, Madrid, sábado 6 de diciembre de 1884, primera página.)

«Corolario evidente de esta demostración es que a la izquierda española le falta aún, además de un credo práctico, un verdadero jefe. El duque de la Torre, a puro de cansado, se da ya por el jefe pretérito plusquam perfecto, y el general López Domínguez, dado lo impolítico de su programa y a pesar de su claro talento y su patriótica intención, no pasa de un futuro condicional; es decir, que fuera y sería un gran jefe… si lo fuese.» (“El salto paradoxal”, La Iberia, diario liberal, Madrid, 9 de diciembre de 1884, págs. 1-2.)


en   proceso


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Izquierda española | TC208 (1h 13m)

Teatro Crítico 208 ⋅ 18 enero 2024

Con José María Fernández, Marcelino Suárez Ardura, Iván Álvarez Díaz y Sharon Calderón-Gordo. Sobre el rótulo “izquierda española” (que con sentido político se utiliza en español al menos desde 1840) y el partido político de ámbito nacional inscrito el 27 de diciembre de 2023 en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio del Interior de España –con domicilio en Morata de Tajuña (Madrid) siendo su representante Mateo González Martín, secretaría general–.

2024 El partido Izquierda española se presentó a las Elecciones Europeas 2024 (9 junio 2024), en las que no obtuvo escaño, recibiendo 32.766 votos (0,19% de los 17.652.007 emitidos –46,39%– de un censo de 38.050.286 españoles): 8.447 en la provincia de Madrid; 2.356 en la de Barcelona; 1.620 en Sevilla; 1.610 en Asturias; 1.512 en Valencia; 1.106 en Zaragoza; 1.042 en Málaga, 1.021 en Valladolid, &c., según los resultados oficiales publicados en el Boletín Oficial del Estado, Madrid 28 junio 2024, disposición 13092.

gbs