Obras de Aristóteles Metafísica 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 Patricio de Azcárate

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Metafísica · libro séptimo · Ζ · 1028a-1041b

XIV
Refutación de los que admiten las ideas como sustancias
y les atribuyen una existencia independiente

Vénse claramente las consecuencias de lo que precede en el sistema de los que admiten las ideas como sustancias, y como si tuviesen una existencia independiente, y que constituyen al mismo tiempo la especie con el género y las diferencias. Si en el hombre, si en el caballo hay las ideas y el animal, o el animal y las ideas son una sola y misma cosa numéricamente, o difieren. Es evidente que hay unidad de noción: para definir uno y otro término sería preciso enumerar los mismos caracteres. Luego si hay un hombre en sí que tenga una existencia determinada e independiente, necesariamente en este caso lo que le constituye, el animal y lo bípedo, tienen igualmente una existencia determinada, son independientes, son sustancias; y por consiguiente son el animal en sí. Supongamos que el animal en sí reside en el caballo, en el mismo concepto que tú estás en ti mismo{317}, ¿cómo será uno en seres que existen separadamente; y por qué en este caso el animal de que hablamos no ha de estar separado de sí mismo?

Pero más aún: si el animal en sí participa del animal que sólo [232] tiene dos pies y del que tiene un mayor número de ellos, resulta de aquí una cosa imposible. El mismo ser, un ser uno y determinado, reunirá a la vez los contrarios.

Pero sí no hay participación, ¿en qué concepto se dirá que el animal es un bípedo, que es un ser que anda? ¿Podrá quizá admitirse que hay composición, contacto, mezcla? Pero todas estas suposiciones son absurdas{318}. ¿Será diferente el animal en cada individuo? Habría en este caso una infinidad de seres, si puede decirse así, que tendrían lo animal por sustancia; porque el hombre no es un accidente de lo animal. Añádase que el animal en sí sería múltiple. Por una parte el animal es efectivamente en cada individuo sustancia; no es el atributo de otro ser, porque si no, este ser sería el que constituiría el hombre, y sería su género. De otro lado, todas las cosas que constituyen el hombre son ideas. El animal no será, pues, la idea de una cosa, la sustancia de otra; esto es imposible; el animal en sí sería cada una de las cosas contenidas en los animales. Y, por otra parte, ¿qué animal en sí contituiría los animales, y cómo sería el mismo animal en sí? ¿Cómo es posible que el animal, cuya sustancia es el animal en sí, exista fuera del animal en sí?

Las mismas consecuencias aparecen con respecto a los seres sensibles, y más absurdas todavía. Si hay imposibilidad de mantener la suposición, es evidente que no hay idea de los objetos sensibles, en el sentido en que lo entienden algunos filósofos.

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{317} 'Ωσπερ συ σαντω. Se ha visto más arriba que el yo era idéntico a él mismo, y se confundía completamente con su esencia, su forma sustancial.

{318} Véase lib. I, 7, y XIII, 4, 5.


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  Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles
Madrid 1875, tomo 10, páginas 231-232