[ 70a ]
Saluda a los fieles y leales de la obra de su padre. Ha venido como miembro del Comité Directivo de Unión Monárquica a terminar la organización de este partido en la provincia, y, como Primo de Rivera, a visitar la circunscripción de Jerez, donde tiene una herencia que recoger legítimamente.
Dice luego que al volver a Cádiz, de donde partió hace trece años, cuando aún era niño y desempeñaba su padre el Gobierno Militar de la Plaza, ha experimentado emociones de muy diversa índole. Una, de tristeza, por el recuerdo y la ausencia del que se fue para todos, y otras, confortadoras y de alegría al contemplar la gran transformación y el verdadero engrandecimiento material a que Cádiz ha llegado, pareciendo que hasta se ha modificado el efecto de las brisas marinas para poblarlo de bellísimos y maravillosos jardines.
Continúa diciendo que viene a visitar al alcalde, que se encuentra ausentec, y que ya que por esta circunstancia no ha podido saludar a la ciudad en la persona de su alcalde, la saluda en la de todos los allí congregados.
Habla luego de la labor realizada por este alcalde en mejoramiento y embellecimiento de la ciudad, y felicita a todos por ello.
Agrega que quiere recordar a todos, sin que en ello haya inmodestia, cuántos fueron el cariño, la solicitud y los desvelos que su padre puso siempre en cuantos asuntos vitales y problemas gaditanos se le presentaran, en cuya labor beneficiosa para Cádiz llevó siempre la iniciativa con una constancia y un afán insuperable José María Pemán, a quien hoy Cádiz debe todo su engrandecimiento, porque si hoy esta ciudad está transformada y embellecida lo está gracias a la obra de un alcalde que Pemán propuso a su padre y que Pemán sostuvo en todo momento.
Si Cádiz –dice– tiene una deuda de gratitud con mi padre, que siempre se desveló por sus problemas, es Pemán el único indicado para recoger esa deuda; porque Pemán, que durante los años de la Dictadura se destacó y se colocó en primera fila por su talento y por su verbo elocuentísimo, como principal paladín de la obra y de las doctrinas de mi padre, habiendo merecido recompensas que para otros hubieran sido siempre codiciadas y preciadísimas, rechazó siempre que le fueron propuestas todas esas recompensas, y a mí me consta, porque en más de una ocasión fui testigo presencial de ello, que al hablarle de algún premio para sus eminentes servicios rogó que esos premios fueran sustituidos por mejoras para Cádiz.
Voy a hacer uso –agregó– del carácter de socio de honor que me acabáis de otorgar, honor que es para mí de un valor inapreciable, y voy a haceros una proposición. Esta proposición se refiere al puesto de honor y de enorme responsabilidad que por derecho propio le corresponde. Hoy Pemán es acreedor a que vosotros, como acontecía con los antiguos caballeros al entregarles la espada, le entreguéis todo el honor de una elevada investidura y le carguéis con toda la responsabilidad que a esa investidura corresponde. Me refiero a que Pemán debe ostentar vuestra representación en las futuras Cortes, a donde lleve, con su esclarecida inteligencia y con su verbo cálido y elocuente, el eco de esa enorme masa de opinión sana, robusta y leal a la que vosotros representáis en este momento.
Estoy seguro –termina– de que Pemán contará, cuando llegue su día, con el apoyo de todos, porque es un deber de gratitud y de lealtad.
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[ 70b ]
Don José Antonio Primo de Rivera preside en Cádiz la reunión de la Unión Patriótica
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Comienza su discurso saludando a los buenos y leales amigos de su padre, y dice que, como miembro del Comité directivo de Unión Monárquica Nacional, ha venido a terminar la organización del partido en la provincia de Cádiz y girar una visita a la circunscripción de Jerez, donde tienje que recoger legítimamente una herencia.
En brillantísimos párrafos, plenos de bellas imágenes, recuerda la época feliz de su niñez en la “tacita de plata”, cuando su padre era gobernador militar. Hace una semblanza de la ciudad de entonces y la compara con la que hoy contempla, produciéndole enorme satisfacción su engrandecimiento y mejora, y termina su párrafo diciendo que parece que Cádiz ha solicitado las brisas marinas para poblarse de maravillosos jardines.
Añade que hubiera querido saludar a Cádiz en la persona de su alcalde, marqués de Villapesadilla; pero su deseo no se ha podido lograr por hallarse ausente la primera autoridad municipal. Hace elogios de la persona del marqués de Villapesadilla, noble y sincero colaborador de su padre, y recuerda cómo éste se desvelaba por resolver los asuntos referentes a la bella población, cuya iniciativa llevaba en la mayor parte de los casos D. José María Pemán, a quien Cádiz debe todo su agradecimiento, pues si la ciudad está transformada y embellecida y muchos asuntos están en marcha hacia la solución definitiva, se debe a la obra de un alcalde que Pemán propuso a su padre, y que sostuvo en todos momentos. Si Cádiz tiene una deuda de gratitud con mi padre, que se preocupó de sus problemas, es Pemán el único indicado para recogerla, porque se destacó en primera fila por su talento y verbo elocuentísimo, y principal paladín, con la palabra y con la pluma, de la obra de mi padre, renunciando a toda recompensa.
El orador propuso, y por aclamación se acordó, que la investidura parlamentaria de Cádiz la ostente el Sr. Pemán en las futuras Cortes, donde llevará su clarísima inteligencia y su palabra cálida, eco de esta masa, que represente el grupo.
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[ 70c ]
Acto de Unión Monárquica en Cádiz
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Después habló don José Antonio Primo de Rivera, que saludó a los leales que siguieron la obra de su padre y dice que como miembro del Comité directivo de la Unión Monárquica Nacional vino a terminar la organización de este partido en la provincia de Cádiz y visitar la circunscripción de Jerez, donde tiene una herencia que recoger legitimamente. Rememora la época de su niñez que pasó en Cádiz siendo su padre gobernador militar, y siente gran alegría en contemplar la transformación de la bella ciudad y el engrandecimiento material a que ha llegado Cádiz, pues parece que ha solicitado las brisas marinas, para poblarle de maravillosos jardines [sic].
Dice que no ha podido saludar al alcalde, marqués de Villapesadilla, por estar ausente, por lo que no ha podido ofrecer su homenaje a la ciudad en la persona de su alcalde. Habla de la labor realizada por éste en beneficio de Cádiz, y recuerda los cariños y desvelos de su padre en favor de esta población, resolviéndola asuntos y problemas que le eran vitales, y llevando siempre la iniciativa con constancia y celo insuperable don José María Pemán, a quien Cádiz debe hoy todo su agradecimiento pues si la ciudad está transformada y embellecida y muchos asuntos están en marcha hacia la solución definitiva se debe a la obra de un alcalde que Pemán propuso a su padre, y que sostuvo en todos momentos. Si Cádiz tiene una deuda de gratitud con mi padre, es Pemán el único indicado para recogerla, porque se destacó en primera fila por su talento y verbo elocuentísimo, y principal paladín con la palabra y la pluma de la obra de mi padre, renunciando a toda recompensa.
El orador propuso y por aclamación se acordó que la investidura parlamentaria de Cádiz la ostente el señor Pemán en las futuras Cortes, donde llevará su clarísima inteligencia y su palabra cálida, eco de esta masa, que represente el grupo.
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