a Como consecuencia de la actuación de la Comisión de Responsabilidades del Parlamento, se inició este día –en el Palacio del antiguo Senado– un proceso judicial ad hoc para depurar las responsabilidades de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera. La vista fue presidida por José Franchy Roca, diputado federal. Fueron procesados los generales Dalmiro Rodríguez Pedré –cuya ausencia a la vista quedó excusada por certificación facultativa–, Federico Berenguer –miembro del Directorio provisional–, Luis Navarro y Alonso de Celada, Mario Muslera Planes, José Cavalcanti de Alburquerque y Padierna –marqués de Cavalcanti–, Adolfo Vallespinosa, Francisco Gómez Jordana –conde de Jordana–, Luis Aizpuru, Francisco Ruiz del Portal y Martínez, Leopoldo Saro Marín –conde de la Playa de Ixdaín–, Luis Hermosa Kith, Antonio Mayandía Gómez y Severiano Martínez Anido; los almirantes Honorio Cornejo –ministro de Marina–, Mateo García de los Reyes –que sustituyó al anterior– y Antonio Magaz Pers –marqués de Magaz, vicepresidente del Directorio Militar–; los condes de los Andes –Francisco Moreno Zulueta, que se hizo cargo sucesivamente de los ministerios de Economía y de Hacienda– y de Guadalhorce –Rafael Benjumea y Burín, que se ocupó de la cartera de Fomento–, José Calvo Sotelo –predecesor de Andes en el ministerio de Hacienda–, José Yanguas Messía –ministro de Estado y luego presidente de la Asamblea Nacional–, Eduardo Aunós, Galo Ponte, Sebastián Castedo y Eduardo Callejo. Actuó como fiscal, en representación de la Comisión de Responsabilidades, Emilio Gómez López –Director de Beneficencia–, encontrándose presentes los diputados Royo Villanova, Peñalba y Suárez Uriarte, firmantes de votos particulares al dictamen de la Comisión. La defensa estuvo a cargo de Pita Romero, Núñez Maturana, José María Gil Robles, Rózpide, José Martínez de Velasco, Gregorio Arranz Olalla y José Antonio Primo de Rivera. Comenzó la vista con la prueba testifical, compareciendo el conde de Alhucemas –presidente del Consejo de Ministros el 12 de septiembre de 1923–, el conde de Gimeno –entonces jefe de la delegación española ante la Sociedad de Naciones en Ginebra– y quien ocuparía tras el golpe la Subsecretaría de la Guerra, el general Bermúdez de Castro.
b General Luis Bermúdez de Castro y Tomás.
c El anterior compilador dramatiza esta actuación: «Señor Primo de Rivera: Pido a la Mesa que se dé lectura a la parte del sumario correspondiente a esa declaración. –En efecto, el relator confirma con la lectura lo de que el movimiento estaba falto de todo idealismo.»
d Agustín del Río Cisneros y Enrique Pavón Pereyra, José Antonio abogado, Madrid : Ediciones del Movimiento, 1968², p. 148, añaden en nota, sin especificar la fuente: «A las incidencias de este mismo proceso corresponde la rectificación del fiscal, señor González López, quien remató su labor dirigiéndose a su antiguo y buen amigo don José Antonio Primo de Rivera:
–Si el general Primo de Rivera dio el golpe de Estado para terminar con la vieja política, ¿cómo colaboró en el delito de alta traición del rey?
El señor Primo de Rivera, terminada la rectificación del fiscal, pide la palabra, y manifiesta:
–Unas pocas palabras, muchas menos de las pronunciadas por el fiscal, quien me ha dedicado unas expresiones que agradezco, y es lástima que luego haya descendido tan bajo para suponer que el general Primo de Rivera apoyó la alta traición. No es así. El general Primo de Rivera dio solo el golpe de Estado. Recabó toda la responsabilidad para él, y para darlo no contó con el rey, y lo hubiera hecho igual, de no acceder aquél a sus deseos. Lo único que hizo el general Primo de Rivera fue no convocar elecciones en el plazo de tres meses, según había anunciado. ¡Qué más hubieran querido los antiguos políticos! ¿Es que se podía echar abajo el tinglado electoral y caciquil en sólo tres meses?… Pues eso es lo único que hizo el general Primo de Rivera. (Murmullos de aprobación en las tribunas y aun en la Sala.)»