Filosofía en español 
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Discurso en Pamplona


15 de agosto de 1934a
El Pueblo Vasco (Bilbao), 17 de agosto de 1934b

 
[ 314 ]
 

Un acto de FE de las JONS en Pamplona

Discursos de los señores Primo de Rivera y Ruiz de Alda

[…]

A continuación habló también don José Antonio Primo de Rivera, que invitó a los representantes presentes a iniciar una activa campaña apoyados en la ejemplaridad de la conducta y en las ideas que pasa a exponerc:

«Nuestro Movimiento –decía el señor Primo de Rivera– es el único movimiento completo; el único que mira todo el problema de España en su integridad, de frente. Los demás son movimientos sesgados, que ven a España desde puntos de vista parciales. Como ejemplo de estos movimientos «incompletos», los que más pueden interesar en esta región son: el nacionalismo y el socialismo. Hay que hablar un poco acerca de ellos.

El nacionalismo eleva las características nativas (lengua, costumbres, paisaje) a esencias nacionales. Se empeña en considerar que son las características nativas lo que constituye una nación. Y no es eso: las naciones son aquellas unidades, de composición más o menos varia, que han cumplido un “destino universal en la Historia”. La “unidad de destino” es la que une a los pueblos de España. Y entendida España así, no puede haber roce entre el amor a la tierra nativa, con todas sus particularidades, y el amor a la patria común, con lo que tiene de unidad de destino. Ni esta unidad habrá de descender a abolir caracteres locales tradicionales, lengua, Derecho consuetudinariod, ni para amar estas características locales habrá que volverse de espaldas –como hacen los nacionalistas– a las glorias del destino común.

¿Qué amor al pueblo vasco es el de esos nacionalistas que colocan el apego a la tierra sobre el orgullo de los nombres vascos que hicieron retumbar el mundo con sus empresas bajo el signo de España?

El socialismo es también un movimiento incompleto. En vez de considerar a un pueblo como una integridad, lo mira desde el punto de vista de una clase en lucha con otras. Y lo que quiere no es mejorar la suerte de la clase menos favorecida, sino aprovechar sus torturas para agitarla por el camino de la revolución social. Así el movimiento socialista tiende a la “proletarización” de los obreros, es decir, a borrar las diferencias entre obreros incalificados y obreros calificados, con objeto de impedir que éstos destaquen de la masa propicia a la revolución; desdeña, además, al pequeño campesino autónomo, cuya vida es, a veces, mucho más dura que la del obrero, pero que no le sirve al socialismo para su revolución; y provoca, por último, con huelgas políticas, la ruina de las industrias, porque lo que quiere es masas de proletarios sin trabajo, desesperados, que aceleren la revolución. En las cartas cruzadas entre Marx y Engels, los autores del Manifiesto comunista, se habla de los obreros llamándolos “la canalla” destinada a hacer con sus puños la revolución.

Como el socialismo sólo busca la revolución social, hace del hombre una helada máquina de angustia y de odio, desligada de todo sentimiento. La religión, la patria, la familia, el pudor mismo, son extirpados del obrero como sentimientos burgueses.

Frente a esos movimientos incompletos, sólo el de Falange Española de las JONS contempla al pueblo en su integridad y quiere vitalizarlo del todo: de una parte, implantando una justicia económica que reparta entre todos los sacrificios, que suprima intermediarios inútiles y que asegure a millares de familias paupérrimas una vida digna y humana. Y, de otra parte, compaginando esa preocupación económica con la alegría y el orgullo de la grandeza histórica de España, de su sentido religioso, católico, universal, de sus logros magníficos, que pertenecen por igual a los españoles de todas clases.

Si fundimos estas dos cosas, lo nacional (con todo lo que esto envuelve) y lo social (con todo lo que esto exige), nos cabrá la gloria de legar una España grande a los que nos sucedan.»

[…]e


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a  Mitin celebrado en el Centro falangista, ubicado en la calle de Valencia de la capital navarra. En esta ocasión también habló a los congregados Julio Ruiz de Alda. Según Gumersindo Gómez Agudo, Vieja Guardia, Madrid : M. Aguilar, 1939, p. 171, este acto fue el cumplimiento de una promesa efectuada por José Antonio a Blas del Cerro: «Estoy encantado de la labor vuestra en Navarra, donde sin nuestro apoyo habéis reunido casi dos mil camaradas y donde habéis celebrado tres actos excelentes de organización y estilo. Desde este momento te aseguro quie contaréis con toda nuestra ayuda y que tanto Julio [Ruiz de Alda] como yo iremos a Navarra a hablar en otros actos que organicéis y para los que os ayudaremos en todo lo que podamos.» En ocasiones, este discurso ha sido publicado bajo el título “Unidad frente a nacionalismo”.

b  Reproducido con muy leves variantes en Jerarquía (Pamplona) 2 (1937), p. 118-120, bajo el título «Breve discurso de la unidad española».

c  En la versión publicada en Jerarquía se reconstruye la introducción de su discurso: «De esta reunión tenemos que salir con el propósito resuelto de constituirnos cada uno en un propagandista. Y tenemos que hacer la propaganda de dos maneras: una, con la ejemplaridad de nuestra conducta; otra, con la difusión de unas cuantas ideas que voy a tratar de precisar.»

d  En Jerarquía: «Ni esta unidad habrá de descender a abolir caracteres locales, como ser, tradiciones, lenguas, derecho consuetudinario,».

e  En la misma página de este periódico en que se inserta el discurso trascrito se publica la sección “Ecos de sociedad”, en la que aparece esta gacetilla: «Procedentes de Pamplona llegaron ayer a Bilbao el diputado a Cortes señor marqués de Estella y don Julio Ruiz de Alda. Por la tarde hicieron una visita a sus amigos de la Unión Patriótica [s], en el Círculo de este entidad, y a las seis y media salieron para Zaragoza.»