Filosofía en español 
Filosofía en español


Discurso en el acto de constitución del SEU en Valladolid


20 de enero de 1935a
La Nación (Madrid), 21 de enero de 1935

 
[ 394a ]
 

Falange Española de las JONS

Constitución de un nuevo sindicato universitario en Valladolid

[…]

Comienza diciendo que han pasado los días en que se podía ser sólo universitario o poeta o artista. Nuestra época […] nos arrastra y no nos deja encerrarnos en torres de marfil. Eso era atributo de las épocas rancias en que, roto el sentido de la unidad del mundo, cada uno pensaba hacer un mundo aislado de su propia vida. Nuestra generación, convaleciente de una de esas épocas, tiene que rehacer la unidad del mundo; para los que estamos aquí como tarea próxima, la unidad de España. (Grandes aplausos.)

El XIX discurrió bajo el signo de la disgregación; ya no se creía en ninguno de los valores unitarios: la Religión, el Imperio…, hasta los [sic] menospreciaban, por obra del positivismo, a la Metafísica. Así fueron elevados a absolutos los valores relativos, instrumentales: la libertad –que antes sólo era respetada cuando se encaminaba al bien–, la voluntad popular –a la que siempre se suponía dotada de razón, quisiera lo que quisiera–, el progreso –entendido en su manifestación material, técnica.

Pero la libertad incondicionada lanzó a los hombres y luego a los pueblos a pugnas atroces: exasperó el nacionalismo y trajo la guerra europea. La voluntad popular obligó a los políticos a elaborar versiones toscas de sus programas para ganar los votos y condujo a la pérdida de toda buena escuela política, de toda continuidad. Y la idolatría del progreso indefinido llevó a la superindustrialización, al capitalismo –reclamado por la necesidad de poderío económico que imponía la libre concurrencia–, a la deshumanización de la propiedad privada, substituida por el monstruo técnico del capital impersonal, a la ruina de la pequeña producción, a la proletarización informe de las masas y, por último, a las crisis terribles de los últimos años.

El socialismo, contrafigura del capitalismo, supo hacer su crítica, pero no ofreció el remedio, porque prescindió artificialmente de toda estimación del hombre como valor espiritual; así en Rusia, inhumanamente, no se ha pasado aún del capitalismo del Estado, y es cada día menos probable que se llegue al comunismo.

Así estaba el mundo al llegar nuestro tiempo. ¿Cómo podríamos desentendernos de su tragedia? Seamos buenos universitarios, pero seamos también partícipes en la tragedia de nuestro pueblo. Como Matías Montero, estudiante magnífico, al que nos asesinaron a traición y que cayó muerto con el alma y los ojos llenos de la luz de nuestra España de los Reyes Católicos, la España cuyo signo ostentaba nuestro yugo y nuestras flechasb. (Ovación imponente. Todo el auditorio se pone luego en pie con el brazo en alto y permanece unos instantes en silencio. Resurgen de nuevo los aplausos y se dan vivas a la Falange Española de las JONS, una e indivisible.)

El medio contra los males de la disgregación está en buscar de nuevo un pensamiento de unidad: concebir de nuevo a España como unidad, como síntesis armoniosa colocada por encima de las pugnas entre las tierras, entre las clases, entre los partidos. Ni a la derecha, que por lograr una arquitectura política se olvida del hambre de las masas; ni con la izquierda, que por redimir las masas las desvía de su destino nacional. Queremos recobrar, inseparable, una unidad nacional de destino y una justicia social profunda. Y como para lograrlo tropezamos con resistencias, somos resueltamente revolucionarios para destruirlas. (Aplausos.)

Pero no olvidéis que esta tarea de unidad exige que estemos entre nosotros indestructiblemente unidos. Entendamos la vida como servicio; todo cargo es una tarea y todas las tareas son igualmente dignas, desde la más gozosa, que es la de obedecer, hasta la más áspera, que es la de mandar.

La Jefatura es la suprema carga; la que obliga a todos los sacrificios, incluso a la pérdida de la intimidad; la que exige a diario adivinar cosas no sujetas a pauta, con la acongojante responsabilidad de obrar. Por eso hay que entender la Jefatura humildemente, como puesto de servicio; pero por eso, pase lo que pase, no se puede desertar ni por impaciencia, ni por desaliento, ni por cobardía.

[…]

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Libertad (Valladolid) 118, 21 de enero de 1935, p. 2

 
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En el Cine Hispania

El SEU celebra con gran solemnidad y éxito la Asamblea de su constitución, asistiendo un millar de estudiantes

Presidió el jefe de Falange Española de las JON-S

[…]

Primo de Rivera

Al levantarse José Antonio, unánimemente el teatro le saluda con el brazo en alto. Hecho el silencio, comienza diciendo que es la primera vez, desde hace unos años, que comparece ante un auditorio de universitarios, y que por la manera de saludarle le alegra el recordar que no es tan antiguo como a él le parecía.

En bellos párrafos demuestra cómo nosotros, gracias a Dios, no podemos, al igual que nuestros antepasados, encerrarnos en un castillo para construir torres de marfil, ni soñar con lindas poesías que deleitaran nuestra imaginación; y nosotros no podemos entregarnos a esto porque a nosotros se nos ha entregado una España en ruinas y, como quiera que si nos comprometemos a su restauración fijamos sobre nuestros hombros una tarea muy seria, tendremos que abandonar la construcción de torrecitas de marfil y ensueños poéticos para tomar una actitud ante el mundo y, sobre todo, ante España. (Aplausos).

Recuerda cómo las épocas fuertes han coincidido siempre con la existencia de la Unidad y precisamente el rompimiento de esa Unidad influyó de manera poderosa en la debilitación de las épocas; en las épocas fuertes existía la convicción religiosa, había una Fe imperial y teníamos fe en la metafísica. Entonces todo era vertical y estaba regida la ordenación por la Unidad. Cuando desapareció aquella convicción religiosa, se rompió la fe imperial y no se creyó en la metafísica, Europa perdió el orgullo de su Unidad y de Imperio y se comenzó a hablar del Progreso indefinido. Hace consideraciones sobre esta época y analiza cómo con ocasión de ese progreso indefinido se ha llegado a la época de la finanza, en la cual el titular de las cosas no suele ser un hombre, sino una sociedad anónima; entonces el financiero no pone nada más que la manipulación, el traslado del dinero, y así es como a veces llegan los accionistas a doblar el capital que pusieron, y adviértase que casi nunca puede decirse que comprometieron. Así es como se llegó a la creación del proletariado, que es cosa muy distinta de lo que fue el artesanado, y así es como surgió el socialismo, aunque prescindió de toda espiritualidad. (Aplauso).

Habla de que nos encontramos ante el mundo de la crisis económica, de las procesiones famélicas a las puertas de las fábricas y, lo que es peor, ante el mundo de los partidos políticos, y con este mundo es con el que nos tocará enfrentar[nos] para transformarlo; he ahí nuestra revolución, lograr que nos inspire el pensamiento de la Unidad y no el de disgregación; por eso somos revolucionarios, porque queremos servir a la permanente Unidad de España. (Aplausos).

En sentidos y emocionantes párrafos, que obligan a un prolongado silencio, recuerda cómo Matías Montero ¡¡Presente!!, hallándose ante esa época vacía, de disgregación y sin pensamiento de la Unidad, aspiró a la instauración de la España fuerte y unida, y llegó hasta nosotros porque creyó en la verdad que mueve las montañas. Matías Montero fue traidoramente suprimido y murió por la Patria que anhelaba, como solemnemente lo acreditaron las cuartillas que entre su corazón se encontraron y en las cuales cantaba la España de los Reyes Católicos, la España de nuestro yugo. (Una imponente ovación recoge estas frases y por largo tiempo se tributa un recuerdo a nuestros camaradas mártires, con el brazo levantado).

Hecho el silencio, termina asegurando que Falange Española de las JONS no se desunirá nuncac, y que en todo momento huyamos de la soberbia y de la envidia, grandes enemigos del fin que nos hemos propuesto. (Grandes aplausos para los párrafos finales).

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Patria (Granada) 2, 28 de febrero de 1935, p. 4

 
[ 394c ]
 

Actos de Falange Española de las JONS

[…]

Valladolid

[…] D. José Antonio Primo de Rivera –dice– que los estatutos que van a aprobarse para constituir el Sindicato de las Universidades Españolas [sic], pueden sintetizarse en este lema «España y Universidad» compendiado en los puntos siguientes: sindicación única de los estudiantes: exaltar el espíritu profesional: democratizar la enseñanza procurando formar generaciones de conciencia rígida.


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a  Acto el Cine Hispania con motivo de la constitución del SEU en Valladolid. También hicieron uso de la palabra Luis Greciet –jefe provincial del SEU– y Onésimo Redondo.

b  Cuando Matías Montero cayó asesinado el 9 de febrero de 1934, llevaba en un bolsillo el texto del artículo titulado «Las flechas de Isabel y Fernando», que se publicaría póstumamente en F. E. 7, 22 de febrero de 1934, p. 16.

c  Apenas unos días antes, Ramiro Ledesma Ramos había intentado romper la unidad de la organización y reconstruir sus JONS al margen de la disciplina falangista.