La yerba mate en Misiones
Una industria de los jesuitas que ha renacido
Vistas de las ruinas de San Ignacio en Misiones
Don Hernando Arias de Saavedra, el primer gobernante de Misiones (1592-1594), fue quien observó por primera vez que los indios guaraníes utilizaban como bebida las hojas trituradas del árbol Cáa, y que esa bebida estimulaba la resistencia de las tribus en marcha.
El Apóstol Santo Tomé (según vieja tradición) internándose en los bosques los halló poblados del árbol Cáa, cuyas hojas eran veneno, y que a los incautos les gustaban. Según los indios, fue este apóstol quien les enseñó el uso y el beneficio de la yerba mate; tomó el glorioso apóstol en sus manos prodigiosas las ramas, y tostándolas al fuego, las purificó de las cualidades nocivas, enseñando a los indios que, beneficiadas al fuego, podían usarlas. Los mismos españoles pronto descubrieron que su uso repetido producía una sensación física y moral utilísima a la vida que llevaban, llena de esfuerzos y privaciones.
Los jesuitas se dieron cuenta de que no era posible dejar expuesto al azar de la naturaleza el cuidado de producir esta preciosa planta, y para evitar a los indios los largos viajes a territorios lejanos, después de estudiar las condiciones biológicas propicias al desarrollo de la yerba, determinaron los medios para asegurar la difícil germinación de las semillas, los cuidados a las pequeñas plantas, &c. Las plantaciones de yerba pronto se extendieron por todas las reducciones y, por una selección juiciosa y sistematizada de los árboles, por podas bien dirigidas y en su debida época, obtuvieron un producto mejor que el silvestre.
Tanto se preocuparon los jesuitas de la yerba mate, que llegaron a obtener, en la época de la dominación de España, un privilegio que estuvo en vigor hasta el año 1771. Termina el cultivo de la yerba con la expulsión de los “Teatinos” en 1773. En esa época cada uno de los treinta pueblos en Misiones tenía un yerbal plantado por ellos. Actualmente pueden verse en las ruinas de San Ignacio yerbales más o menos extensos, que desde la expulsión de los jesuitas, por orden de Carlos III, por falta de cuidado quedaron en estado salvaje o fueron destruidos.
El uso del mate se ha hecho tan general en Sud América, especialmente en la Argentina, Paraguay y Brasil, que más de veinte millones de habitantes lo han hecho su bebida habitual. La yerba es, para esta gente, lo que son el té y el café para aquellos que hacen uso de estos productos. El consumo de yerba mate alcanza en la Argentina a 90 millones de kilos, de los cuales, 52 millones son de yerba cultivada en Misiones, 34 millones de kilos se importan anualmente del Brasil y el resto del Paraguay. Dentro de muy pocos años el territorio de Misiones podrá abastecer el consumo total de la Argentina.