Pensamiento Crítico 33
Ho Chi Minh
Pensamiento Crítico, La Habana, octubre de 1969, número 33, cubierta + 1-2 + 1 hoja sin numerar.
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Presentación
Se trata de recordar que Ho Chi Minh no ha muerto, y de entender, a su vez, que esta no es una afirmación retórica. Vive, según la exacta definición de Antonio Machado, el que ha vivido. Ho Chi Minh vivió en su pueblo, en nuestros pueblos; fue nosotros, nos dio de amar y de odiar. Las razones del odio aún están vivas, y en ellas vive Ho Chi Minh; y las razones del amor estarán vivas siempre, y en ellas vivirá eternamente Ho Chi Minh. Hemos dicho razones del odio porque eso fue lo que nos enseñó, lo que nos hacía falta aprender, lo que sería traición olvidar: el odio inteligente y razonado al enemigo. Y ahora hay que cuidar ese odio, regarlo como a una amable flor, hacerlo estallar como una bomba.
Él lo aprendió en escenas como éstas:
«Un tal Pourcignon se lanza furioso sobre un anamita que tuvo la curiosidad y la audacia de mirar durante algunos segundos la casa del europeo. Lo golpea y finalmente lo derriba de un tiro en la cabeza.
»Un empleado de ferrocarril golpea con un bejuco a un jefe de poblado tonkinés, lo arresta y lo encierra en una jaula de perro.
»Bres, empresario, mata, a patadas, a un anamita a quien ha amarrado los brazos, después de haberlo hecho morder por su perro.
»Un misionero (sí, un dulce apóstol), sospechando que un seminarista indígena le ha robado 1.000 piastras, lo amarra, lo cuelga de una viga, lo golpea. El pobre se desmaya. Lo bajan. Cuando vuelve en sí, vuelven a empezar. El indígena está moribundo. Hoy quizás está muerto.»
«¿Ha castigado la justicia a estos individuos, a estos “civilizadores”?, se preguntaba.» «Unos han sido absueltos, otros ni siquiera han sido molestados», nos respondía. De esa necesidad de juzgar y condenar nos nació el odio que él nos mejoró, nos hizo inteligente y sistemático. Ahora no podemos dejar que nos lo roben convirtiendo a Ho Chi Minh sólo en amor; pero tampoco podemos dejar que nos roben su inteligencia, sería traición admitir que lo conviertan en un exótico junco oriental antimperialista. Él nos enseñó que: «se puede decir sin exagerar que mientras el partido comunista francés y el partido comunista inglés no lleven a cabo una política verdaderamente activa en las cuestiones coloniales y no establezcan contactos con las masas de las colonias, sus vastos programas serán totalmente ineficaces, y lo serán porque son contrarios al leninismo». Nos los enseñó ya en 1924, aún no había habido la guerra de Argelia, ni la de Viet Nam.
Después las hubo, y hubo también la de Corea y la de Cuba, partes de esa larga, hermosa, inconclusa guerra nuestra. Y en ellas Ho Chi Minh en la cárcel, y en ellas Ho Chi Minh en la jungla, y en ellas Ho Chi Minh con sus poemas, bombas, discursos, pistolas, proclamas y en ellas Ho Chi Minh, verdadero marxista del siglo XX, y en ellas Ho Chi Minh, desde el centro mismo de nosotros abriéndonos los ojos. Los hay todavía, los habrá, y quien quiera decir que no olvidó, que recuerda, que admira intensamente al Tío Ho, tiene que disponerse a correr su suerte, que es la de su pueblo bombardeado, la del nuestro bloqueado, la de todos nuestros pueblos bombardeados y bloqueados desde siglos. Su misma suerte, con el poema, la pistola, el discurso, el artículo, la bomba y la mocha. La suerte de su guerra, de su odio, hasta que todos los enemigos desaparezcan, y todas las heridas sean curadas, y un amor tranquilo sea posible sobre los arrozales y las cañas.
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Índice del número 33
Melba Hernández, Ho Chi Minh [4 páginas sin numerar]
Ho Chi Minh, Por la Revolución (selección), 3-167
Carlos Núñez, Las lecciones revolucionarias de abril de 1965, 168-183
André Gunder Frank, CEPAL: política del subdesarrollo, 184-210
Domingo del Pino, El conflicto árabe-israelí: ¿cada paz una nueva guerra?, 211-225
Abel Sardiñas, Colombia: por la senda de Camilo, 226-235
Juan Antonio Blanco, ¿Por qué triunfa el Viet Cong?, 235-247
Ernesto Che Guevara, Prólogo a “Guerra del Pueblo, Ejército del Pueblo”, 248-253
Autores [nº 33], 254 + contraportada