φñZeferino GonzálezHistoria de la Filosofía (1886)

tomo tercero:8990919293949596979899Imprima esta página

§ 90. La Filosofía escolástico-ecléctica

Por esta misma época hubo algunos filósofos, especialmente en nuestra España, que, sin entrar en la corriente esencialmente antiescolástica y universalmente moderna de Genovesi y Vernei, abandonaron, sin embargo, y combatieron las soluciones de la [432] Filosofía escolástica, ya en orden a problemas más o menos importantes y numerosos de la Filosofía propiamente dicha, ya principalmente en orden a la física, la química y la medicina. Tales son, además del P. Feijoo y del jesuita Hervás, de quienes hablaremos después, el médico Martín Martínez, el cual en su Filosofía escéptica compara y discute las teorías de Aristóteles, de Desearles y Gassendi; los jesuitas P. Cuadros y P. Codorniu, autor el primero de la Palestra scholastica, y el segundo delíndice de la Filosofía moral cristiano-política, sin contar su refutación del Barbadiño, que lleva por epígrafe:Desagravio de los autores y facultades que ofende el Barbadiño; a los cuales pueden añadirse Forner, autor de los Discursos filosóficos sobre el hombre, y el canónigo Castro, conocido por su Theodicea. El P. Tosca sigue análoga dirección en su Compendium Philosophiae, según queda indicado, así como también el P. Rodríguez, cisterciense, en cuyo curioso libro El Philoteo en conversaciones del tiempo, defiende y practica su autor el método experimental, aceptando a la vez los descubrimientos que en ciencias físicas, exactas y naturales se habían hecho hasta entonces.

Quién más, quién menos, estos escritores y otros que pudiéramos citar, conservan el fondo de la Filosofía escolástica, pero sin cerrar la puerta a determinadas teorías, ideas, direcciones y tendencias de la Filosofía moderna; y por esta razón, y sólo en este concepto, los agrupamos bajó la denominación de filósofos escolástico-eclécticos. Por lo demás, no se nos oculta que la escala de aproximación y alejamiento de la escolástica que representan contiene muchos y [433] muy diferentes grados. Si la Theodicea de Castro, las obras de Codorniu y los Desengaños filosóficos de Valcárcel representan la tradición escolástica casi con perfecta fidelidad, en cambio la Filosofía escéptica de Martínez y los Discursos filosóficos de Forner representan alejamiento casi completo de aquélla, no ya sólo en las materias pertenecientes a la física y ciencias naturales, si que también en las cuestiones propiamente filosóficas. Martínez, aunque reconoce que la Filosofía peripatética es útil y acaso la única a propósito para el conocimiento y enseñanza de la teología, su lenguaje deja traslucir cierta especie de duda sobre este punto concreto, y algo más que dudas escépticas acerca de la verdad y utilidad de la Filosofía peripatética en general.

En los Discursos filosóficos del segundo, y más todavía en las Ilustraciones de aquéllos, descúbrese más empeño en seguir las huellas y los procedimientos de Vives, Pereira y Bacón, que en exponer y defender el método y las teorías de la Filosofía escolástica.

De propósito he dejado para lo último hacer mención de Andrés Piquer, representante acaso el más serio y completo de la dirección ecléctico-escolástica; pues este ilustre médico español escribió sobre casi todas las partes de la Filosofía propiamente dicha, y escribió conservando el fondo esencial de la Filosofía de Santo Tomás. Como éste, enseña que pensar y querer son acciones espirituales propias del alma, a diferencia de las orgánicas y sensitivas, que dependen de los órganos, pudiendo añadirse que, en general, su psicología, o, mejor, su Filosofía coincide con la del Santo [434] Doctor, salvas algunas opiniones secundarias. Entre éstas figura la que se refiere a la idea de Dios, idea que parece considerar como innata{1} o connatural al hombre.

En su Filosofía moral expone con acierto y resuelve con criterio cristiano los problemas más trascendentales, no solamente de la ética, sino también de derecha en casi todas sus esferas. Piquer afirma resueltamente que «tan demostrable es como las verdades más evidentes de la geometría, que la verdadera religión de Jesucristo solamente es la Católica romana; con que el Príncipe ha de procurar que ésta se promulgue en sus reinos y se guarde en todos su dominios con inviolable santidad y pureza».

Piquer, al mismo tiempo que considera utilísimo el estudio de la Filosofía escolástica, reconoce la utilidad y conveniencia de conocer los diferentes sistemas filosóficos, o, como él dice, toda suerte de Filosofías,{2} [435] hasta en interés de la verdadera Filosofía y de la verdadera religión.

Al mismo tiempo que Piquer, o poco después, continuó las tradiciones de la Filosofía escolástico-cristiana el portugués P. Almeida. En sus Recreaciones filosóficas y algunas otras obras, el filósofo lusitano establece y defiende con calor y copia de razones las grandes verdades del orden metafísico, moral y religioso, tan combatidas a la sazón por los enciclopedistas e incrédulos franceses. Su compatriota Monteiro escribió más adelante unas instituciones filosóficas, en que predomina el criterio ecléctico-cristiano, el mismo que predomina también en las Institutiones philosophicae escritas por Guevara, y que sirvieron de texto con alguna frecuencia en las universidades y escuelas públicas durante el primer tercio de nuestro siglo.

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{1} «Han hecho, pues, los hombres estas cosas, siguiendo la idea y noción innata que tienen dentro de sí mismos de la existencia de la Divinidad... por eso debe ponerse entre las innatas y connaturales al hombre.» Filos. Moral, lib. I, cap. I.

{1} En el prólogo de su Discurso sobre la aplicación de la Filosofía a los asuntos de religión, encontramos las siguientes palabras, que resumen su pensamiento sobre esta materia: «No sólo es conducente, sino utilísimo, que la juventud que haya de dedicarse al estudio de la religión aprenda primero la Filosofía aristotélica que se enseña en las escuelas, y vea el modo justo con que se aplica a las cosas teológicas, porque esto le servirá para internarse en el estudio de la religión, según todos los ramos y extensión de ella... Mas una vez enterada de estos principios que le sirven de base, conveniente puede ser también que vea toda suerte de Filosofías y escoja las verdades que hallare en ellas, para ilustrar las de la religión, porque, además de que la verdad no está vinculada a un sistema filosófico, podrá así combatir más fácilmente los errores de cualquiera Filosofía que de ésta dimane, o con quien tenga manifiesta conexión».