Patricio de Azcárate Corral (1800-1886)
 
Sistemas filosóficos modernos, Madrid 1861

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Parte primera · Sistema empírico · Capítulo noveno

Fatalismo. Hartley

Patricio de Azcárate Corral, Exposición histórico crítica de los sistemas filosóficos modernos y verdaderos principios de la ciencia, Mellado, Madrid 1861, tomo 1, páginas 208-233.
 

Patricio de Azcárate Corral, Exposición histórico crítica de los sistemas filosóficos modernos, Madrid 1861 David Hartley nació en Illingworth en 1704, y después de haber estudiado en la universidad de Cambridge filosofía y medicina, se recibió de doctor y ejerció la profesión en varios ptmtos de Inglaterra, hasta que se verificó su muerte en 1757.
Ya se ha visto la marcha que he llevado en el desenvolvimiento del sistema empírico, que ha sido una marcha rigurosamente lógica en el orden de las ideas. Pues bien, constante en no abandonar este plan, como único que conduce a la verdadera ciencia por el camino de la claridad y de la precisión, irremisiblemente al sistema materialista de Broussais, tiene que seguirse el sistema fatalista de Hartley. Locke, aplicando el principio baconiano de la experiencia al estudio del espíritu humano, redujo el origen de las ideas a la reflexión y la sensación; Condillac, sin abandonar la base fundamental del empirismo, hizo una profunda innovación en la doctrina de su maestro, suprimiendo la reflexión y dejando la sensación como único origen de las ideas; pero la sensación en Condillac es un acto del alma, es una acto psicológico, independiente de la organización. Esta independencia no podía durar mucho; porque reducido el espíritu a ser una pura capacidad sin un principio activo para reobrar sobre el mundo exterior, de donde vienen las sensaciones, precisamente al acto psicológico del alma había de sustituirle el acto fisiológico; a la sensación debía sustituir la conmoción orgánica. En efecto, Broussais dio este paso, y con él sentó las bases del materialismo, como hemos visto. Reducida la sensación a la conmoción orgánica y reducido el espíritu a ser una pura capacidad, es claro que el hombre queda entregado absolutamente a la acción del mundo exterior, y sus sensaciones, origen de sus ideas, de sus sentimientos y de sus voliciones, tienen que ser un producto forzoso y necesario de todas las influencias que le vengan de fuera, y queda de esta manera reducido a las condiciones de una máquina y entregado a un puro fatalismo. Este es el paso que dio Hartley, y que si él no hubiera dado, lo hubiera dado otro filósofo, porque es una consecuencia rigurosa del principio creador del sistema empírico. Hartley, como había hecho Broussais, redujo la sensación a la conmoción orgánica, y no reconociendo otro origen de ideas que esta misma conmoción, hizo de ella un análisis el más minucioso para explicar todos los fenómenos físicos, intelectuales y morales, como puede hacerse con un compás; y de esta manera creó un sistema de hierro, a que sometió al hombre, entregándole al mas inexorable fatalismo.

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