Patricio de Azcárate Corral (1800-1886) | Sistemas filosóficos modernos, Madrid 1861 |
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Patricio de Azcárate Corral, Exposición histórico crítica de los sistemas filosóficos modernos y verdaderos principios de la ciencia, Mellado, Madrid 1861, tomo 4, páginas 107-114.
Siguiendo a Mr. Jouffroy para la demostración de lo que intentamos probar en este capítulo, diremos que los que sólo viven con los sentidos del cuerpo o que tienen contraído hábito a fijarse sólo en los hechos físicos, como sucede a los que están consagrados al estudio de las ciencias naturales, tienen por una paradoja, que los hechos psicológicos, como la percepción, la volición y demás actos internos del alma estén sometidos a la observación, por estar en la creencia de que no hay más hechos reales, ni que puedan probarse que los que están sometidos a los sentidos, y hay necesidad de deshacer este error, como que si los hechos psicológicos no fueran susceptibles de observación, quedaba minado por su base el sistema que intentamos dar a conocer, que es el método baconiano aplicado al estudio del alma. Bacon dijo, si se quiere que las ciencias progresen, comiéncese por observar los hechos, y observados y valiéndose de ciertos principios que suministra la razón, háganse las inducciones que convengan para conocer las leyes a que están sometidos los hechos observados, y con estos datos resuélvanse las cuestiones. Y como esta doctrina se aplicó a las ciencias naturales, que recaen sobre hechos sensibles, y se advirtieron los grandes progresos que las mismas han hecho siguiendo este método, se creyó que la doctrina de Bacon sólo era aplicable a las ciencias naturales, y que no alcanzaba este remedio para las ciencias filosóficas. Y ahora pregunto yo ¿no hay otros hechos que se escapan a la vista, al oído, al tacto y demás sentidos, y que sin embargo son muy observables y muy susceptibles de identificarse con toda certidumbre? Hay sí dos especies de hechos, unos sensibles, como los hechos físicos, astronómicos, químicos, &c., y otros no sensibles, es decir, que no se tocan ni se palpan, como son los hechos internos del alma, y a estas dos especies de hechos corresponden dos clases de observaciones.
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