Patricio de Azcárate Corral (1800-1886) | Sistemas filosóficos modernos, Madrid 1861 |
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Patricio de Azcárate Corral, Exposición histórico crítica de los sistemas filosóficos modernos y verdaderos principios de la ciencia, Mellado, Madrid 1861, tomo 4, páginas 152-158.
Con el mayor sentimiento hemos prescindido de muchos detalles en la exposición del yo, por no permitirlo la naturaleza de esta obra, cuyo objeto exclusivo es marcar el rumbo en el sistema psicológico, o lo que es lo mismo, dar a conocer el principal pensamiento, reservando los desenvolvimientos para los ramos especiales de lógica, ética, estética, ontología, y teodicea, que bajo tal pensamiento hayan de formarse, y cuyo conjunto presentaría un sistema completo y acabado. Habiéndonos limitado, pues, al pensamiento principal en la esposicion del yo, en el mismo caso nos hallamos ahora con el no-yo. Le presentaremos a grandes rasgos, y le presentaremos, no como pintores ni poetas, sino con la sencillez de filósofos en lo puramente preciso a la realización de nuestro pensamiento.
Estudiado el hombre veamos los objetos en que ejercita esas mismas facultades de que está dotado, porque todo conocimiento supone dos términos, una inteligencia que conoce, y un objeto conocido, y entre esta inteligencia y este objeto está el conocimiento mismo, que es el lazo que une el sujeto inteligente y el objeto conocido. Hemos dado a conocer en la primera parte el sujeto inteligente, y vamos a dar a conocer en esta segunda el objeto que debe conocerse, y reservaremos para la tercera el conocimiento mismo, que será lo que complete nuestro pensamiento. Y bien ¿cuáles son los objetos sobre los que haya de ejercitar sus facultades el sujeto o el yo inteligente? Por el estudio de nuestras facultades podemos conocer los objetos que están a su alcance. Colocado el hombre en el punto más elevado de la escala de la creación, que conocemos en este mundo, se le ve dotado de las facultades necesarias para concebir desde la materia más grosera, hasta la idea del infinito pasando por todos los grados intermedios que le hacen conocer la existencia de los distintos mundos que abarca su inteligencia, comenzando por las mezquinas condiciones de bestia para concluir por las regaladas condiciones de ángel. De nada serviría que el hombre estuviera dotado de tan preciosas y elevadas facultades, si no encontrara los objetos correspondientes a esas mismas facultades. ¿Y existen esos objetos, existen esos mundos accesibles a su inteligencia? ¿Quién lo duda?
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