Congreso por la Libertad de la Cultura
Fundado en Berlín en 1950 → AILC 1967-1979
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Institución anticomunista organizada por el Imperio guasintoniano durante la Guerra Fría, fundada en Berlín en 1950, con sede en París y delegaciones en una treintena de naciones. En los años sesenta se fue desvelando que los Estados Unidos del Norte de América mantenían discretamente esta organización a través de instituciones como la CIA, la Fundación Farfield o la Fundación Ford. Es curioso advertir cómo algunos periodistas e intelectuales burgueses occidentales se fueron sorprendiendo, y aún escandalizando, a medida que se enteraban, demostrando su hipocresía, por mucha ingenuidad infantil que les envolviese, quizá adormecidos por el mito de la cultura y el de la libertad. Desde 1967 se sirvió del nombre Asociación Internacional por la Libertad de la Cultura, hasta su disolución formal en 1979.
Precursor funcional en el anterior periodo de entreguerras: Entente Internacional contra la Tercera Internacional
Triunfante la cultura libre sobre la cultura totalitaria, la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de Norteamérica presume del Congreso por la Libertad de la Cultura en su historia publicada en internet, como instrumento eficaz que fue para la causa de la democracia.
Como es bien sabido, del 25 al 29 de abril de 1966 publicó The New York Times una serie de artículos sobre la CIA, cuestionando los límites de sus actuaciones cuando, al dejar de ser un mero instrumento del gobierno democrático de turno, se convertía en un poder político en sí mismo dentro del Imperio. Cuanto tenía que ver con los arcana imperii clásicos (espionaje, discretas neutralizaciones de personajes molestos, impulso de grupos y organizaciones paramilitares subversivas y terroristas para desestabilizar al enemigo, &c.) fue más o menos aceptado por quienes, en su hipocresía, sí que se rasgaron las vestiduras y se indignaron al irse desvelando que la CIA también dedicaba millones y millones de dólares a la infiltración directa en los que se suponían sacrosantos terrenos de la Cultura. Ellos, liberales burgueses que disfrutaban de la libertad del capitalismo, frente a tantos periodistas, científicos y escritores comunistas víctimas del totalitario dirigismo estatista soviético, y que en su generosidad dedicaban parte su tiempo a ser paladines de una emancipadora Libertad de la Cultura, se negaban a reconocerse también como otros soldados más de la Guerra Fría, como intelectuales mercenarios a sueldo, y preferían que no se confirmase que nóminas, amables viajes y generosas dietas por asistir a reuniones y congresos, pagos por preparar libros y artículos para determinadas editoriales y revistas, no procedían tanto de un supuesto libre mercado de la cultura, o de la extravagante generosidad de algunos millonarios acomplejados redistribuidores de riqueza a través de sus fundaciones, o de reconfortantes e imaginadas aportaciones voluntarias de las fuerzas del trabajo a través de los sindicatos anticomunistas, sino en buena medida directamente, cuando no exclusivamente, de la CIA, de ese oscuro brazo ejecutor de los designios del Imperio. Pero The New York Times del 27 de abril de 1966 lo había asegurado terminante: «A través de canales similares, la CIA ha apoyado a grupos de exiliados de Cuba y refugiados de los países comunistas de Europa, u organizaciones de intelectuales anticomunistas pero liberales, como el Congreso por la Libertad de la Cultura, y algunos de sus diarios y revistas.» ¡Y lo había publicado, además, el mismo día en el que, ya maduro el diálogo entre católicos y marxistas, la diplomacia moscovita y la diplomacia vaticana habían organizado un primer y espectacular encuentro en el Vaticano: el papa Pablo VI concedió audiencia durante cuarenta minutos al mismísimo Andréi Gromyko, eterno ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, quien abandonó el Vaticano rodeado por escolta de motoristas! Con la guerra de Vietnam de fondo y mientras el presidente Mao consolidaba la Gran Revolución Cultural Proletaria…
El Secretario General del Congreso por la Libertad de la Cultura desde 1951 hasta 1967 fue el compositor Nicolás Nabokov (1903-1978), nacionalizado norteamericano en 1939 (y primo del escritor Vladimir Nabokov, 1899-1977). Además de Nabokov, los principales ideólogos, organizadores y ejecutores del proyecto fueron Michael Josselson (1908-1978) y Melvin J. Lasky (1920-2004), a los que pronto se unió en París el escritor Robie Macauley (1919-1995, agente de la CIA que en 1966 pasó a ser editor de Playboy). Entre los personajes no hispanos que colaboraron con esta institución pueden mencionarse: John Dewey (1859-1952), Benedetto Croce (1866-1952), Bertrand Russell (1872-1970), Upton Sinclair (1878-1968), Jacques Maritain (1882-1973), Karl Jaspers (1883-1969), Theodor Heuss (1884-1963), François Mauriac (1885-1970), Julian Huxley (1887-1975), Víctor Serge (1890-1947), Reinhold Niebuhr (1892-1971), John Dos Passos (1896-1970), William Faulkner (1897-1962), David Lilienthal (1899-1981), Franz Borkenau (1900-1957), Ignazio Silone (1900-1978), John Steinbeck (1902-1968), Sidney Hook (1902-1969), Jayaprakash Narayan (1902-1979), Robert Montgomery (1904-1981), Arthur Koestler (1905-1983), Raymond Aron (1905-1983), James Burnham (1905-1987), Denis de Rougemont (1906-1985), Leopold Sedar Senghor (1906-2001), Alfred J. Ayer (1910-1989), Tennessee Williams (1911-1983), Hugh Trevor-Roper (1914-2003), &c.
En el ámbito de la hispanidad numerosos filósofos, periodistas, políticos, profesores, intelectuales y artistas, desde diferentes posiciones ideológicas anticomunistas (cristianas, anarquistas, liberales, trotskistas, socialdemócratas), colaboraron activamente con el Congreso por la Libertad de la Cultura: Juan Ramón Jiménez (1881-1958) Américo Castro (1885-1972) Luis Araquistain Quevedo (1886-1959), Salvador de Madariaga (1886-1978), Gabriela Mistral (1889-1957), Claudio Sánchez Albornoz (1893-1984) Jorge Guillén (1893-1984) Eugenio Relgis (1895-1987), Jorge Mañach Robato (1898-1961), Vicente Aleixandre (1898-1984), Alfonso Reyes Ochoa (1889-1959), Fernando Valera Aparicio (1899-1982), Jorge Luis Borges (1899-1986), Luis Alberto Sánchez (1900-1994), Germán Arciniegas (1900-1999), Ramón J. Sender (1901-1982), Julián Gómez García (a) Julián Gorkin (1901-1987), María Zambrano (1904-1991), Francisco Ayala (1906-2009), Pedro Laín Entralgo (1908-2001), Rosa Arciniega (1909-1976), José Luis López Aranguren (1909-1996), Dionisio Ridruejo (1912-1975), José Ferrater Mora (1912-1991), Ignacio Iglesias Suárez (1912-2005), Charles Cortvrint (a) Luis Mercier Vega (1914-1977), Julián Marías Aguilera (1914-2005), Camilo José Cela (1916-2002), Pedro Pagés Elias (a) Victor Alba (1916-2003), Augusto Roa Bastos (1917-2005), Enrique Tierno Galván (1918-1986), Miguel Sánchez-Mazas Ferlosio (1925-1995), &c.
Septiembre 1965: cierra Cuadernos
Julio 1966: nace Nuevo Mundo
Ignacio Iglesias Suárez fue redactor jefe de ambas revistas, publicadas por el Congreso por la Libertad de la Cultura con dineros yanquis. Antiguo dirigente del POUM y funcionario del CLC-AILC:
«…en enero de 1953 entré en la Asociation Internationale pour la Liberté de la Culture, para ocuparme de la secretaría de redacción de Cuadernos, revista en lengua española destinada sobre todo a los países iberoamericanos; la sucedió Mundo Nuevo, que existió hasta abril de 1971. Me ocupé, por último, de la revista de ciencias sociales Aportes, hasta octubre de 1972, fecha en que me jubilé.» (Notas autobiográficas, 1997.)
1967 Asamblea General del Congreso por la Libertad de la Cultura (París, 13 de mayo → Communique de Presse): «Con profundo dolor la mencionada Asamblea ha podido comprobar que el informe confirma las revelaciones con respecto a la parte que le corresponde a la CIA en la financiación del Congreso. La Asamblea deplora que el director ejecutivo, sin referirlo a los animadores del Congreso, haya creído deber aceptar tal financiación, aunque haya puesto como condición de esta ayuda la independencia del Congreso. La Asamblea sólo puede felicitarse de los resultados de la acción del Congreso desde su fundación en 1950. Expresa la convicción de que esos resultados no han sido jamás influidos de ninguna manera por los proveedores de fondos y proclama su confianza en la independencia y la integridad de todos los intelectuales que han participado en el Congreso. Condena de forma enérgica la manera cómo han sido engañados por la CIA y el mal que ésta ha hecho a su causa. La Asamblea quiere declarar que semejante acción es de tal naturaleza que puede corromper las fuentes mismas de la libertad intelectual. La Asamblea repudia formalmente el empleo de tales métodos en el mundo del pensamiento. La Asamblea expresa su satisfacción de que la Fundación Ford, que ha sostenido al Congreso durante muchos años, se haya convertido desde el año pasado en la única fuente de financiación del Congreso.»
«Como es bien sabido ya, el Congreso por la Libertad de la Cultura ha estado siempre en el centro de una actividad polémica que no conoce tregua. Originario de la guerra fría, ha sido atacado por la extrema derecha y por la extrema izquierda. Ahora, que tanto un bando como el otro han perdido su carácter monolítico y que no hay ortodoxias universalmente válidas, le ha tocado al Congreso la hora del análisis y de las revelaciones. La vinculación financiera que tuvo en el pasado con la CIA (siempre alegada por sus enemigos, nunca hasta ahora probada) ha sido plenamente admitida.» («La CIA y los intelectuales», Mundo Nuevo, París, julio 1967, 13:1.)
Algunas de la publicaciones del Congreso por la Libertad de la Cultura
1961 El Tibet y el nuevo imperialismo chino. Libro blanco, preparado bajo los auspicios del Comité Hindú del Congreso por la Libertad de la Cultura, presentación por el Dalai Lama, prólogo de Salvador de Madariaga, México 1961, 337 págs.
Bibliografía selecta sobre el Congreso por la Libertad de la Cultura
1990 Edward Shils (1910-1995), «Remembering the Congress for Cultural Freedom», Encounter, septiembre 1990, págs. 53-64, disponible en unz.org
1995 Pierre Grémion (1902-2012), Intelligence de l'anticommunisme. Le Congrès pour la liberté de la culture à Paris 1950-1975, Fayard (Pour une histoire du XXe siècle), París 1995, 645 páginas.
Michael Warner, «Origins of the Congress of cultural Freedom, 1949-50», Studies in Intelligence, vol. 38, nº 5, verano 1995 (revista del Center for Study of Intelligence, CIA), disponible en cia.gov
1999 Frances Stornor Saunders (1966), Who Paid the Piper?: The CIA and the Cultural Cold War, Granta Books, Londres 1999. Traducción española de Rafael Fontes: La CIA y la guerra fría cultural, Debate, Madrid 2001, 639 págs.
2005 George A. Reisch, How the Cold War Transformed Philosophy of Science. To the Icy Slopes of Logic, Cambridge University Press, Nueva York 2005. Traducción española de Daniel Blanco: Cómo la Guerra Fría transformó la filosofía de la ciencia: hacia las heladas laderas de la lógica, Universidad Nacional de Quilmes, Bernal (Buenos Aires) 2009, 479 págs.
2009 Jordi Amat, «Europeísmo, Congreso por la Libertad de la Cultura y oposición antifranquista», Historia y Política, Madrid, enero-junio 2009, nº 21, págs. 55-72.
2020 Iván Vélez, Nuestro hombre en la CIA. Guerra Fría, antifranquismo y federalismo, Ediciones Encuentro, Madrid 2020, 217 págs.
Sobre el Congreso por la Libertad de la Cultura en el proyecto Filosofía en español
1953 Julián Gorkin, «El Congreso por la Libertad de la Cultura en Iberoamérica», Cuadernos 3:96-100.
1960 Progreso y Libertad (Berlín, 16-20 de junio de 1960)
1967 «La CIA y los intelectuales», Mundo Nuevo 13:1.
«La CIA y los intelectuales», Emir Rodríguez Monegal, Mundo Nuevo 14:11.
→ Cronología
→ Quién fue quién
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→ José Ferrater Mora y el Congreso por la Libertad de la Cultura 1951-1966
→ Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura
→ Lourmarin 1959
→ Centro de Documentación y de Estudios Españoles
→ Copenhague 1960
→ Comisión española del Congreso por la Libertad de la Cultura
→ Múnich 1962
→ Reunión celebrada en La Ametlla del Vallés, 5-6 diciembre 1964
→ Reunión celebrada en Toledo, 26-28 noviembre 1965
→ Seminarios y Ediciones SA