Gustavo Bueno Sánchez
José Ferrater Mora y el Congreso por la Libertad de la Cultura, 1951-1966
[ Una versión previa apareció publicada como artículo en la revista El Catoblepas, nº 129:8, noviembre 2012. ]
Se van reconstruyendo aquí las relaciones que mantuvo José Ferrater Mora con el Congreso por la Libertad de la Cultura, en sus distintas manifestaciones (las revistas Der Monat, Cuadernos, Preuves…, el Centro de Documentación y Estudios, &c.) y a través de sus agentes (Melvin Lasky, François Bondy, Julián Gorkin, Ignacio Iglesias, Dionisio Ridruejo, Pablo Martí Zaro), así como la evolución de las mismas a medida que fueron variando las circunstancias políticas del mundo y de España. Hemos optado por transcribir en su literalidad la documentación de archivo que, siendo pertinente y conocida por nosotros, es de acceso público, facilitando así su conocimiento directo a estudiosos e investigadores. Iremos actualizando esta página a medida que sepamos de nuevas reliquias y relatos (por ejemplo, algunas piezas epistolares del legado de Ferrater, que conserva la Universidad de Gerona, mantienen restringida, por ahora, su consulta íntegra, aunque están descritas con un resumen sucinto).
El Congreso por la Libertad de la Cultura se forma en Berlín en junio de 1950, y al poco instala su cuartel general en París (inicialmente en 41 Avenue Montaigne). El inicio de sus actividades en lengua española se retrasa unos meses respecto de lo que sucede en otras lenguas: la revista Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura publica su primer número en marzo-mayo de 1953 –Stalin muere el 5 de marzo de 1953–, cuando ya llevan tiempo en marcha las secciones en inglés (incluida la revista Freedom First del Indian Committee for Cultural Freedom, de Bombay), francés, italiano, alemán, japonés, &c. En marzo de 1951 ya había aparecido Preuves, revue mensuelle, dirigida por François Bondy (1915-2003); y ese mismo año comienza a publicarse, en Berlín, Kontakte, Mitteilungen vom Kongress für Kulturelle Freiheit. Desde 1948 ya se venía publicando en alemán Der Monat, editada por Melvin Lasky –nacido en Nueva York en 1920, trotskista devenido ardoroso anticomunista– y financiada inicialmente con fondos del Plan Marshall; embrión del propio CLC, en cuya organización participó Lasky activamente (en 1953 pertenecía al consejo editorial de Der Monat, Preuves y Encounter). La revista británica Encounter entró en combate en octubre de 1953, dentro del ejército del CLC, fundada por el periodista norteamericano Irving Kristol –nacido en 1920, también pasó por el trotskismo antes de incorporarse a la nómina del Congreso– y por el el poeta inglés Stephen Spender –nacido en 1909, le había dado tiempo a ejercitarse en las Brigadas Internacionales, durante la Guerra de España, antes de convertirse en mercenario del CLC y editor de la revista hasta 1966–.
En el primer número de Cuadernos (marzo-mayo 1953) se dice que: «El Congreso por la Libertad de la Cultura, constituido en el mes de junio de 1950, reúne a intelectuales, artistas y científicos de todos los países y de las diversas tendencias. Su único denominador común consiste en la voluntad de defender el derecho de crítica y el pensamiento libre.» Sobre el papel dirigen entonces la organización el suizo Denis de Rougemont, como «presidente del Ejecutivo» (1906-1985; cuatro meses después de la constitución del Congreso funda en Ginebra, el 7 de octubre de 1950, el Centre Européen de la Culture), y el músico ruso Nicolás Nabokov (1903-1978), como «secretario general»; y la auspician los nombres de siete «presidentes de honor», dos de ellos fallecidos el año anterior: «† Benedetto Croce, † John Dewey, Karl Jaspers, Salvador de Madariaga, Jacques Maritain, Bertrand Russell, Reinhold Niebuhr.»
Salvador de Madariaga [La Coruña 1886-Locarno 1978], fugaz ministro de Justicia y de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo Alejandro Lerroux jefe del gobierno de la República española (1933-1934), diplomático y escritor exilado desde julio de 1936 en Inglaterra, cofundador en 1948 del Colegio de Europa, con sede en Brujas, desempeñó para el CLC más que una mera presidencia de honor. Otros dos españoles fueron los principales ejecutores de los designios del CLC para España y los países de lengua española; ambos se habían destacado, avanzada la República, como «elementos trotskistas, aventureros y tránsfugas de la clase obrera, que figuraban en la Dirección del llamado POUM, Partido Obrero de Unificación Marxista» (decía en 1960 la oficialista Historia del Partido Comunista de España), convertidos durante la Guerra española en socialdemócratas, enemigos irreconciliables de comunismos y estalinismos, antes de transformarse, tras la Segunda Guerra Mundial, en agentes de Washington, del socialcapitalismo que ya había incorporado al socialfascismo, tras una eficiente desnazificación, y se enfrentaba a muerte con el comunismo o socialismo real soviético: el asturiano Ignacio Iglesias, de la misma edad que Ferrater (superviviente del democrático campo de concentración francés de Argelès sur Mer y de los campos de exterminio alemanes de Dachau y Allach), y el aragonés-valenciano Julián Gómez García (a) Julián Gorkin, once años mayor, quien podía presumir de haber sido revolucionario profesional hasta 1929, a sueldo de Moscú, como agente de la Komintern, de haber pasado parte de la guerra civil en la cárcel, juzgado y condenado por la República española, y que fue reclutado en su tranquilo retiro mexicano para convertirse en soldado profesional antiestalinista («y el trotskista y agente de Falange, Julián Gorkin, confiesa de plano igualmente a quién sirven sus infamias anticomunistas y quién las paga», dice Mundo Obrero de él, ya el 22 de julio de 1948), cuya primera misión para sus nuevos contratantes consistió en airear, ocho años después de su neutralización, el nombre de Trotsky como víctima de Stalin, y el del catalán Ramón Mercader (un año más joven que Ferrater) como ejecutor (el famoso libro de Gorkin apareció en francés en 1948, en italiano en 1949, en español e inglés en 1950…); cuya segunda misión consistió en dar forma al relato del general Valentín González, El Campesino (Vida y muerte en la URSS 1939-1949: en francés en 1950, en español en 1952, en inglés en 1953…); y, a quien ya probada su eficiencia y fidelidad, le fue encomendado luchar por la libertad de la Cultura. [Una vez restaurada en España, felizmente para todos los partidos políticos, la monarquía borbónica, El Campesino manifestó su apoyo al PSOE, llegando a vivir el triunfo electoral de Felipe González; los archivos de Ignacio Iglesias, Julián Gorkin y Pablo Martí son custodiados, desde hace años, por la Fundación Pablo Iglesias, “entidad cultural ligada al PSOE”.]
El nombre de José Ferrater Mora aparece en publicaciones vinculadas al Congreso en 1951, cuando la revista Kultura traduce al polaco dos artículos suyos: «Filozofia, niepokój i odnowienie» (Kultura, París 1951, 4/42:27-37) y «Wittgenstein-geniusz niszczycielski» (Kultura, París 1951, 7/45-8/46:44-51). «Filosofía, angustia y renovación» se había publicado en La Habana (Lyceum, agosto 1949, 5:67-71) y «Wittgenstein o la destrucción» en Buenos Aires (Realidad, revista de Ideas marzo-abril 1949, 14:129-140, vol. 5:2145-2146, firmado en Baltimore, Md., invierno 1948/9). La revista en polaco Kultura había sido fundada en Roma en 1947 por Józef Czapski (1896-1993), Jerzy Giedroyc (1906-2000) y Gustaw Herling-Grudzinski (1919-2000); al constituirse el Congreso, pasó a publicarse con sus auspicios en París. El artículo sobre Wittgenstein también fue publicado en alemán, «Wittgenstein oder die Destruktion» (Der Monat, Berlín 1952, 41:489-495), en la revista impulsada por el medio polaco Melvin Lasky, uno de los ideólogos principales del Congreso (Lasky, al pedirle en 1957 a Ferrater unas páginas sobre Ortega: «…and this reminds me of how much we still think of your essay for us on Wittgenstein, and how nice it would be to have another contribution from you.»).
En la revista en español de esta institución anticomunista, Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura, el nombre de José Ferrater Mora aparece incorporado a la relación de «colaboradores» que se hace figurar en la contracubierta de cada número a partir del número 4 (enero-febrero de 1954). Desde 1951 hasta 1966, durante quince años, mantuvo pues Ferrater vínculos con ese Congreso financiado por los Estados Unidos del Norte de América para «defender el derecho de crítica y el pensamiento libre» mancillado por los perversos comunistas soviéticos y sus malvados secuaces.
Como es bien sabido, del 25 al 29 de abril de 1966 publicó The New York Times una serie de artículos sobre la CIA, cuestionando los límites de sus actuaciones cuando, al dejar de ser un mero instrumento del gobierno democrático de turno, se convertía en un poder político en sí mismo dentro del Imperio. Cuanto tenía que ver con los arcana imperii clásicos (espionaje, discretas neutralizaciones de personajes molestos, impulso de grupos y organizaciones paramilitares subversivas y terroristas para desestabilizar al enemigo, &c.) fue más o menos aceptado por quienes, en su hipocresía, sí que se rasgaron las vestiduras y se indignaron al irse desvelando que la CIA también dedicaba millones y millones de dólares a la infiltración directa en los que se suponían sacrosantos terrenos de la Cultura. Ellos, liberales burgueses que disfrutaban de la libertad del capitalismo, frente a tantos periodistas, científicos y escritores comunistas víctimas del totalitario dirigismo estatista soviético, y que en su generosidad dedicaban parte de su tiempo a ser paladines de una emancipadora Libertad de la Cultura, se negaban a reconocerse también como otros soldados más de la Guerra Fría, como intelectuales mercenarios a sueldo, y preferían que no se confirmase que nóminas, amables viajes y generosas dietas por asistir a reuniones y congresos, pagos por preparar libros y artículos para determinadas editoriales y revistas, no procedían tanto de un supuesto libre mercado de la cultura, o de la extravagante generosidad de algunos millonarios acomplejados redistribuidores de riqueza a través de sus fundaciones, o de reconfortantes e imaginadas aportaciones voluntarias de las fuerzas del trabajo a través de los sindicatos anticomunistas, sino en buena medida directamente, cuando no exclusivamente, de la CIA, de ese oscuro brazo ejecutor de los designios del Imperio. Pero The New York Times del 27 de abril de 1966 lo había asegurado terminante: «A través de canales similares, la CIA ha apoyado a grupos de exiliados de Cuba y refugiados de los países comunistas de Europa, u organizaciones de intelectuales anticomunistas pero liberales, como el Congreso por la Libertad de la Cultura, y algunos de sus diarios y revistas.» ¡Y lo había publicado, además, el mismo día en el que, ya maduro el diálogo entre católicos y marxistas, la diplomacia moscovita y la diplomacia vaticana habían organizado un primer y espectacular encuentro en el Vaticano: el papa Pablo VI concedía audiencia durante cuarenta minutos al mismísimo Andréi Gromyko, eterno ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, quien abandonó el Vaticano rodeado por escolta de motoristas! Con la guerra de Vietnam de fondo y mientras el presidente Mao consolidaba la Gran Revolución Cultural Proletaria…
No conocemos, por ahora, los detalles del reclutamiento de Ferrater para la rama hispana del Congreso, pero cabe suponer que fue a través de Ignacio Iglesias. En los tres primeros números de Cuadernos (correspondientes a 1953) no se hace figurar quiénes son los encargados o responsables de la revista. En el primer número ya aparece una andanada de Gorkin contra Sartre, «La crisis de los intelectuales y el masoquismo comunista», y en una página titulada «Nuestro carnet» se presentan sucintamente los nombres de 25 implicados en el proyecto (ninguna mujer) de los que sólo siete son hispanos: Natalicio González («ex-Presidente de la República de Paraguay, en la actualidad dirige en México la Editorial Guarania»), Salvador de Madariaga («ex-delegado de España a la Sociedad de Naciones… es profesor de literatura española en la Universidad de Oxford»), Fernando Valera («actual ministro del Gobierno republicano en el exilio… autor de varias obras, entre otras una en varios tomos sobre Maimónides»), Julián Gorkin («escritor político español y notable periodista, actualmente en el exilio, es autor de varios libros»), Ignacio Iglesias («periodista español, en la actualidad en el exilio; ha escrito numerosos ensayos de carácter político e histórico; miembro de la Comisión Internacional contra el Régimen Concentracionario») y los pintores mexicanos Rufino Tamayo y Jorge González Camarena. En la contraportada se anuncian futuras colaboraciones de Alfonso Reyes, Víctor Alba, Luis Araquistain, Germán Arciniegas, José Carner, R. García Treviño, Gironella, Rodolfo Llopis, Joaquín Maurín, Federica Montseny y Eduardo Santos, entre los hispanos. Una nota reconoce que los editores no quedan satisfechos del todo: «Este primer número de Cuadernos constituye un simple número modelo o de prueba… A partir del próximo número ampliaremos cuanto sea menester las colaboraciones y los temas iberoamericanos como corresponde a una publicación en lengua española.»
En su número 3 (último trimestral de la revista, que a partir de 1954 pasará a ser bimestral) aprovecha Cuadernos que Ortega ha cumplido setenta años para rendirle «respetuoso homenaje» como «uno de los maestros indiscutibles de la intelectualidad hispánica» (y de paso apropiarse de su nombre), con un texto de María Zambrano, «Ortega y Gasset, filósofo español», y otro de Segundo Serrano Poncela, «Razón y débito a Ortega». (María Zambrano de la misma generación que Gorkin; más joven Serrano Poncela –que había sido Delegado de Orden Público en Madrid a las órdenes de Santiago Carrillo, y de quien muchos aún no le habían olvidado como firmante de las órdenes de extracción de mil detenidos en la Cárcel Modelo de Madrid, en noviembre de 1936, asesinados en Paracuellos–, nacido en 1912 y quinto, por tanto, de Iglesias y de Ferrater.) Es muy probable que un ejemplar de este número 3 tan orteguiano fuera el que recibiera Ferrater junto con la invitación a colaborar en la revista.
Ya hemos dicho que el nombre de José Ferrater Mora aparece en la relación de colaboradores del número 4 (enero-febrero 1954) de Cuadernos, en el que ya figuran los nombres de los responsables de la revista: «Director de publicaciones: François Bondy. Redactor Jefe: Julián Gorkin. Secretario de Redacción: Ignacio Iglesias»; amparados por ocho nombres de un «Consejo de Honor: Germán Arciniegas, Eduardo Barrios, Américo Castro, Emilio Frugoni, Rómulo Gallegos, Jorge Mañach, Luis Alberto Sánchez y Erico Verissimo.» En ese mismo número publica Ignacio Iglesias una reseña del reciente libro de Serrano Poncela sobre Unamuno y aprovecha precisamente para elogiar a Ferrater:
«Se iba haciendo de veras necesario emprender seriamente el estudio del pensamiento y de la personalidad –ambas inseparables– de Miguel de Unamuno sin las limitaciones que se venían imponiendo más o menos voluntariamente ciertos críticos y ensayistas, obsesionados por algunos aspectos particulares de la obra unamuniana cuando no por lo puramente anecdótico. Esta tarea, tan necesaria por tratarse de una obra que ha venido gravitando sobre la mente española en forma harto concluyente, en particular sobre las generaciones intelectuales de estos treinta últimos años, la emprendió, por decirlo así, el joven filósofo español José Ferrater Mora, el cual nos ofreció hace unos años su Unamuno, bosquejo de una filosofía, libro en el que precedió a toda una reelaboración del pensamiento unamuniano para mejor poder presentarlo en forma de doctrina coherente. Ahora la culmina satisfactoriamente otro joven de la España peregrina, S. Serrano Poncela, merced a su reciente obra El Pensamiento de Unamuno.» (Ignacio Iglesias, Lecturas. Serrano Poncela, El Pensamiento de Unamuno, Fondo de Cultura, México 1953», CCLC 4:101.)
Es probable que en el verano de 1954 ya mantuviese Ferrater contacto personal en París con el Congreso y sus funcionarios, pues estuvo por España y por Francia de vacaciones (Serrano Poncela, que le escribe desde Puerto Rico el 13 de septiembre de 1954, se refiere a esas vacaciones; y su amigo José R. Echevarría, en diciembre y desde París, le pregunta: «He recordado al leerlo nuestras charlas de París. ¿Será posible renovarlas pronto?»).
De hecho, el primer artículo de Ferrater publicado en Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura aparece en el número fechado en el primer bimestre de 1955 (impreso en las últimas semanas de 1954): «El intelectual en el mundo contemporáneo» (CCLC 10:7-14, enero-febrero 1955). (A través de Renato Poggioli [1907-1963] este artículo fue traducido al italiano por Luigi Berti [1904-1964], «L'Intelletuale e il mondo contemporaneo», y publicado en la revista que dirigía: Inventario, julio-diciembre 1955, v. 7, nº 4-6, págs. 2-13.)
El interés prioritario de Ferrater era entonces su Diccionario, poder mejorarlo para su cuarta edición e incluso lograr que fuese traducido al inglés y al francés (ambicioso proyecto para el que buscó sin éxito el apoyo de la UNESCO, en escrito dirigido el 9 de enero de 1955 al profesor Herbert Wallace Schneider, entonces Director de la División de Filosofía y Ciencias Humanas de esa institución).
Ferrater había firmado en La Habana, en abril de 1941, el prólogo de la primera edición de su Diccionario de filosofía, publicado ese mismo año en México, en la misma editorial Atlante que en 1944 editó la segunda edición (cuyo prólogo firmó el autor en Santiago de Chile, en abril de 1944, de cuya Universidad fue profesor hasta 1947). De diciembre de 1947 a 1949 disfrutó Ferrater de dos becas de la Guggenheim Memorial Foundation, en el marco de los programas de intercambio de estudiantes y profesores entre España y los Estados Unidos reiniciados tras la Segunda Guerra Mundial (el nombre de Ferrater aparece en la página 39 del libro Estudiantes españoles en los Estados Unidos. Diez años de intercambio, editado por la Asociación Cultural Hispano-Norteamericana, Madrid 1956, 159 páginas). Como Ferrater se quedó en licenciado y no llegó a convertirse en doctor, tenía ciertas limitaciones a la hora de poder aspirar a una plaza de catedrático. En 1949 fue contratado como lector de español en el Bryn Mawr College, cerca de Filadelfia, un pequeño colegio universitario sólo para mujeres fundado en 1885. Bryn Mawr le renovó el contrato de 1951 a 1956 como asociado y desde 1957 como profesor, ya incorporado al departamento de filosofía (que había de dirigir entre 1972 y 1977, al jubilarse Milton C. Nahm). Hoy ese colegio, contagiado de memoria histórica, dice de Ferrater en internet: «He too was a refugee from fascist Europe.» Ni peregrino, ni emigrante, ni exiliado: otro refugiado de la Europa fascista…
De manera que fue ya en Bryn Mawr donde firmó, en 1950, el prólogo de la tercera edición del Diccionario, que fue publicado por una editorial más potente, Sudamericana (Buenos Aires 1951). En 1954 ya entraba dentro de los planes de la familia Ferrater pasar una larga temporada en París. No debe olvidarse que Ferrater estaba casado con una francesa, Renée Rosalie Petitsigné, cuatro años mayor que él, con quien ya había estado en París tres meses al terminar la Guerra, antes de partir para La Habana, y que el hijo de ambos, Jaime, tenía entonces 9 años. (Por ejemplo, en octubre de 1954, desde Italia, Carmen Medinaveitia, esposa de Américo Castro, les informaba de las condiciones y precios de un piso de alquiler en París que a ellos les había buscado Bataillon.) Y Cuadernos se va convirtiendo en una referencia cercana: «Por aquí anda Gorkin, el director de Cuadernos. Nos conocíamos ya de España, de modo que hemos estado juntos y charlando bastante», le escribe Serrano Poncela desde Puerto Rico, el 10 de mayo de 1955.
La estancia en París de licencia sabática, principalmente para preparar la nueva edición del Diccionario, pudo realizarse al curso siguiente, desde septiembre de 1955 hasta agosto de 1956. A su domicilio de «30 rue du Plateau, París XIX» le escribe, por ejemplo, Francisco Javier Conde, catedrático de Derecho Político en la Universidad de Madrid, el 5 de enero de 1956 [Conde mecanografió por error el año que acababa de terminar], acusando recibo de un artículo sobre Ortega, fallecido en octubre, que Ferrater le había enviado para la revista Clavileño. Culminación de estos meses firmó en París, agosto de 1956, el Prólogo a la cuarta edición del Diccionario de Filosofía (Sudamericana, Buenos Aires 1958).
Como es natural se incrementaron durante esos meses de París sus relaciones con el Congreso por la Libertad de la Cultura, con Julián Gorkin y con Ignacio Iglesias. Cuadernos se hizo eco del fallecimiento de Ortega en su número 16 (enero-febrero 1956) –pues la revista se preparaba con cierta antelación sobre la fecha de portada– con un artículo de María Zambrano y otro de Madariaga. Juan Marichal (nacido en 1922 y casado con Solita Salinas, hija de Pedro Salinas), colega de Ferrater en Bryn Mawr como profesor de español, le escribe a París con asiduidad durante estos meses, agitados por lo caldeado de la situación en la universidad española: «Podría conseguirme algunos ejemplares del número, 11 creo [de Cuadernos], en que salió mi artículo de 'liberal'? Si el Sr. Iglesias (que no responde a una carta mía) los tiene y se los da ¿puede recortar mi artículo y enviarlo a L. Berti por indicación de Poggioli?» (12 febrero 1956); «Muchas gracias por lo de Cuadernos…» (21 febrero 1956); «¿Le dijo Iglesias si había recibido una carta mía? De todos modos, le volveré a escribir en cuanto tenga los números de liberal. Por cierto, que acabo de recibir carta de Gorkin con un artículo de un señor inglés. Y me pide mi opinión. Se la voy a dar hoy mismo. Es un asunto que me preocupa: la confusión de las gentes en materia de 'liberalismo'» (24 febrero 1956); «Ha habido episodios divertidos con el Santo Oficio… [en Bryn Mawr] Este se cree por otra parte que su artículo de Cuadernos habrá sido comentado en consejo de ministros o algo así. Yo he tratado de 'calmarle' y mostrarle que no se fijan tanto en nosotros» (26 marzo 1956); «Por cierto, que le voy a preguntar a Ayala si habría sitio para mi nuevo trabajo –mejor dicho final trabajo orteguista– en su homenaje. Aunque quizá me gustaría verlo más en Cuadernos por su difusión y por el enfoque de mi estudio» (3 abril 1956); «Un nuevo favor, ¿podría ud. pedirle al Sr. Iglesias que me mandara un ejemplar –si fuera posible dos– del número de Cuadernos, 18, en que ha salido su trabajo sobre Ortega? No me envían la revista hace meses, exactamente desde agosto pasado. Y me gustaría tener no sólo su trabajo sino también la foto. Y podríamos poner una de las fotos en el Seminario, por eso quiero también más de un ejemplar. Muchas gracias. ¿Le envié ya el resumen de mi research de este verano sobre 'liberal'?» (25 mayo 1956); «¿Podría ud. preguntar a los de Cuadernos si les interesaría un trabajo mío –el prólogo a la edición de los ensayos de literatura española de don Pedro, 'Pedro Salinas y los valores humanos de la literatura española'? Y si es posible –caso de interesarles– ¿cuándo podría salir?» (1 junio 1956).
En efecto, el número 18 de Cuadernos (mayo-junio 1956) dedica un pequeño homenaje a Ortega: breve necrológica de Ignacio Iglesias («Don José Ortega y Gasset», pág. 32) y dos artículos: «Los dos estudios que siguen –con motivo del septuagésimo aniversario de Ortega Cuadernos ofreció otros–, debidos a sus destacados discípulos José Ferrater Mora y Julián Marías, aspiran a ser una inicial y firme calibración del quehacer filosófico orteguiano; el comienzo de un examen sereno y objetivo de la obra del pensador desaparecido.» El texto del destacado discípulo Ferrater se titula «Ortega y la idea de la vida humana» (págs. 33-39). Estos dos artículos ya venían anunciados en el número 17 de Cuadernos, incorporándose por vez primera el nombre de Julián Marías, desde el interior, al de las personas vinculadas a la revista. (Marías andaba de conferenciante esos meses por Estados Unidos.)
Las oficinas centrales del Congreso estaban entonces, en París, en el 104 del Boulevard Haussmann, y aparentaban ser distintas de las que ocupaba la redacción de Cuadernos (y la de Preuves) en el 23 de la Rue de la Pépinière, pero de hecho se trataba de un mismo local en un mismo edificio magnífico con fachada a las dos calles y entradas distintas, pues tampoco había por qué malgastar, aunque fueran abundantes las partidas dedicadas al anticomunismo ideológico.
En el otoño Gorkin tiene ya confianza con Ferrater como para solicitarle su intervención en la campaña propagandística que el Congreso centra en esos momentos sobre Polonia. El 30 de octubre de 1956 «José Ferrater Mora, Dept of Philosophy Bryn Mawr College Bryn Mawr (Penn)» recibe un telegrama de Wester Union procedente de París –«1956 OCT 30 PM 7 33»– que dice: «Rogámosle adhesión través Cuadernos Conferencia escritores polacos libres. Gorkin.»
Ferrater suscribió tal adhesión, como queda recogido en el nº 23 de Cuadernos (marzo-abril 1957):
«Carta a la Asociación de Escritores Polacos. Con las firmas de Salvador de Madariaga, Luis Araquistain, José Ferrater Mora, Ramón Sender, Arturo Barea, Francisco García Lorca, Jorge Guillén y Julián Gorkin, como escritores españoles refugiados y colaboradores de Cuadernos, se dirigió una carta a la Asociación de Escritores Polacos, con ocasión de reunirse en asamblea general, con un saludo cordial. Decía esta carta entre otras cosas: «Son numerosos los escritores españoles y latinoamericanos que, huyendo de las dictaduras, se ven obligados a vivir y a trabajar en el exilio desde hace años. Son numerosos asimismo los que, obligados a vivir bajo esas dictaduras, tienen que embridar su inspiración y ponerle sordina a su pensamiento, lo que constituye la peor de las torturas para los espíritus libres y creadores. Comprendemos, por consiguiente, sus sufrimientos y sus preocupaciones en los momentos en que se disponen a deliberar y a adoptar acuerdos.» El nuevo Presidente de la Asociación de Escritores Polacos ha contestado por medio de un extenso telegrama de saludo y de gratitud a todos los escritores españoles emigrados.» (CCLC 23:111.)
El numero 22 de Cuadernos (enero-febrero 1957, pág. 38-42) publica su artículo «Unamuno y la idea de la realidad» (Marichal le había enviado precisamente a París –9 abril 1956– unas notas bibliográficas que le había solicitado sobre Unamuno).
París, 17 de diciembre de 1956
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa.
(USA)
Estimado amigo:
Hoy hemos recibido la suya del 11 de los corrientes.
Por correo ordinario le enviamos los números de Cuadernos que le faltan para completar su colección. También van unos ejemplares del último número –el 22– con su artículo sobre Unamuno.
Quiero aprovechar esta ocasión para desearle felices pascuas navideñas y un próspero Año Nuevo,
Cordialmente suyo,
Ignacio Iglesias
Secretario de Redacción
París, 13 de marzo de 1957
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa.
(USA)
Estimado amigo:
El amigo François Bondy me ha recomendado muy encarecidamente le solicite a usted el texto en español de su ensayo «Tres filosofías», que Preuves va a publicar y del cual me ha hecho grandes elogios.
Mucho le agradecería pues, tenga a bien prepararme ese estudio lo más pronto posible, para publicarlo asimismo en Cuadernos en fecha próxima.
Quedo, como siempre, su amigo y servidor,
Ignacio Iglesias
Secretario de Redacción
En el número 24 de Cuadernos (mayo-junio 1957) aparece anunciado, como de próxima publicación, el artículo de Ferrater titulado «Tres filosofías». Por la carta anterior parece que Ferrater había negociado este artículo directamente con François Bondy, y que Ignacio Iglesias había aceptado encantado la sugerencia de su superior y anunciado el artículo antes incluso de contar con el original:
París, 21 de marzo de 1957
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. (USA)
Estimado amigo:
Acabo de recibir su atenta del 18 de los corrientes, por la cual le quedo sumamente agradecido.
Mi deseo es publicar su artículo en el próximo número 25 (el 24 verá la luz dentro de unos días), por lo que espero poder tenerlo en mis manos a mediados del mes de abril.
Perdone esta molestia que le ocasiono y reciba un cordial saludo de su afmo. S. S. y amigo
Ignacio Iglesias
Secretario de Redacción
Ferrater envía el original del artículo a principios de abril: «Las tres filosofías» aparece en el nº 25 de Cuadernos (julio-agosto 1957, págs. 21-34).
París, 9 de abril de 1957
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa.
(USA)
Estimado amigo:
Acuso recibo de su carta del 4 de los corrientes, que me llegó acompañada de su ensayo «Las tres filosofías», por todo lo cual le quedo muy agradecido.
Espero poder insertarlo en nuestro próximo nº 25, y tendré en cuenta, en el momento de efectuar los pagos, lo que usted me pide.
Reciba un cordial saludo de su afmo. S. S. y amigo,
Ignacio Iglesias
Secretario de Redacción
Esta panorámica de Ferrater caracterizando la filosofía europea, la norteamericana y la soviética sirvió para dar forma a la nebulosa ideológica por la que navegaban algunos de los agentes del Congreso por la Libertad de la Cultura, que aconsejaron fuera vertida a otras lenguas, y así apareció en francés, alemán, italiano y catalán: «Les trois philosophies» (Preuves, junio 1957, 76:20-31), «Die Drei Philosophien» (Der Monat, junio 1957, 105:51-62), «Le tre filosofie» (Inventario, 1959, XV:13-32), «Les tres filosofies» (Punt, 1959, 13:102-122, 14:172-184). Aunque no llegó a cuajar la versión inglesa: parece que a los editores de Encounter no les emocionó tanto. En efecto, François Bondy reconoce a Ferrater (21 enero 1957) que «Las tres filosofías» es el artículo con el que sueña todo editor, que aparecerá en Preuves de abril y que recomendará su publicación en las restantes revistas de la red. Pero no se apresuró en tal recomendación, pues nada sabía Melvin J. Lasky cuando le ofreció a Ferrater 75 dólares por unas páginas sobre Ortega para Der Monat (27 febrero 1957), que renovase el buen sabor de boca que aún mantenía de su ya lejano artículo sobre Wittgenstein (al que arriba ya nos referimos); Ferrater renuncia a sobar de nuevo a Ortega y ofrece las tres filosofías, mencionando el parecer de Bondy. La respuesta de Lasky (5 marzo 1957) confirma que no había tanta coordinación entre los guardianes del anticomunismo: «I would be very grateful if you would send me a copy of the 'Three Philosophies' wich you mention. Bondy's recommendation is very 'appetizing' and I am only sorry that he did not mention it to me before.» Ese mismo día Bondy le dice que el artículo en Preuves se demorará a mayo, para que el autor pueda revisar la traducción (que no le envía hasta el 27 de marzo). El 9 de abril Bondy acusa recibo de la versión en francés revisada, asegura a Ferrater que el artículo aparecerá en junio y lamenta no saber cómo marcha la versión inglesa para Encounter. Cuando Lasky confirma (25 mayo 1957) que el artículo ya ha aparecido en Der Monat le anima de nuevo a escribir sobre Ortega, sugiriendo que también sería publicado en francés e italiano…
París, 11 de diciembre de 1957
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr Pa.
Estimado amigo:
Le incluyo un recorte sobre uno de sus libros, por si no llegó a sus manos por otro conducto.
¿Sigue recibiendo Cuadernos regularmente? No deje de ir pensando en enviarnos una nueva colaboración.
Desgraciadamente no recibí el ejemplar, que me anunció hace meses, de la nueva edición de su Unamuno. Si tiene correspondencia con la Sudamericana, recuérdeles, por favor, el encargo de envío.
Reciba los mejores saludos de su amigo,
Ignacio Iglesias
Secretario de Redacción
En el número 31 de Cuadernos (julio-agosto 1958, págs. 101-102) firma Manuel Lamana (1922-1996) una reseña sobre La filosofía de Ortega, de Ferrater: «La filosofía de Ortega y Gasset es un libro escrito en inglés para público de esa lengua. Ha sido traducido al español, con conocimiento y conciencia, por Raquel Bengolea. De todas formas, pese a la pulcritud y al cuidado de la traductora, es de desear la versión original del propio Ferrater Mora.» El número 32 (septiembre-octubre 1958) anuncia el artículo “La filosofía y la sociedad contemporánea”, que aparece en el nº 34.
París, 5 de septiembre de 1958
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -USA-
Querido Ferrater,
Le pongo estas líneas para tranquilizarle. Estuve diciéndole que no habían llegado los volúmenes de su Diccionario Filosófico y hubiera sido más justo decirle que no habían llegado a mi poder ni había tenido ocasión de verles el color. Se me ha ocurrido interrogar a Iglesias a ver si por casualidad tenía alguna noticia de ese envió y resulta que sí, que llegaron a su poder y se los llevó a su casa. Lamento lo ocurrido tan solo porque hubiera podido evitarme el decirle a usted con gran seguridad que no habían llegado y obligarle a escribir inútilmente a su editor en ese sentido. Todo está aclarado, pues, y le agradezco el envío.
Buen trabajo y reciba un abrazo de su siempre amigo,
Ignacio Iglesias se había llevado a casa la cuarta edición del Diccionario…, pero prepara una cariñosa reseña, publicada en el nº 33 de Cuadernos (noviembre-diciembre 1958, pág. 112).
París, 30 de septiembre de 1958
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -USA-
Mi estimado amigo:
Acaba de llegarme su carta del 24.
De acuerdo con Bondy he dado a traducir su magnífico ensayo para Preuves. Desde luego está encantado de publicarlo, lo que no puedo decirle es si lo hará inmediatamente. En todo caso Preuves le pagará por su cuenta.
En Cuadernos lo hemos dejado para el número 34, pues para este número que sale ahora tenemos ya demasiadas cosas urgentes y hemos preferido utilizar su ensayo para el otro. Desde luego, una vez que nos traigan la traducción francesa, mandaremos un ejemplar a Der Monat.
Un buen abrazo de su siempre amigo
En el número 34 de Cuadernos (enero-febrero 1959, págs. 13-24) aparece publicado, en efecto, el artículo «La Filosofía en la sociedad contemporánea» de Ferrater. Las tareas encomendadas al Congreso por la Libertad de la Cultura y de Cuadernos iban entrando en una agradable rutina y parece que sus funcionarios se fueron adormeciendo al ir burocratizando sus tareas, de manera que, a pesar de su exquisita prevención ante la expansión comunista y las repetidas giras de Gorkin por las repúblicas americanas que hablan español, no supieron apreciar el potencial representado por la guerrilla cubana, victoriosa el primero de enero de 1959. Todo lo contrario: una nota incluida en el nº 35 de Cuadernos (marzo-abril 1959) incluso felicita a Fidel Castro por su triunfo armado:
«Felicitaciones a Betancourt y a Fidel Castro. La Secretaría Internacional del Congreso por la Libertad de la Cultura y Cuadernos expidiéronle un cable de felicitación a su eminente colaborador y amigo Rómulo Betancourt, con motivo de su popular y arrolladora elección a la Presidencia de la República de Venezuela.
En representación de la Asociación Cubana por la Libertad de la Cultura, que debido a la situación que atravesó el país ha permanecido en receso durante año y medio, los profesores y publicistas cubanos Raúl Roa y Pedro Vicente Aja han hecho público un escrito de adhesión a Fidel Castro y al Dr. Manuel Urrutia, jefes de la Nueva Cuba, por su triunfo y el de las libertades culturales y los derechos humanos. La Secretaría Internacional y Cuadernos han enviado un cable en el mismo sentido, haciéndola extensiva al Dr. Roberto Agramonte, nuevo ministro de Estado. Otro tanto han hecho los Comités de Argentina, Chile, Perú, Brasil, México y varios más.» (CCLC 35:123.)
El 6 de agosto de 1959 muere Luis Araquistain en Ginebra. Araquistain, treinta años después de su libro El peligro yanqui, escrito por un admirador de la Revolución de Octubre, se había convertido en firme colaborador del anticomunista Congreso por la Libertad de la Cultura, llegando incluso a dirigir Cuadernos durante dos números: una nota en el número 37 (julio-agosto 1959) anuncia que Araquistain asume la dirección, y el equipo de la revista queda entonces así: «Director: Luis Araquistain. Redactor Jefe: Julián Gorkin. Secretario de Redacción: Ignacio Iglesias», lo que se repite en el número 38 (septiembre-octubre 1959), aunque en el caso de Araquistain ya fuera de hecho a título póstumo; en el número 39 (noviembre-diciembre 1959) le dedican artículos Gorkin, Rodolfo Llopis y Gregorio Marañón (y de nuevo vuelve Julián Gorkin a figurar como Director e Ignacio Iglesias como Secretario de Redacción).
Ferrater no llega a coincidir con él en París en 1956 («sentí mucho que no nos hubiéramos podido ver durante su estancia en París, máxime conociendo ahora el fastidioso motivo de su reclusión», le escribe Araquistain desde Ginebra el 26 de octubre de 1956, en una carta en la que le confirma: «Sí, estoy preparando una especie de historia del pensamiento español contemporáneo, en el sentido más lato de la palabra. Quisiera incluir todo el siglo XIX hasta la fecha»). Por lo que Gorkin responde a Ferrater en su carta de 23 de septiembre de 1959, cabe deducir que éste le había trasladado el interés del Bryn Mawr College por adquirir la biblioteca de Araquistain.
París, 23 de septiembre de 1959
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -USA-
Muy estimado amigo:
Se le han mandado los números 35 y 36 que faltaban en su colección.
En el numero 39 de Cuadernos publicamos el primer artículo que nos entregó y reservamos el otro para un poco más adelante. Desde luego tomamos nota para mandar ejemplares a los amigos que nos indica.
Dentro de breves días me iré a Ginebra a hablar con Ramón Araquistáin y le trasladaré lo que me dice usted de parte de la Decana de ese College sobre la Biblioteca de Araquistáin. El decidirá lo que crea más conveniente.
Reciba los saludos cordiales de su siempre amigo,
El artículo de Ferrater publicado en el nº 39 (noviembre-diciembre 1959) se titula «Variaciones sobre la tontería» (págs. 74-78), y no mereció los honores de aparecer anunciado en la cubierta del número.
París, 17 de noviembre de 1959
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa.
Estimado amigo:
Le pongo estas breves líneas para acusarle recibo de su libro La filosofía en el mundo de hoy, por el cual le quedo muy agradecido. Procuraré ocuparme de él en uno de los próximos números de Cuadernos.
Dentro de breves días verá la luz el nº 40, encabezado con un ensayo de Laín Entralgo. Por este motivo, he preferido dejar para el siguiente el que usted nos entregó sobre Ortega y el mencionado Laín. Este lo sabe y se alegra mucho de que sea usted el que se ocupe de su obra La espera y la esperanza.
Con mis más cordiales saludos.
Ignacio Iglesias
Secretario de Redacción
La realidad de la evolución de la Revolución cubana, que cuestionaba la efectividad del activismo del Congreso y de Cuadernos en Hispanoamérica, y la efervescencia de los movimientos que se venían produciendo en España, desde el «Mensaje del Partido Comunista de España a los intelectuales patriotas» (abril 1954) hasta la convocatoria de la «Huelga Nacional Pacífica» (18 junio 1959), pasando por el «Manifiesto a los universitarios madrileños» (febrero 1956), la declaración comunista «Por la reconciliación nacional» (junio 1956), o el Frente de Liberación Popular de Julio Cerón (septiembre 1958), entre otros hitos, obligaban a serios replanteamientos tácticos y estratégicos del Congreso.
Del 8 al 13 de julio de 1959 el Congreso reune en Lourmarin, en pleno corazón de la Provenza, con cobertura de la Universidad de Aix-en-Provence y dineros de la Fundación Ford, a tres docenas de intelectuales de siete países para tratar del “Provincialismo y universalismo en la cultura europea”, bajo la batuta de Pierre Emmanuel. La reunión se venía preparando desde hacía meses (Marichal pregunta a Ferrater, 9 abril 1959: «Ha sabido algo de la reunión de Aix? ¿Le invitaron a ud.?»). El 8 de junio Aranguren informa a Ferrater del coloquio previsto en Lourmarin. Asistieron Marías, Aranguren, Cela, Laín, José Luis Cano y José María Castellet… además de Gorkin & CIA. «PS. JL Cano me dice que lo de Aix resultó poco interesante» (añade Marichal en una nota que remite a Ferrater desde Alicante, el 16 de julio). Julián Marías lamenta que ni Ferrater ni Marichal hubiesen sido invitados a Lourmarin (carta a Ferrater, Soria, 28 julio). Y eso que Ferrater estaba por Europa. Cela reconoce a Ferrater que sus «relaciones con Ignacio Iglesias y todo el Congreso para la Libertad de la Cultura son óptimas»:
Palma de Mallorca, 8 de setiembre de 1959
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa., USA.
Mi querido amigo,
¿En qué cabeza cabe que yo pueda sentirme molesto por la tan justificada duplicidad de destino de su artículo? Aleje todo temor ya que nada está más lejos de mi ánimo que el propósito de reñir con usted, uno de los escasos españoles a los que admiro y respeto. Yo creo, querido Ferrater, que más claro ni el agua.
Cierto es que, por desgracia, Cuadernos no se ve demasiado en España, pero tampoco lo es menos que los pocos que lo leen son, a la vez, lectores de Papeles. Mis relaciones con Ignacio Iglesias y todo el Congreso para la Libertad de la Cultura son óptimas y, en cierto sentido y sin proponérselo, mis páginas van muy acordes con el común pensamiento de todos.
Cuando tenga unas cuartillas, no deje de enviármelas. Sabe bien que en Papeles manda usted.
Un fuerte abrazo de su buen amigo,
Camilo José Cela
Después del verano de 1959 el Congreso decide constituir otra institución, el Centro de Documentación y de Estudios Españoles (aunque el “Españoles” solía sufrir elipsis, hasta en el papel timbrado, seguramente para contentar a federalistas catalanes, vascos y gallegos que el Congreso buscaba mimar e impulsar cuidadosamente). Gorkin, en nombre de Madariaga y en el suyo propio, se apresura a invitar a Ferrater a formar parte del “Consejo de Honor” del nuevo tinglado:
París, 18 de noviembre de 1959
Sr. D. José Ferrater Mora
Bryn Mawr College
Bryn Mawr - Pa. USA
Querido amigo:
Tengo el gusto de dirigirle la presente en nombre de don Salvador de Madariaga y en el mío propio.
Bajo la prestigiosa presidencia del primero ha quedado constituido en París un Centro de Documentación y de Estudios Españoles, cuyos fines son los que se indican en el adjunto escrito, unánimemente aprobado por los fundadores. Forman el Centro personalidades de la vieja emigración española y otras, mayoritariamente, de las emigraciones de estos últimos años, conocedoras de la actual realidad de nuestra Patria y en enlace constante con sus elementos más representativos. Vienen a sumar unas y otras las experiencias de valor internacional con las experiencias de orden interior.
Cuantas personalidades –españolas y extranjeras– nos ha sido posible consultar han considerado que una de las tareas más urgentes es esta de la clarificación del clima, de la evolución y de los grandes problemas de nuestro país después de la cruenta guerra civil y de más de veinte años de pérdida de las libertades fundamentales. Todos esperan excelentes resultados de la obra que hemos emprendido y no le oculto que tales esperanzas determinan en nosotros cierto complejo. De todos modos haremos lo posible por satisfacerlas y para dar respuesta a las diversas interrogantes españolas.
Hemos emprendido ya la legalización en Francia de este Centro –legalización que se llevará no menos de cuatro o seis meses– y de manera que pueda actuar con la máxima independencia. Mientras tanto y para poder realizar los primeros trabajos de organización, de enlace y de estudio, funcionará como un Centro de la Revista Cuadernos. Puedo anunciarle que en cuanto pueda funcionar legalmente como tal Centro, actuará con la debida autonomía, siendo más bien Cuadernos un instrumento reflejo de los diversos trabajos. Por lo demás, el Centro aspira a editar cuanto antes su propio Boletín en lengua española y en cuanto ello sea posible, en francés y en inglés para la información internacional.
Le invitamos a que nos dé su aceptación como Miembro del Consejo de Honor de dicho Centro. Podríamos disponer de los más prestigiosos nombres de intelectuales residentes en España, que han aprobado nuestra iniciativa, pero por razones que no dejará de comprender, consideramos que por lo menos en la primera etapa hay que prescindir de tales nombres. En cambio, queremos reunir en este Consejo de Honor a la docena de grandes figuras intelectuales españolas diseminadas por el mundo.
Desde luego, cualquier aclaración que necesite estamos dispuestos a hacérsela.
En espera de su respuesta y con gracias anticipadas, queda muy atentamente suyo,
Julián Gorkin
Vicepresidente.
Dos días después Gorkin, sin poder aún tener respuesta a la carta anterior, y de nuevo con membrete del Congreso, confirma a Ferrater que, en efecto, tienen mucho interés en que asista a la reunión extraordinaria que están organizando en Berlín (para celebrar el décimo aniversario de la constitución allí del Congreso en 1950). Parece que Ferrater tenía que hacer algún ajuste de agenda:
París, 20 de noviembre de 1959.
Sr. D. José Ferrater Mora
Bryn Mawr, College
Bryn Mawr, Pa. - USA -
Querido amigo:
He leído la carta que le ha dirigido usted a Nabokov y a continuación me ha llegado la que me dirige a mí.
En efecto, tenía yo un gran interés en que asista usted a ese interesante Congreso de Berlín, que va a reunir a cerca de un par de centenares de personalidades del mundo entero. Entre ellas Madariaga, Castro, Julián Marías sin hablar de una veintena de importantes figuras iberoamericanas. Hubiera usted hecho un gran papel en la Comisión que dirigirá Raymond Aron.
Acabo de consultar su asunto con la Secretaría Organizadora y, de acuerdo con ella, insisto para que haga usted todo lo necesario con el fin de efectuar el viaje. ¿Cree usted que una carta de nuestra Secretaría General a esa Universidad, con la que ha adquirido usted un compromiso, ayudaría a aplazar su curso a una fecha anterior o ulterior? Si lo cree así, denos las debidas indicaciones y lo haremos inmediatamente. De no poder venir crea que lo lamentaré –y lo lamentaremos todos– mucho.
Un buen apretón de manos de
El interés reafirmado para que procurase asistir a Berlín, y la prueba de confianza de invitarle a formar parte del Consejo de Honor del Centro, traslada a París una doble confirmación afirmativa:
París, 1 de diciembre de 1959
Sr. D. José Ferrater Mora
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. - USA -
Querido amigo:
Me llegan hoy sus dos cartas del 27: la que se refiere a Berlín y la correspondiente al Centro de Documentación y de Estudios.
No hace falta que conteste usted directamente a la Secretaría Organizadora de la Conferencia de Berlín, pues yo hago traducir su carta y se la comunico. Ya les he anunciado su aceptación y me ruegan que se la agradezca muy cordialmente. Me alegro que pueda usted venir a reunirse con varias de las personalidades cuyo contacto como español nos interesa mucho. Desde luego le mandarán a usted toda la documentación referente a dicha conferencia.
Respecto del Centro, todas las personalidades de dentro y de fuera que han tenido conocimiento de su constitución han aceptado colaborar con gran entusiasmo. Sin duda esto respondía a una necesidad y a un sentimiento generales.
Un buen apretón de manos de su siempre amigo
En diciembre de 1959 Cuadernos se traslada de oficina y abandona el local que compartía con el Congreso (en 23 de la Rue de la Pépinière / 104 Boulevard Haussmann) para trasladarse a 18 Avenue de l'Opéra (el mismo domicilio, por cierto, que el recién nacido Centro de Documentación y de Estudios Españoles), manteniéndose la sede del Congreso en el Boulevard Haussmann.
París, 22 de enero de 1960
Sr. D. José Ferrater Mora
Bryn Mawr College
Bryn Mawr Pa.
Mi querido amigo:
Con un poco de retraso, debido a la gripe, le acuso recibo de la suya del 3 de los corrientes y de su artículo «Sobre una cuestión disputada: Cataluña y España».
Su artículo me gustó, y además se me antoja necesario. Se está envenenando demasiado la cuestión y hora va siendo de hacer oír alguna voz sensata. Espero poder publicarlo en el verano próximo.
Antes publicaré el otro suyo sobre los libros de Ortega y de Laín. Esperaba poder hacerlo en el nº 41, que verá la luz dentro de un par de semanas, pero no pudo ser a causa del espacio que hubo que dedicar al viejo Alfonso Reyes.
¿No se siente usted con ganas de hacerme cuatro o cinco cuartillas para la sección de libros, comentando la polémica abierta en España sobre la religiosidad de Ortega, en la que vemos a nuestros amigos Marías, Aranguren y Laín batallando contra el dominico P. Ramírez? Supongo tendrá el libro de este último y todos los folletos de "Taurus" de aquéllos. Me parece que el fondo del problema es otro: si puede existir o no en España un catolicismo liberal, progresista. Si se ataca a nuestros amigos es por esto. Todo lo demás son argucias polémicas.
Contésteme sobre esta petición mía y mientras tanto reciba los más cordiales saludos de su buen amigo.
Ignacio Iglesias
Secretario de Redacción
En efecto, el número 42 (mayo-junio 1960), con los honores de aparecer en segundo lugar en la cubierta, le publica «Dos obras maestras españolas» (págs. 47-54), que dedica Ferrater a glosar La idea de principio en Leibniz de Ortega y La espera y la esperanza de Laín. En el mismo número (págs. 115-116) firma Iglesias una reseña al libro de Ferrater, La filosofía en el mundo de hoy (Editorial Revista de Occidente, Madrid 1959).
París, 19 de febrero de 1960
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -USA-
Querido amigo:
Acabo de entregar su carta a la Comisión Organizadora del Congreso de Berlín.
Tenemos un arreglo con Air France para todos los pasajes, lo que nos permite gozar de una substancial reducción. Su representación en los Estados Unidos se pondrá directa y oportunamente en relación con usted. Claro está que el pasaje será Nueva York-Berlín-Nueva York; dentro de el no sólo quedará abierta y a su albedrío la fecha de regreso, sino cualquier otro viaje que usted quisiera hacer por su cuenta, gozando asimismo de la reducción de conjunto. Duerma usted tranquilo que ya empezamos a tener la costumbre de la organización de los Congresos.
Hasta pronto y un buen abrazo de su siempre amigo,
Cuadernos anuncia en su número 43 (julio-agosto 1960) la reunión «Progreso y Libertad», celebrada en Berlín del 16 al 20 de junio de 1960, en conmemoración del décimo aniversario de la fundación allí del Congreso. Asistieron Ferrater, Julián Marías y todos los funcionarios y colaboradores de la organización, que tuvieron ocasión de anudar lazos y relaciones. En el número 45 de Cuadernos (noviembre-diciembre 1960) dedica Ferrater tres páginas a comentar Ortega. Circunstancia y vocación de Julián Marías. ¿Qué propiedades tendría el aparato de radio que no pudo recoger Ferrater en París puesto que Iglesias lo había dejado guardado bajo llave cuando se fue de vacaciones?
París, 6 de septiembre de 1960
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr Pa
Estimado amigo:
A mi regreso de vacaciones me encuentro con la desagradable sorpresa de que no pudieron entregarle el aparato de radio, cuando pasó a buscarlo. En efecto, yo lo había encerrado bajo llave para mayor seguridad, puesto que usted quedó en pasar por aquí cuando mi secretaria habría reanudado sus actividades. Pero por lo visto pasó usted antes, y esto ha sido la causa de que no pudiese recoger el aparato de radio en cuestión. Le repito que lo siento infinito. Dígame, por favor, que es lo que debo de hacer. En espera de sus órdenes volveré a meter de nuevo bajo llave el aparato de radio.
Otro asunto. Ayer se recibió para usted la nota que le incluyo, procedente de los servicios de correos. Me permití abrir el sobre por temor a que se tratase de algo que habría de resolverse aquí rápidamente.
En espera de sus noticias reciba los más cordiales saludos de su buen amigo,
Ignacio Iglesias
Secretario de Redacción
El Congreso había entendido que se hacía ya necesario constituir una plataforma estable en el interior de España, un Comité español efectivo. Tras la reunión «El escritor y la sociedad del bienestar» (Copenhague, 9-13 septiembre 1960), a la que asistieron como ponentes Julián Marías y Lorenzo Gomis (fundador en 1951 de El Ciervo), importantes funcionarios del Congreso (John Hunt, agente de la CIA dotado de un español perfecto, Edward Shils, Pierre Emmanuel, &c.) se reunieron en París con varios intelectuales españoles y dieron por constituido el Comité español.
Paralelamente, el Centro de Documentación y Estudios venía ya publicando un Boletín Informativo de combate, escrito en español, mecanografiado y reproducido a ciclostil, con un portada genérica impresa a dos colores, grapada al resto de los folios. En el número cuatro (diciembre de 1960) el pie de imprenta dice, en francés, en la página 17 y última: «Centre de Documentation et D'Etudes. 18, Avenue de l'Operá. Paris (1). Bulletin d'information. Le Directeur-Gérant: Michel Collinet.» Michel Collinet (1904-1977) había militado en las Juventudes Comunistas en 1925, y su simpatía hacia el POUM le llevó, en julio de 1936, a desplazarse a Barcelona como voluntario tras el 18 de julio; en 1938 matrimonia con Simone Breton, ex-esposa de André Breton, militando los dos en el socialdemócrata PSOP, y participando en la Resistencia durante la SGM.
Ese número ofrecía como «documento» la famosa carta de intelectuales abajofirmantes sobre la censura, entregada mediante notario el 26 de noviembre de 1960: «El problema de la censura. Carta dirigida a los Ministros de Educación Nacional y de Información y Turismo». Un escrito que lleva las firmas de varios que ya habían sido tocados por el Congreso, y de otros que pronto lo serían. Tiene el mayor interés advertir que esta versión es una primera redacción respecto de las que fueron difundidas después profusamente, lo que permite sospechar “información privilegiada”, es decir, autoría inicial, por parte del entorno del Congreso. En el documento publicado por el Boletín, el segundo párrafo termina: «Y todos estos hechos se agrandan cuando se trata del caso particular de la cultura en lengua catalana.» Frase sospechosa que no figura en la versión que ofrece el propio Cuadernos en su número 47 (“[Protesta contra la censura de más de 300 escritores, artistas e intelectuales españoles]”), ni aparece siquiera en la versión (en catalán) publicada en México por Horitzons, el órgano del comunista PSUC (“Contra la censura”).
Seguramente Gorkin, el Congreso y sus amigos, no valoraron suficientemente que recurrir a la estrategia de los escritos de protesta se les podía volver en contra. Como se verá inmediatamente, Gorkin atribuía los escritos de abril de 1959 pidiendo la amnistía (firmados curiosamente por separado por intelectuales y por artistas plásticos) a una de las habituales maniobras de propaganda del Partido Comunista; y auspiciaron el escrito contra la censura para demostrar la falta de libertad en España (y obstaculizar así las negociaciones que mantenía el gobierno español con los entes europeos), un escrito susceptible de ser firmado por sonoros nombres de escritores y escritoras del franquismo, exfalangistas, socialdemócratas, socialfascistas, católicos, protestantes y otros despistados. Pero los propios comunistas hicieron suyo ese escrito contra la censura y, además, decidieron organizar una gran Conferencia, en París, a favor de la Amnistía. Coincidía esto, además, con la asunción por parte del Congreso, con cierto retraso y demostrando pretéritos errores graves de análisis e inteligencia, de lo que sucedía en Cuba (véase la declaración de la “Reunión de los representantes de las Asociaciones iberoamericanas del Congreso por la Libertad de la Cultura”, París, 14-16 de diciembre de 1960).
Salvador de Madariaga y Gorkin, el 23 de febrero de 1961, remiten a Ferrater, y a otros amigos del Congreso, documentos sobre la Conferencia comunista pro Amnistía, donde informan del plan adoptado, que consiste en advertir de las maniobras, constituir un «Comité de patronato de altas personalidades democráticas europeas y latinoamericanas» para «desarrollar una auténtica campaña en favor de la libertad» y organizar otra conferencia alternativa a favor de los presos políticos españoles:
París, 23 de febrero de 1961.
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -USA-
Muy distinguido amigo:
Abusando del nombre venerable de don Ramón Menéndez Pidal, que encabezó va para dos años un escrito firmado por numerosos intelectuales españoles solicitando de las autoridades la libertad de los presos por delitos de opinión, el comunismo trata de cubrir una de sus habituales maniobras de propaganda, de infiltración y de «frente único» en la propia España, en la Europa occidental y en Latinoamérica.
So pretexto de pedir «la amnistía para los presos y exilados políticos españoles», un «secretariado» innominado y domiciliado en París en un local comunista, cuyos hilos se mueven desde Praga, se cubre con nombres de personalidades democráticas e independientes en abigarrada mezcolanza con otros comunistas –como Maurice Thorez, Jeannette Vermeersch, Louis Aragón, etc.– y los habituales compañeros de ruta para dirigir llamamientos, hacer campañas y organizar conferencias internacionales. Podemos asegurar que algunas de las personalidades democráticas cuyas firmas se exhiben no las han dado nunca y otras muchas las han dado ignorando que iban a verse mezcladas con las comunistas y lo que se oculta detrás de esa operación.
Permanecemos constantemente atentos a lo que sucede en nuestro país y en contacto frecuente con los opositores al régimen; no ignoramos, por consiguiente, que hay numerosos presos políticos en cárceles y presidios, algunos desde hace largos años, y que la represión hace periódicamente nuevas víctimas sometidas a la jurisdicción militar. Nada más legítimo que las campañas de protesta y de presión en favor de la libertad de todos esos presos. Pero, ¿es admisible que puedan abogar sinceramente por la amnistía –término, por otra parte, inaceptable– en España quienes han aprobado a voz en grito todas las persecuciones del stalinismo, la condena y la ejecución de Imre Nagy y recientemente aun la inconcebible condena de la compañera de Pasternak y de la hija de esta? Por esto y porque el franquismo explota a fondo el peligro comunista, real o ficticio, es evidente que una campaña inspirada y movida por los comunistas perjudica grandemente a los presos políticos en lugar de favorecerlos. Buena prueba de ello es que ya la prensa española ha comenzado a explotar la actual campaña para tachar de comunistas incluso a los presos que no lo son y, en general, para justificar la represión policiaca. No es la suerte de los presos políticos españoles lo que interesa a los comunistas, sino el especular sentimentalmente con ellos para cubrir sus jugadas políticas, disimular sus propias injusticias y persecuciones y atraerse unas colaboraciones que no lograrían por otros medios.
Las organizaciones y las personalidades auténticamente demócratas no han aguardado a la actual especulación comunista para multiplicar sus protestas contra las represiones franquistas y para manifestar su solidaridad con las víctimas. Hace ya meses la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres y la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos adoptaron una declaración conjunta sobre España condenando las represiones y comprometiéndose a apoyar la acción en defensa de los presos y de las libertades españolas. Con anterioridad la Internacional Socialista había adoptado una resolución semejante. Por su parte la Comisión Internacional de Juristas viene preparando un Libro Blanco sobre los Tribunales militares, el sistema penitenciario y la situación de los presos políticos que, según nuestras noticias, debe publicarse en breve en varios idiomas. Esta acción, independiente de las especulaciones comunistas, es la que nos corresponde apoyar a los intelectuales españoles en la emigración.
Se ha celebrado recientemente una reunión en París con elementos democráticos españoles y de la Europa occidental y hemos recibido el encargo de dirigirnos a las principales figuras intelectuales españolas de la emigración solicitando su adhesión al siguiente plan:
1. Advertir a las personalidades democráticas independientes, de cuya buena fe han abusado los comunistas, llamándoles la atención sobre la maniobra que encubren y la explotación que de ella hace el franquismo, perjudicial a los presos políticos;
2. Constituir un Comité de patronato de altas personalidades democráticas europeas y latinoamericanas para desarrollar una auténtica campaña en favor de la libertad de todos los presos políticos españoles, sin excluir, claro está, a los propios presos comunistas; y
3. Organizar, con la adhesión y el apoyo de las Organizaciones y el mayor número de personalidades democráticas posible, una próxima conferencia en un país de Europa occidental en favor de los presos políticos de nuestro país.
A título informativo debemos decirles que los núcleos democráticos de la emigración –y el propio Gobierno republicano en el exilio– se manifiestan dispuestos a denunciar la maniobra comunista y a sumarse a la acción a que nos referimos anteriormente.
En espera de su reacción favorable a esta carta, quedamos muy confraternalmente suyos
Salvador de Madariaga Julián Gorkin
Esta carta iba acompañada de un díptico impreso de la convocatoria realizada por ese secretariado innominado y domiciliado en París en un local comunista, cuyas cuatro páginas reproducimos a continuación, y otras dos páginas, de las que prescindimos aquí, una que ofrece una relación más amplia y específica de franceses que apoyaban la Conferencia (Simone de Beauvoir, François Mitterand, Jean-Paul Sartre…) y la otra una hoja de recogida de firmas, que debían ser remitidas «au Siège de la Conférence: 12, rue du Quatre-Septembre, Paris (2º), Tél.: RIC 49-99»:
Conference d'Europe Occidentale
pour l'Amnistie aux emprisonnés
et exilés politiques espagnols
Les 25 et 26 Mars 1961, dans les salons
de l'Hotel Continental, a Paris
Ordre de Jour
1.- La situation des emprisonnés et exilés politiques espagnols;
2.- Formes et ampleur de l'action et démarches à entreprendre dans les différents pays d'Europe Occidentale pour développer un large courant d'unanimité en faveur de l'Amnistie.
Secrétariat de la Conférence: 12, Rue du Quatre-Septembre. Paris 2. Tel.: RIC 49-99.
Pourquoi cette conférence?
Récemment, de hautes personnalités telles que le Président de l'Académie Espagnole, Don Ramón Menéndez Pidal, les Bâtonniers de l'Ordre des Avocats de Madrid et de Barcelone, ainsi que des ecclésiastiques, ont pris la responsabilité de s'adresser aux autorités espagnoles, afin de rendre public le drame de la répression contre les délits d'opinion. De telles démarches répondent à une aspiration profonde en Espagne.
Ces interventions, inspirées par des sentiments humanitaires et fondées sur des considérations juridíques, ont trouvé un echo dans de nombreuses consciences à travers le monde.
A leur exemple, des personnalités d'Europe et d'Amérique sont publiquement intervenues pour demander une amnistie, après tant d'années de souffrances, pour les emprisonnés et exilés politiques.
A partir de ces faits, naquit et grandit l'idée d'une Conférence des Pays d'Europe Occidentale pour l'Amnistie.
Des noms illustres de la littérature, des arts, des sciences, de la politique et de l'Université ont appuyé un Appel pour l'Amnistie convoquant une telle conférence.
L'idée prenant corps, un Secrétariat International Provisoire a été constitué afin de préparer la Conférence d'Europe Occidentale et de coordonner les efforts faits dans chaque pays. Cette Conférence se tiendra à Paris les 25 et 26 mars 1961. Elle exprimera l'émotion ressentie devant la prolongation du drame espagnol vécu par tant de prisonniers et d'exilés politiques et par les victimes des tribunaux militaires d'exception qui continuent à frapper les simples délits d'opinion et à infliger de lourdes condamnations pouvant aller jusqu'a la peine de mort. Une large amnistie serait accueillie dans le monde entier avec un immense soulagement.
Les premiers signataires appellent toutes les personnalités, toutes les organisations et associations favorables aux grandes causes humanitaires à apporter leur appui individuel et collectif à la Conférence. L'ordre du jour de cette dernière sera strictement limité aux questions relatives à l'Amnistie, afin de réaliser l'unanimité.
Le Secretariat de la Conference
Paris, le 19 décembre 1960.
Appel pour une amnistie en Espagne
Il est profondément troublant que vingt ans après la fin de la guerre civile, des milliers d'Espagnols se trouvent en prison, des centaines d'entre eux depuis dix, quinze ou vingt ans; que des dizaines de milliers d'Espagnols, parmi lesquels des intellectuels de renommée mondiale, vivent toujours en exil; que des femmes et des hommes de toutes tendances politiques et de toutes conditions sociales, inculpés en raison de leurs opinions, soient condamnés, aujourd'hui encore, par des tribunaux militaires.
Nous proposons, afin de contribuer à obtenir une amnistie pour tous les détenus et exilés politiques espagnols, la réunion d'une Conférence des pays d'Europe Occidentale, avec la participation de personnalités représentatives ayant la plus large influence.
Premiers signataires
en Autriche MM. Julius DEUTSCH, Ancien Ministre Franz HEINISCHE, Membre de la Présidence de la Fédération Ouvrière Autrichienne Erwin KOCH, Pasteur Dr. Marcel RUBIN, Compositeur en Belgique MM. Paul FINET, Membre de le Haute Autorité de la Communauté Européenne du Charbon et de l'Acier Camille HUYSMANS, Ancien Premier Ministre Chanoine LECLERC, Professeur à l'Université Catholique de Louvain en Finlande MM. Paavo AITIO, Premier Vice-Président du Parlement Vaino MELTTI, Préfet du Département Uusima-Helsinki Pasteur Alwar SUNDELL, Député au Parlement en France MM. Vincent AURIOL, Ancien Président de la République ARAGON Jean CASSOU, Conservateur en chef du Musée National d'Art Moderne CHAGALL Jean COCTEAU, de l'Académie Française Mme S. COLLETTE-KAHN, Vice-Présidente de la Ligue Française et Secretaire Générale de la Fédération Internationale des Droits de l'Homme MM. Arthur CONTE, Deputé, ancien Ministre Pierre COT, Ancien Ministre Albert DETRAZ, Secrétaire Général de la Fédération du Bátiment C.F.T.C. Edgar FAURE, Sénateur, Ancien Président du Conseil Benoí®t FRACHON, Secrétaire Général de la Confédération Générale du Travail Louis MALLE, Cinéaste François MAURIAC, de l'Académie Française, Prix Nobel André MAUROIS, de l'Académie Française Daniel MAYER, Président de la Ligue des Droits de l'Homme Marcel PELLENC, Sénateur PICASSO Paul RAMADIER, Ancien Président du Conseil Révérend Père RIQUET S. J. Armand SALACROU, de l'Académie Goncourt François TANGUY-PRIGENT, Ancien Ministre Maurice THOREZ, Député, ancien Vice-Président du Conseil R. W. THORP, Bâtonnier de l'Ordre des Avocats Henry TORRES, Ancien Sénateur Mme Elsa TRIOLET, Prix Goncourt en Grande-Bretagne MM. Kingsley AMIS, Ecrivain Malcolm ARNOLD, Compositeur, Oscar 1957 A. J. AYER, Professeur de l'Université d'Oxford Michael AYRTON, Peintre-Sculpteur Sir Isaiah BERLIN C. B. E., Professeur de l'Université d'Oxford Lord BEVERIDGE K. C. B., Economiste MM. Roredic BOWEN Q. C., Avocat, Membre du Parlement R. W. BRIGINSHAW, Secrétaire Général du Syndicat des Imprimeurs A. K. CAIRNCROSS, Professeur de l'Univesité de Glasgow Eric FLETCHER, Membre du Parlement |
Professeur L. C. B. GOWER M. B. E., Professeur de l'Université de Londres Rt. Hon. Lord HENDERSON P. C., Ancien Sous-Secrétaire d'Etat aus Affaires Etrangères F. Elwyn JONES Q. C., Avocat, Membre du Parlament Dave LAMBERT, Secrétaire Général du Syndicat des Travailleurs de l'Acier Mme Rosarmond LEHMANN, Ecrivain Very Rev. George F. MACLEOD, Ancien Modérateur de l'Eglise d'Ecosse MM. Henry MOORE, Sculpteur Rt. Hon. P. J. NOEL-BAKER, Prix Nobel, Membre du Parlement William PAYNTER, Secrétaire Général du Syndicat des Mineurs John PIPER, Artiste Sir Leslie PLUMMER, Membre du Parlement MM. Jeremy THORPE, Membre du Parlement Harry WEAVER, Secrétaire Général du Syndicat des Travailleurs du Bàtiment en Grèce MM. ARGYROPOULOS, Ancien Ministre des Affaires Etrangères Sprid DIVARI, Député, ancien Vice-Président du Conseil d'Etat Nicos KITSIKIS, Député, ancien Doyen de l'Ecole Polytechnique Michel C. KYRKOY, Député Marios VANOGLIS, Compositeur en Italie MM. Enzo Enriques AGNOLETTI, Directeur de la revue «Il Ponte» de Florence G. B. ANGIOLETTI, Président de la Communauté des Ecrivains Européene Michelangelo ANTONIONI, Cinéaste Italo CALVINO, Ecrivain Carlo CASSOLA, Ecrivain Luigi DALLA PICCOLA, Compositeur Vittorio GASSMAN, Acteur de Théatre Paolo GRASSI, Directeur du «Piccolo Teatro» di Milán Renato GUTTUSO, Artiste Peintre Carlo LEVI, Ecrivain Luigi LONGO, Député au Parlament Alberto MORAVIA, Ecrivain Pietro NENNI, Député au Parlement Agostino NOVELLA, President de le Fédération Syndicale Mondiale. Secrétaire Général de la C. G. T. italienne Ferruccio PARRI, Sénateur, ancien Président du Conseil Guido PIOVENE, Ecrivain Dario PUCCINI, Ecrivain Fernando SANTI, Secrétaire Général-Adjoint de la C. G. T. italienne Luchino VISCONTI, Cinéaste Elio VITTORINI, Ecrivain en Norvège M. Langmann Carl BONNEVIE, Ancien Président de la Cour Supréme de Justice en Suède M. George BRANTING, Sénateur, Avocat, Ecrivain en Suisse MM. Max BILL, Architecte, Sculpteur Hans HERNI, Artiste Peintre Hermann LEUENBERGER, Président de l'Union Syndicale Suisse Lucien Ferdinand MULLER, Professeur de philosophie a l'Université de Genève Hans OPRECHT, Député, ancien Président du Partí Socialiste Suisse Otto SCHUTZ, Conseiller National ——— |
La campaña propagandista a favor de la Conferencia de los países de Europa occidental por la amnistía en España fue muy intensa: Mundo Obrero, por ejemplo, fue dedicando páginas en todos sus números, desde enero de 1961, a informar de la convocatoria, los trabajos preparatorios, la repercusión en la prensa de Francia, Bélgica, Italia, Inglaterra, &c. Y, en el mensaje de adhesión a la Conferencia firmado por ciento cincuenta intelectuales españoles, ¡hasta firmó algún colaborador de Cuadernos!
El Congreso tenía que hacer algo con urgencia y no quedarse paralizado viendo actuar al enemigo: no le resultaba tan sencillo, como atribuían a los comunistas, reunir docenas de firmas, pero al menos podía hacer publicar una carta denunciando la estrategia comunista en los periódicos más importantes. Gorkin se fue a Oxford a despachar con Salvador de Madariaga y ni siquiera se preocuparon por consultar el escrito con los amigos abajofirmantes, que había confianza tras diez años en el mismo bando, los que Ferrater llevaba implicado en la lucha. De manera que The New York Times y Le Monde publicaron la nota de Salvador de Madariaga junto con los nombres de José Ferrater Mora, Francisco García Lorca, Francisco Ayala, Ángel del Río, Vicente Llorens, Eugenio Granell, José Maurín, Federico de Onís…, que se enteraron de lo que habían firmado… por la prensa. Ferrater no tarda en quejarse:
28 de marzo de 1961
Sres. Salvador de Madariaga y Julián Gorkin
Cuadernos
18, Avenue de l'Opéra
París (1e).
Estimados amigos:
Me sorprendió mucho (y entiendo que han participado de mi sorpresa los demás firmantes) ver mi nombre al pie de una carta enviada desde Londres al New York Times. Aunque hubiese estado absolutamente de acuerdo con todos y cada uno de los términos de la carta, creo que hubiese sido deseable leerla antes de poner mi firma. En general, soy enemigo de firmar documentos colectivos (a los que tan aficionados son los comunistas, como sabemos por triste experiencia). Como la mayor parte de los escritores, entiendo que puedo por mí mismo, aunque sea trabajosamente, manifestar mis propias opiniones. Más enemigo tengo que ser, pues, de firmar un documento colectivo previamente no examinado.
Como ustedes recordaran, les dí mi reacción favorable al plan que habían ustedes propuesto. Pero manifestar una reacción favorable a un plan es cosa muy distinta que firmar un documento colectivo. Por lo demás, este documento no reflejaba el plan en cuestión; era sólo la expresión de una actitud negativa frente a una empresa que tenía todos los visos de haber sido ingeniada por grupos comunistas. No necesito decirles que las empresas comunistas merecen mi repulsa. Sus fines políticos y la inmoralidad de sus métodos me son absolutamente extraños. Por lo tanto, estoy completamente de acuerdo en que hay que hacer todo lo posible para oponerse a ellos. Pero hay que oponerse a ellos con habilidad, siempre que ésta no se halle en conflicto con el decoro político. Los comunistas suelen pedir cosas que en sí mismas son inobjetables: «evitar la guerra», «liberar a los presos políticos», etc. etc. Ya sabemos, por supuesto, que eso no es lo que realmente les importa. Pero una actitud puramente negativa revela en los anticomunistas una cierta debilidad. Aparte otros puntos, hubiera sido mejor, por ejemplo, indicar que las personas que han firmado el manifiesto en cuestión se proponen un fin loable, pero que es una lástima que entre los firmantes haya gentes que no protestaron jamás contra loa crímenes de Budapest, etc. etc. etc. Esto parece una mera sutileza, pero no lo es; es contestar a la habilidad con la habilidad; es decir que ciertas personas no hubieran debido firmar el manifiesto. Y como estas personas son presumiblemente quienes lo prepararon o redactaron, es manifestar una clara y enérgica repulsa a tales personas más bien que a lo que dicen. Lo cual supone, claro está, una clara y enérgica repulsa a los motivos por los cuales dicen lo que dicen mientras pretenden otra cosa.
Me he extendido un poco sobre este punto para que vean ustedes que un documento colectivo, caso de forjarse, puede requerir el auxilio de las personas que, al final, vayan a firmarlo. Cuatro ojos suelen ver más que dos.
En la carta en la cual les manifestaba ni reacción favorable a sus planes me permitía ponerles de relieve, además, el hecho de que ciertas personas cuyas convicciones democráticas son indudable –personas como Mauriac, Malraux o Maurois, para limitarme a la «M»– habían firmado el manifiesto de inspiración comunista. Cierto que se puede clamar que son unos incautos. Pero no se debe. De lo contrario, nos enajenamos sus simpatías, que se necesitan para cuando se inicien empresas de carácter netamente liberal y democrático como las representadas por el CONGRESO y por CUADERNOS, a quienes tanto debemos los que comulgamos con los ideales de democracia y libertad. De ahí que la fórmula que antes proponía salvara a esas personas de considerarse inclusive a sí mismas como incautas. A nadie le gusta ser incauto, aunque lo sea.
Lo que cabría hacer con tales personas es dirigirse a ellas para ponerles de relieve el inconveniente que ofrece prestarse a maniobras cuyos fines tienen poco que ver con los que se proclamen, pero no tomarlas en bloque. Los bloques son siempre sospechosos –y es por ello que los comunistas son tan aficionados a ellos. A los comunistas no les gusta, o no les conviene, matizar. Pero nosotros tenemos que hacerlo, pues la libertad es en gran parte libertad para matizar.
Rogándoles perdonen la desmedida extensión de esta carta, les saluda amistosamente,
El liberal y democrático Ferrater está de acuerdo en el fondo, pero no en las formas, que demostraban poca habilidad. Poca habilidad pero indudable efectividad, pues aquellas humildes cartas produjeron reacciones inmediatas que trajeron efectos duraderos y daños no pretendidos. Algunas de las heridas documentadas permiten barruntar el alcance de su impacto. Juan Marichal, su gran amigo y confidente, le escribe poco después de haber recibido ya explicaciones de Vicente Llorens:
«Querido José María: ha estado aquí Lloréns y me ha explicado lo de la extraña carta que ud. y otros amigos (él por ejemplo y Ayala) habían firmado y que nos había dejado a todos los (pocos) buenos liberales de estas latitudes un poco inquietos y hasta consternados. Porque no hay duda que lo de París ha sido un poco 'Frente Popular', pero sin que esto tenga las malas consecuencias descritas por el don Salvador. Ya entendemos ahora lo que otras gentes han dicho de él en el pasado. Espero con mucha impaciencia el artículo de Ayala en Cuadernos. Y me parece además que el futuro de España se presenta con muy buena cara: para mí es signo indudable de esto el que un no-idealista como Ayala empiece a hacer y decir algo. […] Estuvo aquí un vecino de ud., un insufrible platense, un llamado Bunge. ¡Qué insoportablemente pedantes son a veces los amigos de allá abajo.» (Juan Marichal a Ferrater, Cambridge Mass., 1 abril 1961.)
«He aquí los datos que V. amablemente me pidiera. Pode lo superfluo. Le traigo saludos de Caws y Marichal, a quienes ví la semana pasada.» (Mario Bunge a Ferrater, Filadelfia, 4 abril 1961.)
Ferrater ya temía, en su carta a Madariaga y Gorkin, que a los incautos, aunque lo sean, no les gusta reconocerlo. El gran cacique de entre los editores progres de la gauche divine franquista barcelonesa, Carlos Barral, abajofirmante solidario de la Conferencia comunista de París, fuera incauto o no lo fuera, ejerció de comisario político intransigente ordenando a Ferrater el envío de más pruebas para poder afinar la condena. Ni siquiera firmó personalmente la carta, pues la dictó a través de la secretaría del negocio familiar, que él probablemente estaría pescando en Calafell o produciendo versos en otro tajo:
«Estimado amigo: La prensa española de estos últimos días, sobre todo la más fascista y ortodoxa, han hecho uso de su nombre a propósito de sus inofensivas declaraciones acerca de la conferencia pro-amnistía que ha tenido lugar recientemente en París. Creo que cualesquieran sean sus opiniones estrictamente personales, en esta cuestión debiera Vd. de haber tenido en cuenta el uso que de sus manifestaciones inevitablemente habían de hacer personas interesadas en reformarlas. Por cuanto estoy seguro de que las palabras que haya Vd. pronunciado o suscrito tendrán muy poco que ver con los textos con los que su nombre viene mezclado, le agradecería mucho en mi nombre y en el de algunos amigos que me hiciera llegar un resumen de ellas. Cordialmente, Carlos Barral.» (Carlos Barral a Ferrater, Barcelona, 6 abril 1961, con papel timbrado de Editorial Seix Barral SA; la carta está dictada 'Dict: CB/CR' y no la firma Barral, sino 'p.o.'.)
El 10 de abril de 1961, Jaime Salinas (hijo de Pedro Salinas y hermano de Solita, la mujer de Juan Marichal), eficiente empleado entonces de Carlos Barral, le advierte también desde Barcelona de la reacción causada por su carta en Le Monde denunciando «la conferencia de europeos occidentales en pro de la amnistía de los prisioneros y exiliados políticos españoles», utilizada por las autoridades españoles. No conocemos la respuesta de Ferrater a Salinas, pero éste, el 18 de abril, le reconoce que ha quedado más tranquilo y le aconseja denunciar pública y oficialmente a quienes se han servido de su nombre. Al día siguiente Jaime Salinas remite a Ferrater copia de una carta enviada por algunos intelectuales españoles a The Times y de otra carta enviada a Vicente Llorens.
No pudo imaginar Gorkin, cuando utilizó los nombres de quienes creía fieles incondicionales de sus tropas, la crisis de fiabilidad que se le venía encima. El ruido de plumas entre los suyos obligaba a una respuesta contundente, en la que puso toda la carne en el asador, recurriendo incluso al recuerdo de las estampillas de caoutchouc que le habían llevado a romper con el comunismo en 1929:
París, 10 de abril de 1961.
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -USA-
Mi querido amigo:
En respuesta a su última carta y no siéndome posible hacerle una extensa por mis muchas ocupaciones, me permito adjuntarle copia de la que, con esta fecha, les dirijo a Ángel del Río y a otros amigos. En ella encontrará usted la explicación, quizá prolija, pero necesaria, de lo que ha sucedido exactamente. Crean que ni Madariaga ni yo nos hubiéramos permitido hacer uso de sus firmas si no hubiéramos creído que nos autorizaba a ello la manera cómo les planteamos el problema y las respuestas recibidas. Espero, en todo caso, que no dudará de nuestra buena fe.
En sentido general estoy perfectamente de acuerdo de que nadie tiene derecho a usar de los nombres de otros al pie de un escrito que no se les ha sometido. Sírvase comprender las razones que ha habido para no hacerlo así.
Reciba un apretón de manos de su siempre amigo,
——
París, 10 de abril de 1961.
Sres. Ángel del Río, Francisco Ayala,
Francisco García Lorca y Vicente Llorens.
Nueva York. -USA-
(Con copias a
D. José Ferrater Mora y
D. Eugenio Granell.)
Queridos amigos:
Me es grato acusarles recibo de su carta fechada el 30 de marzo y recibida por mí el 7 de los corrientes. Don Salvador de Madariaga se encuentra de viaja desde hace varios días y no me será posible verle en París, donde tenemos convocada una reunión de los sectores españoles de la emigración, hasta el 18 de los corrientes en que, claro está, le daré a leer su carta, así como las recibidas separadamente de Ferrater Mora, de Granell y de Maurin. Es tanto más obligado esto cuanto el autor de la iniciativa de reaccionar contra la maniobra comunista pro-amnistía, así como el autor de la carta dirigida a Le Monde de París y al New York Times, fue al propio Madariaga, si bien con mi plena adhesión. Pero por no hacerles esperar hasta dicha fecha, me permito hacerles algunos esclarecimientos que juzgo indispensables.
En la carta firmada por ambos que las dirigimos con fecha 23 de febrero, les decíamos en su parte concreta:
«Se ha celebrado recientemente una reunión en París con elementos democráticos españoles y de la Europa occidental y hemos recibido al encargo de dirigirnos a las principales figuras intelectuales españolas de la emigración solicitando su adhesión al siguiente plan:
1. Advertir a las personalidades democráticas independientes, de cuya buena fe han abusado los comunistas, llamándoles la atención sobre la maniobra que encubren y la explotación que de ella hace el franquismo, perjudicial a los presos político;
2. Constituir un Comité de patronato de altas personalidades democráticas europeas y latinoamericanas para desarrollar una auténtica campaña en favor de la libertad de todos los presos políticos españoles, sin excluir, claro esta, a los propios presos comunistas; y
3. Organizar, con la adhesión y el apoyo de las organizaciones y el mayor número de personalidades democráticas posible, una próxima conferencia en un país de Europa occidental en favor de los presos políticos de nuestro país.»
Es decir, que en el punto 1 del plan expuesto no les ocultábamos nuestro deseo de «advertir» a las personalidades democráticas etc. Como pasaran los días y no recibiera respuesta alguna de ustedes por las causas que me explicaron Maurin y Granell, puedo decirles que ya habíamos renunciado a producir esta «advertencia» y estábamos decididos a pasar a la segunda parte del plan, como les detallaré más adelante. Por fin, y ya en vísperas de celebrarse la conferencia comunista, me llegó una carta de José Maurín y una primera carta de Granell diciéndome que habían decidido adherirse a nuestra iniciativa, si bien me anunciaba el segundo que me comunicaría en otra carta algunas observaciones hechas durante la reunión que habían celebrado. Había recibido asimismo la adhesión directa de Federico de Onís y de José Ferrater Mora y decidí, entonces, trasladarme sin perder tiempo a Oxford a reunirme con Madariaga. Seguros de que disponíamos de un voto de confianza por su parte, incluso para la «advertencia» de que les hablábamos en nuestra carta y no disponiendo sino de tres o cuatro días antes de la celebración de la conferencia comunista, añadimos sus firmas a la de Salvador de Madariaga en la carta enviada a Le Monde de París y al New York Times, carta redactada en unos términos que no se salían de las atribuciones que habíamos creído recibir de ustedes. (La carta al New York Times se mandó por haber aparecido en este periódico un escrito de un representante de la Asociación Internacional de los Juristas demócratas, de inspiración comunista y haber sembrado una gran confusión respecto de la Comisión Internacional de Juristas de tipo democrático y que se dispone a publicar un Libro Blanco sobre la situación jurídica y penal en España).
En mi vida he dispuesto abusivamente de la firma de nadie y una de las razones que me llevaron a romper con el comunismo en 1929 fue, precisamente, al abuso que se hacía de las estampillas de caoutchouc con las firmas de Barbusse, Romain Rolland, Máximo Gorki, etc. No cabe sospechar, por otra parte, que nuestro don Salvador de Madariaga haya necesitado nunca hacer un uso abusivo tampoco de la firma de otras personalidades. Si usamos esta vez de sus nombres fue por las razones apuntadas más arriba y porque no disponíamos de tiempo material para someterles el texto de dichas cartas. Quiero esperar que tomarán en serio estas prolijas explicaciones, que me creo obligado a darles.
A mi regreso a París encontré la segunda carta de Granell con la firma de todos ustedes, la de Maurín y la suya al pie de la resolución exacta que habían adoptado. No ví en esta resolución una descalificación del contenido de la carta de Madariaga, sino un deseo de cara a actuaciones futuras que no sólo comparto sino que vengo exponiendo desde hace años en mis conferencias y en dos de mis libros en el sentido de que nuestro confuso mundo occidental suele reaccionar siempre tarde y mal ante las iniciativas comunistas, lo que nos ha llevado a un gran debilitamiento en la dirección de los asuntos mundiales. Precisamente el plan de cara a España –sin hablar de otros que nos disponemos a aplicar en Latinoamérica– que les expondré seguidamente tiene por finalidad corregir esa equivocada política.
En lo que a España respecta y en aplicación del plan que les anunciábamos, estamos decididos a convocar una conferencia que reúna la representación de personalidades pertenecientes a los sectores liberal y democrático del interior y de la emigración, así como de las Internacionales y Organizaciones culturales y jurídicas democráticas con el fin de plantear no sólo el problema de los presos políticos españoles sino el de las libertades civiles e individuales en España y Portugal, comprendiendo hasta la lucha contra la censura, contra la jurisdicción militar y las torturas, por un Estatuto jurídico y por la liberación –todo el mundo rechaza el término de amnistía– de los presos políticos españoles. Este deseo lo expresan todas las tendencias liberales del interior del país y creemos que es el mejor servicio democrático que podemos prestarles. El hecho de que todas las Organizaciones democráticas de la emigración española se hayan pronunciado abiertamente contra la conferencia comunista celebrada en París, como se lo demostrarán a ustedes las adjuntas fotostáticas, nos asegura su colaboración para una lucha que no puede prestarse a maniobras ni especulaciones como las comunistas. Esa reunión que proyectamos quedaría en una manifestación esporádica si no tuviéramos el propósito de que de ella surja una comisión permanente de juristas y de intelectuales encargada de proteger a las oposiciones en el interior por todos los medios a su alcance contra los abusos del poder franquista.
Venimos preparando otro plan de envergadura mucho mayor desde hace varios meses, respondiendo asimismo a una iniciativa de don Salvador y mía y suscrita por los componentes del «Centro de Documentación y de Estudios», cuya obra decidieron ustedes patrocinar hace un año. Se trata de la convocatoria en Estrasburgo y por el Movimiento Europeo que abarca a las tendencias liberal, demócrata-cristiana y socialista, de una Asamblea que reúna a personalidades españolas del interior y de la emigración según la base de acuerdo que también suscribimos en Oxford Madariaga y yo, cuya copia les adjunto asimismo. Hemos redactado esta base de acuerdo en vista de un conflicto surgido entre algunas personalidades de derecha del interior y las Comisiones Ejecutivas del Partido Socialista y de la U.G.T. No les oculto que la diplomacia franquista se está movilizando activamente para impedir dicha reunión, presionando al gobierno francés para que la prohíba y a los directivos del Movimiento Europeo pera que rectifiquen su acuerdo de auspiciarla. El 18 de los corrientes celebra el Consejo Federal Español una reunión en París, que presidirá Madariaga, con el fin de liquidar en lo posible el conflicto surgido y pasar ya a la convocatoria de dicha conferencia. Por esto verán ustedes que no dejamos de actuar en torno al problema español, no obstante los muchos obstáculos que encontramos en los propios medios españoles, pues, conviene decirlo, en los internacionales encontramos unas facilidades y un entusiasmo que traducen un excelente estado de conciencia por la solución del problema español.
Deseo plantearles ahora como final de esta larga y, a mi juicio, necesaria explicación esta simple pregunta: ¿No creen ustedes que la publicación de esa rectificación que solicitan significará en estos momentos una especie de descalificación para Madariaga y para mí, precisamente cuando más necesitamos el concurso de las personalidades intelectuales españolas? Tengan por cierto que cualquier descalificación de ese tipo será explotada lo mismo por los elementos franquistas que por los comunistas añadiendo una dificultad a las muchas que ya venimos encontrando y que más de una vez han llevado a mi ánimo la desazón y el deseo de olvidar a veces mi calidad de español. Les ruego examinen la cuestión en el bien entendido de que ni Madariaga ni yo hemos pensado un solo instante hacer un uso abusivo de sus nombres y sírvanse contestarnos con toda franqueza.
Se lo agradecerá su siempre cordial compatriota y amigo,
12 de abril de 1961: «El triunfal vuelo de Gagarin simboliza la superioridad y la fuerza invencible del socialismo. El vuelo del primer astronauta de la historia es un acontecimiento de inmensa significación, llamado a tener incalculables consecuencias, no sólo en el dominio científico sino en el terreno social y político. La humanidad entra en una nueva Era, empieza su expansión por el Cosmos. El hombre ha logrado un triunfo sin precedentes sobre la naturaleza, un triunfo que demuestra, frente a todas las ideologías decadentes, engendradas por la agonía del capitalismo, las ilimitadas y optimistas perspectivas del género humano. No es un azar que este paso decisivo lo haya dado el socialismo. Con el socialismo, como anunció Engels, comienza la verdadera historia de la humanidad.» (Mundo Obrero. Órgano del Comité Central del Partido Comunista de España, nº extraordinario, Madrid, abril 1961.)
15 de abril de 1961: Raúl Roa, embajador de Cuba ante la ONU y antiguo dirigente de la Asociación Cubana por la Libertad de la Cultura, acusa a los Estados Unidos de Norteamérica de haber puesto en marcha una invasión armada contra Cuba. Al día siguiente Fidel Castro, ante la agresión imperialista, proclama que la revolución cubana es socialista y marxista. En la madrugada del día 17 más de mil trescientos invasores anticastristas, entrenados y financiados por la CIA, son desembarcados en Playa Girón: dos días después la Brigada 2506 quedaba totalmente derrotada por el ejército revolucionario cubano, que apresó a 1.183 mercenarios y neutralizó al resto.
Por los párrafos que siguen, de dos cartas de Juan Marichal a Ferrater, cabe confirmar que este asunto dio mucho más de sí, incluso para reafirmar las posiciones liberales de quienes, desde el Imperio, advertían en la distancia que «aquellos chicos están muy dominados por las voces comunistas»:
«Querido José María: acabo de recibir una carta de Lloréns en que manda copia de una carta de mi cuñado Jaime, y añade que no piensa contestar a la carta de Jaime. Y yo acabo de rogarle que conteste a Jaime, que debe insistir en lo realmente sucedido, y no dar la callada por respuesta. Que hay además, que hacer escuchar en lo posible a la gente de allá. Y pienso si ud. habrá contestado o no: porque creo que debería ud. contestar. ¿No le parece? Aquellos chicos están muy dominados por las voces comunistas y conviene hacer que escuchen otras.» (Juan Marichal a Ferrater, Cambridge Mass., 3 mayo 1961.)
«Querido José María: He escrito ahora a Ayala. Me ha gustado lo fundamental, lo final de su artículo de Cuadernos. Es quizá uno de los mejores análisis políticos de nuestra situación. (El artículo ganaría mucho –para el porvenir de España– si Ayala quisiera centrar su tema: y olvidarse de todo el comienzo y las alusiones un poco excesivamente locales.) ¡Me alegro que no haya ud. firmado la rectificación de Ibérica! Jaime me dice que la carta de ud. ha gustado mucho, y que las de los demás han sido lamentables. De esto me alegro mucho.» (Juan Marichal a Ferrater, Cambridge Mass., 26 mayo 1961.)
Se refiere Marichal al artículo «De la preocupación de España», firmado por Francisco Ayala en el número 49 de Cuadernos (junio 1961, págs. 52-64). Después de la Conferencia comunista de París, de la conmoción por el vuelo de Gagarin, de la humillación de Playa Girón, Cuadernos tenía que renovarse urgentemente. Dejó de ser bimestral y a partir del número 48 (mayo 1961) se convirtió en mensual. Además el Congreso, a través de Cuadernos, decidió comenzar a engrasar directamente a los amigos y aliados españoles para que pudiesen, a través de sus empresas editoriales, seguir manteniendo la cultura libre en España. Regalándoles páginas completas de publicidad dotaban de paso a Cuadernos de cierta cercanía a la España real, la del interior: quienes recibieran la revista en España comenzarían a percibir Cuadernos como algo más cercano, al encontrarse con anuncios de empresas españolas con domicilio en España (pues al lector de España, aunque supiese que Gustavo Gili o Manuel Aguilar eran empresarios españoles, que Cuadernos dedicase páginas de anuncios a Gustavo Gili de México –nº 44– o Aguilar México –nº 45–, no dejaba de confirmarle que era algo venido de fuera). Así, en el número 48 (mayo 1961), y por vez primera, aparecen tres anuncios a página completa de editoriales españolas domiciliadas en España, una liberal, otra católica y la otra literario progresista: Revista de Occidente, Taurus Ediciones y Editorial Seix Barral SA (de Seix Barral ya habían tenido el detalle de anunciar, en el numero 41, la convocatoria del premio de novela 'Biblioteca Breve'). Tres páginas de anuncios que adornan también el número 49, en el que se brinda otra página a Editorial Sudamericana, de Buenos Aires; y en el número 50, donde la Editorial Gredos, de Madrid, se suma al generoso festival…
Como en junio y julio de 1961 anduvo Ferrater por París, y desde finales de julio a septiembre por Barcelona, tiempo tuvo de tratar en persona el curso de los acontecimientos y los malentendidos habidos con los amigos del Congreso y con los del interior.
París, 22 de agosto de 1961
Distinguido señor mío y amigo:
El Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, compuesto por personalidades pertenecientes a casi todas las tendencias democráticas de la emigración española –en enlace con otras del Interior–, ha decidido organizarle un homenaje a D. Salvador de MADARIAGA, su Presidente, durante la última semana de septiembre y con ocasión de su setenta y cinco aniversario.
Por su parte el Congreso por la Libertad de la Cultura, del que D. Salvador de Madariaga es uno de los Presidentes de Honor, y la revista Cuadernos, de la que es eminente colaborador desde el comienzo, han decidido sumarse fervorosamente a este homenaje al gran escritor de renombre universal, al consecuente liberal opuesto a todas las dictaduras y todos los totalitarismos, al ilustre español que simboliza quizá como nadie la causa de la convivencia española en la libertad y, en fin, a uno de los fundadores y gran militante del Movimiento Europeo.
Estos y otros muchos títulos de don Salvador de Madariaga –su vida toda dedicada a la defensa de las libertades culturales y de los derechos humanos– le hacen acreedor a la adhesión del mundo libre y, muy particularmente, del mundo de habla española y portuguesa. Me permito por ello recabar su prestigiosa adhesión.
Gracias anticipadas y reciba los cordiales saludos de
Julián Gorkin
Director de Cuadernos
Parece que Ferrater volvió a Filadelfia emprendedor, y le propuso a Ignacio Iglesias que el Congreso patrocinase una edición de refritos. Le respondió directamente el general Gorkin, con una carta de lo más interesante, en la que le desvela los planes inmediatos para responder a la habilidad de los comunistas controlando editoriales y premios. Además, se trata de no permitir «que en el desierto español los comunistas acaben de liquidar toda influencia de los Maestros del 98 al 36 y de establecer una continuidad crítica entre esos Maestros y el porvenir»:
París, 31 de octubre de 1961.
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -USA-
Querido Ferrater:
Iglesias acaba de pasarme su carta del 11 de octubre.
La idea que usted sugiere nos parece de interés. Sin embargo tenemos en estos momentos proyectos de cara a España que nos parecen de un interés más original. En lugar de reunir en una edición especial lo que podemos llamar una serie de «refritos», creemos poder editar dentro de breves meses, un número extraordinario de Cuadernos, equivalente al editado sobre América Latina, intitulado «España frente a su destino». Se está trabajando en ello y es posible que vea la luz en febrero o marzo del año próximo.
He de decirle, por otra parte, que con ocasión de la visita a Buenos Aires de Laín Entralgo, de acuerdo con Guillermo de Torre, se ha decidido reunir en Sur algunos de los trabajos que usted propone, más otros del número de Atlantic Monthly y varios originales en un número extraordinario dedicado a España. Sur reunirá trabajos sobre todo literario-artísticos, mientras Cuadernos se propone estudiar todos los problemas que ofrece la realidad española sin dejar, claro, de estudiar los literario-artísticos.
También nos ronda por la cabeza una próxima publicación periódica, paralela con Cuadernos, para estudiar todos los problemas intelectuales españoles. Observamos que los comunistas son muy activos en este dominio, hacen inversiones en editoriales y demás, medio monopolizan algunos premios y casi acaparan las traducciones del español a todos los idiomas. La única gente que no tiene ayudas en España es la gente liberal y democrática, por lo que hay que ofrecerle un instrumento. Se trata, además, de no permitir que en el desierto español los comunistas acaben de liquidar toda influencia de los Maestros del 98 al 36 y de establecer una continuidad crítica entre esos Maestros y el porvenir.
Creo que estará usted de acuerdo conmigo en que esta es la gran labor que se nos impone.
Reciba un gran abrazo de su siempre amigo
Después del contubernio de Múnich (el IV Congreso del Movimiento Europeo, 5-8 junio 1962), organizado principalmente por Salvador de Madariaga y Julián Gorkin con dineros del Congreso por la Libertad de la Cultura, tuvo la ocasión el cuartel anticomunista de París de contratar a bajo precio ardorosos colaboradores procedentes del interior, antiguos falangistas reciclados en socialdemócratas a los que instruir para las nuevas batallas que habían de darse en el interior. Seguramente a Ferrater le sorprendería algo esta primera carta que firmaba Dionisio Ridruejo:
París 30 de agosto de 1962
Sr. D. José Ferrater Mora
Mi distinguido amigo:
Por encargo del Congreso para la Libertad de la Cultura y de su revista mensual en lengua española, Cuadernos, vengo ocupándome en preparar un libro colectivo, de análisis y resumen de la situación político-social de nuestra Patria, partiendo de sus supuestos esenciales, que llevaría por título «España ante su porvenir». Tengo el gusto de enviarle adjunto un esquema de dicha obra, con su división en dos partes, claramente diferenciadas, y el reparto de las mismas por capítulos, especificando en cada caso el nombre de la persona en que se ha pensado para su redacción.
El hecho de haber tenido que planear la obra sin una consulta previa y colectiva con aquellos autores cuya colaboración se recaba, constituye, sin duda, una dificultad adicional, pero le ruego tenga en cuenta las particulares circunstancias en que he debido hacerme cargo del empeño. Así, pues, le agradeceré acepte el prestarnos su ayuda, con la molestia consiguiente, en beneficio de la unidad y amplitud de la obra propuesta. Por supuesto, queda usted en perfecta libertad de modificar el contenido del capítulo que se le ofrece, rectificándolo allí donde le parezca conveniente para su articulación con el resto del libro y a fin de que éste resulte lo más completo y sintético posible. De ese modo, le agradecería cualquier observación o iniciativa al respecto, y tanto en relación a su encargo concreto como al plan general establecido. Caso, como es de desear, de su aceptación del trabajo, sería menester que la extensión del mismo fuera de un mínimo de 15 folios a máquina (doble espacio, tipo pica) y un máximo de veinticinco.
He de agregarle que la obra en cuestión deberá publicarse en cinco lenguas –castellano, francés, inglés, alemán e italiano–, corriendo la edición francesa por cuenta de Calman-Lévy. La remuneración de estos trabajos será decorosa y puntual.
Por último, tendríamos muchísimo interés en contar con todo el material para el libro antes del 15 de octubre, lo que bien comprendo constituye un esfuerzo considerable. Si dicho plazo le parece excesivamente breve, le rogaría nos comunicase la fecha aproximada en que podríamos contar con éste.
Sin otro particular, tiene el gusto de saludarle suyo afmo.
Firmado: Dionisio Ridruejo.
En el original de esa carta figuran dos anotaciones manuscritas por Ferrater, la fecha «15-IX-62», en la que habría recibido la carta, y la fecha «24-XI-62», en la que habría cumplido el encargo. Previamente debió escribir a Dionisio Ridruejo aceptando el encargo, pues éste le respondió desde París, el 29 de septiembre de 1962, rogándole el cumplimiento de la fecha establecida para entregar su colaboración en el libro que preparan para la Societé de Editions, dándole total libertad sobre el resto de las cuestiones que plantea. Pero Ferrater, al enviar a París el 24 de noviembre el texto encargado, lo remite directamente a Ignacio Iglesias, quien le responde cuatro días más tarde:
París, 28 de noviembre de 1962
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr Pa. (USA)
Querido amigo:
Me apresuro a acusarle recibo de su atenta carta del 24 del corriente, así como de su estudio sobre la pluralidad nacional española.
Envío las cuartillas en cuestión al amigo Gorkin, puesto que es él, junto con Ridruejo, quien centraliza los trabajos destinados al proyectado libro España ante su porvenir. Supongo que él le contestará a las preguntas que usted me hace.
Con esa misma fecha le hago enviar por correo ordinario cuatro ejemplares del número de Cuadernos donde vio la luz su último artículo.
Muy cordialmente suyo,
Ignacio Iglesias
Redactor Jefe
Pablo Martí Zaro, recién iniciada su tarea en España como eficiente agente del Congreso por la Libertad de la Cultura, tras el contubernio muniqués y el aprendizaje parisino, escribe desde Madrid a Ferrater, el 19 de enero de 1963, para pedirle que cambie el título del artículo que les ha enviado, para evitar repeticiones de títulos. Seguramente Ferrater, que mantenía cada vez más contactos personales y epistolares con otros jóvenes españoles anticomunistas y cercanos al liberalismo norteamericano, como el institucionista Javier Muguerza, comenzó a sentirse cada vez más distanciado del Congreso, no tanto por sus fines, sino por sus estrategias, sus modos y también por los nuevos reclutas, exfalangistas reciclados.
Un año después de la primera carta, vuelve Ferrater a recibir otra de Dionisio Ridruejo quien, junto con Gorkin, le informa desde París (26 septiembre 1963) de la constitución de un «Consejo Democrático Español», al que le invitan a adherirse. Esta vez Ferrater rehúsa y responde directamente a Gorkin:
14 de Octubre de 1963
Sr. D. Julián Gorkin
42, rue Pasquier
Paris, 8e.
Estimado amigo:
Perdone que no haya contestado antes a su carta del 26 de septiembre pasado; en esta época del año los compromisos son abrumadores, y las fuerzas para atender a ellos cada vez más escasas.
La iniciativa de que me da cuenta en la carta y en los documentos adjuntos es laudable en cuanto que muestra un continuo interés por la causa de la libertad en España. Sin embargo, no me parece que pueda ser ni efectiva ni siquiera prudente. Entre las varias razones que me llevan a formular este juicio destacaré por el momento sólo una: las iniciativas de este tipo deben a la hora actual partir de España y no de quienes están fuera de ella, en muchos casos desde hace ya muchos años. Aunque en su carta habla usted de «los verdaderos iniciadores residentes en el interior», esta referencia es demasiado vaga. En el interior hay mucha gente, y muchos grupos; sería menester, antes de llevar a cabo un proyecto como el apuntado, que esa gente y esos grupos llegaran a un acuerdo suficientemente explícito y detallado para que luego los residentes fuera pudiesen adherirse a él. Por el momento no creo que el Consejo proyectado fuera ni útil ni razonable.
Lamento darle una opinión desfavorable sobre el asunto, pero estimo que es mejor la sinceridad que una adhesión a medias.
Sin otro particular, le saluda cordialmente,
Responde un Gorkin preocupado, sobre todo porque Francisco Ayala también ha rehusado formar parte del Consejo Democrático Español, con una carta «bastante semejante» a la de Ferrater. Aunque la negativa de Ayala es menos grave que la de Ferrater, que forma, al fin y al cabo, entre los ocho miembros del Consejo de Honor pregonado en toda su correspondencia por el membrete del Centro de Documentación y Estudios (por orden: Pedro Bosch Gimpera, Pablo Casals, José Ferrater Mora, Francisco García Lorca, Jorge Guillén, Federico de Onís, Claudio Sánchez Albornoz, Ramón Sender):
París, 22 de octubre de 1963.
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. - USA.
Estimado amigo:
Al mismo tiempo que contesto yo a su carta del 14 contesta Ridruejo a una bastante semejante que nos ha dirigido Paco Ayala.
Si el problema se reduce a exhibir una carta suscrita por los principales intelectuales liberales del interior apoyando la constitución del Consejo Democrático Español, no ofrecerá ello la menor dificultad, ya que obramos de acuerdo. No le oculto que nos sorprende un poco ofrecerles tan escasa confianza los firmantes de la carta-invitación con el acuerdo, entre otros, de Madariaga.
Todos sabemos –y lo hemos afirmado múltiples veces– que el porvenir de España se fragua, principalmente, en España misma. Consecuentes con esta realidad nuestra posición es ésta: todo lo que se pueda hacer dentro, hay que hacerlo dentro; y lo que no, de fuera para dentro. Dentro se ha suscrito, por ejemplo, una carta firmada por 102 intelectuales en torno a la represión asturiana, pero ha tenido efectividad, a pesar que ha resultado ser una maquinación del partido comunista, gracias a la agitación que hemos realizado en el exterior. ¿Puede hacerse dentro una publicación planteando los problemas críticos y constructivos de la realidad española en función del mundo actual y de cara al porvenir? La Revista de Occidente está ahí para demostrar que no. Y otro ejemplo ha sido el ensayo de revista de Ruiz Jiménez y Aranguren en que la censura ha suprimido los tres textos fundamentales e, incluso, una Nota bibliográfica, simplemente porque se hablaba de Madariaga. Pues entra en nuestros proyectos una publicación que no sea de combate o anti, como los periódicos de la emigración sino crítica, constructiva, dialogal, de estudio de los problemas con que tendrá que enfrentarse la España que queremos. Eso hoy no puede hacerse dentro y, sin embargo, responde a una necesidad urgente, teniendo en cuenta las contradicciones y la crisis del régimen y la confusión general en la preparación del porvenir. Es uno de nuestros proyectos, que habrá que realizar reuniendo el mayor número de concursos posible.
Otra necesidad es la constitución dentro de Comisiones de Estudio para elaborar una serie de documentos sobre la herencia que le dejara a España el régimen actual en problemas sin cuyo conocimiento no hay programa futuro posible. Por ejemplo, el de las estructuras agrarias y su reforma o reformas, de las estructuras industriales teniendo en cuenta el «outillage», las fuentes de energía, los transportes, etc.; la situación económico financiera general, las posibilidades de inversión más urgentes, el comercio interior y exterior; las estructuras sindicales y su democratización, la política exterior de España en función de la realidad europea y mundial, los planes educacionales y de sanidad, etc. Repito que las Comisiones deben funcionar dentro con la máxima objetividad y utilizando los materiales reales, pero la coordinación y la edición de tales materiales sólo puede hacerse desde fuera. Asimismo una serie de folletos como el publicado de Ridruejo, otro que tenemos en cartera de otro autor y otros en preparación de cara al interior y asimismo a la emigración, tratando de fusionar la conciencia del porvenir en torno a la necesidad numero uno, que es el sentar las bases de la futura convivencia civil española.
¿Para qué mayores detalles? ¿Está usted dispuesto a apoyar esto como intelectual español, al margen o por encima del dentro y del fuera y de las formaciones políticas existentes o por existir? De eso se trata y no de otra cosa. No le oculto, amigo Ferrater, la impresión que produce cuando unos hombres quieren dedicar los últimos años de su vida a tareas tan ingratas y tan sacrificadoras de su tiempo y de sus aficiones, sin espera de prebendas ni recompensas, ver en seguida a otros españoles saltarle con un no envuelto en tales o cuales justificaciones. Este ha sido siempre mi caso y me temo que va a seguir siéndolo. Perdone que le hable con esta franqueza, pero las perspectivas son demasiado graves y amenazadoras para que andemos con guantes.
Le ruego a usted una respuesta decisiva sobre el aporte de su nombre y su colaboración en el bien entendido que sea ella cual fuere contará usted siempre con mi admiración y con mi amistad,
Gorkin no quiere medias tintas ni paños calientes, necesita una respuesta decisiva, y la obtiene:
31 de Octubre de 1963
Sr. D. Julián Gorkin
42, rue Pasquier
Paris, 8e.
Estimado amigo:
He recibido su carta del 22 del actual, que contestaré, para mayor claridad, en algunos puntos.
1. Parece usted suponer que Ayala y yo nos hemos puesto de acuerdo para escribir cartas «bastante semejantes». No hay tal, sólo ocurre que, siendo las dos reacciones, a mi modo de ver, bastante razonables, las cartas tenían que ser necesariamente «bastante semejantes».
2. Mi buen amigo, Alfonso Aldave, con quien he hablado esta tarde por teléfono, me ha indicado que ustedes suponían que ni «negativa» (escribo esta palabra entre comillas por las razones que se verán en el punto siguiente) se debía a que no quería comprometerme por razón de que he ido, o pienso ir, a España en visita. Si lo que me ha dicho Aldave es cierto, la sospecha en cuestión es, para decirlo suavemente, infundada. Por lo pronto, no se me ha ocurrido pensar en semejante cosa. Segundo, no me afecta que mi nombre figure aquí o allá, porque cuando voy a España lo hago como ciudadano de un país extranjero y sin ninguna «mala conciencia». Finalmente, mi nombre figura justamente en el membrete de la carta que me ha dirigido usted, y me parece muy bien.
3. Confunde usted una negativa a figurar en una Comisión de iniciativa, y a un Consejo, o a ambos, con negar la colaboración. Yo no le he negado ninguna colaboración; si se forma una Comisión o un Consejo, o ambos, y lleva a la práctica iniciativas que me parecen aceptables, no tendré inconveniente en colaborar en ellas. Así, por ejemplo, si se publica una revista como la que usted propone, no veo razón para oponerme a colaborar en ella, ello no obstante el desdichado destino, o ausencia de destino, que tuvo una colaboración mía a un volumen del cual he tenido hasta ahora tan escasas noticias como de la colaboración misma. A menos que me demuestren lo contrario, estimo que colaborar a una empresa tiene poco que ver, o no tiene necesariamente nada que ver, con dar el nombre para –por ejemplo– «la autorización del Consejo a su Presidente para que éste pueda actuar en nombre colectivo, con la debida información a sus miembros». En lo que toca a este último punto –que es uno entre varios–, no estará de mal recordarle el poco alentador resultado que dio la cesión del nombre en un caso anterior, cuando ello dio lugar a que se publicara una carta que ni yo ni, según creo saber, la mayoría de los firmantes había visto.
4. El asunto de «los principales intelectuales liberales del interior» sigue estando tan oscuro como antes. Por cierto que no se comprende cómo tales intelectuales, si son los mismos, o parte de ellos, acceden a firmar una carta de protesta tan fuerte como la que salió a luz con motivo de la represión de los mineros y, en cambio, tendrían escrúpulos con respecto a la manifestación pública respecto a la constitución de un Consejo Democrático Español. Pero todo este punto, si usted quiere, puede no ser importante; en todo caso, en el momento presente parece serlo menos que los anteriores.
5. Todas las personas que figuran en la lista sugerida para la constitución del Consejo Democrático Español me merecen los mayores respetos. Pero no veo cómo y por qué a estas alturas, cuando ha pasado tanta agua bajo todos los puentes, van a salir «los mismos de siempre». Además, no veo por qué tanto intelectual en un mundo en el cual –como comentábamos recientemente con mi amigo, Alfonso Aldave– los intelectuales (a quienes, por lo demás, y por efectos de una inveterada costumbre, se les suele pedir que den su nombre para esto y lo de más allá para luego, cuando se han cumplido los fines propuestos, no preguntarles ni siquiera cómo está la familia) tienen un papel entre otras gentes que tienen también su papel, y que no es papel flojo: jefes de empresa, banqueros, dirigentes sindicales, profesionales de varias clases, técnicos, et caetera, et caetera. Todo eso, siento decírselo, me parece «cosa del otro mundo».
6. En suma, y para reiterar el punto más importante, no me niego a colaborar cuando sea menester, y lo único que hago es abstenerme de dar ni nombre en blanco. Una cosa es, por ejemplo, formar parta de una Comisión o un Consejo con actividad regular y efectiva, y en donde cada miembro in praesentia, propone, discute, acepta, rechaza, vota, se abstiene, etc. etc. –Comisión o Consejo, por lo demás, en la cual no veo por qué debería figurar yo, que no hago política, ni vivo de ella– y otra cosa, muy distinta, es tener por ahí su nombre, que, además, maldita la falta que hace.
Ha escrito usted en su carta: «las perspectivas son demasiado amenazadoras para que andemos con guantes». Ya ve usted que no ando con guantes y que le digo –espero que suficientemente razonada– mi opinión.
Cuente, desde luego, con mi amistad y, aunque ello le parezca raro (pero menos raro en vista de lo que digo antes) con mi colaboración en el sentido antes apuntado.
La lectura de la respuesta de Gorkin a Ferrater podrá resulta hoy de cierta utilidad a quienes no quieren enterarse de cómo se fue fraguando en buena medida la llamada transición hacia la democracia coronada, y de cómo se fue preparando el desguace y el desmantelamiento de España antes de su entrada en esa biocenosis perniciosa que es la Unión Europea, controlada por otras Potencias:
París, 5 de noviembre de 1963.
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. - USA.
Mi estimado amigo:
No cabe polémica entre nosotros tratándose, después de todo, de una cuestión de actitud personal. Usted me conoce lo suficiente para saber que no ando con tapujos ni con medias tintas. Sospeché la connivencia con Ayala porque han sido ustedes dos los únicos en oponer prácticamente una negativa, hay coincidencia en sus argumentos y, además, Ayala se comunicó con Victoria Kent hablándole de la actitud de ambos. Yo a Alfonso Aldave no lo he tratado personalmente. Pero es cierto que concebimos la sospecha de que bien pudiera responder su actitud al deseo de viajar a España en lo porvenir. Por ejemplo, el Dr. Trueba nos ha manifestado reiteradamente que estaba dispuesto en todo momento a darnos su nombre, si bien nos rogaba tomáramos en consideración esta misma necesidad, ante todo profesional, de viajar a España.
Cierto es que los amigos con los que estamos en permanente relación del interior firmaron, en numero de 102, esa carta a Fraga Iribarne. Madariaga, Ridruejo y yo mandamos cable a Fraga con nuestra adhesión. Ha resultado después, de una manera que nos parece inequívoca, que en realidad la iniciativa había respondido a una maquinación, explotada ya desde tres semanas antes por la Pasionaria desde Radio Praga y por la prensa comunista internacional. En Madrid se sirvieron de José Bergamín y por eso Fraga le dirigió a él la respuesta. Sin embargo hemos sido nosotros los que hemos movido a la opinión internacional reproduciendo la carta, no la hemos desmentido después para no darle un triunfo fácil a Fraga y en este momento estamos tirando, para expedir internacionalmente, una nueva carta, más valiente que la anterior, firmada por 188 intelectuales, sin Bergamín. Coloca este nuevo documento en situación harto embarazosa al gobierno y nos dará lugar a una campaña que, sin todos nosotros aquí, quedaría, quizá, semi ahogada. Fraga piensa visitar Londres a fin de mes, e incluso visitar a Harold Wilson y hemos tomado las providencias consiguientes.
Múnich se organizó desde aquí, principalmente, y desde aquí y gracias a Madariaga presionamos para que en febrero no se abriera la negociación entre las autoridades del Mercado Común y los ministros franquistas, que se habían hecho grandes ilusiones.
Concretamente: hay que acabar con el dentro y fuera y con las generaciones viejas o jóvenes para considerarnos todos elementos representativos de la Democracia española, empeñada en restablecer las libertades en nuestro país y en integrarlo al mundo democrático, evitando en lo posible que a la peste siga el cólera. Se trata de saber si en este empeño coordinado entre los de dentro y los de fuera está usted dispuesto a dar su nombre, además de su colaboración, en lo posible. Claro está que sin un mínimum de confianza, después de introducir correcciones o de aprobar o no aprobar el manifiesto que se someterá a todos, no es posible que actúe el núcleo central y, en ese caso, sería preferible no dar su nombre. Si, por el contrario, le inspiramos a usted ese mínimum de confianza, en el bien entendido que podrá, como todo el mundo, sugerir, criticar, modificar, debe dárnoslo.
Recibirá en breve el nuevo documento de los intelectuales y mientras tanto le saluda a usted muy cordialmente,
La respuesta de Ferrater tiene algo de despedida, sin cortar relaciones, por supuesto:
24 de Noviembre de 1963
Sr. D. Julián Gorkin
42, rue Pasquier
Paris, 8e.
Estimado amigo:
Perdone que no haya contestado antes a su carta del 5 del actual. La verdad es que no sé donde volver la cabeza; he de trabajar como un forzado nada más que para no estar más de dos o tres meses atrasado. Es una locura.
Le agradezco sus nuevas explicaciones y el interés que muestra por el asunto. No creo, sin embargo, que pueda añadir gran cosa a lo que le había manifestado ya, con todo el detalle necesario, en mi carta anterior. Quiero decir, o repetir, en suma, que prefiero que mi nombre no figure en el proyecto –lo que, dicho sea de paso, no creo que sea ningún inconveniente, pues hay otros, y mejores, nombres que el mío, políticamente casi nulo–, pero que ello no impide que tenga usted mi colaboración en los casos que se vayan presentando para cualquier propósito específico en el que pueda hacer algo que sea interesante o fecundo.
Espero, que tengamos ocasión de vernos, en febrero, en ocasión de mi viaje a Europa que planeo para esas fechas, y entonces podremos hablar con menos premura y, espero, con un poco menos de trabajo a cuestas del que en estos momentos me está oprimiendo.
Un saludo muy cordial de su amigo
Y como el Congreso era generoso, cuando su estructura en España le permitió ya crear un premio propio (que compitiese con los premios que, según Gorkin, estaban controlados por los comunistas), un jurado totalmente congresual otorgó a Ferrater el primer Premio de los escritores europeos:
«Premio de los escritores europeos. Ediciones Insula, en colaboración con el Comité d'Ecrivains et d'Editeurs pour une entráide Européenne, ha creado un premio de los Escritores Europeos, dotado con la suma de 15.000 pesetas, que se adjudicará anualmente a la obra seleccionada entre las publicadas en el año natural anterior al de la concesión. Para la concesión del premio correspondiente a 1962, el jurado ha estado constituido por los señores Pierre Emmanuel, José Luis L. Aranguren, Julián Marías, José Luis Cano, Fernando Chueca, Lorenzo Gomis, José María Castellet, María Manent y Carlos María Bru, presididos por don Pedro Laín Entralgo y actuando como secretario don Pablo Martí Zaro. Acordó galardonar el libro de José Ferrater Mora, El Ser y la Muerte, editado por Aguilar en 1962.» (ABC, Madrid 8 de enero de 1964, pág. 51.)
Tras haber visitado en París, probablemente, a los amigos del Congreso durante su estancia en la capital francesa en la primavera de 1964, puede Gorkin en el otoño informar a Ferrater de nuevos proyectos:
París, 9 Noviembre 1964
Querido Ferrater:
Nos llega la adjunta carta para usted. Aprovecho la circunstancia para mandarle un cordial saludo. Y para anunciarle la próxima publicación de la revista mensual Mañana, tribuna democrática española al servicio, de acuerdo con los de dentro, de un diálogo cohesionador de todos los que propugnan por una solución democrática del problema español. En suma, el instrumento que veníamos preparando desde Múnich y para el que, por fin, he encontrado unos medios independientes del Congreso.
Ya recibirá más noticias. Por el momento un buen apretón de manos y que 1965 nos sea propicio a todos.
Suyo,
Julián Gorkin
Y mucho más tarde, a principios de 1966, reaparece Ignacio Iglesias para informar a Ferrater de Mundo Nuevo, revista sucesora de Cuadernos, e invitarle a colaborar en el nuevo proyecto:
París, 2 de febrero de 1966
Sr. D. José FERRATER MORA
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr. Pa.
Estimado amigo:
Como usted sabrá sin duda la revista Cuadernos, dirigida en los últimos tiempos por el Sr. Arciniegas, cesó su publicación con el nº 100, correspondiente al mes de septiembre último.
Dicha revista será reemplazada por Mundo Nuevo, que verá la luz dentro de unos tres meses y cuyo director será el crítico uruguayo Sr. Rodríguez Monegal, continuando ocupándome yo de la redacción.
En la relación de posibles colaboradores que hemos establecido, figura naturalmente usted. Quisiéramos, pues, nos destinara uno de sus próximos ensayos, de manera que su nombre figure ya en los primeros números de la revista.
No dudo que usted aceptará gustoso nuestro ofrecimiento. En espera de su respuesta reciba los mejores saludos de su amigo,
Esta vez Ferrater no rehúsa participar en la nueva revista, pero se interesa por la soldada:
París, 24 de febrero de 1966
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr. Pa. 19010
Estimado amigo:
Me es grato acusarle recibo de su atenta carta del 15 del corriente.
Efectivamente se me olvidó referirme en mi carta anterior a la remuneración por las colaboraciones. Nuestras tarifas serán, por lo que concierne a los artículos de 10$ la página de la revista, es decir, un poco más de lo que solíamos pagar últimamente en Cuadernos.
Por lo que se refiere al tipo de colaboración, ¿qué hé de decirle?, sino que nos interesa todo cuanto sale de su pluma. Los ensayos que usted publicó en Cuadernos tendrían también marco adecuado en Mundo Nuevo. Creo que estas simples aclaraciones le permitirán animarse a enviarnos algo lo antes posible.
Muy cordialmente suyo,
Después vino la crisis que determinó la transformación del Congreso y una mejor afinación de sus fines, tras los hechos desvelados por The New York Times el 27 de abril de 1966, ya glosados arriba.
París, 26 de octubre de 1966.
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -USA-
Mi distinguido amigo:
El adjunto Suplemento a la revista Mañana tiene por fin principal anunciar a sus suscriptores y distribuidores –a sus lectores en general– su suspensión provisional. Nos honra usted con su prestigioso nombre en el Consejo de Honor del Centro de Documentación y de Estudios, que ha asumido su edición, y al mismo tiempo que le testimoniamos nuestra gratitud por su confianza creemos deber darle algunas explicaciones complementarias.
En las condiciones en que ha habido que editar la publicación en Francia, protegiéndola de las presiones diplomático-administrativas, asegurando la recepción de una buena parte de los originales del interior y difundiendo hasta el ochenta por ciento de los ejemplares asimismo en el interior, los costos se han hecho de todo punto insostenibles. Las organizaciones sindicales que desde el primer numero nos prestaron su valiosa ayuda, se han visto obligadas a suspenderla al dar comienzo el segundo semestre de 1966. De todos modos se imponía la suspensión, ya que la vigilancia policiaca se venía encarnizando cada vez más en contra de la revista y, a partir del número en que publicamos el informe de la Comisión Nacional de Responsabilidades sobre la corrupción de los familiares y los favoritos del general Franco, apenas llegaba a sus destinatarios no obstante los costosos medios de que nos valíamos para su introducción.
Leyendo las publicaciones mensuales o semanales que se editan en España misma, principalmente desde la entrada en vigor de la nueva Ley de Prensa e Imprenta, observamos que, con las consiguientes adaptaciones de tono y, desde luego, con una independencia absoluta, es posible tratar los más variados temas informativos, sociopolíticos y estructurales para la formación principalmente de unas generaciones jóvenes ávidas de saber y de preparar el porvenir de acuerdo con el espíritu universal de nuestro tiempo. Por consiguiente acariciamos el propósito –y emprendemos los preparativos– para una publicación, con el mismo título o con otro, lo más amplia y abierta posible en Madrid. Lo único que no podemos garantizar es los meses que nos llevarán estos preparativos y la creación de la empresa en consecuencia. Mas responde este propósito –con otros complementarios– a una necesidad y a él dedicamos nuestro afán y nuestro esfuerzo.
Estamos altamente satisfechos del resultado de este año y medio de publicación. Hemos encontrado un eco sorprendente en el interior e internacionalmente, Hemos abierto y ampliado el diálogo democrático entre todos los sectores vivos de la sociedad española. Y hemos constituido un sólido equipo redaccional que no puede no debe disolverse. En una palabra: la realidad ha sobrepasado nuestras esperanzas y ahora se trata de perseverar con tesón.
Con nuestra gratitud reiterada, reciba los saludos cordiales de
Julián Gorkin
Director Delegado
En 1966 aún recibe Ferrater Mora un par de circulares procedentes del Centro de Documentación y de Estudios, de cuyo Consejo de Honor seguía todavía formando parte:
París, 28 de noviembre de 1966.
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -U.S.A.-
Mi estimado amigo:
Acaba de llegarme de Madrid información directa y de primera mano respecto a las reacciones provocadas por el Proyecto de Ley Orgánica del Estado presentado por el propio General Franco ante sus Cortes. Me permito sintetizar seguidamente alguno de los rangos característicos de esta reacción.
Es indudable que en la opinión española –y asimismo en la internacional– se había suscitado una esperanzadora expectativa ante los anuncios de aperturas sucesorias en sentido liberalizador. La decepción, por no decir el descorazonamiento en la opinión publica española –incluso en ciertos medios del régimen– han sido enormes. Todo el mundo se da cuenta de que se trata de una mezcla de utopía integrista, de República neo-fascista y de Monarquía autoritaria, es decir de un monstruo que no le da satisfacción a nadie y que sólo tiene por fin equivocar a la opinión internacional de cara al Tratado Comercial de Compensaciones que, bajo la presión del caído Gobierno alemán –y del francés– se está elaborando en Bruselas sin el menor condicionamiento político. En este «éxito» parece que piensa basar el gobierno franquista su propaganda y sus esperanzas en favor del «sí».
Se sabe que en Madrid, en Cataluña, en el País Vasco y en Asturias principalmente, la decepción es tal que no votarían más allá del 10 o el 15 por ciento, como ya ha ocurrido en recientes elecciones municipales. Se sabe también en Madrid que 1.500 amanuenses del régimen, a dos céntimos la firma, están llenando montones de papeletas con un «sí» para meterlas en las urnas y dar la sensación de una votación masiva.
Una de las medidas más escandalosas y que mayor descontento ha producido es la privación del derecho a votar a seis millones de jóvenes, ya que el gobierno sabe que votarían con un rotundo «no». Puedo anunciarle la celebración en un lugar de España de una reunión de representantes de las principales fuerzas democráticas del interior con el fin de suscribir y lanzar un Manifiesto con firmas en contra del proyecto y del amañado Referéndum.
Como primera medida y antes del día 14, sugieren las oposiciones del interior –como lo pide el adjunto texto que acaba de ponerse en mis manos– que se publiquen artículos, declaraciones o cartas en los grandes periódicos internacionales y de la emigración, denunciando el espíritu totalitario, basado todavía en el recuerdo de la guerra civil y en el espíritu de los vencedores de esta inconcebible operación franquista. Ruego que se me hagan llegar los recortes correspondientes para que puedan conocerlos las oposiciones democráticas de dentro y de fuera.
Reciba un saludo cordial de
——
En los momentos actuales de España sería muy conveniente que hombres como usted, con un prestigio internacional aparecieran en la vida pública, sobre todo en alguno de los periódicos o revistas más importantes de Europa o América Latina, haciendo un análisis de la nueva Ley Orgánica del Estado español que pretende, en cierta medida, configurar una Constitución.
Es preciso que –para evitar que la prensa internacional quede inmersa en la propaganda del Gobierno español y en la confusión legal que la Ley conlleva consigo– se patentice en qué medida la ley es un texto anacrónico que imposibilita, realmente, el acceso a una alternativa democrática real. Pero es preciso llegar a los ventanales periodísticos de importancia con una enorme carga de serenidad para que transcienda del estudio no solamente una posición política, sino una rigurosa demostración de los inmensos equívocos encerrados en una Ley que refleja, de una manera clara, la concepción paternalista y oligárquica de los gobernantes españoles.
Como toda la propaganda y publicidad gubernamental queda referida –y así ha transcendido ya, infortunadamente, a algunos órganos periodísticos internacionales– al hecho mismo de que se trata de una apertura democrática, es preciso destacar aquello que justamente revela y refleja lo contrario. Evitaríamos así que se creyera, posiblemente, que se trata de una toma de posiciones políticas previas y no del análisis de una Ley que no resiste comparación posible con cualquiera de las que informan la vida democrática del mundo occidental.
Creo que con ese trabajo se prestaría un servicio inestimable –como un boomerang– a la vida española, puesto que clarificaría en el exterior de una manera precisa, y no desde un contexto solamente político, la serena y razonada discrepancia con un texto que –al margen mismo del procedimiento de su elaboración secreta, de su «promulgación» en las Cortes sin discusión y de su aplicación y establecimiento por medio de un referéndum que no posee la menor garantía de control o de contrastación pública– nada tiene que ver con una evolución democrática real.
Es preciso tener presente –porque sobre ese aspecto también su aportación será de enorme eficacia política en el «interior» de España–, que el texto del proyecto de Ley Orgánica ni tan siquiera ha reflejado las más moderadas esperanzas del pueblo español para una democratización progresiva y sustancial ya que en la composición de las nuevas Cortes, y por provincia, sólo dos procuradores-diputados serán elegidos por sufragio directo y éste, a su vez, delimitado censitariamente a los «cabezas de familia» con lo cual se desposee del voto a la mayoría de nuestra nación: a la juventud.
Su artículo o estudio, publicado en una y otra parte, podría ser enormemente positivo porque demostraría, además, que no se trata de una impugnación basada en una antigua problemática –que es la acusación constante que se aduce contra la España peregrina– sino de un análisis racional que considera y tiene en cuenta la evolución misma del pueblo español –es decir, desde su propia perspectiva– y sus necesidades actuales que no pueden ser otras que la democratización, la pluralidad política y las formas sustanciales que definen, universalmente, el Estado de Derecho.
Rogaríamos que el estudio fuese publicado antes del 14 de diciembre, fecha del Referéndum.
París, 1 de diciembre de 1966.
Sr. D. José Ferrater Mora
Department of Philosophy
Bryn Mawr College
Bryn Mawr, Pa. -U.S.A.-
Mi estimado amigo:
Tengo el gusto de enviarle un complemento de información a mi anterior carta del 28 de noviembre.
ESPAÑA Y EL MERCADO COMÚN. Se sabe que el Gobierno franquista ha querido hacer coincidir la presentación por Franco de la Ley Orgánica del Estado y la fecha precipitada del Referéndum con la obtención de un éxito previsto por Ullastres y por Castiella respecto del Mercado Común. En efecto, después de la entrevista de Castiella con el ministro de Negocios Extranjeros del Gobierno Erhard dicho ministro exigió de la Comisión Hallstein la redacción rápida de un proyecto de apertura hacia la Asociación de España al Mercado Común de forma que pudiera ser aprobado por el Consejo de Ministros de la Comunidad, que debe reunirse mañana en Bruselas. Conozco los términos de dicho documento favorable, en líneas generales, a dicha apertura de asociación, ya que Ullastres, en nombre del Gobierno franquista se negaba a la aceptación de un simple Tratado Comercial de Compensaciones. La caída del Gobierno Erhard y el anuncio de que Willy Brandt iba a ocupar la cartera de Negocios Extranjeros ha contribuido a modificar la situación y, en consecuencia, Castiella ha hecho un viaje a París para que fuera el Gobierno francés quien patrocinara el proyecto. Sin entrar en mayores detalles, me atrevo a decir que la redacción del nuevo proyecto no estará lista mañana y, seguramente tendrá que aplazarse hasta el mes de febrero. Sería éste un golpe fuerte para el gobierno franquista que pensaba centrar su propaganda en favor del «sí» hasta el día 14 en este éxito por parte del Mercado Común. De ahí que se intensifique una campaña obsesional en España con un costo fantástico, no obstante lo cual la apatía es completa sobre todo en las regiones que indicaba en mi carta anterior, ya que en los pueblos es más fácil que las autoridades impongan su voluntad.
ACUERDO DE LAS OPOSICIONES DEMOCRÁTICAS DEL INTERIOR. Anunciaba en mi carta del 28 la reunión desde los monárquicos liberales hasta alguna tendencia cenetista para suscribir las cinco condiciones mínimas en favor del «no» frente al proyecto franquista. Y hoy habrán visto ya en la prensa el éxito de esta iniciativa suscrita con sus nombres por todas las figuras representativas de la oposición. La prensa dice que se trata de «la primera vez que esto ocurre», olvidando el precedente de Múnich en junio de 1962. No necesito decir la extraordinaria importancia que tiene el que después de varios años de propiciar esto, que ha sido el centro de las preocupaciones y la acción de Mañana, se haya realizado por fin. Puedo anunciarles que este nuevo eje constituido con ocasión del Referéndum tendrá una continuidad para la polarización en torno a una alternativa democrática de las fuerzas vivas del país, que deben recibir el apoyo de las fuerzas democráticas internacionales.
ACTITUD DEL VATICANO. Franco ha querido obligar a una reunión de Obispos con el fin de que se pronunciara en favor del «sí» y obligar a hacer campaña en las iglesias españolas en consecuencia. Esta reunión tenía que verificarse hace dos o tres días, pero ha habido vivas reacciones por parte de la base de la iglesia española y el propio Vaticano ha tomado cartas en el asunto para impedir esta acción política unilateral por parte de la jerarquía española. Tampoco necesito decir la importancia que tiene este hecho.
ACTITUD DE DON JUAN. Ya habrán visto que el pretendiente Borbón-Parma se apresuró a mandarle a Franco un telegrama de adhesión y felicitación con motivo de su discurso y de su proyecto de Ley Orgánica del Estado. Puedo asegurar que se han hecho presiones sobre don Juan de Borbón para que enviara un telegrama, pero éste se ha negado a ello, guarda el más absoluto silencio y ha abandonado incluso Estoril para trasladarse a un lugar de Francia donde permanece por el momento. Puedo asegurar, asimismo, que el acuerdo suscrito en Madrid por los monárquicos liberales se ha hecho con el consentimiento virtual del propio don Juan. Les indico esto simplemente a título informativo.
Quedo muy atentamente suyo,