Patricio de Azcárate Corral (1800-1886) | Sistemas filosóficos modernos, Madrid 1861 |
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Patricio de Azcárate Corral, Exposición histórico crítica de los sistemas filosóficos modernos y verdaderos principios de la ciencia, Mellado, Madrid 1861, tomo 1, páginas 85-98.
En los capítulos anteriores he seguido la marcha del sistema empírico en los hombres que profesaron estos principios desde el renacimiento de las letras hasta nuestros días, y en su exposición he seguido el orden cronológico y el biográfico, que era indispensable. Ahora vamos a entrar en la exposición de la doctrina, y la escena tiene que cambiar irremisiblemente; porque no es lo mismo referir opiniones de filósofos y su influencia personal en el sistema que profesaron que exponer doctrinas. El orden que en estas debe seguirse es rigurosamente el lógico; es decir, sentado el principio creador del sistema, desenvolverle hasta sus últimas consecuencias con todas las aplicaciones que haya tenido en el espacio y en el tiempo, hasta presentar en su conjunto el origen que tuvo, la marcha progresiva que llevó en todas las fases de su desenvolvimiento, los resultados que produjo, y la influencia que ejerció sobre la sociedad en el orden religioso, legal, social, moral y político.
Se trata del sistema empírico, y para dar una noción clara de su doctrina y de su marcha progresiva conviene presentar una escala de los hombres notables de esta opinión en orden ascendente, y en busca siempre de nuevos descubrimientos, hasta llegar a las últimas consecuencias del principio creador del sistema. Siendo pues este mi propósito, y tratándose del sistema empírico, natural y necesariamente me he fijado como punto de partida en Bacon. Él merece el nombre de padre de la filosofía, moderna, no porque se le conozca como creador de un sistema determinado, pues a decir verdad, si se pregunta cuál es su filosofía, es preciso responder que ninguna. Bacon hizo lo que había hecho un siglo antes nuestro Vives, que fue perfeccionar los métodos. Él mismo dice que no se propone aclarar tal o cual paraje del templo, sino encender una gran antorcha, y con ella iluminar todo el edificio; y en este concepto se considera como aquellas estatuas puestas en los caminos públicos, que indican con el dedo el rumbo que deben llevar los caminantes para no extraviarse, permaneciendo ellas inmóviles. Lo que liga a Bacon con la escuela empírica es el haber recomendado la experiencia como medio único de verdaderos adelantamientos en las ciencias filosóficas; y solo el haber hecho esta recomendación en una época en que las sutilezas escolásticas absorbían todas las inteligencias, se tuvo y se tiene por un rasgo eminente del genio.
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